Partida Rol por web

 No te martirices, Alice. Tú también puedes fastidiar cuando otros pueden hacer lo mismo-disparar una ballesta a un aliado, lanzar un rayo abrasador y que te explote en la cara...-. Y la respuesta a Onfale es esta: NUNCA MÁS. No voy a sobrevolar un elefante esqueleto para que Kaevhas me machaque a proyectiles mágicos. Pero podemos cargar al estirado de Onfale en la balista y dispararlo para que tire desde el aire las piedras del trueno.

El numeroso grupo salió a la cubierta y los jóvenes empezaron a sentir el frío lacerándoles la piel. Los viejos, por contra, ya parecían acostumbrados. Lady Arquette se posicionó al lado de la balista saboteada por Onfale cuando ella no miraba. Abrió un saquillo atado a su cinto, que resultó ser un saco de contención como el de Leiath, y absorvió el gran arma de asalto a su interior.

No vamos a permettre que se hagan con esto. En outre, se puede vender en Vadrian. Allí este tipo de encombrants les encantan.

Si Onfale hubiera tenido piel, su cara habría sido un poema. O no. Nunca fue muy de mostrar sus emociones.

¿Desde cuando el cuervo de Alice formaba frases de una sintaxis tan compleja? La gélida mirada del mago se clavó en el pajarraco.

- ¿Estas segura de que es tu pajarraco de siempre?- Dejó caer la pregunta en el aire para que fuera calando en las mentes de los demás. ¿Y si era un espía de Orcus? Onfale siguió teorizando sin dirigirse al cuervo piues no estaba a su altura.- Sólo tendría que ir invisible y abrir las garras para dejar caer la piedra. No es tan complicado pero claro...- Qué podía esperar del familiar de una maga incapaz y impulsos asesinos para con sus compañeros. Dejó el tema a un lado para poner se en camino cuando vio a Lady Arquette coger la balista. Onfale abrió la boca para indicar que había manipulado el mecanismo pero ya fue demasiado tarde y se quedó a medias.- Eso...yo no...- El caso es que si iba a venderlo le importaba poco que no funcionara mientras les dieran el dinero.

¿Entonces nos vamos? dijo Aire, abrazando a Aristóteles con fuerza. ¿No esperamos a Kaevhas? Era un poco callado, pero se le veía más vivo ahora Un poquito de humor negro no era común en la muchacha, pero un reflejo de oscuridad se atisbó en sus ojos ¿Qué camino hay que seguir? ¿Está muy lejos?
 

Flame miró de reojo a Aire, y después se quedó mirando a los ancianos. Las últimas preguntas de la chiquilla resultaban interesantes, saber cuánto tardarían en llegar y como de duro iba a ser el viaje. Estaban en un lugar, que no solo curaba a los muertos vivientes, si no que no era su plano natural.

Se giró hacia la bruja de Hala, y le propuso algo. ¿Qué tal si lanzas un conjuro de esos de escondernos de los muertos vivientes? Ahora creo que sí que puede resultar muy útil. Al menos podremos pasar más tiempo desapercibidos. ¿No os parece? Preguntó al resto del grupo para saber su opinión.

Poco más había que discutir teniendo en cuenta sus opciones. Ahora que estaban protegidos contra el agresivo entorno poco más quedaba que iniciar la marcha cuanto antes. Pero Flame tuvo un aporte realmente útil para cubrir relativamente su huída. El fraile había mencionado que algunos no muertos podrían sortear la ocultación de un conjuro así, pero por lo menos se evitarían las molestias de criaturas menos espabiladas y seguramente más numerosas. 

Tybalt no tenía nada que aportar más que su impaciencia por abandonar aquel lugar y comenzar de una vez con la misión en la que había decidido colaborar. Aunque estuviesen desprovistos de la burbuja, ya no tendrían que aguantar casi un mes defendiendo de los continuos ataques de la variopinta fauna local. Además, ahora contaban con unos inesperados aliados que podría resultar ciertamente útiles con su objetivo.

Mientras esperaba que lady Arquette o bien le respondiera a la pregunta que le había susurrado o liderara la marcha, respondió a la propuesta de Flame.

- Creo que no nos serviria mucho en estas circunstancias. Solo dura 1 hora y solo para 6 personas. Y, aunque vuelve invisible a muertos vivientes, seguramente dejemos un claro rastro en la nieve. De eso es de lo que nos tendríamos que ocupar cuando el inserso estos amables ancianos decidan ponerse en marcha. Alguien sabe si hay forma de cubrir nuestras huellas?

La pregunta seguía en el aire mientras le indicó a Onfale, que debatía con... un cuervo, que se acercase a ella.

Apartó con cuidado los vendajes que cubrían su rostro, dejando que el perfumista quedase de espaldas a los demás pues bien sabía lo coqueto que era, y posó con ternura las yemas de sus dedos sobre las marcas dejadas por su enemigo.

Ehh, Si. Dijo mirando al cuervo, reconocería al cuervo en cualquier lugar incluso en la capa más profunda del abismo. Aunque parece su estancia en el abismo le ha sentado bien, ahora es mucho más perspicaz. Dijo con satisfacción, pero no sabía si eso fuera a ser bueno, si el cuervo era más perspicaz también significaba que el cuervo sería mucho más cargante.

Miro a los ancianos. ¿Tenéis alguna misión concreta para destruir el mal o simplemente vagáis de un lado a otro matando muertos vivientes? La maga pensó que podrían aliarse con los ancianos para poder terminar su misión “romper el cristal de la catedral”, puede incluso que ellos tuvieran algo más de información sobre el cristal y su situación. Una de las leyendas de este plano es la Rosa de Laón, un rosetón que contiene el alma más pura de la creación, ¿habéis tratado de liberar ese alma en vuestra cruzada?

 Me llamas pajarraco, pero aquí no soy el único que tiene pluma-contestó a Onfale-. Siempre fui así de perspicaz... Bueno, antes era un panoli que se dejaba mangonear por unos perdedores como vosotros. Pero los familiares nos volvemos más listos según nuestro amo acumula poder mágico. Eso, y que cuando el vínculo con Alice se rompió, estuve callejeando por Ly'Huriek como un vulgar animal abandonado y comí basura. ¡Basura! Denigrante. Y ya estoy harto de que todas estas cosas siempre me pasen a mí. No pienso pasar ninguna más. Cuando Hollín sea pisoteado, no se va a callar. Oh, no. No, señor. Ya he tenido suficiente.

Los viejecitos se encogieron de hombros cuando Alice le habló de la Rosa de Laón. Nunca habían oído hablar de nada similar.

Los demonologistas y sectarios invoquer criaturas de este plano. Nuestra sainte croisade consistía en venir al origen del problema. Matar a los démons hasta su extinción. Luego, la cosa se fue... a la merde. Llegamos a Thanatos por erreur, y Orcus mató a muchos compagnons. Debemos vous vengez. El último se fini fue nuestro explorador-caras tristes en el fraile y la mujer al recordarle-. Él sabría lo de tapar las empreintes. Nos hacía marcher en fila y se ponía el último. No sé bien cómo lo hacía.

Cuando Leiath quitó los vendajes, descubrió que la cara de Onfale ya estaba bien. Algo enrojecida, porque era piel nueva, recién nacida, pero no era necesario ya utilizar su conjuro de restablecimiento. Así que ya no perdieron más tiempo, y se echaron a andar. Usando el truco de caminar en fila, al menos dejaron solo un rastro estrecho que seguir. Se dirigían a Vadrian. Esto es, aunque los viejos no supiesen encontrar unos puntos cardinales por la posición de la luna, sabían que venían de allí y tenían que avanzar hacia allá. Eso seguramente conlleve media milla de error en el rumbo, pero al ser Vadrian una ciudad, podrán ver a lo lejos el contorno de los edificios.

El frío sin la burbuja era intenso...

 ¡Alice! ¡El saco! Brrrr... ¡Méteme en el saco! Tengo las plumas como témpanos.

Por muchas ganas que tuviese Alice de castigar a Hollín al frío, estaba sufriendo los horrores de la temperatura por vía doble: la suya y la que le transmitía su familiar. Becky se ofreció a lanzar su conjuro de bolsillo para el familiar, y que Hollín dejase a la pelirroja por la rubia.

Mientras, se habían desviado un poco al divisar una loma rocosa formada por piedras de superficie helada y resbaladiza. El último recurso para no dejar huellas y despistar a las huestes de Kaevhas.

Monsieur...-dijo a Sauvage-Jamais subiréis esa colina con tamaña armadura. Sacaósla y os la guardaré en mi sac de trucs.

Lord Sauvage obedeció a regañadientes, pero cuando Lady Arquette intentó meter una de las hombreras en su bolsa de contención, esta expulsó la pieza de metal de nuevo al exterior. La anciana sacó la balista para hacer sitio a la armadura, sin tener decidido qué hacer con ella.

Y mientras, el resto, preguntándose qué es el arte. Y el arte es morirte de frío.

Los cuidados de Leiath le pillaron por sorpresa e instintivamente se llevó las manos al rostro. Debía estar horrible. Sin embargo la mujer parecía sorprendida de lo que encontró al levantar el velo. Onfale toqueteó la piel con sus dedos largos y finos.- La piel...parece que se está regenerando...¿es así?- Tras la confirmación pro parte de la Bruja de Hala, Onflae tomó sus manos y las retiró de su cuerpo.- Reserva fuerzas para el inminente combate.- Volvió a cubrirse con el velo sabiendo ya que pronto volvería a ser el de siempre.

Pro otro lado ignoró al cuervo y se dirigió a su dueña a la vez que cogió su ballesta.- Haz callar a ese pajarraco o lo haré yo.- ¿Así pagaban ama y mascota que les hubiera resucitado? Se cubrió con la gruesa manta que portaba y se sumió en sus amargos pensamientos. Las palabras de Hollín le habían tocado una fibra sensible al recordarle a su fiel Perezoso. Al pasar junto a la anciana vio como tenía problemas con la cargar.- Deje eso ahí. Yo mismo la estropeé para que no puedan usarla en nuestra compra.- Le indicaba con respecto a la balista. Volvió a reprimirse ante las parcas explicaciones de Alice y decidió completar la información sobre la Rosa de León.- Nuestro objetivo es esa Rosa de Laón. Si tienen cuentas pendientes con Orcus podría ser el momento de vengar la muerte de sus compañeros.Quiero, perdón, Demogorgon quiere que hagáis una misión de infiltración.- Cualquier ayuda que tuvieran sería bien recibida y los ancianos, aunque mayores, parecían poderosos.- La Rosa de Laón es un rosetón de catedral en cuyo interior están atrapadas las almas más puras y hermosas de la Creación. Si conseguimos romper esa vidriera, las almas ascenderán y Orcus perderá su poder...- Se ahorró contar que la misión les había sido asignada por Demogorgón y que, probablemente, cuando Orcus cayera otro se colocaría en su lugar.- Quizá hasta el alma de sus compañeros estén allí encerradas...- El mago lanzó el anzuelo a ver qué recogía.

Aire estaba muy cansada, casi tanto que tenía que arrastrarse para poder continuar al ritmo de los demás. De vez en cuando susurraba un ¿Falta mucho? pero sólo Aristóteles la escuchaba. Cuando podía reunir la energía suficiente para poder hablar, los demás ya habían avanzado lo suficiente para que no la pudieran escuchar.

Estás muy gordo, Aristóteles. Te voy a poner a dieta

Pero eso no era lo peor; sin duda, el frío se llevaba el premio. Pues, aunque lo normal es que al caminar su cuerpo entrara en calor, parecía que en ese plano eso no funcionaba así. Pero algo la animaba por dentro: Si seguía teniendo mucho frío, siempre se podía lanzar un conjuro de fuego a sí misma para recuperar la sensibilidad del cuerpo. En el fondo, todo eran ventajas.

Flame se acordó de la manta que tuvo en su anterior vida. Desde que vivía en ese plano, hasta el frío le había daño. Prefería que hubieran estado rodeados de ácido, porque al menos así podría haber protegido al resto. Pero contra las condiciones climatológicas de aquel mundo, era imposible lugar, así que al igual que Aire, Flame iba arrastrando los pies, preguntándose si valdría la pena quitarse la pesada coraza que llevaba consigo, o si sería mejor meterla en esa maravillosa bolsa de la que hablaban.

Leiath, al igual que el resto, se sentía fcansada y abrumada por aquel plano infernal. Si solamente hubiesen tenido algo de tiempo para prepararse...

Avanzaba aterida de frio detrás del que la tocaba, sin apenas abrir la boca ya que temía su aliento se congelase de inmediato si lo hacía.

Que Hollín se hubiera vuelto tan inteligente podía llegar a ser un grave problema, a partir de ahora sería mucho más complicado engañarle y mangonearle. Pero la maga podía estar orgullosa de su familiar. Si escóndete, ahora no puedes hacer nada. Contesto al cuervo.

La maga pelirroja se acomodó la manta a modo de capa y comenzó a andar por la nieve. No disponía de la ropa adecuada y pronto comenzó a sentir la fatiga.

Por fin se habían puesto en marcha hacia el lugar al que iban los ancianos. La penosa marcha en fila india a través del nevado y desolador paisaje transcurría en un relativo silencio si no tenían en cuenta los aleatorios comentarios de Aire durante el trayecto. Además, el frío parecía hacer mella en el grupo en general a pesar de haber tomado medidas. Tybalt, por su parte, también decidió se precavido al coger la manta de su petate para protegerse del clima. Si bien el conjuro del viejo los protegía del nocivo efecto de este plano sobre los vivos, no lo hacía del viento helado que les azotaba el rostro. Pero parecía ser que la particular constitución del tiflin era la que marcaba la diferencia ante este imbatible obstáculo.

El silencio se mantuvo hasta el momento en el que el cuervo de Alice expresó lo que todos estaban sintiendo en ese mismo instante. Y es que no le faltaba razón. Pero no merecía la pena centrarse en el problema y así lo debió pensar también Onfale, pues decidió retomar la conversación con el trío de ancianos. Tybalt sonrió ligeramente al ver qué intentaba el perfumista con sus palabras. Desde luego su misión sería más sencilla si sumaban aliados a sus filas y mejor si éstos sentían una particular aversión por el enemigo común. A pesar de querer intentar colaborar con él, el tiflin decidió mantenerse callado y en un segundo plano. Si pretendían que un grupo que odiaba a los infernales se les uniesen, lo mejor que Tybalt podía hacer era para ayudar era inmiscuirse lo menos posible. No le gustaba demasiado la idea de verse obligado a mantenerse al margen por unos viejos cortos de miras, pero todavía debía mostrarse digno a los ojos de Hala. Y no lo iba a conseguir boicoteando el trabajo de su más fiel y humilde servidora. 

¿Demogorgon?-se escandalizó ante las palabras de Onfale-¡En aucune façon! Desde que os vi con ese diable-y señaló a Tybalt-sabía que no érais trigo limpio.

S'il vous plaît, Fray Sébastien... Le va a élever la tensión. Y en cuanto a ti, garçon...

Lady Arquette escudriñó a Onfale. Qué lástima, parecía un chico tan amable al principio...

Centrémonos en seguir vivants. Ya que no nos llevamos la baliste, usémosla para entretener a nuestros perseguidores. Flame, Tybalt; ¿podéis hacer el favor de poner la baliste en ese saliente rocoso de ahí?

Lady Arquette señaló un punto en la colina. Visto desde lejos, asomaría solo el arco redondeado de la balista. Tal vez eso obligase a las tropas de Kaevhas a rodear el cúmulo o intentasen sitiar la colina a la espera de que los cachos de carne muriesen de frío. Mientras, la anciana cedió su bolsa de contención a Lord Sauvage para que guardase las piezas de la armadura.

¡Ma petit!-dijo poniendo las manos sobre las heladas mejillas de Aire-Mon die, tienes los labios morados. ການປ້ອງກັນຈາກ­ອົງປະກອບທີ່...

Las palabras melódicas cual trino celestial calmaron el frío en la dulce "nietecilla", que ya no sintió ni rastro de fatiga. Sin magia, también Tybalt (con su excelente metabolismo semidiablés) y Flame (gracias a la insignificante manta que le pareció poco botín cuando el barco del caos se estrelló) aguantaban bien el frío inclemente de Thánatos.

Finalmente, la reacción del fraile terminó por sacar de quicio a Tybalt. Pero logró contenerse para no sonar demasiado beligerante. -Tiflin es la palabra, si nos ponemos así de quisquillosos.- Puntualizó para comenzar a rebatir las acusaciones del vejestorio. -No voy a negar mi herencia infernal, pero tengo tanto contacto con ella como la podéis tener cualquiera de vosotros. Y para que os sirva de referente, hasta hace poco he vivido como esclavo de demonios durante casi toda mi existencia así que no les debo lealtad ni gratitud alguna.- Explicó con un tono calmado pero tenso. No convenía levantar mucho la voz en un lugar donde los no muertos acechaban por doquier. -Vuestra misión es acabar con demonios y diablos mientras que la nuestra es mermar el poder del que manda en este lugar. No hay que ser demasiado inteligente para saber que podemos ayudarnos los unos a los otros.- Ya que el sutil intento de Onfale no había funcionado, Tybalt decidió probar con una ruta más directa. La táctica del silencio no había funcionado para eliminar la desconfianza del fraile así que debía optar por un método más activo para demostrarle al viejo que no era una amenaza.

Finalmente había terminado por acalorarse pero había logrado mantener el tono dentro de los parámetros aptos para una conversación normal y corriente. Con semblante malhumorado, mantuvo el contacto visual con el fraile durante unos segundos hasta que Lady Arquette pidió su ayuda. -Desde luego.- Dijo todavía serio pero más relajado. Aunque formase parte del aquel trío, la mujer se había mostrado más tolerante ante su presencia. Junto a Flame se dispuso a mover aquel armatoste hasta el punto que la señora les había indicado pero, o bien el rechazo del fraile le había afectado más de lo que le gustaría admitir o aquel aparato era mucho más pesado de lo que parecía. 

Aire se dejó acariciar por Lady Arquette, y sintió cómo el calor y la fuerza volvían a ellas. Las mejillas recuperaban su color natural al tiempo que la muchacha cogía las manos de su abuela

¡Ay, yaya! Siempre has tenido las manos muy calentitas. ¿Es verdad que es porque las metiste en la boca de un dragón cuando escupía fuego? preguntó, llena de emoción. Dio un beso en la mejilla a Lady Arquette y se puso a jugar con Aristóteles, que ya había vuelto a su peso normal.

La idea de la anciana le pareció brillante, pero ni con la ayuda del tiflin fueron capaces de hacer lo que les pedían. A pesar de la manta que se había olvidado que tenía hasta que empezó a sentir el frío de aquel plano, no fue capaz de hacer el esfuerzo necesario para colocar la balista en el lugar indicado. Era una pena, aunque quizá, si todos le echaban una mano, quizá lo lograsen.

¿Qué tal si nos ayudáis? Hace demasiado frío y tengo los músculos agarrotados, no puedo con ella... dijo mirando al teflin que tampoco era capaz.