Partida Rol por web

Ya, es cierto... contestó Aire a Becky, mientras abrazaba con mucha fuerza a Aristóteles. ¿Tendrían los osos mejor suerte en ese grupo? ¿O moriría como lo habían hecho los otros animales? Las lágrimas aparecieron en los ojos de Aire, pero cerró con fuerza los ojos para que desaparecieran. Se acercó a Aristóteles al oído y asintió con fuerza. Sí, es verdad, tú no eres un oso normal... Jijiji respondió con alguna risita mientras llegaban a la puerta.

A Aire le aburría la espera. Quería derribar la puerta de un conjuro, pero estaba claro que no sería bien recibido. Quizá podría pinchar a Alice para que lanzara una bola de fuego, pero ahora que la bruja del fuego parecía cuerda, ya no sería tan fácil.
 

Tybalt desenvainó sus espadas sin poner la más mínima objeción a la sugerencia de Onfale. Por el momento no se habían topado con ninguna clase de resistencia ni ninguna pista que sugiriese la presencia de tripulantes. Pero ello no era motivo para confiarse y mucho menos para bajar la guardia. 

El tiflin asintió con la cabeza al perfumista para confirmar que estaba listo para cualquier eventualidad. Si el Mane estaba en lo cierto y aquella era realmente la sala de control, podrían poner por fin en funcionamiento aquel barco y comenzar su huída de Li'Huriek. Pero no era la primera vez que Tybalt se encontraba a las puertas de la tan ansiada libertad para luego perder su oportunidad y esta vez no se dejaría ilusionar hasta ver de lejos la ciudad submarina que lo tuvo esclavizado.

Flame desenfundó a Ayash para prepararse ante lo que pudiera aparecer allí dentro. Después trepó por la pared para colocarse en el techo, en la parte del quicio de la puerta. Así podría pillar a cualquier enemigo desprevenido, y ahorrarse cualquier posibe trampa que se activase en el suelo.

Acostumbrada a ver al mediano Fosco en semejante empeño, y no a su querido Onfale, sintió que el temor se apoderaba de ella.

- Por favor, ten cuidado no vaya a explotar alguna trampa. Los demás, mejor apartaos de la puerta hasta que él haya terminado.

No tendreis algun otro conjuro de silencio, verdad? Lo digo por si es una trampa- alarma o algo así que avise a todo el barco...

Leiath se apartó a un lado aunque no se fue muy lejos por si Onfale la necesitase.

Los exámenes iniciales sobre la puerta dieron los siguientes resultados:

Primero, no hay ningún ruido en el interior de esa supuesta sala de control, o si lo hay es demasiado liviano para que Tybalt u Onfale lo hayan podido escuchar.

Segundo, no hay ninguna trampa en la puerta, o por lo menos Onfale no la/las ha encontrado.

Tercero, la puerta despide aura mágica. Después de que Alice se concentrara durante unos segundos, las auras se empiezan a discernir mejor. La puerta está afectada por dos conjuros. Uno es de intensidad moderada, de la escuela de conjuros universales, que según la clasificación clásica no pertenece a ninguna rama básica de la magia y a todas ellas a la vez. Otro es de intensidad leve, de la escuela de conjuros de abjuración, es decir, magia protectora.

El análisis de Alice dejaba a Onfale preocupado. 

- No he visto nada raro, pero tampoco soy infalible. - Se echaba de menos al tonto de Fosco. Aún recordaba el glifo custodio de la tienda de objetos de los abrianes.- ¿Qué opináis?- Se quedó pensativo barajando las opciones. pro una parte tratar de forzar la cerradura a pesar de las protecciones y pro la otra, encontrar al portador de la llave.- La puerta tiene un tamaño estándar puede que eso nos facilite saber quién puede tener la llave. También puedo arriesgarme.- Dijo mientras movía delicadamente la mano con las ganzúas mágicas. No conocía grandes conjuros de lo que llamaban "escuela" de abjuración, le sonaba uno de alarma, que ya era bastante preocupante, pero nada demasiado grave para la integridad física. 

Alice se concentró unos segundos mas tratando de averiguar que conjuros eran, una tarea casi imposible.

La maga estaba preocupada, no tenía ningún conjuro que le permitiera desactivar conjuros. No desde que un pulpo gigante tratara de violarla y un bárbaro del caos le cortara la cabeza. Tenemos dos opciones, bueno tres….. pero una no me gusta mucho. Podemos buscar por el barco a uno de los marineros que tenga la llave; intentar abrir la puerta pero esto puede implicar que Onfate explote en mil pedazos. La maga pelirroja sintió un escalofrió, al imaginar a Onfate saltando en pedazos después de activar un conjuro de bola de fuego. O podemos llamar a la puerta y hacernos pasar por marineros o sirvientes de Hala que vienen a difundir su religión y cuando abran la puerta. La maga hizo el gesto de “cortar el cuello” pero procurando que la bruja de Hala no la viera. Entramos y charlamos todos juntos.

Aire escuchó las explicaciones sobre la puerta mágica. Seguro que llevaba a un mundo de fantasía y color, y sus intenciones eran claras: abrir la puerta. Pero, cuando iba a avanzar hacia ella, a apartar a todos, Aristóteles la detuvo. ¡Eres un aburrido! refunfuñó, mirando mal a su osito.

Yo creo que lo mejor sería buscar a alguien que nos abriera la puerta. Aunque sean demonios, no todos serán malvados, ¿no crees, Leiath? Seguro que alguno nos abre la puerta con amabilidad

Flame no comprendía nada de lo que estaban hablando, ni tampoco entendía qué eran esas auras que brillaban, aunque cuando lo explicaron comprendió que seguramente abrir esa puerta llamaría la atención de alguien.

Siempre podéis tratar de abrir la puerta, haciendo que así se activase el conjuro, y después colocarnos en la entrada de este lugar para hacer un cuello de botella e ir matando a todo el que entrase. Dijo mientras comprobaba el estado de su espadón. Parecía que no tuviera ningún defecto, al menos no de momento.

Tybalt se mantenía en guardia mientras Onfale y Alice estudiasen las posibles medidas de seguridad de la puerta. Finalmente torció el gesto al saber que la barrera física que los separaba de la sala que control también contaba con defensas mágicas para evitar el acceso a gente como ellos. -Yo poco puedo ayudar si hay magia de por medio.- Confesó el tiflin para despejar una duda sobre la que, seguramente, no hubiese mucho misterio. 

-Si podéis hacer algo contra ellas, adelante. Si no me temo que estoy con Flame.- Dijo finalmente mostrando cierta impaciencia por la corta pero agobiante pausa en su incursión. -Pero si entramos a las bravas, tan solo espero que no necesitemos algún otro artefacto para poner en marcha este barco.- Añadió tras ocurrírsele una posibilidad que arruinaría por completo el plan tras una decisión impulsiva.

Preocupada por que les saltase la alarma y que se presentansen robustos marineros por doquier antes de siquiera poner el barco en marcha, Leiath se acercó a la puerta en cuestión.

- Dejadme un momento que quiero probar algo.

Rezó a su diosa, no solo para conjurar un hechizo que podría quitar las defensas mágicas de la entrada, sino para que éstas tuvieran éxito.

Mientras Leiath usaba su magia, Onfale seguía pensando en la maldita puerta. Que Alice hubiera detectado magia en ella y él no hubiera notado nada raro era extraño.  Lo más lógico sería, si alguien quería guardar la habitación, que hubiera imbuido en ella un hechizo de alarma, lo cual concordaba perfectamente con a descripción de la maga roja.

- Creo que si intentamos abrir la puerta sonará la alarma. Es un conjuro sencillo de abjuración, pero ya no es tan fácil hacerlo permanente.- ¿Se estaban enfrentando a un poderoso mago o sólo habrían contratado sus servicios para proteger la estancia? Se quedó esperando el resultado de los conjuros de la Bruja de Hala.

La puerta no se abría. ¿Es que no funcionaban las ganzúas? Ser un mago mediocre tenía la ventaja de poder sacrificar conjuros sin que fuera demasiado determinante para su supervivencia. Canalizó la magia de un nuevo hechizo y continuó hurgando en la cerradura, visto que la alarma no sonaba.

Leiath no le había respondido, así que Aire se enfadó. Algo dentro de ella le decía que se tirara al suelo y gritara hasta que la hicieran caso, pero Aristóteles no la dejaba. La pedía guardar silencio absoluto, pues lo que estaba sucediendo en ese lugar no era para hacer tonterías. Así que sólo puso morros y esperó, aburrida, cada vez más y más aburrida. Se quitó la mochila de la espalda y se puso a mirar dentro.

¿La puerta se abre hacia fuera o hacia dentro? Porque si se abre hacia dentro, podemos utilizar esta cuerda para tirar del pomo y no nos pase malo, que lo dice Aristóteles susurró, mientras enseñaba la cuerda que tenía en la mochila.

Haced caso a.. iba a decir la loca, pero se cortó, a Aristóteles, es el más sabio de todos los presentes y... aunque fuera un osito de peluche, y suele tener razón. Dijo Flame mientras seguía colgada de las alturas, aunque más que colgada estaba sujeta como si los que estuvieran mal colocados fueran ellos, o como si la lagartona jugara con la gravedad a su antojo. Sea lo que sea, haced algo ya, que aunque me moleste estar de acuerdo con Mane, yo también me estoy aburriendo. ¡Seguro que luego no hay nada!

Está bién -Leiath se estaba poniedo algo nerviosa, cuanto más tiempo pasasen delante de la puerta más posibilidades de que los vieran-.

Quién de nosotros es el más fuerte? Quién aguantaría o podría esquivar con facilidad alguna trampa explosiva? - miró de reojo a Flame y al musculoso mestizo, pero finalmente dijo - Tú, engendro apestoso - señaló obviamente al Mane- abre esta maldita puerta y acabemos con la espera.

Creo que no es una buena idea que el engendro apestoso abra la puerta.  Creo que es el único presente que sabe conducir un barco de estos. La maga pelirroja estaba con la bruja, prefería que Mane saltara por los aires antes que cualquiera de sus amigos, pero ahora Mane tenia al menos una utilidad.

- Dejadme trabajar tranquilo.- Dijo en tono seco para que las mujeres parasen de cotorrear. Acostumbrado a gobernarlas en un harén tendía a tratarlas con cierto desprecio. ¿Es que no veían que lo estaba intentando? Aquella cerradura le estaba haciendo sudar.¡A él que era tan escrupuloso con la higiene corporal! Desde luego echaba de menos a Fosco. No le hacían caso. Allí lo único que había era un hechizo de alarma y uno de permanencia. Nada de bolas de fuego ni que pudiera hacerle saltar por los aires. De todas formas antes de saber quién la abría había que "arreglar" lo de la cerradura.