Partida Rol por web

Haciendo gala de su inusitado poderío físico, Babras aguanta estoicamente la embestida de la mano arcana. Luego el aguerrido enano sigue avanzando hacia la puerta para arrastrar al portento mágico a su favor.

La maga vio horrorizada como sus proyectiles mágicos se desviaban y dejaba inconsciente (o mataba a una niña). El poder de ese demonio debía de ser abrumador, le empezaron a temblar las rodillas y por poco estuvo a punto de caer de bruces en el suelo. ¿Qué podía hacer contra ese poder? La magia no serbia de nada, estaba totalmente indefensa contra esa criatura, Alice estaba totalmente desorientada.

Fosco al ver como el demonio quería huir sólo podía dar brinquemos de felicidad SIIIIIIII Y FOSCO LO CONSIGUE DE NUEVO...  pero todo empezaba a tomar un cáliz horripilante IIiiiiIIU... QUE HACES? AAARGH! Pero... pero que demonios? Que te pasa... No hagas eso!!! AAAArgh!!! gritaba horrorizado el mediano acto seguido se guarda su estoque anti-demonios y coge el arco Hola Nikeras! Me viste? Soy un héroe... cogiendo su arco del suelo se rasca la cabezota y busca algo que hacer. Desde su posición parecen que no hay ningún lobo al que disparar, pero derrepente uno salta la muralla. 

Azaron parecía que se había tomado un pequeño descanso. El resto de sus compañeros estaba en plena faena de combate y él solo observaba como aquel extraño demonio se introducía en la boca de un soldado muerto para desaparecer. Y mientras tanto los licántropos entrando en tropel por la puerta. Era el momento que el guerrero hiciera su trabajo de matar bichos. Así que se dio la vuelta dirección hacia la puerta para ver como había una fila de soldados que taponaban la zona.

Resignado, caminó hacia allí esperando encontrar un hueco para continuar con el combate.

Mientras lidiaba con las criaturas transformadas junto a la puerta seguía con el rabillo del ojo el extraño personaje que tan rápido había aparecido en escena y también repentinamente se esfumaba.

Mi atención volvía al combate que se cernía sobre mí, pero sus palabras repicaban en mi cabeza.

 Solo ha sido un desvío de unas cuantas horas y un par de centenares de pies de donde había que dejar a la niña. 

Alguien había quedado para muy cerca para quedarse con la niña, ¿Pero quién y por qué? Quizás Nikeras sabría algo más pero la prioridad ahora era evitar la entrada del tropel de alimañas. El tozudo Ulmo hacía lo correcto llevando la mano hacia la puerta para cerrarla quizás a pesar de su propia vida y me alegraba saber que había escogido bien a quién defender a pesar las palabras de aquel no muerto.

La caótica situación no permitía más reflexión y entre las patas de los guardias me escurrí para tratar de clavar la daga en el siguiente objetivo.

Flame se dio cuenta de que, aunque allí donde estaba podría ser de gran ayuda, ahora sus compañeros Onfale y Leiath necesitaban su ayuda. Así que trató de escapar de aquel combate en el que se encontraba y salir en dirección opuesta para encontrarse con el lobo que acababa de saltar la muralla. No dejaría que traspasase su férrea defensa y mucho menos dejaría que volvieran a morder a Leiath, había tenido que soportar mucho para salvarla, y no dejaría que aquello se repitiese de nuevo.

¡Estáis locos! ¡No trascenderéis a un estado superior ni mucho menos! ¡Pasaréis a convertiros en bestias, vuestras familias y amigos no os reconocerán y vosotros mismos tampoco! ¡No seréis capaz de controlar vuestros actos, y eso es tan cierto como estar muerto! ¡Así que no nos pongais en peligro, ni a nosotros, ni a vuestros compañeros, ni a vuestras familias que habitan en la ciudad!

El brazo izquierdo le empieza a doler... El pecho se le contrae derrepente... Alice hinca la rodilla en el suelo abrumada, ¡está sufriendo un ataque al corazón!

Onfale encuentra un montón de bolsillos vacíos... ¡Y un bolsillo dimensional! Cuando mete la mano, el eunuco saca un gato que le araña la cara. Está claro que el libro no está ahí. El familiar de Derinlus Vaek se queda a su lado lamiéndole la cara a su amo, mientras Onfale llega hasta una de las escaleras de la torre y empieza a bajar.

¡ONFALE! ¡POR AQUÍ! ¡EL CONSEJERO TIENE UNA VÍA DE ESCAPE!

Por la calle más norteña se escapa la multitud. Eso incluye el carro de las ancianas y Lord Watcher con su hija.

El lobo saltimbanqui que se dirigía hacia Onfale es bloqueado por Flame, pero la mujer se lleva un buen zarpazo. Un segundo lobo accede a la muralla por el mismo sitio, debe de ser algún lugar sencillo para saltar y trepar.

Babras se tira por la torre abajo. Aterriza bien, y sus piernas amortiguan la caída. La mano gigante le sigue y le empuja contra la puerta, que se cierra de sopetón. El enano está en una situación comprometida, medio aplastado, pero por lo menos está del lado correcto del muro.

Al lado de Babras continúa la refriega. Klasius clava su daga mala en el abdomen del lobo y la hunde sin compasión. Pero tan diminuta es la daga que el factor curativo de los lobos comienza a regenerar sobre la mano de Klasius. El mediano tira y tira, pero no es capaz de zafarse. Finalmente abandona la daga en el interior del licántropo y saca su preciosa mano en el último instante. ¡Menudo susto!

Un segundo guardia mordido se transforma en lobo, pero esta vez ya no toma por sorpresa al resto de sus compañeros. Sin embargo, el proceso es reversible. En medio de la melé, uno de los licántropos recupera su forma kóbold.

¡No haber maldición ni luna tontaina que puedan doblegar la mente del gran Piwy! ¡Temblad, sucios humanos! ¡Si lo pasais mal con unas bolas de pelo, contra Piwy no tendréis ninguna posibilidad!

Muy cerca del gran Piwy, uno de los híbridos muerde a la Barón Roko Fortich...

¡Barón!-exclama la Capitana.

¡AAAAAAGH! ¡NO! ¡NO ME TRANSFORMARÉ! ¡YA ME MORDIERON UNA VEZ Y PUDE CONTROLARLO! ¡VANATOR, PON A SALVO A LA GENTE! YO ME OCUPO DE ESTO...

El hacha del Barón cercena el cuello de uno de los lobos. La Capitana Vanator obedece las órdenes y retrocede poniéndose en la cola de la comitiva de refugiados para defenderlos.

Onfale se llevó la mano a la cara horrorizado al sentir el arañazo en su bello rostro. Pensaba que había dejado atrás las peleas de gatas en el momento en el cual abandonó el harén definitivamente. Fue esa misma sorpresa la que le impidió reaccionar a tiempo y partirle el cuello al felino doméstico. Por eso él no tenía un gato como familiar. Él no tenía ni un ápice de vello corporal como para tener que aguantar el molesto pelo que dejaban los gatos en todas partes. Donde estuviera Perezoso, de sangre fría y piel escamosa, mucho menos molesto, que se quitaran los demás. 

El arañazo le escocía una barbaridad pero más le sulfuraba el no haber encontrado nada. No había tiempo para llevarse aquel bolsillo dimensional que tan bien le vendría a él o a Leiath, a no ser que lograran fortificar de nuevo Lechberg. ¿Pero qué habría hecho el mago con su libro de conjuros? Un manipulador del éter jamás se separaría demasiado de él. Y luego estaba el tema de aquella mano. Tarde o temprano tendría que desaparecer ahora que su invocador estaba muerto. Sentía como su olor, su esencia mágica, era menos fuerte cada vez.

Empezó a bajar las escaleras guiado por el único Barón al que respetaba, Septow, y respiró aliviado al mirar atrás y ver que Flame bloqueaba al licántropo que se dirigía hacia él. Le bastó un pequeño vistazo para ver que otra bestia se uniría a la anterior atacando a la mujer lagarto. Aunque sólo fuera por Perezoso, que parecía estimar a Flame, Onfale untó el dedo corazón en la manteca de cerdo solidificada que tenía en la bolsa de componentes. Chasqueó los dedos para que la fricción volatilizara la esencia y pudiera olerla. Respiró hondo, impregnándose del olor de la manteca, un olor pegajoso y con un matiz dulzón que inmediatamente le trajo melancólicos recuerdos de los días en los que aprendía el conjuro. 

-  Vammmmmmm , ¡¡Svadhistana mâija!!.-Una flor naranja de seis pétalos se dibujó en el vientre del perfumista con otra gemela que se perfiló en el suelo de la muralla. De las líneas etéreas anaranjadas comenzó a derramarse un líquido resbaladizo y viscoso que cubrió la zona rápidamente. Con los lobos este hechizo había sido un total fracaso, pero ellos tenían 4 patas, y los licántropos sólo dos. Después continuó su camino hacia Septow no sin cierto sentimiento de inseguridad por la debilidad de su magia. No habían pasado desapercibidas las amables palabras que el había dirigido en medio de la batalla.

Desde esa posición privilegiada podía ver a todos sus compañeros menos al valiente enano, pero sabía que él estaría bién, era fuerte. No podría decirse lo mismo de Alice. Su cara había perdido todo el color y se agarraba con fuerza el pecho. Tenía que llegar a ella fuese como fuese. Echó a correr hacía su posición, intentando eludir la zona infestada por los licántropos.

Azaron tenía uno de aquellos seres bien cerca por lo que lanzó su golpe contra él, en un intento de acabar rápido contra su enemigo.

 Nikeras había hecho un alto en su avance para orar a Madre por su bendición. En ese momento vio que donde quería ir, la puerta para cerrarla, estaba ya lleno de guardias y valientes defensores que mantenían los licántropos a ralla, pero que esos se colaban por la empalizada.

 Viendo ahí a Onfale y a la dama dragón hacerles frente solos, decidió encaminarse hacia allí para ayudarles.

Y Fosco ya volvía a tener su arco. Con él era un... SOY UN ARQUERO ELFOOOOOO!!! estiró de la cuerda y... Ahora que había que hacer? Y sin querer soltó la cuerda para meterse el dedo en la boca. La flecha salió disparada rumbo a un licántropo con tan buena puntería que le hizo mucha pupa*. TOMA!! celebraba el pequeño saltimbanquis! Arquero ELfoOOOo... tarareaba como si fuese una especie de súper héroe medieval y no un retaco medio-metro con problemas serios de personalidad.

Solté rápidamente la daga para evitar que mi mano se quedare atrapada en el enemigo mientras tragaba saliva por el susto. De nuevo saqué otra daga y volví a atacar al licántropo más herido con la esperanza de acabar con él.

Flame no pudo evitar dar un respingo en cuanto vio aparecer al segundo licántropo. En el primer combate estaban igualados, pero ahora estaba en una clara desventaja. Por eso sonrió en cuanto vio que Onfale, quien había despertado una serie de emociones y sentimientos confusos en la joven, se acercó para ayudarla y lanzar un conjuro resbaladizo sobre la zona. Confiaba en que aquello no le afectase a ella también, pero por si acaso se preocuparía de permanecer bien quieta para que nada le hiciera caer.

Desde su posición pudo ver que el viejo explorador, de quien prácticamente se había olvidado ya, debido a todos los problemas que habían pasado apareció por allí. Realmente no tenía muy claro de dónde y cómo había aparecido, de hecho ya le había dado por muerto, aunque no había querido compartir aquella información con los demás.

Con tanto revuelo Flame no sabía ni que se hubiera reunido con ellos, pero ahora que lo veía acercarse y que veía como iba en su ayuda, hizo que la muchacha se llenara de moral y se decidió a acabar con aquellas bestias. No estaba sola, y pronto el combate volvería a equilibrarse.

¡Que alguien bloquee esa zona! Parece que están entrando con cierta facilidad por ahí. Dijo señalando lo que parecía ser un punto muerto en la muralla.

La mano gigante presiona a Babras contra la puerta, haciéndole algo de daño, pero la magia se acaba y la mano desaparece. Babras vuelve a ser libre.

Klasius remata a uno de los licántropos más malheridos, pero según cae el cuerpo, un nuevo oponente lobuno se planta ante él.

Los dos licántropos tienen problemas en el charco de Grasa de Onfale, aunque uno consigue propinarle un nuevo zarpazo a Flame. La espadachina comete un error de bulto y su espada se le resbala de las manos y va a caer al exterior de la muralla, donde Ayash es recogida por uno de los lobos saltimbanquis. Lástima que la gitana no preveyese eso, o podría haber hecho el mango del espadón mágico también de plata para que los licántropos no lo tocasen. Otro lobo saltimbanqui logra entrar, esta vez subiéndose a la torre norte.

Uno de los guardias, desarmado, no tiene más remedio que retroceder. Interpone el cuerpo entre la cola de refugiados y los enemigos. Poco más puede hacer.

La flecha de Fosco no es tan efectiva como podría pensar. Por muchos delirios que tenga, un verdadero elfo arquero lo haría mejor. En ese instante ve al gato bajar de la muralla, y a Rufus ladrarle. El gato y el perro empiezan una persecución en medio del caos de la batalla. Pero es Rufus el perseguido, que tiene que huir de la agresividad del familiar de Vaek.

Fortich empieza a enloquecer. Blande el hacha cegado por el dolor, clavándola accidentalmente en el kóbold que le aruñaba las canillas. Finalmente, Fortich se transforma y aulla a la luna.

¡AUUUUUUUUUUUUUUUUUUU...!

¡ROKO! ¡NOOOO!

La Capitana tiene el impulso de salir corriendo hacia Fortich, pero uno de los trillizos la sujeta. Es un suponer, pero sería el medionovio de Vanator. Aunque siendo trillizos, ¿quién los distingue? Los sentimientos de la Capitana entran en colisión. ¿Confunde la profunda admiración por el héroe de guerra veterano con el amor? ¿Lo amó siempre y lamenta los coqueteos con el trillizo?

Entonces los gritos de la Capitana son ahogados por el sonido de campanas...

¡DONG! ¡DONG! ¡DONG! ¡DONG!

¡Es la señal de evacuación! Tenemos que aguantar un poco más para dar tiempo a la gente a...-la frase del guardia se interrumpe de un zarpazo en la cara.

Se agarro el pecho pero solo soltó un suspiro de alivio, aunque el corazón le latia como una locomotora a punto de descarrilar, la maga aguanto el envite y tranquilizo su miedo. Tranquila, tranquila.  Ha sido culpa del demonio, no ha sido culpa del proyectil ni de mi magia, solo su maligno azar a caudado eso. Un día de estos le haremos pagar al demonio lo que acaba de hacer, pero antes hay que salir de aquí con vida.

La maga se incorporo poco a poco, miro a la niña con lastima. Lo siento, ya no puedo hacer nada por ti. No tenia los poderes mágicos de curación de la bruja de Hala, y lo único que podía haber hecho era arrodillarse junto a la niña y llorar como un perdedora mientras acariciaba el fino pelo de la niña. Pero Alice no era una perdedora, era un poderosa e insensible maga que iba a luchar por su vida, en realidad  no era “muy” poderosa y tampoco era insensible (aunque a veces lo parecía) pero su era una maga que iba a luchar por su vida.