Partida Rol por web

Lo cierto es que Maria esperaba que Oihanne se decantara por dejar aquello en manos de las "autoridades locales".

-Maria- Ok, ok, tu eres la hermana mayor...

Sonrió tras bromear y continuó en su sitio sin hacer ruido.

Unos veinte minutos despues aquella "conferencia" terminó y la gente comenzó a abandonar la sala, el orador se quedó recogiendo algunos papeles, en todo momento le acompañaban dos hombres como si fueran sus guardaespaldas o algo parecido. Era un problema si se quedaban solas las dos en la sala llamarían la atención.

-Maria- Salgamos, esperamos a que salga y le seguimos, puede que en su casa encontremos "algo"... aunque cada vez pienso mas que esto que todo esto es inutil.

Una vez en la calle, lo mejor era estar separadas en distintos lugares, la apariencia tan joven de Maria le permitiría seguirles de cerca sin levantar sospechas, seguiría al hombre de forma tan obvia que no sospecharían de ella, Oihanne por otro lado debía ocultarse para no llamar la atención y seguirles de lejos.

Tras andar un rato y cojer un par de desvios, el orador se metió junto a sus dos hombres en un bloque de apartamentos. Momento en el cual Maria esperó a que Oihanne se acercase ahora que no había peligro.

-Maria- Bueno, ya sabemos donde vive, llevas las gafas multivisión ¿no? dile a Alicia que te muestre los rostros de los que viven aqui y cuando te muestre el rostro de nuestro amigo quedate con piso.

Por otro lado, ¿que hacemos? ¿entramos a las bravas, tiramos de "contactos importantes" para hacerles salir... O simplemente esperamos a la noche a ver que pasa y entramos a urtadillas?. ¿Que prefieres?.

Preguntó, todas las opciones tenían riesgos y ventajas, Oihanne debía evaluar y decidir.

Seguí algo alejada los pasos de la joven mientras callejeabamos hasta llegar a la vivienda, un bloque de apartamentos de varios pisos dificultaría un poco el silenciado plan. Pero estabamos en el bloque civil, no en una ciudad cualquiera y la mayoría de residencias eran apartamentos. Habría sido demasiado pedir que viviera en una casa, aunque a decir verdad eso ahorraría el problema de saltos desde alturas muy elevadas o de la denuncia de los vecinos.

Asentí ante la petición de María de hablar con Alicia y me dispuse a llamarla mientras continuaba explicándole:

-Por mí, sí. No queremos tener otro orador dentro de unos meses martirizando a este elemento como "segunda víctima de la tiranía"... Podremos entrar a hurtadillas y averiguar algo más, con eso valdrá, sin escándalos públicos.

La idea de montar numeritos callejeros no era mucho lo mío, tan acostumbrada al secretismo y el silencio de lo que supone guardar las espaldas a la presidenta, las misiones en el bloque civil eran numerosas y este sería ya el segundo "ruido" callejero, por lo que tenía más probabilidades de que se quedaran con mi cara.

Esperarían entonces. El lugar mas adecuado sería un pequeño parque cercano desde el que se seguía teniendo linea de visión con el edificio en cuestión.

-Esperaremos entonces.

Quedaba una larga tarde por delante, de echo Maria en un momento determinado fue a compara un refrigerio, trabajar con el estomago vacío era inadmisible.

Finalmente anocheció y las calles se vaciaron, los horarios se respetaban bastante incluso en el bloque civil. Tanto Maria como Oihanne pudieron ver como los dos hombres que habían entrado con el orador salieron del domicilio y se fueron a sus respectivos apartamentos, eso significaba que sólo el hombre en cuestion restaba en el domicilio.

-Bueno, eso nos facilita las cosas, pero ¿como tienes pensado entrar?, podríamos recurrir al viejo truco de llamar a al puerta y luego encañonarle, pero si luego resulta que no es mas que un ciudadano descontento, nos la podemos cargar muy gorda. Por otro lado colarnos en un cuarto piso puede resultar dificil y arresgado, almenos si lo queremos hacer "sin ruido". Ya no digo nada si nos pillan y luego resulta que no encontramos nada que haya justificado la entrada.

Siempre podían romper una ventana y entrar pero se enteraría todo el vecindario, forzar la cerradura de la entrada tambien era arriesgado, sobretodo si no se sabía hacer o se hacía el suficiente ruido como para que el inquilino se despertara.

>>No, la mejor forma de entrar no sería a punta de cañón ni forzando la puerta, toda la discrección que buscabamos se iría a la mierda... ¿Qué tal algo como....<<

Sonreí. Habitualmente me gustaba imaginar situaciones inverosímiles. La imaginación alimentada me producía la mayor parte de las pesadillas y sin embargo no podía evitar utilizarla. Miré a María y le dije casi en tono jocoso:

-¿Quieres hacerte pasar por un Testigo de Jehová? 

Podría funcionar, podría no funcionar. Pero hacerse pasar por un publicista callejero normal y corriente podría darnos un margen de unos minutos para analizar su vivienda habiendo entrado de forma pacífica y valorar si deberíamos pararle los pies de forma más violenta. Además según las leyes estatales si eres invitado a pasar a una casa el delito de allanamiento de morada queda suplido, aunque seguiríamos enfrentándonos al de forzaje violento, era un sutil avance.

Aquella proposición descolocó por completo a Maria, tanto que tardó en contestar, trató varias veces de construir una respuesta pero le costaba ante la cantidad de motivos por los que aquello sonaba descabellado. Estaba incluso confundida ante la duda de que hubiese dicho aquello en serio o en broma. Pero por el tono de Oihanne, parecía estar hablando en serio.

Charles Taze Russell estará revolviendose en su tumba...

-Querida hermana, ahora estoy preocupada por ti...

Cojió suavemente la mano de Oihanne y trató de... ¿consolarla?.

-No te preocupes, en esencia no es un mal plan, pero la parte de los Testigo de Jehová mejor vamos a cambiarla, hace aproximadamente unos cien años que esa gente ya no va de puerta en puerta, como mucho spamers en cuantas de correo. Eso sin contar que ya es de noche...

Mejor hagamonos pasar por agentes de Seguridad Pública y hagamos una visita pacifica con una sonrisa en la boca, si no tiene nada que ocultar, nos dejará pasar sin problemas, echaremos un vistazo a su casa en busca de algo "demoníaco" y nos iremos tranquilamente. Y si opone resistencia ahí es cuando podemos ponernos en plan "poli buena poli mala" o lo que sea y entramos le guste o no.

Para evitarnos problemas cojeremos un uniforme y un casco de seguridad pública (con el que no se nos verá el rostro), dado que tenemos permisos especiales para esta mision le podemos decir a Alicia que nos de acceso a las oficinas de seguridad publica (donde ahora no hay nadie) y cojer uniformes allí, luego volvemos y al lio ¿te parece bien?.

Tal vez fuera algo mas complejo sonaba mejor que el tema religioso del cual la totalidad de Elysium pensaría que era una broma.

Sonreí.

-Sí, la verdad es que tu idea parece mucho más sensata... no se me ocurría que cargo público poner y fue el primero que se me vino a la cabeza...

Me enrojecí de nuevo levemente. Recuperé mi entusiasmo inicial y con energía renovada me dirigí hacia María.

.Bien, pongámonos en marcha con el plan pues, vayamos por los uniformes.

Giré sobre mis talones un par de veces mientras tanteaba hacia dónde podríamos ir. Una vez calculé más o menos dónde creía que estaba la oficina me puse en marcha indicándole con una mano a María que me siguiera.

Lo que en un principio sonaba descabellado, como entrar en las oficinas de la "policía" cojer informes y salir tan traquilas, resultó ser un paseo contando con la colaboración de la IAS que administraba aquel geofrente, no había que preocuparse de romper puertas o de las camaras de seguridad. Alicia era uno de los mejores "contactos" sin duda.

Una vez obtenidos el uniforme y el casco ambas pudieron volver de "incognito" al bloque en cuestión donde se encontraba el domicilio del sospechoso. Una vez ante la puerta, Maria tomó aire un momento y suspiró.

-Maria- ¿Preparada? si se resiste mucho o se pone violento habrá que reducirle, tenlo en cuenta.

Finalmente llamó a la puerta y tras una espera considerable de unos veinte segundos, el hombre abrió sin quitar la cadena del pestillo, asomando sólo un ojo para ver quienes eran.

Incluso despues de ver que eran de Seguridad Pública, se mostró bastante... seco.

-Hombre- ¿Que quieren?...

Preguntó no precisamente de manera amable, se notaba el espiritu "antisistema". Maria dejó hablar a Oihanne, tenía la certeza de que si hablaba ella misma no sonaría ni mucho menos como una agente de la ley. Y estaba en lo cierto.

Tragué aire varias veces y endurecí en la medida de lo que pude mi voz, para parecer más dura.

Mirando hacia en interior me planteé si las preguntas podríamos hacerlas sobre algún sospechoso directamente o alegar si había oído algo de un robo en su piso. Lo decidiría en cuanto viera si tenía actitud colaboradora.

-Hola, buenas noches. Venimos a hacerle unas preguntas. ¿Podemos pasar?

Intenté que mi tono fuera rutinario y actuar como si estuviera aburrida de esas cansadas patrullas diarias. Si no parecía demasiado interesada podría conseguir que aquel hombre se relajara.

Bajé las manos y tanteé el cinturón del traje, a ver que tenía. Lo normal para un guardia eran unas esposas una porra y algunos de los sistemas de paralización por electricidad. Ojalá este traje tuviera uno, en caso de que se alterara con un chasquido de ese aparato conseguiríamos silenciarlo.

El hombre parecía bastante incómodo y sobretodo con un enfado contenido ante lo que parecían agentes de la ley.

-Hombre- No pueden entrar si una orden de registro, si quieren que responda preguntas puedo responderlas desde aqui.

Maria guardó silencio dejando hacer a la guardaespaldas pero comenzó a hacer algo que sólo Oihanne por su posición logró apreciar. A sus pies comenzó a acumular un pequeño charco de agua que fue deslizando poco a poco por debajo de la puerta, a la vez, con sus manos detras de su cuerpo, ocultó el echo de que estaba empuñando su porra eléctrica. El plan era bastante evidente, aunque no dejaba de ser un "plan B".

Por otra parte el hombre no parecía dispuesto a que entrasen en su domicilio, si bien aquello resultaba sospechoso, podía ser perfectamente porque tenía multitud de panfletos y material propagandistico antisistema, no necesariamente tenía por que ser por cuestiones "demoníacas". En cualquier caso, eso estaba por ver. Desde luego tenía la misma pinta de perturbado que el hombre que atentó contra Alysa.

Suspiré para mis adentros, no iba a colaborar. Era hora de mentir un poco más. Sin variar mi tono de voz neutro dije:

-¿Hay algún problema en que pasemos? Es cierto que no se puede entrar sin una orden de registro, orden que no precisamos porque sólo veníamos a realizar unas preguntas acerca de un robo realizado recientemente en el bloque. Ciertamente no necesitamos pasar, pero si se opone de esta manera puede darnos a entender que oculta algo, tal vez el objeto robado. En ese caso, la orden de registro no es necesaria.

Me quedé esperando la respuesta. Había llegado bastante más lejos, pero si las cosas se ponían feas contaba con la ayuda de María y en un segundo dejaríamos aquello tan silencioso como hace un momento.

El hombre frunció significativamente el ceño y respondió casi en tono desafiante.

-Hombre- Se equivocan, agentes, sin una orden de registro o detención no pueden pasar, si realmente soy sospechoso entonces no les será dificil conseguirla.

Maria, muy disimuladamente encendió la porra electrica que amntenía escondida tras de si.

-Hombre- De otra forma su entrada vulnera mi derecho a la intimidad, parece mentira que yo conozca las leyes mejor que una agen...

De pronto Maria toco con la porra electrica encendida el charco de agua que había extendido por debajo de la puerta y se produjo un enorme chispazo. Detras de la puerta el hombre recibió la descarga que le hizo saltar y chocar contra la pared cayendo abruptamente al suelo inconsciente.

-Maria- ¡Agh! me estaba sacando de quicio, que tio mas pesado... por cierto, tengo que hacerme con una de estas...

La evocadora deslizó su fina mano por la rendija de la puerta y no sin cierto esfuerzo logró desenganchar la cadena del pestillo.

-Maria- Mmm, ya está, hechemos un vistazo rápido, con suerte este cansino no recordará mucho de lo sucedido y si lo recuerda nadie le va a creer. Acabemos con esto...

No había que olvidar que estaban buscando algo relacionado con demonios, aun había que ir con mucha cuatela, Maria guardó la porra electrica y sacó la pequeña pistola que llevaba para la misión. Esperó a que su compañera se preparara para cubrirse la una a la otra al ir revisando las habitaciones del apartamento.

Estaba centrada en parecer serena cuando ví como María deslizaba la porra eléctrica por debajo del umbral de la puerta. En apenas un segundo el chispazo me sobresaltó y me hizo abrir los ojos.

>>Algo menos de lógica inservible y más acción, Oihanne. Pareces nueva en esto... << me gritó mi conciencia.

-Sí, bueno, la verdad es que no parecía querer que entráramos.... ¿Por qué no compras una tostadora portátil para eso? Sería menos sospechosa y todo mucho más divertido.

Por un momento me imaginé a María tirándole a la cara a aquel hombre un tostador de metal y tuve que reprimir una sonrisa. Sacudí la cabeza sacando pensamientos inútiles de la mente y me centré en el trabajo.

Dudé entre sacar el puñal o el arco. Al final opté por lo segundo, y saqué el arco junto con una flecha de cabezal simple y me preparé para entrar con cautela en aquel piso.

-Empezaremos por el dormitorio.- sentencié sin apenas pararme a pensarlo.

El apartamento no estaba muy ordenado, por los pasillos había bastantes estanterías con libros y algunos estaban apilados delante de ellas como si hubiesen sido leídos hace poco o los estuvieran clasificando. Nada alarmante salvo por un detalle del que Oihanne logró percatarse. Como cazadora, era una mujer que se fijaba los detalles.

Las tematicas de los libros iban desde mitología critiana, estudios paranormales, novelas de terror y lo que era peor: demonología. Por otra parte, el ambiente estaba cargado, no es que oliera mal, mas bien olía a papel viejo y polvo, simplemente no acostumbraban a ventilar aquel apartamento, todas las ventanas estaban cerradas y las persianas bajadas, nisiquiera entraba luz durante el dia. Era un lugar bastante tétrico.

Al llegar al dormitorio, Maria se colocó al lado contrario que Oihanne de la puerta pistola en mano y le hizo una seña de que estaba lista para entrar. Todo estaba en silencio.

Probablemente, ninguna de las dos se esperaban lo que se encontrarían dentro.

-Sucubo- Oh... una visita... inesperada.

Tal vez uno de los enemigos mas dificiles de tratar, era la segunda vez que Oihanne se encontraba una demonios de esta raza y mas o menos sabía a que atenerse, pero en el caso de Maria, su edad y consiguiente cambio hormonal la jugó la peor de las pasadas, bajó el arma y se quedo boquiabierta mirando a la sucubo sin poder prestar atención a nada mas, estaba totalmente engatusada.

La sucubo estaba encima de la cama en una pose... provocativa, resultaba aberrantemente dificil resistirse, no era cuestión de orientación sexual, sino una belleza creada para provocar enamoramiento independientemente de la raza o sexo.

Miré hacia ambos lados de la estancia, la habitación repleta de libros y el hecho de que muchos de ellos fuera sobre demonología obviaba porqué no le había agradado a aquel hombre el hecho de que pasaramos. Me alegre más aun que antes de que María hubiera tenido la iniciativa de pararle antes de que montáramos un escándalo.

El olor a cerrado mezclado con el de los libros hacía que tuviera la sensación extraña de pesadez. Miré sobre la cama y abrí más los ojos al descubrir a la súbubo que se encontraba allí sentada. Vi como María bajaba el arma y se quedaba mirándola fijamente.

Lancé una maldición para mis adentros y me situé entre la súcubo y mi compañera con ademán protector. No había bajado el arma pero tampoco tenía interés en comenzar una batalla. Tal vez se mostrara un poco colaboradora. 

>>Tu y el diálogo... dispara de una vez, es peligrosa<< Me gritaba a mí misma mientras observaba a la súcubo. >>Calma, veamos cómo se piensa comportar<<

Titubeé un poco antes de comenzar la conversación. Tomé aire y con serenidad recuperada le dije:

-¿Qué hace una súcubo como tú en un sitio como este?

Sentía la respiración de mi compañera, algo agitada por la excitación, tras de mi y me prometí a mi misma que si avanzaba hacia la súcubo la retendría de un empujón si era necesario.

La cucubo permaneció totalmente calmada y "cómoda" encima de la cama. Era pequeña, de echo bastante mas pequeña que Yehudith o la misma Yecum, no debía medir mas de 150 centímetros.

-¿Que qué hago aqui?, pues me han invocado, concretamente el hombre al que acabais de dejar inconsciente lo cual es un problema para mi, él es ahora mi amo y debo protegerle y seguir sus ordenes.

Si lo que decía era cierto, aquel hombre era un invocador no reconocido y probablemente con bastante talento para poder invocar una sucubo.

-Las que realmente estais fuera de lugar sois vosotras con una entrada tan violenta.

Bajo su lógica, aquello era cierto, ella estaba allí porque la habían invocado, no estaba invadiendo nada ni haciendo nada que se supone que no debe.

-Me pregunto cómo deberíamos resolver esta situación, debo obedecer y proteger a mi amo, eso implica que os mate o como minimo os deje... fuera de combate. Ademas, dejaros marchar sería peligroso para él dado que ya me habeis visto.

Tal vez podamos discutirlo tras pasar un rato maravilloso las tres ¿que me decis?.

Resultaba increible como una proposición tan obvia era tan colosalmente tentadora vieniedo de un demonio de semejante belleza. Maria de momento había sido totalmente hechizada, tal y como había previsto Oihanne, comenzó a caminar lentamente hacia la sucubo con las mejillas rojas y la respiración ajitada por la excitación. De momento Oihanne no tendría problemas en detenerla si ese era su deseo.

-Hombre, visto así tienes razón- le concedí con una sonrisa prácticamente involuntaria. 

Era bastante atractiva, y su pequeño tamaño le daba un aura de sensualidad muy juvenil.... realmente tentadora. Me obligué a pensar fríamente mientras continuaba hablando. 

La escena se había tornado realmente sensual así que intenté mantener en compostura. En medio de aquel ambiente tan cargado, prácticamente me obligué a mi misma a retener por el brazo a María, que había empezado a avanzar hacia ella. La sujeté firmemente por el antebrazo y tiré de ella suavemente hacia atrás para dejarla, de nuevo, ligeramente detrás mío. La mano con la que sujetaba el arco se relajó involuntariamente cuando propuso pasar un rato divertido. 

Mi cabeza daba mil vueltas intentando no sucumbir a la tentación que suponía aquella súcubo. Sacudiendo la cabeza miré de nuevo hacia María para comprobar que no se había desasido de mi mano y cuando volví a mirar a la súcubo ya estuve dispuesta a responder.

-¿Por qué fuiste invocada?- dije intentando ignorar sus sensuales provocaciones.

-¿Por qué alguien con el poder de invocar realiza una invocación, concretamente una sucubo? no creo que esa sea una pregunta que me debas hacer a mi, tal vez le gusta tener una esclava que satisfaga todos sus fetiches, y he de decir que ese hombre tiene unos cuantos, o tal vez por protección porque sabía que estaba haciendo algo peligroso o tal vez por la busqueda de mas poder.

No hay forma de que yo sepa eso con seguridad.

No parecía estar mintiendo, de echo lo que decía era bastante razonable desde su punto de vista.

-Hay una forma de solucionar esto sin que tengamos que pasar a ninguna acción hotil las unas con las otras. Existe un ritual que os puedo indicar como llevar a cabo, ese ritual junto a la muerte de mi actual invocador, sirve para liberarme de mi contrato de esclava. Si me ayudais con el ritual y matais a mi actual amo, yo simplemente me iré de aqui y no sabreis mas de mi, al fin y al cabo no me interesais ni vosotros ni vuestra ciudad. ¿Que me decis?, todos salimos ganando salvo vuestro "delincuente".

Salvo por el echo de que estaba pidiendo que mataran a una persona (mala o no) parecía un buen trato.