Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

5~ La Guarida del Guerrero

Cargando editor
23/06/2020, 00:02
Dishi

Dishi sonreía cada vez más, aunque de un modo absolutamente contenido. Miró a Huang Chen con sobriedad, y asintió en su dirección aprobando sus palabras mientras seguía jugando con sus blancas barbas.

Todo ha sido dicho, pues. -Indicó con el aire de paciencia de quien ya había visto más de lo que permitía ser sorprendido por alguna novedad. Casi daba la impresión de haber alcanzado ya un punto buscado, como si ya fuera consciente de que aquello se iba a dilucidad de tal forma y sólo hubiera tenido la paciencia de esperarlo- Nadie entre las Cortes de la Bestia puede desentenderse de sus deberes hacia la Madre Esmeralda, y Rui Wu-San no es ella, pero sí lo es. De modo que cuidaremos de ella, todos, o habremos fallado en nuestro deber. -En aquel momento, clavó una dura mirada en Ge Long, quien permanecía en silencio con una expresión llena de furia- Como fallamos si pretendemos hacer de ella lo que no es.

Cargando editor
23/06/2020, 00:02
Director

En aquel momento, todo se descontroló. De algún modo, Lu Yan pareció entreverlo antes que nadie, y te viste arrastrada por él hacia un lado del patio, rodando ambos por el suelo. Antes de darte cuenta, tu tío era un enorme hombre tigre cubierto por sus ropas habituales, que se cernía sobre ti protegiéndote de lo que acontecía tras de él. De igual forma, todos se apartaron en mayor o menor medida, cuando el monje se desvaneció en un estallido que destruyó sus ropas mientras su piel se oscurecía y alargaba, convirtiendo al hombre en una bestia serpentina de colosal tamaño que se arrastraba por el suelo, derribando la mesa mientras se abalanzaba hacia delante en un acto de puro salvajismo.

No fue la única transformación sobre aquella mesa destrozada, sin embargo. El maestro Dishi desapareció de tu vista, y tuviste que moverte bajo tu tío para volver a verle, pero ya no era él, sino que en su lugar se alzaba sobre sus patas un majestuoso dragón de largo cuerpo y extensos bigotes, que rugía enfrentado a la serpiente.

Ambos seres serpenteaban alrededor el uno del otro, ofreciendo el dragón en un momento dado su espalda a la serpiente, que se abalanzó en busca de una dentellada que podía resultar fatal. Sin embargo, el dragón se apartó en el último instante, mordiendo a la serpiente y derribándola hasta quedar tendida bajo el dragón.

En tan sólo un momento, serpiente y dragón se desvanecieron, quedando un monje desnudo tendido en el suelo, inconsciente, a los pies del maestro Dishi, quien jugaba con su barba con aire altivo. Miró en derredor, comprobando cómo los hombres bestia se encontraban repartidos a lo largo y ancho del patio, lo más apartados posible de la contienda. El espectáculo había terminado.

Cargando editor
01/07/2020, 21:22
Rui Wu-San

El modo en la que la mayoría había reaccionado a aquella última pregunta de Recuerdo-de-Guerra-y-Paz me inquietó, pues daba la impresión de que las cosas no iban bien. Sin embargo, en lo que se refería al maestro Dishi, no sabía ni qué pensar. Aquel anciano era sumamente extraño, y podía esperarse cualquier cosa de él, salvo quizás que fuera capaz de dejar de jugar con su barba.

Llegó el momento en el que volví a tomar la palabra, y lo hice lo mejor que pude, tal y como salía de mi corazón y mi alma. La mayoría de lo que dije fueron preguntas, pero preguntas importantes a mi modo de ver, cuestionando estas lo que se pretendía hacer con mi persona en nombre de la Madre Esmeralda y queriendo conocer mejor a aquella que había escogido mi cuerpo para albergar su esencia.

Me vi insuflada de ánimo al darme cuenta de cómo primero mi tío, y después también la mayoría de los miembros del Puño de la Estrella del Sur, asentían ante mis palabras; pareciendo estos creer que estaba acertada.

Fue Huang quien terminó tomando la palabra para responder a las cuestiones planteadas según su punto de vista, desmontando con sus explicaciones las pretensiones de Gé Long y Fan Bingbing, quien cada vez se tornaba más iracundo. Como era de esperar, habiéndome echado ligeramente hacia tras incluso, el hombre tigre terminó por explotar; comenzando una discusión que no duró mucho, pero que resultó ser intensa.

Al escuchar a Huang Chen afirmar que Fan Bingbing cuidaría de mí le miré desconcertada, pero continuó explicándose, haciéndome entender finalmente qué era lo que estaba pasando. Miré a mi tío, esperanzada, aunque incapaz aún de decir nada; pues no quería dar nada por hecho sin que el maestro Dishi se pronunciara antes.

Este parecía aprobar lo que había dicho Luz-en-la-Oscuridad, y sin dejar de jugar con su barba con aquellos movimientos que casi resultaban hipnóticos, terminó concluyendo que debían cuidar todos de mí sin tratar de hacer de mi persona lo que no era.

No tuve tiempo de alegrarme, de darle las gracias a mi tío y a aquellos que me habían apoyado, de celebrar. Me vi arrastrada de repente por Lu Yan, quien anteponiéndose a lo que sucedería se ocupó de protegerme tras él transformado en un enorme tigre. Aquella no fue la única transformación que presencié, asistiendo asustada al enfrentamiento que se desarrollaba tan cerca de mí entre la serpiente y el dragón. Tenía miedo, pero aun así no podía dejar de tratar de ver qué era lo que sucedía, sintiendo cómo mi corazón se desbocaba por la tensión del momento.

Y de repente, todo terminó. Por fortuna el dragón había logrado esquivar a la serpiente, terminando por imponerse en aquel combate que acabó con Gé Long a los pies del maestro Dishi. Ni en una situación como aquella dejaba el hombre de toquetear su barba, lo cual hacía con altanería mientras todos los demás nos encontrábamos lo más alejados posible de ellos.

- Está... - dije con voz temblorosa, sin salirme las palabras en un principio. - Está... ¿Está muerto, tío? - pregunté a Lu Yan, saliendo de debajo de él, pero quedándome cerca. - ¿Y ahora qué? - añadí, aún impresionada por lo que había pasado y por la forma que tenía ahora mi tío. Esperaba que al menos fuera capaz de responderme.

Cargando editor
02/07/2020, 16:57
Dishi

Tu tío se puso en pie despacio, manteniendo aquella forma a medio camino entre hombre y tigre, de colosales proporciones. Sin embargo, cuando le preguntaste tan sólo te miró con aquellos ojos ambarinos, emitiendo un sonido que parecía una mezcla de gruñido y tranquilo ronroneo. En un principio, pareció erguirse enderezando la espalda y sacando pecho, en una postura digna de las estatuas erigidas en honor de los grandes héroes. Sin embargo, no tardó en encorvarse ligeramente, moviendo sus orejas delante y atrás. Parecía súbitamente cansado.

Por supuesto que no está muerto, pequeña. -Quien respondió en su lugar fue el maestro Dishi, quien permanecía junto al cuerpo del monje atusándose su curiosa barba- El árbol que aún puede enderezarse, no debe ser talado. Ge Long será llevado ante otros más sabios que él y con más autoridad que yo, para que sus actos sean juzgados como es debido. -Indicó con determinación, volviéndose hacia Fan Bingbing- Estoy seguro de que tus hombres, Zarpa-Dorada, podrán ayudar en dicha tarea. Tengo entendido que dispones de carruajes para transportar "invitados", ¿no es así?

Cargando editor
02/07/2020, 17:07
Fan Zarpa-Dorada Bingbing

Fan tardaba aún en recomponerse, tras el dantesco espectáculo de asistir al vertiginoso y relampagueante combate entre dos grandes dragones. Él mismo era un guerrero, un señor de la guerra, pero aún así contemplar a dos dragones en acción resultaba impresionante. Más aún al comprobar el resultado, ya que era precisamente su consejero quien, en apenas un instante, yacía inconsciente en el suelo, a los pies del maestro Dishi. Sin embargo, fueron las palabras de éste las que le devolvieron a la realidad. Alzó su mirada hacia el anciano, descompuesto, y pronto la alternó con la tuya, dándose cuenta de lo que habían dicho tus labios. Y su desconcierto se fue transformando lentamente en rabia.

¿Y ahora... qué? -Repitió tus palabras- ¡Ahora nada! -Bramó con ira- ¡No importa lo que Huang Chen pueda opinar, o lo que un maestro que no es el mío pueda afirmar! -Indicó, desafiando a Dishi con una dura mirada- ¡Nada ha cambiado! ¡Si alguien pretende reclamar aquello que ya me pertenece, lo que Zarpa-Dorada ya ha reclamado para sí, que se exponga al desafío! ¡¿Acaso alguien tiene el valor de enfrentarse a mí por esa mujer?!

Tras aquellas desafiantes palabras, Fan Bingbing se abrió su túnica y la dejó caer a su espalda, pesadamente debido al peso del espeso tejido bordado en oro, y su cuerpo creció al tiempo que un espeso pelaje amarillo, anaranjado y negro se adueñaba de su marcada y poderosa musculatura. En apenas unos instantes, el señor de la guerra Khan se alzaba como una enorme bestia similar a un tigre bípedo, más alta que el propio Lu Yan y con la musculatura más marcada, sin un atisbo de ropas sobre su cuerpo.

Se hizo un tenso silencio, sólo roto por los gruñidos furibundos que, de cuando en cuando, soltaba Fan mostrando sus fauces. Sin embargo, un ronroneo resonó de pronto a tu lado. Mirando a tu tío, cuyo rostro felino volvía a mirarte. La diferencia entre ambos era abismal. Donde Fan era pura ira y salvajismo, transmitiendo un aura de peligro aterrador, Lu Yan transmitía calma y sosiego. Era una bestia que resultaba atractiva, que no impelía a salir corriendo, sino a alargar la mano para acariciarla.

Y entonces, para desconcierto de todos, Lu Yan volvió a mirar a Fan Bingbing, y dio un paso al frente. Hacia él.

Cargando editor
05/07/2020, 21:46
Rui Wu-San

Por un momento, me dio la impresión de que mi tío me respondería, pero tan sólo emitió un peculiar sonido mientras me miraba. Se había alzado ya para entonces, mostrando un heroico porte que no pudo mantener mucho tiempo, terminando por dar claras señales de cansancio.

Esto ha tenido que ser demasiado para él.

Así, fue el maestro Dishi quien me respondió, dejando claro que Gé Long no había muerto, pues estaba a tiempo de enderezar su camino; algo para lo que requirió la ayuda de Bingbing. Sin embargo, este no parecía estar por la labor. Cuando logró reaccionar, miró desconcertado al dragón y después a mí, poniéndose rápidamente furioso otra vez.

Me puse tensa con tan sólo ver cómo me miraba, dando un respingo cuando tras repetir una de mis preguntas comenzó a declarar lleno de rabia que lo que los demás dijeran no cambiaba nada, poniendo sobre la mesa que quien quisiera arrebatarle lo que el consideraba suyo ya, tendría que desafiarle.

El simple tono de sus palabras me dejó claro que no pensaba echarse atrás, convenciéndome aún más de ello cuando deshaciéndose de su túnica comenzó a convertirse en una descomunal bestia. Se parecía a mi tío, pero al mismo tiempo eran muy diferentes, pues Zarpa-Dorada contaba con más altura y musculatura que mi tío.

Asustada ante aquella figura y los fieros gruñidos que esta emitía, di un paso para acercarme a Lu Yan, girando mi rostro hacia él al escuchar aquella especie de ronroneo. Mi tío también me miraba, y durante aquellos pocos segundos en los que nuestras miradas se cruzaban, no pude evitar pensar en cómo una bestia como él podía transmitir semejante calma; incluso ternura.

Fue entonces cuando mi tío apartó de mí su ambarina mirada para fijarla en Bingbing, hacia quien dio un paso. Parecía claro que lo que pretendía.

- ¡Tío! - grité dándole alcance casi de inmediato, sujetando uno de sus poderosos brazos con los míos. - No puede hacerlo, tío, por favor. - le pedí en tono suplicante.

Había fantaseado con la idea de que Lu Yan venciera a Fan Bingbing, recuperando el respeto que todos le tuvieron en su día y liberándome, pero aquello continuaba sin ser una idea realista; mucho menos ahora que mi tío se encontraba cansado y Zarpa-Dorada había dejado clara su superioridad física.

- Tiene que haber otra manera, tío. Por favor, no lo haga. - insistí.

Cargando editor
06/07/2020, 17:37
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

No dudaste en tratar de detener aquello, que tal locura te parecía. Fan Bingbing aparentaba ser físicamente más imponente que Lu Yan, un guerrero entre la flor de la juventud y la voz de la experiencia, experimentado pero aún vigoroso. Lu Yan, lamentablemente, era casi un anciano aquejado por una dura vida, una trágica historia, y una lamentable dependencia por el alcohol. Aquel combate no parecía justo.

Tu tío, sin embargo, no dijo nada. Muy al contrario, de su garganta brotó un suave ronroneo, un sonido tranquilizador que no sirvió para calmar tus nervios, a pesar de que aquellas enormes zarpas en que se habían convertido las temblorosas manos de tu tío se posaron en tus hombros. Alzaste la mirada, y los redondos y brillantes ojos felinos de aquella majestuosa pero agotada bestia, que te observaban desde una gran pupila negra como la noche sin luna, parecían cargados de una intensa calma.

Cargando editor
06/07/2020, 18:08
Huang Chen Luz-en-la-Oscuridad

¡El desafío ha sido arrojado, y aceptado! -Exclamó firmemente Huang Chen, situándose justo entre ambos hombres tigre, con aspecto autoritario, alternando su grave mirada entre ambos contendientes- ¡Con el permiso de los presentes, será un honor para mí ejercer de maestro del desafío! ¿Ambos contendientes están de acuerdo?

Cargando editor
06/07/2020, 18:08
Jian Gota-de-Sangre

Sentiste más que viste cómo ambos hombres tigre asentían en dirección a Huang Chen, justo antes de que sintieras un par de manos reemplazando a las zarpas de tu tío, aunque estas manos se posaron en tus brazos, curiosamente con una gran delicadeza. Te giraste para descubrir a Jian tras de ti, instándote en silencio a acompañarle fuera de la invisible "arena de combate". No fue hasta que diste algunos pasos, que te acercaban a un Kippei que se acercaba ya a tu posición con preocupación, que el maestro del veneno y el espionaje te susurró algo.

Tranquila, niña. Vas a querer ver ésto...

Cargando editor
06/07/2020, 18:08
Director

Todos los presentes se apartaron del círculo invisible en cuyos extremos se situaban Lu Yan y Fan Bingbing, y en cuyo centro permanecía aún Huang Chen. Éste preguntó a cada uno si estaba listo para comenzar, y cuando ambos asintieron, caminó marcha atrás hasta alcanzar la pared del patio.

Entonces, todo se precipitó. Fan dio un paso atrás, rugiendo con ferocidad. Abrió sus piernas hasta adoptar una posición marcial bien asentada en el suelo, y trazó unos complicados dibujos en el aire con sus garras, en lo que parecía una complicada cata de artes marciales, unas artes basadas en el uso de las mortíferas armas naturales del tigre. Se trataba de una temible demostración de poder, un ejercicio de poderío a fin de atemorizar a su adversario, infundiendo en su ánimo la semilla del mayor de los temores.

No obstante, Lu Yan permanecía impertérrito, contemplando aquella demostración de habilidad y poder. Y sólo cuando Fan Bingbing culminó su demostración de habilidad, adoptando una postura defensiva, se movió. Alzó sus brazos hacia el cielo, inspirando profundamente con sus ojos felinos cerrados, sus palmas hacia el cielo, y alzando una de sus patas hasta guardar un complejo equilibrio sobre tan sólo un pie. Fue tan sólo un instante, pero sentiste cómo el aire se arremolinaba a tu alrededor, agitando tus cabellos, así como los de los demás presentes. Miraste alrededor, descubriendo rostros llenos de consternación y respeto, una socarrona sonrisa en el rostro del maestro Dishi, a un Shunito visiblemente interesado en lo que acontecía, pues se había puesto en pie y se acercaba a la posición de Lu Yan manteniendo la distancia... y a tu lado, Jian volvió a susurrar algo, con una sonrisa nacida de la ilusión.

El Martillo del Trueno Celeste...

El viento creció bruscamente, al tiempo que Lu Yan volvía a apoyar su pata flotante en el suelo, descendiendo ambas manos unidas en un equilibrado movimiento. Su rostro felino rugió, con una fuerza ensordecedora que asemejaba el trueno previo a la más cruenta tormenta. Lu yan extendió bruscamente sus manos hacia Fan con las palmas abiertas. El señor de la guerra tigre sintió cómo todo su pelaje era arrastrado hacia atrás, y se cubrió su rostro con las zarpas, atemorizado. Dio un paso atrás, pero no fue él quien sintió la brutalidad del golpe. Como si los mismos dioses golpeasen el mundo con sus manos, la puerta del patio de la casa de Lu Yan, ahora tuya, fue arrancada de su lugar, astillada y arrojada lejos de allí, junto a buena parte del muro cuyos macizos bloques de piedra salieron despedidos como si hubieran sido disparados por una máquina de asedio en tiempos de guerra. El ejército dorado que aguardaba fuera se desmandó, tirándose al suelo muchos de los soldados, y huyendo buena parte del resto. Tan sólo unos pocos, aterrorizados, se mantuvieron en su puesto.

Cargando editor
06/07/2020, 18:09
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Fan Bingbing se giró para comprobar el resultado y, horrorizado, regresó a su forma humana habitual, contemplando sin aliento el destrozo que bien podía haberle convertido a él en objetivo. Lentamente, y con el labio inferior temblando de miedo, se giró a observar a un Lu Yan que también había adoptado ya su forma de hombre, de un insignificante viejo borracho, que le mirada con ojos vidriosos mientras tomaba de su cinturón una cantimplora de calabaza y daba un trago jovialmente.

Espero que haya quedado claro... -Fue todo lo que dijo. Y por la expresión de Fan Bingbing, estaba claro que así había sido.

Cargando editor
08/07/2020, 20:40
Rui Wu-San

Me sentía desesperada. Las peticiones a mi tío no parecían tener efecto alguno más allá de que este intentara tranquilizarme. Lo hizo apoyando sus ahora garras en mis hombros tras emitir aquel ronroneo que supuse estaba dedicado a calmarme, pero que no logró su objetivo. No era capaz de sentir ni siquiera un poco de aquella profunda calma que advertí en la felina mirada que me observaba desde lo alto, una calma que no llegaba a comprender.

No dejaba de pensar en lo desnivelado de aquel desafío, en lo mal que podría acabar mi tío, mientras que el resto de presentes no hacía nada por tratar de evitar aquello. Es más, Huang Chen no tardó en declarar válido aquel enfrentamiento y en solicitar un puesto en el mismo.

¿Es que se han vuelto todos locos?

Los hombres tigre confirmaron estar de acuerdo con lo expresado por Luz-en-la-Oscuridad, no dándome tiempo a protestar antes de sentir cómo alguien que no era mi tío posaba sus manos sobre mi. Había sujetado mis brazos con gran delicadeza, pero aquello no impidió que reaccionara de manera brusca, zafándome de aquellas manos antes de girarme y comprobar de quién se trataba. Verme abordada por detrás en un momento tan tenso como aquel fue demasiado para mí.

- L-lo siento, yo... - traté de disculparme al descubrir a Jian allí, siguiendo tras ello sus indicaciones para quitarnos de en medio.

Fue entonces cuando vi a Kippei, acercándome a él mientras el japonés hacía lo mismo.

- Tienes que hacer algo, Kippei, por favor. - le pedí suplicante. - A tí te harán más caso, ayúdame. - le pedí desesperada, al borde de las lágrimas, tras lo que escuché a Gota-de-Sangre susurrándome.

Sorprendida por sus palabras, me giré para presenciar el encuentro, viendo cómo al que llamaban Linterna daba comienzo al desafío. Aquello era real, iba a pasar, y me sentía totalmente inútil por no ser capaz de impedirlo. Las palabras de Jian me habían insuflado algo de esperanza, pero al ver la demostración que Bingbing hacía me eché a temblar, de manera literal. Pensar en lo que podría hacerle a Lu Yan con aquella habilidad me aterraba, sin embargo, mi tío aguardaba aparentemente tranquilo.

Tras lo que hizo Zarpa-Dorada pareció llegar su turno, cerrando sus ojos mientras mantenía una curiosa postura cuyo objetivo no comprendía. De pronto, sentí al aire arremolinarse a mi alrededor, agitando mis cabellos como pareció hacer con el del resto de presentes. Las reacciones de estos eran diversas, pareciendo que algunos no estaban sorprendidos por lo que pasaba, entre ellos Jian.

No sabía qué estaba pasando, pero ahora sabía que lo que estaba pasando era El Martillo del Trueno Celeste. La sonrisa de Gota-de-Sangre me recordó las anteriores que había mostrado. ¿Sabía lo que podía pasar? La reacción de Shunito tampoco me había pasado desapercibida, mostrándose especialmente interesado por lo que mi tío hacía. ¿Sería ese el secreto que había ido a buscar?

El viento aumentó bruscamente al mismo tiempo que Lu Yan bajaba su pata alzada, lanzando mi tío lo que parecía iba a ser un terrible ataque tras emitir un estremecedor rugido. No podía creerme lo que estaba presenciando. Zarpa-Dorada se encontraba atemorizado frente a Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-de-Ciempiés, mientras que un misericordioso Lu Yan liberaba finalmente aquella extraña magia hacia la entrada de su casa, destrozando esta y haciendo huir y cubrirse a gran parte del ejército de quien había quedado claro era inferior que él.

Todo aquello me dejaba claras varias cosas.

Los hombres tigre volvieron a sus formas humanas, observando antes Zarpa-Dorada el destrozo que había provocado su adversario. Cuando Bingbing miró a mi tío, aún atemorizado, pudo ver a un relajado Lu Yan que echaba mano de su calabaza para dar un trago de esta como si nada hubiera pasado; dedicándole mi tío tras ello unas palabras que el miembro del Puño de la Estrella del Sur pareció aceptar.

Tras el desenlace del encuentro, mis ojos habían comenzado de nuevo a humedecerse, pareciendo querer escapar aquel llanto que había logrado contener hasta el momento. Una gran rabia e impotencia se adueñaban cada vez más de mi interior.

- ¿Por qué? - musité llena de frustración, sin comprender. - ¿POR QUÉ ME HA HECHO ESTO? - terminé gritando a mi tío, apretando con fuerza el bastón que me había regalado, el cual miré un segundo.

Evitando el deseo de tirar el báculo, terminé aferrándome a él con más fuerza y di media vuelta, corriendo hacia el interior de la maltrecha casa mientras las lágrimas se deslizaban ya por mis mejillas.

Cargando editor
09/07/2020, 07:04
Director

La expresión de incredulidad que se adueñó del rostro de tu tío no tenía parangón, pero no pudiste contemplarla demasiado tiempo. Superada por la situación, le diste la espalda para huir en una desesperada carera hacia el interior de la casa, huyendo a la oscuridad y el recogimiento. Varias voces resonaban a tu espalda, pero apenas eras capaz de distinguir lo que decían. Sólo una se alzaba sobre el resto, una que con marcado acento japonés te llamaba por tu nombre. Sólo eso decía, tu nombre.

Pero eso no te detuvo. Seguiste corriendo hasta sumergirte en el interior de la casa, terminando nuevamente en aquella antigua y desvencijada sala que otrora fuera de entrenamiento. Sólo entonces pudiste parar, cegada por las lágrimas y sin otro lugar a donde ir.

Cargando editor
09/07/2020, 07:11
Kippei Gennosuke

Pero no estabas sola, o no lo estuviste más que unos breves instantes. Ni siquiera fuiste consciente de su llegada, pues sus pasos eran silenciosos, pero pronto notaste que estaba ahí, tras de ti, antes incluso de que una mano se posará en tu hombro.

¿Rui Wu-San? -Te llamó Kippei, con una voz llena de dudas y preocupación, las mismas que reflejaría su rostro si en aquel instante pudieras verlo- Ahora tú libre... ¿Por qué tú no feliz?

Cargando editor
10/07/2020, 21:34
Rui Wu-San

Pude ver de manera fugaz la incredulidad que se apoderaba de mi tío ante mi reacción, pero poco me importó, como poco me importaron las voces que se alzaron ante mi carrera. No podía más, y nada me detendría, necesitaba estar sola; alejarme de todo aquello aunque fuera un momento. Tuve un instante de duda al oír cómo una de las voces de imponía sobre el resto. Se trataba de Kippei, que tan sólo decía mi nombre, y terminé sintiendo una profunda vergüenza mientras me esforzaba en perderme en el interior de la casa de mi tío.

Me detuve en el interior de esta, sin haber querido llegar a ningún lugar en particular, simplemente quise alejarme. En seguida traté de secar las lágrimas que aún continuaban brotando, mientras también intentaba calmar mi agitada respiración. Eran demasiadas y muy fuertes las emociones que había sentido allí fuera, y no comprendía por qué mi tío había permitido eso, por qué no había acabado con todo esto mucho antes.

Poco duró aquella soledad buscada, sintiendo que el joven japonés estaba allí. No le oí llegar, pero allí estaba, e intuí desde el primer momento que se trataba de él. Me sorprendió sentir su mano sobre mí, mas no me revolví en aquella ocasión, escuchando tras ello cómo me hablaba confuso y preocupado; preguntándome por qué no estaba feliz si ya era libre.

- ¿Es que tengo que olvidarme de lo que ha hecho mi tío sólo porque todo ha salido bien al final? - pregunté consternada, tratando de cesar mi llanto. - Podría haber evitado muchas cosas... - añadí, aún sin mirar a Kippei, no quería que me viera llorar.

Sequé mis ojos y mi cara nuevamente, terminando por girarme hacia él cuando dejé definitivamente de llorar, volviéndome despacio; y me quedé mirándole unos instantes, preguntándome si habría comprendido lo que le había ficho.

- Mi tío sabía hacer eso del Martillo del Trueno, ¿por qué no lo hizo antes? ¿Y si Bingbing...? - no fui capaz de decirlo. ¿Y si aquel hombre me hubiera hecho algo cuando me llevó a su palacio? - Casi te mata, Kippei. Lu Yan tenía la manera de parar todo esto antes y no lo hizo, y no entiendo por qué.

Bajé la mirada, volviendo a preguntarme aquello, ahora más calmada. ¿Por qué no había detenido mi tío todo aquello antes pudiendo hacerlo? La respuesta me llegó de pronto con claridad, abriéndose más mis ojos.

No podía detenerlo. No había podido. O pensó que no sería capaz.

- Quizás las cosas no sean como he pensado en un principio... - retomé la palabra tras aquellos instantes de reflexión, volviendo a mirar al joven japonés. - Pero... Tenía que tenerlo planeado desde antes de la reunión, ¿por qué no zanjar el asunto desde el principio? - le pregunté a Kippei, entristecida y confusa, esperando que hubiera captado lo que le decía. 

Cargando editor
11/07/2020, 05:55
Kippei Gennosuke

Kippei te miraba lleno de dudas, a medida que las tuyas se convertían en compungidas palabras. Cuando te giraste hacia él, viendo lágrimas en tus ojos, apartó su mirada apenas un instante, como si le doliera verte así. Sin embargo, cuando terminaste de expresar tu dolor, lo que se hizo evidente fue que lo que más le dolía era la impotencia, pues no tenía respuestas. Aún así, no guardó silencio.

Mi... no sabe por qué Lu Yan hace lo que hace. Él anciano maestro, yo sólo cachorro. -Reconoció con vergüenza- Pero yo sabe algo, que vida de tigre no sencilla. Vida... sola. -Se hacía evidente que la palabra que el japonés buscaba era "solitaria", algo que estaba fuera del alcance de un joven con sus limitaciones con la lengua de China- Eso yo aprende, vida de tigre ser dura, llena de peligro y lucha. Tigre aprende a ser fuerte para sobrevivir, o aprende otro camino. Eso dice Shunito, única cosa que lleva razón. Kippei no fuerte, yo busca otros caminos. Lu Yan fuerte, pero busca otro camino. Yo cree que...

En ese momento, el joven contuvo su lengua, torciendo su rostro a un costado con gesto serio. Te miró y forzó una sonrisa, inclinándose ante ti. Al hacerlo, pudiste ver la característica silueta de Lu Yan en la puerta.

Cargando editor
11/07/2020, 06:08
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu anciano tío dio un par de pasos hacia el interior de la estancia. Pudiste ver sus manos temblorosas sujetando ante él su cantimplora, mientras su mirada se mantenía en el suelo.

Kippei, ¿me permites hablar con mi sobrina, por favor? -Solicitó en un tono formal, que sin embargo contenía una cierta ternura.

El joven japonés se giró y realizó una rápida reverencia hacia Lu Yan, repitiéndola contigo antes de dirigirse a la salida rápidamente. Al desaparecer el chico, tu tío suspiró pesadamente. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Había oído lo que decías? Él anciano caminó en tu dirección, situándose a tu lado. Parecía cansado, mucho más de lo habitual, que ya era decir. Y sus ojos te evitaban.

Zarpa-Dorada enviará mañana algunos hombres a reparar el muro y reemplazar la puerta. Conociéndole, pondrá una puerta llena de adornos dorados. -Mencionó con un toque de humor triste- Dishi se llevará a Ge Long para que sea juzgado por sus actos. No son extremadamente graves, según nuestras leyes, pero serán una tacha en su honor y se le exigirá alejarse de estas tierras por largo tiempo, seguramente. Eso espero, al menos. El Puño de la Estrella del Sur sospechaba hacia tiempo que algo pasaba con Bingbing, pero sólo Jian lo había relacionado con el monje. Esa rata es un experto en la guerra baja, sin duda... Esperemos que sin ese monje intoxicado su mente, puedan recuperar al Khan que una vez fue.

Tras aquel resumen de cómo quedaba la situación, al que no faltaban flecos que aclarar, se hizo un tenso silencio. El anciano miró al suelo, encorvado como si un gran peso invisible fuera cargado por su espalda.

No era mi intención llegar a ésto, Rui. -Confesó con pesar- Lo que has visto... no sabía si aún sería capaz de hacerlo, si aún sería digno de tal poder. Una vez, hace mucho... Tuve la ocasión de hacer algo grande con él, liberar a un gran espíritu, salvar a mis seres más queridos. Pero una sombra, un temor, se adueñó de mi corazón. Dudé, tardé más de la cuenta, y como consecuencia de ello hoy vivo mientras otros mejores que yo no lo hacen. Si es que ésto es vivir. -Al observar el rostro del anciano, pudiste comprobar que estaba llorando, un llanto sereno y cansado, propio de quien ya ha llorado demasiado por el mismo dolor- No sabía si aún podría hacer uso de un poder así. Teóricamente, hay que ser digno de ello, y creo que lo fui una vez... pero ya... Mis intenciones no llegaban más lejos que pedir ayuda a Dishi. Muchos años llevaba sin verle, huyendo de su presencia por vergüenza.

Cargando editor
15/07/2020, 11:00
Rui Wu-San

Kippei apartó en un principio su mirada cuando me giré hacia él, sintiéndome algo culpable porque tuviera que verme en aquella situación, pues me dio la impresión de que le resultaba doloroso; aunque pronto se hizo evidente, tras terminar de explicarme, que lo que más debía afectarle era el sentirse impotente.

Tampoco es que contara con que el joven japonés supiera darme respuestas. Sí, quizás había algo en la cultura de los Khan que lo explicara, pero no estaba segura de ello. Supongo que a parte de responder a su pregunta trataba más de desahogarme, de que alguien me escuchara, de sentir que lo que sentía importaba. Kippei no hablaba mucho, pero sabía escuchar. Quizás fuera eso en parte lo que me gustaba de él. Parecía importarle lo que tuviera que decir.

Aunque quizás se deba a la barrera del idioma. Quizás en japonés no pare de hablar, quizás sólo vea lo que quiero ver, porque él...

Pensé que Kippei callaría, que se limitaría a encogerse de hombros o algo parecido, pero no fue así. Aunque con dificultad, empezó a explicarme cómo veía él las cosas, lo difícil que era la vida de un tigre; pero antes de poder terminar de hablar se contuvo, mirando hacia un lado antes de sonreírme y hacer una reverencia.

No entendía qué estaba pasando, no hasta ver la silueta de mi tío en la puerta. En seguida comenzó a entrar, sin mirarnos y sujetando aquella calabaza con manos temblorosas. Al solicitar a Kippei que nos dejara a solas, quise dedicar a este unas últimas palabras.

- Arigatoo, Kippei. - le dije al japonés con una tenue sonrisa y una reverencia, empleando aquella palabra que había aprendido de él.

Con nuevas reverencias a mi tío y a mi, Kippei terminó por irse, lo que provocó un suspiro por parte de mi tío que no supe comprender. ¿Era por lo que había dicho? ¿Lo había oído todo? No sabía desde cuándo llevaría allí... Me sentía avergonzada por cómo le había gritado en el patio, delante de todo el mundo. Aunque seguía sin comprender algunas cosas, pensé en inclinarme ante él y ofrecerle una disculpa, aquellas no habían sido maneras. No, no lo eran. Puede que hubiera hecho algunas cosas mal, o puede que no, pero lo que estaba claro era que si no fuera por él, estaría camino de aquel palacio de oro.

Pero Lu Yan se me adelantó, exponiendo lo que pasaría con Zarpa-Dorada y Recuerdos-de-Guerra-y-Paz, haciendo uso incluso del humor; aunque sin mirarme a los ojos. Le había decepcionado, tenía que tratarse de eso. Él había hecho muchas cosas por mí, y así era como yo se lo pagaba... Y su decepción hacía que me decepcionara a mi misma.

Te has comportado como una chiquilla.

Se hizo un silencio asfixiante en el que mi cabeza pensaba en la mejor forma de disculparme, pero esta también continuaba preguntándose por el “por qué” de todo aquello. Pude ver de reojo cómo Lu Yan miraba al suelo, pronunciándose poco después.

Sus explicaciones me cayeron encima como una gran losa, pero nada comparado con verle llorar. Todo aquello tenía que ver con aquel suceso del que mi tío se resistía a hablar pero que había marcado su vida desde entonces; aquel que le hizo perder a la que era su familia. Y allí estaba yo, echándole en cara que no hubiera hecho antes lo que tan caro le había costado...

Bajé la mirada durante el resto de su explicación, logrando no llorar a duras penas, mientras una profunda y dolorosa tristeza embargaba mi interior.

- T-tío, y-yo... - tomé la palabra cuando acabó de hablar, temblándome la voz y sin ser capaz de mirarle. - N-no pensé que... No lo entendía... N-no entiendo muchas cosas... Pero eso no es excusa. - me incliné hacia él a cuanto daba mi espalda, profundamente arrepentida. - Lo siento muchísimo, no debí reaccionar así. Lo siento, tío, no volverá a pasar.

Me mantuve en esa posición unos largos segundos, hasta que por fin me levanté. Un par de lágrimas cayeron entonces por mi rostro, pero pronto las borré, mirando entonces a Lu Yan; con el alma aún encogida.

- Me asusté mucho, no quería que nada le pasara. - continué hablando, tan sólo un poco más calmada. - U-usted es todo lo que tengo. - no conseguía expresar todo lo que pensaba ni sentía, pero esperaba que Lu Yan supiera comprenderme. - S-supongo que yo tampoco me sentía digna de que alguien sea tan bueno conmigo como lo ha sido usted...

Traté de respirar despacio, de calmarme, y tras ello volví a retomar la palabra.

- Tío, podría... ¿Podría abrazarle? - le pregunté, sintiendo que aquella pregunta no sólo aludía a si me permitía abrazarle, si no a si yo sería capaz de darle un abrazo.

Cargando editor
15/07/2020, 13:15
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

No lograste ver la expresión del rostro de tu tío al inclinarte, pero no tardaste en sentir sus manos en tus hombros, obligándote cuidadosamente a alzarte de nuevo. Al hacerlo, viste el modo en que negaba con la cabeza, agitando aquellos curiosos mechones de cabello apelmazado con su movimiento.

N-no, pequeña, no... es la mejor excusa del mundo... -Indicó con una triste sonrisa bajo sus ojos húmedos- Hay muchas cosas tristes y horribles en este mundo. Deberías atesorar estos momentos en que tan poco conoces de tantas cosas. Y disfrutar como sólo se puede en la más tierna juventud de todas las cosas maravillosas que también tiene para ofrecer.

Su expresión, sin embargo, cambió radicalmente, pues al oírte afirmar que no te creías digna de que alguien fuera bondadoso con ella, su ceño se frunció lleno de incredulidad y pesar. Sus labios se separaron, pero no fue capaz de articular palabra, no al principio. Sin embargo, al formular aquella petición, algo en aquel anciano se rompió, y sus manos te atrajeron contra él con firmeza y necesidad, rodeándote con todo el cariño que había habitado en tus sueños de juventud, cuando anhelabas el amor de una familia que realmente se comportase como tal, amorosa y leal.

Eres digna, claro que eres digna... Lo lamento tanto, pequeña mía... -Te susurró, con gran pesar- En un mundo perfecto, en uno donde yo realmente hubiera sido aquello que todos creían de mí, habría ido a buscarte hace mucho tiempo. Desde siempre habría cuidado de ti. Pero ahora es tarde, y sólo puedo prometerte que estaré contigo lo poco que me reste de vida.

Cargando editor
15/07/2020, 13:29
Shunito Garras-de-fuego

Aquel emotivo momento se vio interrumpido por un carraspeo nervioso. Tu tío y tú os separásteis, descubriendo a Kippei en la puerta, apenas asomando por el marco con gesto incómodo. Su mirada alternaba entre vosotros dos y lo que había al otro lado de la puerta, como si mediante gestos silenciosos tratase de advertiros de algo.

Apenas tardasteis unos pocos segundos en comprender, lo que tardó Kippei en ser arrojado al interior de la estancia mediante un potente empujón, que sin embargo no le hizo caer al suelo, sino que ágilmente se reincorporó apartándose del camino de su maestro, eso que los Khan llamaban kuasha. Shunito Garras-de-Fuego entró en la sala con paso firme, mostrando una expresión llena de fiereza, y señaló a Lu Yan con un dedo acusador.

¡Es hora de devolver los favores prestados, viejo! -Gritó el tigre japonés, lleno de autoridad- ¡Te he ayudado a recuperar a la niña, ahora me enseñarás un secreto de poder! ¡Y ya he decidido, quiero aprender el Martillo del Trueno Celeste!