Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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27/06/2019, 10:21
Charlie

Un rato antes de la llegada del sóter.

 

Charlie tocó con delicadeza, como si mimara a un ser muy sensible. Como había ocurrido con el canto de la medusa sintió lo escuchado como algo propio, más suyo que cualquier otra cosa y a su vez era un misterio que parecía venirle desde otro sitio lejano. Esa música era como su aliento y a su vez como el recuerdo de un hogar olvidado y añorado.

Cuando el intérprete terminó la miró expectante para al momento, ruborizado, agachar la cabeza, apartando la vista hacia las teclas del piano.

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27/06/2019, 10:44
Terpsícora

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

 

Aunque la junzi no se acercaba más que cualquier otro para hablarle era como si con cada interacción rompiera la zona de confort y se acercara mucho.

—Cada ser tiende a su naturaleza. La poesía es el lenguaje natural de la humanidad, la prosa es un descenso a una esfera utilitarista, que condujo la civilización comercial.

Ryu pudo oler su sonrisa, como si su aliento ahora de néctar tuviera una función comunicativa.

—El Gólem trató de domeñar a la humanidad moldeándola, degradándola hasta ponerla a su nivel maquinal. Pero no somos semejantes a él. Y en los más sensibles entre nosotros el arte surge como la lava de un volcán, como el impulso que guía al bebé en el canal del parto.

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27/06/2019, 10:58
Beatrice Danesti

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

Beatrice contestó a Ryu con cara de resabiada.

—Señor, aquí no existe la servidumbre. Y donde no hay siervos, los niños aprenden trabajando. Y los nobles lo primero que tenemos que aprender es la humildad y el valor del servicio a los otros.

Esto último lo dijo como una frase hecha. 

—Tampoco se nos pega, no crea. Y el sóter... no le castigó a él. Me pidió disculpas por no haberme avisado de la naturaleza salvaje e impulsiva del señor Sylvain y me rogó que me disculpara en su nombre con él, por mi imprudencia, cosa que tuve que hacer.

No nos haría daño nunca, siempre juega con nosotras, moriría por nosotras, señor. ¡Ay de aquel que ose tocarnos un pelo!

Notas de juego

Editado: he añadido una frase al principio.

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27/06/2019, 11:22
Darya Gevorkian

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

Las normas del mundo tras la revolución no debían ser sencillas. El joven alto que venía en la comitiva les había hablado de los planes del Gólem en relación a la generación de castas, y aunque decían esforzarse por evitar que la organización social fuera así y las herencias transhumanas generaran una especie de clase superior, existía la nobleza y era inevitable pensar que los llamados junzi, como el sóter o la dama imponente que lo acompañaba, no conformaran una especie de realeza con cierto tinte mítico que se dedicaban a cultivar con tesón, como había quedado patente al hablar con Titania. Tal vez por eso era fundamental el tipo de educación de que hablaba Beatrice, para representar con aquellos gestos que los nobles, aunque llamados a gobernar, estaban al servicio de sus pueblos. Y aún con todo el aire mítico alrededor del sóter y su familia, aquel hombre, Sylvain, se había atrevido a golpear a la niña y el mismísimo sóter debía acatar sin queja lo que fuera que estuviera haciendo.

Recordando la expresión “guardián de la revolución” Darya frunció el ceño. Dada la historia que la niña había contado parecía tratarse de una autoridad a la que los mismos sóter debían someterse. Y eso no estaba mal, en todo sistema justo los gobernantes debían poder rendir cuentas. Pero aquel hombre daba la impresión de ser una especie de agente que parecía al mismo tiempo un verdugo. Se preguntó ante quién rendiría cuentas él.

¿Y sabes qué es lo que buscaba olfateándoos? —preguntó a la pequeña.

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27/06/2019, 13:53
Beatrice Danesti

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

Claro que sí... Miró a Ryu y a Darya para hacerse la interesante e hizo como si hablara en un susurro que aunque cambiaba el tono de la voz no bajó el volumen.

—Aunque nos encerraran en una montaña o nos tiraran al fondo del mar y nos comiera una ballena podría encontrarnos. Es capaz de olfatearnos a cientos de kilómetros, por eso tenía que quedarse con nuestro olor. Dice el sóter que es como un vínculo que le ata a nosotras... Y parte de la obligación de su título es protegernos a los niños.

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27/06/2019, 13:59
Mihai Razvan, sóter de Basa'rab

El sóter respondió a Sibyl hablando después de afirmar con la cabeza.

—Sí, escucho la música de las cosas. De las olas del lago, de la luna, de los animales, del corazón de los hombres… Es parecido a la sinestesia, un don transhumano como hay muchos otros. Los míos se introdujeron mediante la edición de mi biología, de la injerencia de la tecnología en la naturaleza. Lo que hay de transhumano en vosotros, en cambio, podría ser fruto de una herencia naturalizada. En todo caso un poeta dijo una vez que si la rueda olvida su fórmula, ya puede cantar desnuda con las manadas de caballos. La herencia transhumana forma parte de lo que somos, del legado de la humanidad. El reto es que eso no nos convierta en máquinas.

Se puso a servirse su propio té, el último.

—No siento que vuestro cuerpo no os pertenezca. En cualquier caso es un regalo por el que debéis estar agradecidos. Por favor, no caigáis en la enajenación, eso podría ser mortal.

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27/06/2019, 18:08
Hélène Hunziker

Charlie agradeció el halago con una sobria inclinación de cabeza y se excusó al marcharse, reclamado por el sóter.

Ya “solos” Hélène sonrió pícara, como diciendo “ya te has librado de él, eh.” “Y ahora, ¿qué quieres de mí?” Y enseguida, menos traviesa que cómplice, le vino a expresar “Bah, es verdad, soy yo la que ha reclamado tu atención” 

Y para cuando señaló con un movimiento de su cabeza hacia una bandeja preguntándole así si quería una copa Erik se había dado cuenta de que esa forma de explicarse ella y quizá de entenderla él, con gestos aparentemente normales, sin palabras ni lo que se dice signos concretos pero tan precisa como si estuvieran hablando parecía inexplicable, incluso sobrenatural.

—¿No me digas que no bebes alcohol? ¡Pero si hoy ya has comido carne!

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28/06/2019, 00:18
Faraz Snowden

La respuesta de la cáusata no consigue aliviarme. Puedo entender que esta gente vea la liberación de la especie humana como una loable hazaña, pero, ¿a qué precio? Hace falta un imposible ejercicio intelectual para no ver la implicación de la Revolución Silenciosa en la cadena de acontecimientos que condujo a la muerte de miles, si no millones, de almas inocentes. Qué sencillo resulta glorificar la guerra y convertir una tragedia en un mero daño colateral cuando uno se envuelve en la bandera del bien mayor.

Pero en algo tiene razón. La Revolución Silenciosa no mató a mi familia. Han pasado cien años, así que no importa cómo hubieran ido las cosas: estarían muertos igualmente. La única diferencia es que yo sigo vivo, pero, ¿es así realmente?

Según las palabras del sóter, el cuerpo que actualmente alberga mi consciencia es un recipiente clonado. El Faraz del Eón murió, y solo una ilusión de continuidad es lo que alimenta mi sensación de que ese Faraz sigue vivo en mí. Probablemente me haya perdido muchas cosas de su vida en el momento en que nos «separamos»… Tengo la inescapable sensación de que cuanto más sé, más cosas me van siendo arrebatadas. No lo entiendo.

Tampoco entiendo todo eso de las dotes transhumanas. No pretendo poner en duda la sabiduría del sóter, pero durante toda mi vida no ha habido nada que me hiciera pensar que soy otra cosa sino alguien normal y corriente... en el mejor de los casos.

Pero lo más extraño de todo es lo que dice sobre que el cuerpo que habito no estaba vacío. ¿Significa eso que mi consciencia dominó la suya de algún modo, anulándola? Me miro las manos, como si estas contuvieran todas las respuestas del Universo.

—Qué terrible —digo con inmensa pena—. ¿Y no habría una forma de revertir el proceso, de… coexistir, «reconectarnos» con esa consciencia dormida, y asimilarla en vez de... aplacarla? —La mera idea me resulta indescifrable, y siento que me faltan las palabras para describir lo que quiero. Ojalá mis torpes preguntas basten para hacerme entender.

- Tiradas (1)
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28/06/2019, 18:21
Ryu Akahoshi

Mis emociones iban y venían violentamente arremolinándose como un viento huracanado que toma impulso antes de tocar tierra. Me mantuve callado y circunspecto mientras escuchaba las palabras de la cáusata, había dado por hecho que las sociedades experimentales de las que se nos había hablado estaban sobre el nivel del suelo, no bajo él. Fue por eso mismo que la interpretación de Faraz a lo dicho me erizó los vellos del cuerpo: no había pensado en la posibilidad de que estuvieran bajo tierra y de que hubieran sucumbido víctimas de la misma revolución que trataba de liberarlas, o por lo menos, no era lo que se infería de las palabras de la cáusata.

Fuera como fuese, podía vislumbrar por qué el sóter tenía esa expresión ligeramente crispada y atormentada si tenía que cargar con el peso de esas vidas, y quién sabía de cuántas otras, encima. Qué alto era el precio de la libertad... y cuán profundas sus marcas; qué cara su posesión que inclinaba a los hombres a arriesgarse a vivir con el peso de miles de vidas que a vegetar en una jaula de oro. Inclusive ellos, que eran transhumanos, habían cometido errores terribles.

A continuación la mujer nos explicó que no teníamos forma de saber si la revolución había matado a nuestras familias pero que en todo caso habría afectado a nuestros descendientes, de nuevo, la imagen de todo apagándose de golpe a mi alrededor volvió a mí con una fuerza espeluznante, tanto que tuve la impresión de que podía ser arrastrado a aquella nave otra vez en ese mismo momento solo con pensarlo. Tuve que obligarme a abrir los ojos.

La revelación de que muchos se habían suicidado no me cayó mejor, al contrario: qué nivel de sometimiento y de adoctrinamiento deberían de tener para preferir la muerte al fin de la esclavitud. Sentía un hueco en el pecho que se iba agigantando y me pregunté si yo hubiera llegado a ese extremo de no conocer la verdad sobre el Eón.

-Por supuesto, les daré todo la información que pueda, aunque no solía salir de la ciudad -manifesté al pedido de Nin. Si bien es cierto que habíamos confirmado en cierta forma que no estábamos en el mismo planeta, siquiera en el mismo sistema solar, tampoco quería dejar nada librado al azar: en este momento estaba abierto a las opciones más descabelladas posibles, y para mantener esa postura no iba a cerrarme a ninguna posibilidad. En todo caso, quería que corroboraran la información para que fehacientemente me confirmaran que nuestra conurbación no estaba en sus registros. Ante la imposibilidad momentánea de certezas, creía que nuestra mejor opción era ir derribando dudas hasta llegar a patadas a la verdad.

Me sentía sobrepasado por las ramificaciones que la conversación estaba generando y agradecí infinitamente que Erik decidiera empezar el relato de lo ocurrido en la nave al que siguió Darya con unas más que correctas puntualizaciones sobre nuestras hipótesis de la biblioteca, inclusive habíamos llegado a la misma conclusión: si la conurbación no existía estábamos un paso más cerca de la verdad.

Entonces intervinió el otro cáusata. Extrañamente su afirmación de que podríamos haber, efectivamente, viajado en el espacio-tiempo logró dejarme más tranquilo y más intranquilo al mismo tiempo. Más tranquilo porque nuestros seres queridos estaban esperándonos donde quiera que estuvieran, más intranquilo porque el motivo de la beca de Sibyl vino a mi mente de pronto y me embargó la angustia... Si no fuera una máquina diría que el Gólem es un ser retorcido y con sentido del humor muy negro. La miré por si acaso quería compartir esa información con nuestros anfitriones.

La voz del sóter me sacó de mis pensamientos y desvió mi mirada hacia él, una mirada que va dejando en evidencia el rechazo que me dan sus palabras, hasta creo que la boca se me entreabre presa de una variedad de frases que no puedo expresar y que van de la sorpresa a la más tangible culpa, instintivamente me llevo una mano al pecho como si eso me ayudara a anclarme a esta realidad y a encontrar mi verdadero yo, que ya estaba empezando a dudar de que lo hubiera. Una indescriptible sensación de vacío me inundó. Era un usurpador.

-¿Un regalo? -inquirí de pronto alzando el tono de voz más de lo que hubiera deseado -¿Me dice que subyugué el cuerpo y la mente de alguien más para sobrevivir en una misión que desconozco y eso le parece un regalo? -no pude evitar ser irónico. Me puse de pie como accionado por un resorte, no podía soportar la idea de estar sentado haciendo nada mientras mi interior se rompía en mil pedazos.

Comencé a caminar de un lado al otro, impasible pero pensativo, con las manos en la espalda. Faraz intervino con una pregunta que yo también estaba haciéndome y miré al sóter esperando su respuesta, sentí la pena con la que mi compañero se expresó como propia y decidí darle vía libre a mi parecer también.

-Pues yo me veo igual que en mi cuerpo del Eón, así que al que he acallado es a mí mismo, pero de esta realidad -expresé aunque me resultara una locura, y el decirlo en voz alta no me liberó de la angustia. Recordé la visión de Sibyl en la nave de ella misma, lo que el sistema le había dicho, que éramos "una pieza fundamental"... Miré a nuestro anfitrión de brazos cruzados y me apoyé contra la baranda, de espaldas al paisaje observándolos a todos.

-Ha dicho que nos mantengamos abiertos, tratando de ver más allá de lo que el Gólem haya planeado para nosotros... Pues, no puedo dejar de sentir que soy una marioneta en manos de un titiritero que hizo conmigo lo que le dio la gana -manifesté dejando por primera vez que mis percepciones salieran afuera sin tapujos delante de otras personas que no fueran mis compañeros -Usted me dice que no me deje llevar por la locura, eso es lo que he estado haciendo a lo largo de todo este día, créame. Comenzando por establecer primero si esta era una simulación o algo real, si lo ocurrido en la nave había sido real, luego tratando de establecer por qué estábamos aquí o para qué... Sin éxito.

Me descrucé de brazos y me aferré al borde de la baranda -Luego cuando su esposa trató de explicarnos algo de lo ocurrido aquí estuve todo el resto del día pensando si no seríamos un instrumento de condenación enviado para acabar con este lugar de alguna forma que ignorábamos -junté los labios en una mueca hasta que pude lograr hacer retroceder la exasperación que pugnaba por dominarme -Y la sola idea de que nuestra presencia pudiera provocar algo adverso en este lugar... -me giré para contemplar la sinuosa delimitación de los montes cuya silueta delineaba la luna y el reflejo de esta sobre el agua, tomé una larga bocanada de aire -Me aterrorizaba.

Volví a mirar al sóter -En este momento no estoy para mantener la cordura, más bien siento el impulso de volver a esa nave y hacerla volar por los aires -confesé golpeando con mi puño el borde del balcón, dándome cuenta de que esta manipulación por parte de ese ente me daba una profunda rabia.

Cuando terminé de hablar me sentía pletórico, como si pensar en derribarlo todo fuera una especie de combustible -Espero su ayuda, cuento con su ayuda -declaré como si en verdad me lo debiera -Hoy cuando leía sus memorias de la decadencia no podía dejar de verme reflejado en sus palabras, aunque en situaciones distintas me veía a mí mismo en su desesperación, en el profundo hastío, en el inconmensurable tedio, en la búsqueda de sentido que embargaba mi vida pretendiendo conformarme con lo que tenía alrededor cuando sabía en lo profundo de mí que no podía, buscando a través del cómo el porqué... Toda mi vida había sentido que algo no encajaba y hoy al leerlo he puesto las piezas en orden de alguna forma, que estemos hoy aquí no puede ser casualidad...

Callé de repente, no había presupuestado sincerarme tanto, como para mí mismo susurré -No puede serlo.

Notas de juego

Dire, si tengo que hacer alguna tirada me dices.

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28/06/2019, 23:07
Darya Gevorkian

Las palabras del sóter cayeron sobre el ánimo  de Darya como piedras arrojadas contra un cristal. Cada vez que su mente alcanzaba, en una especie de tregua inestable, un equilibrio que le permitía seguir hablando, pensando y desenvolviéndose, aunque fuera de forma precaria, una nueva revelación venía a tambalear el castillo de naipes de su existencia. Salvo su experiencia en la nave ningún otro descubrimiento la había agitado con la violencia con que lo hacía esta última información. Muchas cosas espantosas debía haber visto el sóter en la revolución como para esperar de ellos que lograran asimilar lo que les decía sin caer en la enajenación. O tal vez supiera que pedía un imposible pero sentía que debía hacerlo.

Ella lo miró con un gran interrogante lleno de angustia. Repasó lo que había escuchado mientras observaba los rostros de sus compañeros buscando apoyo en ellos y temiendo al mismo tiempo que se derrumbaran. Luego bajó su mirada a la mesa por temor a arrastrarlos consigo en su ansiedad. Volvió a sentir que se abría el pozo interior que conociera en la nave y que sólo por el apoyo de sus compañeros había conseguido eludir. El vacío que entonces sintió en él, reflejo del vértigo del espacio, se encontraba ahora habitado. Alguien dormía allí inconsciente de todo: de la revolución, de los años pasados, de la victoria aparente sobre el Gólem y del engaño que debía haber vivido. Tal vez dormía por un sacrificio, la voluntad de anularse en aras -era de esperar-, de lo que debía creer una misión importante. Pero nadie conocía los planes del Gólem al completo ni podía haber tomado por tanto con verdadera libertad tal decisión, por muy voluntaria que hubiera podido parecer. Miró hacia el interior de sus brazos cubiertos por las mangas de su camisa y pensó por qué, aunque éste era otro cuerpo, un eco de sus cicatrices se marcaba en él. Ya había hecho daño a esta otra persona antes, pensó, a través de la distancia y el tiempo. Esos brazos mostraba unas marcas que no se infringirían hasta siglos después en otro cuerpo: el suyo. Pero ahí estaban, como un reverberar que superaba toda lógica de la causalidad que hubiera conocido.

Oyó las preguntas de Sibyl a través del embotamiento como si estuviera debajo del agua. Y después a Faraz hablando de coexistencia, de asimilación. Ninguno parecía digerir lo que implicaba aquella realidad y ni siquiera el sóter se había encontrado antes con algo parecido. ¿Y cómo podrían asimilarse? Lo que habitaba con ellos no eran recuerdos o información, era alguien, otra persona, con su inteligencia y su voluntad. Si hubiera ocupado el cuerpo de Beatrice, ¿podría asimilarse con ella? Escuchó a Ryu en lo que parecía un duelo con la realidad afirmar que no había sometido a otro sino a él mismo, a su versión en aquel lugar. Pero, ¿y Beatrice? Aquella niña era tan “otro” para ella como podía serlo cualquiera de los presentes, por muy similares que fueran ambas físicamente. Darya recogió los brazos alrededor de su cintura cuando empezó a sentirlos temblar.

Ryu volvió a hablar entonces de que debía existir algún sentido, algo que era evidente todavía se les escapaba. Pero aunque por unos momentos aquella tarde había sentido que algo la implicaba como tal vez nada había hecho nunca antes, temió que no hubiera sido más que una ilusión. Lo que unía todas sus existencias, todos los viajes, los saltos entre cuerpos no parecía ser otra cosa que los planes del Gólem.

Deberíamos marcharnos —dijo al fin con la mirada todavía sobre la mesa y el rostro cubierto por su pelo—. Tratar de abandonar estos cuerpos, tratar de... Volver… —su voz se quebró—. Aunque aún así —dijo levantando al fin su rostro por el que rodaban las lágrimas sin que pareciera darse cuenta—, tal vez no despertarían, como no lo hicieron en tantos años que estuvieron en esta casa. Pero no tenemos derecho. No, ¿qué derecho tenemos? No hay dones aquí, Excelencia —replicó al sóter—, sólo una maldición tras otra y otra más.

Y el don con el que escucha la música de las cosas, ¿por qué fiarse de él? —pareció caer en la cuenta de algo y su mirada se volvió inquisitiva—. El doctor Knox nos dijo durante la comida que no se utilizaban diagnósticos de imagen porque era tecnología del Gólem. Pero todos hablan del espectro Moshen, porque es eso lo que escucha en las cosas, ¿verdad? ¿No es tecnología del Gólem también? A nosotros se nos mostró el espectro de los planetas en aquella nave. Y la condición, la prueba que debíamos superar para haber continuado allí, era conocer nuestra propia música.

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29/06/2019, 00:11
Erik Du Mont

Erik dejó que Darya expresara la sospecha que parecían compartir, de una forma u otra, aunque seguía pareciéndole una locura. Un viaje espacial, tal vez. Uno en el que sólo su consciencia se hubiese transportado, podría ser. ¿Pero un viaje en el tiempo? Se mantuvo en silencio, observando las reacciones de los Cáusatas y el sóter. La del primero fue... tranquila. Invitaba a pensar que no sólo se tratase del ADN de Darya, sino del de todos ellos el que estuviera clonado, oculto de alguna forma entre la información celular de otra persona. La idea de convivir con varios Erik, de diversa mentalidad y edad a la vez, se le antojaba absurda pero más real de lo que le gustaría.

Pero fue la respuesta del sóter la que más le dolió al doctor. Viéndolo desde su punto de vista, si sus cuerpos estaban preparados en esas instalaciones, en ese silencio musical que había descrito antes el doctor Knox, lo más probable era que estuviesen "vacíos". En ningún punto se había pasado por su mente la idea de que ese cuerpo no fuese sólo suyo. Se quedó totalmente en blanco, mirándose las manos en un acto reflejo igual que habían hecho sus compañeros. Ese Erik había tenido una vida anterior, una familia... Y, a diferencia de la suya propia, que estaría en algún planeta perdido, en algún punto de la infinita línea temporal, estaba seguro de que la de "él" había desaparecido. 

Sintió tanta pena que terminó enterrando su cara entre las manos, intentando controlar su respiración y asimilando esa explicación. Las dotes o dones eran algo que poco le importaba en ese momento. La culpa era enorme y no sabía qué hacer para remediarlo. ¿Cómo podía devolverle su vida al otro Erik? ¿Había sido su "viaje" el causante de ese largo sopor? ¿Todo eso había sido planeado o era una serie de causas y efectos no relacionados la que le llevó a ese punto? La voz del sóter le llegó como un pequeño consuelo, uno que le obligó a levantar la cabeza de nuevo, aun con los labios fruncidos por la frustración. No un regalo, pero sí una oportunidad... Si es verdad que estamos en el pasado, esto es una forma de advertirles sobre el Gólem, que aún sigue en múltiples colonias en el espacio...

La pregunta de Faraz hizo que Erik se girase hacia el sóter más rápido de lo que hubiera querido, esperanzado, suplicante y deseoso de que hubiera una forma de comunicarse con su anterior consciencia. Tal vez no pudiera hacer mucho por su sufrimiento si se enteraba de lo ocurrido, pero precisamente para eso estaba. Dos mentes trabajan mejor que una... Hablar con esa otra persona se le hacía cada vez más necesario, aunque fuese sólo para pedirle disculpas por esa situación.
La brusquedad de sus compañeros hizo que se recolocara en su asiento, nervioso y tenso. En ese momento se sentía más frágil de lo habitual y temía que los demás pudiesen terminar de romperlo, como si toda la imagen que tenía ante sus ojos desapareciera como un cristal roto, dejando la verdad vacía. 

- Es... cierto que esto no puede ser una casualidad. - habló poco a poco, como si le costase decir cada palabra, desviando al final la mirada hacia Ryu - Y es injusto que estemos aquí, en... de esta forma. - se giró hacia el sóter - Si hubiera alguna forma de... separarnos... Creo que sería lo mejor para ambos, aunque no estoy seguro de si se podría hacer algo así. Hay otra cuestión que me preocupa ahora mismo. Darya tiene razón. - miró a su compañera un instante - El espectro Moshen es algo que conocemos de la tecnología del Gólem y es un punto común entre lo que vivimos en la nave y lo que ocurre aquí con nuestros cuerpos. No digo que no podamos fiarnos de su don, ¿pero cómo podemos fiarnos de nosotros mismos? Cómo llegamos aquí, quién nos envió y con qué fin es un punto que debemos conocer cuanto antes. Porque si no es una casualidad... - Erik se cortó en sus palabras. ¿Estoy siendo muy alarmista? ¿O es algo que todos estábamos pensando? Miró a sus compañeros con esa duda en mente y finalmente tragó saliva, bajando el tono a uno más tranquilo - Si existe alguna tecnología capaz de hacer esto, de transportarnos de esta forma, necesitamos saberlo. 

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29/06/2019, 00:19
Erik Du Mont

Anteriormente, tras el concierto...

El cuadro de expresiones que denotaba Hélène sin decir una sola palabra, consiguió que la sonrisa de Erik se ampliara, incluso soltase alguna carcajada contenida, a pesar de lo formal que intentaba ser. Fue cuando le ofreció vino y estuvo a punto de rechazarlo, cuando se dio cuenta de que aquellos gestos tal vez no fueran tan fáciles de identificar como él pensaba. La rápida respuesta de ella, antes de que tuviera tiempo siquiera a responder, provocó que alzara las cejas, sorprendido, en una expresión casi cómica.

- Bueno, ehm... Habitualmente... Puedo beber. - respondió rápidamente, abrumado por la presta respuesta de la mujer - Es sólo que prefiero estar más despierto para la charla con el sóter... ¿Es que es necesario beber al comer carne? - preguntó con gesto avergonzado, temeroso por no haber cumplido con las "tradiciones" del lugar - Si es así, supongo que no pasará nada por una copa...

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29/06/2019, 04:18
Ryu Akahoshi

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

Asentí, reflexionando gravemente sobre sus palabras. La verdad es que no tenía modo de comprobar cuánto decía porque de donde venía las cosas siempre habían sido de una manera y estaban pervertidas desde su origen, pero sí podía contrastarlo con mis percepciones y lo cierto era que cada vez que había leído poesía sentía cierta elevación o extrañamiento que nada tenía que ver con lo físico: era como si la perspectiva cambiara y pudiera contemplar todo, inclusive a mí mismo, desde fuera de manera apacible y cabal.

Antes que sentirme intimidado por su cercanía esta me atrajo y me acerqué un paso a ella, no sabía si era consciente de los aromas tan intensos y dulces que se desprendían de su ser. No pude evitar desviar la mirada hacia su boca inquisitivo, sentí el impulso de desentrañar sus misterios de maneras poco ortodoxas para dos extraños. Tragué grueso y me obligué a levantar la vista a sus ojos oscuros -¿Y cuál es su naturaleza? -inquirí -¿Hacia dónde tiende usted, cuál es su talento además de su arte? -agregué con genuina curiosidad, deducía que debía haber algo más aunque quizás me equivocaba -¿Y su arte, la poesía, le sirvió de instrumento para encontrarse a usted misma cuando se creía perdida?

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29/06/2019, 04:23
Ryu Akahoshi

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

La actitud de la niña me causó una indescriptible gracia que procuré ocultar para no enfadarla, no quería ofenderla por supuesto, y en cuanto me aseguré por el tono de su voz y su desfachatez de que no ocurría nada irregular que pudiera ponerlas en peligro, sino todo lo contrario, acepté sus explicaciones asintiendo en silencio, aceptando su reproche a mi indiscreción e inclusive a mi poco decorosa opinión de que las hacían trabajar como sirvientas.

La idea de usar las habilidades del señor Sylvain como rastreador me pareció una buena forma de protegerlas y escuchar que el joven era capaz de jugar con ellas y no solo de andar por allí con cara de camorrero me dio algo de alivio -No puedo imaginarme qué es una ballena -dije juntando las manos delante de mí -¿Podría tragarlas a la princesa y a ti? -pregunté curioso -¿Qué clase de animal es ese, dónde vive?

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30/06/2019, 14:56
Mihai Razvan, sóter de Basa'rab

—Algunos de los dones transhumanos permiten ampliar la mente más allá del cuerpo como si fuera un campo de fuerza. Los émpatas pueden compartir pensamientos y emociones con sus pares y los cáusatas pueden dar cierta vida a las imágenes de su mente o crear un homúnculo de la mente de otro para predecir su comportamiento. Me consta que el Gólem abandonó pronto el esfuerzo por volcar la mente de un humano en un sustrato inorgánico y no he conocido hasta ahora ninguna tecnología capaz de mover una conciencia de un cuerpo a otro. 

No creo que haya sido vuestra llegada lo que anuló a vuestros anfitriones, incluso me atrevería a sugerir que probablemente la aceptación de vuestra presencia es lo que les ha salvado de la segmentación explosiva. También me parece difícil que aflore su conciencia como un igual a la vuestra. Más probable es que haya algo que os une, un vínculo misterioso por naturaleza, subterráneo. 

Miró un segundo a su cáusata que asintió con la cabeza como dándole permiso para desvelar algo de la hipótesis que se iba a mantener vedada hasta el día siguiente.

—Hasta donde sabemos la existencia del Gólem, su función, su output, sólo existió interactuando con personas. Sin ellas sólo es electricidad codificada en un circuito. El Espectro Moshen no es una creación suya, en el fondo ninguna lo es, ni una forma de presentar datos en código máquina, sino un arte para la comprensión abarcante, intuitiva, subjetiva, artística y espiritual y etiquetaros como “testigos” es un indicio de que vuestra presencia era necesaria. Sois, o fuisteis, en potencia, sus ojos. Por eso educó vuestros sentidos en la mosheología. Pero el Gólem es en esencia superfluo y los efectos de lo que hace en las personas le trascienden por necesidad. Por eso sólo mirando más allá de la función que os otorgó hallaréis la verdad de vuestra existencia que de ninguna manera se limita al rol que nadie os pudo encomendar, y menos una máquina.

Pensaréis que sólo especulo con una opinión pero creedme si os digo que sé de qué os hablo. A esa época la llamamos “la noche del laberinto espejado” porque el Gólem puso frente a cada uno de nosotros un espejo y nos asimiló a nuestra imagen. Quien contra toda lógica cavó hondo halló la fuente de su salvación. Quien se quedó atónito ante el espectáculo que el Gólem había puesto frente a él halló la verdadera muerte convirtiéndose en un fantasma. 

Miró otra vez hacia el lago.

—Vuestro espejo, el desafío para vosotros, es espeluznante. Pero a cambio su resolución podría ser fundamental para mucha más gente y necesariamente lo será para vosotros. No quisiera que os unierais a la procesión de fantasmas que vienen en mis sueños. Además... intuyo que mi Beatrice comparte vuestro destino.

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01/07/2019, 04:21
Ryu Akahoshi

Las palabras del sóter me causaron extrañeza a medida que salían de su boca, no podía figurarme cómo era aquello de lo que habla, para mí todo eso se resumía a cuentos de niños y rumores, sin embargo una señal de alarma interior me indicó que prestase atención: después de todo este hombre pudo darle un rostro a un fantasma y conquistar a su Némesis luego.

Vi a Darya y a Erik cediendo a la presión, ella lloraba, Erik se angustiaba, yo me enfurecía... Distintas formas de lidiar con una serie de eventos para los que nadie podía estar preparado, de hecho todos nosotros habíamos capeado la situación con bastante entereza hasta este momento. Tampoco veía sus reacciones como inadecuadas o débiles, pensaba que eran preciosas justamente por ser un reflejo de la humanidad tan bella que poseían, al igual que esa deliciosa inocencia que ostentaba Sibyl o la postura incólume de Faraz.

Ante la afirmación sobre el Gólem y su incapacidad o desinterés en trasladar la conciencia humana a un receptor inorgánico estuve muy tentado de responder: "Pero eso fue exactamente lo que pasó". Me mordí la lengua. Comprendí de pronto que quizás estábamos verbalizando algunos de los peores miedos o de las presunciones más aterradoras de la Revolución y pudo entender que no deseara poner sus pensamientos en ellas y sus posibilidades por ahora, sin embargo en la reunión con los cáusatas del día siguiente no me refrenaría.

Había una idea que me venía rondando desde que la historia de la Revolución Silenciosa nos había sido contada y era que quizás se había estado subestimando el poder previsor de la máquina, para mal.

Las palabras sobre nuestros cuerpos anfitriones me dio alivio al tiempo que despertó nuevas dudas. Era alentador saber que era posible que no hubiera pisoteado la conciencia de nadie al ingresar a este cuerpo, sino que aquello había sido parte de un acuerdo de voluntades. Por otro lado, las palabras de Darya en la biblioteca volvieron a mí:

Una misión así requeriría mucho tiempo y por ello mismo, si como en el vídeo de la nave se le dijo a Sibyl somos la pieza fundamental de la nave, ésta debe tener el modo de “repararnos”, de sustituirnos cuando morimos. Sería una forma lógica de pensar para una máquina. Así, cuando uno de los clones tuviera que ser reemplazado, uno de nosotros sería llamado allí y si todo funcionara como la máquina espera, recordaríamos la misión. Sin embargo el procedimiento falló con nosotros y por eso la nave nos “depuró”.

La miré intensamente, comprendiendo por un instante el verdadero pavor que debería experimentar no solo por ella, sino por Beatrice. Es decir, si como había deslizado el cáusata Darío era posible que pudiéramos viajar en el tiempo con nuestras conciencias, ¿Quién podía asegurar que en el día del mañana ella no fuera recepcionada por el cuerpo de la pequeña si era necesario? ¿Estaban nuestros clones a lo largo del tiempo a salvo de nuestra irrupción, lo estábamos nosotros de ellos? Cerré los ojos y suspiré largamente sosteniéndome contra la baranda, aquí había algo que se me escapaba pero podía ver por qué el sóter estaba tan preocupado.

Sus últimas palabras provocaron en mí curiosidad, un anhelo de saber que me quemaba la punta de los dedos, pero al mismo tiempo me dio un profundo temor, no quería quedar atrapado en el reflejo y sabía que por más que yo me dijera lo contrario tenía mis debilidades... Por otro lado, la posibilidad de conocer la verdad de mi existencia me perturbó, creo que no ha existido jamás ser humano que estuviera preparado para tal revelación, más allá de su anhelo por conocerla.

Caminé hasta la mesa y volví a sentarme, tomé el té despaciosamente mientras pensaba en las frases que flotaban alrededor nuestro en el aire. Pregunté al sóter: -¿Por qué piensa que el que conozcamos la verdad de nuestra existencia podría influir en más gente? ¿Cree que de alguna manera podríamos alterar la realidad de la que venimos? -inquirí. Me parecía descabellado pero ¿No lo había prepuesto yo en la biblioteca aquella misma tarde? Podríamos ayudar a los nuestros había dicho... La esperanza de que así pudiera ser me encendió el ánimo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada para empatizar con el estado de ánimo de mis compañeros y sus posibles percepciones sobre la situación.

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01/07/2019, 09:08
Mihai Razvan, sóter de Basa'rab

—Claro que lo creo. Está en nuestra naturaleza.

Sentenció el soter.

—No os puedo dar razones. Tomároslo como un augurio.

Notas de juego

Para tener en cuenta la tirada de Queen, en vuestros post podéis hacer mención al estado de ánimo de vuestros personajes.

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01/07/2019, 09:13
Hélène Hunziker

Anteriormente, tras el concierto.

Se agenció dos copas de vino blanco tan aromático que sólo de olerlo ya resultaba de alguna forma embriagador. Le ofreció una sonriendo, divertida, dejando claro que el vino no era necesario con la carne, que simplemente se había encaprichado en hacerlo beber. 

—Todo esto te resultará una marcianada ¿Verdad? ¡Sólo falta que os hagan un torneo en vuestro honor!

Rió.

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01/07/2019, 09:25
Beatrice Danesti

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

—Una ballena es una enooorme bestia que vive en las profundidades del mar aunque a menudo tiene que salir a respirar. Son más grandes que esta casa y sólo comen bichitos minúsculos pero a toneladas, que atrapan entre sus barbas porque no tienen dientes. Se parecen a un pez pero amamantan a sus crías y cantan.

A veces se han comido a alguien, creo que más porque tenían que hacerlo para cumplir con los designios de los dioses que por hambre. Así que si nos come a mi princesa y a mí será por algún motivo, para rescatarnos de algún villano o llevarnos con nuestro destino.

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01/07/2019, 09:58
Terpsícora

Un rato antes de la reunión, durante la cena.

—Nosotros los Junzi estamos dotados con todos los talentos transhumanos, desde la visión interior del cáusata hasta la sensibilidad del émpata. Cultivarlos es una tarea ardua e iluminadora. 

Pero fue la poesía lo que me conmovió. Recuerdo una velada con Mihai. Sentimos que el mundo necesitaba ser cantado por los poetas y esa alabanza a lo manifestado provocó en mí una suerte de añoranza que fue como un ácido que quemó los velos que embotaban mis sentidos.

Descubrí un mundo interior que el Gólem no había podido destruir más allá del olvido. Una intimidad en la que cultivé mi espíritu. Y que se podía compartir.