Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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05/07/2019, 02:16
Ryu Akahoshi

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Luego de la reunión la sensación de turbación persistía. La noche estrellada, el tenue murmullo de las aguas, el viento entre las hojas de los árboles, el cantar de los grillos y la luna -esa luna cuya imagen era un reflejo de nosotros mismos, los viajeros- no lograban darme paz. Al igual que aquella cuya pálida faz me iluminaba nosotros éramos iguales pero distintos. Otros, usurpadores de una realidad que no nos pertenecía, destinados a qué, no podía saberlo a ciencia cierta. Una locura, no existía otra forma de describirlo. ¿Y que remedio se puede poner a la locura?

No podía dejar de sentir que había mudado de tirano, o peor, no podía dejar de temer que todo esto de alguna forma fuera un plan del Gólem: la misión. Pero no, me insté a confiar en el juicio de aquellos que habían logrado vencerlo; no podía ser una treta de la máquina... ¿O sí? ¿Por qué entonces darnos los medios para destruirla?

Había emprendido la marcha hacia la biblioteca en donde me habían montado el pequeño estudio con la firme intención de pasar el resto de la noche pintando: estaba decidido a hacerlo durante el tiempo que fuera necesario con tal de exorcizar mis demonios, no me importaba si no lograba dormir.

De pronto vi a Darya y me detuve en el lugar incapaz de moverme. Su aflicción durante la reunión no me había pasado ni desapercibida ni indiferente, pero por algún motivo en ese momento no quise brindarle consuelo delante de todos, tampoco sabía si ella lo deseaba, después de todo era una mujer adulta y se la veía fuerte... No. Estaba bien consciente de que todo esto era un problema mío, de que era yo el que no soportaba verla llorar y no entendía por qué. Lo había descubierto aquella tarde en la biblioteca y la sensación me inquietaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Sin embargo, me obligué a caminar hasta ella, podría haberla ignorado y seguir hacia el taller, pero me conocía: no podría pintar nada si hacía eso y era mejor hacerlo en ese momento que golpear la puerta de su habitación a las 3 am para preguntarle cómo se sentía. Sin ningún derecho a hacerlo, además.

Así que me dejé oír mientras me acercaba y mis botas pisaban la hierba, cuando estuve cerca la llamé pero sin levantar mucho la voz -Darya -dije y esperé a que ella me mirara -¿Cómo te sientes? -inquirí con simpleza, atento a cualquier gesto que me indicara que quería estar sola.

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05/07/2019, 11:16
Darya Gevorkian

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Terminada la reunión, Darya caminó por el jardín siguiendo el mismo camino que habían tomado aquella mañana hacia al embarcadero. Le resultaba abrumador pensar todo lo que habían descubierto desde entonces, y deteniendo sus pasos junto a uno de los árboles se apoyó contra él. Se recreó con su tacto, apenas rozando la corteza superficialmente sin poder dejar de pensar si ella, la que dormía, era capaz de sentirlo también, o si todo lo que ella vivía con su cuerpo prestado era para su dueña como un sueño o si se mantenía ajena a todo, en un sueño ciertamente pero uno muy lejano. Llevó ambas manos sobre su frente tratando de aquietar sus pensamientos y su temor cuando oyó unos pasos sobre la hierba y la voz de Ryu. Darya miró su aspecto a la luz de la luna y pensó que había en él algo familiar al lugar. Si no lo hubiera conocido, pensó, le habría parecido un camarada del sóter, alguno de los nobles que rondaban la casa, alguien parecido a Rasul o a Charlie. Su voz tiraba de ella hacia la superficie, hacia el mundo, como su mano la levantó del suelo de la nave sacándola de un ensimismamiento profundo. Sonrió levemente pero con sinceridad. Parecía una pregunta absurda pero en realidad era la misma que habría querido hacerle ella en ese instante. La primera, tal vez la única que ahora debía hacerse.

Pues… —su sonrisa se amplió mientras sus ojos se perdían como buscando dentro de sí misma— ¿B...Bien? —respondió al fin—. Estoy bien Ryu, gracias. Es sólo… En fin… —volvió a mirarlo a los ojos— ¡Esto! —dijo levantando la vista hacia el cielo y abriendo sus palmas mientras se encogía de hombros—. Todo… —matizó sabiendo que bastaba esa palabra para hacerse entender.

He pensado en todo lo que has dicho sobre nuestra misión —comentó acercándose unos pasos—. Y sé que no podemos saber su alcance, no todavía al menos. Pero podemos tratar de conocer la forma que tiene en cada momento. No sé si me explico bien —dudó—, pero quiero decir que esta noche creo que hemos hecho lo correcto informándoles de todo. Que tal vez sólo haber podido contarles lo que vimos ya haya…. Valido la pena —añadió con convencimiento pero temiendo hacerle daño. No quería restar importancia a nada de cuanto hubiera sufrido—. Mañana nuevas cosas se presentarán y sabremos qué hacer —Ryu podía sentir en esas palabras más la búsqueda de un propósito que una certeza—. Y puede que en algún momento todo se aclare y nos sorprenda que esté lleno de sentido.

Dicho esto se extrañó de sus propias palabras. ¿De dónde venían? ¿Era acaso eso que había concluído lo que pensaba hacía solo un momento? Frunció el ceño en un gesto que mostraba su propia extrañeza y luego miró a su compañero. Era la esperanza difusa que acompañó a los versos que leyera Faraz en la biblioteca. Era esa sensación de pertenecer a algo cuya naturaleza se le escapaba absolutamente pero que se reforzaba, que se manifestaba de alguna forma indescifrable ante la presencia de Ryu.

Compañero del vacío... —lo miró a los ojos y volvió a apretar su brazo, agradeciéndole su apoyo como hiciera en la biblioteca. En su sonrisa, que contrastaba con las huellas del llanto reciente de su mirada, parecía haber un punto de burla hacia sí misma—. ¿Cómo estás tú?

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05/07/2019, 15:01
Ryu Akahoshi

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Sonreí de lado y asentí ante ese nada creíble y dubitativo "bien", sobre todo con el rastro de las lágrimas sobre sus mejillas todavía, pero era la respuesta default que todos teníamos programada. Lo que siguió a continuación fue más esclarecedor sin embargo y me puse de frente a ella, receptivo, abandonando la posición de perfil que había sostenido mientras miraba alternativamente a ella y al agua.

Cuando escuché que decía "Todo" asentí más enfáticamente cerrando los ojos por un breve instante, retrayéndome a mi mundo interior fugazmente, inclinando el mentón hacia el piso. Las palabras que continuaron me hicieron volver a levantar mis párpados y darle toda mi atención, mi rostro pasó por un rango amplio de expresiones, -Yo también creo que hemos hecho bien en decirles todo -manifesté escueto, no quería decir lo que en verdad pensaba por no afligirla: que si nuestro mundo no tenía salvación al menos me sentía conforme ayudando a este. Una punzada de angustia me oprimió al pensar en quienes había dejado atrás en el Eón, cosa que había evitado a conciencia para no desmoronarme.

Lo que escuché a continuación me sumió en un profundo silencio en el que mis ojos repasaron su rostro, sus ojos, los límites de la naturaleza que se desdibujaban en la noche a nuestro alrededor y el sonido nocturno que nos acompañaba. -Los dioses que gobiernan esta realidad te obedezcan, Darya -manifesté con solemnidad haciendo referencia a esas entidades de las que había hablado la pequeña Beatrice. Los dioses eran un concepto ajeno y arcaico, pero qué mejor lugar para invocarlos que este, la idea me había quedado dando vueltas en la cabeza desde hacía horas atrás. Su nombre en mis labios sonó delicioso.

Mis cejas se fruncieron ante su expresión y ahogué una risa -¿Es por el vacío del espacio? -inquirí curioso y tomé su mano sobre mi brazo para estrecharle suavemente los dedos y luego dejarla ir -¿O es por lo que dije al sóter sobre cómo me sentía viviendo en el Eón?

De súbito, mientras esperaba que me contestara, aspiré el aire perfumado con el aroma que venía ascendiendo desde el suelo mismo bajo nuestros pies, el aroma de la hierba al sol que todavía persistía a pesar de que ya era de noche. -Este lugar es maravilloso, ¿No quieres dar un paseo? -propuse de improvisto -Podríamos bordear la propiedad y escuchar los sonidos de la noche...

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06/07/2019, 00:11
Sibyl Hadue

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Cuando la reunión se disolvió Sibyl sentía una leve presión en las sienes, como si un dolor de cabeza se escondiese detrás de esa sensación pulsátil. Así que no volvió a entrar en la casa de inmediato. En lugar de eso se tomó un rato para dar un paseo por el jardín, siguiendo el camino que había recorrido por la mañana junto a Ovidio, en dirección al embarcadero. 

Una vez allí, se desprendió de los zapatos y se recogió la falda hasta las rodillas. Se sentó al borde del embarcadero y metió los pies en el agua. Allí, acompañada del lago, del rumor de las hojas de los árboles y de los rayos de esa luna extraña, perdió la noción del tiempo. Sus ojos estaban prendidos de la oscilación del reflejo de la luna en el agua y su ánimo se sentía liberado y lleno de alivio. Sus labios se movieron mínimamente para tararear esa melodía que se había convertido en su piedra de toque en tan poco tiempo. 

Reflexionó largo y tendido. Sobre todo lo que le había pasado, sobre el lugar donde se encontraba, sobre Josef. Lo añoraba, aunque, si era sincera consigo misma por una vez, no estaba segura de si lo añoraba a él o añoraba la seguridad que le daba tenerlo a su lado. Sus ojos buscaron el dedo donde debía haber estado su anillo y se sintió triste y aliviada al mismo tiempo, en una amalgama difícil de comprender. 

Había pasado bastante rato cuando finalmente se puso en pie y regresó a la casa, con los zapatos en la mano, sintiendo la caricia cosquilleante del césped en la planta de los pies.

Cuando estuvo de nuevo en su dormitorio, se quitó el vestido y se puso un camisón. Luego se sentó con las piernas cruzadas a lo indio sobre la cama, con los dos libros de la biblioteca y la libreta de Charlie. Estaba decidida a intentar seguir las indicaciones de la ella del vídeo, aunque la voz de su madre en su interior le decía que esa idea era una tontería, que no iba a conseguir nada, que nunca sería como Jorah. Seguro que eran pocos esos decimales, o que no era capaz de aprendérselos. ¿Serviría con leerlos? Sibyl no estaba segura de nada. Aún así, se puso con empeño a la tarea. 

Comenzó por revisar las ecuaciones de Charlie, tratando de comprender lo que había hecho con los números para convertirlos en notas. Pero no tardó en pasar a memorizar los decimales que él había escrito. Los leía varias veces, en grupos de cinco, y luego los repetía en voz baja una y otra vez, uniéndolos al final a los que ya tenía aprehendidos. Así, poco a poco, fue recitando la lista. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Perdón, hice la primera desglosando (que sería 11) y la repetí sin desglosar (con un 7). La tirada es para que Sibyl memorice los decimales (que creo que no memoriza mucho con esas tiradas XD). No estoy tampoco segura de que sean los parámetros adecuados (Razón+Contemplar). 

Paro ahí por si tienes que intervenir con algo de lo narrado, Sibyl seguirá con eso hasta que pase algo o hasta que el sueño venza y se quede dormida. 

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06/07/2019, 10:31
Darya Gevorkian

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Darya asintió a la propuesta de Ryu en silencio. Se dio cuenta que no contestaba a su pregunta, pero no insistió; tanto para él como para sí misma explicar cómo se sentían era algo árduo sino imposible. Le indicó con el gesto de una mano que le seguiría si daba ese paseo, y caminó junto a él cuando emprendió la marcha.

-No, no es por ninguna de esas dos cosas -respondió a su pregunta mirándole de lado-. Es… Bueno, tal vez no tenga demasiado sentido. Pero después de todo lo que ha ocurrido no parece que sea ese un motivo para desechar algo, ¿verdad?  -comentó con una media sonrisa mientras devolvía la mirada al frente-. Me refería al “vacío que da sentido a la forma”, a aquello de que hablaban los versos que nos leyó Faraz. Al oírlos pensé… O sentí, no sé… Pensé que esa palabra hablaba de algo que nos incluye. Como si nosotros fuéramos criaturas de ese vacío y por ello somos nosotros mismos aún en distintos mundos o distintos tiempos, en distintos cuerpos. En distintas formas. En fin -agitó la cabeza como en un ligero reproche-. Sé que no puedo explicarlo y que no es más que una fantasía -aclaró mirando las flores que dejaban a un lado-, pero ante esas palabras algo se removió en mi interior y en ese instante me parecía casi una certeza. Pero, ¿puede haber una certeza de algo que no se puede siquiera concebir? -miró un instante a Ryu aunque parecía una pregunta retórica. De nuevo asomaba esa sonrisa a sus labios que parecía una burla de sí misma.

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06/07/2019, 20:44
Ryu Akahoshi

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Agradecí que accediera a acompañarme, mientras caminábamos su explicación me produjo una agitación interna me llevó a tomarme las manos delante para no delatar mi ansiedad en el movimiento de mis dedos. -¡Ah! No tiene que ser ninguna fantasía, yo también lo sentí -la miré comprensivo -Me refiero a que esos versos de la poetisa junzi también me hicieron mella -miré la vegetación que nos rodeaba y los árboles en penumbra con sus altos follajes estirados hacia el cielo -Sentí que hablaban de algo relevante pero los detalles eran demasiado profundos para mí, me atrevo a admitir -confesé y me quedé pensativo durante unos segundos en los que los sonidos de la hierba crujiendo bajo nuestros pasos y nuestra respiración se confundían con el de los grillos y la brisa -Quizás sea como tú dices, explicaría muchas cosas pero también... la perspectiva de viajar a cualquier momento y lugar me aterra en cierta forma -expresé llevando sus palabras un paso más allá, hice un rictus con la boca y alcé ambas manos en son de paz -Como dices tú, ya lo sabremos...

Su pregunta me dejó nuevamente pensativo pero esta vez contesté más rápido -Me atrevería a decir que la certeza valida la concepción -no supe si me había explicado bien -Quiero decir, es posible que la misma certeza confirme y revele al mismo tiempo... -me pasé la mano por el cabello -Creo que ya estoy diciendo sandeces -me disculpé casi riendo y me llamé al silencio.

Me crucé de brazos y de pronto toda aquella hermosura me dejó un resabio de amargura. Suspiré -Me preguntaste cómo estaba: contrariado -respondí y me desabroché el primer botón de la camisa de cuello alto que llevaba para estar más cómodo, esta ropa era muy formal. Anhelé estar en camiseta y jeans -Este lugar es hermoso pero las circunstancias... Estoy todo el tiempo pensando en mi familia, sobre todo en mi hermano -me mordí el labio y fruncí el ceño por unos instantes -Él siempre supo que algo estaba mal en nuestro mundo y yo no lo escuché, no le hice caso -negué con la cabeza -Tal vez tuve miedo de escucharlo... Él amaría este lugar... Siento que debería ser él el que estuviera aquí y no yo, él sabría que hacer.

Me resultó curioso como aquel dolor que durante años me había separado de él ahora no existía, quizás lo había perdonado. Quizás poniendo las cosas en perspectiva su traición ya había sido saldada. -Daría lo que fuera por tenerlo aquí conmigo... -tragué grueso -¿Y tú a quién echas de menos?

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08/07/2019, 09:19
Darya Gevorkian

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.  

Que Ryu comprendiera su intuición e incluso la corroborara, la reconfortó, por muy difusa que pareciera para ambos. Habría querido seguir leyendo aquel libro de poesía, pero aunque por un momento pensó que tal vez más tarde podría volver a la biblioteca, una opresión ocupó su pecho ante el miedo que no la dejaba hacer planes, que le hacía temer que todo cuanto la rodeaba se desvaneciera una vez más. Escuchó a Ryu expresar ese mismo terror y paró por un momento la marcha mirándolo atentamente, preguntándose si era pertinente e incluso legítimo que compartiera sus miedos con él. Aunque por sus palabras era muy posible que pensaran lo mismo.

Te comprendo muy bien, también siento ese temor —confesó incapaz todavía de seguir caminando—. No creo que pueda pegar ojo en toda la noche. Por una parte tengo miedo de quedarme a solas con ella, con la dueña de este cuerpo —habló llevándose ambas manos sobre el corazón—. Por otra temo que si llego a dormirme ya no pueda despertar aquí y haya viajado hasta otro lugar o hasta aquella nave —su rostro reflejaba claramente la angustia hacia esta posibilidad—. Hace sólo una noche, la anterior vez que vimos caer el sol estábamos en casa. Parece que hace un ciclo... —comentó confusa—, Y sin saber cómo ni por qué podemos viajar es imposible predecir lo que pueda pasar.

Cuando Ryu le habló de su hermano, Darya lo miró comprensiva. Una sonrisa de ternura se formó en sus labios. Pensó que no sólo debía hablarle de sus miedos sino también de sus esperanzas.

Tal vez podáis estar juntos pronto, aunque no sea aquí —comenzó mirándole a los ojos—. Esta tarde quise hablaros de algo que rondaba mis pensamientos, pero fui incapaz. No sé si ahora podré hacerlo ni si tengo razón, pero si las certezas "confirman y revelan" —dijo repitiendo sus propias palabras con una sonrisa cómplice—, tal vez no esté desencaminada —alzó ambas manos pidiendo con su gesto que le diera tiempo a encontrar el modo de explicarse—. A ver. Si los datos con que contamos son ciertos, para este mundo y este momento el Eón seguramente no existe todavía, se encuentra a miles de años en el futuro. Nuestros familiares no están muertos, es que ni siquiera han nacido —aclaró—. Pero eso es para este mundo, no para nosotros —lo miró con fijeza tratando de ver si sus explicaciones eran inteligibles—. Nuestra misma existencia es prueba de que, para nosotros, el Eón no es el futuro remoto. Aquellos que conocemos, nuestras familias y amigos están sólo un día atrás, están ahí o ni siquiera podríamos existir, pues es de allí de donde provenimos. Este mundo, el Eón, el universo entero avanza en el tiempo día a día, como en una línea recta hacia adelante. Nosotros tal vez avanzamos en una linea también, un día tras otro —expresó mientras caminaba unos pasos como para ilustrarlo—. Sólo que nuestra línea vital está desvinculada de la del resto del universo. Por algún motivo no es el universo el que nos arrastra con él. Es como si formáramos parte suya y al mismo tiempo de otro lugar, un lugar absolutamente personal que contiene nuestra… Mente, nuestra conciencia —buscaba una palabra mejor pero no era capaz de encontrarla—. Digo un “lugar” pero no puedo concebir cuál podría ser su naturaleza. Por eso pensé en todo esto cuando aquellos versos hablaban del vacío —aclaró—.  Y por eso mismo, Ryu, si llegamos a comprender lo que nos ocurre, lo que hacemos y cómo lo hacemos, tal vez podamos volver a casa y puedas contarle a tu hermano que tenía razón —sonrió y volvió a caminar hasta él. Rozó levemente su brazo—. Yo también echo de menos a mi hermano —confesó—, pero él sí quedó atrás —miró al suelo trazando con su pie una línea que cortaba el camino que acababa de recorrer con sus pasos—. Murió cuando tenía veintidós años —explicó devolviendo la mirada a los ojos de Ryu—. También le habría encantado este lugar. Ahora mismo estaría… No sé —señaló hacia la negra espesura que había más allá—, trepando a los árboles, corriendo desnudo por el bosque o planeando una escapada a la montaña —sonrió con la mirada perdida. Después volvió la atención a Ryu sin perder esa sonrisa melancólica—. También echo de menos a mi madre, a Julius, a Vibeke… Son más que amigos para mí, son familia también —aclaró—. Es con Julius con quien hablaba antes de desaparecer de casa… —su ceño se frunció de pronto. Un nuevo pensamiento cruzaba su cabeza y se notaba—. Tal vez nuestros cuerpos no hayan caído en coma ni nada de lo que proponía Sibyl —dijo como respondiéndose a sí misma—. Si nuestra línea vital es independiente de la del resto del mundo, ¿por qué habríamos de volver un tiempo después, como si tuviera que pasar allí el tiempo que hemos estado fuera? No, tal vez cuando volvamos, si logramos volver, lleguemos justo en el mismo instante en que partimos.

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09/07/2019, 04:57
Ryu Akahoshi

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Mi rostro fue mutando a medida que mi compañera de aventuras me reveló sus pensamientos. Extrañamente tenían sentido, o será que todo era una locura y entonces ante esa perspectiva nada podía resultar más extraño que esto: despertar en una copia exacta de tu cuerpo en otro sistema solar en un tiempo definido pero desconocido. Siendo sincero era un hito muy difícil de superar.

-Yo también planeo no dormir, quizás no sea lo más inteligente pero es lo que necesito -afirmé con seguridad -Si no comienzo a pintar enloqueceré -callé de pronto -Me sorprende que no lo haya hecho ya... -. Entrecerré los ojos cuando me habló sobre su miedo a viajar si dormía y sentí un escalofrío de la base de la nuca a los talones; yo también tenía miedo de que eso sucediera.

Sonreí tristemente -Le diré a mi hermano que tenía razón si logra perdonarme -aseguré con la vista en la punta de mis botas y luego pensé: "O si logro perdonarme yo". Le devolví una mirada cargada de sentimiento cuando me contó sobre su hermano, me encontré pensando en cuán doloroso debería resultarle hablar de ello y valoré especialmente que depositara aquellos tesoros en mí. -Siento mucho oír eso -expresé con sinceridad -Espero que puedas reencontrarte con aquellos que te esperan algún día...

Pero también no pude evitar pensar en otra cosa: si lográbamos dominar el viaje en el tiempo y el espacio, ¿Qué le impedía viajar y detener la muerte de su hermano? No me atreví a deslizar esa posibilidad por respeto. -Si nuestra línea vital está desconectada del universo, ¿qué es lo que somos? -pregunté de pronto alzando los ojos al cielo nocturno, deseando desaparecer en su misterio.

Me giré dando media vuelta por un instante fijando la mirada hacia donde me esperaban los lienzos y los óleos, luego volví a Darya. -Estoy preocupado por los demás -dejé caer de improviso.

Notas de juego

Es un poco escueto, pero estos días vienen complicados y no quería retrasarnos :-)
 

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09/07/2019, 09:04
Darya Gevorkian

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Cuando Ryu volvió a hablar de su hermano, Darya lo miró atenta. Sus palabras transmitían que algo había quedado pendiente, algo por lo que Ryu necesitaba su perdón y deseó con todas sus fuerzas que pudiera encontrarlo de nuevo. Comprendía a la perfección ese sentimiento y lamentó la carga que llevaba sobre los hombros.

Gracias, Ryu —contestó a sus buenos deseos—. También espero puedas reencontrar a los tuyos pronto —tuvo ganas de abrazarlo pero se abstuvo de tocarlo una vez más. Si lo abrazaba en un momento como ese volvería a llorar como había ocurrido en la biblioteca. Ante la pregunta de Ryu, Darya se quedó mirando a la lejanía, como si esperara que el horizonte le diera alguna respuesta.

No lo sé… Pero me pregunto si una máquina podría hacer algo así —volvió a mirar a Ryu—. Pienso en lo que el sóter nos acaba de decir, en que sea lo que sea que el Gólem planeara para nosotros podemos trascender sus planes y buscar los propios, hacer todo esto nuestro. Como nuestros anfitriones han hecho. Y me pregunto si que estemos aquí y no en la nave no es ya algo que trascendió los planes del Gólem, un error en el diseño de su experimento debido a algo totalmente inesperado para él. Algo que no tuvo en cuenta o no podía tener en cuenta. Me pregunto… —volvió a mirar a lo lejos— Si esa certeza de que hablamos, esa sensación de haber encontrado algo inconcebible que sientes te pertenece, una intuición poderosa pero no racional, es algo que una máquina pudiera concebir—la sonrisa burlona volvió a sus labios y con un soplido retiró un mechón de su pelo que cubria su rostro—. Tal vez no me preguntabas a mí... —bromeó mirando al cielo al igual que Ryu—. Pero si me preguntas a mí te diré que somos habitantes del Vacío. Del Vacío con mayúscula —aclaró—. Soy hija de novelista —volvió a mirarle y su sonrisa de aire divertido contrastaba con el brillo melancólico de sus ojos. Se encogió de hombros como en una disculpa—. si me dejas acabaré inventando una historia la mar de complicada.

Cuando Ryu habló de su preocupación, Darya asintió con la cabeza.

Me he dado cuenta tarde que ni siquiera le pregunté a Nin si nuestros otros compañeros estaban bien —puso un gesto contrariado—. En cuanto a los que tenemos aquí, quien menos me preocupa es Sibyl —confesó—. Creo que es fuerte de verdad. No creo que sea sólo por estar viviendo lo que debe ser un sueño para ella, conocer la historia, sino que ha mantenido la calma todo el rato de forma admirable. No es que no me preocupe —aclaró— es que ahora mismo me preocupan más Erik y Faraz. Quisera no darle mucho trabajo al pobre Erik —miró a Ryu sabiendo que comprendería sus palabras—, y bueno, de paso no querría darte mucho trabajo a ti —comentó levantando las cejas como pidiendo disculpas por tenerlo preocupado—. Te contesté antes que estaba bien y la verdad es que como dices, teniendo en cuenta todo lo ocurrido, no es poco no haber perdido la cabeza. Así que sí, creo que puedo decir que estoy bien —la sonrisa de Darya se amplió—. Anda, ve a pintar —le dio un pequeño empujoncito en el hombro—. Tengo ganas de ver lo que te inspira este lugar.

Notas de juego

No he escrito ese final por cortar la escena. Si quieres proseguir adelante, claro está. Si no, espero que nos encontremos en la siguiente... (Ay, ay... )

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09/07/2019, 12:35
Hélène Hunziker

—¿Juegas al ajedrez? Oh, sería genial. Con Ovidio es un aburrimiento ¡Nunca juegues al ajedrez con un cáusata! Es como si tuviera memorizadas todas las partidas que se han jugado en la historia. Con él siempre juego al “ajedrez aleatorio de Fischer” Y aún así…  ¿Lo conoces?

Con ella hablar era casi una redundancia. A Erik le daba siempre la sensación de que con los gestos habría tenido suficiente. 

Notas de juego

Siéntete libre de que Erick conozca o no esa forma de jugar. En todo caso no conoce a Fischer como un jugador concreto que haya existido :-)

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09/07/2019, 20:03
Erik Du Mont

El mundo, las palabras, las respuestas, todo se sentía como una terrible y constante presión en la cabeza para el doctor. Se alegró de que la reunión terminase por fin y se retiró a su habitación, sin querer ver a nadie en ese momento. Pensaba mejor en soledad, y en el Eón disfrutaba de sus ratos libres a solas con un libro, en el trayecto en tranvía desde el trabajo hasta su casa, o en la cama, las noches que pasaba esperando a Shen porque había tenido que marcharse a alguna emergencia o le habían cambiado el turno de guardia...

Allí ni siquiera podía disfrutar de un libro. No quería hacerlo. Por una vez, tenía miedo a saber, a entender demasiado y encontrar una respuesta que no era "apropiada" para ese momento. La ignorancia es la felicidad de los tontos, eso dicen... Se negaba a creer que las mentiras y ocultar información fuese lo más adecuado y la única forma de vivir sin preocupaciones, pero en esos instantes temía que algo de razón había tras esa forma de vida. No podía asimilar todo en unas pocas horas. Necesitaba descansar. Necesitaba tiempo. ¿Pero un tiempo que ya ha sido o un tiempo que está siendo?

Viendo que aquello no funcionaba, intentó llevar su mente a otro lugar. Casi avergonzado, fue al baño y se miró fijamente al espejo, intentando vislumbrar la otra personalidad que había bajo él, la que seguía adormecida. Tal vez esa persona pudiera ayudarle. Enseñarle a usar esos... ¿poderes? ¿Es posible que de verdad existan? ¿Y cuáles son, en mi caso? Debería habérselo preguntado al sóter... Cansado y sintiendo que aquello no estaba funcionando, decidió volver a la cama, meterse en ella e intentar dormir. Mañana tendré otra perspectiva de todo esto y será más fácil hablar de ello... Espero.

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09/07/2019, 20:06
Erik Du Mont

Anteriormente, tras el concierto.

Era como si estuviese escuchando una melodía repetida sobre sí misma. La sonrisa de Erik se mantenía en su rostro, divertida, mientras se centraba en sus gestos y su voz sonaba como unos subtítulos que se le quedaban cortos en expresión. 

- Sí, lo conozco... - respondió, sin darse cuenta de lo curioso que resultaba que conocieran el mismo juego y aquella misma variante - Alguna vez jugué con August, un colega del trabajo. Las primeras partidas fueron un desastre y siempre nos confudíamos con los enroques. Me acuerdo que acabó trayendo un librito, un manual y siempre terminaba mirándolo para asegurarse que los movimientos eran "legales". - se rió, quedándose pensativo un momento. Frunció el ceño y alzó la ceja divertido, antes de plantear su hipótesis - Es posible que Ovidio pueda ver lo que estás pensando hacer. La verdad es que es curiosa la facilidad con la que te expresas... No me malentiendas, me parece algo poético, es sólo que... - añadió rápidamente, dándose cuenta de que a lo mejor había sido demasiado atrevido con aquella pregunta. Tomó un sorbo de la copa de vino, aún pensativo - Nunca me había encontrado con alguien así.

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10/07/2019, 05:55
Ryu Akahoshi

La luna caía sobre nosotros y todo lo que nos rodeaba con su luz embriagadora, a su iridiscente reflejo la piel de Darya parecía azul y su mirada traslúcida, eléctrica. Asentí varias veces con la cabeza agradeciéndole sus palabras tan afectuosas y precisas; lamenté internamente que con el resto no me resultara tan fácil hablar como con ella, con quien me era casi natural. Suponía que era un don inherente a ella, recordé las palabras de la junzi cuando conversamos aquella noche y me pregunté cuál era la naturaleza de Darya.

Mis cejas se fruncieron ante su declaración, ahora que lo decía era poco probable que una máquina pudiera hacer todo este lío, ¿O no? -Hay cierta... improvisación o espontaneidad que solo podría pertenecer a un ser consciente -pensé en voz alta, -O eso parece -. Mis ojos brillaron ante sus palabras, "hacer todo esto nuestro", la añoranza había vuelto, esa indefinida y constante nostalgia que me agitaba cada día de mi vida, solo que ahora en vez de ser un vendaval que amenazaba con arrasarlo todo se asemejaba a las cuerdas de un instrumento que me recorría por dentro.

Presté atención cuando sopló su pelo y más atención todavía cuando me contó sobre su madre, no me había dado cuenta pero me había acercado un paso como si tuviera que esforzarme en escucharla, pero en realidad no me quería perder un solo detalle de sus gestos. -Me gustan tus historias -declaré con simpleza y el silencio que siguió me pareció que era demasiado intenso de mi parte así que decidí distender mi atención y alejarme un paso otra vez -Como dije antes, tienes el don de la elocuencia: ahora sé de quién lo heredaste -perdí mi vista en los montes lejanos pero en los labios tenía una amplia sonrisa.

Cuando habló de nuestros compañeros no supe si contarle el diálogo que habíamos tenido con Sibyl aquella tarde, se me ocurrió que era privado y me limité a acotar -Sibyl es fuerte, no hay dudas de ello, el problema es que no lo sabe, o no lo tiene tan en claro -entorné los ojos y sonreí -No te preocupes, creo que está trabajando en ello -acoté sin dar más detalles. Le di la razón con respecto a a Erik y Faraz, pero alcé una ceja cuando habló de mí, -¿Trabajo? -inquirí no comprendiendo del todo -Todo lo contrario, me despeja poder hablar con alguien y hallar puntos en común -argumenté poniendo ambas manos en los bolsillos de mi casaca.

Me reí brevemente cuando ella me empujó en el hombro -Iré -dije y automáticamente me sentí egoísta y miserable, sin embargo tampoco tenía más motivos para quedarme que empezar a dar vueltas sobre las mismas ideas y ya me conocía cuando empezaba a hacer eso alrededor de alguien -Pero si ves que no puedes conciliar el sueño y estás aburrida acércate, que no muerdo -la insté con una sonrisa.

Sin pensarlo mucho me acerqué y le di un pequeño y corto abrazo del que me arrepentí apenas la solté porque me sentí invasivo, no obstante no iba a pedir perdón por eso -Buenas noches -la saludé y me alejé hacia la biblioteca.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Dejo la tirada de apoyo para ver si Ryu se da cuenta de que Darya tuvo el impulso de abrazarlo y no lo hizo.

No hay problema! :-) Nos vemos en la próxima escena si es que nos encontramos ahí xD

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10/07/2019, 08:18
Darya Gevorkian

Devolvió a Ryu el abrazo apretándolo contra sí ligera pero afectuosamente. Había dicho que hablar con ella lo despejaba. Darya se dio cuenta que se sentía reconfortada, como si fuera más liviana que momentos atrás.

Buenas noches —respondió. Luego lo observó alejarse hacia la biblioteca con una sonrisa: a la luz de la luna casi podía ver que llevaba un cinto con una espada.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Para ver si la tirada que ha hecho Queen sirve para que Ryu se dé cuenta que Darya había querido abrazarlo, si os parece se me ocurre hacer una enfrentada contra su disimulo, por así decir. Tiro Presencia + Engañar contra su 10 (si fuera Carisma + Engañar tiraría lo mismo). Saco un 14, así que no se le ha notado.

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10/07/2019, 22:56
Ryu Akahoshi

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

Aquella hermosa noche ya con todo dispuesto para pintar unos párrafos que había leído hacía tiempo volvieron a mi mente:

Nadie podía consumir día y noche, durante mucho tiempo, toda su luz, todo su fuego; nadie podía arder perpetuamente, día y noche; cada día largas horas de trabajo apasionado, cada noche largas horas de pensamientos enfebrecidos, siempre en tensión, siempre creando, siempre con todos los sentidos y los nervios lúcidos y despiertos, como un castillo tras cuyas ventanas resonara sin cesar música y ardieran miles de cirios, día tras día, noche tras noche.

[...]

De pronto se enderezó y se echó a reír. A menudo había sentido algo semejante, a menudo lo había pensado, lo había temido. En todas las épocas buenas, fructíferas y creadoras de su vida, incluso en su juventud, había vivido así, había quemado la vela de su existencia por los dos extremos, con un sentimiento alegre unas veces, desconsolado otras, de rabioso derroche, de combustión, con un ansia desesperada de apurar totalmente la copa y con un profundo y disimulado miedo al fin. Con mucha frecuencia su vida había transcurrido así: vaciar la copa, arder en llamas.*

-Vaciar la copa, arder en llamas -repetí como un mantra. Ojalá mi vida ardiera en llamas, en ese fuego purificador que se puede adivinar en ciertas melodías, en ciertas pinturas arrebatadoras, en ciertos ojos y ciertas sonrisas. En labios y suspiros.

Una vez Isabel, la única mujer que había amado con abrasadora pasión en mi vida y que había odiado ardorosamente también, me había dicho que no podía estar en una relación conmigo porque yo ya estaba en una relación, porque mi amante era mi arte, porque me acostaba con la fascinación y soñaba con la inspiración. Ella pensaba que mi corazón no podía amarla como se merecía porque estaba ocupado.

No puedo culparla, en cierta forma tenía razón: mi corazón estaba ocupado por las visiones que agitaban mi espíritu, que lo cuestionaban y lo enriquecían, por las imágenes que poblaban mi mente y mi corazón. Pero también estaba ocupado por todas las cosas y todas las personas.

Mi padre me había recriminado que no podía amar a todos y a todo, como una vez le hube confesado entre llantos cuando era niño, y sin embargo así era. Sentía que, en las alas de la sublime potestad del arte mi corazón era capaz de comprenderlo todo y de amarlo, amarlo pacífica, dulcemente. Tempestuosa y apasionadamente. De comprenderlo no como los hombres buscan el saber, sino como los sabios ven el rostro de la divinidad y la poseen.

Pero quizás debido a mi forma de ser ese destino, esa realización, se me escapaba y me dejaba solo con mi sed y mis abrasadores deseos. Con esta necesidad insaciable de llenar mi espíritu con aquello que me rodeaba. Con aquellos que poseo con mi mirada, con mi cuerpo, con mis pensamientos o con mis pinturas.

Como poseo a la señora Titania ahora mientras el lápiz delinea los suaves contornos de su rostro, mientras mis pinceles la adoran en secreto y pincelan tras ella constelaciones de animales e insectos que se diluyen en el cielo estrellado de una noche clara. Su vestido es el firmamento, su rostro la luna, sus pies la espuma del mar insomne.

Como poseeré a Darya más tarde, cuando la carbonilla perfile su rostro de efigie y el óleo rojo de cadmio y siena tostada delineen su cabello.

No necesito que ese amor sea correspondido, me basta con saberlo yo. Soy un sacerdote solitario que quema su incienso en los altares de la belleza, que la fagocita, que se consume, que la posee y que renace. El altar es mi arte, el incienso es mi vida.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Bueno, máster, espero que te guste :-)

*Hesse, H.: El último verano de Klingsor.

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16/07/2019, 11:15
Darya Gevorkian
Sólo para el director

Hasta bien entrada la madrugada, después de la reunión.

En la habitación que había elegido, sentada en la cama, Darya se quitó los zapatos y acarició el suelo con los pies desnudos. Los miró buscando detalles que le parecieran distintos y lo mismo hizo después con las manos. Subió a continuación las mangas de la camisa y contempló el enrojecimiento que ocupaba el lugar de sus viejas cicatrices. ¿Alguna vez había aparecido alguna marca en su cuerpo, alguna herida o enrojecimiento que no se hubiera hecho ella misma? Mientras la mujer que nació con aquel cuerpo estuvo activa —prefería esa palabra a decir “viva”— habría tenido alguna lesión, tal vez. Le resultaba difícil imaginar que la conexión entre ellas fuera sólo en una dirección y se preguntó de qué modos misteriosos, tal vez inconscientes, la vida de aquella persona habría influido en la suya mientras estaba en el Eón.

Sabiendo que no encontraría respuestas se puso en pie, inquieta, y se acercó a la ventana. Necesitaba descansar más que nada en el mundo pero al mismo tiempo le aterraba. No deseaba estar con nadie ni hablar más, pero le daba miedo estar sola, a solas con aquella mujer. Sabía que no sería capaz de dormir sabiendo que alguien habitaba su cuerpo. Y cerrar los ojos y caer en la inconsciencia le daba verdadero pavor; temía despertar en la nave o algún otro lugar desconocido, saltar de nuevo, quién sabe si hacerlo indefinidamente, de un cuerpo a otro, de un tiempo a otro, cada vez que cerrara los ojos, sin encontrar jamás respuestas y sin poder tal vez morir. Volviendo a las cicatrices no pudo evitar preguntarse qué pasaría si cortaba aquellas venas. ¿Quién moriría? ¿Lo harían las dos?

Pensó en Milla, pensó en Julius y en Vibeke, pensó en su angustia si se equivocaba en lo que había dicho a Ryu y su cuerpo estaba como muerto o en coma. Los echó de menos con tanta fuerza que empezó a dolerle el pecho. Y en el dolor por primera vez encontró algo positivo en que Arjen la hubiera abandonado: no tendría que ser testigo de que hubiera desaparecido. Cómo deseaba poder abrazarlo.

Con la espalda contra la pared se dejó resbalar hasta sentarse en el suelo. Lloró hasta que el agotamiento ayudó a que cierta calma lánguida se apoderara de ella. Pasó un tiempo indefinido mirando a ningún punto en particular mientras las imágenes del día pasaban por su memoria. Los rostros de sus compañeros, de las niñas, de Titania y el príncipe, de Ayischa o el doctor Knox, de la comitiva del sóter, de las montañas más allá del lago, de las flores y los árboles anárquicos que crecían ocupando el territorio a su antojo, libres, inclinados en todas direcciones. A través de la ventana abierta llegaban a ella los olores del bosque y el jardín. Cerró los ojos para dejarse invadir solo por ellos. Y en las oscuridad tras sus párpados una imagen se apoderó de su mente: La esfera gigante de Héspere.

Era lo más hermoso y acongojante que había visto jamás. Recordar su visión y su canto erizó todo el vello de su cuerpo. Quiso reencontrar la sensación de plenitud y sentido que, por un instante, había tenido frente a él. “Testigo” le parecía una palabra perfecta ahora. Testigo de la maravilla, de la belleza de ese planeta y del que ahora habitaba. Testigo de lo inmenso, inacabable, misterioso y abrumador que era el mundo. Se dio cuenta entonces que apenas había reparado en que sus compañeros perdidos habían despertado al igual que ellos y estaban ahora en algún lugar de aquel mapa lleno de países, soratos e imperios. Confusos como ellos muy posiblemente. Reparó en que no conocía aún sus rostros y trató de recordar sus voces:

Danny, Egra, Forest, Adrien… —susurró. Preguntar a su rescatadora si estaban bien sería lo primero que haría cuando la volviera a ver.

Con los ojos aún cerrados llevó la mano derecha hasta su corazón. Sintió su pulso en la palma y también en su interior y, acallando por un momento todos los demás pensamientos, se atrevió a pensar en ella y para ella:

«Te prometo que trataré de que tu sacrificio no sea en vano».

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27/02/2020, 20:33
La Cándida Rosa

El perfume de las flores de “La Cándida Rosa” no dejaba lugar a la duda. Habían vuelto a la residencia de Titania de Basa'rab y era, también, primavera. 

La luz de la media mañana iluminaba la misma habitación de altos techos y grandes ventanales en la que habían “despertado” la primera vez. Los muebles de tallas delicadas, el suelo con dibujos, de cerámica, la puerta de madera rojiza. 

Desde fuera venía el piar de los pájaros y los cánticos de Ayischa, que debía estar faenando en el jardín. 

Igual que la otra vez, estaban descalzos, vestían los mismos pantalones color beige y el camisón blanco de tejido fino. Cada uno en una cama grande. A los pies de Erik, sobre las sábanas, dormitaba un joven gato blaquecino, salvo las patas, la cara, las orejas y la cola, que eran de color marrón chocolate, casi negro.

Notas de juego

Viene de "Sendas"

3 de 3. Ya podéis postear.

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28/02/2020, 21:15
Faraz Snowden

Me despierto poco a poco, dulcemente. Aun con los ojos cerrados, puedo sentir la cálida luz bajo las pestañas, y una agradable fragancia floral llega hasta mí. Para alguien normal, sería un buen lugar en el que despertar, pero yo quiero seguir soñando. Me resisto a abrir los ojos, en un vano intento por no deslizarme inevitablemente hasta esta cama, por no alejarme de ese vacío estrellado en el que pude sentir claramente la presencia de mi hijo.

Mi Albin.

Al fin, me incorporo lentamente con un carraspeo, y al abrir los ojos, todo está borroso. He estado llorando. Tras enjugarme las lágrimas, reconozco al instante el lugar en el que estoy: la casa de Basa'rab y Danesti. Erik y Ryu duermen plácidamente en otras camas de la habitación, y siento mi corazón ensancharse de alivio y de alegría al ver que están bien. Que están a salvo.

Luego, reparo en que estamos en la misma estancia en la que despertamos la primera vez que visitamos este lugar, lo cual me produce una fuerte sensación de reviviscencia. De pronto, se me ocurre que, si somos capaces de viajar en el tiempo y en el espacio, ¿no podríamos también, en teoría, visitar sucesivas veces el mismo punto temporal? ¿No habremos vuelto al mismo día, otra vez?

Sin dejar de meditar sobre ello, me siento, de piernas cruzadas sobre la cama.

—Ey, ¡psst! —llamo al gato en voz baja, extendiendo la mano hacia él mientras froto los dedos índice y pulgar, fingiendo ofrecerle algo. Aunque, bien pensado, no sé por qué debería picar. Ni siquiera yo caería en un truco tan viejo, y de todos es sabido que los gatos son más listos que muchas personas. Y además, se lo ve muy cómodo, ahí enroscado a los pies de Erik. Sonrío—. Tú no estabas aquí la última vez, ¿a que no?

- Tiradas (1)

Notas de juego

La tirada es para intentar atraer al gatete. No sé qué dificultad sería, pero conociendo la naturaleza de los gatos, será de 30, por lo menos. XD

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29/02/2020, 14:22
Erik Du Mont

Erik abrió los ojos de pronto, tomando aire en un jadeo y conteniendo la respiración al reconocer por fin el lugar en el que estaba. Demasiados términos, demasiadas preguntas acuciaban su mente y en ese momento sólo se sentía agradecido por algo. Hemos sobrevivido. Tragó saliva y volvió a cerrar los ojos, dejando que la calma de ese lugar lo envolviera de forma maternal, como la primera vez que había despertado allí. Necesitaba ese momento de tranquilidad, dejar de pensar aunque sólo fuera por un instante y asentarse, ya que no sabía cuándo volvería a perder la paz en otro salto. 

Su ceño se frunció, confundido, y esbozó una sonrisa divertida al escuchar la voz de Faraz hablando. ¿Me lo dice a mí? Lentamente abrió los ojos y se despertó, fijándose en que la mirada de él se dirigía a sus pies. Se incorporó lentamente y con cuidado y fue entonces cuando se percató del animalillo que descansaba a sus pies. Sin poder evitarlo, soltó una risa contenida y miró a Faraz, aún sonriente. La simple presencia del gato era tan inocente que a Erik le pareció una broma absurda. 

- Creo que no voy a moverme en un rato. - dijo en voz baja, aún medio riéndose - Bueno, tampoco es que me queje demasiado. - dirigió una mirada hacia la ventana, asegurándose de verdad que estaban en el mismo lugar - ... Tal vez deberíamos avisarles de que... volvemos a estar despiertos. - murmuró, como un pensamiento pasajero. La idea no le terminaba de gustar, pero la responsabilidad de quitarles la preocupación y la curiosidad por ver cuántos eran esa vez se habían hecho paso en su mente.

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01/03/2020, 16:37
Ryu Akahoshi

Y de pronto, la calma.

Habíamos golpeado a la gran serpiente del vacío y en aquel encuentro, que debería haber sido ominoso y fatal, había obtenido una revelación sobre mí mismo, sobre el universo y sobre aquellos que es, fue y será. Por fin había visto un haz de aquella luz que con esperanza había adivinado en las sombras de mi ignorancia y de mi búsqueda. Y también algo más: la serpiente no era invulnerable.

Había escuchado la música del universo y al fin, había comprendido que tenía matices, armonía y disonancia, negro absoluto y policromías y que el caos también podía oírse. Había sentido paz y mi espíritu había volteado su rostro al misterio que subyace en lo eterno, percibí que los cristales con los que miraba y aprendía cuanto me rodeaba se rompían para dejarme ver, por un preciso y divino instante, cómo todo era en verdad, en la esencia misma de su ser.

Y así, con esa sensación indescriptible surcando todo mi ser, fue que la primera sensación física que me invadió resultó ser la de mis propias lágrimas surcando mi rostro; casi al unísono olí el aroma de las rosas en el aire tibio que entraba por la ventana y escuché los pájaros. Mis dedos tocaron las sábanas de aquella cama, la reconocí al instante y así, abrí los ojos pero no me moví saboreando la paz y la tranquilidad unos segundos más.

El alivio que sentí al comprender que nada de aquello se había destruido a causa de nuestro encuentro con Madre y de las revelaciones hechas fue palpable.

Me llegó la voz de Faraz, luego la de Erik. Una risa sincera salió de mis labios, me incorporé en la cama y me enjugué las lágrimas. -Extrañaba oírlos, chicos, y verlos -musité intercalando mi mirada entre ellos.

Me levanté del lecho pletórico y di unos pasos disfrutando del contacto con el piso rústico, fui hacia la ventana Ayischa! -grité a pleno pulmón sosteniéndome en el marco de la ventana con ambas manos y luego la saludé.

Notas de juego

PD: siento el retraso, espero que con el correr de la semana se normalice mi ritmo.

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