Partida Rol por web

La belleza insólita de este paraje me cautiva como la primera vez que estuve aquí. La cualidad de la luz, la temperatura del aire, su olor... Todo en este lugar parece distinto. Y mejor. Sería un buen lugar de retiro en el que buscar distancia de los horrores vividos y tratar de olvidarlo todo... si tales cosas fueran siquiera una opción. La responsabilidad que descansa sobre nuestros hombros es enorme, tanto que al menos yo aún no alcanzo a comprenderla del todo. Y lo que es peor, tampoco sé cómo ejercerla, cómo tomar lo mucho o poco que conozco y convertirlo en algo que nos ayude a... ¿A qué? Al menos no estoy solo; al menos, hay un nosotros.

Lo primero que capto, tal vez porque es lo primero que busco, es la mirada de Tabitha. Su dolor. La muerte de Darya la ha golpeado de nuevo, sin darle ocasión a recuperarse mínimamente del anterior golpe, como una pesadilla incesante e inmisericorde. Le dedico una sonrisa triste, al tiempo que no puedo evitar fijarme en el rifle que porta a la espalda, y, aunque puedo entender que necesite sentirse fuerte y protegida, no veo cómo un arma puede ayudarla en su tormento particular.

—Hola, madre. ¿Cómo te encuentras? —la saludo, para luego añadir—: Veo que has decidido venir armada. —No tengo la intención de que mi comentario suene reprobador, y tampoco deseo que se vea en la necesidad de defender o justificar una decisión que tal vez haya tomado por más motivos que los que yo pueda haber previsto, así que dejo el tema suspendido en el aire, sin ni siquiera formular una pregunta, a la espera de que ella misma sea quien decida si quiere explicarse o no. Luego, me giro hacia el joven que se presenta como «Jonas, aunque ellos me conocen como Gavril». Y sin parar a preguntarme si por «ellos» se refiere a nosotros o a alguna otra persona, le pregunto—: ¿Y tú cómo quieres que te llamemos? —Justo después de formularla, me doy cuenta de que la pregunta puede haber parecido trivial, pero en una situación como la nuestra, tener claro un concepto como el de la propia identidad y respetar el que tengan los demás es cualquier cosa menos eso. Miro a Jonas/Gavril con indisimulado interés, y tomo nota de su respuesta. Y él, a su vez, como si mi pregunta hubiese supuesto un reto filosófico y quisiera corresponderme, me plantea otra, y yo ni siquiera necesito pensar en la respuesta. Es más, creo que si hubiera reflexionado sobre ella, probablemente habría contestado algo totalmente distinto, o no lo habría hecho en absoluto—. «Allí donde no se encuentra nada, se encuentra todo, están las flores, la Luna, y el mirador» —digo empleando una leve inflexión en la voz para indicar que estoy citando una frase que no es mía. Luego, añado—: ¿Y de qué sirve poder ver todas las cosas, si nos negamos a ver nada? ¿No crees que la naturaleza del que observa, así como su actitud y disposición, es lo verdaderamente esencial? Incluso en una celda sin ventanas puede verse más que en el pico del mundo si mantenemos el corazón abierto y la mente dispuesta. —Hago una pausa, y reparo en que aún no me he presentado. Y de repente, soy consciente de la decisión. La decisión que siempre ha estado ahí, pero que no he visto con claridad hasta este mismo momento. Algo tan complicado y a la vez tan simple como creer o no creer. Miro fugazmente a Tabitha, y después otra vez a mi interlocutor—... Yo me llamo Adam. —Y entonces me doy cuenta de lo hermoso que es ese nombre.

El único nombre que me ha sido dado con amor.

Ya en el porche, Ovidio se une a nosotros acompañado por Sibyl. La saludo con un gesto de la cabeza, pero no digo nada por temor a interrumpir al sóter. Sus noticias son como todo lo que viene ocurriéndonos desde que todo empezó: inesperadas, desconcertantes y demasiado grandes para tener una mínima idea de qué hacer con ellas. No somos humanos. Tampoco somos meros transhumanos, y ni siquiera somos junzi, sino que nuestras capacidades parecen ir mucho más allá. Me siento perdido, pero no lo manifiesto de inmediato, prefiriendo como siempre que otros expongan sus ideas antes que yo.

En la superficie, parezco contemplativo y distante. Mi mirada tiene un fondo de tristeza, sin duda ocasionado por las noticias sobre el fallecimiento de Darya, pero también exudo un aura, más que de alegría, de felicidad. O de esperanza.

En cuanto a mi actitud para con Jonas, hay cierta cautela. Siempre he sido una persona reservada, incluso antes de todo esto, pero Jonas tiene la acertada impresión de que en estos últimos tiempos, la necesidad de saber en quién confiar se ha vuelto imperiosa. Pero una parte de mí comprende que es imposible discernir quién es merecedor de confianza y quien no; en eso consiste precisamente el acto de confiar, y así he decidido hacerlo con Jonas.

Y por último, aunque trate de ser discreto, mi reacción ante las noticias del sóter son de absoluto desconcierto. Están pasando demasiadas cosas, demasiado rápido, y ni siquiera sé si ser un junzi, o algo más que un junzi, es bueno o malo. Pero decididamente es algo importante, probablemente lo más importante que ha pasado en toda mi vida, y supone una responsabilidad a tantísimos niveles, que ahora mismo soy completamente incapaz de saber ni cómo me siento.

Los ojos de Sibyl brillaban cuando se reunió junto a Ovidio con el resto en el porche. Tenía una buena mezcolanza de emociones revoloteando en su interior, pero en los labios llevaba prendida una sonrisa tranquila, llena de ilusión y, de algún modo, satisfecha. Saludó con calidez a Erik, Faraz, Ryu y Tabitha. Con más timidez al sóter, su cáusata y al chico joven.

Tomó asiento entre Erik y Ryu y alargó la mano para coger la de éste último y apretar sus dedos durante un instante. Antes de que el sóter comenzase a hablar se inclinó hacia él y susurró algo en su oído. Luego soltó su mano para prestar toda su atención al hombre que gobernaba en aquel lugar. 

Escuchó sus palabras pero su mirada no se quedó en él, sino que recorrió a los presentes en la mesa. La ausencia de Darya se le hacía más notoria en aquel entorno en el que la pelirroja había desbordado su energía en el viaje anterior. Sibyl respiró despacio. La añoraba. 

Había planeado permanecer en silencio mientras los demás exponían lo que sabían y lo que no. Quedarse en un cómodo segundo plano e intervenir únicamente si la atención caía sobre ella. Pero las palabras del sóter seguían dando vueltas en su cabeza y cuando se dio cuenta estaba hablando. Al fin y al cabo, no sabía cuándo volvería a viajar y había cosas que tenía que decir.

—Es porque nos hemos convertido en los pilotos alfa del sistema —explicó, con voz suave—. Y al sintonizarnos, el resto de clones se han convertido en testigos potenciales. Es por un tema de distancias y tiempos. 

Miró a sus compañeros uno a uno, queriendo ver en sus rostros si alguno de ellos sabía de qué estaba hablando o lo que decía les pillaba de nuevas. 

Cuando se inclinó hacia él, Sibyl susurró unas pocas palabras en el oído de Ryu.

—He estado con ella. Con la mujer pelirroja del vídeo.

Esperaba que el hombre recordase la conversación que habían tenido en la cafetería. Le sonrió un instante y luego desvió su atención hacia el sóter.

Después de escuchar las anécdotas de Titania, Erik salió con los demás a recibir al sóter y a sus acompañantes. Teniendo en cuenta que esperaba encontrarse con el otro grupo que le comentaron que estaba en algo así como El Cairo, el doctor no pudo estar más sorprendido al ver quiénes bajaban del barco. Saludó a los que ya había conocido en su visita anterior con cierta formalidad, pero esta desapareció cuando llegó el momento de saludar a Gavril y a Tabitha. Con una sonrisa alegre, le saludó desde el embarcadero y le devolvió el abrazo con cariño, como quien se reencuentra con un viejo y querido amigo. 

- Bueno, veo que ya has vivido eso de los "viajes". Espero que tengas la cabeza preparada, porque vamos a tener que contar muchas cosas. - le sonrió, dándole una suave palmada en el hombro. Luego escuchó con curiosidad la pregunta que Faraz le hizo a Gavril o Jonas, tomando nota de ello para referirse a él así en futuras ocasiones. Es posible que el chico haya encontrado ya su sitio.

Después saludó a Tabitha. No sabía identificar bien por qué llevaba aquel arma a su espalda, pero tratándose de ella, sabía que tendría sus motivos. Aunque seguía manteniendo su pequeña sonrisa habitual, en sus ojos había un pequeño brillo de culpabilidad y disculpa. No conseguí consolarte ni apoyarte en Érebo... Pero ahora podemos poner todo en orden y entenderlo juntos... Madre. Como un gesto vale más que mil palabras, Erik la miró con fijeza, con esa promesa en sus ojos, y la abrazó afectuosamente pero con cuidado, como si se tratara de algo demasiado frágil o blando y temiera romperla.

Un vez en la mesa, saludó a la recién despertada Sibyl sin pomposidad pero con cierta alegría. Por un momento había temido que no llegara a despertarse. La noticia que les dio el sóter no le pilló precisamente desprevenido; llevaba sospechándolo desde que había sido capaz de percibir la sombra en sí mismo, y desde que la había visto en Jonas. Si es cierto, la sombra seguiría aquí pero los junzi pueden ser capaces de moverla o percibirla... Cerró los ojos un momento, pensativo y buscando la presencia de su propia sombra. Después los volvió a abrir e inmediatamente se fijó en Sibyl, con el ceño fruncido. 

- ¿Pilotos alfa? En la nave de Érebo nos explicaron que éramos REPCOS pero creo que no llegamos a escuchar ese término... - el doctor se interrumpió, al darse cuenta de que la mayoría de los presentes no debían de estar entendiendo aquello - Sería mejor organizar todo esto antes de hacer las preguntas. Cronológicamente. No sé cuándo saltaremos de nuevo pero creo que es lo mejor para no dejarnos nada. - dijo, con un pequeño atisbo de preocupación. Porque va a ser complicado con toda la información que tenemos. Miró al sóter y a Ayischa, sin saber muy bien a quién pedírselo - ¿Podríamos tener algo de papel para escribir, por favor? - pidió. Mientras tanto, se volvió hacia el sóter con curiosidad - ¿Y cómo se ha llegado a esa certeza?

Tabitha asintió a las palabras de Terpsicora, tras dar un leve respingo y mirarla, entrecerrando los párpados, apretando su mano, entendiendo. 

Se acercaban a la casa del sóter, y la visión de su hija, aquella de la que había hablado Darya, le produjo un profundo escalofrío. Verla tan niña, tan parecida a como la recordaba, le produjo una nostalgia amarga que torció el gesto de su boca, antes de que por fin, pudiese posar la vista sobre aquello que andaba buscando. Sus hijos. Independientemente de que aquellas consciencias que los habitaban pudiesen ser producto de su vientre, aquellos cuerpos, estaba segura, habían sido el producto de su dolor y su sangre. 

Tragó saliva, prometiéndose que no iba a derramar más lágrimas. Era un momento esperado y temido. Amargo y feliz, al mismo tiempo. La calidez de un abrazo, las palabras de aceptación a su reclamo. Adam, y la mirada de Isaac. Madre. 

- Adam.-dijo, apretando momentáneamente sus manos, como había hecho antes con ella Terpsicora.

Para cuando pudo contemplarlos a todos con detenimiento, sus grandes pupilas verdes se encontraban humedecidas y vidriosas.  La profunda trascendencia de la confirmación del sóter y la información revelada por Sephora la tocaban de lejos, en medio del vértigo de sentirse indudablemente rodeada de los frutos de su seno materno. 

Se sentó, finalmente, poniendo el seguro al arma y depositándola en el suelo, frente a ella- En este mundo no soy sólo madre, o Cabira. También subsisto, cazo y vendo lo que no aprovecho. El rifle forma parte de mi atuendo habitual. - explicó, habiendo notado las miradas y referencias sobre el arma- Esta soy yo. La yo que estoy acostumbrada a ser a día de hoy.-indicó, acomodándose, en su ropa suelta y práctica, que a penas se pegaba a sus formas femeninas. 

Y finalmente dedicó una breve mirada de disculpa al soter, y a su familia. No se había presentado, aunque sospechaba que no hacía falta. Sospechaba que sabían bastante de ella, quizá más de lo que ella misma conocía.

- No entiendo del todo eso de que seamos pilotos alfa- confesó- Pero sí entiendo... Que vuestros cuerpos, en estos momentos, deben ser aquellos mismos que di a luz a lo largo de los años.-dijo, contenida, pero inevitablemente sobrecogida- Y que... El hijo que dio a luz Darya, es inevitablemente y de alguna manera, mi nieto.-indicó- Necesito verlo. Y necesito... Saber. Necesito saber si ellos, si las consciencias actuales de estos cuerpos, son las mismas que nacieron el día en el que salieron de mi vientre. Y de no ser así... Necesito saber qué ha ocurrido. Dónde están. Nada va a cambiar el hecho de que, en cierto modo, todos ellos son mis hijos. Pero necesito saberlo, por favor, es mi derecho. Y necesito ver a ese niño. 

Apenas pude reponerme de la emoción de sostener en mis brazos el bebé de Darya antes de que nos dijeran que el sóter había llegado, la verdad es que no quería abandonarlo. Escuché sobre sus gustos musicales y le pedí a Charlie que me ayudara con eso, porque no conocía la música de este maravilloso lugar -la música del Eón era una profanación de esta -y eso era sin lugar a dudas uno de los basamentos de su espiritualidad, además podría memorizar algunas piezas para cuando volviera a ver a Ken.

Me acerqué a Titania mientras nos dirigíamos al embarcadero y me referí a ella, pero miré a Faraz y a Erik alternativamente -Por supuesto que lo educaré física y... espiritualmente -dudé, ¿Era el más indicado para eso justamente?, me pregunté -Y sin duda estoy de acuerdo en que Faraz sea el Patriarca, es por lejos el más mesurado de todos nosotros -nadie me lo había preguntado pero no quería que Faraz, con su alma sensible, sintiera que nos era impuesto.

Saludé a los recién llegados del barco, aunque tardé unos minutos porque me quedé absorto con la vista en el agua rompiendo contra el mascarón de proa, de pronto me agarraron unas ganas tremendas de tirarme al agua clara y fresca como aquella primera vez. Quizás luego.

Me sorprendió sobremanera ver a Gavril acompañando a Tabitha, les di un abrazo a los dos, creo que los tomó por sorpresa. -No saben cómo me alegra verlos -sostuve y era verdad. Me sorprendió que Gavril se llamara a sí mismo Jonás cuando yo había tenido una revelación al despertar sobre mí mismo y el personaje de los viejos textos ficticios del Eón. -Jonás, bienvenido. Veo que encontraste tu nombre, ¿encontraste a tu padre? -no lo preguntaba irónicamente, tampoco en un aspecto físico. Mis ojos sondearon los suyos y mis labios mantuvieron la sonrisa.

Luego de que hablara ella primero me acerqué a Tabitha -Es bueno verte de nuevo, a pesar de nuestras rispideces en el pasado -me tomé un momento, ¿Era el pasado, no? Bueno, lo mismo daba, ya se acomodaría. Miré su arma -Y dispuesta a patearle el trasero a los malos, ¿No? No esperaba otra cosa de ti, tú eres de las mías -manifesté con un tono cálido, tomé su mano entre las mías y se la apreté con cariño, la invité a sentarse junto a mí si lo deseaba.

Las palabras del sóter no me tomaron por sorpresa dado lo que había expresado en nuestro último encuentro, pero cierto es que habíamos vivido experiencias que habían afianzado esa percepción sobre nosotros mismos convirtiéndola en casi una certeza.

En ese momento llegó Sybil y se sentó a mi lado, acaricié con mi pulgar el dorso de su mano y me incliné a escuchar lo que me decía, algo personal. Asentí con gravedad y volví a fijar mi atención en el sóter pero en ese momento la conversación se desvió hacia los REPCOS, que éramos nosotros. Miré intrigado a Sibyl, -Necesito que nos expliques lo de los pilotos Alfa, eso no nos lo dijeron en L2... ni en Érebo -manifesté, luego concordé con Erik -Sí, mejor si hacemos una lista porque es muy fácil que nos vayamos por las ramas.

Tabitha expresó su deseo de ver al bebé de Darya -Pues yo como padre espiritual de la criatura creo que deberíamos traerlo, esto es parte de su destino y le incumbe, más si es junzi como nosotros, no sé qué opinará el patriarca... -miré a Faraz con una mirada inquisitiva y una media sonrisa tramposa.

El sóter ordenó que fueran a por el bebé.

—Que seais junzi era una sospecha ya que entre nuestras habilidades está el sopor. No se conoce muy bien el alcance de ese poder pero se piensa que invocándolo podemos dormir durante un tiempo predefinido en un estado prácticamente inalterable.

Miró a Jonas.

—Además, Jonas ha caído de una altura estratosférica y ha despertado en un cráter del impacto sin ningún daño. Sobrevivir a algo así es uno de esos poderes de leyenda que se nos atribuye.

Titania apareció con el pequeño Stephan y lo puso en el regazo de Tabitha. El niño era rubio, tenía los ojos claros y su contacto era cálido. No se le notaba para nada incómodo, parecía presidir la mesa. El sóter le sonreía como si tuvieran alguna broma privada.

El cáusata del sóter sacó un bloc y un lápiz, se lo ofreció a Erik y se sentó para seguir explicándose.

—Os rescataron de una bóveda del Sheol —así llamamos a los búnkeres en los que el Gólem ocultó cosas— hace dieciséis años y por el estado de los cadáveres segmentados y del personal que murió por falta de oxígeno junto a las puertas selladas, pensamos que estuvisteis allí metidos desde hace por lo menos treinta, aunque podrían ser mucho más. Ya os dijo el sóter que no se percibe violencia en vosotros por lo que pensamos que los hospedadores se ofrecieron voluntariamente, como en un ritual sacrificial.

Miró a Tabitha.

—Con todo el respeto, señora. No se cuándo dio usted a luz, pero tuvo que ser hace mucho tiempo para que sean sus hijos carnales. Calculo que al menos ochenta años.

El chico devolvió a Erik una sonrisa bien sincera. También el abrazo a Ryu, cuya confianza lo tomó por sorpresa aunque no lo incomodara en absoluto. El aplomo que transmitía le resultaba notorio. Todo él parecía como una flecha que apuntara hacia algo; se preguntó qué le habría ocurrido desde la Nix. 

Escuchó el comentario de Erik y no pudo esperar a contarle:

—Ya sé qué son las sombras  —susurró al doctor con una sonrisa lobuna. Parecía un cazador que hablara de una presa.

—Jonas —confirmó después a Adam—. Gavril es el nombre de un chico del Eón. Ahora está libre de mí —respiró hondo y alzó las cejas. Sabía que su interlocutor le habría comprendido—. Supongo que aún tengo que acostumbrarme, me resulta familiar y extraño a la vez. Como todo en todas partes —admitió. Después se volvió hacia Ryu—. Mi... ¿Padre? No… No sé siquiera si he encontrado mi cuerpo —bajó la vista a sus propias manos—. Una mujer que conocí hoy, una émpata, usó su habilidad para averiguar mi nombre. Pero eso es todo por ahora respecto a… —se interrumpió a sí mismo. Había algo en la mirada escrutadora de Ryu que parecía preguntarle por otra cosa.

Aquella pregunta, unida a la respuesta de Adam, fue como si sonara una campana. Recordó los versos que le confió Vencejo, el vértigo abrumador pero libre de angustia, la verdadera inmensidad. También las palabras del anciano que había subido al ekranóptero para responder a su pregunta sin formular. Ahora Adam respondía a una pregunta formulada tal vez a las montañas mismas, al lago o al aire, que disponían de la voz de aquel hombre de rostro gentil y aura de serena felicidad que podía percibir como si irradiara calidez. Le sonó tan certero. Sólo habría querido encontrar una palabra para aquello que bailaba en sus pensamientos como una intuición aún difusa. Y la pregunta de Ryu era al mismo tiempo otra respuesta. 

—Él nos envió aquí a buscar algo. Pero lo hemos olvidado.

Se quedó observando a los dos con gesto concentrado, algo ido tal vez, mirando dentro de sus ojos con intensa curiosidad. Sin embargo la intervención de Titania para conducirlos al porche terminó abruptamente con aquella extraña conversación.

Antes de sentarse dejó sobre el respaldo de la silla la chaqueta tres cuartos del equipo que le había prestado Herbert. El sol comenzaba a calentar y pensó subir las mangas de su camisa de corte militar, pero le preocupó cometer alguna falta de protocolo y lo dejó estar. Tomó la jarra y sirvió limonada en las copas que le acercaron, incluida la suya. Bebió un trago largo que le supo a verdadera gloria.

Los recién llegados fueron presentados como Ovidio, hijo del sóter, y Sibyl, a quien veía por primera vez. Recordaba sin embargo su nombre del momento en que Egra le preguntó si sabía si estaba bien. Se alegró de ver que así era y no le pasó desapercibido el brillo intenso en su mirada o su sonrisa complacida. Penso que era alguien que, si bien no en control de la situación, parecía en realidad más cómoda que todos los demás. Mientras la observaba, ella habló con la misma calma que mostraban sus gestos, respondiendo al sóter con unos términos que Jonas no había escuchado antes. Creyó comprender en parte sin embargo y aunque sentía la necesidad absoluta de saber más, Erik tenía razón en lo de seguir un orden, de modo que esperó a ver lo que se proponía escribir. 

Cuando Tabitha insistió en que aquellos cuerpos debían ser los de sus hijos, el chico observó el gesto de Herbert. Recordaba las palabras que intercambió con ella sobre el tema y cómo le había advertido sobre su improbabilidad. Sin embargo la mujer se aferraba a esa esperanza y, como era lógico, pidió ver al hijo de Darya. 

La observó mientras sostenía al bebé y fue entonces cuando comprobó que el sóter ya estaba informado de la forma en que, supuestamente, él había llegado al bosque. Parecían muy seguros de que aquella explicación era lo más plausible y dado que no tenía otra, se limitó a tratar de no poner cara de circunstancias y no rehuir la mirada del sóter ni de ningún otro de quienes pudieran estar observándolo.

Cuando el caúsata respondió a Tabitha, esperó que fuera lo suficientemente longeva para que los números encajaran. Merecía descansar al fin de la búsqueda que parecía concentrar todas sus fuerzas y a Jonas le parecía que amenazaba con consumirla. Pero al pensar sobre ello una duda lo asaltó: si Erik y los otros estaban allí era posible también que Forest y su grupo estuvieran en El Cairo, el mismo lugar donde le contaron que habían despertado la última vez. Pero entonces:

—¿Dónde está Jessica? —preguntó de pronto—. ¿Y los demás?

Arrugo el entrecejo cuando oigo a Sibyl decir algo sobre unos «pilotos alfa», o mejor dicho, que nosotros nos hemos convertido en eso. Nunca deja de sorprenderme su capacidad para saber cosas de las que ninguno de los demás tenemos ni idea. ¿De dónde habrá sacado esa información? Y, ¿qué tiene que ver ser un piloto alfa con, según ha dicho el sóter,  haber trascendido la junzidad? Me pregunto si, con el paso de los años, esta cultura no habrá asumido como figuras mitológicas no que no es más que el resultado de un experimento humano sobre el que no han quedado registros. Sacudo la cabeza, pero cuando iba a pedirle a Sibyl que se explicase, Erik y Ryu se me adelantan, y hago un leve asentimiento para indicarles que es una buena pregunta y que yo también deseo conocer la respuesta.

Tabitha, a su vez, menciona que en esta realidad, en este mundo, somos sus hijos biológicos. Al menos, nuestros cuerpos lo son. Aún no sé dónde se origina mi consciencia; si lo que nos dijeron en Érebo es cierto, entonces mi «yo» actual, el que está pensando ahora mismo dentro de este cuerpo, nació alrededor del año 2140. Ni en esta época, ni en el Eón, ni en ninguna otra. Y sin embargo, las palabras de Tabitha me hacen sentir más cerca de ella. Ojalá pudiera decir algo que calmase sus temores y ofrecerle algo de consuelo, pero ahora mismo no sé de dónde sacaría la confianza, la certeza, para hacerlo, así que me limito a sonreírle con delicadeza.

Miro a Jonas, incapaz de ocultar mi incredulidad, cuando el sóter afirma que cayó desde la estratosfera sin sufrir daño alguno. ¿Eso significa que todos nosotros somos virtualmente indestructibles? ¿Y es algo que afecta a nuestros cuerpos solo cuando esta consciencia los ocupa, o siempre? No entiendo nada.

Entonces, el cáusata parece discutir las afirmaciones de Tabitha alegando que, de haber sido realmente nuestra madre, habría sido hace mucho tiempo. No sé por qué, su observación me hace soltar un suspiro exasperado.

—No sería ni de lejos lo más extraño que ha ocurrido, así que nos disculpará si de momento no descartamos la posibilidad que Tabitha está sugiriendo. —¿Ha sonado demasiado agresivo? Espero que no. Abro la boca para entonar una disculpa, pero finalmente decido guardar silencio y escuchar a Jonas—. ¿Qué es eso de las sombras? —repito.

Erik agradeció con un gesto el bloc que le tendió el cáusata y le hizo la pregunta silenciosa de si podía arrancar sus hojas.* Después, dejando para otros las preguntas de los demás, se centró en separar las hojas e ir escribiendo pequeños apuntes de lo que recordaba. Levantaba de vez en cuando la mirada, buscando entre sus recuerdos y de pronto fijándose en alguien concreto pero sin llegar a decir nada. Cuando terminó, dejó las hojas a la vista de todos, ordenadas por tiempo y todavía cavilante. 

- Esto es... Un resumen, un recopilatorio de algunas cosas que he ido recordando de todos los saltos que hemos dado. He omitido el lugar de los árboles y las... estrellas, porque no estoy muy seguro de dónde ubicarlos ni si pueden ser relevantes ahora mismo. Por favor, sentíos libre de añadir cualquier información que se os ocurra, que una sola cabeza no da para todo esto. - sonrió. Alzó la mirada hacia Tabitha y Gavril concretamente - No sé dónde se ubicaría nuestro nacimiento, como tus hijos biológicos, pero si fue en otro mundo, añade los detalles que recuerdes. Y Gavril, no sé por cuántos saltos has pasado tú, pero si lo consideras necesario, te digo lo mismo que a Tabitha. 

2191 - Érebo/Nix (L2)

• Segunda generación de REPCOS
• Experimentos desde hace 7 años
• Biológicamente creados en laboratorio
• Sin presencia del Gólem
• Aión: planeta con vida inteligente
• Pilotos alfa:

2338 - Cándida Rosa/El Cairo

• Revolución hace 30 años
• Cuerpos durmientes de hace más de 80 años 
• Darya dio a luz -> Stephan

? - Eón

• Presencia del gólem en todos -> Es posible controlarla
• Conciencia durmiente: Nosotros mismos

? - Nave

• Contacto Kennedy encontrado: origen de hace 5200 años como mínimo
• Cuerpos con órganos replicados (segmentación distal explosiva, también en Cándida Rosa/El Cairo).
• Planetas con Espectro Moshen

Conceptos generales

• Transhumanismo (+100 años antes que Érebo/Nix): Forma de vida en la Tierra
• Espectro Moshen (antes que Érebo/Nix)
• Sombra (después de Érebo/Nix): Presencia del gólem
• Junzi (Cándida Rosa/El Cairo)
• Terme:
• Demonio Mimético:
• Arcano:

Cuando las hubieron contemplado un tiempo, Erik volvió a alzar la voz.

- Me gustaría empezar por Érebo y Nix, para tener las ideas en orden y porque no sé hasta qué punto coincidimos en lo que supimos de una u otra nave. Por lo pronto, diré que los REPCOS son una unión de piloto y testigo, algo como conciencia y cuerpo, que se crearon en la Tierra con el fin de poder realizar viajes interestelares sin tener que preocuparse por el tiempo durante el viaje. - resumió, intentando poner en contexto al sóter, a Titania y a cualquiera que no lo hubiera escuchado de primera mano - La idea era mandar un cuerpo al espacio, sincronizarlo como nuestro testigo una vez llegase a un lugar habitable, y hacer que los pilotos pudiéramos viajar a él de inmediato. Nos contaron que esta sincronización se hacía en un observatorio llamado "el tímpano", y que para viajar había que sentir a nuestro testigo y tomar conciencia de él. También nos dijeron que nuestros "yos" originales habían sido creados en un laboratorio y que éramos la segunda generación. - señaló a sus notas - Comentaron que éramos estériles y que sin un piloto, nuestro testigo permanecería "durmiendo"... Seguramente este fue el caso en el que se encontraron nuestros cuerpos aquí. Aunque por lo que hemos vivido en el Eón, ninguna de estas dos condiciones se cumplen. Darya ha tenido un bebé y nuestro cuerpo siguió activo cuando "no estábamos". 

Erik calló, algo pensativo por todo ello pero sin querer irse más por las ramas. Con un gesto de mano, indicó que podían explicarse los demás, dejando claro que no quería acaparar toda la información. También dirigió una mirada y una sonrisa a Sibyl, como indicativo de que era el momento de explicar aquello de los "pilotos alfa".

Sibyl había empezado a abrir la boca para responder a la pregunta de Erik cuando él se detuvo y decidió empezar por el principio. Sonaba lógico y hasta más eficiente que hablar sin orden, así que asintió con la cabeza y esperó. 

Mientras traían el papel y Erik empezaba a apuntar cosas en él, la mirada de la joven fue siguiendo uno a uno a los que iban hablando. Al saber que el chico que no conocía también era uno de ellos, le dedicó una sonrisa suave. Apenas podía imaginar que hubiera sobrevivido a una caída como la que describía el sóter, pero a esas alturas ya ni siquiera dudaba al escuchar algo así. Todas las reticencias de su mente habían quedado apartadas tras vivir su propia ración de viajes y cosas extrañas. Como lo de la edad de Tabitha, que era algo que aún le costaba asimilar, pero de lo que la mujer ya había hablado. 

Cuando Erik terminó y le cedió la palabra, por un momento se sintió tímida y creyó que los ojos de todos estaban sobre ella. Sus mejillas adquirieron algo de color, como siempre que tenía que hablar en público, y carraspeó bajito antes de empezar. 

—He podido controlar el rumbo de mi último viaje —informó, para empezar—. No estoy segura del todo de cómo lo he hecho, pero quería ir a un lugar y un tiempo y lo hice. Ocupé el cuerpo de un clon que estaba allí. Y así he podido hablar con una de las personas que estaban en el inicio del experimento del que provenimos. 

No intentaba alardear, casi parecía más bien avergonzada por haber sido ella la que había conseguido dominar una pequeña parte de lo que les sucedía. Se llevó el vaso a los labios para beber un sorbito de limonada y siguió hablando. 

—Hay dos conceptos base en esto de los REPCOPS. Los pilotos son personas, de carne y hueso. Los clones. Como nosotros. Bueno, como estos cuerpos en realidad, porque nosotros, nuestras consciencias, no éramos pilotos en inicio. Estamos fuera del sistema. Luego están los testigos, que son los cuerpos de metal, los que vimos en la nave al comenzar todo. Bien. En teoría sólo puede haber un testigo y un piloto al mismo tiempo. La persona, el piloto, puede proyectar su consciencia hacia el testigo, el robot, desde el Tímpano, la sala en la que despertamos en la Érebo, y así ver lugares muy lejanos a través de los ojos del robot. 

Su mirada se paseó por los rostros de los demás, en busca de algún gesto de aprobación o entendimiento, pero siguió adelante. 

—Con el experimento inicial, cuando un piloto muere, se entrena a otro clon para que ocupe su lugar como piloto. Porque todos los clones son pilotos potenciales, pero sólo puede haber un piloto alfa que esté conectado con el testigo al mismo tiempo. Vale, pero todo este experimento tiene una parte oscura que se le ocultó incluso a los que trabajaban en él al principio. ¿Recordáis que en la Érebo nos dijeron que estaríamos allí durante diez años? Pues eso es porque cada diez años asesinan a un piloto y lo sustituyen por el siguiente clon. Es porque el piloto y el testigo tienen que mantenerse cercanos en su desarrollo. Pero ahora, lo que nos ha pasado a nosotros... ¿Me dejas un trozo de papel? —pidió a Erik. 

Cuando lo tuvo* escribió una ecuación simple: «R/D=1».

—A ver, la ciencia no es lo mío, pero os cuento lo que me explicó esa persona. Las teorías que manejaban indicaban que en la sintonización había una relación proporcional entre la distancia espacial. El retardo, dividido por la distancia es igual a 1. Esto quiere decir que cuanto más lejos esté físicamente el piloto, más sencillo es que sintonice con el testigo. Cuando el testigo se descongela al llegar a su destino, llama automáticamente al piloto potencial que corresponda, que será el siguiente en la línea de clones. Esto es lo que nos pasó la noche del Fin de Ciclo, el testigo, el robot, se descongeló y nos llamó. Pero nosotros no éramos pilotos del experimento, ¿entonces por qué nos atrajo a nosotros? 

Con esa pregunta, escribió otra ecuación: «E/A=1».

—Aión y Eón son el mismo concepto en lenguas diferentes. Esto no es casualidad. Al principio pensé que podrían ser dos formas de referirse al mismo lugar, pero la persona con la que hablé cree que de ser así no habríamos podido sintonizar los testigos, que estaban en Aión, desde el Eón. No habría suficiente distancia —dijo, poniendo el dedo sobre la primera fórmula—. ¿Entonces? Pues ella cree que esos dos nombres son iguales porque la distancia entre Aión y Eón es la justa y necesaria para que un piloto potencial de Eón sintonice con el testigo cuando éste llegue a Aión. Así que aquí hay varias... personas... entes... como queráis llamarlo, y cada uno con su propia agenda. 

Suspiró, no era dada a largos discursos, pero creía estar diciendo cosas importantes, así que siguió. 

—Bien, a ver. Voy a recapitular un poco. La noche del Fin de Ciclo, la nave que llevaba a los testigos llegó a Aión. Los testigos se descongelaron y llamaron a los pilotos. Pero en lugar de acudir los pilotos, los clones, a los que les tocaría, llegamos nosotros. Esto es porque la distancia entre Aión y el Eón era la justa para atraernos. Pero esto no estaba previsto en el experimento. Éramos pilotos potenciales, pero estábamos fuera del sistema. Sólo puede haber un piloto alfa al mismo tiempo, en el mismo momento en que nos sintonizamos con los androides, nosotros nos convertimos en esos pilotos alfa. —¿Sonaba tan espeso como le parecía a ella? Dudaba de su capacidad de explicar todo aquello, como solía dudar siempre de sí misma, pero se estaba esforzando por hablar con claridad—. La teoría de esta persona es que dados muchos pilotos potenciales y un único testigo, el piloto que se sintoniza y se convierte en piloto alfa, es decir: nosotros, automáticamente convierte a los otros pilotos potenciales en testigos potenciales. Por esto podemos viajar a los cuerpos de los otros clones. Nosotros, los clones que vivimos en el Eón, los estamos usando como si fueran testigos. 

Hizo una brevísima pausa y agregó algo más.

—Esto que voy a decir ahora es una teoría mía, nada más —aclaró, como disculpándose antes de seguir—. Creo que cuando la nave detectó que había un error con nosotros nos envió a estos cuerpos porque eran los de los pilotos potenciales que debían haber sido sintonizados. La nave nos devolvió a los que pensaba que eran nuestros cuerpos, los que sí estaban dentro del sistema.

Tomó aire despacio. Sentía que llevaba una vida entera hablando y al mismo tiempo tenía la sensación de que se estaba dejando muchísimos detalles. Se pasó una mano por el pelo, desordenando sus rizos. Su mirada insegura los miró a todos, casi parecía estar suplicando que alguien dijese algo.

Ryu estuvo de acuerdo con no descartar la posibilidad de que Tabitha fuera la madree biológica de sus cuerpos en aquel planeta, Faraz tenía razón: no era la cosa más rara que pudiera pasar, ¿No estaban frente al hijo de Darya y junto a un muchacho que había caído desde el espacio?

Hizo una nota mental para agregar algo sobre Nix pero prefería que Sibyl contestase primero, por supuesto, si tenía que ver con lo que le había susurrado era de vital importancia... Y así resultó ser. La miró de lado asombrado e inclinó su cuerpo sobre el respaldo de la silla, como si se tuviera que acomodar mejor para contemplarla y no se quisiera perder ningún detalle, cuando escuchó que había podido dirigir su viaje y una sonrisa de orgullo cruzó su rostro. Le apretó la mano de pura emoción pero lo hizo sin intención de distraerla.

Le costó comprender lo que Sibyl planteaba, pero al final se hizo con la idea de que algo había captado. Pidió el anotador de Erik y allí anotó una pregunta al final:

- ¿Quiénes son los entes que tienen agendas diferentes? ¿Nuestro clones o el Gólem y los humanos que establecieron el experimento?
- Hablar de los mimos. ¿Tienen que ver con los demonios miméticos?

Luego, se acomodó otra vez derecho en el asiento -Voy a agregar algo a nuestra experiencia en Nix y Érebo, primero quiero que el sóter, el señor cáusata y la señora Titania sepan que estábamos separados en grupos por eso no pudimos cotejar la información hasta este momento -estableció como colofón a la situación e hizo una breve pausa -El grupo de Érebo, que al parecer era una nave -miro a Erik y a Faraz inquisitivo -Y el de Nix. Allí una señora que se hacía llamar Madre nos explicó que los REPCOS eran el fruto de la unión de dos campos de estudios: la computación cuántica y una rama marginal de la neurociencia física. Explicó que el desarrollo de la computación cuántica y de la comunicación simultánea había dado lugar al entrelazamiento cuántico, en el cual dos grupos de partículas se enlazan y comparten proximidad espacial sin poder separarlas a nivel cuántico. Dijo también que esto se creía que se daba en los microtúbulos de las neuronas y explicó algo de un espín nulo que sinceramente no comprendí pero quizás ustedes sí -se encogió de hombros -También agregó que nuestro sistema nervioso tenía un órgano distal y que nuestros linajes se habían usado para experiencias de bilocación simultánea, que la mente del piloto y del testigo existen en su propio tiempo.

Hizo una pausa recapitulando -La misión que ellos habían enviado era de exploración interestelar en busca de planetas viables para la vida humana, nuestras biomoléculas emparejadas viajaban en las naves listas para ser ensambladas en un testigo cuando llegasen a destino. Jonas había sugerido sin querer que nosotros habíamos sintonizado porque había otros pilotos cerca, ¿Lo recuerdas? -lo miró sonriéndole -A lo que Madre había respondido que se necesitaba especial entrenamiento especial con apoyo técnico para sintonizar, que no era algo que se podía hacer intuitivamente -de pronto le dio un respingo y miró a Titania y al sóter vehementemente, había recordado algo -Al morir Darya una nueva piloto estaba siendo entrenada para que sintonizara con el testigo, una niña como Beatrice.... -calló de pronto dubitativo -¿No sería posible que Beatrice comenzara a viajar cuando sintonizaran, verdad? -inquirió mirando a Sibyl sin poder ocultar su preocupación.

El chico echó un vistazo a las notas de Erik. Algunos términos extraños llamaron su atención, así como que el doctor se refiriera a un lugar llamado "las estrellas" del que afirmaba preferir no hablar por el momento. Dado que no se refería a las misiones de Érebo y Nix, Jonas lo miró con el ceño fruncido y gesto de interrogación. En todo caso esas preguntas deberían esperar.

Escuchó con atención la exposición de Sibyl. Cuando la chica comentó que había controlado el destino de su viaje, sonrió fascinado buscando la mirada de sus compañeros. Aunque afirmara no saber cómo lo había hecho cualquier información sería muy valiosa. Aquello podía cambiarlo todo. Por lo demás creyó haber entendido al menos lo esencial y aunque algunas cosas le encajaban, ciertas dudas quedaron dando vueltas en su cabeza. Ryu anotó algo más en la lista y habló a sus anfitriones acerca de los fundamentos de las misiones de los REPCOS. Cuando preguntó acerca de Páprika y de Beatrice, sintió la necesidad de intervenir.

—No creo que la pequeña Páprika consiga sintonizar con los testigos. No lo hará porque nosotros somos los pilotos alfa y todos los demás nuestros testigos potenciales. Si he entendido bien, el resto no puede viajar, y la existencia de Darya, dado que lo que nos pasa es transtemporal, tal vez haya frustrado la capacidad de viajar del resto de clones de su linaje para siempre. Pero es que si la información de Sibyl es correcta, si alguien hubiera de sustituir a Darya como piloto alfa tras su muerte, sería mucho más probable que fuera un clon del Eón, lo que podría proteger tanto a la Páprika que conocimos en la nave como a vuestra hija de convertirse en un viajero como nosotros —añadió mirando al sóter.

Deseaba con todas sus fuerzas que la pequeña princesa fuera libre para siempre. Pensar en la niña de la Nix le oprimía el corazón, ¿cuándo la asesinarían?

—Es muy interesante lo de las diferentes agendas —se obligó a seguir, tratando de alejar sus pensamientos de la chiquilla en aquel momento. Necesitaba pensar. Frotó su frente y la voz le falló por un momento—. Aunque… Aunque tal vez no sea necesario.

El chico se puso en pie, incapaz de estar quieto mientras hablaba. Caminaba lentamente a un lado y otro cerca de su asiento como Erik le había visto hacer durante su entrevista en el centro cívico.

—Para cuando el experimento de los REPCOS se puso en marcha, el Eón ni siquiera debía existir. Si acaso sería un proyecto de exploración paralelo al de Aión (otra razón para usar dos nombres iguales) que la gente en la Érebo y la Nix no tenía ni por qué conocer. Recordad que se nos dijo que en el dataísmo ni siquiera los junzi tenían una visión de conjunto y que el Gólem compartimentaba cuanto hacía. La cuestión es que el tiempo del viaje interestelar hasta Aión fue… Será… —se hacía difícil escoger un tiempo verbal—, es tan largo, que antes de que la misión de los testigos llegue hasta Aión y éstos se descongelen y ensamblen para llamar a sus pilotos, el Gólem tuvo tiempo de desarrollar una gran colonia en el planeta del Eón y que vosotros nacierais. A lo que voy es que, dado que era su propio experimento, el Gólem tenía que saber que si permitía que los clones nacieran en Eón, como así ha sido, serían éstos y no los de las misiones de Érebo y Nix los que con mayor probabilidad se convertirían en pilotos alfa, ya que como nos ha dicho Sibyl, Eón y Aión están a la distancia idónea.

Eso parece extraño, ¿verdad?, permitir que tomen el control individuos fuera del sistema —aclaró usando la expresión de Sibyl—. Porque podía hacer fracasar la toma de posesión de los testigos ciborg, como de hecho ocurrió la primera vez cuando fuisteis incapaces de responder a las preguntas del protocolo de seguridad de la nave.

Tal vez el Gólem confiaba en que siendo clones tenéis la capacidad de recordar esas respuestas, que al estar conectados cuánticamente con vuestros otros clones seríais capaces de recuperar sus recuerdos. Por propia experiencia creo tal vez eso no sea descabellado... Aún así parece extraño que pusiera en riesgo el éxito de una misión… Pero, claro —en su rostro se leía que creía haber encontrado una explicación—, pensándolo bien, de todos modos, si la misión del Gólem es extenderse a otros planetas y encontró el planeta del Eón, tampoco sería lógico que dejara pasar la oportunidad de colonizarlo por la misión en Aión. Tal vez prefirió correr el riesgo de que fracasara la misión de Aión (creo además que finalmente no fracasó) a perder una colonia segura y más fácil de alcanzar, como demuestra que allí haya una colonia tan numerosa mucho antes de que la nave con los ciborgs llegue siquiera a Aión. O tal vez, teniendo en cuenta que entre unas cosas y otras pasan miles de años, el Gólem mismo haya cambiado sus planes a lo largo del tiempo por cuestiones que no pudo tener en cuenta al inicio, o bien unas partes suyas se hayan desvinculado de otras. O que, efectivamente, hayan surgido nuevos implicados. Podrían haber ocurrido multitud de cosas en tanto tiempo, pero mi impresión es que la información que tenemos parece encajar aún sin la necesidad de otros implicados. O tal vez lo que ocurrió no haya sido previsto por el Gólem y haya ocurrido algo inesperado. Todo esto me parece demasiado complejo para que pueda ser controlado por las planes de nadie.

Los hay, sin embargo —afirmó de pronto—, otros implicados en esta historia, pero no sé en qué momento habrían entrado en juego. Tampoco si tienen algo que ver o no con que nosotros nos hayamos convertido en los pilotos alfa. Me refiero por un lado a la inteligencia que enviaba señales de radio desde Aión. Por otro, a la gente del contacto Kennedy.

Su mirada se movió entre Ryu y Herbert, queriendo leer en el rostro si seguían su razonamiento.

Tomó las notas de Erik y añadió en el apartado "?Nave":

• Planeta árboles humanoides: hibridación de la misión del Gólem con biota extraterrestre y nuevos diseños de los testigos. ¿Aión? Si es así, la biota hibridada podría ser inteligente.

• Hipótesis verdadera misión del Gólem: Naturalizarse. Dejar de ser un ente artificial para ser una criatura. No logrado en el Eón en nuestro tiempo. ¿Logrado en el planeta de árboles humanoides?

—Esto es para después —indicó dejando de nuevo el papel sobre la mesa—. Antes debo explicar qué es un contacto Kennedy:

a bordo de la Nix, la mujer llamada Madre nos contó qué significa. Dijo que teóricamente, si una civilización que no estuviera en la cima de su desarrollo científico y tecnológico enviara una misión a mucha distancia en el espacio, es posible que una misión posterior, enviada por una humanidad más avanzada, llegara antes a su destino que la primera, ya fuera porque se hubiera encontrado un modo mejor de propulsión, ya fuera por encontrar una ruta más optimizada, por ejemplo. A la posibilidad de que a la llegada de una misión a su destino encontrara allí otra misión posterior más avanzada, es a lo que se llama contacto Kennedy. Bien, pues en las cercanías de Héspere, en el sistema de Aión, la nave del Gólem encontró algo que identificó como un contacto Kennedy. Era una momia humana muerta hacía 5000 años tras doscientos en animación suspendida, es decir, llevaba allí al menos 5200 años como ha indicado el doctor en sus notas. Seguramente le hablaron de ello mis compañeros en su anterior viaje aquí —dijo al sóter—. La nave reconoció a aquella figura como humana por su cuerpo, por la tecnología de su traje, la simbología de sus insignias, etc. De modo que otros implicados de algún modo en todo esto serán personas, seguramente aún no nacidas, que llegarán a Aión mucho antes que la misión del Gólem. Y al menos una de ellas morirá allí, flotando en el espacio sin que nadie la haya rescatado aunque estuviera tanto tiempo hibernando… Eso no pinta muy bien —admitió negando con la cabeza.

Perdón, antes de dar paso a otros, quisiera hablar de otro de los puntos en relación a lo que nos ha explicado Sibyl:

—Lo que cuentas de los pilotos alfa encaja con el hecho de que en el tiempo que no recordáis haber pasado en el Eón, esos casi dos años en blanco —miró también a Adam y Ryu—, no eran otros pilotos los que ocupaban vuestro cuerpo, ya que si el resto de clones son testigos con respecto a vosotros, nadie puede viajar a vuestro cuerpo. Erais y siempre fuisteis vosotros mismos allí, al igual que Tabitha lo fue aquí mientras estaba en el Eón, ¿no es así?.

Erik pudo comprobarlo, ¿verdad, doctor? Usted pudo recordar parte del tiempo en blanco y saber a ciencia cierta que era usted quien había estado en su cuerpo y no otro.

Hizo una pequeña pausa para buscar palabras con que sintetizar cuanto querría decir.

—Y lo que digo es posible, pues nuestras mentes pueden desdoblarse y estar en dos sitios a la vez. Eso también lo comprobamos el doctor y yo, aunque es largo de explicar. Cuando os hablemos de las sombras lo haremos —miró a Adam queriendo expresar que no había pasado por alto su pregunta—. Ahora mismo… Bueno ahora mismo no, ya me entendéis: estuvierais haciendo lo que estuvierais haciendo en el Eón antes de saltar esta última vez, habéis seguido haciéndolo. Vosotros, nadie más. Y cuando volváis, las dos partes de vuestra mente se reencontraran. Y se separarán cada vez que viajéis. Esa debe ser una cualidad de los pilotos alfa pues están preparados para percibir a través de sus testigos mientras al mismo tiempo su conciencia no ha abandonado su cuerpo original. Tal vez con el tiempo y la guía de Erik podáis evitar que se generen esas lagunas de memoria.

Y entonces más que nunca comprendió que, perteneciera al lugar al que perteneciera, debía estar allí en aquel mismo momento, tanto como estaba en la casa del sóter, aunque no fuera consciente de dónde ni cuándo era allí. Agarró con fuerza el respaldo de su silla y respiró hondo. De nuevo no tenía palabras para la sensación que le provocó aquella idea.

El primero en contestar fue el sóter.

—Desgraciadamente conocemos el caso de una joven con ese nombre, Jessica, rescatada de una comunidad experimental, que falleció hace tres meses de "segmentación explosiva". Pediremos formalmente los detalles de lo ocurrido y un retrato para que la podáis identificar. Lo siento.

Impuso unos segundos de silencio. Luego bebió agua.

—Antes que nada quería hablaros de nuestra visión del mundo. Cada pueblo tiene la suya y ésta tiñe casi cada palabra. Nosotros entendemos la cultura materialista, maquinal, como una forma empobrecida y alienante de degradar a la raza humana. Creemos en el alma, los espíritus, los dioses y los demonios. Para nosotros el Gólem nació de esa cultura que negaba el alma y se convirtió en un demonio cuya razón de ser es convertir a los hombres en piezas de su mquinaria.

Para nosotros son vuestras almas las qeu viajan entre mundos alejados en el espacio y en el tiempo. Y el Gólem, desde esta perspectiva quizá no tenga otra entidad espiritual más allá de la corrupción que siembra en nosotros, y por eso haya sembrado el mundo con nuestra estirpe. Y quizá haya contactado con otros seres, de una naturaleza que apenas podamos imaginar. Quizá el Gólem de vuestro mundo sea muy diferente al del nuestro, pero seguro que es por naturaleza, ensamblante, constructivo, y nosotros tenemos la forma de destruirlo en su esencia, con lo que llamamos magia disgregadora. Tal como hemos hecho aquí, quizá tengamos ocasión de enseñaros a hacerlo allá donde os lo encontréis. Pero no es algo fácil, ni que se deba tomar a la ligera.

Faraz se dio cuenta de que Titania le miraba y luego a su hijo adoptivo, Stephan.

Erik no sentía su sombra, pero tampoco la liberación de ese peso, es como si ésta existiera en algún lugar de sí mismo, oculta, pero no estuviera interponiéndose entre él y la realidad del mundo.

El siguiente en tomar la palabra fue el cáusata del sóter.

—Es interesante abordar la realidad desde distintos niveles de manifestación. Un demonio de otro plano se puede manifestar como un mal en la mente de alguien que se realiza como una idea destructiva que éste convierte en realidad.

El origen del Gólem no es oscuro. Fue una herramienta de unos hombres, los abuelos de los junzi, para dominar a todos los demás, a los que dejaron de considerar sus iguales. La deriva de esa herramienta nos sometió durante varios siglos. Funciona como un truco de espejos, por eso a la época de la tiranía dataísta la llamamos "La Noche del Laberinto Espejado".

Era un dominio de naturaleza social e íntimo. Cada uno de nosotros está envenenado con un doble comportamental que nació como un resgistro de nuestros actos y creció como una I.A. personal. Las acciones de cada humano eran manipuladas por el Gólem por un sistema de inercias facilitadoras del comportamiento más adecuado entre las alternativas probables. Así se nos iba embotando, mermando la voluntad del pueblo. Que estemos aquí hablando significa que el proyecto de máscaras perceptivas del Gólem no resultó funcional en vuestro mundo. Vosotros os habéis criado en una sociedad más humana que nuestras generaciones del dataísmo.

En la época prerevolucionaria el Gólem se sembraba en cada persona, antes incluso de su nacimiento. Interactuaba con sus máscaras perceptivas, con sus asistentes cognitivos, manipulando a cada humano del mundo para que sus actos se correspondieran al proyecto de la sociedad utilitarista. Se desarrolló materialmente como una tecnología ensamblante, como un enjambre que puede tomar muchas formas.

Incluso hoy, sobrevive en nosontros, como una ponzoña, como una contaminación tecnológica que llamamos calima. Nosotros, los cáaustas, incluso hoy, podemos invocar al doble corpontamental de cualquiera para analizar sus posibles respuestas.

Con la revolución las los sóteres, con sus "oraciones reververantes" lograron anular la capacidad de ensamblaje del Gólem, pero su ponzoña permanece contaminando cada tejido. Pensamos que con el paso de los años la calima se irá degradando y tras muchas generaciones de lucha activa contra su manifestación las nanomáquinas del Gólem ya no serán capaces de ensamblarse, incluso sin la magia de los sóteres.

Eso sí, ahora somos libres de su manipulación pues ya no es capaz de erigirse como un velo en nuestra percepción ni nos puede dictar a nuestra cognición. Pero como véis, la guerra está lejos de su fin.

Miró al lago.

—El primer contacto, el Contacto Kennedy, me parece una clave fundamental, pero no tengo información para saber por qué lo es. Nosotros a veces tenemos ese tipo de intuiciones. Es un punto de inflexión.

Y de nuevo volvió a hablar Mihai.

—Recibo con alivio las noticias sobre mi Beatrice y os estoy muy agradecido. Su existencia es la prueba de que encontraréis huéspedes allá donde las colonias del Gólem hayan progresado. Incluso más allá de la existencia del Gólem, pues los genes de vuestros clones sí están naturalizados en nuestra especie.

Percibo un propósito, una coherencia en vuestros viajes, y no puede ser otro que liberar a vuestro mundo del velo que le impone el Gólem. Pero yo soy un sóter, un guerrero. No podría verlo de otra forma.

Miró a Ryu, interesado en qué opinaba al respecto.

—Nosotros los junzi podíamos tomar posesión de nuestro doble comportamental, las nanomáquinas adoptaban nuestra imagen fantasmal y podíamos hablar por ellas, movernos con ellas. Podíamos hacer que se formaran en cualquier sitio del mundo, como mensajeros de un falso dios. En esos momentos nuestras conciencias estaban en dos lugares a la vez y había veces que uno de los lugares se desconectaba del otro, con lagunas a su regreso. Aprender a volver a ser uno era una cuestión de entrenamiento y de mera costumbre. Una mente normal no está preparada para la bilocación.

Herbert, el rescatador de Tabitha, tomó la palabra.

—Yo también pienso que las ausencias de vuestros cuerpos originales no significan la toma de posesión por otro piloto ni mucho menos por el doble comportamental. Tab y yo nos conocemos desde hace muchos años y mi hija, que es émpata, y yo, estamos seguros de que en su "ausencia" no fue otro que ella misma.

Creo que vuestra existencia tiene una línea que cruza épocas y toma prestados cuerpos de clones a lo largo de eras y sitios muy distantes, pero que empezó con la niñez que conocéis en vuestros cuerpos originales. Obviamente, al tratarse de vuestros "testigos" la comunicación con vuestros clones puede ser de un nivel muy superior a la del hombre común, y quizá eso sea un atajo para que sondeéis los misterios de la Unidad, pero para nada sois otra cosa que vosotros mismos, y debéis honrar a vuestros padres no como una falacia, sino como vuestros auténticos padres.