Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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20/04/2020, 19:08
Angela Danesti, princesa de Basa'rab.

Tabitha se excusó y se marchó con Hérbert. Faraz sabía que eso era lo que necesitaba, para estar mejor, un rato de soledad, libre del vértigo.

Cuando se dio cuenta ya estaba rodeado por las dos niñas, que le le miraron a él, luego entre ellas y luego tiraron de su mano llevándole a un lugar al otro lado de la casa, a la sombra del pino centenario.

Allí estaba la tumba de Darya. Su nombre, y las fechas, extrañísimas, de nacimiento y muerte.

 

Eón- Año 60

Suiza- 10-Febrero-2338

Notas de juego

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20/04/2020, 19:09
Beatrice Danesti.

Habló Beatrice, mientras su hermana le cambiaba las florecillas de un jarroncito como de porcelana.

—Nuestra madre nos dejó elegir el sitio. Creemos que este le gustaba mucho.

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20/04/2020, 19:16
Erik Du Mont

Erik siguió tomando notas, con el fin de poder dejárselas luego al sóter, y para entenderlas él mismo. El no-tiempo, el fluir del que hablaban, el hijo de Faraz y la puerta que podría ser Tabitha. Todo aquello había dejado de tener una explicación racional para él hacía tiempo, y era complicado vislumbrar la diferencia entre realidad y fantasía en el hogar del sóter, cuando el arte y la ciencia eran casi sinónimos. 

Pero si algo estaba claro, era que la mente humana podría recordar o asociar mejor una canción que cualquier otro elemento. Así que, tras dejar sus apuntes al sóter, se dirigió con los demás al laberinto de rosas. Con el mismo cuidado que tuvo la primera vez, avanzó atento a los pequeños insectos para no pisarlos o herirlos por error, hasta sentarse para escuchar las palabras del mitólogo. El terme se mostraba de nuevo, esta vez como un sinónimo de los mimos, algo que poco a poco podría acabar con sus recuerdos y su existencia. Y la de todos los que lo sufren. Un desgaste constante... No es algo que quisiera vivir. 

La sensación de impotencia y tristeza se hizo aún mayor al escuchar la melodía de Charlie, una actuación de la que el doctor no pudo apartar la mirada, mientras sentía su corazón encogido en su pecho. Sentía las notas cálidas de aquella música y la pasión que denotaba, muy distinta a la que podría oír en el Eón, pero había algo triste en todas ellas que no podía ignorar. Algo que quería arreglar, algo que tenía que cuidar. Su casa. Su hogar. Su familia. Todos aquellos planes para acabar con el Eón, para deshacerse de su presencia, de volver a cuando eran libres... Sabía que era algo que debía hacer. Y sabía que, llegado el momento, no podría hacerlo. No podría dejar que ese lugar desapareciera, no podría dejar que el Eón sufriera lo mismo que en la Revolución. No mientras hubiera gente que le importara. Tengo que encontrar otra forma... Tengo que volver.

Todavía en su asiento y observando el concierto, tardó unos instantes en darse cuenta de que tenía las mejillas empapadas por las lágrimas. Se limpió torpemente con la mano, agradeció con una pequeña sonrisa a los músicos su actuación, y se levantó casi con urgencia. Sus pasos le llevaron por el laberinto, lejos del centro y del grupo.

- Tiradas (1)
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21/04/2020, 00:59
Tabitha Taning
Sólo para el director

Tabitha se sentó. Lejos del bullicio, de la gente, se permitió respirar profundamente. Lo hizo varias veces, tratando de serenarse. De dejar de sentir los labios, y los dedos de las manos, entumecidos. Contempló el bosque, sintiendo que era algo familiar a lo que podía aferrarse. 

Supo que no había prisa porque contestase, de manera que procuró recuperar cierta entereza, antes de hablarle a su compañero. A su amigo. Quizá una de las pocas variables no cambiantes en su actual realidad fraccionada- No dejo de pensar en que debería haberme quedado en esa cabaña, Herb.-dijo, tragando saliva- Siento, que he recuperado a mis hijos a la vez que me los han arrebatado varias veces más. Y cada vez... El dolor es más sordo. Más profundo. - confesó- A veces, siento que pierdo la idea de quién soy realmente. Siento que todo esto ha ocurrido demasiado rápido y que he... Atravesado un mar de espacio y tiempo en lo que para mí... Ha sido sólo un instante. Siento vértigo. Y estoy aterrada.- admitió, notando cómo, aquellas lágrimas que había contenido durante la actuación de Charlie brotaban ahora, rabiosas. 

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21/04/2020, 04:11
Sibyl Hadue

Durante el instante que Jonas miró al frente, con esa frase en suspenso, Sibyl temió que finalmente sí le hubiese molestado que escrutase en su interior hasta encontrar algo tan íntimo como lo era esa melodía esencial. Así que estaba empezando a morderse el interior de la mejilla cuando el chico terminó la frase y borró aquel temor de un plumazo con solo dos palabras. Su sonrisa se amplió, franca y con una pizca de ilusión. Asintió con la cabeza a a lo que Jonas empezaba a decir, pero luego detuvo el gesto cuando él dio un giro más a lo que ella había pensado y valoró sus palabras. Hasta que él continuó y su broma la hizo reír. 

—Ni lo dudes —respondió, siguiéndole la broma—. ¿Tienes la nave aparcada muy lejos?

Al decir esas palabras se puso a pensar en cómo había llegado Jonas a ese lugar. Cayendo desde el cielo. ¿Lo habían lanzado desde la nave? A esas alturas era capaz de creer sin pestañear que alguien podía ser lanzado desde el espacio y atravesar la atmósfera para caer en un punto concreto de la tierra, o el planeta que fuese.

—Creo que podría ser —dijo, tras volver a la realidad con un pestañeo—. Que estuvieras allí, quiero decir. Quizá tú seas el contacto Kennedy. En esa nave hay algo de ti, tal vez, sabiéndolo, seas capaz de dirigir tu viaje hacia allá cuando comience. Concéntrate y deséalo con fuerza cuando eso pase —Porque ya daba por hecho que en cualquier momento serían arrancados de esos cuerpos para ir quién sabe dónde o cuándo. Y volvió a quedarse pensativa, pues se dio cuenta de que una pregunta flotaba en ese momento en su mente. ¿Dónde querré ir yo después? ¿Quiero volver a casa? ¿Al Eón? Se estremeció con aquel vestido arcaico, extraño y cómodo al mismo tiempo, y se colocó mejor el pañuelo sobre los hombros. 

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21/04/2020, 11:21
Gavril Jacobi

Oh, no, nada está lejos nunca, ya sabes: basta un pestañeo en la dirección correcta —respondió respecto a "su nave". La sonrisa seguía en su rostro.

La miraba con la curiosidad e interés. Ella le parecía una especie de arma secreta. Había conseguido controlar su viaje y ahora podría enseñar a los demás.

Tal vez tengas razón y la gente del contacto Kennedy y la que visteis en el no-tiempo sea la misma —se quedó un instante pensativo—. Deben tener alguna tecnología —o magia —matizó remarcando la fina línea que parecía separar ambos conceptos—. Algo que les permita transitar del espacio común al espacio del no-tiempo —Sus ojos mostraron de pronto una sombra de preocupación—. Me pregunto qué pasaría cerca de Aión… Por qué no pudieron rescatar a la persona que quedó varada en el espacio. O por qué quedó varada en primer lugar, claro.

La chica le aconsejó cómo volver a casa cuando empezara el viaje pero Jonas se preguntaba si sería consciente de cuándo iba a empezar. Se quedó pensando en los instantes anteriores a cada uno de los saltos, tratando de encontrar en ellos algo que indicara la inminencia del viaje, cuando vio cambiar el semblante de Sibyl. Sus ojos eran muy expresivos y se había quedado como suspendida de pronto. Incluso le pareció que la recorría una especie de escalofrío.

¿Qué ocurre? —preguntó con preocupación.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de Percepción + Empatía para ver si Jonas puede darse cuenta de la reacción de Sibyl.

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22/04/2020, 21:05
Faraz Snowden

Al principio, me muestro reacio a seguir a las niñas, como si me estuviesen arrancando de algún lugar peligrosamente cómodo y aletargante del que no quisiera despegarme, pero pasado un momento, me obligo a sonreír y voy tras ellas, dejándome arrastrar por la mano, preguntándome en qué clase de juego quieren que participe.

Oh.

A la sombra de un enorme pino está la tumba de Darya, inmóvil y eterna, como si llevase allí cientos de años. Miro a las niñas sin acabar de comprender. ¿Por qué me han traído aquí solo? ¿Qué esperan de mí? Bajo la vista a las puntas de mis pies, sintiéndome repentinamente inadecuado. Indigno, incluso. Tengo la sensación de que no me he ganado el derecho a estar aquí. No la conocía como debería. Y, por otra parte, ¿quién sí? Tal vez mis otros compañeros y yo hayamos visto más de ella, de la verdadera Darya, que nadie más.

Finalmente, lanzo a las niñas una mirada de disculpa y me pongo en cuclillas frente a la tumba. Me siento tentado de decirles a las pequeñas que me dejen un momento a solas, pero opto por no hacerlo. Los sentimientos no deberían esconderse, especialmente los buenos; no sé por qué siempre lo hago.

—Hola —empiezo, hablando muy bajito—. Qué lugar tan bonito. Beatrice y Angela han elegido bien... —Siento quebrárseme la voz, y permanezco varios minutos en silencio. No sé hacer esto, pero se lo debo, así que decido empezar de nuevo—. Gracias. Por ayudarnos a todos, guiarnos en este laberinto, a pesar del riesgo. Por darnos esperanza —Hago una pausa y levanto la vista hacia la tumba—. Y por Stephan. Sobre todo por Stephan. Te prometo que cuidaremos de él, y liberaremos a la humanidad del Gólem. Tu muerte... —¿Qué? ¿Qué iba a decir? ¿«No habrá sido en vano»? ¿Alguna no lo es? A falta de algo coherente que decir, permanezco callado, lavándome las manos en seco. Carraspeo y vuelvo a mirar a las niñas un momento, como si esperase que fueran a estarme mirando de una manera extraña—. Gracias.

Me incorporo, pero no me muevo del sitio. Acordándome de las palabras del mitógrafo, busco a Darya en las flores... pero no la encuentro.

- Tiradas (1)
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23/04/2020, 04:11
Sibyl Hadue

Sibyl volvió de sus pensamientos con un pestañeo rápido. Sus mejillas tomaron algo de color y sus ojos reflejaron cierta culpabilidad, como si hubiera sido pillada en falta. 

—Disculpa, me distraje con lo que estaba pensando y... Bueno, me quedé empanada, como diría mi hermano. —Sacudió la cabeza, intentando quitarle importancia a ese instante—. No pasa nada. Sólo estaba pensando... en que ahora no termino de sentir mi vida en el Eón como mía. Sé que lo es, lo del desdoblamiento y eso. Pero... —Suspiró, era una sensación difícil de explicar—. Es que todo sigue hacia delante, el tiempo en casa no se para y yo me he quedado enredada en este viaje, suspendida entre las estrellas. Creo que ya no sé ser yo allí. 

Se pasó una mano por los rizos y vació los pulmones.

Perdona, no sé por qué te suelto este rollo. Además, bastante tienes tú. —Centró su mirada en él, prefería hablar de otros antes de que sí misma y aquel chico era fascinante—. La verdad es que no tengo ni idea de qué pasó en Aión.  Por qué esa mujer había quedado varada en el espacio durante tantísimo tiempo. Cuando estuvimos dentro de los testigos no sabíamos nada, pero creo que si pudiéramos volver a la nave, ahora sí que seríamos capaces de averiguarlo. Eso y más. 

Su sonrisa se amplió un poquito. Acababa de darse cuenta de que sí sabía adónde querría ir después. Y no era a casa.

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23/04/2020, 13:30
Gavril Jacobi

Escuchó a Sibyl atentamente. Entendía sus sentimientos, cómo de confuso tenía que ser volver a una vida que parecía haberte dejado atrás.

Si te sirve lo que pueda yo decirte, me gustaría contarte algo —volvió a bajar la voz aunque sin llegar a susurrar—. En el momento en que Erik consiguió recordar que siempre había sido él mismo en el Eón, yo estaba con él. Vi cómo cambiaba su rostro, el brillo de sus ojos se llenó de alivio pero sobre todo se lleno de comprensión. Parecía más sabio de pronto —sonrió recordando el momento—. Dijo que no es que hubiera alcanzado sólo recuerdos como si una información nueva fuera de pronto accesible, sino que había llegado hasta él el amor, todo lo que había sentido en ese tiempo. Podía verse en él cómo se había enriquecido de pronto —miró a Sibyl pensando que no lograba transmitir lo que quería—. Quiero decir que cuando vuelvas todo ello estará allí para ti, aguardándote en tu propio interior. De hecho aunque ahora mismo parezca lejos de alguna forma ese interior, si es nuestro interior, está ya con nosotros —puso la mano sobre su propio corazón.

¿Sabes que la luz en sí es invisible? Me explicaron algo sobre ello en un taller de fotografía en el Eón —dijo saltando a través del hilo de sus pensamientos—. No es algo evidente, pero lo que vemos no es la luz, sino el color, el efecto de la luz sobre las cosas. No la vemos, pero sin ella no podríamos ver nada. Pues bien, creo que en nosotros también hay una luz que no vemos pero que ilumina nuestra mente. Es por ella que podemos conocer todas las cosas, podemos "verlas" aquí —dijo poniendo un dedo en su sien—. Incluso podemos ver nuestra mente misma, hace que sepamos que existimos, que estamos "ahí". Creo… —la miró sabiendo que ella le entendería—. Creo que el Gólem no la posee. El vacío terrible que nos mira es la oscuridad que deja la ausencia de esa luz. Y porque no posee esa luz nos necesita, sin ella no hay conocimiento verdadero. Hay información pero no alguien que comprenda. Creo que esa luz es la que te permite conocer la música de las cosas, Sibyl. Tú sabes buscar muy profundo con ella porque brilla con fuerza en ti. Así que sea ahora, sea cuando vuelvas al Eón, te permitirá descubrirte por entero y como pasó con Erik, podrás sentir que estás en casa —sonrió—. Aunque ahora tu casa también esté en las estrelllas.

Guardó silencio unos instantes valorando lo que la chica proponía.

Creo que lo ideal sería no volver al Eón hasta que aprendamos a comunicarnos sin que el Gólem pueda escucharnos, porque allí está en todas partes. No al menos hasta que el sóter nos enseñe esa forma de meditación y comunión donde él no llega. Pero por si volvemos a la nave, ¿hay alguna forma en que puedas enseñarme la música que has escuchado en mí? ¿Cómo… Lo haces?

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23/04/2020, 19:41
Beatrice Danesti.

Beatrice pasó su mano por el nombre grabado en la lápida. Tenía los dedos largos. Sus lágrimas caían sobre la piedra.

Se giró a él y le tomó una mano.

—En su lecho de muerte nos pidió que no estuviésemos tristes, nos explicó que igual que había despertado en La Cándida Rosa con un beso de mon petite princesse, despertaría a la otra vida con un beso de su hermano, al que perdió hace años.

¿Cómo se llamaba tu hijo? Díselo —señaló a la tumba—Mientras nosotros tres cuidamos al pequeño Stephan, Darya hará lo mismo con tu pequeño.

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23/04/2020, 19:43
Angela Danesti, princesa de Basa'rab.

Mientras Beatrice hablaba, Ángela sacaba de debajo de unas piedras algo liado en un pañuelo que desenvolvió con cuidado para ponérselo en la mano de Faraz que mantenía Beatrice entre las suyas. Eran unas tijeras.

—El luto ha acabado. Por favor, córtanos el pelo. No te preocupes si lo haces mal. Eso no importa. Queremos que seas tú.

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23/04/2020, 20:12
Cáusata Herbert Grace

Herbert se frotó las manos con la tierra del suelo junto al banco, como para lavárselas. Miró el palacio con desdén.

—Me aburre tanta ceremonia.

Miró Tabitha expresando cariño. Su ojo entornado no estaba casi entornado, quizá por la sombra del pino.

—Si te hubieras quedado en tu cabaña habrías viajado igualmente.

Te desenterré de tu tumba, Tab. Aquí puedes gritar del dolor. Pero tu silencio allí era mucho peor.

La miró a los ojos, iba a decirle algo que no estaba seguro de si sería bueno para ella, pero le movió la obligación, quizá por su título, quizá por su amistad para con ella.

—Si tienes células de tus hijos en los tejidos de tu cuerpo y eso es un vínculo, un nexo y una puerta ¿Sabes eso lo que significa? Si viajas con ellos —señaló con la cabeza hacia la rosaleda— porque sus células son clónicas de las de los niños que gestaste, con más motivo podrás viajar hasta tus auténticos hijos. Porque esas células son de verdad suyas. Pero algo me dice que en efecto, ese sitio puede ser horrible, y no sé si podrás soportar lo que puedas encontrar allí.

Soltó un breve suspiro, pesaroso.

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24/04/2020, 03:50
Sibyl Hadue

Asintió con la cabeza cuando Jonas se ofreció a contarle algo y se inclinó un poco hacia él cuando bajó la voz. No porque lo necesitase para escucharle, sino más bien porque se disponía a prestarle toda su atención. Si había algo que a Sibyl se le daba bien, eso era escuchar. No con los oídos, sino con todos los sentidos. Sus ojos enormes parecían beberse cada palabra con la que el chico desgranaba lo que había visto experimentar a Erik.

Ese relato le dio la esperanza de recuperar sus recuerdos pronto, pero también sembró otras dudas en ella. Y es que, de algún modo, tampoco sentía el deseo de retomar la normalidad que había perdido. Si la primera vez que había estado en la Cándida Rosa se había sentido culpable por no haber pensado en su prometido hasta bien entrada la tarde, ahora esa culpabilidad nacía del rechazo que sentía cuando pensaba en regresar al Eón, a su vida, a casa. «Eres una niña boba y caprichosa», casi podía oír la voz de su madre en los oídos, «Fíjate en Jorah». Suspiró. Sí que se sentía boba al tener esa sensación. En el Eón le esperaba la vida perfecta. Un hombre increíble, su marido, al que amaba. ¿Por qué se lo tenía que repetir todo el rato? 

Apretó los labios y se llevó la mano al pecho, en un gesto reflejo al de Jonas, apartando esos pensamientos que no quería tener y que no le gustaban. Negó con la cabeza ante su pregunta sobre la luz y un brillo curioso pasó por sus ojos, queriendo saber más. A medida que Jonas fue explicando su teoría, ella amplió su sonrisa. Era una bonita idea, esa luz que era invisible, pero les permitía ver. La sonrisa se le torció en una mueca cuando habló del vacío del Gólem y asintió con la cabeza, para darle a entender que lo comprendía y seguía el hilo. Pero cuando habló de la luz de ella misma, sus mejillas adquirieron algo de color y bajó la mirada con timidez por un instante. «Ahora tu casa también está en las estrellas», la belleza de esa idea la encandiló. 

Sí. Creo que sí que puedo enseñarte. Ayudé a Ryu a escuchar el sonido de la ciudad sepultada. Ayudarte a escuchar tu melodía debería ser más sencillo. Al fin y al cabo, está dentro de ti —valoró—. No es exactamente que haga nada. Simplemente escucho. Pero no con los oídos, sino con el espíritu. —Esbozó una sonrisa, burlándose de sí misma—. Eso suena a locura, perdona. Es que es difícil de explicar. Es como intentar escuchar tan fuerte que se convierte en sentir. Tienes que abandonarte y dejar de pensar. En este lugar es sencillo, todo es tan hermoso que te abraza e invita al recogimiento. Cuando tu cabeza deje de pensar, podrás empezar a escucharte a ti mismo. Primero tu cuerpo y luego más adentro todavía. —Alargó una mano hacia él, con intención de ponerla en su pecho, pero la detuvo antes de que sus dedos llegasen a tocarlo. Buscó su mirada, pidiendo permiso—. ¿Puedo?

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24/04/2020, 13:51
Gavril Jacobi

Sibyl parecía escucharle con tal atención que Jonas pensó que si las palabras no hubieran salido de su boca las habría oído en sus pensamientos. Era como si efectivamente le escuchara no sólo con los oídos, sino que parecía beber cada detalle de su expresión y cada inflexión de la voz, pero sobre todo parecía escuchar más allá de lo audible con su espíritu, como ella misma dijo cuando llegó el momento de la lección.

Aunque no sabía si conseguiría lo que la chica pedía, cuando habló de recogimiento Jonas afirmó con la cabeza intuyendo cómo al menos podía empezar. Si en la Nix había podido escuchar a Vencejo en su interior, ¿no podría escucharse de algún modo a sí mismo? Pero no con el pensamiento, como Sibyl advertía, sino más allá, más profundo, en un lugar donde los pensamientos se acallan y sólo queda la luz del espíritu —pues la palabra que ella había dicho, lejos de ser una locura, aclaraba sus propias meditaciones—, la luz invisible iluminando su interior como el sol encendía la atmósfera de aquel paisaje bellísimo. Que en lo más recóndito de uno mismo se escuchara música le pareció una idea tan bella que sintió que se le formaba un nudo en la garganta. ¡Cómo deseaba aprender! Fantaseó en un instante con poder escuchar la música de todas las cosas y saber —pues ¿cómo podría ser de otro modo?—, que había una armonía secreta que todas juntas formaban y que cada criatura debía interpretar su parte. Sintió su corazón acelerarse ante la perspectiva, pero respiró hondo, debía serenarse o probablemente no lo lograría.

La mano de Sibyl se movió lentamente en el aire hacia él para retraerse de pronto mientras sus ojos lo escrutaban pidiendo permiso. Ese gesto suyo le pareció tan encantador que a punto estuvo de dilatar la respuesta para poder observarla así unos instantes más. Pero no fue capaz.

Adelante.

Podría seguir contemplándola con lo que fuera a hacer.

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24/04/2020, 17:10
Sibyl Hadue

Sibyl respiró despacio y completó el movimiento, hasta colocar su mano cerca del lugar donde el chico debía tener su corazón. Después buscó su mirada y le sonrió. 

—Ahora escuchapidió, bajando la voz. Quiero que intentes buscar dentro de ti lo que voy a tararear. Déjate llevar por la melodía y trata de encontrar el punto en que conecta contigo, muy profundo. Si crees que te será más sencillo puedes cerrar los ojos, pero no es necesario si no quieres. 

Se acercó un poco más, para poder percibir su aroma y llenar sus sentidos con su esencia. Entonces empezó a tararear una melodía con suavidad. Su voz era tímida y algo titubeante al principio, pero iba cogiendo seguridad al modular cada nota y reconocer en ellas la música que había sentido un rato atrás. Sus mejillas aún mantenían el rubor, sabía por Charlie que había algo de íntimo en lo que estaban haciendo. Desde fuera tenían que dar una imagen extraña si alguien los contemplase en ese instante, pero eso no la detuvo y siguió tarareando lo mejor que recordaba, embebida de la burbuja que estaban creando entre los dos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Son 14, no le sumé al modificador los 2 de empeño. Son 3 de Imaginación+3 de Pneuma + 2 de empeño + 6 de los dados = 14. No sé por qué no soy capaz de rellenar bien nunca las tiradas, perdón.

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24/04/2020, 19:45
Gavril Jacobi

Cuando Sibyl puso la mano contra su pecho, Jonas comenzó a sentir su corazón con más fuerza. Eso le había indicado antes, que se centrara en su cuerpo primero y luego tratara de llegar más allá. Sintió los rizos de la chica rozar momentáneamente su rostro cuando se aproximó aún más y la piel de su cuello erizarse con su cercanía. Aquello podía no ser exactamente a lo que se refería, así que siguió su consejo acerca de cerrar los ojos.

Al igual que con Vencejo, imaginó que su interior se expandía. Entonces había sentido los sonidos de su cuerpo, los latidos, la respiración, como ecos de pensamientos en una especie de palacio interior.

Bajó la barbilla hacia su pecho. Buscaba una mayor oscuridad. Sólo la música, sólo la voz de Sibyl debía resonar ahora, de modo que como si alguien cantara en uno de los templos que debían existir en aquel mundo, buscó dentro de sí el eco de su voz. Debía resonar donde el sonido de su corazón ya no se escuchara, donde los pensamientos se desvanecían, en un santuario sin ventanas, sin muros, sin imágenes. Se sintió abismar y buscó a tientas la otra mano de la chica como para aferrarse al mundo. La vez anterior había escuchado a Vencejo y luego viajado. Ahora no quería viajar, todavía no. Pero todos esos miedos y pensamientos debían desaparecer, tenía que dejarlos ir. Tenía que dejarse ir.

Apretó más fuerte la mano de la chica para luego soltarla casi como si fuera una despedida. Y luego se aferró a su voz. Sólo su voz. Sólo la música.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo la tirada de Introspección + Pneuma que has pedido. Tal como ha hecho Morgian, gasto también dos de empeño (que incluyo al modificador para sumar +6 en la tirada). Saco también un 14 (algo extra tiene que contar que saquemos lo mismo, ¿no?) XD

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24/04/2020, 22:24
Faraz Snowden

Sonrío dulcemente a Beatrice. Sí, es muy propio de Darya, incluso en sus últimos momentos, preocuparse por que los demás no estuviesen tristes. Emocionado por su propuesta, miro nuevamente la tumba de Darya, intentando sonar animado cuando vuelvo a hablar con ella.

—¿Sí, Darya? ¿Es verdad lo que dice Beatrice? ¿Cuidarás de mi Albin? —El nudo en mi garganta duele más cuando pronuncio el nombre de mi hijo, y mi voz suena más aguda—. Será todo un honor. Y estoy seguro de que no podría estar en mejores manos. Pídele que te enseñe la canción de las burbujas de jabón; así podréis cantarlas los dos juntos. —Es extraño estar riéndome y enjuagándome las lágrimas con el talón de la mano al mismo tiempo, pero es justo lo que estoy haciendo cuando Angela me pide que les corte el pelo a las dos. Me propongo preguntarle si está segura, pero su tono no deja lugar a dudas, así que acepto las tijeras con ambas manos, como si fuese la ofrenda más valiosa del mundo.

Está claro que no soy ningún profesional de la peluquería, pero tampoco es la primera vez que cojo unas tijeras. Antes le cortaba el pelo a Albin todos los meses. Alguna vez incluso bromeé con cortárselo también a Vanya, aunque nunca se dejó. Sin embargo, lo de ahora es distinto. No se trata de hacer un corte práctico o funcional, sino de dejar atrás el duelo y poner fin al luto con un gesto simbólico.

Corto con delicadeza, desenredando el pelo de las niñas con sumo cuidado y regalándoles suaves caricias con flores perfumadas. Descubro que no es tan distinto a la poda del bonsái; hay que cortar despacio y con paciencia, y no hay que darle forma al cabello, sino retirar lo que sobra hasta descubrir la auténtica forma que hay debajo. Estoy en completo silencio mientras lo hago, pero no es un silencio tenso o apesadumbrado. Al contrario, me sorprende el alivio que encuentro en este momento de absoluta paz.

Al final, quedo bastante contento con el resultado. A Angela le he hecho un corte que realce su preciosa carita: muy corto por abajo, y más largo en la parte superior de la cabeza, desde donde le cae hasta las orejas en una cascada de rizos. Beatrice , por otra parte, necesitaba más un buen cepillado que un corte, y se lo dejo más o menos por la barbilla, algo escalado y desigual hasta donde me he atrevido.

Cuando le devuelvo las tijeras a Angela, también le entrego una pequeña trenza anudada, hecha con un mechón entrelazado del pelo de cada una.

—Tenéis que estar siempre juntas, como buenas hermanas. Igual que esta trenza. —Sonrío—. Por eso solo he hecho una. Para que la tengáis las dos, y custodiarla ambas. ¿Me lo prometéis?

Es entonces cuando me doy cuenta de que, sin saber cómo o por qué, el dolor que me atenazaba hace solo unos minutos ha desaparecido sin dejar más que una sombra en el recuerdo.

Sí, el luto ha acabado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Introspección + Maña, en lugar de Destreza + Maña, que sería lo evidente. Lo hago así porque realmente Faraz no está haciendo un trabajo mecánico o de precisión, sino que está intentando transmitir parte de quién es y de cómo se siente en el acto de cortarles el pelo a las niñas.

P.D.: ¡Qué escena más bonita!

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25/04/2020, 03:06
La Cándida Rosa

La música manó de la garganta de Sibyl. Empezaba como una cancioncilla infantil. Jonas la reconoció en seguida como la "música de su aliento", que él había cantado mil veces, desde niño, haciéndola crecer a lo largo de los años. La melodía iba cambiando hasta parecerse a una oración, las palabras salían en idiomas extrañísimos que debían haber sido impronunciables para una garganta humana y a menudo terminaban resonando con dos notas a la vez.

Jonas recordó el ritual de buscarla, de entrar en resonancia con su Atman en la búsqueda del autoconocimiento, de escuchar al Universo cuando le llamaba y aquí estaba. Este era el momento que había atisbado.

No era necesario contarle nada a Sibyl ya que se habían acercado tanto sus mentes que ella podía percibir los pensamientos de él con la misma claridad con la que podía ver su rostro. Las imágenes, los sentimientos, todo.

A Jonas le vinieron a la mente los nombres de sus compañeros de tripulación, junto con algunos sentimientos hacia ellos y sus caras. Kndlia.al.lh, era el más curtido, recordó haberlo observado mirando al vacío mostrando auténtica piedad. Izameili era sabia y sutil, hacía que todo pareciera fácil y siempre estaba de broma... y Sigur, tan joven, pequeña como un niño, quizá incluso más intensa que él y audaz hasta la temeridad y… de un tono de piel verde… como… como debía ser el suyo. Y es que Jonas no extrañaba la forma de sus manos, ni su cara, era sólo que ese color lechoso de su piel no era la de su cuerpo natal. Aunque era imposible saber a priori qué tez habría adoptado bajo este esplendoroso sol nunca había vivido en una piel tan blanca.

Sibyl comenzó, guiada por el instinto, a cambiar la melodía, haciéndola diferente a la que seguía cantando Jonas, pero ambas conjuntaban en un cántico armonioso, como si juntos hubieran ensayado el repertorio de un folklore extraterrestre durante mucho tiempo.

Por un momento ella captó su propia consciencia del Eón. Su lujoso perro, obstinado con cavar en su pequeño jardín con sólo dos especies herbáceas carísimas de mantener. Pero sólo fue un instante.

Luego recordó que había visto antes a Izameili. Era la taxista que le llevó la noche del Fin de Ciclo a la Ciudad Universitaria, cuando su marido le pidió la mano.

Entonces su conciencia volvió a viajar a otro momento en el Eón, más tarde. Iba en el asiento trasero de un taxi, jugando con el anillo de su dedo y la conductora volvía a ser Izameili. Por el retrovisor, esta, como intuyendo algo, le sonrió.

Tanto ir y venir rompió la concentración de Sibyl, y el canto de ambos acabó ahí.

Seguían en el jardín del sorato y sólo se oían los pájaros.

Notas de juego

Edito: he cambiado un nombre.

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25/04/2020, 12:45
Gavril Jacobi

Tras unos lentos pestañeos, Jonas abrió los ojos. La luminosidad del sol hacía brillar los negros rizos de Sibyl enmarcando su rostro. Más allá, inicialmente desenfocado, refulgían el lago, el cielo y las montañas. Aunque hace sólo unos momentos hubiera visto todo aquello, sintió como si abriera los ojos por primera vez. La extrañeza del mundo, su novedad y belleza, el aire lleno de fragancias que entró con fuerza en sus pulmones cuando respiró fuerte como si acabara de salir de bajo del agua, todo le pareció diferente. Por unos momentos se había sentido en casa y aunque no era capaz de recordar más detalles que los que había descubierto junto a Sibyl, sentía que el universo crecía y crecía, que todo era más profundo, inmenso, misterioso y luminoso de lo que hubiera podido sospechar, que todas las teorías que manejaban se quedaban cortas, que todo tendría respuesta en algún momento o mejor dicho, que todo la tenía ya y era ese momento el que tenían que encontrar. Y envolviendo todo estaba la certeza de que no había un lugar distinto en que tuviera que estar. Era ahí y en ese instante y volvió a sentir como si todas las fuerzas del universo se conjuraran para que ocupara el lugar que debía ocupar. El resto dependía de él.

Antes de que la chica retirara la mano de su pecho, la sostuvo un momento más con la suya, mirándola a los ojos, buscando saber qué decir. Sentía de forma contradictoria la extrañeza de que alguien hubiera podido ver así dentro de él y al mismo tiempo el lazo que aquella conexión había creado entre ambos. Sin poder encontrar aún palabras sonrió.

¿Te gusta el verde? —preguntó al fin. Luego rió antes de mirarla o los ojos de nuevo, entornando los suyos como si buscara algo en lo profundo de sus pupilas.

Has visto a Izameili… —comentó ya algo más centrado— Ha sido… Increíble. Increíble —repitió. Sonreía totalmente fascinado —¡Gracias!

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25/04/2020, 20:27
Director
Sólo para el director

Erik continúa en su escena personal.