Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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16/04/2020, 01:00
Faraz Snowden

Algo se apaga dentro de mí cuando entiendo que lo más probable es que lo que tomé por los espíritus de los niños realmente no lo fueran. Otra perversión más del Gólem, emplear los rostros de esas criaturas inocentes para engañarnos. Aprieto los dientes, pero atiendo las explicaciones de Jonas en silencio y asiento con gravedad. Luego miro a Tabitha, y frunzo el ceño extrañado cuando explica que gracias al cerezo fue capaz de viajar a voluntad.

—Yo también medité junto a ese árbol —les digo a los demás—. Quería que me enseñara lo que era esa casa. Lo que era realmente. Y... diría que también viajé —añado con la mirada perdida—. O algo parecido. Lo que no sabría decir es si fue algo voluntario. Al menos, yo no elegí mi destino. Pero una vez allí, reviví el día en que plantamos el cerezo. Tenía una extraña sensación de certeza, como la que se tiene en los sueños, y me encontré con Stephan. O mejor dicho, él me encontró a mí. Me habló de la importancia de aprender las oraciones reverberantes —digo en respuesta al ofrecimiento del sóter—, y me fue revelado que aquel lugar era en realidad el hogar de un terme. Por alguna razón, olvidé todo eso hasta llegar aquí y ver al pequeño. En ese momento, supe que ya lo había conocido. —Luego, me quedo meditando mientras mis amigos hablan y el tema de la conversación deriva hacia los demonios miméticos y el no-tiempo. Entonces, recuerdo lo que experimenté mientras viajaba por aquel espacio, esa poderosa sensación de compañía, y la presencia casi tangible de mi hijo. Mi Albin. Me dirijo al cáusata con un brillo de emoción en los ojos—. Ese no-tiempo del que habla, ¿es un lugar? ¿O cómo lo describiría a nivel cosmológico? Estoy completamente seguro de que allí estaba mi hijo. Completamente. No era una sombra, ni ninguna otra cosa. Era él. Pero... —Dirijo una mirada de disculpa a mis amigos, dándome cuenta de que no he hablado con ellos de esto. Ha sido difícil encontrar la ocasión—. Él está muerto. O bueno, lo estará. En el Eón. Aún no ha nacido... —Encojo los ojos, tratando de encontrar las palabras para formular una pregunta mínimamente coherente—. ¿Cómo es que mi hijo estaba en el no-tiempo? Porque supongo, bueno, que allí no existe el tiempo, ¿verdad? Si él estuviese muerto, supongo que ese lugar sería una especie de... ¿Paraíso? ¿Un lugar de descanso para las almas? Pero en realidad, no está muerto, ni vivo, y al mismo tiempo ya ha nacido y ha fallecido... ¿Cómo es que pude sentirlo tan claramente allí? ¿Por qué a él? —Preguntas que esconden la única que realmente quiero hacer, y no me atrevo. ¿Puedo sacar a Albin de allí y traerlo conmigo?

Me seco los ojos, aprieto los puños. Y guardo silencio.

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16/04/2020, 03:40
Sibyl Hadue

Sibyl exhaló el aire en un suspiro cuando llegó la confirmación de labios de Jonas. Recordar ese abismo de vacío capaz de devolver la mirada la erizaba. Pero el optimismo del chico fue capaz de apaciguar ese temor y sacarle una sonrisa. Sus ojos brillaron cuando Jonas aseguró que aprenderían una música nefasta para los seres anhelantes.

Se  quedó algo ensimismada en esa idea y se incorporó a la conversación cuando empezaron a hablar de puertas. Su pecho vibraba con esa idea que se le antojaba maravillosa. ¿Sería posible? A esas alturas empezaba a pensar que cualquier cosa podía ser posible. Estaban hablando de comunicarse con dioses, un concepto tan anacrónico como difícil de creer en el Eón. Pero hacía ya días que la mente de Sibyl había abandonado los márgenes del Eón. ¿Dónde estaban los límites? ¿Existían acaso?

Sonrió más al escuchar al sóter afirmar que les enseñarían las oraciones reverberantes. Si de ella dependiese empezarían ese aprendizaje en ese mismo instante, antes de que en un pestañeo la corriente se los llevase a cualquier otro lugar. Estar hablando de ese misticismo arcaico y extraño con hombres tan sabios como aquellos hacía oscilar sus emociones y estimulaba sus sentidos. Entonces notó la mirada de Ovidio de nuevo y cuando sus ojos se cruzaron sus mejillas adquirieron algo de color. Frunció el ceño con extrañeza al escuchar que ya tenía incluso una canción en mente que podrían usar de puerta. Y no sabía qué era eso de la sibila, pero saltaba a la vista el parecido con su propio nombre. Tenía ganas de ver a Charlie y asintió timidamente con la cabeza.

Viajar entonando una canción —repitió, fascinada con esa idea—. Estoy segura de que puede funcionar.

¿Acaso no había habido en algún lugar una Medusa que recordaba cosas usando una secuencia de números. Pues con una canción debía ser aún más sencillo.

—Hay algo que me inquieta —dijo entonces, con un tono con el que parecía pedir disculpas de antemano—. ¿Qué creéis que pasaría con nuestras consciencias si le pasara algo a nuestros cuerpos en el Eón mientras estamos viajando? 

Y al preguntar eso, reconectó su mente con la pregunta de Jonas que había quedado en el aire antes. 

—Ay, es verdad. Los viajes. No hice nada en realidad. Simplemente deseé encontrarme con esa persona. Había tantas cosas que quería preguntarle... Y entonces, abrí los ojos y estaba con ella. Fue simple, natural. Como pedirle un deseo a una estrella fugaz. —Sólo que en ese caso las estrellas fugaces eran ellos.

Luego se quedó dando vueltas al peligro que entrañaba esa Astarté para ellos. Su mismo nombre ya provocaba sensaciones con su fuerza y contundencia. Todo lo del no-tiempo y los encuentros allí escapaba de su razón, pero sus entrañas lo aceptaban como cierto. No tenía hipótesis para ello, pero sí el deseo de experimentar y conocer más. Estaba pensando en eso cuando Jonas la miró. 

—Sí, eso es lo que una sombra le contó a Ryu y a Jessica. —La voz se le quebró una pizca al decir el nombre de la compañera que habían perdido—. No llegamos a experimentarlo, pero había restos de otros que sí lo habían hecho. 

Dejó que Ryu explicase aquello mejor, pues al fin y al cabo ella había llegado con esa conversación ya empezada y no conocía todos los detalles. Y mientras esperaba, sus ojos se posaron en Jonas. Lo contempló con fijeza mientras hablaba y continuó mirándolo mientras Faraz tomaba la palabra para hablarles de más maravillas tan imposibles como ciertas. Mientras le escuchaba, sus ojos intentaban llegar más adentro de la superficie. En ese instante, Sibyl intentaba sentir a Jonas, más allá de lo que sus sentidos pudieran percibir, intentando llegar hasta su espíritu, hasta su melodía. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

La tirada es 12 (2+4+6). Tengo la manía de darle a desglosar y siempre se me olvida que aquí no. Perdón. Es para intentar escuchar la música de Jonas.

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16/04/2020, 11:28
Tabitha Taning

- Es... Es posible.-dijo, al escuchar a Sybill, mirándola, durante un instante, como quien observa con cautela algo extraño y a la vez hermoso. Había algo diferente en ella. Algo que no sabía describir, y que la llevaba a suspirar, brevemente, presa de cierto desconcierto y de una breve sensación de sobrecogimiento.

Frunció el ceño, acto seguido, al escuchar a Adam, o a Faraz, y observó entonces, con detenimiento, al pequeño Stephen, y a Titania. ¿Era aquello lo que tenía que decir al soter? Su intención de comentar algo sobre el hijo de Darya, no le había pasado desapercibida- Entonces el árbol nos ayudó a los dos.-dijo, resuelta- En cuanto a mi viaje, símplemente, me sentí a mí misma al acercarme al árbol, como si estuviera en un lugar lejano, sintiendo a mi mentor y a su hija, a mi alrededor. Y quise estar allí. Quise comunicarme con ellos. Me imaginé, casi que me impuse hacerlo. Y de repente, estaba ahí.-explicó, complementando el relato de la mujer que portaba el rostro de Sephora.

Luego escuchó hablar sobre Astarté, y asintió, dibujando una expresión a medio camino entre la decepción, la inevitable melancolía, y la justificada preocupación- Astarté fue la primera en escapar de nuestro encierro. De nuestra sociedad experimental. La dimos por muerta, pero volvió al lugar de nuestro calvario, para volver a ser. Para volver a encontrarle a su vida el mismo sentido que ya tenía. Quería... Llenar su vientre de nuevo. Quería que Jonas la fecundase, confundiéndolo con uno de esos seres casi divinos que creíamos, nos fecundaban. -indicó- Lidera un culto apegado a esa vieja tradición, a esa realidad distorsionada que fue nuestro mundo. Y diría que muy probablemente ha viajado.-apuntó, con seriedad circunspecta- Antes de que viajase durante la primera noche que pasé de nuevo en ese sitio en el que fui una Cabira, me advirtió que la verdad me enloquecería. -recordó, sintiendo un profundo escalofrío, centrándose en sentir el pequeño cuerpecito de Stephen entre sus brazos- Quizá si sea una puerta. Quizá... Las Cabiras seamos puertas. El nexo y la puerta. -reflexionó, buscando en la expresión de Herb su opinión al respecto- ¿Podría eso tener que ver con nuestra marca? El tatuaje cambiante de nuestro vientre, que añade trazos con cada parto y cambia al viajar. Salvo en Erebo, donde no lo tenía, porque aquel debía ser el cuerpo original del que partieron todos los demás. -preguntó, posando las pupilas verdes y enormes entonces sobre Ovidio- No sé cómo se me daría algo así, pero supongo que cualquier cosa que pueda servirnos debería ser vália.

 

 

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16/04/2020, 16:54
Mihai Razvan, sóter de Basa'rab

El Sóter dispuso que fuera el mitógrafo quien les explicara cómo mediante lo que llamó "las tradiciones" se entendían experiencias como las suyas.

El estudioso de los mitos ya había llegado y podrían hablar con él mientras preparaban el concierto. El sóter les pidió el papel en que habían escrito y ojeándolo les informó que envíaria una grabación de la música de Charlie a la matriarca de la comuna en la que habían despertado Egra, Danny y Adrien, junto a una explicación sobre lo que se había hablado en esa mesa, para que sus amigos dispusieran de ella en el caso probable de que no les diera tiempo a reunirse.

Notas de juego

1 de varios.

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16/04/2020, 16:55
La Cándida Rosa

Sibyl sintió en Jonas rasgos de una música que conocía. Reconoció en él notas que había oído en la nave que les trató de salvar del monstruo, algunos de los sonidos con los que los llamaba a ellos cuando había conseguido alejar a ese terrible ser y les hacía señales con sus focos.

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16/04/2020, 16:56
Cáusata Herbert Grace

El cáusta del sóter tomó buena nota del tatuaje cambiante de Tabitha. Hérbert respondió afirmativamente a su suposición.

—Es posible que sea para enfocar la concentración para invocar al resto y servir de nexo y de puerta. Una de las formas de meditación implica concentrarse en la respiración hacia el corazón mirando al ombligo. Practicaremos lo que nos dé tiempo, después del concierto.

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16/04/2020, 16:56
Mitógrafo Ansel Atamán

El mitógrafo les esperaba en el laberinto de rosales, en cuyo centro habían colocado una especie de toldo, a modo de quiosco de música. Hablaba con Areta y con Ayischa mientras Charlie, Terpsícora y Hélène llegaban con un piano de pared que trasladaban con la ayuda de una carretilla de plataforma que parecía desplazarse sin mucha resistencia sobre las rústicas baldosillas del paseo.

Areta sostenía una especie de poema en una lengua totalmente desconocida para ellos. Fue ella la que les presentó al estudioso como el "Mitógrafo Ansel Ataman" y éste escuchó con atención todo lo que le contaron preguntando detalles.

Una vez colocado en el centro de la rosaleda, los músicos les saludaron y Hélène se sentó al piano. Charlie trajo su violín y Terpsícora se unió al corro que se había formado alrededor del estudioso, junto con el sóter.

Las rosas eran de multitud de colores, algunas parecían pintadas por el capricho de un artista. Las abejas campaban a sus anchas y habían por lo menos diez mariposas a la vista, pequeñas arañas… Quien mirara al suelo fácilmente encontraría algún escarabajo o una fila de hormigas en busca de algún resto del tentempié que seguían sirviendo.

Ansel vestía totalmente diferente a la gente del sorato. Parecía un oficinista del Eón, gafas incluidas. Pero hablaba, como todos allí, con la pasión de un poeta.

—Si la cosmología de su mundo coincide en efecto con la de la postmodernidad, sólo acepta como realmente existentes las cosas manifiestas. Pero para casi todas las culturas anteriores y espero que muchas de las posteriores hay existencia más allá de lo aparente.

Podemos resumir la concepción cosmológica tradicional como compuesta de tres niveles de existencia. El más superficial es el de las formas manifiestas que todos conocemos por nuestros sentidos y el más profundo, el central, está más allá de nuestra comprensión. Allí se ubicarían la mayor parte de las bienaventuranzas: la Eternidad, el Espíritu, el Cielo, el estar con Dios, el ser consciente del Uno al alcanzar la iluminación o ser en el Tao. Cada religión o creencia lo define a su manera y siempre es la meta, la plenitud, la realización de nuestra naturaleza esencial, el regreso a nuestra verdadera casa a la que se llega con una vida perfecta, o santa, o más a menudo con una buena muerte.

Pues entre esa realidad trascentental que no podemos describir con palabras sin degradarla y este mundo físico nuestro, hay otro, intermedio, que no es exactamente un espacio como lo comprendemos aquí, pero que puede contener paisajes y seres, un lugar de encuentros y de tránsitos. Un no-tiempo entre el tiempo y la Eternidad. Allí se está más cerca del Uno, en el que usted, Faraz, pudo sentir a su hijo. Pero no sólo hay "enviados de lo trascendente" que nos sirven de guía y nos dan fuerzas en nuestro viaje. También hay seres de la corrupción y del aniquilamiento, demonios, por ejemplo. Terme es una palabra latina que se refiere a las termitas, unas hormigas blancas que horadan la madera. La palabra deriva de terere que significa "roer, horadar", que a su vez parece provenir de la raíz indoeuropea tere "frotar, restregar, taladrar, perforar o desgastar". En este contexto entiendo el término terme como para nombrar a una criatura en cuya naturaleza está devorar, hacer huecos…

Creo que su hijo, Faraz, se encuentra en el lugar central, y que le habló a usted desde la Eternidad a la que ahora pertenece. Aunque lo escuchara en ese espacio intermedio donde también encontraron al demonio mimético, o al terme, o lo que fuera aquel horrible ser, eso no significa que a su niño no pueda escucharlo también aquí. Su hijo quiso darle consuelo y allí le fue más fácil a usted sentirlo como algo que existe en efecto. Pero si escucha con atención, también le acompaña con las rosas, con las mariposas y la misma luz del mediodía.

Y lo de escribir el nombre y quemar los cuerpos, parece un ritual de enterramiento. Se hacen para facilitar el tránsito a ese centro del que les hablaba. Si consideramos a los seres que crecen de los cadáveres, los... mimos, no sólo como animales, sino como seres capaces de manifestarse en ese lugar intermedio, tal vez sea un rito de protección de naturaleza espiritual. Lo de escribir el nombre y hacer un retrato quizá sea una forma de proteger la imagen del fallecido. La imagen es algo muy importante en nuestra cultura pues el dataísmo, si hablamos en términos de magia, utilizaba la magia de las imágenes para condenarnos a su esclavitud. Si existe una simbiosis es posible que el Gólem alimente al terme o al demonio mimético con las imágenes, es decir con las sombras. Quizá el retrato atrapa a la imagen, a la sombra, lejos del cadáver, con lo que el mimo no puede alimentarse a partir de ella.

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16/04/2020, 16:58
Charlie

Todos los habitantes de la Cándida Rosa se unieron al público y Charlie al violín con el apoyo de Hélène al piano tocaron una pieza llena de melancolía, amor y pasión por la vida, en la que Sibyl reconoció sutilísimas referencias a su propia música, pero era como si el compositor acariciara esas notas con extrema delicadeza.

Cuando terminaron todos les aplaudieron. Charlie saludó con timidez y el ambiente se distendió. Durante un rato cada uno pudo elegir qué hacer, o con quién hablar.

Notas de juego

Último de varios.

Podéis postear.

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16/04/2020, 21:43
Ryu Akahoshi

La mirada de Sibyl lo interrogó y la calidez de su mano se reafirmó mientras que su mirada se desviaba, sin duda al estar más conectada a un nivel espiritual ella siente más en profundidad, comprende más cabalmente qué hay detrás de todo esto, qué es lo que sucede a un nivel trascendental, por eso es que sufre tanto. El pulgar de Ryu le acaricia el dorso de la mano buscando darle estabilidad, su mirada sin embargo va hacia el hijo del sóter buscando que le baje a la intensidad en una amistosa y silenciosa advertencia porque no quiere que la incomode, como teme que esté sucediendo; Sibyl es como un cervatillo encantador e introvertido, lleno de arrojo y curiosidad, hay que reconocerlo, pero introvertido al fin: mirarla así solo la va a alejar y él quisiera poder decírselo de una manera más elegante, pero es lo que hay.

-Recuerdo el ansia por ser, es cierto -se ladeó apoyando un codo en el apoyabrazos de su silla sin soltarla, inclinándose hacia adelante -Pero te soy sincero: lo primero que pensé al llegar a ese lugar fue en quemarlo hasta los cimientos, estaba clarísimo que aquello era una aberración -no había empatía de ningún tipo en él hacia los dobles comportamentales, sino hacia los que allí habían muerto y su único pensamiento en ese momento fue el de liberarlos del horror de ser huéspedes de algo horrendo que los estaba corrompiendo aún después de muertos.

Ryu asintió con gravedad a cada reflexión que fue expuesta alrededor de la mesa, le encantaba el aire de comité de guerra que se percibía vibrando alrededor de ellos y se sentía completamente alineado con el pensamiento del sóter, de hecho, sus palabras no habían hecho sino afirmarlo en su convicción interna sobre su misión y lo certero de sus percepciones sobre el Eón desde que todo esto había empezado... Hacía unos días, o hacía unos años, o desde hacía siglos, dependiendo de la perspectiva que se adoptaba.

Escuchó sobre conexiones entre mundos por memoria natural, puertas que se podían usar a voluntad y la posibilidad de destruir a los demonios miméticos con las oraciones reverberantes, todas perspectivas interesantes para ser desarrolladas. Le dieron un escalofrío existencial, no había otra palabra para describirlo, las palabras de Darío y de Herbert: que el Gólem hubiera conectado con el mundo espiritual se le hacía horroroso y que tuviera una embajadora dispuesta a procrear le resultaba peor. Tomó nota mental del asunto.

Luego intervino Jonas regresando sobre una cuestión fundamental que se le había escapado -¡Es cierto! -exclamó casi levantándose del lugar -¿Cómo se me pudo haber olvidado eso? -se recriminó con quizás demasiado énfasis -Eso nos dijeron los que habitaban allí, los... ¿Dobles comportamentales? -miró a Darío, queriendo corroborar -Que si se les quemaba y se hacía su retrato se los liberaba -se encogió de hombros, ya recordaba por qué se le había olvidado ese detalle tan importante: creyó que era algo relacionado a costumbres antiguas del Eón que carecían de importancia por ser una imitación o una amalgama de otras costumbres, las reales -En verdad, lo del fuego tenía su razón de ser... -manifestó como si no pudiera verlo de otra manera -Es una forma de destrucción eficiente y era lo único que se me ocurría que podía acabar con algo tan horroroso, me daba una idea de purificación muy poderosa, pero era solo una intuición. Entonces su confirmación validó mis ideas y me quedé con eso, sin el contexto -explicó con un poco de vergüenza por no poderlo ver antes -Lo del retrato lo tomé como un recordatorio, pero ahora me doy cuenta de que quizás es una forma de integrarlos a la historia, de individualizarlos, y en cierta forma eso los libera del olvido.

Sus teorizaciones fueron en cierta forma confirmadas por el mitólogo y le estuvieron dando vueltas a su mente mientras escuchaba la melodía que les serviría de puerta para volver a casa. Lo único que ocupaba la mente de Ryu en ese momento era el Eón, su liberación y su hermano: le picaba averiguar si podría traérselo por cercanía. Como fuera disfrutó de la música maravillosa y de la melancolía que le provocaba pertenecer a todos lados y a ninguno, aquella era una maravillosa tarde y el aroma del césped y los ruidos de los animales, la naturaleza -eso que en el Eón era sinónimo de un silencio funesto- lo reconfortaba y lo hacían sentir, curiosa, insoportable e intensamente humano.

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18/04/2020, 11:40
Gavril Jacobi

Caminar por el trazado tortuoso de un camino de rosas dejó a Jonas sin aliento. Tuvo que detenerse un par de veces, impresionado al ver las abejas brillando al sol o el dibujo casi invisible de alguna telaraña. Como si tocara algo que pudiera deshacerse en humo, acarició los pétalos de una rosa y el cosquilleo de su tacto le recorrió todo el brazo. No le importó quedarse algo rezagado sin llegar a perderse el principio de la explicación del mitógrafo. Tampoco quería ser descortés.

Al principio escuchó sus palabras como quien atiende a una clase magistral. Pero al poco éstas se transformaron en la luz que necesitaba para dar perspectiva a todo. Volvió a su mente el poema que Vencejo había compartido con él en la Nix. En aquel himno se hablaba de ese lugar “central” como del hogar verdadero que el poema situaba en “Oriente” y en el que estaba "la casa del Padre”. Y no podía hacer referencia, ahora lo comprendía bien, sino a la misma Eternidad de que había hablado el exorcista y ahora el mitógrafo.

Cerró los ojos y deseó que Jessica hubiera encontrado el camino a casa. También Vencejo cuando sus verdugos hubieran dado su vida por terminada. La suya, la de la pequeña Páprika… La de todos a quienes había visto en la Nix, perdidos hace mucho y presentes a un tiempo. Como el hijo de Adam, aún no nacido para aquel mundo y absoluta y totalmente real. Probablemente más presente para su padre que cada persona que estaba allí. 

Allí donde no se encuentra nada, se encuentra todo, están las flores, la Luna, y el mirador.

Y el hijo de Adam.

Se quedó mirándolo. Era algo hermoso que hubiera sido él quien hubiera plantado aquel cerezo. Hermoso y alentador. Había dispuesto una puerta sin saberlo entonces, una que Tabitha también atravesaría e incluso el pequeño Stephan. Sonrió. En aquel instante todo le parecía conectado de una manera grandiosa. Pensó que en algún momento debía compartir con los demás las palabras del viejo exorcista.

Que aquella estampa gloriosa pudiera ser aún mejor era algo que le habría parecido imposible hasta que comenzó la música. Cerró los ojos, mantuvo la espalda erguida y se balanceó muy sutilmente. Por dentro se dejó arrastrar, imaginando las formas de la danza que la música le inspiraba. Si hubiera podido bailarla la habría grabado de un modo profundo en él, estaba seguro. Aún así aquel lugar, el aroma del aire, la calidez de la brisa, todo era ya absolutamente memorable en cualquier caso. Abrió los ojos para observar los rostros de sus compañeros imaginando como la música se estaría grabando en su espíritu.

Notas de juego

Dire, ya no incluyo a Ryu entre los destinatarios.

Edito: he quitado el nombre del hijo de Faraz, que he comprobado que no había llegado a decirlo en voz alta.

Edito 2: sólo repeticiones.

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19/04/2020, 01:28
Tabitha Taning

Tabitha asintió, tras oir hablar a Herb. Quedó en silencio, con el niño en brazos, y lo devolvió a los brazos de Titania, con dificultad, cuando se trasladaron hacia el laberinto de rosales. 

Allí, tras escuchar al mitógrafo, frunciendo el ceño casi sin quererlo, pensó en lo perdida que se sentía. En el miedo que realmente sentía a llegar un día a entender la verdad en todo aquello. La verdad que según Astarté podía enloquecerla. Quería creer que Herb había estado en lo cierto al pensar que ella había trascendido, de alguna manera, y había avanzado, dejando un pasado que aún la marcaba atrás. Pensó en la aldea. En el ataque aéreo. En el hombre al que había disparado para salvaguardar el bienestar de Jonas. 

Había cambiado. A lo largo de una unidad de tiempo que no era capaz de medir con exactitud. Suspiró, y de pronto se encontró a si misma, sobrecogida al escuchar la música de Charlie. Había algo frágil, algo delicado en aquella música que provocó que se le humedeciesen las pupilas al recordar la simpleza vital de la que había sido de pronto arrancada. Al recordar el breve momento feliz y fugaz que seguía al nacimiento de un hijo, para luego sucumbir al temor de una pérdida inevitable.

Y de pronto, se sintió sola. Terriblemente sola, y vacía, mientras apretaba los puños, sobre sus muslos, tratando de conservar la quebradiza entereza a la que aún era capaz de aferrarse, siendo aquella la primera vez desde que se hubiese embarcado en aquel viaje a lo desconocido, que se detenía realmente. Que dejaba de sentir por un instante cómo todo fluía demasiado rápido como para permitirse respirar. Como para permitirse reconocer cada uno de sus profundos temores. 

Su espalda rígida, contra el respaldo de la silla, y la respiración contenida, eran quizá los dos detalles más destacables de su postura, antes de que todos aplaudiesen y ella, simplemente, se levantase, buscando a su mentor. 

Notas de juego

Edición del master: quito a Ryu de destinatario.

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19/04/2020, 01:50
Tabitha Taning
Sólo para el director

Necesito respirar, Herb. Sácame de aquí.-le pidió, con todo el disimulo que era capaz de emplear, pero con el tono de alguien que no estaba acostumbrado a pedir ninguna clase de ayuda. Y pese a todo, el ruego involuntario en su mirada, era casi palpable. 

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19/04/2020, 13:34
Director
Sólo para el director

El siguiente post de Ryu es en su escena personal.

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19/04/2020, 19:47
Sibyl Hadue

Poco a poco una sonrisa se fue dibujando en los labios de Sibyl mientras sus ojos no dejaban de contemplar a Jonas. Suspiró hondamente y pestañeó, saliendo de su ensimismamiento para darse cuenta de que estaban poniéndose en movimiento. Se puso en pie y siguió al resto, aunque su mente sólo estaba a medias allí. 

Sus sentidos, en cambio, sí que eran muy conscientes de cada estímulo. La sola idea de un laberinto de rosales le parecía evocadora por sí misma, pero cuando se sumaban los olores, los colores, el tacto de las hojas cuando las acariciaba con los dedos al pasar... se convertía en una experiencia única que sabía que atesoraría cuando regresase al Eón, donde todas las sensaciones parecían descafeinadas en comparación. 

Atendió a las explicaciones del mitógrafo mientras le daba vueltas a lo delgada y difusa que era la línea entre magia y ciencia. Como encontrar una espiritualidad arcaica entre metal y plástico o en un viaje a través del espacio. 

Le gustó ver a Charlie por allí y le hizo un discreto gesto de saludo si sus miradas se cruzaron. Luego se preparó para escuchar su composición, expectante y preparada para dejar que las notas la inundasen por entero y se impregnasen de algún modo a su memoria y a su espíritu, para que pudiera llevársela de allí y usarla de puente. 

Sus ojos siguieron los movimientos del arco del violín en cada oscilación, hipnotizada por la melodía que se iba derramando en aquel lugar de ensueño. Sus labios estaban entreabiertos y sus ojos brillaban, en una expresión de absoluta fascinación. Se reconoció a sí misma en pequeñas notas salpicadas con delicadeza y sus mejillas se colorearon al recordar el momento de extraña intimidad que había tenido con ese hombre. Era una sensación rara la de sentir que alguien como ella había inspirado de algún modo una creación tan hermosa, tan mágica. Su pecho se llenó de calidez al mismo tiempo que se sentía tímida. Quiso mirar al resto, para averiguar si alguien más había notado que una parte de ella estaba en la canción, pero no quería perderse ni un instante de música, así que contuvo ese impulso y dejó a un lado la vergüenza para llenarse con la emoción. 

Cuando terminó, Sibyl tardó aún un par de segundos en reaccionar. Tenía el estómago apretado y miles de mariposas aleteando en la base de su garganta. Respiró profundamente, llenando los pulmones, antes de empezar a aplaudir. Cuando la gente empezó a levantarse, ella también lo hizo. Se acercó a Charlie y se dejó llevar por el impulso de darle un abrazo. Fue breve, pues suponía que los demás querrían felicitar a ambos músicos por la interpretación. Al soltarlo, lo miró a los ojos.

Ha sido muy hermoso. Gracias. 

Apretó el brazo de Charlie antes de apartarse y dejar paso a otros. Sus ojos buscaron a Jason entonces y al encontrarlo se dirigió hacia él con un paso ligero, casi melodioso. Se sentía liviana, como si en ese lugar su cuerpo pesara menos que en el Eón, como si el aire la llenase por dentro y la ayudase a moverse.

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19/04/2020, 20:46
Sibyl Hadue

Hola —comenzó, con una sonrisa tímida—. Antes había mucha gente y no me presenté bien. Soy Sibyl, aunque bueno, ahora ya lo sabes.

Se mordió el interior de la mejilla por un instante, sintiendo que era un inicio un poco absurdo tras haber estado hablando de dioses, demonios, naves y vacío con él un rato atrás.

—Hm... Antes me diste mucha curiosidad —confesó—. Y traté de escuchar tu música. —Se detuvo ahí un segundo y lo miró a los ojos, sin estar segura de si le parecería mal o invasivo, esperando algún tipo de gesto de aprobación para seguir.

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19/04/2020, 21:13
Gavril Jacobi

Una vez terminada la música, Jonas permaneció aún con los ojos cerrados. A pesar de la calidez del aire sitió el vello de su cuerpo erizarse como si lo recorriera una brisa fresca.

Al abrir los ojos vio que Sibyl estaba frente a él pero no se sobresaltó. Le devolvió la sonrisa.

Sí, Sibyl —afirmó ofreciéndole la mano mientras hacía un sutil ademán con la cabeza—. Es muy bonito tu nombre —en cierta forma era más familiar para él que el suyo propio—. Me alegra haber podido conocerte.

Cuando ella habló de su música alzó las cejas en un gesto de sorpresa. Después frunció el ceño con aire inquisitivo. No pudo evitar bajar la voz, como si hablaran de algún secreto.

Y… ¿Has podido escuchar algo?

Sentía su corazón acelerarse. Respiró hondo y se quedó mirándola con muchísima expectación.

 

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20/04/2020, 00:00
Faraz Snowden

Camino despacio entre los rosales, con la mente en otra parte. Después de la reunión con el sóter, surgieron tantas dudas y se pusieron tantas cosas sobre la mesa a la vez que ahora necesitaba descansar, y lo cierto es que se me ocurren pocos lugares mejores para hacerlo. A esta hora, el olor de las rosas es dulce y poderoso sin llegar a resultar abrumador, y todo está sumido en un profundo y maravilloso silencio.

Veo a los habitantes de la Cándida Rosa hacer los preparativos para el… ¿Concierto? ¿Ritual? Un sencillo toldo en el centro del jardín, un piano… Todo parece inusitadamente informal y festivo, teniendo en cuenta la trascendencia de lo que va a hacerse aquí hoy. Aunque mi primer impulso es mantenerme apartado, al final decido acercarme y participar en las conversaciones, sobre todo porque me interesa lo que el mitógrafo tenga que decir con respecto a la consulta que le hice antes al sóter, y tras escuchar atentamente sus explicaciones, me quedan dos cosas claras: la primera, que Ansel Atamán parece poseer conocimientos prácticamente ilimitados, y la segunda, que me avergüenzo de mi necedad al pensar en recuperar a Albin de dondequiera que esté; lo más seguro es que en ese «lugar central» esté mucho mejor que aquí, o que en cualquier otro sitio.  Sus palabras también me conmueven: Albin sigue conmigo, cuidando de mí, consolándome desde el más allá. Pero, si lo que dice el mitógrafo es cierto, y mi corazón dice que lo es, mi hijo también está en las flores, en la luz del sol. En todo lo que es bello y bueno. Con los ojos húmedos, vuelvo la cabeza para mirar las rosas, que ahora parecen rebosantes de vida, y veo las abejas y los pájaros revoloteando felizmente a su alrededor.

—Gracias —es cuanto acierto a decir, esbozando una débil sonrisa.

La interpretación de Charlie y Hélène es magistral. Las notas musicales empiezan su recorrido flotando en el aire, etéreas, delicadas, pero no tardan en proseguir su viaje hacia mi interior, tocando, no, acariciando mi alma. ¡Qué don tan admirable, llegar al corazón de las personas con el efímero arte de la música!

Todo lo bueno es efímero.

Alzo la vista para encontrarme con Tabitha. Como yo, está escuchando la música, pero su mente también está atrapada en otro lugar. Un lugar menos placentero, en el que no quiere estar. En el que yo no quiero que esté. Sin decir palabra, me acerco a ella y me quedo a su lado; tal vez nuestra soledad sea más soportable si la compartimos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He tirado Imaginación + Empatía, no tanto para saber cómo está Tabitha (que también), sino para encontrar el mejor modo de confortarla.

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20/04/2020, 03:35
Sibyl Hadue

Al ver que al chico no parecía molestarle aquella pequeña intrusión, Sibyl sonrió y se sentó a su lado. Cuando respondió lo hizo bajando también la voz. 

Sí, la verdad. Y al hacerlo me he dado cuenta de que ya había escuchado algunas de esas notas antes —explicó, buscando su mirada—. Creo que ya te había escuchado antes, o a una parte de ti, tal vez. Cuando viajábamos por el espacio y ese ser de vacío nos atacó. La nave que nos ayudó y ahuyentó a ese demonio o lo que fuese, en ella pude oírte, tu melodía nos llamaba desde allí. 

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20/04/2020, 12:06
Gavril Jacobi

Eso es… —su mirada se desvió un instante al frente para volver con intensidad a buscar la de Sibyl—. Es fantástico. Gracias, yo… Podría tener razón Muzio y mi origen estar entre esa gente. Es más, Sibyl: si pudiste oírme allí tal vez sea porque estuviera allí, quiero decir, allí ahora mismo, como tú estás ahora mismo en el Eón. Podría ser… Podría ser que me hubieran enviado al Eón a buscaros y ahora aquí —la miró con un gesto como de entre vergüenza y cierta burla hacia sí mismo—. Pero vaya, menudo mensajero sería que se olvida del mensaje por el camino.

Su sonrisa se amplió. Después su mirada volvió a perderse en la nada mientras respiraba profundamente y asentía despacio con la cabeza. Volvió a mirar a la chica con gesto burlón y un brillo intenso en los ojos. Hablaba evidentemente en broma pero al mismo tiempo en serio.

Vengo a reclutarte en nombre de los Centinelas del No-Tiempo. ¿Te vienes a cazar demonios?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de Introspección + Psyché para ver si después de lo que Sibyl le ha dicho fuera capaz de recordar algo.

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20/04/2020, 18:59
Cáusata Herbert Grace

Herbert la acompañó por entre la pinada, hasta un mirador. Le invitó a sentarse en uno de los bancos de piedra y hierro forjado desde el que se veía una panorámica del inmenso lago, con sus orillas pobladas por mansiones con embarcaderos. Más allá, cubriendo todas las montañas, el bosque.

Miraba al suelo, como si tuvieran interés las hojas caídas o las piedras manchadas de musgo. No iba a hablar él el primero.