Partida Rol por web

Tras una semana de viaje ya habíais cogido familiaridad entre vosotros, y con la piloto, Sirona Okeefe, que se mostró amigable y coqueta. El copiloto de Sirona, un androide piloto RX-13 apodado “Crash”, (un cascarrabias que prefiere protestar por todo con tal de no hacer sus tareas) no os cayó especialmente bien, sin embargo teníais que reconocer que hacía buen equipo con Sirona. La nave, un yate estelar de clase Baudo, se mostró fiable y confortable. 

Cuando salisteis de hiperespacio, Sirona os comunicó que estábais llegando a Alderaan, que aterrizaríais en la capital, y que había concertado una cita con el Senador Bail Organa para la tarde ya que el senador quería recompensaros en persona.

Una vez aterrizasteis, Sirona partió a comprar piezas para su nave, y Crash se apresuró a echaros de la misma.

Delante de vosotros tenéis una extensa ciudad, que combina una avanzada tecnología con naturaleza en mitad de las ciudades y un día entero para disfrutarla

Durante el viaje, Anzak se intentó sin éxito ligar con la Sirona Okeefe, cosa que le gustaba y que le motivaba más para seguir intentándolo.

Al despedirse, el granuja se acercó a la piloto y sonriendo le cogió al mano y se la besó.

-Por lo menos dime que la próxima vez que nos veamos serás más receptiva y te quitarás ese escudo que no te permite disfrutar de la vida...o, mejor dicho, disfrutar conmigo de la vida -dijo con su habitual sonrisa pícara en la boca. Sin más y sin conseguir una respuesta ni clara ni afirmativa, se despidió de la piloto y la siguió con los ojos mientras se perdía en el hangar.

-¡Vale, liberado! Ahora vayamos a algún sitio a tomar algo y de paso a comprar alguna cosilla...¿os parece? -preguntó Anzak mirando a los demás.

- ¡Anzak! Eres un bribón rompecorazones. Y luego vas lloriqueando para que Amaia te haga caso...

Sonrío al decirle esto, se que aunque siempre me hable de Amaia, no puede evitar fijarse en todas las féminas que pasan por delante suyo. Además, se que con Amaia hay una relación especial que nada ni nadie podrá corromper.

- ¡Comprar! - palabra mágica que resuena en mis oídos y hace que mis ojos brillen - ¿Habrá tiendas de ropa? Tengo ganas de cambiar estos harapos que llevo.

El viaje había resultado mucho mejor de lo que podía pensar de la forma que se inició, embarcando entre soldados de asalto abatidos por nosotros. En la nave, durante el viaje, con las atenciones debidas todos nos recuperamos de nuestras heridas.

Una vez salimos de la nave, en uno de los astropuertos de la capital. respiro profundamente respirando el que para mi es el mejor aroma de la galaxia, el olor de Alderaan.

Al oír las palabras de Hannah sobre tiendas le contesto, aunque no se dirigía a mí. – Hannah, puedo serte de ayuda ya que soy de esta ciudad. – Señalando a Gaheris y Sand. – Tenemos que realizar una entrega y si quieres te acompaño después, o si me indicas más o menos que cantidad de créditos quieres gastar te indico donde ir. En unas te costara lo mismo varias mudas que en otras una sola prenda.

El día de compras resultó tranquilo. Alderaan era un planeta del centro de la galaxia, con todos los avances y facilidades que eso supone, sin embargo carece de la masificación que caracteriza a otros planetas similares. 

Llegada la hora acordada os encamináis al punto de reunión. El palacio Imperial.

Cuando llegáis al lugar, inmediatamente os recibe una escolta de guardias de honor, que os conduce al interior, al gran salón, donde os recibe uno de los sirvientes, que os pide que os sentéis, y os ofrece bebidas y canapés mientras esperáis.

La espera sin embargo no dura demasiado... 

Las puertas del Gran Salón se abren, y entra un hombre de mediana edad con una perilla muy arreglada y ropas Senatoriales. Fácilmente reconocible como Bail Organa, sonríe y cabecea a los sirvientes antes de dirigirse a vosotros.

Bienvenidos a Alderaan, dice. Me hubiese gustado que pudiésemos conocernos en circunstancias más agradables, pero desafortunadamente el Imperio lo convierte todo en desagradable. De todas formas, me place ver que…las dificultades en el espaciopuerto sobre Brentaal no os han supuesto demasiados impedimentos.  

Os he pedido que os reunáis conmigo hoy porque los agentes con los que trabajasteis en la estación creen que sois de entera confianza. Y os acompaña uno de mis hombres. Dice señalando a Raleg. Como habéis trabajado duro para ayudarles, yo también tengo toda mi fe en vosotros. Tengo una tarea que necesita ser completada, pero por desgracia mi estatus como Senador me impide realizarla por mi mismo, o incluso enviar a alguien directamente asociado con la Familia Real.  

El planeta Felucia fue devastado durante las Guerras Clon, pero una vez la lucha terminó, el Imperio fijó una instalación permanente en el mundo. No muy grande: simplemente una pequeña guarnición que pudiese mantener a los prisioneros bajo custodia. Hace unos meses, contacté con un Almirante Imperial que estaba desilusionado con la forma en la que el Imperio había retorcido la una vez grandiosa República, y empezó a enviarme alguna información delicada. Hace poco más de una semana, dicha comunicación se paró. El agente al que habéis conseguido sacar de Brentaal me ha contado que el almirante ha sido llevado a Felucia, donde está siendo retenido en contra de su voluntad. Me gustaría saber qué ha sido de él, y rescatarlo si pudiéseis.

¿Qué me decís?

La alusión personal te sorprende, sí que le habías visto alguna vez, pero no sabías que él te conocía

- ¡Anzak! Eres un bribón rompecorazones. Y luego vas lloriqueando para que Amaia te haga caso...

Anzak se giró y sonrió a Hannah.

- ¡Que va, mujer!, si no he hecho nada...para mi desgracia. Además, solo cuando los astros se alineen, los lobos aullen a gorgoritos y la temperatura del lugar en el que coincidamos sea de 23,34 grados, quizás, y solo quizás, tu prima tenga a bien hacerme un poco de caso...mientras seguiremos jugando al gato y el ratón...pero en este caso soy el ratón el que quiere estar con la gata.

Dijo risueño mientras le guiñaba el ojo a la joven mujer.

Luego tras estar unas cuantas horas de compras*, llegamos al palacio imperial y apareció Bail Organa. En ese momento Hannah le dio un codazo a Anzak en las costillas al verlo. Anzak se llevó al mano al sitio golpeado y miró a Hannah con gesto entre dolor e incomprensión. Pero al ver si rostro iluminado al ver a Bail, y luego escuchar sus palabras comprendió haber recibido ese "golpe de emoción".

Así, Anzak escuchó a Bail Organa, quien tras hablar un rato les propuso una nueva misión. Anzak levantó la mano y dio un paso al frente.

-Soy Anzak y la verdad es que no hemos coincidido mucho con tu hombre, Raleg, aunque nuestro objetivo era el mismo por...bueno, eso es otra historia. Vamos que no hemos coindidio mucho pero agradezco la confianza, que en los tiempos que corren eso es muy grato...y arriesgado -dijo asintiendo mientras miraba divertido a Bail.

-A lo que voy, que me pierdo. Yo trabajo por dinero, lo siento, soy así de sincero y poco solidario, pero...como decirlo...tengo mis propios gastos y mis propias inquietudes y para ello necesito dinero.

-No tengo problema en aceptar la misión, siempre y cuando no digan cuánto, cómo y cuándo se nos va a pagar.

Dicho esto sonrió a Bail y volvió a su sitio, desandando el paso que acababa de dar.

Al entrar Bail Organa le hago una respetuosa y discreta salutación, no me corresponde a mi decir que estoy a su servicio y el de Alderaan.

Permanezco en un discreto segundo plano hasta que es él mismo quien les comunica a que dedico en realidad mi tiempo. No puedo evitar que sea evidente mi perplejidad al hacerlo.

Lo que más incrementa el tiempo que tarden a descubrir un agente secreto es que lo conozca el mínimo de gente posible. Debe considerarlos de toda confianza. Además, estoy seguro de que no ignora que no fue una operación limpia y varios soldados imperiales fueron abatidos. Reconocer delante de ellos su implicación, si uno fuera un agente imperial sería su fin. Además nunca pensé que participara en operaciones tan importantes como para que las supervisara él personalmente.

Cuando pide gente para una nueva operación doy un decidido paso al frente. – Estoy dispuesto a seguir sirviéndole y a Alderaan.

Mientras el senador habla Gunar mantiene un respetuoso silencio. Es un soldado y sabe guardar las formas y respetar la disciplina. Cuando se dirigen a ellos asiente.

- Señor, no soy un experto en relaciones diplomáticas, pero sí en rescates y si puedo servirle haré lo que esté en mi mano... haremos todos lo que esté en nuestra mano.

 - Vaya, vaya, Bail Organa. Esto se pone interesante... - Pienso, mientras dejo que los demás hablen, sobre todo el senador. Sin importar lo que los demás digan, yo pienso aceptar, ya que este hombre puede ser justo lo que llevo tanto tiempo buscando y que me permitirá alcanzar mis metas finalmente.

Aprovecho nuestra estancia en la ciudad para visitar algunas tiendas de ropa. Consigo unos ropajes algo mejor que la insípida túnica que llevo. No es ropa muy ostentosa, prefiero pasar desapercibida, pero tienen algo más de colorido y me hacen sentir mejor.

- No es el traje, es el porte, que dice mamá. ¡Pero mucho mejor si la ropa es bonita!

Aprovecho para financiar las compras de mis amigos, para adquirir lo que necesiten.

Llegamos al punto de reunión, y aparece nada menos que ¡Bail Organa!

- ¡Es el senador Bail Organa! – susurro mientras doy un codazo a Anzak, casi sin poder reprimir la emoción. Recuerdo lo que decía mamá sobre él.

Hago una mueca cuando Anzak dice que solo trabaja por dinero, pero prefiero que sea sincero. Además yo sé que en el fondo tiene un gran corazón y le gusta ayudar. Los demás también están dispuestos a arrimar el hombro.

- ¡Por supuesto que ayudaremos! La verdad es que, senador Organa, este es el mejor equipo que puede encontrar para esta misión. Todos son nobles, leales y no se asustan ante las adversidades. Son los mejores de la Galaxia. Algunos parecen interesados más en el dinero que en el bien común, pero eso es solo fachada, les encanta ayudar y se dejarán la piel en que todo salga bien. Y eso que algunos nos conocemos de hace poco, pero hemos forjado una bonita amistad y todos vamos a una, funcionando como un engranaje bien engrasado.

Alderaan era un planeta impresionante y en él me sentía seguro, sin tener la sensación de poder encontrarme al imperio detrás de cada esquina.

Mientras mis compañeros aprovechaban el día para ir de compras, yo decidí buscar un sitio entre la naturaleza para poder meditar, tenía la necesidad de poner mis pensamientos en orden. En Sel Zonn me había expuesto en exceso y posiblemente ya habría llegado a oídos de la inquisición que había un jedi suelto por allí.

Tenía que haber contenido más mi ímpetu y no haber usado ni la fuerza ni mi sable laser, pero la situación lo había requerido. Eso quería creer para no tener que reconocer que mi entrenamiento estaba incompleto.

Tras pasar el día meditando decidí reunirme con mis compañeros en el punto de encuentro. Había oído hablar del senador Organa, de que era amigo de los jedi, incluso le vi un día en Coruscant cuando era un niño e iniciaba mi camino como padawan en el templo jedi.

Tras escuchar atentamente sus palabras respondí con un escueto –Puedes contar conmigo-

Sabía que lo mejor para mí era poner distancia con todo lo que tenía que ver con el imperio, pero también sabía que era cuestión de tiempo que terminaran encontrándome, así que la mejor opción que me quedaba era hacerles el mayor daño posible antes de que lograran terminar conmigo, como habían terminado con casi todos mis compañeros de orden. Y el senador Organa era posible mente la mejor opción para ello.
 

Esta es la idea que tenía de armaduras. 

Básicamente mi idea es que tras este módulo completo (en mesa lo que habéis jugado es una sesión, se alargó mucho por varios motivos personales míos, pero espero poder tener un ritmo constante a partir de ahora, lo que queda del módulo en mesa sería otra sesión) con lo que te dieran pudieras mejorar a blindaje de fíbras.

El dinero no creo que sea suficiente para el blindaje de fibras, pero da igual, te lo pondría a menor precio. Luego, tras el siguiente módulo ya lo mejorarías a Beskar'gam (que es la mandaloriana) ligero. A partir de ahí, ya depende de ti, si quieres ir subiendo a medio y pesado, o ponerle gadgets a la armadura (jet-pack, escudo, guantes de cortosis). Como todo en teoría está integrado en tu armadura, y solo estás reparándola, no te pondré pegas a que es imposible de conseguir (concretamente el blindaje de fibras has de ser militar para poder llevarlo, y los besk'gar son 100% imposibles)

Te parece bien mi planteamiento?

de todas maneras con lo que conseguisteis por llevar las cajas (500 al aceptar el encargo y 500 al entregarla, dividido entre 3) igual te da para ponerle algún "chuche" a la armadura ya

El senador se volvió hacia Anzak, la pregunta le pareció lo más natural del mundo, o ya la esperaba, o su trabajo le ha enseñado a que su cara no refleje sus emociones demasiado bien.

Veo que nos entendemos. Contestó con una sonrisa tras oír lo que teníais que decir. Como recompensa, prosiguió mirando a Anzak. Os daremos 2000 créditos a cada uno al término de la misión y si las cosas van bien, os garantizo más trabajo cuando volváis. Además, si el Almirante tiene tanta información como creo que tiene, sería una oportunidad excelente de asestar un duro golpe contra el Imperio Galáctico.

¿Tenéis alguna otra pregunta?

Espero a que los demás acaben de dar su opinión antes de centrarme en algunas cuestiones técnicas. Es evidente que difícilmente podremos entrar en la prisión como turistas, centrémonos en otros aspectos. – Por mi parte sólo había oído hablar por encima del planeta Felucia en mis tiempos de estudiante cuando se trataron las Guerras Clónicas. Estoy seguro de que sus técnicos nos proveerán de cualquier equipo de supervivencia medioambiental necesario.

Mirando un momento a Anzak antes de volver a céntrame en el senador y continuar.

– Igualmente no disponemos de nave, aunque eso ya es mas delicado que unos trajes que debido al uso sus etiquetas han quedado ilegibles. Usted valorara que es mas seguro cedernos temporalmente una nave que no pueda demostrar ninguna conexión con Alderaan, y su gobierno. O transportarnos para efectuar nuestra incursión en una pequeña lanzadera estableciendo unas coordenadas, y fecha, de recogida.

Anzak sonrió por dentro cuando escuchó la oferta económica, por fuera apretó los labios y movió la cabeza negativametne como si no le cuadrara la cifra.

-Entiende que nos estamos jugando el cuello y que es muy probable que alguno de nosotros muera o sea capturado -contestó Anzak para luego quedarse pensativo mientras se mesaba su incipiente barba.

Cuando escuchó las palabras de Raleg se le ocurrió una idea.

-Hombre, si hay una nave de por medio eso cambiaría la cosa...he estado mirando en la ciudad un par de ellas que no están mal y que segurametne nos sirvan para esta y sucesivas misiones, si quiere le digo cuales son...aunque no son una maravilla seguro que nos vale -comentó el contrabandista algo más contento.

 - Si vamos a meternos en jaleos y misiones peligrosas, las naves de manufactora Mandaloriana son las mejores. - Opiné, ante el comentario de Anzak.

- Y, por supuesto, información técnica sobre las instalaciones que tendremos que "visitar". Construcción, defensas, accesos y salidas... todo lo que sea posible conseguir.