Partida Rol por web

Peach clavó los diez dedos de sus manos en las teclas del piano, haciendo que emitiera una nota horrible. Buscó entre las caras presentes la de su amorcito pero este seguía tan ausente como el color negro en su vestuario.
-O sea, ¿qué tengo que perder?-Dijo mientras se volvía para mirar a Encantador mientras se levantaba de hombros, accediendo a su petición.

Su mini-yo interior estaba que estallaba de rabia. ¿Dónde estaba el bufón que cada noche le hacía reír? ¿Qué bebía los vientos por ella? ¿Dónde estaba el hombre que se suponía que la amaba? Peach estaba enfadada, y cuando esta princesita de color rosa se enfadaba, no era buena idea meterse en su camino.

Se encaminó con paso acelerado hacia la puerta de salida, suponiendo que Encantador la siguiera. No le importaba los chismorreos que se formaban tras sus espaldas, y seguramente, ni siquiera reparase en la mirada de ira de su hermana Peach, espera, Peach ella era misma, ¿cómo se llamaba su hermana? ¡Bah! Seguramente nadie se acordase, lo dejamos en "hermana" y vía.

Y mientras el resto de invitados se afanaban por buscar a un curandero que atendiera a la desvanecida princesa Zelda, su hermana mayor se deslizó por una de las puertas laterales para poder hablar a solas con el príncipe Encantador. ¿Caería también la joven e ingenua princesa ante los legandarios encantos de aquel príncipe de sonrisa cautivadora? ¿o se mantendría fiel a su amado Jóker que parecía ignorarla durante su gran día?

Sutilmente el joker que parecia indiferente frente a pech , pese a eso sus miradas que no fueron captadas no miraban otra cosa , sabia quie era peligroso para ella que la verdad flotara demasiado  .

Al ver que su amada la que esperaba felicitar cuaqndo ojos no peligrosos estuvieran mirando se fue presa de la rabia la siguio intentando pasar desapercibido .

Es verdad el evento en su honor tiene que estar listo

Sus pasos fueron a escuchar a su princesa , con sigilo y celos queria escuchar lo que fuera a decirle ese molesto principe

La resolución del espionaje, en la escena de la sala de conciertos.

Feroz fue rápido con el encargo y apenas unos minutos después volvió a presentarse en el salón de baile con el bardo.

La princesa Zelda se sostenía sobre el hombro de Mary Rose, quien se afanaba en abanicarla para que recuperara el sentido. Aunque seguía algo pálida, al menos ya podía mantenerse en pie. El cúmulo de emociones de aquella tarde había sido demasiado para sus delicados nervios, pero por encima de gatos enormes y directores de orquesta desaparecidos, una cosa rondaba su cabeza:

- ¡Me ha dejado tirada para largarse con la estúpida de Peach! ¡Ayyyyyy! ¡Cómo la odio!

Pero el príncipe azul de la princesa Zelda no tardó en volver a aparecer en el salón. Poco después de haberse retirado, Encantador regresó de la sala de conciertos con aquella sonrisa arrebatadora que lo tenía cautivado y no tardó en convertirse otra vez en el centro de atención del grupo.

Nada mas llegar de nuevo a la sala de baile me acerco al rey que habia requerido mi presencia.

- ¿Me habia llamado Majestad?

- la gente esta comenzando a desaparecer- digo intentando calmar mi voz sin conseguirlo del todo- necesitamos vuestro cuento.

- vos que sabeis de cuentos,¿ sabeis cuando ocurrira la siguiente desaparición, y a quien le tocará, si para entonces no esta vuestra historia terminada?

No podía evitar sentir temor por las princesas, ¡y yo sin casarlas!

Entro en la sala con el Bardo y me quedo cerca de él y del Rey mientras hablan.

¿Vamos a desaparecer? ¡Qué fuerte, colega! Lo del cuento está muy bien, pero una cosa no quita la otra. Veda y dinero para Porky y todo irá mejor, karma y cuento y... se me va la olla. A ver qué se cuenta el Rey ahora.

- ¿Que si puedo cear un cuento ahora mismo? Podría, sin duda. Pero ¿Como sería el resultado del cuento? Recuerde que el cuento se hará realidad para todo el mundo ¡Llevo toda la santa noche intentando conseguir que todos los personajes de mi cuento puedan tener un final de vivieron felices para siempre! -Hablo bastante fuerte, quiero que todo el mundo se entere de la situación

Miro al rey, no me gusta, no me gusta para nada. Su altivez a la hora de pedirme que salve a su ropio reino, cuando esa debería ser su responsabilidad, me sacan de mis casillas. Casi estoy por irme de este castillo de locos e intrigas y dejarlos desaparecer a gusto mientras continuo mi propio cuento.

-¿Quien será el siguiente? No puedo saberlo. Supongo estará preocupado por sus dulces niñas, aunque yo me preocuparía mas por los principes Encantador y Septimus ¿Cree que el reino de Macedonia podría afrontar una guerra en este momento si los herederos de Muy Lejano desaparecieran en su palacio en extrañas circunstancias?

Me apoyo en Mary Rose, no me queda más remedio para intentar conservar el poco equilibrio que me queda, pero la mueca de disgusto que aparece en mi rostro, es casi igual a la de oler el hedor del cerdo, -Como la metementodo vaya chismorreando sobre esto en palacio le cortaré la cabeza-, me digo a mi misma mientras tomo el vaso de sus manos y bebo un sorbo de agua.

Con incredulidad observo a Encantador ofrecerle a la rubia que le acompañe ¡y ella va!, -Será malnacida, ¡Los quiere todos para ella!, LA ODIOOOOOOOOOOOOO-. El mareo vuelve a mi, provocando que casi me desvanezca otra vez por el disgusto, pero me sujeto con fuerza a la sirvienta, mientras intento controlar mi respiración.

El lobo vuelve en compañía del bardo, lo cual hace que mi atención se centre en ellos, -¡El bardo!, él es la solución... tengo que hablar urgentemente con él, ¿Pero cómo?... piensa Zelda, piensa...-, pero mis pensamientos se ven interrumpidos por la pronta llegada de mi príncipe.

Lo observo fijamente y la amplia sonrisa en su rostro me preocupa, -No será... no habrá sido capaz...la muy...-, atemorizada por el libertinaje de mi hermana, decido darme prisa, necesito convencer al cantautor cuanto antes o será demasiado tarde para mi felicidad. -¡Lo tengo... tengo que encontrar el cofre!-.

Padre parece desesperado por el cuento, permanezco fijamente observándolo mientras acaricio la fina cadena de oro que descansa en mi cuello, -¿Por qué están desapareciendo los habitantes del reino?, Seguro que es alguna maldición lanzada por culpa de la tonta mono-neurónica y sus caprichos. Padre jamás ha dudado en dárselos todos, y claro, eso resiente al pueblo, si eso debe ser... Tengo que encontrar rápido la solución, cómo siempre. Pero esta vez será definitivo...-

Me vuelvo hacia Mary, soltándola y entregándole el vaso nuevamente, -Gracias Mary, ya puedes continuar con tu trabajo-. Camino hacia mi padre y con tranquilidad anuncio, -Padre, me retiro unos momentos hacia la biblioteca, necesito un poco de... uhmmm... tranquilidad-.

Doy media vuelta sin esperar siquiera la respuesta de padre, puesto que la mayor parte del tiempo lo único que hace es ignorarme y esta vez dudo que sea una excepción. Al pasar, hago una señal disimulada a Atura, Aluras, Asunta, -¡Dios algún día tendré que aprenderme ese nombre!-, al bardo, para que me acompañe cuando pueda librarse del rey. 

Antes de salir por la puerta, echo una mirada sonriendo a Encantador, -Ya caerás ya, serás mío bombón... No importa lo que haya hecho la rubia contigo, estás destinado a ser mi príncipe-.

Como ya había dicho todo lo que teníaque decir a su majestad y él ahora no me iba a ayudar con mi cuento me alejo de él. Veo como Zelda me mira disimuladamente y sale hacia la biblioteca. Lanzo un suspiro Parece que he conseguido que las cosas empiecen a moverse un poco.

Me retiro de la presencia del rey y sigo a Zelda hacia la biblioteca

Encantador entra en el salón de baile, con una sonrisa triunfante. Se acerca a la primera mesa de catering que ve y toma una copa de vino tinto, la agita, la huele y da el primer sorbo. Mientras saborea la exquisitez de la uva, observa las manos de todos los integrantes de la sala, buscando un anillo.

que significa eso de que su cuento se hará realidad? Tengo que hablar con él

Apresurado, apoya su copa de nuevo en la mesa y sale detrás del bardo antes de que cruce la puerta.

Caballero, creo que usted está buscando la mejor de las historias esta noche y opino que me necesita para ello. Debo decirle que la princesa Peach y yo estamos prometidos, ella está contenta con la decisión y realmente nos gustaría que incluyera nuestro amor mutuo en sus páginas, dice mientras mira a Zelda un momento con mirada reprobadora. A continuación mira de nuevo al bardo y utiliza la mejor de sus sonrisas mientras dice, por favor, escríbalo, ahora, antes de ir con la princesa a la biblioteca.

La princesa Zelda abandonó el salón de baile con el firme propósito de que la estúpida de su hermana no se saliera con la suya. Asurancetúrix, creyendo que aquel era el mejor momento para tener una charla con la princesa despechada, hizo el ademán de seguirla, pero justo en la puerta fue requerido por el príncipe. ¿Quién podría resistirse a su encantadora sonrisa?

Por otra parte, el cerdo Porky regresó junto al resto de invitados. Con el cazador Elmer y la antipática reina lejos de su Majestad, quizás aquel fuera un buen momento para volver a abordar a Picas con sus demandas.

- Majestad -llamo al rey Picas-, os propongo el siguiente trato: abogad por los derechos fundamentales vigentes en la LAP (Ley de Animales Parlantes) y, a cambio, trabajaré en la crianza de los mejores cerdos no parlantes de pata negra que habrá en el reino. Pensadlo bien: aceitosas lonchas de jamón de bellota, lomos exquisitos, finos patés...  Yo también hablo la lengua de los cerdos no parlantes, no me opongo a que estos animales sean alimento para humano. Sólo consideramos desde la LAP que son los animales parlantes quienes deben ser respetados. Así de sencillo. ¿Accedéis a mi petición?

Una vez que la princesa pudo mantener de pie... me dio las Gracias. Y le me incline hacia ella como princesa que era... y me aparte para que se marchara… y estuviera tranquila... pero la cara que tenia no estaba muy convencida por lo que vio. Cuando se fue su hermana con el Princesa Encantador. Me quede pensando. En todas las casas del palacio o gente plebeya se cuece habas... y tendrá que afrontar la realidad...

Vi. que llego mi marido Elmer con la Reina de Picas. Sabia que fueron a buscar a la Señorita Bruja piruja, para haber si la podía curar... pero ella era solo una Bruja no una curandera.

Mire a toda la gente y me puse a manos a la obra hacer mi trabajo, me fui a llevar la Copa de agua de la princesa a la cocina... Mientras que todo se iba poniendo mas animado...

me parece bien vuestra propuesta, asi todos salimos ganando.

Pero quiero añadir algo más a nuestro trato.... no tendras algo de... bueno, ya tu sabeh (gesto de fumar)

Con todo lo que esta ocurriendo, y ese presuntuoso bardo que se cree el mejor, se me estan alterando lo nervios y aunque pensé que habia superado el mono, esta situación me esta superando a mi.

No me convence mucho lo de Porky.

- Rey, esto, yo he cumplido. Lo de Porky no está bien, los no parlantes también son nuestros hermanos y me prometiste la veda y algo de dinero para mi colega. ¿Estamos de acuerdo?

Oigo algo de fumar y me animo.

- Eso sí me molaría, pero "cargadito", no sé si me explico.

Zelda se ha ido. Vaya, qué mal, y yo sin hablarla. A ver si se decide el rey y marcho para la biblioteca.