Partida Rol por web

Encendió su radio y se dispuso a comunicarse con todos sus compañeros.

Aquí Jack. Está anocheciendo ¿qué tal si nos reunimos todos en la playa para hablar de como ha ido el día y que hacer a continuación? Cambio.

Le alegraba saber que había un grupo de resistencia. Normalmente en todo acto dictatorial siempre había un bando, aunque fuera pequeño, de oposición compuesto mayormente por los más afectados. Por supuesto todos ellos siempre estaban controlados por un líder o varios, formando una especie de democracia donde dejaban todas las decisiones a un cabeza de turco, la voz cantante. Si quería averiguar más debía de dar con esa persona, dudando seriamente que fuera Selma.

Sí, me gustaría dormir aquí. Entre que el viaje ha sido largo y… esto.- Miró hacia la salida por la que había pasado Jake con cierta pena.- Estoy bastante cansada. Gracias.- El día había pasado demasiado rápido y tenía bastante información que dar a sus compañeros, esperando que ellos también hubieran hecho progresos por su parte.- Déjame ayudar. Puede que no sea con los puños, pero tal vez halle otra forma de seros de ayuda.- ¿Un agente secreto haciendo de espía en la línea enemiga para fingir que espía al otro bando? Ni ella misma lo entendía.- Puede ser un bruto y todo lo que tú quieras, pero sigo estando casada con él. Tal vez… tal vez pueda convencerle que estoy de su lado y me dé información que os sea útil.

Tras un tiempo que tarde en recibir el mensaje, y que pueda apartarme del resto, envio la señal

"Estaría bien"
"Playeo del Bueno"

 Selma miraba a la agente con una sonrisa, más no podía ocultar un ligero tono de resignación. Como escuchar que Zeta le quería dar más oportunidades a Jack no le gustara mucho. Pero respecto a la iniciativa de Zaheera para unirse a la pelea, Selama estaba contenta.

- Tu sabrás lo que debas hacer, niña... tu marido parecía muy convencido, pero el corazón de una dama puede ser lo ideal para cambiar su mente. Ahora espérame un poco que te armaré una cama para la noche.

 Dicho esto, Selma se retira de la habitación. Dejando a Zeta sola, a la cual le vibra el walkie que traía con ella.

 El niño se quedó pegado al agente, mirándolo curioso mientras el hombre le preparaba una bolsa. Era realmente inusual encontrarse con alguien así. No solo por la apariencia, sino por el gesto de bondad. Pip lo ayudaba con las elecciones, buscando tener frutas variadas (y alguna que otra golosina). Una vez terminado, el niño toma la bolsa.

- Yo y mis hermanos siempre estamos dando vueltas por el puerto... pero solemos dormir en el barco abandonado en la playa. Bueno... no son mi hermanos, pero es como si lo fueran. De todos modos... ¡GRACIAS! ¡USTED ES BUEN SEÑOR!

 Saludando efusívamente con la mano mientras se iba corriendo con sus pequeñas piernitas, Pip desaparece atrás de las piernas de la gente que circulaba por el puerto a la noche (que seguía siendo una considerable cantidad). Ahora Vladimir quedaba solo, y el walkie que llevaba comenzaba  a vibrar.

El agente vio al niño alejarse, tomando nota mental. Si lograba una buena conexión con ese pequeño y sus "hermanos", crearía una red de informantes en la isla, bastante útil para averiguar sin tener que ponerse tan en evidencia. Era un paso. Sintió entonces la vibración en el Walkie Talkie, por lo que se reajustó las gafas y buscó algún punto donde pudiera pasar desapercibido. Una vez allí, lo activó.

Bien. Cambio.

Por su parte, Giuseppe que ya había terminado su pequeña aventura en solitario, al menos el inicio de ella, por lo que con un amplia sonrisa en sus labios cortados por el sol de la playa, este volvió a la zona dónde habían desembarcado, esperando que, en efecto, allí hubiera alguien.

¡Cierto! ¡Tengo este cacharro!

Exclamó cuando estaba a punto de cometer un exorcismo a toda la playa al escuchar esas voces venir de ningún lado en específico y aún así siendo capaz de oírlas. Con cierta pasimonia y casi con una inocencia ciega, trató de encender el cacharro para poder hablar con el... por desgracia pese a encenderlo, no tuvo ese "sentimiento" de haberlo hecho, o al menos el conocimiento de ello.

¡Maldita sea la juventud! ¡Mientras ellos se perdían por ahí, yo estuve trabajando!

¡Ya no hacen buenos Agentes! ¡No como los de antes!

¡Der Freischütz, ese sí que era un buen agente!

¡Una pena que los Papanatas de los Americanos y los Malditos Comunistas...!

A pesar de estar sola, la agente india esperó a que los pasos de Selma dejaran de escucharse por el pasillo, acercándose incluso a la puerta en silencio para poner la oreja y comprobar que no hubiera nadie espiando. Además, buscó por la habitación cualquier indicio de cámaras que pudiera haber a simple vistas, alejándose de las ventanas para buscar los puntos ciegos. Puede decirse que era demasiado precavida, pero en misiones de infiltración cualquier medida era pequeña en comparación con lo que podía pasar.

Apoyada en la pared, se levantó un poco la camiseta que llevaba para ver con sus propios ojos el lugar donde le había propiciado el golpe. Palpó con los dedos la zona que empezaba a cobrar una tonalidad distinta, más oscura, arrugando el entrecejo en una pequeña mueca de dolor. Podía soportarlo, no era insufrible, pero sí le molestaba un poco si apretaba. Te pasaste de fuerza, grandullón.

Después buscó el walkie que le habían dado para establecer un punto de reunión, mínimo saber qué habían averiguado los otros, sorprendiéndose de recibir mensajes de todos ellos antes.

Respondió algo rápido y conciso, prácticamente de la misma tesitura que Vladimir, antes de separarse de la pared y esconder el walkie. No podía irse todavía, no sin asegurarse que el resto estaban durmiendo y, técnicamente, Selma dijo que volvería.

Recibido.

 Los agentes se habían puesto de acuerdo; y una reunión para ponerse al día entre todos era lo siguiente en la lista. La información recogida por el grupo era variada y era cuantiosa, habiéndose enterado de diversas cuestiones a lo largo de su primer día en la isla.

 Ya cuando el sol mostraba sus últimos resplandores en el horizonte y asegurándose de que podían retirarse de sus lugares de acción sin levantar sospechas, los agentes se encontraron en la playa.

 Finalmente, con el sol ya escondido y con la oscuridad como la principal protagonista, los agentes llegaron al punto de encuentro para hablar de su día. Podían ver aquel bote que les ayudó a llegar a la isla en la mañana de ese mismo día; algo que parecía lejano con todo lo que habían vivenciado. Más allá de eso, no había nada ni nadie más que perturbara a los agentes.

 Con la humilde luz de una linterna en el centro del círculo formado por los agentes, comenzaba así la reunión.

Vladimir se acercó hasta donde había quedado el botecito, y lo arrastró hasta el interior de la playa, dándole la vuelta para hacer un banquillo improvisado frente al fuego. Con un gesto se los ofreció tanto a la dama del grupo, como también al viejo que claramente había sido un seguidor de Mussolini.

Manteniéndose en pie, sacó su pitillera, de la que extrajo un cigarrillo pequeño, acercando la punta al fuego de la hoguera antes de llevárselo a los labios. Lo primero que hizo fue mirar a McTaker. -¿"Hey, viejo"? ¿En serio?- Dijo con media sonrisa, entre divertido e irritado.

Jack llegó al punto de reunión el último, con sus pasos pesados y lentos. - Fua, no dijeron que había que andar tanto en esta misión. Hijos de puta... - decía resoplando. Se fijó en Zaheera, a la cual se acercó la primera y la palpó un poco por los costados. - ¿Estás bien? Espero no haberte dado demasiado fuerte. - comentó con gran preocupación.

Se giró hacia el resto y explicó lo que habían hecho a lo largo del día. - Zeta y yo hemos fingido ser pareja. Hemos discutido delante de todos y hemos llegado a las manos, eso ha hecho que yo gane el respeto de los que trabajan para Peggy y ella de la resistencia. ¿Qué habéis hecho los demás?

Esperó hasta el último momento para irse del lugar donde estaba, intentando mirar a todos lados cuando andaba por las calles y oculta entre las sombras para que nadie la reconociera, tardando un poco más de lo debido en llegar al punto de reunión aunque no fuera la última en hacerlo.

Para su gusto, una reunión en la playa era demasiado poético pero, a la vez, les exponía. Desde lejos podían pensar que era un grupo de amigos bebiendo cerveza a la luz de una linterna, apartados de los bares y la jurisdicción con tal de pasar un buen rato, pero también les dificultaba esconderse si fuera necesario. Tendrían que tener cuidado y no llamar demasiado la atención.

Saludó a los presentes con un asentimiento antes de sentarse en el bote girado, cruzando las piernas y con la mirada perdida en el romper de una ola, esperando a que llegaran los faltantes. Escuchó a Jack, el último detrás suya pero, antes de que pudiera girarse, le palpó los costados soltando una molesta mueca.

No te preocupes, hiciste lo necesario para infiltrarte.- Se levantó lo suficiente la camisa para que viera la marca del golpe sobre su tez oliva, una tonalidad más oscura en la zona de las costillas.- Y gracias a eso logré su favor. Bien hecho grandullón.- intentó tranquilizar a Jack con sus palabras. ¿Le dolía? Evidentemente, había sido una patada en el estómago, pero no tenía intención de victimizarse al respecto.- Según entendí hay un grupo de defensa, pero todavía no se alzaron. Están asustados por lo que puedan hacerles, pero no creo que tarden demasiado si la situación sigue como ahora. Me ofrecieron asilo para no regresar contigo.- Ladeó el rostro mientras miraba a su “marido” postizo con media sonrisa.- Estoy intentando convencerlos de que puedo ser su espía. Volver a tu lado, ser una obediente esposa en filas enemigas mientras les suelto información a la resistencia. Tal vez funcione, sobre todo porque podríamos controlar ambos lados.

El siguiente en llegar sería Giuseppe Roni, el cual tenía su abito cubierto de arena por haber andado toda aquella primera aventura, o mejor dicho, toma de contacto, por la playa. Su mirada siempre cansada observó a aquel grupo de jóvenes agentes y una leve mueca de malestar se dibujó en su rostro.

-Espero que no la hayáis fastidiado -dijo con expresión seria- Mañana tomaremos el puerto sin siquiera mancharnos demasiado las manos. Igual que hicieron los Americanos con los Americanos del Sur... ¿Vosotros habéis hecho algo para mereceros la paga?.

Mientras Giuseppe hablaba, este mas que mirar a sus compañeros estaba en busca de alguna buena roca en la que poder sentarse a descansar, a fin de cuentas, una de las cosas que nunca perdona es una suegra, y la peor suegra de todos los tiempos siempre será eso mismo, el tiempo.

Por último llega McTaker, que ha estado arreglandose el peinado al estilo 80

"Bueno, en mi caso ha sido... A ver, como os lo pongo"
"Me he encontrado con un periodista. Han secuestrado a su esposa -y a la de mucha más gente-. Y la retienen en un campo de Yoga, Concentrandose. O algo así. Un campo para concentrarse. Ni idea, esas cosas New Age místicas"

"Hay una posibilidad de crear una resistencia, de tomar ese Campo de Yoga, y de reunir  la gente, tanto extranjeros como locales. Iniciar un movimiento. Por el momento le he fabricado una radio codificada disimulada como una radio 'loro' de esos que los Punks llevan. Sólo yo puedo hablarle y tal"
"¿Que os parece?"

El ruso se limitó a negar levemente al ver como McTaker ignoraba su pregunta. Cada uno expuso como habían abordado el tema desde distintos ángulos, excepto, como no, el cura que se limitó a insultarnos sin soltar prenda sobre qué había hecho.

Miró hacia Zeta mientras ella mostraba el cardenal que Jack le había hecho como tapadera; aún sabiendo que todos ellos estaban entrenados para soportar torturas y todo tipo de heridas, crujió sus nudillos imperceptiblemente un instante. Se quitó las gafas falsas y las puso en su bolsillo. -Mis avances no fueron tan amplios. He tratado con uno de los niños callejeros. Él y sus "hermanos", probablemente otros niños de la calle, viven por un barco abandonado. No están acostumbrados al buen trato, pero les regalan cigarrillos gratis un hombre cerca del hospital. Es posible crear una red de comunicación con estos niños si creamos un buen contacto.- Explicó por encima la idea que se le había formado inicialmente.

-A ver, Pater, cuéntenos: ¿Qué gran avance hizo usted para creer que este problema acabará mañana?- Dijo, mirando con ojos de hielo al eclesiástico.