Partida Rol por web

Zenji abrió la puerta sin mirar y no se dio cuenta de que el suelo del camarote... ya no estaba. A duras penas logró agarrarse al manillar de la puerta, quedándose colgando por ella, con el fondo del barco a varios metros de altura y una muerte cierta si se caía sobre la sala de motores, que era lo que parecía haber justo abajo.

Al final estaba siendo un japonés tonto, muy tonto, al pensar más con lo que tenía en los pantalones, por pequeño que fuese, en lugar de con la cabeza.

El bueno de Zenji en verdad estaba muy colgado de Diana y no fue capaz de ver que no había nada materia tras aquella puerta. En cuanto avanzó entre risas tentando a Diana, su pie no tocó superficie alguna y fue a precipitarse al vacío. Por suerte, sus reflejos fueron lo suficientemente buenos para sujetarse con su manos en el borde, y su fuerza la suficiente para resistir y auparse nuevamente a lugar seguro. Estaba dudando la gota fría y temblando, por poco no lo había contado...

- Lo siento... Yo intentar centrarme y dejar de comportar como estúpido... - le dijo en tono entristecido y compungido a la atractiva joven. En verdad deseaba besarte y hacer el amor contigo, pero quizá no ser buen momento...

Mientras investigaba llegue a una de las habitaciones en la que habia algo de ropa con la que me vestí y cogi algo mas para Jack y para el nipón, para cuando volví con el resto parecía que este quería morir; les lance a ambos las ropas aunque al nipón con menos delicadeza que a Jack.
Aqui tennis algo con lo que vestiros les dije mientras ellos copian la ropa he encontrado una radio pero no funciona, que tal ha ido por aqui? pregunte retóricamente pues parecía que el grupo no habia avanzado gran cosa.

Teníamos pocas opciones pues no sabia si Zenji y Diana habían encontrado algún bote en el que cabieramos todos para salir de aquel lugar, asi que pocas posibilidades nos quedaban mas que seguir investigando.
Movamonos y sigamos investigando les dije mientras cogia a Jack por la mano y le obligaba a seguirme con la esperanza de que el resto hiciera lo mismo.

- ¿Hay o no hay bote? - Preguntó la monja con gesto de irritación. - ¿No queréis salir de este maldito lugar?

Desde luego, poco o nada iban a encontrar de valor en aquel barco medio hundido. Lo que necesitaban si o si eran provisiones. Esperaba encontrar alguna lata de conservas en las cocinas del portaaviones, pero podía ser que ya hubieran sido saqueadas. Lo único cierto era que aquella chatarra no iba a sacarles de allí, por lo que lo más lógico era empezar a recoger alimentos, agua y meterlos en un bote. Salir de aquella zona bajo el control y antojo del caprichoso tiempo, era la mejor idea que podían tener y la única esperanza de vivir mucho más que tenían en esos momentos.

Mientras decidíais si había bote o no, otro temblor sacudió toda la isla y a vosotros con ella, a pesar de encontraros en el barco, y cuando regresó la tranquilidad, un extraño ruido pareció aproximarse. Era como el sonido del agua al romper contra la playa, solo que en este caso, parecía mucho más fuerte.

Al asomaros...

Una ola gigante cruzó por encima de todo el barco, dejandoos completamente empapados y lanzando a todo el que se encontraba en cubierta contra el suelo.

Tras la retirada del agua, todo volvió a quedar en calma.

- ¿Qué diantre ha...? - Aquella ola no había sido algo normal. Estaba todo en clama y de repente aquello. - ¿Qué ha pasado? - Preguntó la religiosa. - Eso no es algo normal. No es natural. Aquí pasa algo extraño.

La evidencia hecha palabra. Lo supo nada más decirlo, pero ya lo había dicho. Sí, pasaba algo extraño. Llevaba pasando desde que aterrizaron en aquella jodida isla de mierda. No tenía porque repetirlo. Sus compañeros lo sabían bien. Porqué, quisiera o no, aquellas gentes tan diversas que en cualquier otra situación hubiera deseado mantener alejadas, se habían convertido en sus compañeros y aunque nunca lo admitiría, empezaban a caerle bien, todos menos el japonés. Aquel amarillo le sacaba de quicio.

- ¡Venga, en marcha! - Dijo entonces internándose aún más en las entrañas de aquella nave. Necesitaban comida. Si iban a emprender un viaje en bote, iban a necesitar provisiones. No sabían cuantos días podían estar a la deriva. - Tenemos que hacernos con provisiones. Es fundamental. ¡Y debemos hacerlo antes de que pase nada malo de nuevo! - Y sin más, comenzó a buscar.

La Hermana Claire revisó todo el lugar, sin encontrar nada de utilidad, para comer o que pudiesen disparar, pero lo que si hizo fue hallar un bote entero. El USS ELDRIDGE, como se llamaba aquel barco, al menos había aguantado lo suficiente como para ofrecerle una alternativa para salir de allí, y lo mejor de todo era que cabían todos. Lo único que debían hacer era bajarlo.

Sextus obedeció cuanto pudo y me mantuvo en un ligero segundo plano hasta que la ola casi lo tira de la cubierta abajo.

Meneando la cabeza, se dirigió de manera rauda hasta donde estaba la mujer morena.

Señora Carter. Tendría la bondad de dejarme el instrumental de comunicaciones. Soy, algo así como un experto en el tema. Me gustaría ver si existe alguna posibilidad de hacerlo funcionar.

No dijo nada sobre qué pensaba que no iban a venir a rescatarlos. Él mismo, creía, que nadie en su sano juicio vendría a la isla de los horrores.

Y cayo en cuenta de una cosa. La isla debía de sobrevivir, al menos varios años más, pues los científicos llegarían a ella en el futuro.

Quizás podría hablar con ellos, y que le dieran coordenadas y vectores de acercamiento, y poder escapadas de allí.

Si es que sobrevivían al barco fantasma. Estaba todo quemado, pero no había ni un solo cadaver. Era espeluznante la verdad.

Mientras seguia investigando por el interior del barco note el horror en la cara de mis compañeros y al mirar por uno de los ojos de buey vi una enorme ola que se acercaba a nosotros, por suerte ninguno se encontraba en el exterior para que aquella inmensa ola se lo llevara por delante pero estaba seguro que aquella isla de una manera u otra quería acabar con nosotros.

Sextus me pidió que le acompañara hasta el lugar en el que se encontraba la radio y lo lleve allí para ver como empezaba a toquetearla, solo esperaba que tuviera suerte y pudiera ponerla en marcha y saliéramos de allí.

Los intentos por arreglar la radio fueron el todo infructuosos. Normal, pues estaba hecha mierda. Una radio quemada, por mucho que tocara uno sus quemados cables, seguiría siendo una radio quemada y además no funcionaría. Eso que, para el hermana era evidente, no lo parecía ser tanto para Sextus. Lo entendía. Por una vez en la que podía destacar, hacer algo digno de mención, tenía al menos que intentarlo. Pero ya lo había probado y no había servido para nada. Y ahora tocaba salir de allí.

- Vamos a bajar el bote al nivel del mar y salgamos de aquí cuanto antes. - Dijo entonces la hermana. - Antes de que empiecen a reproducirse más olas gigantes como la anterior. 

Claire subió a la cubierta. Esperaba que la siguieran. Había encontrado un bote en buen estado. Era la herramienta que necesitaban para salir de allí. Era su esperanza de sobrevivir al caos reinante en aquella isla. Era su única salida. Al menos que aquella extraña mujer guerrera supiera. Una vez junto al bote, se fijó bien en el mecanismo de poleas que servía para hacer descender el bote. Rezaría para que funcionara correctamente, aunque dada su suerte, difícil lo veía.

Si la ola gigante viene de mar adentro. Estamos más seguros aquí que en un bote salvavidas. Ese tamaño de oleaje volcaría la embarcación más pequeña.

Contesto el erudito. Pero observando la cara de la mujer alemana se dio cuenta, de que ella pensaba seguir en movimiento. No había manera de que pensara en quedarse.

Volvió a mirar la radio. Aquellas cosas se podían arreglar, con un par de puentes y atajos. Pero qué demonios. Allí podría quedarse, junto con el resto del navío fantasma.

La hermana parecia empeñada en que saliéramos de allí con el bote que el nipón y la alemana habían conseguido encontrar, escuche las palabras de Sextus y no pude mas que darle la razón.
Si esperamos aqui la isla se enfriara y no quedara mucho en ella que pueda matarnos a no ser que existieran cucarachas radioactivas que soportaran un rio de lava?

Usted hermana siga con el bote yo voy a ver si encuentro algo mas, necesitábamos víveres o incluso un misil nuclear... cualquier cosa servia en aquella situación

Carter continuó mirando a su alrededor. No sabía cuánto tiempo llevaba el barco en aquel lugar, pero parecía que hubiese pasado años, bastantes. Además, todo estaba calcinado, como si hubiese sido sometido a una enorme temperatura. Había ropa, pero destrozada, comida, más dura que una piedra o podrida, y poco más.

Si encontró mapas generales y un diario de abordo, con la última entrada destacada en rojo:

28 de octubre de 1943

Hoy vamos a hacer historia. Con los experimentos que están haciendo, estamos seguros de que conseguiremos ganar la guerra. Los japoneses ni siquiera sabrán por dónde llegamos, porque ¿cómo iban a saberlo si somos invisibles? La tripulación está nerviosa y todos quieren hacer un buen papel. Estoy muy orgulloso de todos ellos.

Después habla un poco de los detalles técnicos del barco, etcetera.

Hemos hablado con gente del futuro que también estaba en la isla, y no creo que el volcán fuera a suponer muchos cambios. Pero ¡ea!, se hará lo que diga el grupo. 

Que era lo mismo que decir que se haría la mismo que decidieran las mujeres guerreras del grupo. 

Que suerte!

Encontrar armas estaba bien, al menos si se nos presentaba algo contra lo que disparar, porque cosas como la ola que nos bañó prácticamente enteros era algo que me daba mas miedo que estar en la isla.

Igualmente, lidiar con la líbido insaciable de Zenji era inútil. El arrastrarme hasta un sitio mas "privado" casi le hace caer a un lugar sin fondo. Me veía tirándome a agarrarle por el salami con tal que no se cayera al vacío.

- Zenji.- Le cogí por los hombros y le hice mirarme antes de decirle algo que le iba a marcar para toda al vida.- Soy vegetariana. Nada de salami por hoy.

Una vez aclarado que no era el momento ni el lugar, como en la playa...ese SI habría sido un buen lugar... la idea de salir de allí en la canoa parecía buena idea.

- Salvo que el volcán ese nos tire algún pedrusco caliente justo aquí- Añadí en contraposición a las palabras de Carter.-¿ Y esas grietas temporales? Si encontramos una podríamos...irnos de aquí.- Pregunté de forma tímida al interprete que de esto sabía algo mas.

Voy a morir ahogada, quemada o por Snus-snus japones.

La ola gigante que rompió en cubierta había empapado nuevamente a Zenji, que a duras penas se sujetó para no irse a tomar viento. Estaba empezando a pensar que alguien les había maldecido, y al ver que la monja quería bajar el bote para irse mar adentro, creyó que había perdido por completo la cabeza. Si estando en un destructor, aunque estuviese en estado deplorable, apenas habían contenido esa ola gigantesca. ¿De veras quería subir a una mierda de bote y navegar mar adentro? Ilógico.

Zenji tenía claro que no se movería de aquel lugar, estaba completamente empapado y muerto de frío, tiritando y desnudo, al borde de una hipotermia. Él deseaba seguir registrando el barco para hacerse con un poco de ropa o al menos una manta o similar, no deseaba morir.

La radio estaba inutilizable, las armas más de lo mismo, y había comprobado de primera mano que no había camarote de capitán, directamente había desaparecido. Sólo quedaba intentar ver si en algun camerino de la tripulación había algo con que cubrirse, por lo que mientras debatían que hacer o si regresar a la playa tras el volcán, el nipón buscaría algo útil para entrar en calor. ¿Encontraría algomo moriría de una hipotermia?