Partida Rol por web

La forma en la que estaban siendo tratados ambos dejaba mucho que desear y se podía considerarse hasta hostil. Zenji se veía impotente ante la situación y solo trataba, en la medida de sus posibilidades, que aquellos bárbaros no terminasen por violar a Diana de un momento a otro. Al inicio trató de frenar cualquier intento de que la tocaran, pero era evidente que llamaba mucho la atención por su hermosa figura, bello semblante, y en especial por el color rubio de su pelo, lo cual parecía fascinados y no dejaban de tirarle del pelo haciéndola gritar de dolor, y era imposible evitar el contacto y que la manosearan y tirarán de su cabello, pero al menos si que podía evitar que acabasen desnudándola al completo y pasando a mayores.

El nipón repartió puñetazos a mansalva, pero fundamentalmente se preocupó por mantenerse casi pegado a Diana hasta que ambos cruzaron aquella puerta en la empalizada y fueron conducidos al interior, dónde esta vez tanto hombres como mujeres volvieron a manosearla movidos por la curiosidad. Inevitablemente Zenji fue desprovisto de sus endebles ropas de hospital, las cuales terminaron echas jirones, y solo quedó ataviado por un calzoncillo que en cualquier momento podía terminar desapareciendo. Sentía rabia.

Puede que alguna mirada lasciva se posara en su persona, pero poco le importó. Viendo a Diana forcejear e incluso morder a sus captores, pero teniendo que en cualquier momento terminasen golpeándola y dejándola inconsciente y completamente a merced, Zenji hizo lo único que podía hacer. Acercarse hasta ella y abrazarla, sentándose ambos en el suelo y pegados uno al otro extendiendo las piernas semiflexionadas en direcciones opuestas. Trataba de evitar a toda costa lo peor, y al menos intentaría dejar claro que su querida rubia no era un juguete sexual.

- ¡Basta ya! ¡Nos hacéis daño! - gritó Zenji sin soltar a Diana y esperando un momento de paz ante tanta vejación. Que nadie la toque. ¿Está claro? ¡Largo!

Pero intuía que aquello no iba a ser suficiente, ni iba a lograr el propósito. ¿Qué opciones tenían?

Gracias al fino sentido de la orientación de Jack, y a pesar de no verse tres en un burro, un pijo y ver menos que Pepe Leches, logró llegar a una zona en la cual el aire que llegaba parecía indicar que había una salida cerca.

También empezasteis a notar un calor asfixiante de repente, como si alguien hubiese encendido un horno.

Poco a poco el túnel fue iluminándose, un resplandor amarillo-rojizo de lo más extraño, teniendo en cuenta que estabais bajo tierra, y cuando alcanzasteis una nueva bifurcación y visteis un agujero en el suelo, mirasteis, empujados por la curiosidad y por los vapores que salían por él.

Había un lago de magma bajo vuestros pies, muchos metros abajo, pero el calor que salía no solo era sofocante sino que también os impedía respirar.

Entonces, un temblor movió toda zona, haciendoos trastabillar y obligandoos a que os agarraseis con fuerza el uno al otro para no caer. Al mirar hacia abajo, visteis además que el maldito magma... ¡¡¡estaba subiendo!!!

Un enorme temblor sacudió toda la isla, haciendo que el suelo se moviese a un lado y a otro y que no os cayeseis al suelo únicamente porque estabais rodeados de indígenas babosos y con las manos muy largas, pero incluso ellos se asustaron con el ruido, atronador, y el movimiento de la tierra.

Confundidos, aterrorizados, empezaron a hablar y gritar entre ellos y por un momento, parecieron olvidarse de vosotros.

Rodeados de arboles y vegetación, estabais agobiados intentando encontrar un camino para llegar a la playa, cuando un ruido atronador resonó por toda la isla y todo el suelo tembló, como si se estuviese produciendo un terremoto.

No caísteis al suelo porque no había espacio libre para ello, pero parecía evidente que los animales no eran lo único que se oponía a vuestra supervivencia. La isla entera parecía estar conspirando para mataros de una manera u otra.

Sera posible. Un moviendo sísmico de tal envergadura solo puede significar una cosa. En esta isla hay un volcán, y puede que este entrando en erupción.

Dijo con tono completamente alarmista el traductor, que era lo mas cercano a un hombre de ciencia que se iban a encontrar, al menos sin el doctor presente.

Fuimos siguiendo el camino que a veces subía y a veces bajaba, otras a la izquierda y otras a la derecha; comenzaba a marearme y yo solo quería un maldito lugar en el que poder descansar!!!

Cada vez que avanzábamos un paso hacia mas y mas calor
-Lo notas JacK?? le pregunte esperando no ser la única y que aquel calor no fuera de mi cuerpo deseando el suyo pero cuando dimos la siguiente curva.... allí había un agujero del tamaño de un cráter, Jack y yo no pudimos evitar cogernos por la cintura y mirar al interior cuando vimos que una columna de lava se encontraba en ella subiendo hacia nosotros.

Jack y yo nos miramos y ambos supimos lo que teníamos que hacer así que nuevamente comenzamos a correr en dirección contraria a la que habíamos venido, ahora solo nos tocaban dos cosas o probar el camino 2 o salir por donde habíamos entrado y ser quemados por la lava.

- Sextus... - Le dijo al hombrecillo posando una de sus santas mano sobre el hombro de éste. - Tenemos que volar.

No era algo literal, aunque tanto ella como él ya lo habían hecho durante aquella aventura. Lo que decía era que tenían que seguir avanzando a paso ligero y si podían correr, casi que mejor. Que un volcán amenazara con hacerles saltar por lo aires, no era algo bueno, ni que pudieran controlar, aunque... ¿Podían realmente controlar algo de lo que estaba sucediendo?

- Sé que no está bien dejar atrás a nuestros compañeros, pero lo importante ahora es sobrevivir. - Trató de razonar con el soldado. - Luchar contra una tribu de indígenas que conocen bien el terreno o contra un gorila tan alto como un edificio, no está al alcance de nuestras posibilidades. En la vida y en la guerra, uno tiene que saber cuales son sus límites, pues si los sobrepasa, difícilmente vivirá un día más para contarlo. - Apretó sus dedos contra el hombro de aquel hombre. - ¿Seguimos?

Aún en plena oscuridad parecía que mi sentido de la orientación no me había fallado y habíamos un camino relativamente seguro, pero aquel ambiente de sofoco ni dejaba de aumentar a cada paso que dábamos y no me gustaba un pelo pero no podíamos hacer otra cosa más que avanzar..

Al cabo de unos pocos metros un tono rojizo comenzó a dibujarse en las pareces y asentí a la pregunta de Carter mirándola-Si...hace un calor de mil demonios aquí abajo- comenté notando como los primeros chorretones de sudor comenzaban a deslizarse por mí espalda y cuando llegamos a aquella bifurcación dimos con el origen del calor, de aquel cráter provenía un calor ardiente y al asomarnos no tuvimos más opción que agarrarnos uno al otro al ver aquel magma momento que miré un momento a los ojos y joder que bonitos eran, aquel color rojizo reflejado en ellos les confería un toque terroríficamente sexy, tragué saliva y volví a mirar el agujero, no podía, no debía..-Joder! Está subiendo, vamos vamos corre!- grité cogiéndola de la mano y tirando de ella por el otro camino-¿Es que no hay un puto sitio tranquilo en ésta mierda de isla?- mascullé agitado mientras me aseguraba de que Carter me siguiera el ritmo.

A pesar del calor sofocante, lograsteis correr lo suficiente como para conseguir cierta ventaja. Mirabais atrás cosntantemente desde el túnel, pero tardasteis bastante tiempo en distinguir la lava saliendo y empezando a deslizarse por donde ibais vosotros. Sin tiempo para respirar, ni tampoco para pensar, y después de quién sabe cuántos metros, kilómetros o años luz, llegasteis a una zona en donde el túnel terminaba abruptamente... en un gigantesco conducto vertical que parecía caer durante a saber cuánto tiempo, en la oscuridad, pero que también comunicaba con el exterior... unos cuantos metros más arriba.

Detrás de vosotros, la lava se acercaba, así que solo había un camino posible.

Subir.

Y no caerse, por supuesto.

Al final, entre tantas manos y pies, Diana consiguió zafarse y metiéndose por entre las sudorosas y sucias piernas de aquellos nativos, consiguió salir fuera del grupo, aunque el pobre de Zenji todavía seguía allí dentro.

Tenías la ropa desgarrada y si te hubieras quedado más tiempo, habrías acabado sin ella, fijo, pero afortunadamente, ahora era el amarillo quien tenía un problema y tú, disponías de campo libre para huir, aprovechando que todos parecían correr de un lado para otro, asustados, con los niños en brazos, preparándose para huir. 

Por cualquier motivo, ambos habíais tenido bastante suerte, como lo demostraba el hecho de que hasta entonces no habíais encontrado ninguna dificultad que os impidiese continuar.

Claro que eso iba a cambiar.

De repente, varias lianas se enredaron alrededor de vosotros y tiraron con fuerza para atraeros hacia las alturas, en donde el árbol que teníais a vuestra espalda, se transformó en una gigantesca planta carnívora. Algunas grandes hojas se desplegaron y pequeños y afilados dientes que formaban varias hileras en sus bordes, se prepararon para recibiros con alegría, como si fueseis un manjar exquisito, acompañadas de otras "bocas" más pequeñas.

O mejor dicho, el desayuno de los campeones, porque aquella planta era la más grande que habíais visto jamás.

No podía ser verdad. Allí hasta las plantas tenían voluntad asesina. Casi no podía creer que lo que estuviera sucediendo no fuera producto de la peor de las pesadillas, pero asía era, pues sentía bien el dolor que le estaban ocasionando todos los infortunios con los que se topaba constantemente. Sin duda alguna estaba siendo castigada por fuerzas superiores a las de la lógica. Si era Dios o era otro ente el que le había enviado a aquella isla homicida, no lo sabía pero estaba convencida de que alguien estaba detrás de todo eso.

La hermana luchaba con todas sus fuerzas por tratar de zafarse de aquellas plantas carnívoras. Eran plantas, pero eran fuertes como osos y con aquellas extrañas fauces trataban de engullirles. La hermana sudaba por desembarazarse de aquel nuevo problema. No daba crédito a lo que le estaba sucediendo. No podía ser muy difícil escapar de aquella planta, porque... ¡Al fin y al cabo, era una planta! 

- ¡Sextus lucha por tu vida! - Le gritó al intérprete mientras pataleaba, golpeaba e incluso mordía.