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Madrugada del día 09 al día 10

Se vuelve hacia mi de nuevo, con esos intensos ojos oscuros que tan loco me hacen volverme, con esa mirada en la que podria perderme, y todavia con esa tristeza que me hace romperme. Por lo menos no ha esquivado mi contacto.

Mi mano enguantada esta suspendida entre nosotros, cerca de su cara, a apenas unos centimetros, en otra ocasion esos centimetros bien pudieran haber significado valles, oceanos y montañas, pero en este preciso instantes son tan escasos como facil es terminar de alargar mi mano y despositarla en su mejilla.

Me hace la misma pregunta que llevo noches tratando de responderme a mi mismo, quiza la pregunta mas importante que me han hecho en años, y sin embargo no tengo idea de cual es la respuesta. Lo unico que se es que esta es mi vida en este momento, un monton de complicaciones, de problemas, de los que no solo no huyo sino que ademas busco enfrentarme.

- Porque te respeto -digo dedicandole una mirada intensa a sus enormes ojos, al labio que le partieron durante su reciente pelea, a la humedad que ha dejado el vino en ese mismo labio mientras noto su calido aliento sobre mi muñeca.

Madrugada del día 09 al día 10

Mis ojos hacen un camino rápido desde sus ojos, a sus labios, a su mano. La duda se extiende por mis facciones. 

Su respuesta no me convence. ¿Que me respeta? ¿Y por eso está buscándome incansablemente desde que nos cruzamos en ese campo de vuelo? No tiene sentido. Es como si necesitase meterse en cualquier situación que no le conviene, enfrentarse a problemas todo el rato. Como si yo solo fuera una especie de terapia de choque que le impulsa a seguir con ese comportamiento inconsciente y kamikaze. 

Quiero hacerle una pregunta, una pregunta que podría romper esta repentina paz. Necesito la respuesta pero, a la vez, no estoy preparada para escuchar lo que creo que puede decir y tener que volver a huir. Ahora no. 

—¿Sólo me respetas? —pregunto en un tono bajo, acercándome unos milímetros a su mano. 

Madrugada del día 09 al día 10

¿Que la respeto? ¿Que clase de tonteria acabo de decir? Es mucho mas que eso y sin embargo... ¿Soy capaz de decirlo? ¿Soy siquiera capaz de sentir algo como eso? La respuesta parece meridianamente clara, es evidente que si.

- No Fiora, es mucho mas que respeto y tu lo sabes, porque me has demostrado que eres inteligente, observadora y probablemente la mujer mas fuerte que haya conocido jamas - digo mientras noto el calor que se filtra a traves de la mano que tengo apoyada sobre su mejilla, acercando lentamente mi cara mientras fijo mis ojos en los suyos - Me gustas Fiora Vossendir.

Madrugada del día 09 al día 10

Suspiro ante su respuesta. No quiero que se fije más allá en mí, no puedo soportar ese nivel de involucración emocional.

La parte de mí que desea quedarse quiere pensar que solo está diciendo tonterías por el alcohol, que no lo está diciendo en serio. Pensar que realmente va en serio con lo que está diciendo provoca un nivel de pánico en mí que no puedo controlar, filtrándose directo a mis ojos. 

Cojo la botella y bebo un trago largo antes de volver a dejarla en el suelo y vuelvo a acercarme a él hasta rozar su nariz con la mía. 

—Vamos a hacer una cosa... Voy a olvidar la tontería que me acabas de decir y tú vas a encargarte de que esta noche no sea más jodida de lo que ya es —susurro haciendo que sienta mi aliento con olor a vino en su boca y paso mi lengua suavemente por sus labios. 

Madrugada del día 09 al día 10

Su respuesta me desconcierta un poco, aunque muy en el fondo tenia que haberlo imaginado... era verdad que este sitio no es en absoluto un lugar en el que sentir ese tipo de cosas, un sitio en el que abrirte a los demas, pero lamentablemente no podia evitar sentir eso. Me habia tocado hasta lo mas hondo de mi ser.

A pesar de su frase se acerca a mi, noto el aliento calido y con olor a vino, me estremezco de arriba a abajo en cuanto siento su lengua pasearse por mis labios. Noto como su pelo cae en cascada por su espalda, joder me encanta esa sensacion. No niego el riesgo que conlleva llevarlo suelto, pero poder acariciarlo junto a su espalda es una sensacion indescriptible.

La rodeo con mis brazos y la atraigo hacia mi, deslizo mi mano derecha por su espalda recorriendo de manera aproximada la marca que en ella tiene por encima de la ropa. Mi mano izquierda se apoya sobre su cadera dibujando pequeños circulos en el pulgar entre su top y su pantalon. 

Atrapo su lengua suavemente entre mis dientes con un pequeño mordisquillo y deslizo mi boca desde sus labios a su cuello, besnado suavemente cada cavidad que encuentro, pasando mus humedos labios por su cuello y subiendo hasta llegar a su oido y besar el lobulo.

Mantengo mi boca cerrada y contengo cualquier otra palabra estupida que pueda salir por ella.

Madrugada del día 09 al día 10

No sé si es capaz de entenderlo pero no quiero preocuparme por eso. Esto es todo lo que puede ocurrir ahora mismo y puede aceptarlo o dejar que me vaya a otro sitio a sufrir esta noche. 

Finalmente toma la mejor de las decisiones y me acerca a él. Me siento a horcajadas sobre él mientras me acaricia. Paso mis manos por detrás de su cuello, acariciándole suavemente la nuca con las yemas de los dedos y realizando suaves caminos con las uñas. 

El mordisquito saca una media sonrisa por mi parte y disfruto de sus labios en mi cuello con un suspiro placentero. 

Estamos al aire libre y no es el mejor de los lugares para estar haciendo esto. Sobre todo con él, esto va a generarme muchos quebraderos de cabeza que esta noche están muy aplacados por el alcohol y la pena.  

Deslizo mi mano derecha hacia su barbilla para poder besar sus labios. Atrapo su labio inferior con los dientes y tiro ligeramente hacia mí. No puede decirse que no he deseado esto constantemente desde que empecé a sentir la tensión que crecía entre ambos. 

Madrugada del día 09 al día 10

Se sienta sobre mi y pasa sus brazos alrrededor de mi cuello, la trapo contra mi con mi brazo iquierdo, tratando de eliminar cualquier espacio que quedara entre nuestros cuerpos. Notar cada centimetro de su cuerpo bien definido y torneado por el esfuerzo continuo.

Levanta mi cabeza y me besa, atrapa mi labio entres sus dientes, estirando los puntos aun por cerrar, el dolor y el placer que me produce se mezclan en un torbellino de emociones que esta a punto de nublar mi mente. 

Mi mano derecha sube por su espalda hasta su nuca y atraigo su cabeza hacia mi, la beso suavemente al principio, y despues con intensidad y pasion crecientes, con una urgencia que apenas si puedo controlar.

La parte inferior de mi cuerpo reacciona al instante sin poder evitarlo.

Día 11

Beren algo mejorado de la paliza recibida, decidió salir a desentumecerse un poco. Se fue a los patios exteriores que no eran un bosque donde se sentiría mucho mejor, pero al menos era fuera de aquel lugar.

La sensación de libertad le devolvió la sonrisa y la alegría, aunque sería algo efímero, pues debería volver a entrar en aquella cárcel que tenían la desfachatez de llamar escuela...

Desde luego, no pensaba rendirse, prefería morir antes que eso, lo único que no podían conseguir es doblegar su voluntad...Ni todos los jinetes juntos, ni un solo dragón. 

Empezó a rezar, o algo parecido, dirigiéndose a su padre y hermana fallecidos, luego pidiendo perdón a su madre por abandonarla y acabando despidiéndose de su pequeño hermanito. Y abrazó a Madre Naturaleza con todo su espíritu... 

Su cuerpo no estaba al 100%, pero en su cabeza lo tenía claro, Tenía que volver ahí a dentro y demostrar que nadie tenía una capacidad de sufrimiento mayor que él.

Madrugada del día 09 al día 10

Veo nublarse su mirada por mi mordisco, aumentando mi deseo. No tengo muy claro quién de los dos deseaba esto más en el fondo. 

La intensidad de su beso provoca que me duela el labio pero solo siento como el calor se sigue extendiendo por mi cuerpo y le correspondo con la misma urgencia. 

Noto su dureza contra mi entrepierna y me remuevo encima de él, restregándome de forma sensual, mientras le clavo con algo más de fuerza las uñas en la nuca. 

—¿Esto es todo lo que vas a hacer, tipo duro? Creía que tenías una reputación que mantener —susurro entre beso y beso contra su boca con una sonrisa juguetona. 

Madrugada del día 09 al día 10

Estoy hirviendo por dentro, ni siquiera soy capaz de pensar en condiciones, solo disfrutar el momento, la sensacion de tenerla por fin entre mis brazos. 

Y entonces sube la intensidad de su beso, mi lengua entra en su boca y reclama toda la atencion del mundo. Mueve sus caderas y joder... ha faltado apenas un instante para que esto hubiera terminado mucho antes de empezar.

Entonces entre besos y risas me reta, "tipo duro" el apodo que me puso el primer dia, la sangre me hierve por dentro convirtiendose en lava fundida. Me vuelvo sobre mi mismo y la dejo apoyada sobre el suelo, con toda la suavidad de la que soy capaz.

Vuelvo a hundir mi cabeza en su cuello y esta vez en lugar de subir comienzo a bajar por el, llego al top y sigo bajando en direccion a sus pechos, mi mano izquierda se introduce bajo el top y mi pulgar comienza un movimiento circular sobre su pezon derecho, levanto la parte izquierda del top y atrapo su otro pezon con mi boca, jugando con el, mordiesqueandolo, succionandolo con delicadeza y recorriendolo con un movimiento circular de mi lengua.

Mi mano derecha separa suavemente sus piernas acariciando suavemente la cara interna de sus muslos, prolongando el momento antes de prestar atencion a su centro.

Madrugada del día 09 al día 10

Me rio suavemente cuando él acepta el reto y me da la vuelta aunque se corta de golpe en el momento en el que él empieza a reclamar mi cuerpo de esa forma. Mis ojos se oscurecen por el deseo y trago saliva cuando hunde su cabeza en mi cuello. 

He estado cerca de él otras veces pero no tanto, evitando un contacto que me confunde demasiado y ahora puedo captar su olor. Su aroma me trae sensaciones de casa, de mi verdadera casa, y algo desconocido, algo nuevo, algo en cierta manera salvaje. La pequeña parte de mi cerebro que no está tan embotada por esta noche me recuerda que va a haber consecuencias por estar dejándome llevar y justo cuando estoy empezando a reconstruir murallas y pensar en alejarme, él continúa bajando por mi cuerpo eliminando cualquier pensamiento racional. 

Dejo escapar un gemido ahogado cuando él empieza a darle atención a mis pechos. Mi piel arde sensible y ansiosa bajo sus labios y sus manos. Sus mordisquitos entrecortan mi respiración en jadeos de excitación. 

Mientras sus manos se van deslizando por mis muslos sé que solo he estado retrasando lo inevitable. La conexión, tensión y química que existe entre ambos tenía que salir por algún lado. He estado deseando su boca más allá de lo prudente. Le deseo mucho más de lo prudente. 

La tela empieza a molestarme y, aunque no es la mejor de las ideas, es de noche y salvo las estrellas no hay nadie más aquí. Me incorporo un poco para quitarme el top del todo y tiro de la suya hacia arriba, necesitando que no haya nada entre ambos.   

Madrugada del día 09 al día 10

Se incorpora y se quita el top, me quita mi camiseta, y mi torso lleno de cicatrices y malos remiendos queda a la vista, nunca me ha preocupado en exceso lo que todas ellas insinuaban de mi, de la vida que había llevado, y ahora sin embargo, una leve vergüenza asoma a mi mirada, me siento tan vulnerable delante de ella.

Cuando levanto la vista, la veo tumbada únicamente con el pantalón puesto, con su pelo descendiendo como una cascada por la espalda y enmarcando un rostro de mirada penetrante y perfecta. Uno que ha sufrido lo indecible a lo largo de la vida y aun así se ha sobrepuesto a todas las dificultades. Su pecho subiendo y bajando junto a su respiración agitada, por Dunne cuanto la deseo. En este momento eso es algo mas que patente, si sigo así moriré o reventare el pantalón.

Vuelvo a inclinarme sobre ella con nuestros cuerpos en contacto y desprendiendo un calor que podría rivalizar con el de cualquier forja del reino,  la beso con dulzura, disfrutando de sus labios, recreándome en toda su extensión, incrementando poco a poco la pasión y el salvajismo del beso, explorando las profundidades de su boca con mi lengua.

Mi mano derecha busca inmediatamente los botones de su pantalón y comienza a forcejear con ellos, al poco he conseguido desabrochar los suficientes como para introducir mi mano dentro y sentir la humedad que ya se ha formado en la zona, acaricio su centro por encima de la ropa interior, con un movimiento lento y suave, presionando poco a poco, sin llegar a entrar, jugando un poco con ella, una pequeña y deliciosa tortura de la espero este disfrutando tanto como lo estoy haciendo yo.

Madrugada del día 09 al día 10

Deja que le quite la camiseta y noto su vergüenza. Paso delicadamente los dedos por sus cicatrices, recorriendo el contorno de algunas de ellas, medio absorta en ellas. No veo ningún tipo de motivo para avergonzarse, Lucian tenía la espalda plagada de ellas para salvar mi casi intacta piel. Si no yo estaría exactamente igual. Me acerco para darle un besito a una de ellas por la zona del pecho con ternura. 

Vuelve a poseer mi boca como si la necesitase y nuestras lenguas se mueven con desesperación en un baile sensual. 

Gimo de nuevo cuando me acaricia por encima de la ropa interior y levanto la cadera hacia su mano, buscándole. 

—Por favor... —susurro, completamente descontrolada, mientras mi mano derecha forcejea con sus pantalones para poder introducirme dentro. Mi pulgar acaricia por encima de su ropa interior su punta. Joder, está completamente duro y ardiendo. Necesito más. 

Madrugada del día 09 al día 10

Se acerca y me besa una de las cicatrices del torso, y esa aceptación significa para mi mucho mas de lo que probablemente este dispuesto a reconocer.

Mi mano juega suavemente con ella y noto como arquea la espalda buscándola, su mano se desliza hacia mi dureza y noto como la recorre en toda su extensión, tengo que contener la respiración para no dejarme llevar, siento que de un momento a otro voy a entrar en combustión.

Mi boca vuelve a recorrer el camino por su cuello, por sus pechos agitados y continua en dirección descendente, beso su ombligo con ternura y sigo bajando y deslizándome hasta su entrepierna, saco los pantalones de un tirón, arrastrando con ellos su ropa interior. 

Continuo el descenso de mi boca, hasta detenerme entre sus piernas, dejar escapar mi aliento, sacar mi lengua y comenzar un movimiento circular suave y continuo, sin dejar un solo milímetro sin atención, entrado y saliendo de su interior con mi lengua y atrapando su centro del placer entre mis labios.

Todo lo que me importa es que se olvide de su tristeza, que disfrute del momento y se retuerza de placer entre mis manos.

Madrugada del día 09 al día 10

La delicadeza con la que me está tratando contrasta con el tirón con el que termina de desnudarme. Jadeo de anticipación, completamente excitada por la brusquedad del movimiento. 

Su aliento se siente casi frío al contacto con mi piel ardiente y su lengua... joder, su lengua. ¿En qué momento en su pasado en las calles había aprendido a complacer así a una mujer? 

Me muerdo el labio conteniendo los gemidos que amenazan con escapar de mi boca y hacer demasiado ruido como para que cualquiera que pudiera pasar relativamente cerca no me escuchase mientras conecto su mirada con la mía. Siento que me quema muy muy dentro la forma que tiene de mirarme mientras me da placer. 

Deslizo mi mano por su cabeza, acariciando su pelo y notando como el rapado está empezando a crecer. No sé si él estará siendo muy consciente de que está cambiando desde que está aquí. Se nota que ha cogido algo de peso y está tonificándose ligeramente. El efecto Basgiath... 

Después de un rato en el que su lengua parece muy interesada en fundirme, no lo soporto más. Me derrito, terminando en su boca, mordiendo mi muñeca para acallar el orgasmo que finalmente suena ahogado. 

Respiro, agitada, y tiro de su brazo para que vuelva a subir y pueda besarle, saboreando mi propio sabor de su boca. 

Madrugada del día 09 al día 10

Me empleo a fondo entre sus piernas, disfrutando cada segundo que paso ahí, recorriendo cada extensión, cada pliegue, notando como va humedeciéndose cada vez mas, noto el efecto que estoy teniendo en ella, y también el que ella esta teniendo en mi, notar como lo esta disfrutando me esta excitando hasta niveles impensables. En este momento un suave roce seria suficiente para volverme loco.

Noto como explota contra mi boca, como sus piernas se sacuden con unos pequeños espasmos, joder, me encanta esa sensación, saber que he conseguido que lo disfrute hasta el punto de irse. En ese momento mi felicidad aumenta considerablemente.

Tira de mi brazo y me hace subir hasta su boca, me besa profundamente mientras la miro con intensidad a sus preciosos ojos oscuros.

- Espero que te haya gustado tanto como a mi - digo mientras le sonrío abiertamente entre jadeos y besos, envolviéndola en mis brazos.

Madrugada del día 09 al día 10

Le devuelvo la mirada, perdiéndome en sus ojos. Es como mirar al mismísimo fuego, incluso podría jurar que puedo observar el movimiento de las llamas. Mi respiración se va normalizando mientras sigo hipnotizada con lo que veo en sus ojos. Levanto la mano para acariciar con suavidad la cicatriz de su cara, desde su ceja hasta su pómulo, medio embriagada por el placer y el alcohol. Es más suave de lo que pensaba. ¿Cómo se la habría hecho? Durante unos segundos algo empieza a crecer en mí y me alarma lo suficiente como para parpadear rápidamente y retirar la mano. 

Tengo miedo pero no quiero estar sola, no esta noche. No quiero volver a sentir ese dolor que amenaza con destrozarme en dos. Elevo la cabeza mirando el edificio, pensando que quizá tendría más opciones para huir pero no sería justo para nadie y, probablemente, eso solo empeorase todo. 

Oculto mi cabeza en su cuello y empiezo a recorrerle con besos y mordiscos, de auténtica urgencia y necesidad. Muerdo su lóbulo y, con él entre los dientes, murmuro. 

—¿Cómo que que me haya gustado? ¿Lo piensas dejar aquí, tipo duro?

Madrugada del día 09 al día 10

Aparta la mano bruscamente, por un momento me siento apenado, no he conseguido borrar ni su sufrimiento ni sus dudas, la entiendo dado el entorno que nos rodea, quiza ese sea el problema, donde nos encontramos y cuanto hemos llegado a conectar. Tanto como para hacernos sufrir el uno al otro, al menos se que por mi parte es asi.

Vuelve a hundirse en mi cuello y a reclamar mi atencion, con urgencia, con esa necesidad de sentirse reconfortada, en lo mas profundo de mi ser espero ser capaz de llenar algun dia esa necesidad, de conseguir que por un momento olvide lo dura que ha sido su vida hasta ahora. 

Me reta de nuevo, tipo duro, joder tengo que dejar de asociar ese mote al momento que estamos viviendo, podria ser algo tremendamente inconveniente en otra situacion. Correspondo a sus besos con ternura, profundos y humedos, me muerede el lubulo, mi pantalon esta punto de explotar, mi deseo a punto de desbocarse, y aun asi no puedo ceder, tengo que saltar de nuevo al vacio y responder al reto que me ha lanzado, todo lo que hace me supera enormemente.

- ¿Dejarlo? - digo mientras la miro a los ojos con intensidad y deseo - Me ha parecido que te faltaba el aire, te estaba dejando recuperarte - le doy un suave beso en la punta de la nariz y dibujo mi media sonrisa en el lado derecho de mi cara.

Madrugada del día 09 al día 10

He sentido el dolor en su rostro al quitarme, casi como si hubiera atravesado a mí misma. Levanto una rápida barrera ante eso, no quiero ser consciente de ello, de lo que realmente piensa o quiere de mí. Todo eso no puede ser, no aquí. No puedo permitirme dejar entrar a nadie, eso sería nuestra propia perdición. No puedo hacerlo, hice una promesa y voy a cumplirla. 

Le devuelvo una sonrisa pícara cuando responde como necesito. Ni yo puedo permitirme ofrecerle lo que vio en esa estera ni puedo permitirme profundizar en él, en lo que se está empeñando en que vea dentro de él. Solo somos dos aspirantes con una gran atracción física que están solucionando esa tensión. ¿Lo tendrá claro?

Rozo mi nariz con la suya en un movimiento juguetón. 

—¿Sí? Yo me veo completamente recuperada, ¿no crees? ¿Puedes llegar a ser un reto suficiente como para cansarme al menos aquí? —pregunto bromeando, haciendo referencia al empate que le concedí. 

Madrugada del día 09 al día 10

No puedo exigir mas, lo entiendo, es lo logico, lo coherente, y sin embargo no es lo que quiero. Pero he tomado una decision, no la presionare, ella sera la que de o quite, como debe ser, como es justo. Da igual cuanto me duela o desgarre por dentro. Lo que de verdad quiero es que sea feliz, hacerle olvidar el dolor.

Vuelve a provocarme, joder, en verdad no puedo resistirme a esta chica, me ha calado mas hondo de lo que nadie ha hecho jamas. Roza mi nariz, muerdo esos labios traviesos, siento una pequeña punzada de dolor nuevamente, y como antes se desvanece al instante entre el placer.

- ¿Reto suficiente? - le susurro sensual al oido - Comprobemoslo -digo mientras atrapo uno de sus pezones entre mis labios y succiono con fuerza creando un sonido realmente obsceno - Vas a arrepentirte de haber dudado de eso.

Mi mano derecha se desliza de nuevo entre sus piernas rozando su clitorix con la palma de mi mano y hundiendo mi dedo corazon dentro de ella con un lento movimiento de entrada y salida.