Partida Rol por web

Entro xP

Caroline no tardó demasiado en entrar a la construcción con el resto, excepto Cisco, que la seguían. Caminando decidida , se dirigió directa al despacho de la directora, con la intención de no sólo buscar la protección de alguien claramente más poderosa que ellos, para que su novia estuviera a salvo, sino también porque así podrían organizarse todos con su ayuda para combatir la amenaza.
Sin pedir permiso, ni anunciar que iba a entrar, ingresó al despacho como si fuera una tormenta. No había tiempo para modales y tampoco era como si le hubiera importado en otro momento, más cuando se trataba de Xavier, la tirana.
- Directora, ¿qué vamos a hacer con la amenaza de los bichos verdes? - Expresó seria en el momento en el que entró al lugar de Nora. Estaba claro que había sido bastante directa pero tampoco era como si aquello no fuera normal en el comportamiento de la peliazul.

El joven acabó por alcanzarles antes de que entraran en el despacho.

- Hay una persona en el interior. Será ella. Y cuatro figuras en la mazmorra. Luego otras personas también solas. No parece que haya alarma ninguna.

Posiblemente la directora todavía pensaba qué hacer. Cisco interrogó con la mirada al resto y aprovechó para llamar a la puerta, para recibir permiso para encaminarse dentro. Esperaba que Nora hubiera leído los planes de los aliens y supiera qué hacer ahora, pues él veía que estaban en peligro. Igual que un grupo de mutantes habían ido a rescatar al subdirector, ¿no harían lo propio los alienígenas con su compañero?

Se recordó mentalmente que lo primero que tenía que hacer era mirar las células de Nora, para tener la certeza de que no había sido sustituida, esto es, si es que los aliens no replicaban a las personas hasta ese nivel. No tenía ni idea de las verdaderas capacidades de esos seres y lo malo es que todo indicaba que las iban a acabar descubriendo. Era un pensamiento negativo pero estando frente a aquella puerta, quiso centrarse y eliminar todo aquello de su mente. Por alguna razón esta nueva situación le ayudaba a enfocarse un poco.

Había salido a buscar a Cisco pero me había encontrado con Renzo, él me hizo una seña y simplemente lo seguí. No tenía idea de qué tramaban o lo que sucedía, quizás tenían información nueva acerca de lo sucedido.

Noto que nos dirigimos al despacho de la directora y finalmente pregunto -¿Qué sucede Renzo? ¿A quién buscamos?-. Al llegar noto a un par de nuestros compañeros y me encojo de hombros. Todo eso estaba muy raro.

Intentaba ser sigiloso pues sabía que nos habían ordenado no salir de las hermandades, por otro lado el personal no parecía extremadamente preocupado pero, conociendo a mi tutor, seguramente teníamos rastreadores encima o algo por el estilo.

-Buenas noches-.

Renzo había llegado justo al despacho del director para escuchar por la puerta entreabierta la peculiarísima forma de dar los buenos días de Caroline. Lo cierto es que la educación, o la rabia, o la impetuosidad, eran emociones y conductas que resultaban bastante indiferentes a Renzo.

Algo se había fosilizado en su interior, y todo lo relativo a relaciones humanas lo notaba como algo distante. Algo que le pasaba a otros. Sin embargo se había decidido a acompañarles, a pesar que las dos personas que sentía más cercanas, Gwen y Selina, no estaban allí sino en una "especie de aventura sideral" ¿Por qué entonces avanzar, caminar, buscar una solución aunque fuera de esta caótica manera, casi como pollos sin cabeza? No era por las palabras de Fausto aunque le cayera bien. No era por creer en que todo fuera a salir bien: no lo creía.

El motivo era a la vez más sencillo, y más patético, y lo había dicho antes. Eran las mejores vacaciones desde la muerte de sus padres. El único lugar al que sin sonrojo podía llamar algo parecido a hogar.

Pero, como decía, Renzo había llegado para escuchar las palabras de Caroline, y no pudo dejar de pensar que, quizás, no era el mejor modo de saludar a la directora. Pero era un modo. Y la inacción parecía una mala política. Después de todo, para no hacer nada, estaría con la consola o la televisión.

- A la directora Matías. A la directora Xavier. Supongo que es una buena idea. Quieren hacer algo. Ayudar. Y yo quiero ayudarles- respondió en un susurro a Matías antes de cerrar la puerta del despacho tras ellos, y saludar a la directora- Buenas tardes, directora Xavier. Como ha dejado claro Caroline, queremos ayudar.

Con cuidado, Kurt había preferido alejarse de todo problema del exterior y seguir a la peliazul, que se mostraba decidida y sin miedos. Pero empezaba a entrever el futuro sin necesidad de usar sus poderes mutantes, y veía que las cosas se estaban saliendo de madre en la isla. Podía haber estado nervioso todo el tiempo, incluso permanecía alterado en ese momento y se le notaba, pero prefirió recurrir a una paz interna desconocida e intentar dejar de lado nervios, paranoia y demás perturbaciones mentales que poco o nada ayudaban a mejorar la situación. 

Su sorpresa fue grande al ver llegar al despacho a Renzo junto a Matias, al cual no esperaba allí. Con todo, pensó para sí mismo, no era tan imposible que los hubiese visto dirigirse al edificio cuando iba a reunirse con ellos en los jardines. Un único saludo con la mano fue la respuesta dada por Kurt a su "Buenas noches".

En silencio, buscando una introspección reflexiva que le llevase a un estado de relajación alejado del estrés que suponía una invasión alienígena, Kurt esperó en silencio la respuesta de la directora a la pregunta de su compañera de hermandad. Podía haber sido brusca en la exposición de sus dudas, pero era la pregunta adecuada y esperaba que la directora tuviese respuesta a ella.

Vera seguía con toda tranquilidad a Caroline hasta que se dio cuenta de que iba directo al despacho como quien entra a su casa. Intentó detenerla, tironeándola un poco aunque sin demasiado éxito, y tan pronto atravesaron el umbral con la peliazul adentrándose en la oficina de la directora Vera se tornó de un nuevo tono de rojo mientras agachaba la mirada, soltando la mano de la peliazul por miedo a que las regañaran por la estúpida norma de las relaciones del colegio. Sabía que no las expulsarían ahora que estaban en problemas pero, ¿y si las echaban luego? No, no, quería que la alemana estuviera segura. Y la isla era el lugar más seguro del mundo. O al menos eso le había dicho Charles y Ororo cuando la habían llevaod ahí. El de las garras no decía mucho, y le daba más miedo que nada. 

L-lo siento, directora - se disculpó, intentando camuflarse entre medio de los cuerpos de Kurt y Caroline, como si pudiese desaparecer si se encogía lo suficiente. 

Cuando Caroline abrió la puerta con el ánimo impetuoso que la caracterizaba, la directora se encontraba buscando algo en su escritorio, algo que a juzgar por como revolvía sus cosas no podía encontrar. Por supuesto, en el momento que la chica se presentó en la oficina Nora cerró los cajones con tranquilidad y recuperó la compostura de un segundo a otro. Quizás alguien por sus labios apretados podría confirmar que la situación con su hermano la tenía ligeramente nerviosa, pero no daba más señal de estrés que esa. 

¿Quién autorizó la salida de sus hermandades? - preguntó frunciendo el ceño inicialmente, alternándose para fijar sus ojos entre la alemana y el italiano que eran quienes se habían dirigido directamente a ella. Había al menos un estudiante presente de cada hermandad, así que no había tutor que se salvara del reproche por llegar - No hay razón para preocuparse. Por ahora el individuo está inconsciente en las mazmorras para su interrogación y pronto estaremos recopilando información sobre la amenaza lanzada. - añadió luego con total parsimonia - No deben preocuparse por el director, pronto sabremos dónde encontrarlo y volverá a la isla. 

Había llegado pensando que llamarían a la puerta pero Caroline sin pensarlo dos veces había entrado. No era lo correcto pero les permitió ver que la directora buscaba algo que no era capaz de encontrar, lo que contrastaba un poco con la imagen de orden que solía transmitir.

También había acudido Matías, junto a Renzo. El chico al ver a su amigo le sonrió con suavidad. Se alegraba de que pudieran contar con él pues todavía no estaba claro hasta dónde llegaba el problema de los extraterrestes.

Poco después, al referirse la directora al alien, Cisco cayó en la cuenta de que se le abría una oportunidad. Una oportunidad para vengarse del mamón de Fausto. No debían haber pasado aún ni quince minutos, quizá diez, que al joven se le habían hecho eternos, viendo cómo Fausto se llevaba repentinamente a Selina gracias a sus poderes y no les dejaba ni despedirse. Ahora le podría decir a la directora que se había marchado ya por su cuenta y riesgo. Y le podía explicar todo lo demás, y así soltar toda la rabia que acumulaba en el interior. Pero esos quince o diez minutos los había pasado buscando algo que mitigara esas emociones negativas y durante al camino al despacho creyó haberlo encontrado, en la forma de los ideales que la academia enseñaba. Ahora otra vez pesó en la balanza tanto la rabia como el espíritu, y pudo constatar que en estos momentos se inclinaba hacia el lado izquierdo.

Cisco suspiró porque no estaba dispuesto a dejarse llevar. No había pasado casi tiempo, necesitaba pensar en todo lo sucedido. Y lo que era más importante, tenía que pasar desapercibido. Si iba a escanear a Nora y ella era telépata, lo mejor era ni abrir la boca para que la directora se centrara en los demás. Debía de actuar del modo más inocuo posible. Así que se tenía que tragar las malas formas, tanto por educación como había hecho antes delante de Kurt, porque necesitaba energía positiva y no negativa, porque su trabajo ahora era mirar las células de la directora e incluso atravesarlas, indagando en el interior de ellas en busca de los corpúsculos que definían las células humanas.

Se quedó ahí parado sin decir nada, ni se interesó siquiera por lo que podía estar buscando Nora, tan sólo la miró de la forma más casual posible mientras la exploraba para confirmar que era ella.

El hecho de que la directora hubiera estado buscando algo llamó la atención de la peliazul, aunque tan sólo un momento antes de que ésta simplemente decidiera concentrarse en cosas más importantes en su cabeza, como la amenaza de aquellos invasores que habían prometido esclavizados. Eso era más importante que lo que fuera que Xavier buscaba un tanto preocupada. Las primeras palabras de la mujer fueron una pregunta que la anarquista ya sé había esperado que hiciera, además de la queja que nunca se hizo presente por no haber llamado a la puerta como debería de haber hecho. Lo que fuera que preocupaba a Nora, parecía más importante que molestarse en enseñarle modales a la joven rebelde, era eso o se había dado por vencido en intentarlo, algo más que posible.
- Nadie. Creímos que era más importante unirnos todos para afrontar ésta amenaza. ¿Qué pasaría si hubiera infiltrados que tomaran la apariencia de otros alumnos o… profesores? - Se expresó con cierta neutralidad en su tono de voz mientras analizaba la reacción de la directora tras decir aquello último, para asegurarse de que aquella fuera la Xavier real y no una imitación. Vera, mientras tanto, le había soltado la mano, probablemente por temor a que Nora sospechaba de la relación que mantenían, aunque  Caroline estaba segura que ésta ya lo sabía, sólo que no le importaba o lo había aceptado. De cualquier forma, no le pareció bien que su conejita se disculpara con la mujer, cuando había sido ella la que había entrado de esa manera. No tenía por qué ser de responsabilidad de su novia. No obstante, no dijo nada, prefiriendo que la castaña hiciera lo que considerara más apropiado ya que no le gustaba limitarla de ninguna manera.
- Claro… ESE bicho fue capturado. Pero… ¿y si hay otros? ¿no deberíamos de estar todos juntos para poder defendernos? ¿Esperas que nos quedemos todos en nuestras hermandades sin hacer nada mientras un montón de bichos verdes van secuestrando a los que queremos? - Preguntó un tanto molesta ante la tranquilidad con la cual la mujer trataba aquella situación, haciendo que se preguntara si no era uno de esos bichos disfrazados. No lo sabía, debería de haber una forma simple para asegurarse, pero la respuesta a sus problemas no era tan fácil de hallar, y mientras tanto sus compañeros habían decidido permanecer callados ante la presencia de la directora.

Kurt se quedó en silencio, parcialmente molesto por las palabras de la directora y con una curiosidad tremenda por saber qué era lo que buscaba en su escritorio. Tal vez hubiese hecho mal en abandonar su hermandad como ella señalaba, pero ni de broma no se iba a dejar de preocupar como señalaba Xavier. Una invasión era un tema que debía, como mínimo, preocupar un poco. Aunque estuviese todo controlado.

Al escuchar a Caroline, con un mensaje un tanto rebelde, no pudo sino asentir. Tal vez no estuviese de acuerdo con la forma en la que la peliazul transmitía el mensaje, pero estaba de acuerdo con el tema que enviaba en él. 

-Directora, Caroline tiene razón. Creo que acierta plenamente en señalar que debemos permanecer todos juntos para mayor seguridad en caso de que haya otros metamorfos -apoyó a su "hermana" sin dudarlo -. Es lo más seguro, señora.

Kurt, una vez se posicionó a favor de la alemana, miró al resto de sus compañeros. Era el momento de estar más unidos que nunca. Si se separaban para retornar a sus hermandades, cosa que no quería que pasará, serían un blanco mucho más fácil ante agresiones de los cambiantes.

Matías levantó las manos como a quien le apuntan con un arma ante la interrogante de Nora -Mi tutor dijo que debía estar solo para averiguar lo que sucedía y que podía ir con mis compañeros-. Sabía que relativizar las palabras de Aleskov podría traerme problemas (en especial con Nora), pero ya que había metido la pata podría meterla del todo.

Todo aquello se estaba complejizando rápidamente -¿Mazmorras? ¿Enserio? Pensé que bromeaban al hablar de eso ¿Acaso era legal?-.

-Secundo a Kurt al secundar a Carol, no es lógico dejarnos al margen y, además,- miré a quienes me rodeaban -si quieren que dejemos de portarnos como críos estúpidos podrían comenzar a tratarnos como adultos, ¿Sabe?-.

Mi mirada finalmente recorrió a todos pero solo volvió un segundo a la directora, pues mi amigo Cisco me miraba algo raro. Le sostuve la mirada durante unos segundos antes de dirigirme a él -¿Cisco? ¿Estás bien viejo?-.

Por un segundo la mirada de Nora pareció desviarse a Cisco y dibujar una muy sutil sonrisa con la comisura de los labios, pero enseguida volvió a la conversación como si aquel efímero gesto jamás hubiese estado ahí en primer lugar. Sus labios volvieron a fruncirse al escuchar a Caroline, mientras pensaba en lo curioso de que "nadie" los hubiese dejado salir cuando habían tres profesores tutores que debían estar a su cuidado, y por supuesto, no le tomó mayor importancia al gesto de Vera que alzar una ceja. La respuesta de Matías sobre su tutor por otra parte le dejó muy claro con quién tendría que hablar. Era inaceptable que el docente no fuera capaz de seguir instrucciones y proteger a sus alumnos en un momento así.

Si ya le había llamado la atención las palabras de la peliazul, el apoyo que recibió de parte de Kurt y la posterior intervención de Matías le extrañaron aún más. No era un grupo que se hubiese visto juntos con anterioridad como para tener aquella repentina lealtad en conspiraciones que no le comunicaban. 

No le aconsejo dirigirse a mí con tanta soltura, señor Vairoleto - frunció ligeramente el ceño - Los trataremos como adultos cuando dejen de tener actitudes como aquella, más propia de lo que nombró anteriormente. 

Dicho eso, enseguida miró a Cisco, Caroline y Kurt, que parecían haber mostrado algo más de prudencia a pesar de su dudosa toma de elecciones al fugarse e ir directamente a ella - ¿Hay algo que deba saber? - preguntó, pues nadie en su sano juicio saltaría del sartén al fuego por voluntad propia. 

Buena idea - felicitó la directora al chico por medio de una voz en su cabeza, que el español pudo oír claramente, lo suficiente para haber jurado que lo había pronunciado en voz alta de no ser porque sus labios apenas se movieron para sonreír. 

Sin embargo, en su piel no pudiste ver nada que te hiciera sospechar. En su expresión podías leer preocupación sincera, la rabia natural tras lo de Bran e incluso cierta agitación que intentaba ocultar, pero nada que indicara que se trataba de uno de esos bichos que habían visto en el baile.

En el momento en el que terminaba de estudiar las células de la directora y pasaba a recorrer detenidamente sus rasgos para reconocerla con mayor certeza en el futuro - lo mismo que planeaba hacer con Matías y que había hecho con sus otros amigos - notó aquella enigmática sonrisa. Todo indicaba que Nora había captado sus intenciones a pesar de haber intentado pasar desapercibido. Aquello no venía sino a demostrar que la mujer estaba bien preparada para manejar este tipo de situaciones.

Cisco pasó a sentirse incómodo y eso produjo un cierto cambio en el curso de sus pensamientos. Estaba muy nervioso desde el problema con Fausto y la presencia de la directora era suficiente como para forzarle a cambiar el monotema que se había instalado en su mente. Aún con todas, todavía no podía permitirse pensar mucho en todo esto pues tenía que evaluar también las características de Matías por si era sustituido en alguna ocasión. Concentró la vista en él y la paseó por su rostro, explorando con detenimiento toda la superficie hasta que estuvo satisfecho. Su amigo entonces notó que le prestaba demasiada atención. - Va todo bien. - Le respondió en voz baja.

Ante la última pregunta de Nora, no supo bien cómo actuar. No era cuestión de ocultarle lo que estaba sucediendo e informarla no dejaba de ser un acto cuyas consecuencias no eran fáciles de conocer. Era un modo de "chivarse" del plan de Fausto y aunque lo merecía, era algo poco digno. Sin embargo, si alguien lo tenía que decir, tenía que ser él que era el más afectado. Tan sólo debía de hacer un esfuerzo y comentarlo del modo más neutral posible, si es que era capaz tras lo que había vivido.

- Directora, lo más seguro es que los alienígenas vayan a tomar como objetivo prioritario la academia. Ya no sólo porque hayamos capturado a uno de los suyos sino porque Fausto se llevó a algunos alumnos a buscar al subdirector y tenga éxito o no, eso va a provocar consecuencias.

Tragó saliva esperando haber podido controlarse y sonado de forma correcta. Cisco cayó en la cuenta entonces de que quería decirle algo a Kurt y en estas condiciones no podía, lo que le iba a obligar a esperar.

- Nuestros poderes podrían ser útiles para reconocer a los aliens, detectar sus planes, para la defensa mutua... nos gustaría que nos incluyera a nosotros en las pesquisas a partir de ahora. Volver ahora a las hermandades nos dejaría muy intranquilos.

En verdad lo que necesitaba él, como fuera, era alguna ocupación.

La comunicación mental y las sensaciones que parecía experimentar reforzaban la idea de que era ella. Había pensado que la actitud irreverente de Caroline le habría permitido escanear sus células sin que la directora se percatara, pero no fue así. Le sorprendió que le felicitara por la idea cuando aquello era una especie de intromisión de la que Cisco en ese momento incluso se avergonzó, aunque no hubiera más remedio para poder detectar a otros posibles infiltrados.

Al principio no supo qué pensar como respuesta. Creía que la directora estaría pendiente ahora de lo pudiera pensar él aunque quizás era una impresión equivocada. 

- Le agradezco que sea tan comprensiva.

Tenía que reconocerle el mérito por su actuación tan controlada. Había mucho que aprender de ella, todo indicaba que más que de sus anteriores figuras de referencia: padres y tantos profesores que había tenido en el pasado, ya que su educación se había caracterizador por ser muy estricta. 

Pensó luego que con la visión de rayos X podría intentar localizar lo que fuera que se hubiera perdido, pero usarla ahí sería hurgar entre las pertenencias de la directora y finalmente optó por no plantearle nada al respecto.