Partida Rol por web

Estación de nieblas

Capítulo 1: El enclave

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18/10/2014, 01:54
Nora Leiva

Me quedé mirando a Ethan totalmente alucinada, su capacidad para no ver más allá de su nariz era sobrecogedora. Me encogí de hombros convencida de que ese chico no tenía remedio.

-Yo vivo en Clapham, a unos veinte minutos de aquí. Acompañar a Ethan os va a llevar más tiempo, si tenéis que hablar con su hermana y todo eso. De verdad que no hace falta que me llevéis, puedo ir sola.

Notas de juego

Ups, después de mirar el mapa quite las actualizaciones y se me olvidó contestar. Sorry

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18/10/2014, 02:00
Émille Lalique

Escuché cómo los dos hablaban de sitios que sólo me sonaban, pero no le di mucha importancia, Amber sabría dónde estaban. Y si no seguro que podía mirarlo en sus aparatitos.

- Nadie va a ir solo. - Aseguré al ver que pretendían tomar caminos divergentes. - Tenemos unas órdenes muy claras, y vamos a seguirlas. Hay cosas más peligrosas que un Shtriga. Y ahora irán a por vosotros.  - Afirmé antes de dirigirme a la camarera. - Vamos a dejarle primero a él. Así tendremos que aguantarle menos tiempo.

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20/10/2014, 00:44
Nora Leiva

Me encogí de hombros. Estaba harta de aguantar tanta tontería pero para qué iba a discutir, cuanto antes nos marcháramos antes les perdería de vista. No tenía sentido que dijeran eso ahora. A no ser que fueran a escoltarme el resto de mi vida, volvería a coger el metro de día y de noche constantemente.

-Pues vámonos ya, a ver si acabamos rapidito.

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21/10/2014, 11:07
Narradora

La lluvia había disminuido su intensidad pero todavía caían algunas gotas dispersas. Tal vez por ello Ethan tardó todavía algunos minutos en conseguir parar un taxi y cuando lo hizo Amber y Émille se metieron con él en la parte de atrás, dejando que Nora se sentase delante. 

El asfalto mojado brillaba y pequeñas ondulaciones rompían la superficie de los charcos, cada vez con menos frecuencia. Una última mirada atrás dejaba ver a sus espaldas las ruinas de la Iglesia de All-Hallows-The-Less. 

Dos ojos azules contemplaban el coche que se alejaba sin que ninguno de los cuatro jóvenes se diera cuenta de su presencia. El pequeño gato, escondido debajo de un arbusto parecía dudar si salir corriendo tras el taxi o no, pero finalmente se quedó donde estaba y empezó a lamer su pelaje, tratando de secarse.