Partida Rol por web

Estación de nieblas

Capítulo 3.5: Donde reinan las hadas (Sun-yun)

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29/04/2017, 22:15
Milton Carstairs

En el armario encontraste una bolsa cerrada con nubes, detrás de distintos paquetes de cereales, barritas de muesli y botes de cacao. 

Milton asintió levemente cuando mencionaste el calor de la mano del chico, como si ese dato fuese el que necesitaba para clasificarlo en alguna categoría y después entreabrió los labios para responder a tu pregunta, aunque no llegó a decir nada por el momento. 

—Sé lo que son los nazis —aclaró en primer lugar, con una pequeña sonrisa—. Yo también he leído. Lo que no entiendo es por qué tú sientes que tu sangre es como la de ellos —continuó, tomando el relevo para darle vueltas al chocolate que ya parecía casi listo—. La Clave es extremadamente tolerante con los Subterráneos, incluso hay cuatro de ellos en el Consejo de Alacante. Los nephilim tuvimos nuestra propia guerra civil para defender sus derechos. 

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03/05/2017, 17:34
(Gi) Sun-yun Herondale

Mis labios hicieron una pequeña "o" avergonzada por haberle llamado inculto sin querer. Me gustaba soltar perlas de vez en cuando, pero no a él ni sin hacerlo a propósito.

Parpadeé mientras me contaba aquello tan contradictorio con lo que había imaginado en la disco y le acerqué el paquete de nubes.

¿Y qué defendían los Herondale? ¿Cómo acabó? ¿Hay algún registro de la guerra?

Notas de juego

Perdon :( quería hacer algo mucho más chulo pero esperar es peor.

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03/05/2017, 20:22
Milton Carstairs

—No sé mucho sobre las líneas familiares, pero creo que los Herondale se dividieron, como casi todas las familias —explicó mientras sacaba el chocolate ya listo del fuego y lo vertía en las tazas con cuidado—. Había Herondale en El Círculo, pero también había otros fuera, como Gareth. —En ese momento frunció un poco el ceño—. Me parece que su hermano mayor era uno de los seguidores de Valentine y murió en el enfrentamiento final. 

Cogió la bandeja con todo ya preparado y empezó a caminar hacia la puerta mientras seguía hablando.

—En la biblioteca encontrarás más información si te interesa el tema. Al final los Subterráneos ayudaron a La Clave en la última batalla. Algunos de los miembros del Círculo se rindieron y fueron castigados. La mayoría, incluido Valentine, murió. ¿Te parece si vamos a la sala de música? Tengo ganas de tocar —propuso, ya saliendo al pasillo. 

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03/05/2017, 20:53
Narradora

El tiempo pasó volando en esa sala donde la música y el dulzor del chocolate caliente se mezclaron durante un par de horas con charlas sobre historia y filosofía nephilim. Milton se mostró como un buen conversador, con suficiente curiosidad como para plantearse la verdad de los hechos e interés por conocer tus opiniones sobre cada uno de los temas que surgieron, hasta que al final sólo quedó la música.

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03/05/2017, 20:57
Milton Carstairs

Para cuando entrasteis en el pasillo de las habitaciones el chico caminaba en un silencio pensativo. Podías notar su cercanía en el roce ocasional de vuestros brazos al andar, sin que a él pareciera molestarle en absoluto. 

Al llegar a la puerta de tu dormitorio, se detuvo y te miró con expresión seria antes de inclinar un poco su espalda a modo de despedida.

Ha sido un placer compartir esta noche contigo, Gi Sun-yun —dijo, con cierta ceremonia.

Y, sin embargo, a pesar de que sus palabras sonaban a un adiós, Milton parecía renuente a irse, como si todavía le quedase algo por hacer. Te miró larga y profundamente a los ojos en silencio y por un instante que duró dos latidos de tu corazón los suyos se desviaron a tus labios para volver rápidamente a tus ojos. En ese instante surgió la duda en tu pecho. ¿Iba a besarte? Y más importante aún... ¿Ibas a permitir que lo hiciese?

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03/05/2017, 22:01
(Gi) Sun-yun Herondale

Nunca antes había admirado a alguien que no tuviera problema en empezar una frase con un "no sé". Era extraño estar aprendiendo realmente algo de alguien así. Pero parecía que aquello debía ser la modestia.

No podía concebir una familia dividida, y que pasara en casi todas me supo a invención, a parche mal pensado de la verdad pero en lugar de señalárselo asentí y tomé mi chocolate.

Me entristeció pensar que uno de mi sangre había muerto -como me habían enseñado- y me molestó que lo hiciera al lado de ese que daba sangre y apellido a la estúpida de la cachorrita. Coño, como cambiaban las tornas.

Le seguí sin darme cuenta de que nos movíamos, captada por sus explicaciones como niño siguiendo la melodía del flautista del saco de Amelie.

Necesitaba saber más, necesitaba saberlo todo. Necesitaba mi anillo y conocer el verdadero origen de mi sangre ¿cómo sino iba a vivir?

Me encantaría —respondí a todo y aun pensativa sonreí con la costumbre de hacer parecer que escuchaba—.

Si los subterráneos ayudaron ¿por qué habían dejado de ser tratados como iguales? ¿o si no eran tratados como iguales por qué los había en el consejo? Teníamos una relación realmente complicada.

La musica de Carstairs fue vaciando poco a poco el extraño sabor de saberme perdida en un mundo al que no me habían dado oportunidad de hacer mío para llenarme con el dulce del chocolate y la comodidad de tener un poco de hogar conocido en las teclas de ese piano.

Empecé a olvidar la hora, la vergüenza y el qué-dirán para pasar a disfrutar la intimidad de la musica. Realmente me apetecía enseñársela al mundo, al mundo de las sombras. Podría ser la musica el mejor de los puentes y el lenguaje más universal.

Quería ver los colores que podía pintar en algunas pieles, los movimientos que inspiraba en otras, y como las sonrisas podían crecer. Era estúpida.

Cerré los ojos y aparté las manos del piano para solamente escuchar. No necesitaba el poder de Milton para sentir su talento. Mi padre se moriría.

Al caminar por el pasillo mis ojos empezaban a adormilarse, relajados más que cansados. Había sido la noche más estupenda de mi vida; me había rebelado contra todo lo que se me había prohibido: había visto Hadas, ¡hadas!, había tomado chocolate fuera de navidad y por la noche, había estado a solas con un chico después de la hora de cenar y había dejado una canción a medio tocar sin que nadie me gritara. Y lo mejor de todo es que se sentía bien.

Sobre este sentimiento debía cantar Katy Perry en...

Parpadeé al verme frente a la habitación y me apresuré a devolver la reverencia a Milton pero mi despedida quedó suspendida de su mirada que relantizó mi corazón.

¿De verdad quería besarme?

¿Por qué? —me pregunté pero no esperé que mi cabeza me respondiera lo hermosa, lista, talentosa y adorable que era probablemente porqué toda mi atención estaba concentrada en desear no parecer un tomate.

Recogí mis labios, asustada por aquel momento que había vivido solo a través de las películas y por un momento que mi mano se movería hacia el pomo de mi puerta para dar las buenas noches pero en su lugar devolví mis labios a su sitio ligeramente humedecidos y mis ojos se acercaron a los suyos, como las puntas de mis pies señalaron las suyas.

Aquella noche no importaba nadie más. Era mi ensueño.

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03/05/2017, 23:17
Milton Carstairs

Despacio, muy despacio, la mano de Milton comenzó a moverse hacia tu mejilla, sus dedos se deslizaron hasta apoyarse en ella y continuar en una caricia hacia tus cabellos. Al mismo tiempo, su rostro también se movió, con ese mismo ritmo lento que parecía darte el espacio suficiente para retroceder si era lo que querías, o tal vez alargar el momento hasta que sus labios por fin se encontraron con los tuyos y contuvo el aliento. 

Fue un beso delicado y suave. Sus labios todavía sabían a chocolate y notabas la calidez de su aliento. Sus movimientos no eran apremiantes, sino cuidadosos y, sin embargo, la forma en que se entrecortó su respiración parecía indicar que también podría cambiar la ternura por pasión si subiese la temperatura. Por un momento pareció que iba a suceder, que se dejaría llevar y todo iría demasiado rápido. Pero se contuvo, pues antes de que el instante se desbocase vuestros labios se separaron tan lentamente como se habían unido y por un momento  se quedó contemplándote muy de cerca, con los ojos brillantes y una sonrisa encandilada en sus labios. 

Notabas los tuyos palpitar, levemente hinchados por el roce, como si hubieras probado uno de esos pintalabios con pica-pica, pero en mejor, muchísimo mejor. 

Sus dedos todavía estaban en tu mejilla y dejaron una caricia en ella antes de soltarte, como si prefiriesen quedarse allí mucho rato más. 

—Que tengas dulces sueños —te deseó en un susurro, con esa misma sonrisa bailando todavía en sus labios y los ojos colgados de los tuyos. Y lentamente empezó a darse la vuelta para marcharse rumbo a su cuarto, dejando su sabor en tus labios y su aroma en tu piel.

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05/05/2017, 17:13
(Gi) Sun-yun Herondale

El camino de la mano de Milton hasta mi mejilla se me hizo eterno, y como si pelara una margarita a cada segundo cambié de opinión. Hacía mucho tiempo que esperaba un beso y aquella noche era perfecta, pero apenas le conocía de hacía unos días, pero era encantador, pero era pronto, pero me apetecía, pero no era Emille, pero era joven Mozart...

Dejé de pensar cuando su caricia llegó a mis cabellos. Y como mi cerebro, mis ojos se apagaron con su cercanía y toda mi histeria quedó encarcelada en mi corazón que bombeaba con fuerza.

El cosquilleo que sus labios ponían en mi estómago combinaba perfectamente con el sabor del chocolate y la calidez de su beso me llenó de inspiración como aquella melodía que me había llevado a llamar a su puerta.

Por un momento todo fue demasiado intenso para mí, demasiado sofocante y real. Y la temperatura de mi cuerpo subió como solía subir la de mis mejillas; y aquello me asustó de verdad pero antes de que pudiera desear irme, Milton se apartó y deseé ser capaz de pedirle que se quedara.

Me quedé encantada con su sonrisa, me gustaba verle encandilado pero más me gustaba que esa luz fuera por mí. No sé como fue mi sonrisa, aquella no la tenía ensayada y tan solo sentía las olas de mi corazón en los labios sin poder figurarme que forma tenían.

De dulce chocolate —suspiré viéndole marchar sin tomar todavía consciencia real de lo que acababa de pasarme—.

Pisaba sobre nubes, estaba rellena de suspiros, dulcemente atontada y un sentimiento vibrante y radiante invadía demasiados órganos de mi cuerpo, pero volvería a hacerlo.

Entré en mi habitación y al cerrar la puerta emití un largo suspiro y eché la cabeza hacia atrás hasta dar con la puerta.

Seguía sintiendo sus tacto en mis labios e incluso mis dedos cedieron a la tentación de buscar ese calor palpitante.

¡Chúpate esa ami-son aly! —corrí hasta mi cama y me dejé caer como una estrella de mar— Cara de Mike va a flipar cuando se lo cuente... —cerré los ojos saboreando el chocolate por última vez antes de quedarme dormida.