Partida Rol por web

- Estoy completamente segura. Ese anillo era mágico, como el de Nor~ - Ivy se detuvo en cuanto la puerta se abrió y pudiste ver cómo ella y Gareth, ambos sentados en la mesa del estudio, se giraban hacia ella y te miraban al entrar. - Oh, hola. - Saludó con timidez, echándose un poco hacia atrás en el asiento. 

Gareth parecía aún más cansado que antes, y podías notar cómo había aparecido en la comisura de sus labios esa pequeña crispación que anticipaba problemas para quien fuese tan temerario de cabrearlo. 

- Émille. - Te saludó al verte aparecer. - ¿Cómo ha ido todo?

Carlo te llevó hasta tu habitación y una vez allí te ayudó a tumbarte en la cama. Después se sentó junto a la puerta, que había dejado abierta, probablemente para que pudiera enterarse de si había novedades respecto a Alice.

Allí, con las piernas estiradas, resopló. - Puf, tío, es que has elegido el peor día para liarla. Gareth estaba muy mosqueado con lo de Alice y tu mensaje pidiendo ayuda y diciendo que Amber estaba envenenada... Lo empeoró todo. 

Descuidadamente invocó en su mano una pequeña daga y empezó a juguetear con ella entre los dedos. - Pero esconderte no te serviría de nada, te acabarían encontrando. - Se encogió de hombros antes de empezar a sonreír de medio lado con picardía y malicia. - Esa puta hada me las va a pagar. Voy a encontrarla y a conseguir que vulnere los Acuerdos. 

Ami-son Aly. Repetí para mi mismo mientras leía aquella tarjeta. Alucinante. Sólo esperaba que si esta tía se quedaba nunca tuviéramos que depender de su capacidad mental, o estaríamos todos muertos. Acto seguido, una vez entro del despacho, dediqué un breve saludo a Ivy.

- Hola. - Dije, apuntando mentalmente aquel detalle. Probablemente hablarían del posible anillo de la nueva, cosa que ni siquiera sabía que existiera. - Llegamos justo a tiempo a lo de Andrea. Estaba colocado con zumo seelie, había estado lanzando cuchillos a todas partes e intentando cargarse subterráneos y le detuvimos justo antes de que empezara a dibujarle runas en las paredes a la camarera. - Resumí, ciñéndome a la verdad. Más o menos. Habría exagerado más, diciendo que las runas eran para los propios subterráneos, lo cual sería mucho más grave, pero eso será rebasar la línea de la mentira. - Carlo le ha llevado a la enfermería porque aún seguía puesto cuando hemos llegado. - Le informé.

- Hay un par de detalles más sobre los lupinos, y demás, pero si vas a ir a ver a Alice te acompaño y te los cuento de camino. - Me ofrecí como el perfecto pupilo.

Gareth emitió un pequeño resoplido por lo bajo ante tu información y después asintió despacio mientras se levantaba. Ya de pie, miró a Ivy. - Gracias por todo, Ivy. 

Entonces se acercó a ti  y asintió de nuevo. - Claro, estaba a punto de bajar otra vez. Dime... ¿Amber está bien?

Ya me estaba yendo cuando las palabras de la china volvieron a detener mis pasos. Miré atrás y la esperé. No me hacía demasiada gracia haber tenido que insistir tanto, pero al menos había elegido bien. Aunque ya tendrás que sufrir a Emille. 

Perfecto. Cuantos más mejor. Le dije, dedicándole una sonrisa. Aunque ya le he prometido a Jo que le iba a enseñar lo que había comprado, así que que la vuelta del instituto tendrá que esperar. Dije, encogiendo los hombros con inevitabilidad.

Me gustan los dos, Kitty Pride y Spiderman. Los dos tienen carisma, como Harley Quinn y Mística. Respondí a JO. Aunque Superman, Aquaman, Batman y todos esos héroes aburridos no me gustan demasiado.

Me dirigí hacia la habitación. Quien sabe, tal vez algún día me llamen para interpretar a algún superhéroe. Comenté, esperanzado. Aquellos papeles solían gustar mucho al público joven. Podría interpretar a ángel. Bromeé.

¿A ti cual es el superhéroe que más te gusta? Pregunté mirando a la china para meterla en la conversación.

Desde que había llegado al instituto había tenido que aguantar a Emille, a Nora, a Andrea y, en menor medida, a Milton. La china estaba yendo por el mismo camino y me negaba a tener a una oriental como enemiga. Seguro que podría meterse en mi ordenador, hackearlo y luego venderme al mejor postor en internet o lo que fuese.

Además, tal vez podría llegar a tener cierta influencia con ella debido a la serie... Si iba a quedarme en aquel lugar sería mejor caer bien a la gente, eso siempre facilitaba las cosas.

- ¿Con lo de Alice a qué te refieres? ¿A que el demonio la dejase como un colador o que no viniera con ella? - pregunté enarcando una ceja y temiendo lo peor. - ¿Por qué? - volví a preguntar en referente al asunto con el hada. - Ella no hizo nada, supongo. Me encogí de hombros y me llevé las manos detrás de la nuca. - El único culpable en todo esto soy yo por no recordar todo eso de la comida de hadas. 

Imaginé como sería mi regreso a Florencia, sintiendo la mirada del director clavada en mi cocorota. Se iban a poner muy pesados, mucho más que aquí. Tomé aire profundamente y lo liberé entre suspiros. 

- Bueno, no puedo hacer nada más que esperar ahora... Oye sé que te preocupa Alice, no te quedes aquí por mi - comenté mirándole.

Cuando Ethan empezó a hablar sobre interpretar a un superhéroe, los ojos de Jo se abrieron como platos. - Ohhhhhhh - exclamó, embelesada con la idea-. ¡Serías un Ángel tan perfecto! Además siendo un nephilim te pega del todo ese personaje, ¿verdad? ¡Y seguro que si alguien del Instituto hiciera una película, me dejarían salir al cine a verla!

Parecía que se había quedado soñando sobre esa idea, pero ante la pregunta que Ethan hizo a Sun-yun, ella también se giró a mirarla, esperando con curiosidad la respuesta.

Cuando Sun-yun, Jo y Ethan estaban apenas comenzando a bajar las escaleras cuando la puerta del estudio se abrió de nuevo y por ella salieron primero Gareth y Émille y justo detrás de ellos Ivy.

La sonrisa maliciosa de Carlo se amplió y empezó a jugar a dar toquecitos en la punta de la daga con la yema de un dedo. - Es una zorra y me da lo mismo si te engañó o no. Cuando vulnere los Acuerdos podré matarla impunemente. 

Después negó con la cabeza. - No te preocupes, si dicen que ya está mejor... Ya me avisarán cuando pueda entrar a verla. Por ahora sólo han dejado entrar a Scott. Y a los Hermanos Silenciosos, claro...

Entonces suspiró ostentosamente y miró hacia arriba. - Me refiero a lo del demonio, tío. - Aclaró, todavía jugando con al daga. - No creo que Gareth ni siquiera hubiera notado que no estabas en el Instituto si no hubieras mandado ese mensaje a todo el mundo. Pero cuando llegó el mensaje todos flipamos y nos movilizó corriendo. Luego llegó otro mensaje de Amber avisando de que era una falsa alarma, pero ya habíamos cogido el portal. No creo que a tu tío le haya hecho ninguna gracia que estuvieras liándola en el bar y haciendo que te enviase ayuda mientras Alice estaba en peligro. 

Bajó la mirada para fijarse en ti y se encogió de hombros. - Bah, si nos mandan de vuelta a Florencia, pues ya buscaremos desde allí un sitio mejor para quedarnos. Tampoco es que este sea el mejor Instituto del mundo ni nada. Podríamos marcharnos aún más lejos. A Nueva York o por ahí. - Hizo una pequeña pausa y se puso serio al mirarte. - Aunque si vamos a Nueva York... Me niego a ir en avión.

Anduve detrás de la parejita de cabeza huecas con media sonrisa burlona por su conversación, criticando la banalidad y el carácter insustancial de la misma, e hipócritamente metiéndome en ella incluso antes de ser invitada.

- ¡Por favor! Spiderman es un cutre - recriminé a la pequeña con la mirada puesta en las paredes del castillo, analizándolo todavía con asombro a medida que avanzábamos por él.

Solo dejé de observar mi alrededor cuando Mike decidió recaer en mi presencia y provocar con ello un cosquilleo en mi cabeza, entendiendo por primera vez la emoción de algunas chicas cuando Ami-son les dirigía la palabra.

- Aquaman te lo perdono, pero que no te gusten los machotes más molones, no te ayuda con tu etiqueta de cutre. Cutre y envidioso. - sentencié encogiéndome de hombros a la última pregunta del chico -White Fox--No entiendo de esas cosas. - respondí con una falsa sonrisa de todavía más falsa disculpa y giré mi cabeza hacia los pasos que salían de dónde veníamos.

- Hubiese jurado que la pokemón vivía allí como un ermitaño. - me sorprendió de verla salir junto a Herondale y lanzaman - Pero vosotros seguid.- comente volviendo la vista al frente - así aprendo.-Así me dejáis en paz.- escurrí la mano dentro del bolso hasta palpar mi camera.

Empezasteis a bajar por la escalinata hasta llegar al primer piso. Allí os desviasteis por un pasillo mientras Jo empezaba a hablar.

- Hay un montón de habitaciones en el primer y segundo piso, pero casi todos vivimos en el primero. Creo que hay sitio hasta para mil personas, más o menos. - Se detuvo un instante y arrugó la nariz pensando si realmente había dado la cifra correcta, pero enseguida se encogió de hombros y siguió. 

Llegasteis a un pasillo con multitud de puertas, casi todas abiertas, que daban a habitaciones, ni grandes ni pequeñas, pero todas idénticas: una cama sin sábanas, una mesita de noche, un escritorio y un armario con las puertas abiertas. Jo iba anunciando a quién pertenecían las pocas que estaban ocupadas. 

- Y esta es la de Stuart y esta la de Derian. O al revés, no estoy segura. Y mira, esas son las de Andrea y Carlo. Enfrente estaban Lauretta y Nora, pero se fueron el otro día... Y... - La puerta que había señalado como la de Andrea estaba abierta y la cabeza de Carlo se asomó por ella para miraros. Parecía estar sentado en el suelo junto a la puerta. Al pasar por delante pudisteis ver que Andrea estaba tumbado en la cama. - Oh. ¡Hola! - La niña se metió en la habitación y se acercó a Andrea. - Me han dicho que has comido algo de hadas y te has puesto malo. ¿Ya estás bien?

En aquel momento algunos pasos empezaron a escucharse al fondo del pasillo y la dulce y aguda vocecita de Jo te llegó desde allí. Carlo se asomó para ver quién se acercaba, sin llegar a levantarse del suelo, sólo sacando la cabeza por la puerta.

- Y esta es la de Stuart y esta la de Derian. O al revés, no estoy segura. Y mira, esas son las de Andrea y Carlo. Enfrente estaban Lauretta y Nora, pero se fueron el otro día... Y... - Se detuvo al llegar delante de tu puerta y asomó la cabeza hacia dentro. - Oh. ¡Hola! - Se acercó directa hacia tu cama, mirándote con la cabeza un poco ladeada y la nariz fruncida graciosamente. - Me han dicho que has comido algo de hadas y te has puesto malo. ¿Ya estás bien?

Desde la cama podías ver que en el pasillo estaban Ethan y Sun-yun, al parecer venían con la pequeña.

En algún punto del camino hacia la enfermería, Ivy se despidió levemente de vosotros para dirigirse a otro lugar. Cuando llegasteis al pasillo de la planta baja pudiste ver que la puerta de la enfermería seguía cerrada. Delante de ella, sentados en los bancos estaban Deirdre, que parecía más tranquila que antes, Derian y Stuart juntos frente a ella y Scott, sentado en el extremo de uno de los bancos.