Partida Rol por web

Naadir sonrió para sus adentros. Stefanos estaba comiendo prácticamente en su mano. Eso era lo fácil. Lo difícil era manejar ese deseo para sus intereses. Aunque había una parte de ella que le hubiera gustado subir arriba y despachar a aquel arrogante, pero debía reprimir sus impulsos verdaderos. Sobretodo cuando sus compañeros estaban abajo y no se sabía cómo podría salir la operación. Que ella estuviera separada del grupo podría ser util... o no.

-"Es una oferta que no puedo rechazar milord Consejero..." -empezó a decir- "no obstante, yo también tengo algunos asuntos que terminar de atar. Sobretodo por mi compañero. Tengo que darle una serie de instrucciones. Entendedlo, no ha tenido la suerte de pulir ciertas capacidades y no querría que algún absurdo malentendido diera una notoriedad no merecida a nuestra empresa." -elevó los hombros como si fuera un deber inexcusable- "Cuando termine os lo haré saber de forma discreta, creedme." -comentó componiendo una cara que venía a decir que era la primera interesada en que aquel encuentro no fuera conocido por la gente. Al menos por el momento. Esperaba que eso también le diera a Stefanos cierta tranquilidad de cara a sus posibles negocios. No era necesario tomarse las cosas con prisa.

Cuando Angrend vio todo aquello preparado para explotar imaginó que estaría en el lugar adecuado. No obstante, el estar en el lugar adecuado y encontrar lo que necesitaban eran dos cosas distintas.
Sus habilidades con las máquinas pensantes era límitada, por no decir nula. Y aunque en los archivadores era posible que también estuviera la información necesaria llevaría tiempo.

-Creo que vamos a tardar algo más de lo que pensabamos.-

Comentó de manera indiferente mientras se acercaba con cuidado a la capsula de metal por si podía ver lo que había dentro. No creía que fuera a haber más trampas o medidas de seguridad en esa parte después de lo que habían atravesado, pero nunca se sabe.

Stefanos asintió. Si lo que le había dicho la joven le había molestado no lo dejó traslucir. Simplemente se acercó a uno de los guardias de la escalera y luego le dijo a Naadir:

—Cuando estés listas este chico te acompañará.

El guardia asintió militarmente, mirando al frente, y se volvió a ubicar en las escaleras.

Stefanos saludó moviendo ligeramente la cabeza y se volvió para ir hacia la misma puerta por la que había salido Seraia unos minutos antes.

Ryan repasaba en su mente la información que tenía sobre Stylus Decados.

Al parecer el individuo era todo un héroe de guerra condecorada en la familia Decados. Había servido en varios destinos antes de ser enviado a Estigma. Esto resultaba curioso porque normalmente la gente enviada a ese planeta eran los parias del Imperio, aquellos que intentaban sobrevivir a su período de diez años para obtener recompensas y tierras. O aquellos que habían incumplido normas y acabado allí castigados como última oportunidad para redimirse. Pero Stylus no pertenecía ni a un grupo ni a otro. Revisando sus contactos más conocidos encontró el posible motivo de su estancia en Estigma: su superior era Svenson Decados, el hijo de uno de los Miembros Mayores de la Familia. Svenson representaba una presencia de los Decados en Estigma que se había ido ampliando de forma lenta pero sistemática. Esto confirmaba las sospechas del Ojo: los Decados habían ido a Estigma no para ganar una guerra, sino para conseguir muestras biológicas para su proyecto de supersoldados. Pero esto sólo tenía sentido si se disponía de toda la información que el Ojo tenía... y sólo podría probarse con los datos que ocultaba Seraia Decados.

Claro que ahora también tenían a alguien que había estado en primera línea y probablemente traía información a la Araña de lo que estaba pasando en aquel planeta. ¡Lo habían interceptado justo a tiempo!

Mientas tanto, en el sótano, Angrend sopesaba sus posibilidades. La cápsula estaba cerrada y habría que abrirla para saber que había dentro pero ¿sería seguro hacerlo?

Tras un segundo de estar como Tildado, quieto y pensando, Ryan|Rogers se volvio hacia la chica con el trago a paso lento.
- Largo de explicar, numero cuatro, pero creo que te has sacado la lotería. ¿Puedes guardar el billete en un sitio seguro? No seria bueno perderle antes de cobrar el premio. -

Una vez Stefanos dio su consentimiento, Naadir cabeceó de forma sumisa en señal de agradecimiento y observó como el Consejero se retiraba por el mismo sitio por el que había ido. Una vez estuvo a distancia prudencial, se giró en dirección hacia el auriga.

No se le había pasado la conversación que habían mantenido él y Ok-sar sobre el Stylus... lo cual podía ser interesante o volverse en su contra. rozó el la joya que llevaba en el cuello para que le pudieran oir.

>> "Es un buen premio Ok... pero no se si tenemos tiempo. Todo depende de nuestros esfuerzos abajo" -dejó un momento por si sus compañeros infiltrados tenían algo que informar- "Por mi parte tengo controlado a la mano derecha y podía separarla del resto. La Araña parece algo atribulada". <<

Cuando llegó a altura de Rogers le tomó del brazo con confianza y saludó de forma afable a la chica que seguía sus diatribas... un poco de cháchara intrascendente para luego decir: "Nos disculpas un momento..."

Apartó suavemente al auriga y añadió a su oido de forma discreta: "No deberíamos perder de vista a Seraia y su séquito. ¿Qué tal si nos movemos con un vuelo... "indiferente"? 

Después de comprobar que sin abrir no se podía saber qué había dentro de la cupula, Angren centró su atención en la màquina pensante. Y su memoría volvió a la conversación que había tenido con Rainias hacía unos días.

-Espero que no, pero hay bastantes posibilidades de que la información que buscamos esté en una màquina como esa que tienes en tú casa. O una similar. Necesitaríamos poder acceder a ella llegado el caso. ¿Cómo lo hacemos?-

Rainias lo miró con los ojos como platos.

+¿Pero qué dices? Estás loco. ¿Cómo quieres que te enseñe a manejar una maquina pensante así como así?. Sin unos conocimientos mínimos es como...como... más dificil que aprender a tocar el clavicordio.  No se puede.+

-Tsch. Siempre volvemos a lo mismo. No se puede, no se puede. Todo es cuestión de proponerselo, seguro. Como si te fuera la vida en ello, que de hecho te va.-

La cara del tecnico parecía genuinamente asustada, seguramente estaría diciendo la verdad.

+De verdad que no se puede. Os lo diría de ser así. Sé lo que me juego. Pero no puedes empezar a manejar algo así sin más.+

-Tampoco quiero manenarjo. Quiero buscar una información basante concreta, y muy peligrosa.-

Rainias empezó a estrujarse la cabeza pues  sabía que su pellejo dependía de ello.

+A ver. Si lo único que quieres es buscar, y no modificiar nada. Quizás haya algo...+

-Buscar y copiar. Que precisamente lo que queremos es la información.-

+Sí, sí. Vale. Vale. Bueno, no es fácil. Puedo haceros un aparato que invalide la primera clave de acceso, y os permita ir a un directorio de busqueda...en teoria. No es fácil, y la seguridad que pueda tener los Decados será grande. Pero si la usa a menudo, y sólo queréis mirar y no piden otra clave luego...

-Y copiar.-

+Que sí, y copiar. Puede que funcione. Pero ya os digo que no es seguro. Y desde luego sólo tendríais un intento en esa maquina pensante. Si funciona podéis guardar la información que encontréis en el mismo aparato.+

-Me empiezas a caer bien Rainias. Si salimos de esta con vida te recomendaré a mí jefe. Paga muy bien.-
 

Así que Angrend, de pié delante de la maquina esa, sacó de un bolsillo la cajita que les había dado Rainias y se la quedó mirando. Finalmente se encogió de hombros.

-Bueno. Lo habíamos pedido para algo como esto diría yo.

Como de costumbre recibía instrucciones contradictorias. Ryan le decía que guardara "el paquete" y Silvie que no sabía si habría tiempo. Ok-Sar sopesó ambas posibilidades. 

El Imperio no puede pasar sin la información de lo que está pasando en Estigma. De lo que realmente está pasando —pensó. Y éste sería un buen premio de consolación si la Araña se escapa a otra tela. 

El hombretón arrancó el coche y comenzó a conducir hasta donde había dejado el otro, aparcado en un lugar intermedio. Les dejaría sin cobertura y sin escape un tiempo, pero dejaría a Stylus a buen recaudo. 

—Me llevo el paquete. Lo vuestro va para largo. En un rato vuelvo —comunicó. 

Mientras Angrend estaba observando aquella máquina Aaron reportó al resto del equipo.

—Hemos encontrado una sala secreta y estamos investigando. Demasiada seguridad, puede que sea el paquete —dijo bastante tranquilo mientras hurgaba por los archivadores buscando información—. Necesito un ojo en la entrada al sótano. Si se acerca alguien ahí, informad. Según mis cálculos tenemos una ventana de 80 minutos hasta la siguiente guardia.

Aaron hablaba mientras sus dedos recorrían los informes de los archivadores. Sacó un par de ellos al azar: cifrados. Todos aquellos malditos documentos estaban cifrados, escritos con símbolos que no tenían sentido. Fue al siguiente archivador y lo mismo. Pero había algo más. Había fotos en algunos de los archivos. El agente del Ojo había oído hablar de los simbiontes pero, como la mayoría de la gente en los Mundos Conocidos, nunca había visto uno. Tras observar aquella masa gelatinosa que mezclaba rasgos humanos, ferales e insectoides esperaba sinceramente no verlos nunca en persona. Aquellos informes estaba claro que tenían que ver con lo que buscaban aunque la clave, no tenía duda alguna, sólo la sabría la Araña. Pero en otro de los archivadores encontró algo escrito con sentido. Eran informes y currículums de diversos individuos que parecían pertenecer a la Liga de Ingenieros. ¿Serían los científicos contratados por los Decados? Aaron memorizó varios nombres mientras pasaba las hojas pero no había tempo de leerse todo aquello.

Por su parte Angrend insertó la tarjeta que Rainias le había construido. No tenía mucha idea de como funcionaba pero a él le daba igual. Esperaba que al usarla apareciese un menú, algo que fuera sencillo de comprender. Confiaba en que Seraia tampoco sería una gran experta en el tema y, después de todo, aquella parecía su sala secreta de conspiraciones¹.

Arriba Silvie y Ryan se mezclaban entre la gente para acercarse al punto por el que habían salido Seraia y Stefanos. La primera parte del recorrido no tenía ciencia alguna: había gente en el segundo salón y también algunos habían salido a disfrutar de la noche. Vieron al chambelán alejarse a  paso rápido hacia un cenador que se encontraba un tanto alejado. Allí estaba Seraia de pie acompañada de Ilyana. Parecían estar esperando a alguien, aunque no se tratase de Stefanos, ya que miraban hacia la puerta de entrada. Un par de guardias indicaban gentilmente a la gente que se aproximaba al cenador que no podían pasar por allí. Fuera lo que fuera era privado. Si la pareja de infiltrados quería acercarse de alguna manera tendrían que arriesgarse a hacerlo mediante el sigilo y ocultándose².

Y en la calle principal Ok-Sar arrancaba el coche y cruzaba por delante de la verja de que conducía a la fiesta. Parecía que ya todos los invitados estaban dentro porque dos de los guardias que custodiaban el acceso estaban cerrándola mientras que otros dos quedaban vigilando en el exterior de la misma, armados con subfusiles. Observaron el coche de forma rutinaria. El asesino giró por una calle transversal y se alejó hacia el garaje donde tenía el coche auxilar³.

Angrend introdujo la tarjeta en el único acceso que vio que podía encajar, y al parecer acertó. La maquina se encendió y aparecieron algunos carácteres en la pantalla, Rainias ya le había comentado que pasaría, y fue seleccionando los diferentes menus tal y como le había indicado hasta llegar al indice interno. Una vez allí era cuestión de acceder al que supuestamente era el que habían venido a buscar.
A pesar de que estaban en una sala secreta, blindada e imposible de acceder, manipulando un aparato que poca gente sabría encender siquiera, el asesino se imaginaba que no iba a encontrar nada que pusiese "mi plan maestro para traicionar al Imperio y ser emperador en lugar del emperador". Aunque fuese por las apariencias. En cambio algo que tuviera como nombre proyecto Supersoldado, Implantación Simbionte o algo similar seguro que le llevaba por el buen camino. Abrió unos archivos interesantes pero que no eran lo que buscaban. Al menos hasta que llegó al Gelstat Humano-Simbionte.

-Sí. Este parece prometedor.-

Naadir sumó dos más dos y asintió para sus adentros viendo la pose de los anfitriones de la fiesta. Rápidamente le indicó a Raynor que se quedaran algo apartados. A medio camino de ver dónde estaban los anfitriones y a medio camino de vigilar el acceso al sótano. Ahora estaban en un momento crítico.

Con la discrección y la elegancia que la caracterizaban susurró por el comunicador oculto.

>> Los anfitriones parecen estar esperando a alguien... y me da en la nariz que puede ser tu carga Ok. Tenemos visual del acceso Burns. No sé cuánto tiempo esperará Seraia a la carga pero... si se impacienta, pueden empezar los problemas. Ok, será mejor que te des prisa <<

Aaron asintió al comentario de Silvie como si aquella pudiera verlo. Allí había mucha información pero no le correspondía a él descrifrarla y mucho menos en ese momento. Angrend había conseguido el acceso a la máquina pensante y Aaron se acercó a la escena.

—No sabía que eras un experto en estas cosas —bromeó—. Te cubro.

Acto seguido Aaron se fue a la puerta de aquella cámara acorazada. Entornó la puerta para que fuera fácil de cerrar en el caso de que hubiera problemas. Tendría que dejar a Angrend dentro pero al menos ahora conocían la contraseña.

Aunque la expresión de Rogers al ser reclamado por la preciosa Silvie, fue de consternación por no seguir hablando con la belleza al Malik, en su interior Raynor se lo agradeció mentalmente. Se estaba quedando sin historias sobre exageradas de sus propias e inventadas aventuras espaciales, y los videos de lámpara que había visto tenían su límite.
Haciendo un gesto en plan, el deber me llama, se alejo con la mujer, Naadir.
Algo molesto porque le pedía que se ocupe y cuando lo había hecho, metía las narices en su decisión, el Auriga acompaño a la mujer para ser de utilidad en caso de que la misión lo requiriera.”No se puede tener el control de todo, todo el tiempo querida”, pensó al mirarla.
Ante la idea de quedarse apartado junto a ella, solo pudo asentir. Se sentia un cachorro llevado a pasear. Definitivamente, no estaba en su ambiente.

Ok-Sar se alejó conduciendo. Ya no podría saber lo que ocurría en el lugar, o lo sabría de forma fragmentaria. Respetó todas las señales de tráfico mientras acudía a un barrio de clase media, donde los coches no fueran infrecuentes. Sí, era posible que gran parte de la humanidad viviera como hacía miles de años pero en el planeta capital, las ciudades eran grandes y había abundancia de vehículos*.

Allí, entre amplias avenidas, se acercó a una de las casas, una que había alquilado fingiendo ser un guardaespaldas de un tipo importante. Uno con dinero y cerca de la jubilación. Uno con ganas de quedarse en algún barrio tranquilo. La casita cerca de la zona lujosa pero sin ser tan costosa era perfecta**. 

Un lugar con el plus de estar cerca de las avenidas que salían del barrio. Fácil de llegar y fácil de salir. 

Paró justo tras pasar una esquina, esperando unos minutos a ver si pasaba otro coche, a ver si le habían seguido, todo podía pasar. Luego se acercó a la casa, bajó del vehículo, abrió la verja y metió el coche en el garaje. Lo dejó y salió, cerrándola. 

Allí aparcado en la calle tenía otro coche, uno menos bueno en apariencia, uno que podría llevarles al refugio original. 

Stylus en el maletero, unos días vivirá —pensó— No podemos avisar a nuestros compañeros del Ojo, nos dijeron que esta misión era nuestra y de nadie más. Si muero... bueno, morirá de sed. Salvo que entre alguien y no meta el código de la entrada bien, si si ocurre eso, habrá fuegos artificiales. 

Silvie descubrió que resultaba imposible tener controlada la entrada al sótano y el cenador. Debería escoger que iba a atender. A su lado Ryan se movía inquieto, notándose fuera de lugar. Estaba acostumbrado a ser el centro de atención, la estrella brillante, y allí se veía relegado a un segundo plano para no desvelar su plan.

Aaron salió al pasillo preparado para cualquier eventualidad mientras Angrend avanzaba por aquella pantalla de color fósforo verde. No era una confesión escrita pero había demasiada documentación sobre tecnología y biología simbionte como para que aquello fuera un mero estudio. Además ¿qué hacía esa información allí? El documento hablaba de la infección simbionte y de metodologías para controlarla, pareciendo algo más que teoría. El asesino intentaba asimilar todo aquello pero la jerga científica escapaba de su conocimiento. Lo que de verdad le preocupaba es que aquella máquina no parecía tener una manera de sacar una copia de aquella información. Y aunque lo tuviera aquello no dejaba de ser un documento científico, no eran pruebas exactas de una conspiración a nivel interplanetario.

¿Y Ok-Sar? Ahora mismo estaba dejando el paquete en la mansión y se preparaba para volver.

Naadir chasqueó la lengua un momento. No podía controlar todo.

Se acercó a su compañero Auriga y susurró: Tenemos que dividirnos. Yo me encargo de la Araña, tú del acceso.Seguimos en contacto ¿si? -dijo señalándose el comunicador.

Se dispuso a moverse de forma que pasara desapercibida y poder vigilar bien lo que ocurría en el cenador. La agente era capaz tanto de ser un foco que atraía la atención como capaz de perderse en la multitud...

Rogers asintio, confiado, en sus habilidades, pero Silvie, vio que el introvertido Ryan, por el ligero brillo del susto en sus ojos, no estaba seguro de lo que iba a hacer. De todas formas, ya estaban en el baile, y les tocaba la pieza ahora.

Se toco una de las llaves de salto, y ahí activo.
- Dos y Tres, ¿se estan divirtiendo? Avisen cuando necesitaran de nuestra atencion. – Le hizo un gesto a 1, que se veia realmente hermosa hoy, mientras se alejaba. Y agarro una copa y una cucharilla, listo para llamar la atencion sobre si.

—¿Y qué hacemos con toda esta información? Es muy reveladora pero no tenemos nada para incriminar a la Araña. Hay un montón de libros por ahí pero parece que necesitan una clave para descifrarlos. Tiene que haber una clave por algún sitio.

Miró a Angrend buscando una remota respuesta.

—¿Quizá en las dependencias de la Araña? ¿O será ella misma la clave? —disparaba ideas a lo loco por si alguna de ellas impactaba sobre Angrend—. Sugeriría intentar entrar en las dependencias de la Araña, ¿te atreves?

Dicho esto abrió de nuevo la radio.

—Hemos encontrado una máquina pensante y unos documentos con mucha información sobre tecnología y biología simbionte. No prueba nada pero hay multitud de documentos cifrados y no tenemos la clave. Es imposible extraer la información... al menos no toda. Hay que encontrar la clave. Sugiero entrar en las dependencias de la Araña. ¿Alguna idea ahí arriba?

Mientras tanto, Aaron jugueteaba con el único archivador que tenía sentido para él. No había más información concluyente pero quizá alguien pudiera darle buen uso¹.

Raynor escucho lo que decia Numero 2, y se quedo pensando.
- Aquí parecen estar esperando que ocurra algo, pero eso no termina de pasar. Yo estoy listo para llamar la atencion y darles unos segundos para volver aquí.- Ante la peticion increiblemente arriesgada, Ryan sugirio – Mira, si quieres arriesgar todo, lo hacemos, pero las chances son minimas. Mas facil seria llevarnosla entera. Pero quizas te sirve esto, es una vieja forma de comunicación que escuche de un decados borracho. Si tienes varios libros, suele ser un viejo metodo. Fijate si tienes un numero de cifrado, por ejemplo 3, eso corresponderia al tercer libro, la segunda indicacion de cifrado seria la pagina de ese libro y finalmente, la tercer indicacion, la letra a buscar. Si eso no sirve, pues seria mas util bajando y no imaginando y … bueno, no puedo hacer eso. -