Partida Rol por web

Oh, bueno, quizas si he corrido un pelin. Lo intentare de nuevo:

Mis miembros se relajan, y en mi rostro curtido y sucio, se puede vislumbrar una ligera sonrisa.

- Oh, mi señora, cuanto me alegra que seais una persona cabal y juiciosa. Acompañarme, os llevare a lugar seguro. Tendremos que andar un trecho largo por estas alcantarillas antes de llegar, pero os prometo que pasareis un dia tranquilo.

Hago un ligero movimiento con mis brazos, para que me siga.

Inclinando la cabeza graciosamente en señal de agredecimiento.

- Mi deuda para con vos no hace sino aumentar ante tal ofrecimiento, señor Zmeu...- comenté haciendo el gesto instintivo de cogerme las faldas para echar a andar. Sin embargo, dándome cuenta de lo sucio del vestido y de toda mi persona desistí de ello y, dejando caer las manos sucias a ambos lados de mi cuerpo, me limité a caminar poniéndome a su lado. Silencioso y aún en guardia mi ghoul nos siguió, su vigilante mirada estudiandolo todo a nuestro paso. Atrás quedó el bahúl, totalmente destruido por la suciedad, en donde mi preciada capa de terciopelo había quedado convertida en un trapo informe y mugriento- Veo, señor Zmeu que este lugar no tiene ningún secreto para su merced...- hice un gesto de la mano señalando el túnel por el que íbamos- un conocimiento sin duda sumamente útil cuando tantos y tan grandes son los peligros que acechan en la superficie...- compuse una mueca de tristeza. Hice una pausa pensativa, dudando por donde comenzar a preguntar- Decidme, si me permitis la indiscreción, ¿todo este complejo de túneles constituye vuestro dominio?

A tientas andáis sumidos en la sempiterna oscuridad de las otrora tiempo cuidado sistema de residuos de la antigua Barcino, un recoveco aquí, el murmullo del agua, una fétida brisa de aire orientan a Zmeu en el camino, un camino conocido de memoria gracias a la costumbre del ir y venir por el intrincado y fétido laberinto.

Una rata se cruza en vuestro camino, por unos momento se detiene frente a Zmeu, mirándolo con sus pequeños ojillos rojos, al poco comienza a dar una serie de chillidos, tal como viene se va, posiblemente se haya perdido por algún agujero, o simplemente se haya perdido tras alguna esquina, al caso no lo sabéis, tan poco importa.

Tras poco más de media hora, llegáis a vuestro destino, adosados a la pared unos peldaños, a falta de alguno que otro, conducen a cielo abierto y  a la libertad de la opresora oscuridad y olores que gobiernan el tenebroso submundo de Barcelona.

Abajo, con la mirada puesta en el techo os encontráis, Michel, impaciente por salir del lugar, pone una mano sobre la "escalera".

-Domina, con su permiso, saldré primero para inspeccionar que no hay peligro- la inquietud por salir del lugar se ven reflejadas en sus palabras, tal vez de entre todos, él sea el mas afectado, no solo por verse en una situación cuanto menos complicada, sino por el simple hecho de que quiera o no, él huele la asfixiante atmósfera que os rodea.

Reconoces la manera de proceder de Salomon, aqui abajo no existen las coincidencias, sabes que hacer, tomando la rata entra tus tremulas manos, miras a sus ojos rojos ,concentrandote escuchas aquello que vuestro pequeño complice tiene que decir

"-¿Quienes son aquellos que te acompañan?, ¿por que no estás vigilando tal como se te encomendo?, informa-" el mensaje es claro, corto y conciso, la rata no tiene más que decir, curisosa retoza en tu mano a la espera de tu respuesta al anciano.

Le respondo a la rata:

Ella es Aspasia Ibn Abir y él su criado, ellos estaban aqui por ella, pueden tener valiosa informacion y ahora tienen una deuda reconocida conmigo.

Acaricio suavemente a la rata y la deposito con dulzura en el suelo.

Sigo mi camino hacia la salida.

Observo la actitud del muchacho, y mis pensamientos se pierden en un tiempo en el que yo mismo me hubiera comportado como él, tiempos no tan lejanos, y ahora mirame, parezco el señor de las ratas, y lo que es peor, aqui me siento a gusto.

Bien, señora, parece que el muchacho esta impaciente por salir, seria aconsejable que subiera yo primero, pero si prefereis que sea el, no tengo inconveniente. No creo que se esperen que salgamos por aqui.

Sujeto con mi mano uno de los lados de la escalinata, y espero pacientemente a su respuesta.

Ante la pregunta de la dama, bajo solicito la mirada hacia mis manos y con voz nostalgica, respondo con la mirada perdida:

- Ay, señora, mis dominios tan solo son lo que vuesa puede ver (recorro mi figura con ambas manos señalandome), gente mas poderosa domina estos caminos, yo tan solo los recorro y me sirvo de ello.

Luego realmente son dos los que moran estos túneles reflexioné para mí ante la respuesta de Zmeu mientras ponía cuidado en donde pisaba. Poco después una rata se acercó a mi salvador pareciendo sufrir una extraña atracción por éste. Sin embargo, si le estaba comunicando algo o era un evento completamente azaroso lo desconocía así que me limité a observar al animal con desapasionado interés mientras se apresuraba de nuevo a esconderse en las sombras.

- Afortunado sois pues de poder hacer uso de ellos de manera tan generosa...- comenté inclinando la cabeza con gracia al tiempo que reanudábamos el camino. Detrás nuestro escuché un mal silenciado reniego de Michel, el cual sin duda alguna estaba pasándolo bastante mal entre toda aquella fetidez. De hecho, me extrañaba un poco que todavía no se hubiera apartado para vomitar, acto humano del que por supuesto no me había apenado por perderlo de vista.- Solo puedo esperar que el mal intencionado halcón que quería hacer de nosotros esta noche su presa no nos haya seguido hasta aquí...¿visteis por casualidad qué hacía cuando mi criado lanzó el baúl al pozo?- indagué con suavidad mirando de reojo a Zmeu.

Mientras esperaba su respuesta llegamos a nuestro destino. Con cierta aprensión miré hacia arriba, hacia al superficie y lo que había sido mi mundo hasta ahora y en cierta forma lamenté tener que salir. Solo peligro e inseguridad me aguardaban fuera y, a pesar de lo hediondo del sitio y de la incomodidad, aquellos túneles silenciosos se me antojaban tan acogedores como el vientre materno. En actitud cavilosa sopesé las palabras de mi criado.

- Aguardad, mi fiel sirviente...nuestro amigo Zmeu dice palabras cargadas de razón...sus ojos y oídos sin duda deben de captar más que los de cualquier mortal y puede comprobar con más fiabilidad si hay peligro o no...- dije finalmente posando una mano con suavidad en el brazo de mi criado en gesto de advertencia. Percibiendo la firmeza de sus músculos bajo la tela de la camisa y la calidez de su piel me volví hacia el nosferatu- esperaremos por usted aquí abajo, mi buen Zmeu...- me limité a decir haciendo una leve reverencia al tiempo que esbozaba una sonrisa.- Sed paciente mi querido Michel...pronto habremos salido de aquí- aseguré a mi criado con dulzura.

Extrañado por lo suelta y comoda que la veia manejarse por estos lares, saboree el aire rancio que he llegado a apreciar y exhale la respuesta:

- No se esperaba la salida que encontro vuestro criado, sopesó los peligros de seguir a su victima y decidio esperar otra ocasion. Supongo que durante un tiempo estareis a salvo, pero no tardaran en dar con vosotros, de eso si que estoy seguro. Sin animo de ofenderos, señora, pero ya que habeis sacado el tema, sabed que el conocimiento de vuesos pesares, me permitiría ayudaros de la mejor forma posible y conocer tambien, a que me enfrento.

El olor a humedad que me penetra empieza a alegrarme y me siento mas suelto.

- Decidme pues, ¿Cual es el motivo por el cual personaje tan peligroso busque vuesa cabeza? Deduzco por vuestro nombre y vuestra aparencia que no sois de una region muy distante a el, por lo cual, ha debido seguiros desde muy lejos. ¿Habeis tenido acaso, algun encuentro anterior?.

No queria indagar tan pronto, pero lo tranquila y relajada que veia a tan distinguida señora, y como se habia adaptado a las alcantarillas (cosa que no se podia decir de su criado), me animo a adelantar mis pesquisas sobre como habia llegado a esta situacion.

Con cara resignada, Michel se echa a un lado dejando el camino libre para Zmeu, de nuevo escucha el relato, esta vez de labios del extraño mendigo, su esperanza es vana pues poco más añade sobre el destino del asesino.

El pelirrojo, mira a su domina con cara inexpresiva, luego al mendigo quién a todas las luces es mucho más que un simple sin techo, sus ojos brillan de curiosidad incluso aqui, en la fétida oscuridad, aunque por su malicienta cara se deduce que no está muy conforme con el escenario escogido para mantener una conversación como es menester.