Partida Rol por web

-¡Pero no podemos dejarle aquí! Sería casi como sentenciarlo a muerte y si alguien se queda a cuidarlo ambos grupos estarían en peligro. -Ivalic miró a su alrededor esperando encontrar apoyo en sus palabras.- Parriwimple ¿Tu podrías cargar al Señor Urik? Si alguien nos ataca lo dejas en el suelo y Tasia y yo lo protegeremos, pero no podemos dejarlo aquí, es muy peligroso. No se preocupe Herr Urik, todo saldrá bien.

Permitidme que sea yo quién lleve a mi pupilo...

La Dama Vey Rallen tendió la espada fantasmal a Vjelkus, y tras entregársela el espíritu Inmortal entró dentro del cuerpo maltrecho de Urik. Uno de sus pies se movió contra su voluntad. Luego, el Caballero del Cuervo se puso en pie como lo haría una marioneta cuyos hilos tiran de ella hacia arriba. Torpemente, el poseído envainó la Espada Solar al tercer o cuarto intento.

Bueno, eso soluciona el tema logístico. En cuanto a los heridos...

Tasia sonrió. Las tornas habían cambiado. Después de hacerse la valiente todo el rato, y teniendo a Ivalic preguntándole cada dos por tres por el estado de su mano, ahora era él el orgulloso que no prestaba atención de sus propias heridas.

Creo que el más herido, por lo menos del tipo de heridas que podemos curar con magia, eres tú, Ivalic. Aunque sin Merquo, no tenemos tantos hechizos de curación, podemos discutir con tiempo si es mejor ahorrar la magia para cuando haya alguien todavía más herido. Mientras, sigamos andando...

Al final del pasillo izquierdo, las escaleras bajaban hasta un pasillo corto que solo daba a una puerta.

Es por aquí...

Firan desechó la opción de la puerta, y empujó uno de los muros, abriendo una puerta secreta. De nuevo estaban en un pasillo en forma de "T" como en la planta superior. En esta ocasión, Firan cogió por el corredor de la derecha, hasta una gran torre cilíndrica en cuyo alto palpitaba en la oscuridad un brillo rojo, con una pared recorrida por escalones de piedra que subían y bajaban salvo por el largo rellano de esa planta.

El descendiente de la familia de los arquitectos recorrió el rellano hasta el extremo en el que los peldaños empezaban a subir...

¡Traidor! ¡Lo estás volviendo a hacer!-exclamó Vjelkus, agarrando a Firan y empujándolo contra la pared-Dices que nos guías abajo, a rescatar al hijo del Burgomaestre, pero tomas las escaleras para llevarnos mirando por tus propios intereses.

Sssssh... No hagas ruido. Según la diablesa dijo ayer, Strahd ha puesto a vampiros vigilando lo alto de esta torre...

En lo alto, el aleteo de murciélagos les hizo ponerse en guardia. Tras unos segundos en los que nada pasó, Firan se deslizó entre Vjelkus y el muro, y levantó una trampilla de piedra justo antes de llegar a las escaleras que subían. Por el hueco, una escalera de mano bajaba a una nueva habitación. Una de las gemelas se adelantó en bajar, y luego pidió que le arrojasen su antorcha.

La habitación tenía sus ventanas llenas de tanta suciedad que no permitía entrar la luz del sol. También había una serie de catres rotos. Parecía una habitación humilde, seguramente para la servidumbre. Aquel cuarto también disponía de unas escaleras que bajaban aún más, hasta la planta baja dónde había más camas viejas y una puerta: la que daba al recibidor de la puerta trasera del jardín, y a las escaleras que daban al sótano.

De nuevo estaban ante la gran sala alargada que hacía de pasillo. En un extremo, una reja les separaba de los barriles de la bodega de Strahd. El otro extremo llevaba al comedor y a las dependencias de la guardia en la que derrotaron al gólem de telaraña. Además, había un montón de puertas por abrir.

A partir de aquí hay dos caminos... Creo. Una es esta puerta de aquí-dijo, señalando una a la izquierda del ancho pasillo-. Da a un zaguán, y a unas escaleras que siguen bajando. El otro acceso está en una habitación de esta misma planta, a la que se puede ir por el comedor de la guardia. Creo.

Si había un buen momento para curar a Ivalic, ese era este.

Los fantasmas me han envejecido hasta parecer un hombre centenario, huesos cubiertos de piel arrugada y tirante que los recubre, del todo incapaz de moverme por mis propios medios con la armadura puesta en circunstancias normales. Sin embargo, mi maestra me posee como una marioneta, insuflando en mi destrozado cuerpo energías fantasmales que hacen que se mueva. Me siento avergonzado a la par que agradecido a mi difunta maestra por no abandonarme, pese a mis repetidos fracasos en combate.

Ivalic abrió mucho los ojos cuando la Dama Vey Rallen se metió en el cuerpo de Herr Urik y este comenzó a levantarse. Sus movimientos eran torpes pero podía moverse al menos y nadie tendría que cargar con él ni dejarlo allí.

-¡Vaya! ¿Estáis viendo? ¿Herr Urik? ¿Sigue usted ahí? ¿Puede hablar?

Era una situación extraña, pero suponía que ventajosa para todos. El muchacho se volvió al escuchar la dulce voz de Tasia y negó con la cabeza.

-Estoy bien, me mantendré lejos del combate como hasta ahora y os ayudaré a distancia, otros pueden necesitar más las curaciones que yo.

Al fin y al cabo Tasia, Parriwimple, Herr Urik y otros muchos se arriesgaban acudiendo a primera línea y podían recibir serios impactos, no podían desperdiciar curaciones en aquellos momentos. Ivalic se agachó a coger a Pitufín y a acariciarlo.

-¿Has visto que valiente es? Nunca tuve una mascota tan chula y guay.

Enseguida el grupo se encontró con una disyuntiva, de nuevo dos caminos a seguir y no estaba claro cual sería el mejor, solo que muchos del grupo ya no confiaban en Firan lo suficiente como su amigo Vjelkus había dejado patente, pero era al único que podían preguntar.

-¿Y cual es la mejor ruta según tú?

- "A duras penas muchacho, y no soy dueño de mis movimientos..." -

Cuando Ivalic le preguntó sobre la mejor ruta, Firan se encogió de hombros.

Si queréis saber mi opinión, estratégicamente un lugar estrecho como un zaguán puede ser defendido con uno o dos hombres, mientras que un lugar abierto como una habitación puede contener un mayor número de unidades, o unidades más grandes de lo habitual. Y Strahd fue general, seguro que ha colocado defensas en ambos accesos a las catacumbas.

Tasia y Parriwimple son nuestros dos mayores efectivos para luchar cuerpo a cuerpo en estos momentos, lo cual sería lo ideal para entrar en el zaguán. En un espacio abierto como una habitación, podríamos añadir a Vjelkus, a la gemela del estoque parthiano y a mí, a pesar de que estoy un poco tocado, creando una linea de cinco.

Lo que quiero decir es que, a pesar de no contar con Herr Urik, seguimos teniendo muy buenos efectivos para luchar en lugares estrechos y unidades ligeramente buenas para luchar en espacios abiertos. Todo depende de a qué nos enfrentemos.

Ivalic se quedó pensativo, ambas opciones parecían factibles, aunque como decía Malik todo dependía de a que se fueran a enfrentar. En un principio prefería no exponer a los que estuvieran más heridos a más batallas si no era necesario, pero eso dejaría a su querida Tasia y su amigo Parriwimple con todo el peso de la lucha.

-Tasia, Parriwimple. ¿Vosotros que pensáis? ¿Estáis dispuestos a ir al frente mientras el resto os apoyamos desde segunda línea o preferís compartir un frente mayor con el resto?

El gigantón no lo dudó y, tras besar a su querida Ida, se adelantó.

- Parriwimple irá delante. Está poco herido y, además amigos id con él a rescatar a su hijo. Parriwimple id delante y ayudar- tras la solemne declaración de intenciones se acercó a donde discutían Firan y Vjelkus, mirando a ambos- Sois hermanos. Familia. Parriwimple siente envidia porque hasta llegar Ida siempre solo él. Sin familia salvo por tio Bidrath que pegar mucho a Parriwimple- el tono no es de reproche, sino meramente enunciativo- Firan, Ivalic y Vjelkus casi hermanos. Parriwimple no querer hermanos pelear. Fiarse. Para Parriwimple rescatar alma hijo más importante que su vida. Parriwimple ya morir una vez- miró entonces a Firan- ¿Estar seguro ser por aquí?

Firan asintió: tras aquella puerta estaba uno de los caminos hacia las catacumbas, el más estrecho.

Yo también estoy dispuesta. Pero si aparecen fantasmas otra vez, mis puños no serán efectivos, así que no os agolpéis todos en la puerta. Si me dejáis hueco, podré retroceder y algún esgrimista podrá usar sus armas mágicas contra los espíritus.

Ida se puso de puntillas y besó en la quijada (ni siquiera de puntillas llegaba hasta la mejilla de Parriwimple) a su esposo. Tasia lanzó una última mirada al grupo, para buscar voces discordantes. Como no las hubo, la chica abrió la puerta del pasillo descubríendoles el zaguán...

Por el umbral vieron una habitación minúscula, casi un pasillo. Tenía diez pies de ancho y veinte de largo, y en el extremo opuesto, las llamas de las antorchas de las gemelas iluminaban los escalones de una escalera de caracol.

Vale, voy yo primero.

Tasia cruzó bajo el dintel. Una vez dentro, el ruido de cadenas retumbó brevemente hasta que un muro de piedra cayó en el lugar más cercano del zaguán, entre Tasia y la pared en la que estaba la puerta. El "aterrizaje" de aquel muro levantó una polvareda a ambos lados, y por la puerta se levantó una pequeña nube de suciedad. Se escucharon dos "clicks" cuando las pinzas mecánicas del interior del muro móvil se agarraron a las mellas del suelo. La plataforma empezó a ascender, solo sujetada por el muro móvil, con gran ruido de piezas mecánicas.

La trampa del montacargas se llevó a Tasia hacia arriba, por un largo hueco en la roca que coronaba el techo de la habitación. El zaguán volvía a estar como al principio, salvo que la plataforma del elevador que cubría el suelo ya no estaba. Al cabo de un rato, el mecanismo se detuvo.

¡ESTOY BIEEEEN! ¡SEGUID SIN MÍ! ¡¡¡DARÉ UN RODEO Y VOLVERÉ AL SÓTANO!!!

Al fondo del zaguán las escaleras de caracol bajaban hasta las catacumbas, y subían en dirección a... quizás llevasen a donde quiera que esté Tasia ahora.

Tasia había desaparecido, elevándose hacia los cielos en medio de una vaporosa nube de polvo. Un mero eufemismo agradable de oir pero que era un vago reflejo de lo realmente ocurrido. Una trampa se había activado y uno de sus efectivos más poderosos ya no estaba con ellos.

Pero no había tiempo para lamentaciones, sino que era el momento de avanzar.

-Vjelkus, Firan, adelante. Rápido -dijo colocando ambas manos en sendas espaldas y empujándolos hacia delante con ella a paso vivo. No quería nuevas sorpresas ni aun menos que nadie cayera apresado bajo el peso de una sólida losa de piedra.

Ivalic estaba orgulloso de Tasia, tan guapa, tan valiente, tan decidida que entró la primera en la habitación. A veces sentía como si hubiera un gran muro entre ellos, como en aquellos momentos cuando una trampa se activó y una pared de piedra selló la entrada para luego ascender con Tasia.

-¡Tasia! ¡Tasia! ¡¿Estás bien?!

Se temía lo peor, incluso contuvo la respiración, no solo por los nervios y la tensión, la trampa había movido una gran cantidad de polvo que hacía irrespirable el ambiente. Cuando escuchó la voz de su amada y el aire pareció más limpio volvió a respirar aliviado.

-¡No puedes ir sola por el castillo, es peligroso! ¿Donde estás?

Mientras Tasia respondía miró a sus compañeros con preocupación, dejar a la muchacha sola por ahí sería como condenarla a morir.

-Iré a buscarla, los dos juntos llegaremos antes al sótano, vosotros seguid, os alcanzaremos pronto, somos muy rápidos.

- "Volveremos a verla, Ivalic. Ten fe." -

-Ivalic, ¿sabes dónde está? ¿En dónde ha acabado o a dónde conduce ese montacargas? Y en ese periplo en su búsqueda, ¿sabes a qué te enfrentarás y si serás capaz de hacerle frente? Estás herido e incluso si llegas a encontrarla, serías más una carga que una ventaja. Sola podrá esconderse, avanzar sigilosamente y encontrarnos. Acompañada estará pendiente de ti y de tu seguridad. Ivalic, Tasia no es una frágil petunia sino una guerrera.

Ivalic negó con la cabeza a las preguntas de la señora Helene, sabía que la mujer tenía razón y que si alguno tenía posibilidad de sobrevivir solo era Tasia, él sería un estorbo, pero eso no hacía que se sintiera mejor, al contrario. Las palabras de Herr Urik trajeron algo de consuelo al muchacho.

-Eso espero Herr Urik... Tenéis razón, creo que se las puede apañar mejor sin mi. -Solo esperaba que Tasia pensara lo mismo y no pensara que Ivalic no la quería lo suficiente.- ¡TEN MUCHO CUIDADO! ¡SI NO PUEDES PASAR POR ALGUNA SALA ESCÓNDETE, VOLVEREMOS A POR TI! ¡NO SEAS UNA PETUNIA!

Al menos podía darle esa esperanza, una vez cumplida la misión de rescatar el alma del hijo de Parriwimple lo siguiente que harían sería ir a buscar a la muchacha si todavía seguía desaparecida.

Agacho la mirada, avergonzado. La mención del valor y la fortaleza de otros tan sólo me recuerda mis flaquezas y debilidades, mi enorme fracaso como paladín y como guerrero que debía servir, proteger, e inspirar.

Tasia no respondió a Ivalic desde lo alto. Quizás ya estuviese muerta... o quizás ya se había puesto en movimiento. Puede que jamás lo sepan... o puede que lo sepan dentro de un rato, cuando Tasia se vuelva a reunir con ellos.

Helene y sus retoños fueron los primeros en entrar en el zaguán después de aquello, con temor a que la plataforma volviese a bajar y les aplastase. Firan dió un tirón hacia un lado, y se quedó mirando la pared lateral de la habitación...

Esta pared no debería estar aquí, es de mampostería más reciente que el resto del castillo. Incluso el tamaño de las piedras es distinto. Espera, mamá, creo que en este lado tiene que haber alguna puerta secret...