Partida Rol por web

Una victoria era una victoria y walter no iba a quejarse por ello. Además, aunque estén acostumbrados combatir siempre es duro para los pokémon. Con todo, no haber vencido a todos los compañeros de su rival se sentía una pequeña espinita.

-Gracias, Teniente Surge. ¿Líder de gimnasio? Quizá con el tiempo... por ahora trataré de conquistar la liga. Encantado por el combate ¡Hasta la vista!

Sin demorarse, Walter marchó al centro pokémon para dar un merecido descanso a sus compañeros. Y acto seguido invitarlos a una buena comilona. Tras descansar un poco mirando las olas romper en la costa de Ciudad Carmin, y con sus pokémon descansando tras haber comido hasta hartarse, reanudó el camino.

Pronto le quedó claro que tendría que haberse quedado durmiendo una siesta, el caluroso día tras la gran comida lo mantenían en un estado de sopor muy incómodo. Por ello decidió tumbarse tras unos setos del camino, a dormir, con la buena de Diamond a su lado montando guardia.

Lo despertó un intenso zumbido. al abrir los ojos vio un enorme insecto que no conocía, nada propio de la región. Gracias a su pokédex supo que se trataba de un Vikavolt. Seguramente propiedad de alguien. Y, sin embargo, no se veía a nadie cerca. El pokémon zumbaba tranquilo, volando alrededor de un tronco con miel hasta que escuchó el pitido de la pokédex. En ese momento se acercó hacia Walter, rápido y agresivo. Pero fue interceptado por Diamond.

Lo que parecía iba a ser un cruento combate acabó antes de empezar, con el vikavolt dejándose caer al suelo y mirando a Diamond con ojos enamorados. Casi parecían transformarse en corazones.

Tras varias horas de caminar sin que el pokémon se marchase, ni siquiera tras guardar a Diamond en su pokéball, Walter probó a capturarlo. No se resistió por lo que no era salvaje.

Bueno ¡Un compañero más!

Walter llevó al centro pokémon más cercano a su recién adquirido pokémon. Y fue allí cuando escuchó la voz de un chico que lo llamaba. ¡Walter! ¡Walter! Gritó. Cuando el muchacho se giró, pudo comprobar que quien se encontraba allí era su amigo y también rival, Paul. El muchacho lucía un elegante traje de colores negro y azules, a juego con uno de sus pokémon favoritos. El chico echó un ojo al cinturón de su amigo y contempló que llevaba seis pokéball consigo. Veo que ya te has armado un buen equipo pokémon. Me encantaría competir contra ti. ¿Qué te parece un combate seis contra seis? ¡A ver quién de los dos es el mejor! ¿Te atreves?

Paul... me pregunto que equipo tendrá.

-¿Qué si me atrevo? Esta vez no perderé. He aprendido mucho. Cuando estés listo te derrotaré en nuestro primer enfrentamiento 6 vs 6.

Con todo, Walter no estaba tan seguro de ello. Sin duda su gran rival tendría un equipo más que a la altura de cualquier líder. O mejor. Tampoco ayudaba nada a relajarse el hecho de ir perdiendo 5 - 0. Pero eso tenía que cambiar. Iba a cambiar. Sin duda.

¿Con quién debería empezar?

Paul se alegró de que aceptara el desafío. Pero antes de nada deberíamos definir las normas. ¿Qué tipo de combate quieres que realicemos? Te dejo elegir a ti. Total, siempre pierdes. Así que, creo que es mejor que esta vez pongas las normas y elijas como llevaremos a cabo los combates.

Walter negó al aire, sonriendo levemente.

-No te confíes esta vez, Paul. Va en serio. Reglas... por mi las tradicionales. Seis pokémon, cuantos cambios se quieran hacer. Vence quien derrote a todos los del rival. Elección del primer pokémon a ciegas, es decir, sin saber que sacará el otro. ¿Me olvido algo?

Tomó su primera pokéball y la mostró, habiéndo hecho ya su elección.

Cambios infinitos es mejor que no, podríamos eternizarnos y entrar en un bucle infinito de cambios. Así que será mejor que como mucho hagamos tres. ¿Entendido?

¡Perfecto! ¡Pues te elijo a ti, Sylveon!

¡Demuéstrale de qué pasta estamos hechos, Sylveon! Ponte a cantar, y tortúrale sus oídos. ¡Vozarrón!

Walter asintió a su rival.

- Tres cambos pues. ¡Adelante Diamond! Tanteemos el terreno.

Oh, un Sylveon. Veremos por donde tira. Es un pokémon resistente...

Tras valorar la situación por unos instantes, Walter asintió y dio su orden. Confiando es que sea la mejor opción.

-Diamond, lanza una Pantalla luz. Cubrámonos mejor.

A ver como empieza, de momento no lo veo mal pero es demasiado pronto para siquiera intuir nada.

Walter había decidido que la primera opción que iba a probar era la de resistir los ataques. Para ello recurrió a la pantalla de luz de su Carbink, de esa forma el cántico de Sylveon no surtió demasiado efecto y a penas fue capaz de atravesar sus férreas defensas. Si quería hacerle algo más de daño, tendría que recurrir a golpes más efectivos y pontentes.

¡Está bien, Sylveon! Tendremos que hacer lo posible por atravesar su defensa a ver si ahora lo logramos con Psicocarga!

-De acuerdo Diamond, así no te tumbará. Dale un buen golpe ¡Roca afilada!

Tal vez debería haber... bueno, en realidad tiene muchas opciones.

-¡Dale duro!

Walter decidió cambiar de estrategia y de ataque, pues ese tipo de golpes no estaban resultando demasiado efectivos contra una defensa tan intensa como la que se había preparado Carbink, pero el cambio de estrategia fue aún menos efectivo que el anterior ataque. Sin duda estaba empezando a ponerse nervioso y no parecía saber cómo reaccionar ante una defensa tan abrumadora.

Por el contrario, Walter seguía planeando los golpes y sabiendo dónde golpear, porque de continuar así, lograría derrotar a su enemigo bastante pronto.

¡Esto es absurdo! Gritó Paul. No podemos seguir perdiendo el tiempo de esta forma. Es demasiado resistente, y debemos probar con algo que le debilite más rápido. ¡Vuelve! 

¡ A escena, Leafeon!

-Diamond, dale otra vez. Roca afilada. Con un poco de suerte lo tumbarás.

La situación era buena, por el momento. Solo tenía que seguir golpeando. Si cambiaba... dañaría a quien entrase. Si no cambiaba, ese Sylveon estaría en las últimas.

Aunque aún debe tener algún as guardado, estoy seguro.

Walter volvió a intentar golpear con una gran cantidad de rocas afiladas a su rival, pero Paul optó por retirar del combate a Sylveon y dejarle para más adelante. Ahora quien salía a escena era Leafeon, que era capaz de aguantar un envite como ése. 

¡Aprovechemos tu velocidad y tu ventaja, Leafeon! ¡Golpéale con fuerza y rapidez! ¡Cola férrea!

Walter se lo pensó por unos instantes, pero no tardó en decidirse y asentir para sí mismo, tras valorar la situación. Toda elección tiene sus riesgos, pero también sus beneficios.

-¡Muy bien hecho Diamond! Pero es hora de regresar. Deja paso a tu compañera. ¡Titania!

Si hubiese lanzado un reflejo antes... podría aguantar un golpe de ese Leafeon, estoy seguro. Pero si haberlo hecho y estando tocada... mejor no arriesgarnos. Titania podrá soportar lo que le lance.

Walter cambió de pokémon igual que lo había hecho Paul. Había decidido seguir la misma estrategia para dar alguna oportunidad más a sus pokémon, así que aprovechó el cambio para poner a un pokémon que sería fuerte y resistente contra los movimientos de tipo planta de Leafeon. Pero su rival no atacó con planta, si no con acero, pero aún así, el golpe no hizo ni la mitad del daño que le habría provocado a Carbink. Por eso había sido un buen movimiento estratégico.

¿Vamos a jugar a esto? ¿Entendido? Dijo devolviendo a Leafeon a la pokéball. Por eso te dije que era mejor no hacer cambios infinitos, podríamos entrar en bucle. 

¡¡Confío en ti, Flareon!!