Partida Rol por web

Al contemplar el súbito descenso de la planeadora, me apresuré a acercarme para hablar con su conductor.

 Benditos los ojos. Buenos días. Vuestra llegada no podría resultar mas propicia. Dije en tono amistoso.

 Me vi sorprendido por la tormenta y...Dios Santo, vaya Tormenta, jamas pensé que la cosa se pondría tan fea.
 Mi astronave se ha arruinado. ¿Podrían acercarme a un lugar seguro?

Entonces dejé algo de espacio y esperé su respuesta, atento a cualquier señal sospechosa para poder empuñar mi pistola o mi Machete.

Abro la puerta del aircraft y me lio a voces con el hombre aquel del casco raro. Miro el granizo del suelo, si no llega a ser por el casco la palma. Vamos! Ven! ¿Puedes andar? Le grito mientras salgo del aircraft, con cuidado de no caerme al suelo.

Lentamente me voy acercando a él. Espero que no sea otra trampa. De esta no me escapo... ¿Estás herido? Vamos, iremos a un lugar seguro! le digo mientras sigo caminando.

Antes de poder alejarme mucho el ocupante del aircraft salió a mi encuentro.

Se trataba de una mujer, iba uniformada y con casco* pero su silueta y su voz no dejaban lugar a dudas.

Cuando me habló pude percibir el brillo de sus ojos a través de la visera.

_No, no estoy herido. Salvo en mi orgullo tal vez_  Dije esbozando una sonrisa cansada. No parecía peligrosa, pero las apariencias engañaban con frecuencia, de modo que me mantuve alerta un rato.

Hice ademan de seguirla, y entonces me acorde del oxígeno.

Tengo un par de tanques de Oxígeno, no son muy grandes, es lo único que pude rescatar de mi autocaravana, a mí ya no me sirven para mucho, pero tal vez vosotros podáis aprovecharlos_ Dije en tono conciliador mientras dibujaba una medio sonrisa.

 Esperaba que aquella muestra de buena voluntad jugase en mi favor. Si realmente se trataba de piratas, mi propia vida podía pender de cualquier capricho, tal vez sí les caía en gracia se limitarían a comprobar que no llevaba nada de valor y me dejasen tirado…pero con vida. No estaba de más empezar con buen pie.

Mis "poderosos zapatos de tacón medio" se hundían sobre el granizo, ralentizando mi paso. Al ver que el hombre parecía estar bien me detuve, no me apetecía acabar en el suelo. ¿Tanques de oxígeno? Ya salvó más que yo....

Si los quieres recoger, a tiempo estas. le respondí observándole detenidamente a través de mis ojos verdes. Cualquier gesto o signo de amenaza sería suficiente para dejarle allí tirado. Pero me perdonarás que no te ayude a recogerlos, no estoy ataviada para semejante empresa. Le indiqué señalándome el traje de chaqueta y pantalón negros, con una blusa blanca debajo, mientras le miraba con recelo. ¿Tanques o refuerzos? Tu mismo, pero no tenemos todo el día. No me apetece que tengan que venir a rescatarme a mi tambien. Esta vez le sonreí y comencé el retorno a mi aircraft, por si debía despegar de urgencia.

Cuando estuvo a medio camino pude observar con más detenimiento sus facciones.

Me quedé embobado un momento al sentir sus recelosos ojos verdes dominándome desde la distancia.

Ciertamente, su traje de directiva y su porte elegante suponían un contraste innegable frente al suelo de guijarros congelados y mi propia estampa desaliñada.

Me demoré un instante cuando se volvió hacia el aircraft recreándome en su figura.

EL pantalón era holgado, pero a la altura de la cintura se ajustaba dejando entrever su atlética figura.

Pasados unos segundos, di un respingo, como si acabara de recordar algo largamente olvidado y me encaminé hacia la base del árbol donde había ocultado los tanques.

No era gran cosa, pero después de todo lo que se había perdido, me sentía empujado a compartir la pequeña victoria que había supuesto salvar los tanques…

…era una victoria fútil, insustancial. Más me habría valido recuperar uno solo de los pergaminos o las tablas que había estado restaurando los últimos días…pero nada se podía hacer ya con aquello. Lo mejor sería dejarlo pasar. Cuando dispusiera de algo de tiempo podría conformar unas memorias de lo obtenido hasta entonces.

 Mis averiguaciones seguían todavía recientes, así que no me costaría mucho ordenar todo lo que había avanzado en la investigación. A buen seguro no tendrían ningún valor frente a la comunidad Científica sin sus respectivos originales, pero al menos a mí, me servirían para retomar mi investigación llegado el momento.

Me puse los tanques  a la espalda, y al trote, casi temiendo que la esbelta pirata despegase sin mí, me plante frente al Aircraft sonriendo.

_Estoy listo_

Observé el pequeño planeador con curiosidad, era pequeño y estilizado, y aunque la cabina era bastante grande, parecía que tendríamos que apretarnos un poco. La idea me resulto divertida, pero intenté que mi rostro no lo delatase.

Entré en el aircraft y esperé a que aquel hombre se decidiese a venir o no. Se había quedado allí plantado, en todo el medio sin avanzar ni a un lado ni a otro y yo no iba a jugármela mucho más. Justo cuando pensé en cerrar y regresar a mi nave, le vi reaccionar. Esperé unos instantes y le vi regresar con algo cargado en la espalda.

Bien, parece que no mentía, al menos por ahora. Pensé para mi cuando logré identificar los tanques a su espalda. Se plantó frente a mi y me sonrió. Lo cierto es que tenía una sonrisa bonita y viéndole de cerca, sus ojos verdes podrían deslumbrar a cualquiera. Le devolví la sonrisa, no me fiaba nada de él y le volví a observar de arriba a abajo.

¿No tienes que recoger nada más? ¿Sólo salvaste esto? le pregunté. Lo cierto es que me sorprendía que él no tuviese ni un sólo rasguño y que hubiese perdido todo en el accidente. Si, no hay más, sube y marchémonos. Tengo el tiempo limitado aquí.... le indiqué mientras arrancaba el aircraft. Deja los tanques por ahí y disfruta del vuelo a mi nave.

Ambos ya sentados, y con el tamaño de Aven, con los tanques sobre las piernas, la cabina se hace algo ... estrecha. Incluso más de lo que era ya de por si. El despegue es algo aparatoso y las ramas de los árboles sacuden la panza de la planeadora rápida. Aven está estrujado entre el asiento, los tanques y atalajes de seguridad, pero se siente libre, al haber escapado de esa isla que pronto pasaría a ser un mito como la Atlántida.

La voladora tiene una velocidad de pérdida algo alta, ya que ir con ella a menos de 150 Km/h es caer como un ladrillo y no tiene capacidad de vuelo de sustentación en estacionario. Vuela ... y suborbitalemente se defiende mal. En el espacio lo justo.

El hangar de la planeadora es cómodo para entrar rodando desde el suelo, pero volando ... es difícil frenarlo a la velocidad mínima.

La planeadora zozobró nerviosa en el despegue.

Cuando levantamos el vuelo y golpeamos la copa de los arboles, pensé que terminaríamos igual que mi autocaravana. Pero la chica-pirata parecía tener mejores habilidades que las mías para pilotar. Y aunque a duras penas, se hizo con el control de la nave.

Sin embargo, el air-raft no parecía preparado para soportar mi peso y el de los tanques...se desestabilizaba con facilidad, y el retorno al hangar no semejaba tarea fácil.

Me encomendé a la pericia de la chica, mientras intentaba aliviar la tensión del momento.

Me llamo Frost por cierto, Aven Frost.
Pero todos mis amigos...Hice un pequeño paréntesis y continué ...y hermosas piratas que me salven de una muerte segura, pueden llamarme Aven. Dije, no sin cierta sorna.

¿Seria demasiado pedir que me dijeras tu nombre antes estrellarnos contra tu Nave imperial?

Ahora que podía ver su rostro en el espejo de la cabina, me resultaba enormemente familiar.
Sabia que lo había visto en algún sitio, pero no lograba recordar donde...

Me estaba costando lo mío mantener aquel cacharro en el aire, podía percibir ese olor a "nuevo accidente en camino" y el hombre que me acompañaba no me ayudaba demasiado tratando de darme cháchara en un momento tan delicado.

Hombres! Siempre tan inoportunos! pensé mientras maniobraba para evitar caer al suelo o acabar siendo parte de la decoración del exterior de mi nave de por vida.

Mantente en silencio y procura no moverte, no quiero que me desconcentres. Le gruñí. Mejor eso que decirle que es la primera vez que voy a realizar esta maniobra... pensé mientras encaraba y alienaba (que mal me suena....) aquel trasto para poder entrar en el hangar sin problemas.

En ese preciso instante, comencé a añorar mi voladora... lo estable y cómoda que era para viajar con ella. Pero no era momento de ponerse a llorar por algo perdido, así pues me resigné con lo que tenía y preparé todo para entrar en el hangar. Gato, aircraft 1 (o air-craft... los leo igual auqnue no lo sean xD) listo para entrar en el hangar. Espero instrucciones. No sería la primera vez que un cacharro de estos está equipado con un sistema de aterrizaje automático y se acabó la complicación de aterrizar en el hangar....

Su arisca respuesta me hizo saber que la maniobra era mas complicaba de lo que yo me figuraba, de modo que la deje hacer y una vez más, escruté su rostro en el espejo...no podía dejar de pensar que había visto aquellos ojos verdes en algún otro lugar antes ...pero donde (?)

Pensando en ello me encontraba, cuando sus ojos se encontraron con los míos en el retrovisor. El modo en que la examinaba resultaba incómodamente obvio incluso para mi, de modo que aparte la mirada entre sorprendido y avergonzado.

Nos hemos visto antes señorita...? deslicé aun a riesgo de volver a importunarla.

Una vocecita retumba y parece salir de la nuca de la mujer

Lo mejor es igualar las velocidades un poco por encima de la de perdidas y con eso entrar en el hangar delair-raft

Recibido Gato. Inicio maniobra de entrada. respondí. Luego me dirigí a Aven. Tranquilo. Si nos estrellamos, mi tripulación nos rescatará.... y si no los militares del Tercer Imperio. Le sonreí haciendo caso omiso de su intento de conversación previo.

Seguí las instrucciones que había recibido através de mi intercomunicador, igualando velocidades y equilibrando el air-craft, manteniéndolo lo más recto y estable posible, era lo mejor que podía hacer. La ventaja del cacharro aquel era que, una vez pillado bien el ritmo, se volvía más estable, por lo que la entrada al hangar en si ya no era problema.

Ya sólo tenía en la cabeza el frenado de aquel aparato. Pero una cosa era segura: si se usaba para entrar y salir de la nave, algun sistema especial tendrá para ello.

Habia algo que seguia sin encajarme en aquella situación.

"Ojos verdes" no parecía estar mucho mas familiarizada que yo con la planeadora y las maniobras de pilotaje.
La pequeña conversación que acababa de tener con un miembro de su tripulación así lo atestiguaba.

De momento la cosa había ido bien. Al menos todo lo bien que podría ir en mi situación.
No parecían saqueadores realmente, de serlo, no eran muy buenos, pues tan siquiera se habían molestado en registrarme en busca de armas, y de ser un cebo, en mi posición actual , ya no existía necesidad de seguir actuando...

Una nave imperial modificada (muy probablemente pirata); su oportuna aparición justo en mi momento de mayor necesidad (Cuando en los ultimos dias no había visto ni un alma en aquel apartado pantano); una piloto de air-raft que no conoce su nave...
¿Porque enviar a quien no sabe pilotar? ¿Porque ayudar a un extraño accidentado?
Cada pregunta suscitaba una nueva, y todas me llevaban a una unica respuesta.

O me había topado con el único grupo de Samaritanos a este lado de la Galaxia, o se trataba de gente tan necesitada como yo. Errantes acuciados por las deudas, convictos, fugitivos...tal vez miembros de alguna nueva secta pacifista (?)

Y por encima de todo, aquella sensación...cuando creía que el misterio de los "ojos verdes" estaba a punto de revelarse claramente en mi memoria, otra vez se me escapaba para dejarme hundido en la incertidumbre.
Sabia que la había visto hace poco...¿pero donde? Apenas llevaba unos días en aquel planeta y solo dejaba las ruinas para trabajar en el registro, trasladar mis progresos a mi ayudante por computadora y dormir...

El momento del impacto se acercaba, así que aparte los tanques y busqué algo blando entre los bultos de seguridad. En verdad esperaba que la chica de los ojos verdes supiera lo que hacía, si algo me jodia mas que dejar este mundo, era hacerlo con tantos misterios sin resolver.

Las nave empieza a moverse dejándoos atrás, hasta que se queda a unos 300Km/h, cosa que aprovecha vuestro trasporte para alcanzarlo. Las toneladas de esa nodriza se desplazan con gran estabilidad y no parece estar volando siquiera. La aproximación es directa y enseguida está en su pequeño hangar. Este está poco iluminado. Poco más que unas luces de emergencia. Allí descansaba un "aparatejo" idéntico al que montabais.