Partida Rol por web

No tienes claro lo que pasa, pero parece que la capitán está hablando con alguien de Control de Tráfico, pero no es planetario. Es alguien del Tercer Imperio. No has podido escuchar lo que pasa ni de que hablan, y parece que la conversación continúa.

Iba a responder al oficial de enlace cuando entró Aven. Con un gesto le dije que guardase silencio.

Por supuesto que no tienen plan de vuelo. Llevo los últimos veinte minutos intentando comunicar con vosotros y sus diplomáticos del T.I. en el planeta y nadie me responde. Hice una breve pausa. Y es curioso que, muevo la nave y apareceís de la nada. Era de esperar, el T.I. huele muy mal ya...

Como sabeis, hemos rescatado a un hombre y... que yo tenga que permanecer en una especie de encierro espacial en mi nave, me parece estupendo, pero él no debe sufrir esas consecuencias. La nave no tiene ni sábanas, ni toallas, ni ropa limpia, no tenemos piezas de recambio por si algo se estropea.... Mi intención es descender al asentamiento de los K'krees, allí dispongo de una cuenta especial...no necesito dinero para pagar... cargar lo básico lo más deprisa posible y volver al espacio nuevamente.

Y si mi invitado decide descender la la nave allí y quedarse en el planeta, que así lo haga.

- Señora me ordenan que le recomiende que no se aproxime a esa zona. Están habiendo grades disturbios. Se han registrados enfrentamientos y tenemos constancia de haber contabilizado bajas entre la población civil, varios aslan y otros muchos no identificados. Es como si estas noticias le llegaran de nuevo a tu interlocutor y se enterase ahora mismo, según lee la nota que le han pasado.

¿Disturbios? Que está pasando allí? mi gesto cambió de seriedad a preocupación Los k'kree son amigos míos, tienen pequeños entre ellos, embarazadas... ancianos... Puedo subirles en la zona de carga de la nave y tratar de sacarlos de allí. Miré a Aven a los ojos, buscando quizás su apoyo... Y Zug está allí tambien... Oficial, sea como sea, son inocentes enmedio de una batalla. El T.I. está para proteger a los civiles. Esta podría ser una buena baza para nosotros... Más publicidad buena para el T.I.

El T.I. envía nave al rescate de civiles en medio de un disturbio en la ciudad.... le recito a modo de titular. Oficial, recuerde que cada segundo que perdemos aqui arriba, más complicado será realizar el rescate allí abajo.

La comandante de la nave se interpone en la conversación. El especialista en comunicaciones se aparta de repente y ocupa el campo visual la "jefe" del navío. - Señora T'Karsh, sabe que no podemos intervenir de forma directa y no podemos hacer esa maniobra, sobre todo porque estamos en misión diplomática y de intervención para asegurar la vida, pero no podemos tocar tierra. Está muy agitada. Se ve que venía corriendo. No puedo evitar que haga lo que va a hacer, se resigna y se alegra a la vez, pero que sepa que va sin nuestro permiso.

Te das cuenta que está en un holotanque y que las cosas que hace, son en el aire. No tiene casi botones a mano, por lo menos que tú veas.

Sólo espero que no os interpongais Comandante, con eso me basta. Bastante duro va a ser lo de allí abajo... por como lo describís.

Gato! Bájanos. Luego miré a Aven, espero que estés listo. Sientate y ponte un cinturón, no sabemos lo que vamos a encontrar...

- Buena suerte. Se despide la naval, haciendo un gesto amable.

Después de observar toda la conversación con interés, asentí con gesto grave a la capitana.

Tal y como había sospechado en un principio, algo olía mal en todo aquel asunto. Y el T.I. no parecía estar del todo al margen de lo que allí abajo se cocinaba.

Había dudado un instante si intervenir en la conversación, pero no estaba seguro de si aquello sería para bien o para mal, y como Zhiva parecía controlar la situación, no dije nada, y permanecí a un lado escondiendo mi deplorable aspecto a los interlocutores del T.I.

Cuando hubieron terminado, me dirigí a Zhiva tras asegurarme de que nadie nos escuchaba ya:

¿Plan de Vuelo? Chorradas, ese Oficial recibía ordenes mientras conversabais, alguien inventaba excusas a medida que rebatías sus razones...¿sigues pensando que eses de ahí afuera son tus amigos?le dije mientras señalaba la enorme nave del T.I.

Suena raro.. si... lo se. Son militares... sólo obedecen órdenes de sus superiores. El oficial sólo estaba autorizado a preguntar, no a decidir. Sonreí a Aven. ¿Y yo no inventaba excusas? Dime en que momento de la conversación mencioné que íba a descender a recoger a Zug. Si creyese que son mis amigos, no hubiese dudado en decirles mis intenciones.

¿Enemigos? Puede, pero.... de serlo... sólamente con un caza, uno sólo... podrían destruir la nave en mil pedazos y pufff! Fin de la amenaza. Aven, la nave está desarmada, no llevamos ni un misil abordo. Suspiré y miré por el ventanal. No tardaríamos en llegar.

Gato, recuerda que la zona está en conflicto, debemos aterrizar con cuidado. Esta vez vamos a subir a Zug y a los k'krees que podamos. No quiero que caigan inocentes. Aven... abre fuego sólo si es absolutamente necesario.

Asentí una vez más.

Las palabras de Zhiva no terminaban de convencerme. Que el T.I. no hubiera destruido su nave todavía, no significaba gran cosa en realidad. Tal vez ahora, tras el incidente del Aslan y la grabación al T.I. simplemente les convenía mantenerla con vida. En su situación, tal vez era más valiosa como chivo expiatorio que como mártir...

De todas formas no le dije nada. No quería preocuparla innecesariamente con mis especulaciones justo ahora que tantas cosas tenia en la cabeza.

Saqué mi pistola y abrí el cargador para comprobar que no se había humedecido en la tormenta y volvía a guardarla.
15 balas no eran muchas, pero tendrían que bastar por el momento.

Tranquila, a mi tampoco me gusta usarla ... respondí a su ultimo consejo. ¿no tendrás munición para esta reliquia verdad "Capitana"? Pregunté mientras le guiñaba un ojo y volvía a enfundar la pistola.

Lo siento, me temo que lo que ves es lo que hay. Quizás en las jaimas de los k'krees puedas encontrar alguno. No creo que les importe demasiado cuando la finalidad es darles uso para defenderlos. Le respondí seria, mirando por la cristalera del puente de mando, donde cada vez se veía el plantea más cerca.... luego la tierra.. una ciudad...

La nave se acercaba a gran velocidad, pero Zhiva parecía tenerlo todo bajo control.
No se lo había preguntado, pero daba la impresión que o bien era natural de aquel planeta, o había pasado buena parte de su tiempo allí.

Me senté a su lado, observando su buen hacer manipulando los controles de la Barcaza espacial mientras disfrutaba de las vistas a través de la cristalera.

Aslan...K´krees...humanos murmuré pensativo. Demasiados grupos y demasiado diferentes para convivir en tan escaso terreno...

El descenso ha sido muy rápido. Tanto que es hasta vertiginoso, pero los propulsores de la nave consiguen controlarlo.

 Gato deja las comunicaciones en abierto y hay tanto que es un caos. Tiroteos en todas las ciudades. Se están organizando milicias populares que se alinean con cualquiera de los tres bandos. Pro-Independentistas, Pro-Cantonalistas, Pro-Imperiales ... y algunos más que son difíciles de definir o que no hay manera de saber. Los combates se extienden, pero ya no como ejército, sino como grupos sociales, ciudadanos ... o incluso sectarios (religiosos, ideológicos...)

Es una batalla de todos contra todos y es muy difícil reconocer amigos y enemigos. El problema: Es más habitual disparar y preguntar después.

A la llegada hay espacio más que suficiente para tomar, y la nave tiene cierta capacidad V-STOL. Algunos árboles se van a estropear, pero lo peor para ellos es que casi todo el parque está incendiado. Ya estando cerca, las jaimas, tiendas y pabellones están tirados, reventados, y otras muchas formas de dañarlos o destruirlos. No hay forma de saber quién hay por allí, si está oculto, pero los combates están bastante lejos. Como a medio quilómetro lo más cercano. Cierto extraño tanquichuelillo de ruedas corría por las calles como un ratón disparando de una forma muy selectiva. Su conducción era bastante errática y agresiva, pero sus disparos azules era más certeros que la microcirugía.

Gato, déjanos en zona segura y espera allí. Vamos a ver a quien podemos evacuar, esto es un maldito caos!!! Indico a la nave mientras me levanto de mi asiento. Y si te ves en peligro, no lo dudes, despega, ya encontraremos un punto de evacuación.

Mire a aquel hombre que el destino quiso que se sumase a mi locura. Vamos Aven, descenderemos por la zona de carga, si Gato ve que no puede aterrizar, quizás nos toque dar un pequeño salto desde la rampa.

Me ajusté bien el intercomunicador en el oido y salí del puente de mando. Era tontería estar allí dentro ya. Las comunicaciones con el T.I. ya habían cesado y sabíamos que sólo habían disturbios y caos allí abajo. Mi lista de amigos y aliados había quedado bastante reducida tras todo lo acontecido.

Crucé todo el pasillo y descendí a la zona de carga, quedándome frente a la puerta a la espera de que Gato abriese para salir.

No me gustaba la idea de saltar desde la nave y arriesgarme a romperme una pierna. Pero las cosas se habían puesto muy feas allí abajo.

Me preguntaba quien pilotaría aquel tanquete asesino...

¿Crees que podría ser tu amigo? pregunté a Zhiva antes de enfilar por el pasillo que llevaba a la zona de carga mientras lo señalaba con el dedo.

En verdad deseaba que me dijera que si...porque sino íbamos a tener bastantes problemas con él.

Zug y ...el otro, el K´kree ¿estaban juntos? Si están aquí abajo, va a ser difícil encontrarlos...con vida.

Sinceramente.... no se donde esta Yezbel. Supongo que dentro del palacio. Zug debe estar en algún lugar del parque, entre las jaimas. No le veo conduciendo el tanque... y menos aun con esa precisión.... Él es más.... soldado de campo....

Creo que podré valorar mejor la situación una vez estemos abajo... y sepamos si Gato puede esperarnos aquí o no. Ten por seguro que, cuando Zug vea la nave, si ve vía libre, vendrá hacia ella. Me preocupan más los familiares de Yezbel... y el noble anciano de su pueblo. suspiré.

Vamos a tener que mantener la cabeza bien agachada... Luego le miré nuevamente a los ojos. No tienes porqué hacer esto, aun puedes subir arriba y permanecer asalvo de toda esta locura.

No terminaba de acostumbrarme a aquella faceta de la Capitana.

Aquella dulzura cuando me miraba a los ojos, la sincera preocupación en el timbre de su voz.

En verdad parecía que estaba empezando a caerle bien.

Le devolví la mirada con una sonrisa afable y puse mi mano sobre su hombro.

Soy científico...solo puedo estar a salvo en medio de la Locura

Ya es la 3era vez que insistes en que me quede. Voy a empezar a pensar que no quieres tenerme cerca.

Entonces la puerta de la zona de carga empezó a abrirse. El viento nos golpeó con fuerza ondeando el pelo de la capitana y obligándome a usar mi brazo a modo de escudo. Mi sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco para dar paso a una mueca de pesadumbre y concentración.

Gato entiende seguro por su propia integridad física y no concibe un ataque, sino un accidente, así que toma en el sitio que le parece oportuno, que es una espaciosa avenida con 4 carriles en cada sentido. En el proceso un par de semáforos han sufrido desperfecto y unos pocos cables que cruzaban la calle también han ido a ... freir monas.

El parque empieza justo a su lado. Tendrá como kilómetro y medio de largo y de anchos ... bastante más. Estáis por el lado corto, casi en el centro, (aprox)

Os dais cuenta de donde está al tomar tierra. Bajáis por la rampa de popa y eso os da un campo de visión desolador. No y muro que no tenga impactos a tuti plen y baldosa que no hubiera sufrido por la metralla. Ahora mismo no hay nada cerca (si tomamos cerca como menos de un kilómetro). El ambiente huele a humo, a ruedas quemadas, y hay varios cuerpos destrozados en medio de la calle. Uno de ellos es una mujer con un bebito entre las manos y otra señora a su lado que aún tiene una mano agarrando un carricoche volcado.

Antes de tomar, aún a unos metros de altura, se pudo ver el Edificio del Pueblo y el Palacio del Gobernador. Se podían distinguir por su silueta y colorido, pero no se sabe cual de los dos estaba más afectado. Los muros de los patios y jardines del Palacio del Gobernador estaban totalmente destruidos. Se sabía porque toda la vegetación de su interior era plenamente visible.

La escena que nos asaltó nada más bajar la rampa era dantesca.

Mujeres, niños...atrapados en medio de la revuelta. No tuvieron la más mínima oportunidad.

Parecía que una tormenta como la que me había sorprendido en el pantano había arrasado aquel lugar...solo que en esta ocasión, en lugar de guijarros de granizo, lo que habían caído eran balas explosivas y rayos de la muerte.

Me quede absorto unos segundos contemplando horrorizado la fría estampa de la muerte que se desplegaba ante nosotros.
En mi vida había visto cadáveres y había experimentado la miserable perversión de la condición humana.

Pero aunque en ocasiones había desempeñado mi trabajo en zona bajo conflicto bélico (como en aquella ocasión). Nunca lo había experimentado en primera persona. El horror de la guerra era sin duda mucho más imponente que nada de lo que hubiera vivido antes.

La capitana me liberó de mi sopor con unas palabras. Entonces, señalé en dirección al palacio del Gobernador, dando por sentado que la cárcel donde se encontraba el Aslan no podía estar muy lejos. Y empecé a caminar furtivamente en aquella dirección.

No dejaba de vigilar el horizonte a ambos lados por si los rezagados de aquella refriega decidían volver sobre sus pasos.
Mientras avanzaba observaba el suelo, por si entre los restos podía encontrar algo que pudiéramos usar como escudo.