Partida Rol por web

La placidez que sentía al inicio de nuestra zambullida, con los peces danzando a nuestro alrededor y los efectos que los rayos del sol incidiendo en el agua ofrecían ante nuestros ojos, fue poco a poco sustituida por esa sensación de pánico cuando, de repente, uno se queda a oscuras sin saber lo que hay ni lo que ocurre a su alrededor.

Descendía tirando de la cesta mientras intentaba que mis ojos fueran acostumbrándose a la creciente oscuridad que reinaba en el fondo y, a medida que nos acercábamos a nuestro destino, los tejados ya eran visibles para todos, una extraña y desagradable sensación se instaló en mi cabeza. Íbamos de cabeza a explorar un cementerio, aunque esperaba que ese no fuera el cementerio donde reposarían nuestros huesos.

No habíamos trazado ningún plan de actuación y ni siquiera habíamos decidido si iríamos todos juntos a explorar las distintas casas o simplemente cada cual buscaría al azar. La segunda opción era la mejor, desde mi punto de vista ya que así ampliaríamos nuestra búsqueda en menos tiempo, pero también reconocía que era la más peligrosa pues estaríamos solos ante cualquier percance con el que nos encontráramos. Sin embargo había que decidirse y yo, por mi parte, ya tenía claro por donde quería empezar.

—Yo iré a investigar por ahí —dije, mientras señalaba hacia la casa con patio más grande que se podía ver. Aquella parecía ser la del alcalde o quien fuera que mandase en aquel pueblo y, por tanto, seguramente la que más tesoros tendría—. El que quiera puede seguirme.

No era fácil nadar con una pata de palo, pero aquella poción facilitaba mucho las cosas. Teniendo que usar toda la fuerza de sus brazadas, Pete siguió a Claude, cuchillo entre dientes. Asintiendo y señalando la casa grande, adelantándose brevemente a nado, para volver a ser sobrepasado por el más que probablemente ágil Claude.

Arr que se me hace horriblblble hablblarrr bajo el agua

No me costaba trabajo nadar, pero obviamente no veía demasiado bien y la luz cada vez más tenue no ayudaba. Además no me parecía bien que nos separáramos, eso llamaba a las desgracias. Me daba un poco igual a qué casa ir primero, siempre y cuando cumpliéramos la misión y nos lleváramos un pico, así que seguí a los dos chicos para poder ir en equipo.

Los cuatro se dirigieron a la casa que Bil les había marcado como suya. No era tan grande en comparación con las otras como la había dibujado, pero si dejaba claro que era una casa de alguien acomodado. Debió ser una familia muy rica antes de la catastrofe. Los cuatro descendieron hasta quedar sobre la casa. Las algas se mecían suavemente a su alrededor y por las ventanas rotas. El techo se mantenía intacto pese a que parecía estar en malas condiciones, como el resto de las construciones del lugar. A su alrededor les rodeaba la oscuridad en la que podían ver las siluetas del resto del poblado con los tenues reflejos de la piedra guía.

Lo mejor era meterse al agua cuanto antes y empezar cuanto antes nuestra misión para salir de allí también lo antes posible. Ahora lo principal era encontrar la brújula que había perdido Bill, aunque seguro que estaba cerca de los tornillos que habíamos perdido nosotros cuando nos apuntamos así sin más a aquello. Menos mal que a mí personalmente me solía poder la curiosidad. 

En cuanto llegamos a cierta profundidad comenzaron a invadirnos las sombras y el lugar se volvió aún más frío. El mar por ahí abajo era escalofriante, pero sabiendo lo que había ahí abajo, que eran cosas para explorar, yo estaba más que dispuesta a llegar hasta donde hiciera falta. 

Las ruinas eran casi fantasmales viéndolas en aquellas sombras, al menos, lo poco que iluminaba aquella minúscula luz que llevábamos con nosotros. 

- Lo mejor será que no nos separemos. A saber qué hay por aquí... - Dije siguiéndole sin pensármelo siquiera. 

La casa de Bill era una casa bastante grande. Estaba claro que había crecido en una casa con pasta. 

- A ver si nos han dejado algo útil por aquí... - Saqué una de las dagas, por si la necesitaba para abrir alguna cosa y rápidamente me puse a buscar por las zonas donde iluminaba la luz. Tendríamos que ir moviéndonos todos juntos para poder ver algo. 

En vista de que todos parecían estar de acuerdo en empezar por aquella casa, me acerqué a ella para buscar la mejor manera de entrar sin que tuviéramos demasiados problemas. Parecía que la opción más apropiada sería hacerlo por una de las ventanas rotas, siempre y cuando tuviéramos cuidado con los fragmentos de cristal que aún pudieran estar en pie.

—Allá vamos —dije antes de colarme por la primera ventana que vi en condiciones. Tenía que reconocer que me preocupaba un poco la falta de visibilidad, pero esperaba que a medida que pasáramos tiempo abajo más acostumbrados estaríamos a la oscuridad reinante.

Con precaución, atravesé la ventana esperando no encontrarme de frente con ningún monstruo marino que hubiera decidido buscar cobijo en aquella casa.

Pete ya se  dirigía a la puerta principal cuando el resto ya sopesaban las ventanas - Eeh uhm si claro porqué no - Con su pata de palo por delante Pete entró sin miedo en la casa, dispuesto a recoger cualquier cosa que recibiera un pequeño y brillante destello, no pensando demasiado donde podrían haber guardado aquella importante brújula familiar

Antes de que Claude pudiera avisar a sus compañeros de que veía algo moviéndose dentro de la casa unos tentáculos gigantescos emergieron de la casa. Medía cerca de seis metros de longitud y tenían un color anaranjado terroso. Aquella criatura era tan grande, que aun sin verla completamente por la oscuridad de la casa estaba claro que podría hundir un barco como el suyo con facilidad.

Uno de los tentáculos del pulpo gigante reventó la puerta por la que iba a entrar Pete. La buena noticia era que ya no tendría que forzar la puerta, la mala era que uno de los tentáculos de aquel terror marino lo golpeó con fuerza. Por suerte no logró atraparlo. Otros dos tentáculos salieron por las ventanas por las que estaban entrando tratando de atrapar a Rheena y a Claude. A la mujer llegó a golpearla pero pudo evitar que se enroscara en su pierna. Del techo también saltaron  mas tablas pues otro tentáculo salía destrozando parte del tejado de la casa buscando una presa. Aquel gigantesco pulpo parecía tener hambre y no parecía muy dispuesto a marcharse de su guarida sin pelear.

*Arrrr pulpos y centellas - Pete intentó nadar en vano hacia atrás evitando los tentáculos del enorme monstruo pero antes siquiera de poder pensar en lo que tenía delante, los apéndices del gigantesco ser ya ocupaban todo el escenario a su alrededor y Pete, cuchillo en mano se lanzó a abrazar al tentáculo más cercano tratando de cercenarlo con su fiel, pequeño y afilado cuchillo como si estuviera cortando mero - *¡Cortadle los tentáculos chicos!

Serró el apéndice con saña y aunque éste se retorció de dolor, Pete estaba bien adherido y no se desprendió hasta que el tentáculo lanzó un fuerte tirón listo para contraatacar

Mi primera idea había sido meterme en la casa a explorar, pero claro, antes de poder hacerlos unos tentáculos gigantes aparecieron de la nada e intentaron atraparme. Algo me decía que de haberlo hecho me hubiera dolido mucho. 

- ¡Coño con el pulpo! - Murmuré cuando logré escapar de su cariñoso abrazo por los pelos. 

La daga me iba a servir de poco con unos tentáculos tan gordos, así que saqué la espada y traté de golpearlo. Cualquier cosa que impidiera que aquella criatura enorme y amorosa me atrapara. 

Estamos muy cerquita de la casa y de repente salen un montón de tentáculos. Suelto un taco entre dientes y me aparto con rapidez.

-Ey chicos, ¿Os lo distraigo y vosotros intentáis cortarlo?

Con rapidez empiezo a nadar intentando llamar la atención de los tentáculos pero manteniéndome a distancia, como un pescadito listo para ser comido y digno de ser atendido, intentando además que se líen o enreden entre ellos usando para ello los obstáculos naturales como pedruscos, las paredes y agujeros que vea. Con un poco de suerte el pulpaco se fijará en mi y mis compañeros lograrán hacerle algo de daño.

Nera empezó a nadar pasando entre los tentáculos del pulpo haciendo que la criatura marina se distrajera con ella y tratase de atraparla sin mucho éxito. Pete logró golpear uno de ellos con su cuchillo pero la piel del pulpo era demasiado dura y demasiado resbaladiza y el cuchillo no le hizo nada.  El pulpo estaba demasiado distraído con las argucias de la valiente doctora como para atrapar a alguna de ellas, aunque estuvo cerca de agarrar la pierna de la misma se logró librar en el último segundo, igual que Pete.

Me había confiado demasiado, eso estaba claro, ya que lo que menos esperaba encontrarme cuando me puse a entrar en la casa era toparme con aquellos tentáculos que salían disparados hacia nosotros, con muy malas intenciones todo había que decir. Por suerte, mis reflejos y mi agilidad aún estaban intactos así que pude esquivar sin problemas el tentáculo que venía directo a mí  aunque no se podía decir lo mismo de mis compañeros que habían recibido sus buenos golpes.

Al ver como Nela intentaba llamar la atención del pulpo gigante, aproveché la oportunidad que nos brindaba para, esquivando los sucesivos movimientos del animal, dirigirme nadando a toda velocidad hacia sus ojos mientras cogía el machete de mi cinturón, con la clara intención de clavárselo entre los ojos. Pero las ondulaciones del agua por culpa de que el pulpo no se quedaba quieto, la dificultad que entrañaba llegar hasta los ojos y que la buena suerte no parecía querer acompañarme, apenas conseguí llegar a rozar muy ligeramente al animal.

—Mierda —gruñí frustrado entre dientes, tendría que empezar a moverme si no quería que uno de esos malditos tentáculos me atrapara.

Pete volvió a aferrarse al tentáculo sin prestar atención a sus compañeros, confiaba que estuvieran haciendo su parte y no quería perder la concentración y el ritmo de cortar en rodajas al pulpo, pausas que podrían costarle la vida al resto. Le pareció oír a Rheena haciendo alguna pregunta y a Claude maldecir.

Por su parte hendió el cuchillo por debajo de una de las ventosas y como si abriera un coco empezó de nuevo a serrarlo - TE VOY A HACER SHISH KEBAB CRIATURA DEL DEMONIO, A LOS SIETE INFIERNOS ECHARÉ TUS RESTOS

La carne resbalaba y pronto Pete saldría despedido, pero mientras el tentáculo sufría y se retorcía entre sus brazos

Mis habilidades para el combate eran las que eran. No es que fuera demasiado mala, pero claramente, no era lo suficientemente fuerte como para hacerle demasiado a un pulpo tan grande. 

- ¡Maldita criatura del averno! - Y eso que era la primera que nos encontrábamos, no quería ni imaginarme lo que podía haber ahí abajo. Pero bueno, las cosas se hacían paso a paso, además, la buena historia que sería el día que vencimos a un pulpo gigante...

Al final opté por tratar de ayudar a mis compañeros distrayendo al bicho, porque al menos podía estar ahí molestando. Eso sí, como me agarrara me iba a crujir de lo lindo. 

Cogí lo que esperaba que sólo fuera unas piedras del suelo y comencé a tirárselas a la cabeza. 

- ¡Eh! ¡Mierda de bicho cabezón! - Grité tratando de hacer ruido, aunque ni siquiera sabía si un pulpo podía escuchar. 

Cada vez me frustro más al darme cuenta de que no somos rival para semejante bicho asqueroso y pringoso...lo único que puedo hacer es seguir distrayéndolo e intentando liar sus tentáculos para que se haga un nudo él solito porque con mi cuchillito voy bastante de culete.

-Empiezo a pensar que deberíamos haber planeado esto un poco mejor...

Aquel pulpo gigante nos estaba dando el día y eso que acabábamos de empezar con la inmersión, lo que me hacía preguntarme si habría cosas mucho peores escondidas bajo el agua. Por más que intentaba acercarme al bicho para acertarle en los ojos más difícil veía conseguir algo. No sabía si mis compañeros le estaban haciendo daño, pero lo que era por mi parte estaba claro que esos malditos tentáculos me hacían muy difícil acertar en mi objetivo.

Pero aún así lo intenté de nuevo. Esquivando los ondulantes movimientos del animal, nadé de nuevo hacia sus ojos machete en mano y le arreé un golpe que, esperaba de verdad, esa vez le hiciera algo.

El agua empezó a oscurecerse por la sangre de la criatura. Pete se había aferrado a uno de los tentáculos y lo había acuchillado hasta prácticamente mutilar al pulpo gigante. Y por otro lado la distracción de Nera había conseguido que Claude entrara dentro de la gran casa y acuchillase a la bestia en los ojos, esto hizo que se estremeciera y sus tentáculos golpearon las paredes y los muebles a su alrededor, malherido y lleno de rabia. Rheena, a la que había atrapado una pierna, logró forcejear unos instantes pero la fuerza del pulpo era colosal y la arrastró hacia dentro del viejo edificio. Tras un haz de burbujas Rheena fue arrastrada hacia el oscuro interior de la casa golpeándole y aplastándole la pierna hasta llevarla a su terrorífico pico y empezar a morderla. Un grito de dolor acompañó a la sangre de la joven que se mezcló con la turbia sangre del pulpo gigante.

Al ver como Rheena caía bajo los golpes del puñetero pulpo, sentí como la sangre bullía en mi interior por la rabia. Acabábamos de comenzar aquella inmersión y ya nos habíamos topado con el primer inconveniente, uno demasiado grande para salir bien parados y, para colmo, todavía no habíamos conseguido ninguno de los supuestos tesoros que habíamos ido a buscar.

Con una ira ciega cargué de nuevo contra el animal pero, precisamente esa rabia que me invadía me hacía perder la eficacia que necesitaba en esos momentos, eso sin contar con el cansancio que empezaba a hacer mella al tratar de pelear, mantenerme nadando y esquivar los tentáculos todo al mismo tiempo.