Partida Rol por web

Cuando la elfa pidió a Braka que éste se mantuviera al margen consiguió sorprenderle, pues pensó para sí: ¿Una elfa con orgullo guerrero? ¡Ja! Curioso sin duda... Y contestó: -Sea pues. -quedándose a un lado. Y cuando vio el poderío que el arte de batalla de la elfa oscura escondía se volvió a sorprender, y dijo sonriendo: -Sin duda no soy el único con capacidades extraordinarias...es un honor, Raenhmi. -entonces limpió su hacha con la palma y plasmó su mano roja en el suelo, dejando marca de su presencia y sobretodo de su victoria. Y tras eso se unió a Ragkrul con la búsqueda de algo útil...aparte de la espada llameante, y sin ningún escrúpulo por rebuscar entre cadáveres.

Aún me resta entereza.

Respondo a Ragkrull, no obstante, inclinando levemente la cabeza como gesto de agradecimiento. Quién me hubiese dicho a mí que resucitaría a un trasgo, que salvaría a un orco... que uno me defendería y que dos orcos me ayudarían. Sin duda, el mundo es sorprendente. Y en ese momento decido ponerme al lado de Ragkrull y mirar hacia los cadáveres.

Sí, es momento de saquearlos. Y de investigar.

Dicho esto, y antes de ponerme al trabajo, me pongo al lado de Braka y pongo mi mano en su hombro.

Gracias por cubrirme. Es un honor luchar a vuestro lado.

Le dedico una muy sutil sonrisa y me inclino a investigar, disimulando con acierto una mueca de dolor por el golpe recibido.

Noche 6

La noche de la luna roja.

Durante siglos, la leyenda de la Luna Roja se ha estado pasando de padres a hijos. La Luna Roja, como todos sabéis, es la Luna de los Muertos. La noche de la Luna Roja es la noche en la que todos pedís por vuestras almas, y por las almas de los fallecidos. Por vuestras almas para seguir el camino correcto... por la de los fallecidos para que sigan su camino hacía el más allá. 

Sin embargo, no todos las almas de los muertos escuchan las oraciones.

Y por supuesto, no todas las almas de los muertos se quedan allí dónde están tranquilas.

La Noche de la Luna Roja, es la noche en que los muertos despiertan.

Los aventureros, tras haber vencido a los enemigos, continúan su camino por el Valle de la Desolación. ¿Qué peligros podrán encontrar esta noche? Las leyendas también hablan sobre un guerrero muy poderoso que habita en esta zona... ¿será tal vez esa la prueba que deberán pasar los que llegan a este lugar?

Investigáis por la zona pero no encontráis nada de utilidad, hasta que, de repente, una figura aparece ante vosotros, como surgida de la nada.

Saludos, osados aventureros, pues eso debéis ser si os habéis atrevido a llegar hasta este valle. Me he mantenido ajeno a vuestras guerras personales pero ahora que el río parece fluir mas tranquilo, he decido aparecer ante vosotros.

Mi nombre es Arthian, puede que os resulte familiar pues muchas leyendas hablan acerca de mi persona. Pero aquel del que tantos han escrito, no es mas que un simple reflejo, un recuerdo de tiempos mejores...

Ya no creo ni en el Bien ni en el Mal, tan solo en las personas. Imagino que vendréis, como todos, buscando el poder que se oculta en este valle y os aseguro que grandes recompensas se encuentran aquí pero a un alto precio.

Solo hay una forma de conseguirlas: derrotandome. Eso si, os advierto de que la espada que porto es mágica, probablemente la mas poderosa del mundo, un simple impacto con ella y moriréis en el acto. No importa vuestra armadura ni vuestra resistencia, no importa nada: Si os alcanzo con ella, moriréis sin remedio. Y os aseguro que mi resistencia y mi poder son envidiables.

Aún así, no soy un asesino. Si queréis rendiros y no aceptar el reto, puedo mandaros a cualquier lugar del mapa en el acto, sin recompensa alguna, claro está.

La decisión es vuestra, pero no digáis después que no os he avisado...

-Propongo viajar al castillo del Rey. Él no es un enemigo, y si bien podríamos lograr grandes tesoros derrotándole...no lo veo del todo necesario, más que nada por el hecho de que mi poder aprendido de los enanos es limitado, entre otras cosas. Gastaría mi capacidad restante en lograr otras cosas...y personalmente valoro mucho este poder. Yo me quedo con la armadura y con la llave, para vosotros lo demás. Y ahora me voy, acompañadme si queréis. Arthian, ¿podrías transportarme ante el rey?

Cojo, ya que nadie lo hace, todos los restos de los caídos que no toma Braka, tal vez pueda venderlos en otro momento o intercambiarlos por comida o cualquier otra cosa útil. Y avanzamos.

Mientras avanzamos y la luna roja brilla en el firmamento nos aparece un individuo diciendo que debemos de derrotarle y otra parafernalia que me hace mirarle con cierta incredulidad. Rápidamente saco dos espadas de gran calidad.

Aguarda, Braka, yo no he he escuchado nunca sobre él, pero ha dicho derrotarle, no matarle. Si bien el poder lo necesitamos para ayudar en la batalla, al margen de lo bien o mal que le caiga uno u otro bando, podríamos hacer un duelo, uno contra uno, a primera sangre, el primero que hiera al otro gana, sencillamente. Y no lo digo por miedo a morir, si no por ser... práctico. Usted no es un asesino... y yo ahora tampoco. ¿Acepta?

Mis ojos miran desafiantes al gran héroe Arthian.

Me gusta como piensas, elfa. Eres decidida.

Acepto a batirme en un duelo a primera sangre contra ti. Pero te advierto, no obtendrás la misma recompensa derrotándome así que de la forma que os proponía en un principio, pero la recompensa te será útil igualmente.

¿Comenzamos pues?

Sea, en igualdad de condiciones. No me importa cual sea la recompensa, mientras pueda ayudar. Mientras sea mi decisión.

Asiento mientras desenfundo el mismo tipo de arma que le he ofrecido a él. Mis ojos le miran con completa decisión.

Será un honor enfrentarme a una leyenda.

Y sin mucho más que decir me dispongo a enfrentarme con todo lo que tengo a él, un movimiento rápido destinado a tan sólo rasgar su piel y provocar unas suaves gotas de sangre. Mi velocidad no es extrema, aunque tampoco mala. Mi ataque tampoco sobresale en extremo, aunque mi defensa sí que flaquea levemente. En mi propia mente se resuelve... lo tengo muy complicado. Pero no borro mi sonrisa, confiada.

-Darle muerte o no me es indiferente, ya deberías saberlo, elfa. Sencillamente considero una estupidez morir por la probabilidad de conseguir algo útil, más aún cuando sacrificas algo útil en el proceso. Espero que él acepte tus términos y no utilice esa espada suya...

El combate comenzó. Podíais ver como Arthian parecía emocionado, estaba claro que esta era la única razón de su existencia.

Se lanzó sobre su presa, pero esta resultó ser mas rápida. Raenhmi logró superar a su adversario, a aquella leyenda viviente, y antes de que su espada la tocara, logró hacerle un roce en el brazo.

Arthian se detuvo en seco y la observó, asombrado y decepcionado a partes iguales.

Lo has logrado... Has sido mas rápida. Aunque no te has atrevido con el reto real, si que me has derrotado en el que tu propusiste y eso te honra. Toma.

Con delicadeza, posó una pequeña pelota oscura en la mano de Raenhmi.

Y vosotros orcos, ¿en verdad os consideráis orcos? Aún estáis a tiempo de enfrentaros a una leyenda.

Exclamó finalmente, con ansias de batalla.

Esfera de Arthian [Objeto Único]: Puedes lanzar la pelota contra alguien (No es una tirada de destreza. Se supone que te concentras y la pelota impacta en tu objetivo. No hay tiradas, no puedes fallar) y curarle el ultimo daño recibido, pero debes hacerlo en el mismo turno en el que recibe el daño. Le curarás todo el daño recibido aunque se haya quedado en 0 puntos de vida (Evidentemente, tu nunca vas a saber cuantos puntos de daño recibe alguien, así que tendrás que jugartela o sacarlo en conclusión cuando reciben mas o menos daño, según el roleo). Solo tiene un uso.

-¿Que si me considero orco? -Braka soltó una carcajada. -Los orcos no luchamos así, deberías saberlo. Sangramos sobre el enemigo y así lo honramos, y si es digno le damos muerte de un solo golpe. No somos esquivos ni resbaladizos, no tenemos nada que esconder y no tememos a la muerte. Pero una cosa es no temer a la muerte y otra es ser un necio...Y no he llegado a ser lo que soy siendo un necio. Además...hay cosas más importantes que mi orgullo hoy en día...quizá algún día volvamos a vernos, y ese día será bueno. -el orco sonrió de forma ladina y desafiante. -Pero hoy llévame ante el rey Cail si te place.

No es falta de valor... Sencillamente no es necesario.

Replico tomando la esfera.

Aunque si deseas morir, si sencillamente es eso, pídelo.

Me coloco al lado de Braka y asiento.

Si no es lo que deseas, mándanos juntos. Gracias por tu ayuda.

Miro al orco y suspiro. Acaricio mis estiletes tras haber recogido todas las armas.

¿O realmente lo que me ofreces es el único arma capaz de acabar con el Mal Absoluto?
 

Contemplo un bando y otro, el combate y la luna, y sonrío. Viendo que la va a guardar en su equipo, me acerco a la elfa y tomo una de las grandes espadas, maniobrando con suavidad en el aire.

-Yo sí lucharé, guerrero. Arthian es un nombre de leyenda, sin duda, pero así lo es Ragkrul, y decenas de campos de batalla han visto mi sangre y la que he vertido en mis enemigos. Marchaos, compañeros, e id a ver a ese rey que alega ser bondad y sacrifica a su gente por causas vanas. Pues él y yo no compartiremos habitación mientras uno siga vivo. Ayudad a su hija, si es posible... y cuando volvamos a vernos, confío que la fuerza esté conmigo.

Camino varios pasos, alejándome de ellos y poniéndome frente al guerrero con la espada en alto.

-Envíalos y luchemos, pues. No porto nada que les pudiere ser útil, así que si caigo aquí solo no se habrá perdido nada para la batalla final.