Partida Rol por web

Adaeric se regocijaba ya pensando que había acabado de un sólo golpe con aquel reyezuelo, mas no esperaba encontrarse con que su enemigo lograra devolverle el golpe antes de sucumbir... Un roce, solo un roce, y la muerte reclamaría al Ungido de Morgaron...  

El cuerpo del paladín caía al suelo...

Mas había un brillo especial en su mirada...

Tanto Arthian como Adaeric se desploman contra el suelo, muertos.

El cadáver de Arthian desaparece en el acto.

De pronto, el cuerpo de Aderic parece sufrir ligeros espasmos, y en cuestión de segundos, el guerrero vuelve a ponerse en pie.

Vuelve a aparecer, detrás de vosotros.

No es el fiero combate que esperaba pero no ha estado mal.

Acércate y deja que te susurre tus recompensas...

Puedes escoger dos de estas recompensas:

-Un nuevo aliado*

-Una nueva habilidad.

-Mas puntos de vida (3)

-Mas puntos de Maná (3)

-Despertar el poder de Dacen.

-Despertar el poder de Vadia.

-Resucitar a quien quieras.

Turno de noche - Día 7

La batalla final se acercaba, los servidores del Bien y los servidores del Mal sabían que tarde o temprano se encontrarían y solo uno de los dos bandos podría triunfar.

Muchas cosas podían pasar en la noche de hoy, y el día de mañana sería largo... muy largo...

Muestro una gran sonrisa llena de dientes afilados cuando el cadáver de Arthian desaparece y Adaeric vuelve a la vida una vez más.

Te hemos vencido Arthian, danos la recompensa. Creo que dijiste algo así como que si te derrotamos obtendríamos poder como para hacer temblar a los dioses. Cumplid vuestra palabra y dadnos nuestra recompensa, a todos, tal y como dijiste -le pido mientras recupero mi espada, manchada con su sangre -mi espada te ha derrotado, noble guerrero, queremos lo que nos pertenece.

Arthian había hablado en todo momento en plural por lo que esperaba una gran recompensa para todos nosotros. Por si acaso le había dado mi espada a Adaeric para que fuera mi hoja la que se manchara con su sangre. Si era un guerrero de honor cumpliría su palabra y me daría lo que me pertenece por derecho.

Arthian se ríe con ganas.

Muy astuto, demonio, otro lucha por ti pero tu me pides una recompensa.

¿Esa era tu idea al dejarle tu arma? Muy astuto pero yo otorgo recompensas solo a los que combaten contra mi.

Sin embargo, me ha gustado tu ardid. Si me entregas tu espada de fuego, tu también tendrás recompensa.

Respondo con una carcajada a la risa de Arthian -Los combates no solo se libran con las armas, también se suele luchar con la mente. Y soy experto en todo tipo de combates. 

Me acerco al hombre con la espada entre mis garras -Esta hoja me ha servido para arrancar la vida de centenares y creo que solo un guerrero a la altura debería empuñarla. Y, por lo que he visto, tu eres uno de ellos. Es un honor para mí recibir una recompensa por tu parte. Tomad la espada, Fuego Eterno, espero que le deis un buen uso -concluyo entregándole la espada y dándole la mano en señal de respeto.

Arthian coge el arma, maravillado.

Puedes escoger dos de estas recompensas:

-Un nuevo aliado*

-Una nueva habilidad.

-Mas puntos de vida (3)

-Mas puntos de Maná (3)

-Despertar el poder de Dacen.

-Despertar el poder de Vadia.

-Resucitar a quien quieras.

Adaeric sonrió mientras Abaliv negociaba con el Rey del Valle.

Buena jugada, lo reconozco, hermano -asintió con la cabeza reconociendo el mérito del ardid - Las recompensas que me ofreces son grandes sin duda. Me tienta mucho aceptar el poder para mi solo, pues he perdido mi habilidad para volver de entre los muertos. Sin embargo, mi deber para con El Señor Oscuro pesa más que mi ambición...Vadia, Dacen -rugió el paladín caído a sus compañeros - Arrodillaos ante mí.

Una vez que ambos secuaces lo hubieron hecho, posó una mano sobre la cabeza de cada uno y recurriendo al poder que acababa de ganar habló con solemnidad.

Yo, Adaeric el Ungido, asesino del elegido antiguo, asesino de Orion el inmerecido, que desperté a nuestro señor Morgaron, os libero de los velos que limitan vuestra humanidad.

¡Alzate, Dacen el Corrompido! ¡Alzate, vadia la Oscura! Unios a vuestros hermanos como las poderosas herramientas del mal que estabais destinados a ser!

Hermano, soy Abaliv, el Elegido, siempre juego bien mis cartas -respondo, sonriendo al ver como Adaeric toma el poder para dar fuerzas a nuestros compañeros. Sin embargo me sorprenden sus palabras y no puedo evitar preguntarle.

Bonitos apodos pero, ¿que es eso del antiguo elegido? ¿como es que mataste a Orión? No es que me cayera en gracia pero, si no me equivoco, no se merecía tal destino. Somos hombres de honor hermano, no caigáis en las mentiras del dios de los corderos, que elijamos a Morgaron no quiere decir, ni mucho menos, que no tengamos honor.

Tras mis palabras cierro los ojos y espero que el poder que se me ha ofrecido haga efecto, máxime ahora que siento mis garras desnudas sin mi preciada arma.

Dacen cumple con la orden si arrodilla, mientras piensa en los negocios se encontraba haciendo Abaliv con el guerrero del valle. Él nunca habria partido de un arma de tal poder, un regalo de nuestro señor por su buen trabajo, pero no era su momento para decir nada mientras escuchaba su nuevo titulo.

"Dacen el Corrompido" los ojos del jinete brillaban al momento de alzarse, aun no sentia su poder pero no le parecia que tardaria mucho en sentirlo y con ello se encontraria mas cerca de su objetivo mayor.

Ya no hay señal alguna de Arthian y ante vosotros aparece un nuevo personaje...