Partida Rol por web

La Ciudad de la Tierra

La Ciudad de la Tierra es una de las Ciudades más grandes de toda la Creación. Ocupa una superficie superior a todas las demás ciudades juntas y su población triplica a la de cualquier otra ciudad. La gente que allí habita parece que siempre va con prisas, y al parecer, es que no tienen mucho tiempo para nada. Preguntarle a un lugareño una cosa y que este te responda con una frase de más de diez segundos es un milagro. Igualmente, la ciudad es una de las más hermosas que existen. Puede ser que no tenga grandes construcciones, pero la forma que está construida es de una belleza impresionante. Al ser tan grande, la flora y la fauna es muy variada y diversa. Un observador puede encontrar desde un pequeño pájaro que vuela en bandada hasta un grupo de mamiferos que se acercan a beber al río que la rodea.

-Número máximo de ocupantes: 15
-Número actual de Ocupantes: 0 / 15
-Seguridad: 7
-Recursos A: 6
-Recursos B: 6

DÍA 1

"La noche de los Gigantes Ciegos"

Los Bardos de las Ciudades cantan canciones sobre los Gigantes Ciegos, pero últimamente, las canciones se han vuelto un poco más... como decirlo... más cruentas. Los Gigantes Ciegos, una raza de gigantes que habitan las Tierras Sombrías, están saliendo de sus zonas de caza para adentrarse en los poblados y en algunas ciudades. Por eso los Bardos cantan canciones sobre ellos. Pero por ahora, no se han dado casos de hombres, enanos o cualquier otra criatura que hayan sido atacadas por los Gigantes. Lo que si se sabe es que están nerviosos. Nunca habían salido de su zona, pero hay algo que los asusta, o en su defecto, los espolea para que se internen en los bosques para cazas los animales. Se han recibido informes contradictorios sobre bestias que habitan en los bosques que están haciendo que la fauna del lugar busque otro lugar más tranquilo para vivir. Así como también, se han detectado ataques de seres que nunca se habían acercado a las personas, como si algo los animase a atacar, o como si algo les haya cambiado su forma normal de ser.

Algo está pasando en el Reino, y no es algo sobre lo que la gente desee hablar abiertamente. Aunque se escuchan rumores, cuchicheos, diálogos en voz baja sobre que un mal asola las tierras. Algunos hablan de que las viejas leyendas están tomando forma nuevamente y que el Mal Supremo está cobrando cada vez más fuerza mediante un acúmulo de seguidores... y aunque por ahora no se han recibido informes o escuchado noticias de ello, más vale estar preparado. Las Ciudades importantes han comenzado a levantar defensas por si la Noche Eterna se acerca...

Aunque la gente sabe que eso no será suficiente, se aferra al pensamiento que una simple barrera mágica o un muro de piedra podrá detener al Mal si este hace su aparición en el Reino.

Pero, ¡que diablos! esas son leyendas. Habladurías de viejas que pasaron de oreja a oreja hace ya mucho tiempo. Simples y meras historias para asustar a los niños... ¿Seguro?

Diversos motivos os han traído a la Ciudad de la Tierra y en ella la gente parece bastante agitada. Algunos hablan de sombras que invadieron la ciudad, mientras que otros insisten en que son locuras. En todo caso, no parece haber ningún peligro a la vista, al menos actualmente.

La guardia de la ciudad, mientras se calma todo, ha decidido cerrar las puertas, por lo que nadie puede salir ni entrar hasta nueva orden, mientras se comprueba que no exista ningún peligro.

Y aquí os encontráis vosotros, en una sucia taberna de la ciudad, que parece ser el único sitio que no está siendo presa del caos ahora mismo.

Bajo la atenta mirada de Thenidiel, charlo con todos los parroquianos, sobre lo que nos encontramos al llegar, aunque ninguno parece recordar nada. Pregunto sobre Manfrost, el hombre al que veníamos a buscar, tal vez él tuviera algunas respuestas.

-Si alguien sabe quien es, por favor, decidle que por orden del rey Cail, reclamamos su presencia.  

Después de hacer el anuncio me siento en la mesa con la soldado. 

-Creo que nuestra búsqueda aquí va a ser más bien infructuosa. Estoy pensando en que deberíamos ir a la ciudad de los magos, a ciencia cierta sabrán algo o podremos encontrar algún adivino que arroje algo de luz. ¿No crees?

Miro al hogar en el que arde una cálida fogata y recordando las instrucciones de mi padre, pienso en él y en todo lo que ha sucedido desde nuestra llegada, confiando en que sus artesanos realmente fueran capaces de hacer lo que se suponía que iban a hacer. 

Dacen se encontraba sentado en la barra de la taberna, escuchando cuanto podia de la actividad extraña en la tierra. Él bien sabia que no eran locuras, ya se habia encontrado con uno de los animales que parecia haber cambiado de una forma radical. Habia sobrevivido a su gran habilidad pero no se imaginaba la misma suerte para alguien menos entrenado. Pero aquello no era lo unico extraño aunque no tenia ganas de hablar con los bardos, estaba algo cansado y queria disfrutar de su cerveza tranquilo.

Escucho la voz de la pequeña y le presto atension hasta que vio que no lo buscaba a él, ni a nadie que él conociera.

Vadia se encontraba sentada en una esquina de la taberna en la zona con menos luz y atenta a todo lo que ocurría en la estancia. Se sentia insegura fuera de los bosques de su tierra natal y ello le hacía desconfiar de todos.

Thenidiel no se separaba de la joven Talashia ni lo mas mínimo.

La nación de los magos podría ser un buen sitio en el que investigar, si - le dijo - Pero quizás aún debamos investigar mas en esta ciudad, aunque poco podemos hacer aquí metidos...

Vaya, parece que vamos a quedarnos aquí una temporada - dijo con confianza a todos los presentes - así que ¿porque no conocernos un poco mejor? Yo soy Andreus, hago un poco de todo. Si necesitáis cualquier cosa, lo que sea, soy vuestro hombre ¿Y vosotros? ¿Que os trae por aquí? - miró a todos los presentes, uno a uno - ¡Una ronda de cervezas para todos! Que eso siempre anima.

Miro al hombre entornando mis grandes ojos y lo examino de los pies a la cabeza. 

-Milord, yo no tengo la edad adecuada para el consumo de bebidas espirituosas. -Le sonrío divertida. Era un hombre mayor, al menos, si lo comparaba conmigo. Su voluntariedad era graciosa, cuanto menos. Nadie podía hacer todo, por eso iba con Thenidiel.- Mi nombre es Talashia, encantada.- Me levanto para dedicarle una ligera reverencia.- Hemos oído los rumores y hemos decidido comprobar hasta que punto son ciertos. La ignorancia es la peor de las debilidades.

Seguia tranquilo cuando el sujeto empezo a hablar y finalizo invitando una cerveza a todos. Dacen no le nego gesto y lo miro Gracias Andreu, me llamo Dacen. dice sonriendo con su nuevo vaso en alto.

Busco gloria... dijo sin ninguna verguenza Parece que he decidido buscarla en buen momento, aunque algo raro esta pasando afuera. Algo que va mas alla de los monstruos. comenta a nadie en especial, aunque se fija en la reaccion de la chica que parecia saber cosas.

Miro a Thenidiel, buscando su aprobación para confiar en estos desconocidos. No sabíamos cuantos podían ser, ni quienes, los afines al mal. ¿Y si la oscuridad anidaba en sus corazones bajo la máscara de una sonrisa y un gesto amable? Los gatos lo hacen cuando cazan a sus presas. 

Noto los ojos del elfo, me doy cuenta, de repente, que el número de los miembros de esta raza presente es algo extraordinario. Tres en el mismo sitio, en un lugar de los humanos. Extraños tiempos nos aguardan si los miembros de estas razas salían de sus paraísos para dejarse mancillar por los mortales. Los dos desconocidos, tenían pinta de arqueros. 

-Si los rumores son ciertos, un hechicero pretende invocar al dios primigenio del mal. Morgaron, creador de las razas inmortales. Es curioso como por el amor de una madre, aunque esta sea un dios, hasta el mal puede obrar en formas maravillosas. 

Vadia se acerca un poco al grupo que se esta reuniendo y se presenta.

-Hola, soy Vadia, una elfa de los bosques que ha salido de ellos porque he presentido que se acercan días oscuros y me gustaría hacer todo lo posible para evitar que se destruya el mundo.

Vaya, vaya, me he juntado a un grupo de "héroes". Y yo que hoy solo había salido a beber. Esto va a ser interesante - dijo con una sonrisa mientras daba un largo trago a su cerveza.

No tardasteis mucho en fijaros que en un armario de la taberna, se encontraban ciertos recursos que podrían seros de utilidad y que no daban la sensación de pertenecer a nadie. En todo caso, nadie iba a deciros nada si os los quedabais.

Encontrasteis lo siguiente:

-Espada (ATAQUE +2 DAÑO +1) x1

-Hacha (ATAQUE +2 DAÑO +1) x1

-Flechas x3

Continúo con la conversación con los nuevos conocidos:
-Veo que no ha pasado desapercibido a ojos de una de las razas inmortales el resurgimiento de su dios creador. Su influencia se ha extendido incluso en esta ciudad, pues cuando llegamos, sombras oscuras como la muerte se extendían por doquier, y como fuente de todas estas, una mayor y más poderosa, extendía su influencia en la ciudad. Pero al destruirla, toda su obra desapareció, como un mal sueño. 

Les miro desafiándoles a que me digan que miento. 

-Como ya he dicho antes, venimos en nombre del Rey Cail, buscando a Manfrost, uno de sus soldados de confianza. Debería de proporcionarnos cierta información. Por otro lado, temo que algo así este ocurriendo en el resto de las ciudades del reino meridional, y necesitaría de valientes dispuestos a hacer frente al mal e investiguen para mi, ya que mi querida y fiel Thenidiel y yo no podemos encargarnos de todo. Así pues, yo Talashia, hija del Rey Cail, señor del reino meridional y dueño de esta ciudad, os pregunto. ¿Entraréis a mi servicio en esta gesta por el Bien y la vida?

"Armas, Podrían sernos útiles". Iba desarmada, una espada parecía de lo más conveniente. Thenidiel, tenía una espada, los otros dos elfos, parecían llevar consigo arcos y el humano, aunque estuviea desarmado podría disponer del hacha, demasiado pesada para que yo la manejase. 

-Veo que todos ustedes están equipados para la batalla. ¿Podría hacerme con una espada? Si no les importa. No es que pretenda ir a la primera línea de combate... pero mejor eso que nada. 

Escucho atento, no sabia bien en que momento pero se habia acercado al grupo curioso por lo que se hablaba. Me ha pasado algo parecido, he rescatado a una familia de una criatura infernal y cuando todo termino paracia como si no habria ocurrido ninguna batalla en ese lugar. comento no solo a la maga, si no al resto.

Finalmente escucho la forma de reclutamiento de la joven y dudo un poco en unirse. No era como si apoyara el mal, pero todo esto podia convertirse en algo mas complejo a lo que buscaba. Suspiro mientras miraba la copa y sonrio antes de volverla a mirar. Yo acepto estar al servicio de Rey, aunque necesitaria tener la seguridad que cuando desee pueda marcharme. le respondio dejando claro que no buscaba algo permanente.

Yo quisiera al menos una flecha, no se como quieres que hagamos con la tercera. comento mirando a la elfa que parecia ser la unica que le servirian las flechas. Podemos decidirlo con una moneda, si te parece.

Vadia escucha atentamente las palabras de Talashia y al final decide decir lo siguiente:

-Talashia, no te lo tomes a mal, pero no puedo confiar completamente en tí. Yo lo que quiero es salvar mi hogar, el bosque e impedir que el mal destruya el mundo. De momento, os ayudaré en lo que pueda, pero si veo alguna amenaza de vuestra parte no dudeis que tendreis una flecha clavada antes de parpadear.

Tras decir esto, Vadia mantiene la mirada de la niña un rato intentando apreciar lo que piensa y lo que no de sus palabras.

- No te lo tomes a malas, lo que ocurré simplemente es que acabo de conoceros y albergo muchas dudas en mi interior por todo lo desconocido que pueda ocurrir.

Tras esto me doy cuenta de las armas que han encontrado los que estamos reunidos y como no me gustan ni la espada, ni el hacha me acerco al otro miembro que emplea un arco y le preguntó.

-Yo tengo 6 flechas. ¿Cuántas tienes tú? Me parece que lo más justo sería que se las quedara el que menos tiene para que los dos tengamos el mismo número de flechas. En el caso de que tengas 6 también estoy de acuerdo en que cada uno se quede con una flecha y la tercera la sorteemos.

-Lo entiendo, son tiempos turbulentos, aunque os ofreciéseis sin reparos, la única en la que puedo confiar plenamente es en Thenidiel. No habrá vínculo entre nosotros, más que el hecho de que sepa que puedo contar con ustedes, por lo demás serán libres de ir y venir. De hecho no planeo ir en grupo todos juntos. Tenemos que repartir el trabajo a hacer. Si vamos todos juntos, aunque seremos una fuerza a tener en cuenta, no podremos manejar todos los problemas que van a surgir. - Sostengo la mirada de la elfa llamada Vadia.-  Es curioso, que como objetivo quiera salvar su bosque y después el mundo. Sin el segundo el primero perecerá.- Sonrío divertida. Aún en tiempos oscuros, había inocencia. Solo quedaba Andreus por pronunciarse.- ¿Y bien? ¿Puedo contar con vos, cazador de gloria? ¿Desea convertirse en objeto de leyenda tal y como hicieron otros héroes en días pasados?