Partida Rol por web

Yo estoy hambriento también, ¿puedo coger la comida? 

Antes de que caiga la noche me gustaría saber si vamos en la dirección correcta, Gys, vuelve a repetir las coordenadas y haré una pequeña ronda de exploración. 

Puedo defenderme bien con mis estiletes.

Miro alrededor.

Aún no nos hemos movido. Me adentraré en las profundidades de las tierras, en su propio corazón. Tal vez allí podamos averiguar algo. O encontrar algo.

Dicho esto observo cómo el enano reclama la comida, sin decir nada, tomo el arco y las flechas y me dirijo hacia los comerciantes, aunque digo en voz suave algunas palabras al pasar por el lado de Gys.

Si tú haces la primera guardia, yo haré la segunda.

Y prosigo mi camino para hablar con los mercaderes.

La noche se acercaba y mientras los compañeros decidían quién tenía cada cosa, la elfa decidió coger el arco y las flechas y acercarse a un comerciante. El hombre, un señor con una larga barba envuelto en una túnica oscura, estaba fumando una pipa mientras veía a la gente pasar. No tenía mucha clientela ahora mismo por lo que sus ojos se posaron en la persona que iba hacía él y esbozó una sonrisa.

- Señora, ¿qué desea? - Le preguntó un par de metros antes de que llegara a su puesto.

Noche 2

Las sombras acechan

Hasta los mas escépticos comienzan a pensar que eso de la llegada del Mal podría ser cierto. Cada vez hay mas violencia y muerte en los caminos, y no parece tratarse de simples criminales...

Sombras, todo el mundo dice que se trata de las sombras. Primero los gigantes ciegos parecen abandonar las Tierras Sombrías sin motivo aparente y ahora las sombras cobran corporeidad y aniquilan todo tras su paso... Y lo peor de todo, es que las sombras están en todas partes...

Los guardias de todas las zonas del mundo aseguran que lo mas seguro en el día de hoy es no salir de sus hogares*

Postee antes una tirada de inteligencia para ver si iba en el camino correcto. No sé qué ocurrió o si descubrí algo. 

Sea como sea quiero quedarme aquí. 

Tras una conscienzuda investigación por parte de la elfa y de Zorin, y decidiendo quedarse en las Tierras Sombrías un tiempo más, los aventureros lograron llegar a una encrucijada en un tosco camino que se vislumbraba entre la tierra y las rocas oscuras del suelo. Allí, un cartel derruido que casi no se podía leer nuestros compañeros encontraron el cuerpo carcomido de un hombre ( o tal vez era una mujer ) el cual estaba vestido con harapos que rápidamente dejaron entender que hacía mucho tiempo que estaba allí muerto.

El hombre tenía entre sus manos cruzadas en el pecho, un pequeño cofre de metal con cerradura.

Zorin rápidamente se da cuenta que el cofre lleva escritas unas runas bastante antiguas y que ese tipo de runas no eran nada bueno, aún así, lo que contenía ese cofre mismo era importante. También, los aventureros se dieron cuenta al mirar a lo lejos, que una especie de promontorio ( similar a la casa del inventor aunque a esta distancia y con tan poca luz era casi indistinguible del paisaje ) se hallaba hacía la izquierda de la encrucijada, en la que parecía que no había pasado nadie durante mucho, pero que mucho tiempo.

Mientras tanto, como si de una sombra se tratara, el comerciante decidió coger sus cosas y seguir de cerca a los posibles clientes. Mucho tiempo había pasado desde que alguien había pasado por delante de su tenderete improvisado y eso significaba para él una cosa: clientes. Y los clientes siempre quieren algo.

Bajo mi mirada al cadáver que encontramos en la encrucijada que parece llevar un cofre en sus manos, ni siquiera me acerco a él, poso mis ojos en el promontorio que esta a nuestra derecha.

Podría ser un buen lugar donde pasar esta noche, terreno elevado para controlar la zona y alejado del transito.

- ¿Qué opináis de pasar la noche en aquel lugar? – Pregunto señalando el promontorio – Creo que es mejor lugar que esta encrucijada para descansar nuestros culos y además el terreno elevado nos puede ayudar si recibimos una visita no deseada. Eso si espero que tengáis ropa de abrigo para daros calor, que esta noche no tendremos fuego, no se vosotros, pero a mi no me apetece recibir la visita de algún cabrón al ver el fuego desde lejos – termino para ir avanzando con cautela hasta el promontorio con la espada desenvainada observando el entorno.

El tiempo en este lugar parece haberme sacado de mí misma y abstraerme en exceso, gruño al darme cuenta de que lo que iba a ser una venta termina como investigación.

Quiero comida.

Le digo a nuestro improvisado comerciante errante. Al parecer la fortuna se pone de nuestro lado.

Deberíamos de abrir el cofre. Yo estoy acostumbrada al frío.

Mascullo, este lugar apesta a muerte. Apesta a... Y sin terminar de formular mi propio pensamiento mis músculos se tensan y mis sentidos se agudizan, previendo cualquier tipo de emboscada.

El promontorio es, tal y como te lo esperabas, un promontorio. Aún recuerdas esa misma imagen antes de llegar a la casa-laboratorio-tortuga de Zorin, y por lo que parece, es lo mismo que estás viendo ahora. Así que, tienes dos posibilidades: o es una montaña de mierda de las Tierras Sombrías, o allí vive alguien. O algo.

Hasta mismo puede ser un nido de Behemoths. Esas cosas, en esta zona, nunca se sabrán a ciencia cierta.

Regreso tras echar un leve vistazo al promontorio, mientras veo a la elfa hablando con el comerciante que parece que nos ha seguido, cuando termina con la transacción, cruzo unas palabras con ella.

- Le he echado un ojo al lugar y es como el promontorio donde encontré a Zorin, no se a ciencia cierta si puede haber algo oculto como un nido de Behemoths, pero no lo parece. No soy un experto de estas tierras, pero sigo pensando que es la mejor opción para pasar la noche. En cuanto al cofre, a ver que opinan nuestros dos sabios sobre él, a mi personalmente no me da buenas vibraciones.

- Abramos el cofre pero con precaución. Necesitamos lo que está dentro, pero no va a ser necesariamente bueno ¿Preparados? 

Abro el cofre. 

- Joder y preguntas si estamos preparados... Pues no, pero es lo que hay que hacer. Ábrelo y que las fortunas nos acompañen - respondo al enano colocando mi mano sobre la empuñadura del arma dispuesto a desenvainarla con rapidez.

El cofre está cerrado.

Tal vez se necesite una llave para abrirlo. Una llave que encaje en la cerradura, a ser posible.

Día 3

Las Criaturas acechan.

"Las abominaciones de las Tierras Sombrías ya no se encuentran más contenidas en su hábitat... ahora atacan a cualquiera, se las provoquen o no, por el simple hecho de sentir la sangre caliente corriendo por sus fauces. Esto es un claro indicio de que el fin está cerca..."

El día amaneció como siempre, calmado, tranquilo y muy lentamente. El sol se asomaba por el horizonte como pidiendo permiso, haciendo que el cielo se tornara rojizo o anaranjado por momentos, hasta que por fin, decidió mostrarte por completo junto a las montañas, bañando todo con sus cálidos rayos. Era una mañana bastante calurosa e iluminada, la primera en mucho tiempo que se podía ver tan claramente todos los detalles. Y aunque esto le levantaba la moral a todos, los bardos no paraban de cantar canciones sobre bestías de las Tierras Sombrías que se habían visto caminar por las calles de las ciudades como si estas ya pertenecieran a su hábitat.

Pero no todo estaba tan tranquilo. Los rumores, al despuntar el sol, comenzaron a correr como la polvora. Se comentaba que en algunas ciudades, se produjeron ataques y asesinatos. Gente que durante la noche, aprovechando la oscuridad y utilizando las antiguas artes del Mal, acababan con la vida de aventureros, hombres y mujeres, para sumar sus almas a las filas de la Orden de la Oscuridad. Y el rumor más extendido, y a la vez más aterrador, era que nadie estaba a salvo. Todos podían caer presa de los Asesinos de la Orden y pasar a mejor vida. Hoy te puedes acostar en tu camastro, tranquilo, feliz por haber realizado una buena obra durante el día y... jamás despertar.

Pero pese a todo esto, las malas noticias, los rumores, y las canciones de los bardos, hoy parece que va a ser un día estupendo.

Un nuevo amanecer y sigues vivo - pienso al sentir los rayos solares sobre mi cara apretugado con los jirones de mi capa - Maldito frío que se clava en la carne y en los huesos como si fuesen cuchillos. Necesito un poco de alcohol o algo que me ayude a entrar en calor.

Tenemos un cofre sin la llave que lo abre, y estamos en mitad de la nada. Busco el pergamino entre mis ropas y clavo la mirada en la x, que marca la ubicación de la persona que buscamos, para después mirar al horizonte.

¿Donde cojones te escondes? 

- Voy a investigar las inmediaciones, a ver si ahora con la luz del día encuentro algo de interés antes de partir hacia donde esta mi "amigo" Si queréis acompañarme -  digo al resto de mis compañeros envolviéndome con la capa con la espada desenvainada.

Z, Korina, Cassandra y Palandras llegan a las Tierras Sombrías.