Partida Rol por web

Tras haberse reunido con la milicia de Esgaroth y su explorador y haber intercambiado información, por parte de Inelgram poca debido a su forma de ser, se encaminan de nuevo al interior de la ciudad.La luna se había alzado y ahora la oscuridad reinaba por completo, la noche había llegado y la razón de Inelgram le obligaba a buscar un lugar donde poder reposar fuerzas y energías para poder estar al cien por cien el día siguiente.

Por su suerte, el oficial de la milicia le ofrece alojamiento en el gremio de arqueros al igual que a sus otros compañeros, y sin dudarlo lo acepta pues no tenía una cama mejor donde reposar su cuerpo.Ahora se dirigía hacia allí en silencio junto a los demás, pensando en que manjares le esperarán tanto al llegar como en el desayuno del día siguiente.

En cuanto a los rastros de los trasgos, no le preocuaba, mañana sería otro día lleno de posibilidades para poder cazar a esos cerdos malnacidos.

El frenético combate y el aire fresco de la noche habían despejado algo la mente de Lodin. Aunque seguía algo mareado, sin duda había sudado bastante del alcohol de las horas anteriores.

Lodin se mostró impresinando cuando Galforth, el explorador, encontró las preciadas gemas. -¿De donde habrán salido? - Le preguntó al explorador. -¿La llevarían encima esas crituras?- La duda le siguió corroyendo durante bastante tiempo. Quizás fuera algo importante, o quizás no. Un hombre como él simpre se hacía preguntas.

Cuando recibió junto a los otros la invitación para descansar en el Gremio de Arqueros, se sintió un poco indeciso. Hubiese preferido descansar en la cómoda cama de la posada, pero sabía que no debía rechazar a la ligera sendas invitaciones de los miembros del Gremio y la oferta para al día siguiente desayunar con el Gobernador de Esgaroth. -Desde luego- Dijo finálmente a los hombres de la nueva Ciudad del Lago, decidido- ¿Cómo podría un hombre de Valle rechazar tan honorable invitación de sus convecinos y hermanos de Esgaroth? -

Mientras regresaban a Esgaroth, se fijó en los otros individuos que habían combatido a trasgos y orcos. Formaban un grupo reálmente variopinto de extranjeros. Se acercó al hombre de aspecto algo salvaje y lo saludó, no tan bajo como para que los demás no le oyeran: -Buenas. Mi nombre es Lodin, y soy herrero en Valle. Quisiera daros las gracias por avisarme antes del ataque: En mi estado, y si no hubiese sido por vos, tal vez uno de esos trasgos me hubiera cortado el cuello antes de siquiera darme cuenta, je, je,.,,-

Lodín sonreía mientras hablaba, haciendo chanzas y gala de su locuacidad. Aunque durante un instante al girarse de repente y encontrarse de bruces al otro salvaje, el enorme hombre que había aplastado a los orcos con facilidad con su lanza, sintió un escalofrío. Se preguntó si aquél hombre tendría sangre de gigante en sus venas. El enano le resultaba una figura bastante familiar, y le lanzó más de un saludo mientras caminaban hacia Esgaroth. Había abundantes enanos en Valle, y él mismo había vivido estos años bajo la montaña solitaria, aprendiendo de ellos todo lo que podía. Sentía que era un pueblo en el que podía confiar, aliados incondicionales de la gente de Valle.

Los otros tres, en cambio, le producían cierto respeto. Dos eran hombres del norte, sin duda, por sus gruesas vestimentas. Pero portaban pieles e instrumentos toscos, y sus maneras parecían más rudas y su piel mas curtida. Parecían venir de lejos, y sin duda conocían mejor las sendas de la naturaleza que él. La dama del bosque era, sin embargo, la que sentimientos más contradictorios le había producido. No había visto demasiados elfos antes, a pesar que ahora eran un pueblo más abierto que antaño. Aun así, nada más verla, Lodin se dejó llevar por esa fascinante aura de delicadeza, perfección y belleza que parecía rodearla. Al segundo siguiente aquella aparentemente delicada criatura había acabado con pasmosa facilidad y destreza con un lobo de considerable tamaño. Sólo entonces Lodin se dió cuenta que el Pueblo del Bosque ocultaba mucho más de lo que parecía, y que tal vez no debía juzgarla por lo que veía. Se pregunto que clase de misterios ocultaría, pues es bien sabido que los elfos cuentan con una magia sutil pero poderosa.

! Ja ¡ , estos humanos no aguantan nada , miradme a mi , una cuarta menos que vosotros y con mas alcohol en el cuerpo que todos juntos y aun en estado de combatir , pero os la habéis apañado todos bastante bien jovenzuelos , y vos también señorita elfa , vuestras flechas sin duda fueron muy letales , da gusto tener a alguien como vos cubriendo mis espaldas contra semejantes alimañas . 

Dijo el enano en voz alta después de que sus orejas escucharan las palabras del humano hacia el otro por haberlo avisado de la aparición de los orcos . 

Mi nombre es Celebriän. Vengo del Bosque Negro donde está mi hogar. La elfa se inclino de una forma muy sutil y ligera casi de forma inapreciable.

Aunque agradezco la invitación para pasar la noche en el gremio, me temo que he de declinar la oferta. Tengo alojamiento en la ciudad. habló despacio y dulcemente. Su hilo de voz era pura armonía. Así que si me disculpan... y la elfa se alejó del grupo sin decir más palabra. Se cubrió el rostro con la capucha de su capa. Todos advirtieron entonces que era una pieza de gran calidad elaborada por manos elficas. Tenía un intrincado de bordados plateados en los filos, una serie de dibujos finos y elegantes; y su textura parecía elaborada con la mejor de las telas. Celebriän se alejó hasta perderse de la vista de los demás.

Parece fácil la tirada:

Te das cuenta de que las joyas estaban mojadas, y que, en el fragor de la lucha, os habías desplazado cerca de donde había caído Smaug, cuyos huesos aún pueden verse en el fondo del lago cuando el agua está clara.

¿Podría ser que las joyas fueran de las que el dragón llevaba incrustadas en su cuerpo?

Si no fuesen por las flechas de la hembra, esta lucha hubiese ido por otros caminos muy distintos. reconoció Teudis.

Por cierto, Teudis. se presentó sin más explicaciones y omitiendo las chanzas sobre la ingesta de alcohol que parecían verse obligados a hacer para excusarse el bardo y el enano.

Aceptaré gustoso la noche a cubierto si mañana podemos descubrir qué estaba pasando. aceptó. Esperemos que esas gemas no sean del gran alado que cayó, podría significar que vendrían más por el mismo camino y atraerían a criaturas codiciones de todas las razas...

- Ahora que lo dices... Teudis. - Lodin señala hacia el lago - Esta precisamente fué la zona en la que el cuerpo del Gusano Terrible cayó. He recorrido este lugar un par de veces, en mis viajes de negocios entre Esgaroth y Valle. Cuando el día y las aguas son claras, visibles son los huesos de La Más Terible de las Calamidades en el fondo. - Se frotó la barbilla, pensativo. - Y cuando el explorador encontró las gemas, estas estaban mojadas. Así pues, ahora todo tiene sentido, parece. - Y lanza una mirada a Tedius.

Al ver que el resto le mira, curiosos explica: - Yo no estaba cuando todo ocurrió hace tres años, pero dicen que el Gusano tenía la panza incrustada de oro y gemas, tras largos años dormitando sobre un formidable tesoro. Por algo le apodaban "El Dorado". - Lodin no pudo por menos que quedarse mirando fíjamente a la laguna, imaginando los formidables tesoros que aguardaban en su fondo.

Yo podría haber estado en la batalla , pero estaba en otros quehaceres cuando se dio el aviso para la guerra . 

Comentó el enano después de que el otro humano hablara sobre el dragón . 

" Dragones , los enanos nos hemos enfrentado a más dragones de lo que esta tribu de humanos haya tenido constancia " . 

Por la mañana coincidís todos en el Ayuntamiento, algunos tras disfrutar de la hospitalidad del Gremio de arqueros (una buena cama), y otros tras costearse el alojamiento por sus propios medios.

El Gobernador de Esgaroth, por lo que os han contado, se llama Domarr, y pertenece a una antigua familia de mercaderes de la ciudad del Lago. Fue elegido por sus conciudadanos tras la huída del antiguo Gobernador, y se ha preocupado de fomentar el comercio a la que vez que de reconstruir la ciudad tras la devastación traída por Smaug.

Os recibe en un amplio comedor, en el que hay dispuesta una excelente comida (llamarla "desayuno" sería faltar a la verdad).

Tras pasar una cómoda y relajada noche en el gremio de arqueros después de haberse atiborrado a carne y cerveza, Inelgram se levanta como nuevo y fresco como una rosa, pero eso no cambiaría su semblante siempre serio y amenazador.Al coger de nuevo todas sus pertenencias, acude al ayuntamiento de la ciudad junto con los demás y los que habían preferido dormir en otro lugar.

Hasta ahora Inelgram no se había presentado, no veía la razón de ello, pues simplemente habían compartido con él una escueta batalla.No obstante, al presentarse frente al gobernador, era la hora de hacerlo, no tenía más remedio pues le había acogido en su ciudad y le había dado de comer esperándole ahora otro festín como era el desayuno.

-Yo soy Inelgram.Vengo de las lejanas tierras más allá del rio Anduin, Beorn.Mi propósito es combatir las sombras allá donde moren.Agradezco su hospitalidad- una presentación escueta sobre su persona y sus quehaceres habituales.Ahora se preguntaba cuales serían las intenciones del gobernador, quizás tuviera algún trabajo para él o para ellos.

Inelgram no era un tipo que resaltara por su carisma o perspicacia.Siempre quedaba oculto tras otros charlatanes, no le importaba, es más se sentía más cómodo no siendo el centro de atención.El medía a los hombres por su pericia en el campo de batalla, no por su palabrería.

La noche en el gremio de los arqueros fue agradable y descansado después de los acontecimientos de la noche anterior volvía a ser como verdaderamente era . Así que cuando todos estuvieron preparados fueron a la casa del gobernador . 

Mis respetos señor gobernador , Soy Gotrek cejohierro enano de la montaña solitaria . 

Dijo solemne el enano aguardando las palabras del gobernador . 

Lodin se sombró ante la cantidad de comida que había ante sí. Su mente aún andaba embotada, aunque se esforzó por mantenerla despejada. Cuando vio que el enano y el gigante se adelantaban y hablaban de forma tan breve y directa, no pudo reprimir una sonrisa: Aquellos dos ignoraban las reglas de la cortesía, aunque debía reconocer que eran directos, sinceros y… breves.

Se calló, hizo una leve reverencia, y estuvo a la expectativa. Recordaba bien los consejos de su padre, y las antiguas normas escritas en los libros. “…No te sentarás hasta que el anfitrión lo haga. No hablarás hasta que el anfitrión lo haga. No comerás hasta que el anfitrión lo haga. Aún más  cuando te encuentres ante alguien de más alta posición o ascendencia…“

Una vez que el gobernador se sentó y empezó a comer, él lo hizo también. No tenía mucha hambre, debido a que la noche anterior había comido y bebido demasiado, y su estómago aún andaba revuelto. Pero sabía que durante el “desayuno” debía forzarse a comer algo, aunque fuera para demostrar  agradecimiento por la generosidad de su anfitrión.
Cuando el anfitrión hubiese hablado, él podría hacerlo. “…Eso le mostrará que respetas tu posición como Señor. No pocos han salvado la cabeza por conocer las normas y mostrar respeto incluso en casa del Enemigo, y algunos más la han perdido por faltar al respeto en la casa de su propio Padre…”.

Además, como hombre y artesano de Valle, era siempre un representante de su pueblo en otras tierras. Y aunque Valle y Esgaroth eran ciudades hermanas, su padre y su abuelo le habían contado historia antigua de su pueblo, y cómo en eras pasadas los malentendidos entre hermanos de sangre habían desgarrado los grandiosos reinos de los hombres de antaño.

Mi nombre es Celebriän Inglorion. Fue la ultima en llegar y observaba el edificio del Ayuntamiento con una desproporcionada curiosidad. Obvió decir de donde venía por considerarlo obvio. Además no le debía ningún respeto a aquel que se autodenominaba gobernador. Siempre había creido que los humanos se colocaban titulos cerca de sus nombres para hacer menos pesado lo futil de sus vidas.

Teudis durmió con las ropas puestas, como solía hacer cuando estaba viajando, ya que no llevaba ninguna muda al respecto y no gustaba de dormir como los orcos.

Al bajar a desayunar, sus ropajes mostraban claramente este hecho al enseñar al resto de los acompañantes al copioso almuerzo las arrugas de la noche. Con una mano se atusó malamente el pelo, más para que no le molestase que por cortesía.

Esperó callado a que el anfitrión les diese pie a empezar a degustar los alimentos y arrancó el anca de un ave para empezar a devorarlo con grandes mordiscos.

¿El ataque de anoche fue el primero de esa clase que han tenido? preguntó sin más miramientos.

El gobernador contempla la presentación de cada cual con diferente grado de entusiasmo, pero sin que nada trasluzca en su semblante.

Después, se dirige a Lodin.

Saludos, Lodin, hijo de Lomund. Extraña compañía para un hombre de Valle: un beórnida, un hombre de los bosques y un enano, a cuál más rupestre, y sin embargo una bella representante de nuestros aliados élficos. Sin duda sería interesante saber cómo pueden parar junta gente de tan diferente... condición, pero ese no es el problema que hoy nos ocupa.

El incidente en el que os visteis envueltos ayer podría ser de mayor calado que un simple escarceo con orcos o trasgos (si bien nunca se habían acercado en ese número al Lago en tiempos recientes). Lo que lo convierte en más preocupante es que fueran detrás de las joyas del Dragón, y lo que a su vez deviene peligroso es que el que consiguió huir no dejara ningún rastro que el mejor explorador de Esgaroth fuera capaz de hallar.

Sin embargo, el rastro dejado por el grupito al aproximarse al Lago es harina de otro costal. Ese está bastante claro, y habrá que seguirlo para averiguar de dónde venían.

Me gustaría despachar una patrulla de la Milicia para averiguarlo, pero temo que haya más grupos como ese cerca, a la espera de emboscar a los comerciantes, por lo que os propondré un trato: averiguad de dónde salieron esos incursores y las joyas que ayer se recueperaron del lago serán vuestras. Eliminad el foco de esas incursiones, y doblaré la recompensa.