Partida Rol por web

Mi rumbo no se movió ni un ápice pero antes de llegar a la sacristía me paré junto al altar para saludar al sacerdote.

- Buenos días padre. - agaché un poco la cabeza. - Creo que tengo ciertas preguntas que requieren respuesta... ¿Podemos hablar en privado? -

No necesitaba decir más... eché un vistazo de nuevo a los ancianos y les volví a sonreír. Era agradable cómo la gente seguía acudiendo a la iglesia en estos tiempos de pecadores y hombres de poca Fe...

Escucho atentamente sus palabras, es raro escuchandole hablar parece una persona buena, pero yo e podido comprobar que aunque sus palabras sean dulces sus manos estan manchadas de sangre, es un asesino fiero que no descansa nunca, supongo que eso es lo que esconde su mascara, a un hombre torturado de dulces palabras.

- Yo... no creo que pueda hacer magia pero no quiero que mates y tengo miedo, se que si no lo consigo trataras de matar a alguien y no quiero que la gente inocente muera, esta guerra es una locura algo que no se siquiera por que existe y si lucho es por que tu me lo pides y por alguna razón absurda creo que te lo debo, pero no quiero hacer eso-

¿Sabes qué estaba haciendo cuando me llamaste? Estaba sirviendo comidas en un pequeño restaurante japonés... no creas que voy por el mundo matando a todo el que se cruza en mi camino. - Respondo casi sin pensar

Meneo la cabeza - Sabes que pertenezco a la clase Vengador, y no ha sido elegida al azar, mi meta es la venganza. - Vacilo un momento, más por buscar la forma exacta de aclarar las cosas entre nosotros - Vengaré a la humanidad de sufrir, generación tras generación, las consecuencias de esta Guerra Divina que lleva librándose siglos. Te vengaré por haber sido involucrada a la fuerza, vengaré a esta maravillosa ciudad y sus habitantes por las muertes y destrozos que causará. Los vengaré a todos o moriré en el intento.

Me pongo en cuclillas - Sé mejor que nadie cuánto ha padecido este mundo con cada una de estas estúpidas guerras por obtener el poder del Santo Grial. Aunque no lo creas, no me gusta nada participar en ellas, no obtengo ningún placer en matar... las veces que lo he hecho han sido con un motivo. Normalmente no soporto la injusticia, odio ver como los criminales se sale con la suya así que a veces me gusta sentirme un poco "Frank Castle"...

Termino sentándome delante de ellas con las piernas cruzadas - No tienes que creerme si no quieres. A veces hay que hacer lo que se debe hacer y no olvidar nunca el motivo por el que se hizo.

No puedes pedirme que no mate sabiendo que si no lo hago, condenaré a muchos otros a la muerte. Es algo que debes comprender, y mucho mejor si lo haces ahora y no en el campo de batalla.

Le escuche atentamente, sorprendiendome de lo que decia, hasta hace poco estaba trabajando eso significa que es alguien de ahora, no es alguien traido del pasado, aquello no tenia sentido, como alguien del presente podia tener tanta fuerza, ser tan poderoso y no tener ningun piedad, decia que mataba por venganza todo era tan... extraño.

Solo habia una cosa que podia decirle en ese momento, lo unico que queria saber y que me importaba - ¿Quien eres tu?¿ cual es tu nombre?-

Le puse la mano sobre la cabeza y le revolví el pelo - eso por el momento tendrá que ser secreto. Ahora a trabajar y esforzarse.

Arrodillada frente al altar veo que el muchacho que había entrada vuelve a sonreírme así que decido sonreírle amablemente y luego agacho la cabeza para seguir rezando.

- Muchos habeis venido hoy a visitar la casa del señor- respondo al chico que se a aproximado a mi - Puedes hablar con libertad este es suelo sagrado y bajo mi mirada no se permitira ninguna lucha -

Nuevamente se negaba a decirme quien era, algo le hacia querer ocultarse de mi ni siquiera confiaba en que pudiera hacer nada, pedia que trabajara con el que le contara mis preocupaciones pero el ni tan siquiera me decia su nombre, pero eso no podia seguir asi si queria que confiara en el y luchara a su lado como minimo tendria que decirme quien era.

- No- la voz me temblo al hablar - Quiero que me lo digas ahora, dime quien eres-

Sabia que podria obligarle a decirmelo pero eso seria una estupidez por que solo lograria enfadarle, queria que confiara en mi se suponia que era mi compañero y si era mi compañero tendria que confiar en mi igual que yo tendria que confiar en el y dejar de tenerle miedo, y la unica forma de escapar de mi miedo era saber quien era el hombre que me miraba tras la mascara.

- No temo a la lucha, padre. Y no es mi intención mancillar el suelo sagrado, respetaré este santuario. Pero no quiero revelar información de más a otras personas. Si quieren saber lo mismo que yo, que hagan las preguntas adecuadas, por ello le pedí hablar en privado. - respondí con un tono educado y respetuoso. No pretendía ser grosero, sino que el padre entendiera mi posición.

- ¿Es posible hablar en privado? ¿O las normas indican que este tipo de conversaciones deben hacerse aquí, delante de todos? En ese caso no tengo inconveniente, padre. - eché una fugaz mirada a la pareja de ancianos.

Me preguntaba cuánto tiempo llevarían esos dos ahí esperando a que alguien viniera a la Iglesia...

Te lo diré. Pero no aquí... no es el mejor lugar para pronunciarlo. - le intento responder con la mayor sinceridad - Además, lo único que impide el suelo sagrado es que combatamos... cualquier mago podría estar merodeando por aquí atento a cualquier información que se revele.

Puede que te suene a excusa barata, pero en cuanto salgamos de aquí te daré mi nombre.

Me levanto un poco temblorosa y amablemente le digo al padre -"Padre le ruego que luego de hablar con el niño me dedique un poco de su preciado tiempo, he faltado a mi palabra con el señor y no puedo vivir con el remordimiento"-. 

Parecia que el dia se habia levantado con demasiadas preguntas.

- Podemos hablar en privado si es realmente lo que deseas- miro a la anciana atentamente - Despues hablare con usted mi señora, dios tiene tiempo para todos sus hijos-

Lo que decia parecia coherente, es cierto que alli podria estar tratando de espiarnos cualquier de ver cuales eran nuestras capacidades y que podiamos lograr, pero entonces ahora mismo todos sabrian que yo no poseia ningun talento magico.

- Entonces, entrenar aqui solo hace que los demas sepan que soy una inutil-

En tal caso pensarán que yo también lo soy, luego nos subestimarán a ambos. - afirmo con una media sonrisa oculta tras la plateada faz - ¿tienes una mejor forma de conseguir una ventaja sobre ellos?

Le pongo una mano sobre el hombro.

Iria, eres más fuerte de lo que piensas, si no lo fueras no me habrías podido convocar. No cualquier mago puede invocar un servant.

- ¿Entonces por que no logro hacer nada?- ni tan siquiera lograba sentir esa energia de la que hablaba ni nada en realidad, lo unico que podia notar era el viento y solo por que estabamos en la calle, que el apareciera ante mi no era mas que casualidad el necesitaba un master y yo fue la que aparecio, pero no era util para el ni siquiera le dejaba ser el mismo.

No quieras hacerlo todo en un solo día. Por el momento parece que eres afín al elemento aire, ya que es lo que percibes y siento que tus reservas han aumentado. - me quedo un rato pensando - probemos a intercambiar energía - agarro sus manos con las mías, cruzando los dedos.

Intenta concentrarte en el viento que percibes e intenta mandarlo hacia mí.

Agarro sus manos y cierro los ojos, me dice que me centre en el viento pero ahora solo podia centrarme en sus manos, mas calidas de lo que abria imaginado, tal vez esperaba algo como su mascara frio y rigido, pero no sus manos eran tramquilas, no eran suaves pero si calidad y eran tramquilizadoras.

no podia sentir mas, el viento corria a mi alrededor pero no tenia sensación alguna de nada que no fuera la persona que tenia delante.

Lo estás haciendo muy bien. - separamos las manos - Respira tranquila y profundamente, ahora te devolveré la energía y lo repetiremos. Así hasta que consigas percibir perfectamente lo que sucede.

Coloco mi mano sobre su hombro y le devuelvo la energía que me ha transmitido. Un ligero brillo recorre mi brazo y se desvanece al tocar su cuerpo.

A continuación vuelvo a juntar mis manos con las suyas y repetimos el proceso de intercambio de energía.

-"Oh, gracias padre. Siempre usted es muy atento con sus fieles, esperare. Tómese su tiempo"- Digo amablemente volviéndome a arrodillar para seguir rezando.