Partida Rol por web

La mujer mira con tranquilidad a Sven, ya que pregunta, y le responde:

- En general deberéis oponeros al Imperio de la Luz allí donde vayáis y de la forma que consideréis más provechosa. También debéis buscar los cristales para que os otorguen sus dones. Si no queréis realizar actos por vosotros mismos que puedan considerarse malignos, que es lo más habitual aunque no lo único en la oscuridad, siempre podéis favorecer de una forma u otra a aquellas fuerzas que estén asociadas con las tinieblas. -los mira seriamente- Creo que en algún sitio tengo un libro que os podría ayudar para esto, pero no recuerdo dónde. -se nota que la entristece un poco el estar empezando a olvidar según qué cosas.

"o actos malignos o favorecer a las criaturas de las tinieblas" el disgusto se ve claramente en mi expresión, no me gusta el papel de villano, aunque supongo que la culpa es del Imperio de la luz por desequilibrar el mundo, pero vaya papeleta nos ha tocado

-Si, veamos ese libro. ¿como se llama?¿o como es?-

Con las indicaciones de la abuela me pongo a revisar las estanterías mientras sigo dándole vueltas a todo. Supongo que oponernos al Imperio de la Luz también estará bien, me han parecido unos capullos de cuidado

Tomó buena nota de dónde quedaría cada cristal: cuando vas a empezar un viaje es indispensable saber hacia dónde irás. No arrancó la página en cuestión del libro de cocina: eso sería una falta de respeto a los libros, al autor, a los Kiyomi y a la propia Hotaru. En lugar de ello, simplemente hizo un par de copias y se las guardó en la mochila. ¡Justo a tiempo antes de que la doncella llegase para llamarlas!

"Buenos días." saludó con un asentir de cabeza educado. Los Kiyomi siempre habían sido muy hospitalarios con ella, a Selene Firyawen no se le escapaban gestos de cortesía como el de sentarse más o menos a la vez, queriendo así no considerarla una inferior. Verdaderamente siempre la habían tratado muy bien, y ella siempre estuvo agradecida por ello. "No, no, el placer es mío, de verdad, y como siempre. Agradezco vuestra hospitalidad." no era sólo pues una respuesta educada, sino sincera. "Hacía tiempo ya que no me sentaba a la mesa con vosotros." sonrió con calidez. "Me ha ido bien, más o menos... Los días allí en el bosque se hacen largos, como un santuario de tranquilidad. Una mitad de mi corazón ya reconoce el bosque como su hogar, mientras que la otra suele añorar el poblado. Aunque es cierto que mis papás adoptivos hace tiempo dejaron ya esta vida... todavía los echo de menos."

Agradeció con un gesto de la cabeza, dejando en manos de la doncella las tareas de limpieza y recoger los libros que habían sacado de sus estantes. En otros momentos, con más tiempo, quizá se habría detenido a hacerlo por sí misma, pues le servía para relajarse y asentar en su memoria los conocimientos que había adquirido en sus sesiones de lectura con tranquilidad, pero la comida aguardaba, y ella mejor que nadie sabía que no se debía hacer esperar a sus padres.

De camino al comedor fue pensando en cuál podría ser su siguiente destino. La región de Ur era difícil de alcanzar, en el cielo, por lo que parecía más razonable dirigirse a territorio enano o élfico. De hecho, quizá Selene quisiera ir primero a Liernne, pues en su camino se cruzaban los bosques élficos de los que ella provenía. Tendrían que discutirlo más adelante, cuando se reencontraran con Sven y Drago. Además... aún quedaban asuntos pendientes por resolver con su familia.

— Buenos días, madre - saludó Hotaru con una ligera inclinación de cabeza, en señal de respeto. En sus manos se hallaba un libro, un ensayo, lo cual hizo sonreír a la joven. Ni siquiera sentada a la mesa era capaz de dejar los estudios por un rato. ¿Cómo no iba a quejarse de vez en cuando por lo estricto de su educación? Esperó pacientemente a que se pusieran al día, consciente de que hacía algún tiempo que no se veían y que, quizá por su ascendencia élfica, a los Kiyomi les había caído en gracia Selene. Al menos mucho más que los demás muchachos y muchachas del pueblo.

Sven se queda aturdido, quizás tratando de decidir qué es lo que la mujer quiere decirles, mientras que Drago se pone enseguida manos a la obra. Un libro sobre luz y oscuridad, o al menos sobre fuerzas de lo segundo, que sin embargo nadie se había llevado ni había llamado la atención del Imperio de la Luz, que seguro había entrado en este lugar... Pero ellos no tenían la información de la existencia de un libro oculto, por lo que no realizan la pequeña "gymkana" que realiza él.

En primer lugar, se percata de una tabla suelta en el suelo mientras se mueve. Al principio la esquiva, en su costumbre natural por ser relativamente sigiloso al pisar, como buen cazador, pero entonces medita un momento y mueve dicha tabla, encontrando una hoja de un libro infantil, libro que reconoce. Esto llama poderosamente la atención del chico, que entonces se acerca a ese libro, en una posición que desentona ligeramente, pero no demasiado, para su temática, estudia el lugar donde está apoyado, sin ver nada ahí, pero entonces va al lugar donde sería lógico que estuviese. Ve que, si no prestase atención, podría sacarlo y meterlo sin problema de su hueco normal, pero justo hay unas marcas en la balda de encima a él en la estantería que...

Clack.

Al levantar el libro totalmente vertical en el hueco que le correspondería, encaja en unas ranuras en la madera, y se escuchan unos mecanismos por la pared detrás de la estantería, yendo hacia su izquierda... Donde una losa de la pared se ilumina ligeramente, mostrando unas aberturas donde antes no las había, y entonces cayendo hacia el frente como si fuese la tapa de una caja y quedando colgando. Dentro, otro libro, esta vez como un diario antiguo.

- Vaya... ¿Quién diría que mi biblioteca guardase algún secreto así? -dice la anciana con tono de inocencia, aunque con una mirada sorprendentemente brillante.

Cuando saco de la caja el libro oculto sonrio con gran satisfacción, no está nada mal haber sido capaz de encontrarlo

-si, quien lo diría- respondo a la bibliotecaria sin mirarla, y por tanto sin darme cuenta de su mirada. Estoy sopesando y admirando el libro como el tesoro oculto que es, sin abrirlo aun. Mas allá de haber sido capaz de encontrarlo, el hecho de que estuviera aquí ya es una señal de por si. Alguien lo escondió para nosotros, incluso antes de que naciéramos, o mas bien para los campeones de la oscuridad

-Pues habrá que ver lo que pone- digo finalmente depositándolo en una esa y abriendo por la primera página

-Ven Sven, leámoslo-

Es cuando el guerrero viene que empiezo a devorar sus páginas

La mujer sonríe con amabilidad a la elfa, respondiendo con cortesía.

- Bueno, sabes que siempre puedes contar con nuestra amabilidad, al menos mientras no te fugues de madrugada sin decirnos nada en vez de despedirte adecuadamente. -menciona con una suave sonrisa, aunque estudia bien las reacciones de ambas chicas, imaginando además cómo de a plomo iban a caer esas palabras sobre Hotaru.

Tras este mensaje, añade:

- Tus padres eran buenas personas, una lástima que ya no estén. -después, os mira más tranquila, aunque Hotaru sabe que con ella no ha terminado por ahora...

No tardan en servir la comida y, mientras tanto, simplemente comenta unos detalles banales. La llegada de su marido, un Theodor recién bañado, es algo muy ligero con apenas unos saludos que no interrumpen la conversación, con lo que el peso sigue en Umi Kiyomi.

- Y bien, ¿qué habéis estado mirando en la biblioteca? -pregunta con interés.

Solo queda decidir cuánto de honesto ser*...

- ...

Volví a cruzar miradas con Rita tras la explicación de la abuela Lynn, sin entender nada de lo que nos había dicho, parpadeaba lentamente, entonces mire hacia Drago quien se encontraba claramente disgustado con la respuesta obtenida, ladeé la cabeza confuso por la situación. Al menos si sabía una cosa, debíamos buscar un libro concreto que nos ayudaría a para saber donde ir y que hacer ahora, por lo que junto a Drago me propuse encontrarlo entre todos los de la biblioteca.

Aunque como era de esperar fue el cazador quien dio con este y no es hasta que me llama que aparezco desde otro pasillo, con otro libro en una mano, abierto por una página al azar, sujeto de lado y dejando que las páginas pasaran solas de vez en cuando por la gravedad- Oh ¿ya lo has encontrado? -dije mirando por encima del mío sorprendido, corriendo entonces para ponerme a su lado y poder leer también- ¡A ver, a ver, a ver!

Hotaru dio un respingo en la silla al oír la acusación velada de su madre. Casi sintió su mirada atravesándole el cráneo de parte a parte, a pesar de que seguía manteniendo la misma cordialidad para con Selene. Sus mejillas se tiñeron de color al pensar en cuánto sabrían de su escapada nocturna. ¿Habrían visto a Sven? No, no podía ser. Si ese fuera el caso, de seguro la habría apartado para darle un buen rapapolvo. Ese chico era, quizás, de los que menos agradaban a los Kiyomi por ser tan revoltoso e impredecible.

— Hemos estado buscando temas de geografía e historia, tratando de encontrar información sobre tiempos pasados - mencionó de pasada, sin entrar en demasiado detalle. Probablemente solo había preguntado por curiosidad, así que tampoco hacía falta entrar en describir todo lo que habían encontrado. Además, había cosas más importantes que discutir.

— Madre... Padre... Me marcho - anunció, con la cabeza algo más gacha de lo que quizá debiera. Sabía que no sería de su agrado, pero no tenía elección. Si ellos no lo comprendían... No podía hacer más. — Tenemos una misión importante, algo que solo podemos hacer nosotros. Quizá no me creáis, pero es así. No soy la única, Selene también... y un par más - dijo, intentando rodear el asunto de que los otros dos eran Drago y Sven. Drago quizá no fuera un problema, después de todo era mayor y responsable. Pero nombrar a Sven solo haría que los Kiyomi recelaran, indudablemente. — He sido educada por vosotros para esto, lo sé. Quizá sea solo un presentimiento, pero y-yo... - intentó acabar, dudando de sí misma. No estaba acostumbrada a declarar sus deseos e intenciones de manera tan intensa. — Quiero hacer esto. Necesito hacerlo. Por favor.

Umi Kiyomi parece ser quien lleva la iniciativa entre ambos. Enarca una ceja cuando Hotaru indica el motivo de su búsqueda, denotando que cree que le oculta algo.

La comida servida humea ligeramente en los platos, siendo un pescado con una salsa de aspecto delicioso, espeso y especiado con unas hierbas que le dan un toque picante y abren el apetito a cualquiera. El filete del animal otorga un contrapunto ligeramente dulzón y no tiene espinas, dando un plato que no tenía nada que envidiar a los del banquete.

- El cazador y el gamberro. -indica ella en respuesta a lo de "un par más"- Claro, osas pedir "por favor" que te dejemos ir a saber dónde con esas compañías porque "tienes algo que hacer", "es importante" y "solo podéis hacerlo vosotros". Como si tu magia estuviese ya al nivel de la mía, o ese niño con una espada pudiera hacer algo contra Theodor... -menciona, con un deje irónico.

Tras eso, y mirando directamente a Umi, la apunta con el tenedor, con mucha seriedad.

- Come.

El padre parece dudar, y come con cierta velocidad, sin abandonar el decoro, pero sin decir nada, aún.

El libro tiene conocimientos que es fácil catalogar de peligrosos, pues si cae "en malas manos", el lector, averiguaría algo tal como los pasos para deshacer el Sello de la Luz, uno de los rituales que han empleado desde el Imperio de la Luz para encarcelar a numerosos males que no se podían destruir, o que al menos desconocían cómo. También está reflejado el lugar donde moran varios de ellos:

- El Tirano, un antiguo rey hechicero cuyo control abarcó más allá de la muerte.
- La Bruja, una siniestra figura que se dice que quería destruir el mundo... Nadie conoce sus motivos, aunque dicen que sus poderes eran "luz corrupta".
- El Cazador de Almas, un ser de una raza lupina y considerado el mayor asesino en serie de la historia... Y que ganaba poder con cada vida segada.
- El Rey Arruinado, un antiguo rey que enloqueció por amor... O eso dicen.

Repasar las páginas del libro no es que me agrade demasiado. Queda claro porque estaba tan oculto. Pero la gente que describe.. ¿Si somos agentes de la oscuridad vamos a acabar como estos?, todos suenan terribles

-Buff, no querría verme con ninguno de estos, mucho menos liberarlos-

Aun ojeo unas páginas mas, pero está claro que será cuestión de leerse el libro con tiempo y calma, así que me dirijo a la abuela

-¿Podríamos llevarnos el libro?, me parece que nos hará falta-

Pestañee durante varios segundos perplejo ante lo que estábamos leyendo, si queríamos deshacer ese sello de luz entonces acabaríamos por liberar a gente muy peligrosa, incline la cabeza confundido mientras me cruzaba de brazos pensando durante un par de segundos.

- Pero tenemos que deshacer el Sello ese ¿no? -respondí hacia Drago ante su negativa sobre liberarlos- Cuando salgan podemos arrearles y listo -así de simple sonaba en mi cabeza- Además creo que podemos aprender muchas cosas si peleamos con ellos... seguro que varios trucos del cazador de almas y la magia de esa Tirana y la Bruja les serán de utilidad a Hotaru y Selene -realmente estaba planteando la idea de no solo enfrentarlos sino derrotarlos para robarles su poder y hacerlo nuestro, dejándolo caer con toda la calma del mundo.

Miro totalmente asombrado a Sven quien se lo toma increiblemente en calma

-pero.. aquí dice que les encerraron porque no se podían destruir. ¿Que te hace pensar que nosotros si podremos?- según hago la pregunta me arrepiento. Sven debe ser capaz de creerse que puede robar la luna si eso se le cruza por la cabeza

-Buff, bueno, cuando lleguemos a eso ya veremos que hacemos-

Con la mayor de las ingenuidades devolvía la mirada hacia Drago mientras este se asombraba por mis palabras como si hubiera dicho una absoluta locura, algo que en mi mente no era así... de hecho para mi tenía todo el sentido del mundo ¿porqué que otra cosa íbamos a hacer? Es decir habíamos sido elegidos, nuestra inacción implicaba la destrucción del mundo tal como lo conocemos por el nacimiento de algo completamente nuevo.

- ¿No es obvio? Claro, que podemos ganar... -lo miraba fijamente incapaz de entender el porque dudaba sobra nuestra posibilidades- Puede que ahora seamos incapaces de hacer nada, pero podremos... cuando llegue el momento podremos, porque así es como actúan los héroes... y nosotros seremos héroes ¿no? -ahí estaba la lógica, me creía parte de una leyenda, puede que en el otro lado de la moneda, pero seguía siendo una leyenda y si ellos habían logrado hacer realidad hazañas imposibles ¿por qué nosotros no íbamos a poder?

"Hotaru..." La buena de Hotaru había presentado su petición, débil y sin razones, sus padres no la iban a dejar, sonaba más a una excursión por su propio gusto que otra cosa. Y es que, al igual que entendía a sus padres, también entendía a Hotaru, de hecho, si no fuera por lo serio de la situación, hasta habría soltado una risita. Hotaru intentaba proteger a sus padres de la misma forma que sus padres intentaban protegerla a ella. "Vamos." le puso una mano en el hombro con comprensión y apoyo. "Cuéntales toda la historia. Muéstrales lo que nos ha pasado, lo merecen. Confía en ellos para que confíen en ti. Y muéstrate fuerte, no pidas: explica, para demostrarles que eres fuerte y por qué estás tan decidida. Si no, ¿qué padres dejarían a su hija ir sola por el mundo a 'no sé donde' por 'no sé qué razón'?"

Me quedo en silencio tras las palabras de Sven, su lógica es una locura, tanto que soy incapaz de responderle

-¿Heroes?- es lo único que digo finalmente, ni se me había pasado por la cabeza que nosotros pudieramos ser heroes. Pero incluso si es así no tengo claro que las cosas funcionen para los heroes como piensa Sven

-Nada que yo diga va a hacerte cambiar de idea, ¿no?-

Suspiro y me giro hacia la anciana, que a estas alturas debe pensar, y con razón, que estamos bien locos

-en fin, si es posible querría llevarme el libro. Igual a Hotaru o Selene se les ocurre algo sensato-

— Pero... - murmuró, acatando las palabras de su madre. Selene intentaba ayudar, a su manera, pero no entendía. No conocía tanto a su familia como ella misma. — No se trata de eso. No van a creerme... ¿Verdad, madre? - preguntó, haciéndose más pequeña en el asiento. — Si te cuento cómo un cristal nos encomendó esa misión, que todos tuvimos una visión del futuro, que si no hacemos nada por evitarlo el mundo será dominado por otros... Nada de eso tendrá sentido para ti, ¿verdad?

Hotaru tenía un nudo en la garganta. Le costaba hablar, y expresarse de aquella manera nunca había sido su fuerte. Siempre que había conflicto solía callar, aceptar las cosas tal y como eran, dejar que la tensión pasara por sí misma. Ahora se veía forzada a defender su postura, no en un debate de práctica, no. Contra su misma madre, aquella que para la chica era la persona más cerrada y estricta de toda su familia.

— Solo queréis que esté aquí, como una muñeca que exponer. Soy el orgullo de los Kiyomi, siempre he tenido que estar a la altura. Quería jugar con los del pueblo, vivir aventuras, ser una niña. Pero me quedaba aquí, estudiando y aprendiendo a ser una dama, por vosotros. Por eso os da igual lo que pase... Quiero marcharme en buenos términos. Dadme eso al menos. Por favor.

Cuando Drago se gira hacia ella, se da cuenta de que la anciana parece estar apaciblemente dormida. No parece que le haya preocupado lo más mínimo el destino del libro, desde luego...

Los ojos de Umi echan chispas desde las primeras palabras de su hija. Definitivamente, ha ido por un lugar por el que no debía ir.

- Cierto, ¿por qué debería creerme nada que digas, si no te lo crees tú misma? Si tuvieses algo tan importante que hacer, no lo dirías mirando un filete de pescado. -replica ella con seriedad.

El resto de las palabras de Hotaru, igualmente, no se quedan sin respuesta, no ayudando demasiado al buen progreso de la conversación.

- Claro, somos tan malvados que te hemos dado un futuro. Que mientras que esos dos chicos que tanto aprecias se tendrán que quedar atados aquí si quieren tener una vida normal, tú podrás elegir... Cosa que tú no entiendes ni valoras. -dice con claro enojo.

- Mi amor, tranquila...

- No, Théodor, sé lo que vas a decir, y no te atrevas a meter a mi padre en esto. -replica Umi, desviando la mirada hacia él y haciéndolo empequeñecer también por un momento, pero enfocándose de nuevo en Hotaru- ¿Te vas a escapar de nuevo? Adelante. Pero luego no te arrepientas si echas de menos "ser el orgullo de los Kiyomi" cuando el polvo del camino llene tu garganta. -concluye, fieramente.