Partida Rol por web

Me cruce de brazos con un suspiro, mire a un lado mas exactamente a la pared que era el edificio donde estaban el resto esperando. Y cuando me pregunto por Isabeau levante un dedo señalando el cielo, había emprendido el vuelo hacía poco por lo que no debería estar muy lejos, en cuanto al otro... su voz resonó detrás nuestra también con amenazas hacía la "desconocida". Por lo que me hice un lado permitiendo que se vieran entre ellos.

- Aquí lo tienes -mire a Kiel y le hice un gesto para que se tranquilizara- Es solo Euphemia -entonces volví la mirada a la chica- Vale, has salido a tomar el aire... pero yo no veo ninguna puerta por aquí y hemos venido al escuchar un fuerte ruido como si algo chocara contra el suelo -baje la mirada al suelo buscando alguna pista de lo ocurrido- Mi idea en un principio era que yo solo viniera a ver que pasaba o que me acompañara al menos una persona mas y que el resto le echaran un ojo al camión pero se ve que debía haberlo explicado.

Finalmente, un camión se detiene en la puerta de la vivienda de seguridad, de su tolva descienden Eladamri y aura quienes parecen un tanto cabreados.

De la cabina baja la teniente y Darius, quien venía conduciendo el camión.

Gallard, Vilthar bajen las bolsas que hay bajo los asientos de la tolva allí están vuestros nuevos uniformes, los quiero a todos cambiados y listos para partir en quince minutos, asi que daos prisa. - dice la teniente señalando la tolva

Cuando vio llegar los uniformes, Kain los revisó esperando que al igual que el anterior, alguno fuera anfibio. Mirado y encontrado el suyo, poco podía hacer, no importaba el tipo de traje que fuera, si había uno por cabeza, el suyo no iba a cambiar por revisar los otros.

Con calma y sin presura, se apartó lo justo para cambiarse, más para evitar el pudor ajeno que el propio, pues para ella, el vestuario no era para cubrir, si no, para proteger, pero era consciente de que para otras razas eso era algo diferente.

Darius asomó la cabeza por la ventanilla del conductor. Había estado manejando el camión hasta llegar al piso franco, y miró a su alrededor con gesto perspicaz, como si buscara algo. Sacó el brazo por la ventanilla, dejándolo que cuelgue hasta que alguno de los encargados en recoger los uniformes se acercara a él para entregárselo. - Pásame el grande. - Señaló con la mano abierta el uniforme más grande que había, tomándolo y echándolo dentro de la cabina del camión.

Apagó el camión, y guardó las llaves para después bajarse de él con el uniforme debajo del brazo y se estiró ligeramente. - ¿Os habeis enterado de la retirada de tropas? - preguntó al conjunto de compañeros, mientras avanzaba hacia sus compañeros, para ver como Aura y Eladamri parecían un tanto cabreados. Puede que hubiera pegado algún frenazo de más, pero nada tan importante como para enfadarse. Debía haber otros motivos... así que miró a Aura y se encogió de hombros. - ¿Qué pasó? - Le preguntó a ella, que era con quien tenía más confianza. Y mientras, aprovechó para quitarse la gabardina y comenzó a desabrocharse la parte superior.

En cuanto me di cuenta de que era a Euphemia a quien estaba apuntando, abri los ojos ligeramente, con un gesto de sorpresa, y bajé de inmediato las armas.

Sin embargo, a diferencia de Renall, yo sí parecía tener más claro qué podía haber sucedido: Euphemia habia dicho que subia a la planta superior para vigilar, y se había escuchado un golpe: 1+1= hostia al canto, intencionada o no.

-Joder, ¿Estás bien? - le pregunté entonces, repasando con mi mirada la distancia que nos separaba de lugar donde Euphemia se había subido antes, en teoria, y luego a la chica, que parecía quejarse de repente, aunque no parecía que ninguno de los chicos se hubiera percatado.

Por desgracia, mi pregunta se vio interrumpida por la llegada de camión, lo que hizo que me girara hacia los recién llegados, con una media sonrisa ahora dibujada en mis labios.

Cuando el camión llegó, Euphemia, Renall, Kiel y yo estábamos fuera de la casa, no demasiado lejos de la entrada.

Me giré al escuchar el ruido, con una media sonrisa en los labios, y alcé una mano que agité en el aire, a modo de saludo, mientras acababa por acercarme a os recién llegados.

Primero vi a Eladamri y a Aura, que parecían algo mosqueados, lo que hizo que alzara una ceja, curiosa, mientras dedicaba una mirada a Darius, encogiéndome de hombros con gesto interrogante, como lanzando al aire la misma pregunta que vi que e ronso acababa de hacerle a Aura. Pues, fuera lo que fuera, parecía que Darius tampoco sabía nada.

-¡Hola chicos! ¿Qué tal ha ido? - pregunte entonces, algo más disimulada, hasta conciliadora, mientras comenzaba a buscar un uniforme de mi talla. - Si que lo escuchamos en la radio, sí... ¿Habéis averiguado algo más vosotros? - pregunte, sin tener claro a aquellas alturas ni siquiera en qué había consistido su misión ni por qué se habían ido.

Estaba roja, roja como un verdadero tomate y comenzó a helar el aire a su alrededor, sólo pensando que no quería que siguieran haciendo preguntas como las que comenzaba a hacer Renall, y cuando escuchó a Ruby, más roja se puso, sabiendo que la había descubierto, ¿o no?, era imposible, su mentira era creíble, pero en caso de que no lo fuera, la llegada del camión con los uniformes le cayó como anillo al dedo y se fue tan rápido como pudo al encuentro de todos. Casi se podría pensar que estaba contenta de verlos.

— ¡Aura! — exclamó pasando entre sus compañeros y llegando donde la semi elfa, notando la cara de pocos amigos del elfo, la dhampiro pasó por alto ese tema y tomó de la mano a la semi elfa — ven, vamos, necesito hablar contigo, necesito que me ayudes con el uniforme,— de reojo observó las bolsas que estaban en la carga del camión y soltando a la elfa, se subió al camón y con una sola mano sacó dos trajes, bajando con algo más de dificultad de lo que podría esperarse de la chica y volvió a jalar de la mano a la semi elfa — listo, vamos — exclama de nuevo,  jalando con una sola mano, con la misma que sostenía o intentaba sostener las ropas, manteniendo muy rígido el otro brazo.

Niego ligeramente con la cabeza cuando habla de si dudo de él, aunque sus palabras de creer que es un villano me hacen mostrar cierta molestia, aunque tampoco mucha.

- ¡Eso no es...! Maldita sea, Eladamri, dije que no puedes colaborar a sabiendas en hacer daño a inocentes con excusas. Si tanto te preocupa el tema del mal y el bien, debes saber que llegará un punto en el que manches demasiado tu alma si haces esas cosas, y nunca podrás compensar el daño hecho aunque quieras. No he dicho que seas un villano. -le digo, mientras noto el camión detenerse- Anda, vamos, ya hablaremos de todo esto en otra situación, si quieres. No tengo nada contra ti, antes al contrario, pero no deberías sacar conclusiones de lo que no se dice, no soy de subterfugios. -vuelvo a reiterar- Voy a ver si puedo hablar con Sasha o con Euphemia, si me da el ánimo para ello. Nos vemos luego. -le digo, bajando del camión en cuanto se para por completo.

Más que de enfado, mi gesto es una mezcla de emociones: quizás si hay un pequeño tono de mosqueo, pero se mezclan hastío, cansancio y tensión. Sea lo que sea lo que ha pasado durante el rato que hemos estado fuera, me ha dado aún otro tanto más de dilemas o situaciones problemáticas.

Miro a Darius ante la pregunta de si se han enterado de algo y mi gesto no muda, no me he enterado de nada, pero tampoco sé si quiero preocuparme por ello. Su aproximación para preguntarme con respecto a lo sucedido hace que niegue con la cabeza y le dedique un pálido atisbo de sonrisa.

- Nada de lo que tengas que preocuparte, grandullón... Luego te cuento. -le digo, apoyándole la mano en el brazo ahora que se ha quitado la gabardina y dejándola caer un poco, en una especie de caricia al recio pero suave pelo que lo cubre.

No obstante, es un momento que no dura, porque entonces aparece Euphemia y tira de mi mano, diciendo que quiere hablar conmigo, aunque... lo de ayudarla con el uniforme me resulta un poco extraño, pero antes de que replique nada, me vuelve a soltar y se mete al camión a buscar los uniformes.

- Ay, gran ave, dame paciencia... -rezo en voz baja, aunque perfectamente audible para Darius, y luego levanto la vista hacia él- Voy a ir con Euphemia, también tengo cosas que hablar con ella. Luego te cuento mis cosas cuando tengamos un rato, prometido. -le digo, y ahora sí me esfuerzo en dedicarle una sonrisa más firme, dejando de lado todas mis malas sensaciones para transmitir solo la parte de buen ánimo que se resiste a dejarse aplastar en mí, por más que se enrede todo.

Entonces Euphemia finalmente vuelve, sosteniendo todo de una forma muy rara, y ante mi previsión de que iba a terminar todo en el barro cuando empieza a tirar de mí, me resisto y le replico:

- Espera, para, para. -planto los pies evitando que se me lleve y, en cuanto la freno, añado- Si quieres te acompaño, pero ya llevo yo la ropa, que si la llevas así, tiene pinta de terminar por los suelos. -al decir esto, aprovecho para recuperar como mínimo mis prendas de sus manos, aunque hago también intención de andar en la dirección en la que me llevaba- Y sé andar sola, Euphemia, no hace falta que tires de mí. -aunque no hay tono de reproche en el tono a pesar de las palabras.

Ambas chicas entran en la casona, Euphemia apura lo más que puede el paso y agradece que Aura, siendo tan ella, le ayude con la ropa. La dhampiro no quiere cruzar más palabras y apenas si mira a Renall, él que a esas alturas tenía más que dudas razonables sobre su aparición en la calle, por eso necesita a Aura aunque eso signifique contarle lo que le pasó.

Ya dentro, fueron al baño, de seguro Aura necesitaba un baño y Euphe quería saber qué tan herida estaba, así que pasaría delante de la semi elfa y le indicaría en donde estaba el lavado, cerrando la puerta tras de ella. Ahí, al fin, suelta un suspiro y se apoya en la pared, mirando a Aura con ojitos de perrito abandonado.

— me caí del techo — aprieta los labios y sus mejillas estaban encendidas — bueno... más bien del segundo piso — pasó su mano sana por debajo de su nariz, un gesto que hacía cuando se ponían en modo arrogante, aunque ahora tenía poco de que sentirse orgullosa o mejor que otros — ¡no te rías! — exclama con los ojos llenos de temor e incomodidad, debía ser mucho para que pidiera ayuda, y quizás Aura lo podría intuir — calcule mal.. pensé que podría saltar pero no fue así y... — infló sus mofletes y llevó su mano a su hombro derecho.

— creo que me lo he quebrado... me duele bastante — vuelve a poner su cara de niña pequeña, era un momento delicado para la dhampiro y gravitante en la relación que podría tener con Aura, aunque de momento sentía la suficiente confianza como para pedir su ayuda y cuidados. 

El hecho de que me lleve así al baño, y más con una actuación tan rara ahí fuera y haberla visto entre los matorrales, me hacen imaginarme un poco por dónde van los tiros antes de que lo diga, aunque tampoco muestro ninguna suposición precipitada. Una vez entramos al baño, la miro con curiosidad ante su forma de actuar, y finalmente su explicación me aclara hasta cierto punto lo que sucede. Aunque me comienzo a acercar según habla, cuando dice que no me ría, replico:

- ¿Y de qué me iba a reír? Me puedo reír si te veo caerte de culo por resbalarte o si te revuelcas un poco por el barro, no si me cuentas que te has dislocado el hombro o algo peor... -la risa al ver caerse a alguien de una forma un poco tonta resulta difícil de evitar para alguien con buen ánimo, aunque a pesar de ella soy la primera en ir a ayudar, pero cuando alguien se hace daño, deja de ser divertido- Anda, siéntate, déjame echar un ojo por si puedo curarte. -le indico, señalándole el W.C. o cualquier otro lugar que pudiese servir de asiento para echarle un ojo- Aunque te debo decir que me disgustó mucho enterarme de lo que te pasó con Isabeau. ¿Me puedes explicar qué cuernos estabas pensando? -pregunto de paso, aunque me concentro más en su herida y si es algo que pueda sanar con magia*.

Sin mayor importancia sigo las ordenes de la teniente, entregando los uniformes al resto y cambiandome de ropa para seguir la misión después de todo para eso estaba.

-¿Entonces la retirada de tropas es real? ¿Se puede considerar algo bueno?- le pregunte a la teniente un poco mas apartado de los demás, aún tenía mis dudas sobre si todo lo que estaba pasando era posible.

Con mucha dificultad logra sacarse la camisa, era lo único que llevaba aparte de sus pantalones, pues se había deshecho de la chaqueta sucia que traía, sin embargo de manera estoica soportó el movimiento y dejó que revisara su hombro, que de seguro estaría muy hinchado y quizás ya morado por la caída. Euphemia no llevaba el brasier así que quedó con el torso desnudo ante la joven lo que relevaría toda su espalda y dejaría a la vista las cicatrices en su piel, justo en su espalda, marcas que insinuaban que la dhampiro había sido azotada y no había usado magia para curar sus heridas. Algo insegura, Euphemia había corrido su cabello y mostrado aquellas heridas.

— esperaba que pidieras sanarme, no quiero dar explicaciones... y me costaría mucho mentir si tengo el hombro lastimado — intentó excusar el hecho que la buscara a la semi elfa, pues era incapaz de reconocer que se sentía cercana a la chica y que fue una de la razones por las que atacó a la semi aven. Isaubeu, ahora justamente vendrían esa conversación, Euphemia chasqueó la lengua y miró a otro lado.

— pensé que preguntarías por otra cosa — fue la primera respuesta que recibió Aura — pensé que ibas a querer saber qué era — su voz sonó triste, y cuando sintió los dedos de Aura, soltó un pequeño quejido — y eso... y saber que por culpa de esa idiota, volviste a estar en peligro... me... me descontroló... y solo quería acabar con ella, no querían dejarme ir cuando ofrecí mi renuncia y en realidad soy un peligro para todos ustedes... para ti y para Renall... pensé que si la mataba me expulsarían o me matarían... ya ya... casi me da igual ahora — sonrió de medio lado, aunque sus palabras estaban cargadas de tristeza y melancolía — lamento no haber conseguido desearme de ambas, de ella y de mí — su voz se endureció dando cuenta de que realmente pensaba en ambas opciones y que quizás volvería a intentarlo, dependiendo de cómo se dieran las cosas.

— ¿realmente deseas seguir hablando de Isabeau?... tsss ya tengo suficiente con ella y Renall — recobró su arrogancia y respingó su nariz, demostrando que estaba celosa y bastante — ufff ese idiota que anda tomando de las manos a todas... digo... no a todas... sino a esa pajarraca — su aura comenzó a colocarse helada, en ese poco rato en que se habían ido, habían pasado cosas sabrosas en esa cabaña. 

— en fin... ¿por qué venía mosqueado el elfo? — se movió ligeramente, aunque con dolor, y se demostró en su rostro.

Mis ojos se clavan un instante en las truculentas marcas de su espalda, pensando en que debía haber recibido un variopinto número de castigos para terminar así, y me resulta un poco turbadora su desnudez, aunque no hago comentario alguno y me enfoco en mirar la zona que tiene herida. Lamentablemente, no soy capaz de discernir gran cosa, y dados mis muy limitados conocimientos de medicina, tampoco quiero palpar sin saber.

- No pasa nada, está bien. -le respondo a lo primero.

Supongo que los motivos para no querer dar explicaciones son principalmente de orgullo, aunque tampoco digo nada al respecto.

Su explicación sobre lo de Isabeau hace que levante la vista hacia su mirada, seria, y replico:

- Nadie ha ayudado a nadie que merezca la pena muriendo, o no de esa forma. -tampoco es insólito que en situaciones desesperadas alguien se haya sacrificado por algo que no pudiese hacerse de otra forma, ahí está el Ritual de Sael Therie en mi religión- Ser idiota, por suerte o desgracia, no es un pecado, pero, ¿qué puñetas hizo para que la atacases? Yo ya estaba inconsciente en ese punto. -pregunto de paso- Oh, y con respecto a "qué" eres... Eres Euphemia, eres una Dhampir, y eres alguien que a menudo trata de hacerse la mala o al menos la insensible, pero tienes bastante más preocupación por lo que es bueno y lo que es malo de lo que parece. -replico tranquilamente- O eso es lo que creo, a estas alturas. -comento, dedicándole una cálida sonrisa, a pesar de las preocupaciones que aún se reflejan en el rostro- Y a mí no me daría igual que te matasen, así que la próxima vez déjalo en mis manos, por favor. -le pido.

Su pregunta sobre el elfo devuelve ciertas tribulaciones a mi mirada y chasqueo un poco la lengua, manteniéndome en silencio al respecto. Finalmente, tras unos instantes, le explico:

- Lo que pasó con el elfo fue que planteó un caso hipotético y le dije que me parecía que había tomado una elección de ser malo como tal en él. -le cuento- Y también que eligió un muy mal momento para decirme algo y por tanto no le gustó mi respuesta, perdona si no entro en detalles. -concluyo- Y... me temo que no sé si mi magia puede arreglar esto, Euphemia. Pero si te sientes cómoda con ello, puedo preguntar a Tempi, o hacemos el intento si no te importa que compartamos el coste del hechizo. -le sugiero.

Tras evaluar la gravedad de la lesión, no estás del todo segura si la puedes tratar por medios normales o mágicos.

Es evidente que la contusión ha causado daño capilar (hematomas), pero que tan grave es el daño, pues eso sigue siendo un misterio.

La articulación parece permanecer en su sitio, lo cual, al parecer es buena señal, pero el estado de los huesos so es claro, si fuese una fractura, pues bien, sabes que tu magia puede soldar el hueso, el problema es que no lo reacomoda en su sitio.

Tienes total certeza de que un hechizo de regeneración restauraría todo el daño, pues lo has visto más de una vez en el templo de Fénix, pero tu Viento Blanco no trabaja así.

Tu hechizo restaura la salud y cierra heridas, pero no regenera los tejidos dañados al 100%

definitivamente había hecho una buena elección con Aura, era la única que podía atenderla y hasta cierto punto parecía comprenderla o mejor dicho, no la juzgaba. Ella con Renall se parecían en el hecho de que veían algo bueno en ella, más incluso que lo que la propia Euphemia podía ver. Mientras pensaba en eso, intentaba aguantar el dolor que sentía, por eso procuraba moverse lo menos posible.

— tienes razón, una cosa es ser estúpida y otra, muy distinta, es ponerlos de nuevo en peligro, a ti sobre todo, tal como lo hizo  cuando estábamos con los soldados, nuevamente esa... esa... — aprieta los dientes sin encontrar una palabra para describir a la semi aven — esa... chica los puso en peligro, lanzando una flecha en medio de lo que ustedes estaban haciendo, fue la que ocasionó que se quedaran en el juego cruzado — torció el gesto — pensé que Darius o Lorian te lo habían contado — de haber podido hacerlo, se hubiera cruzado de brazos, pero no podía hacerlo.

— por eso creí que podría sacarles ese problema de encima y de paso a mí misma — miró a otro lado — también soy un peligro para ustedes — sus labios se fruncieron, les preocupaba el bienestar de muchos de los que estaban ahí, aunque no de todos — pero bueno, no puedo prometer que no lo haga de nuevo, lo siento, es parte de mi naturaleza — volvió su mirada violeta hacia la chica, Euphemia era atractiva, más cuando pretendía hacerse la mala.

— siempre creí que no... podían usar magia blanca en mí, pero me equivoqué — puso su mano sana sobre la mano de Aura, se sentía cálida su esencia, aunque eso removía el demonio dentro de ella y reclama por aquella magia, era un verdadero milagro que Euphemia no se hubiera vuelto loca con el demonio siempre hablando en su cabeza — no te imaginas cuanto me gusta aunque no me sanes y no sé si llamar a Tempi, si crees que se quedará callado y no andará de chivato, te lo agradecería — obvio, le hacia dado al demonio que habitaba en su alma.

— sobre Lorien... pues creo que lo ha pasado mal, aún no sabe quién es y siento algo de pena por él, creo que en eso nos parecemos, aunque él solo ve en mí oscuridad, no como Renall — suspiró con pena al hablar del mago, — parece que le gusto al elfo, bueno, creo que sólo le muevo la pasión o algo así... y siento que él si me parecía por lo que soy, sin esperar nada bueno de mí pero.... pero... me sabe ofensivo que solo me vea para... no sé, para cosas sexuales o algo así... si supiera que a mí eso no me llama la atención — se comenzó a poner roja, no imaginó estar hablando de esas cosas con Aura — si le cuentas a alguien lo que te dije, te juro que te vuelvo un cubo de hilo — ahora la amenazó con su mirada. 

A mitad de nuestra conversación llego el camión el cual tal y como suponía llevaba dentro a nuestro compañeros, Ruby y Euphemia no dudaron en salir se fueron de inmediato a encontrarse con el resto, me encogí de hombros quitando importancia al asunto, lleve mis manos a los bolsillos y me dirigí también hacia el camión. Tuve que darme un poco de prisa para hacer lo que dijo Sasha y bajar casi todos los uniformes del vehículo ya que faltaban dos de ellos.

Ya varios uniformes había sido retirados del camión por lo que fue mas fácil para mi dar con el mio o mas bien uno con mi talla y empecé a cambiarme sin mucho pudor. Me dio tiempo a ver justo cuando Euphemia "arrastraba" a Aura lejos con sus uniformes lo cual me extraño debido el distante carácter de la dhampir pero en el fondo me alegre de que se llevara bien con la elfa que también por el momento era la persona del grupo con la que mas simpatizaba. Aunque cuando ya estaba sacándome la camiseta mire a mi alrededor y me di cuenta de que Isabeau aún no había vuelto a tierra por lo que la busque con la mirada y le silbe para llamar su atención, solo por si acaso ya que dudaba que no se hubiera dado cuenta.

Una vez listo y tras comprobar un poco la resistencia y comodidad de los uniformes subí el primero al vehículo cogiendo el asiento mas cercano a la parte delantera.

¿La retirada de Lucis? Bueno sí es muy real y en cuanto si nos conviene o no. Sinceramente no lo sé chico. - dice la teniente pensativa.

La verdad, es algo que sabíamos que iba a ocurrir, por eso aprovechamos la oportunidad para poner la operación en marcha. 

Sinceramente quiero largarme de aquí lo más pronto posible, pues hay demasiado en juego y ya perdimos nuestro bono, aunque el cliente está muy interesado de que el trabajo se complete, por lo que está más que dispuesto a tolerar  nuestro retraso, pero el general Cecil nos va a despellejar igual. Nyah.

Malditos magitec. - rezonga la teniente haciendo un mohín.