Partida Rol por web

Tras bajar los uniformes, busco uno de mi talla y me dirijo hacia el ático de la casa para cambiarme y lidiar con mi mal humor yo sólo.

La verdad es que ahora estaba más confundido que nunca, tal vez debía sólo abrazar las enseñanzas de Cecil y unirme a su grupo especial, tal vez sería más fácil así, todo el poder, nulas restricciones.

O tal vez debería mandar todo a la mierda y largarme por mi cuenta hasta que vuelvan a echarme el guante o me maten, lo que suceda primero.

O simplemente refugiarme en el templo mayor de Alexander y convertirme en uno de sus ejecutores.  Mierda mi cabeza era un puto enredo y eso no era nada bueno.

Miró a Aura durante largos segundos mientras ella quitaba hierro al asunto, mientras añadía una promesa de futura explicación. Darius podía tener muchas cosas negativas, pero una de ellas no era el vicio de la curiosidad inmediata. Así que asintió lentamente a las palabras de la semielfa, mientras le seguía con la mirada.

Si bien no reaccionó al gesto inicial de Aura más allá de mantener el brazo y guardar silencio, si reaccionó cuando Euphemia hizo acto de presencia. A él ni le saludó, cosa que Darius valoraría en consecuencia en un futuro. Así que cuando la dhampira salió de escena a por los mismos uniformes que otros habían recibido las órdenes de recoger y Aura murmuró aquellas palabras mientras le miraba de reojo, el Ronso se limitó a encogerse de hombros con una cara de "Lo siento por tí cielo, pero a mi no me mires: No es a mi a quien está llamando". - Intentaré no alejarme demasiado, descuida. - bromeó, como despedida para después girarse hacia Ruby, quien acababa de llegar y al contrario que los demás, si había tenido el precioso detalle de saludar, o al menos, contestar.

- Hola Ruby. - La saludó con tono amable y contento. Se alegraba de volver a verla. - Bueno... - Carraspeó. - ...ha sido aburrido. - Se encogió de hombros mientras negaba con la cabeza. Un amplio resumen de todo lo ocurrido. - Nada en especial, pero hemos recogido "el paquete". - Ahora si, se había quitado la parte superior del uniforme, dejando claro que Darius no solo tenía un pelaje nutrido y cuidado, además el patrón del pelaje era bonito. - ¿Cómo os fue a vosotros? ¿Alguna novedad? - preguntó, mientras comprobada el nuevo uniforme entre sus manos.

Así, cuando vio a Renall subirse al camión y Eladamri marchar hacia el piso franco, Darius no pudo evitar torcer el gesto del morro -una visión digna de ver, considerando que era un ronso-. Si bien eran un grupo, estaban muy lejos de ser una unidad cohesionada. - No, no mucho más... están de fiesta por la ciudad, eso sí. Y parecen muy contentos.  - reconoció, mientras se giraba a observar detrás suyo, la calle.

- En fin... ¿Quieres subir a cambiarte? - le ofreció a Ruby, dado que la mayoría había movido ficha ya y que seguramente ellase sentiría más cómoda cambiandose en un lugar privado.

Tras la confirmación de Ruby*, subió al piso junto a ella. Antes de entrar, llamó a la puerta avisando a cualquier que estuviera dentro de que iban a entrar. - Entramos. - avisó también, verbalizándolo y esperando algo más de medio minuto para hacer efectivo tal aviso.

Al entrar agachó la cabeza para pasar por el marco y dirigió su mirada hacia Eladamri. Lo consideraba amigo suyo, pero llevaba unos días más raro de lo normal. - Eladamri, amigo. - se acercó hasta él, comprobando como estaba. - ¿Estás bien? Me tienes preocupado. -

La verdad es que comenzaba a cansarme un poco lanzar preguntas que no obtenían respuesta y de que ya no se correspondiera ni un triste saludo.

Bueno, lo cierto era que, de un tiempo a esta parte, estaba acostumbrada ya a no formar parte del grupo de los "popus" y a pasar desapercibida en más de una ocasión. De hecho, más de una vez eso había supuesto una ventaja.

Por suerte, Darius sí que respondió a mi saludo y a mi pregunta, lo que me hizo esbozar una media sonrisa-Ahora me cuentas qué paquete era ese. Yo también me he aburrido como una ostra... Ni una triste partida de cartas... - le comenté, mientras veía como Euphemia se llevaba a Aura, lo que me hizo alzar una ceja, con cara de circunstancia. ¿Qué me había perdido ahora?

Volvi a centrarme entonces en Darius, mientras de fondo el elfo entraba en la casa con cara de pocos amigos, y dediqué al ronso una expresión de "yo no entiendo nada" bastante cómica, la verdad, aunque no tanto como aquella forma de fruncir el ceño que me hizo reir irremediablemente.

-Haz eso otra vez...  -le pedi, imitando el gesto, mientras acababa por asentir ante su afirmación sobre la "fiesta"- Si, eso escuchamos, y algo de que dejarían las fronteras abiertas para que la gente pudiera salir o no se qué... - dije, acabando por asentir de nuevo, cuando se ofreció a ir adentro para que pudiera cambiarme.

-Venga, va, vamos para arriba y nos ponemos al día... - dije, dandole un pequeño empujoncito en el enorme brazo, como si fuera la mujer más fuerte del mundo y fuera a moverlo.

Y, aún con al sonrisa en los labios, entré con el ronso dentro de la casa.

-Estoy empezando a cansarme de que la gente sea una maleducada. - le comenté, de camino hacia la planta de arriba, resoplando- ¿Y que le pasa a todo el mundo?- añadi, haciendo referencia a que cada uno hubiera tirado para su lado sin dar más explicaciones.- Menos mal que estas tu... - dije, acabando por negar con la cabeza, con cierto deje de resignación.

Entonces Darius llamó a la puerta para avisar a Eladamri de que íbamos a entrar, así que me coloqué detrás del ronso, para dejar que pasara el primero, y evitar asi cualquier posible situacion incomoda. Y, cuando parecio que el terreno estaba despejado, acabé por aparecer de detrás de la espalda de Darius, alzando una mano en direccion a Eladamri, a modo de saludo- ¡Hola! - le salude, simpática, mientras asentia a lo dicho por Darius- Eso digo yo... ¿qué te pasa? - le pregunté también, dejándole entonces margen para que nos hablara de lo que le pasaba.

Cuando llegaron todos Tempi estaba tumbado en un sofá jugueteando aburrido con una goma de pelo, al escuchar llegar al camión se levantó de un salto y salió a recibir a sus compañeros saludándoles efusivamente.

Alzó las cejas al ver como trataba Euphemia a Aura, pero sin darle más importancia se encogió de hombros, siempre era mejor que se llevasen bien ya que de momento como grupo dejaban bastante que desear. Poco después fueron Darius y Ruby los que se marcharon a cambiarse; y ahora que no había mucha gente podía coger su uniforme sin problemas.

Con el uniforme bajo el brazo izquierdo se llevó la mano derecha extendida a la frente en un saludo militar, indicando que él también iría a cambiarse a la casa. 

El pequeño Taru-Taru sentía curiosidad por la molestia de Aura así que sin pensarlo mucho una vez hubo escogido el más pequeño de los uniformes entró en la casona detrás de las chicas.

Se plantó delante de la puerta y llamó con tres golpes firmes, poco importaba si estaba abierta o cerrada pues apenas llegaba al picaporte. - Aura, soy Tempi. ¿Puedo pasar? - Preguntó inocentemente, solo a él se le podía ocurrir que era buena idea intentar en una habitación con dos adolescentes cambiándose.

Mis labios se contraen en un gesto severo cuando me explica lo de Isabeau, y me mantengo en silencio unos instantes con ojos serios. Tras ahorrarme todo lo que se me ocurre que podría llamarle al recordar las heridas de Darius, Dayka y Ruby ayer por la noche, simplemente replico:

- Hablaré con ella. Y si no escucha, solicitaré su retiro de la misión. -el gesto ya da a entender que no bromeaba- Pero eso no quita que obraste mal, aunque esperases que eso te sacase a ti de en medio, y que aún si es cierto que eres peligrosa, la última vez demostraste que lo tenías más controlado de lo que tú misma crees. -aclaro- Somos nosotros los que nos metimos allí, y todo lo que pasó fue por un motivo. 

No obstante, ante sus palabras de volver a intentarlo de nuevo, la miro con seriedad:

- Hazlo, si quieres, pero ya sabes lo que opino de ello. Mira, poco hay que pueda decirte que te convenza de no hacerlo si te decides, y ya bastantes cosas he tenido estos dos días como para sumar mucho más. Solo puedo decirte que eres tú quien debe decidir si quieres seguir los pasos de tu madre o los de tu abuelo, querida. Y pensar que el fin justifica los medios va por el segundo camino. -la voz es firme aunque cansada.

Sus palabras sobre Eladamri me hacen componer una media sonrisa algo extraña al respecto.

- Entre el amor y la pasión, así que era eso... A mí me dijo que comenzaba a sentir algo por mí. Pero no cazó demasiado bien mi respuesta de que ahora mismo no estoy para pensar en esas cosas con todo lo que está pasando. -le digo- No obstante se molestó porque solo pilló una parte... Le dije que solo podía comentarle que es guapo, así que en esos términos... -me sonrojo también un poco, aunque bastante menos de lo que podría esperar ella- sexuales, que se saben más rápido, si podría interesarme, aunque en términos sentimentales tendría que esperar a que pusiese mi cabeza en orden. -le cuento- No me dio una respuesta sobre hablarlo en otro momento, pero a pesar de que le advertí que suelo decir lo que quiero decir, sin engaños ni medias verdades aún si suena duro, cambió las palabras que le había dicho de una forma... Bastante poco agradable. -y con respecto a su anécdota, añado- Deberías acostumbrarte a que la gente espere cosas buenas de ti, por cierto, si das esa explicación a haber atacado a Isa. Decir que actúas por motivos buenos y no querer que esperen nada bueno, no va de la ma... -"no" iba a decir, pero mi gesto se vuelve uno de extrañeza al mirar a la puerta con la llamada de Tempi, y luego uno de cierta sorpresa al escuchar su voz al otro lado.

Tras la repentina llamada de Tempi al cuarto de baño¹, se oyen solo un par de pasos hasta que se entreabre la puerta, y por la rendija aparezco yo acuclillada hasta poco más que la altura del Taru-Taru, evitando que pueda ver el interior.

- Hola, grandullón... justo estaba por ir a buscarte. -le comento- ¿Qué tal se te da guardar secretos? -le pregunto, aunque me suena que bien, pero por ir dándole a entender que algo pasa dentro.

En caso de que diga que bien² o algo semejante, replico:

- Espera un segundo. -tras lo que cierro sin seguro, y cojo una toalla, colándola bajo el brazo dolorido de Euphemia aprovechando el hueco que queda entre él y el váter que le hace de improvisado asiento, subiéndola hasta tapar sus pechos y sosteniéndola bajo su otro brazo con una mano, antes de decirle- Pasa y cierra, anda.

Dentro estaría Euphe con un hombro inflamado y yo sujetando la toalla para no descubrir sus pechos, y cuando entra, le dedico una sonrisa.

- Dime, Tempi, ¿crees que tu magia podría sanar esto? -le pregunto, haciendo un gesto hacia el hombro de Euphe- No sé si mi hechizo sería efectivo, aunque he visto hechizos de regeneración que sí. -le cuento.

Hola Ruby, en cuanto a su pregunta, la verdad es que estoy bien chicos, al menos en lo físico, pero en cuanto a lo mental y emocional no tanto.

Estoy en un punto de mi vida en el que no sé que hacer, por un lado estoy interesado en dos personas totalmente distintas y por dos razones totalmente diferentes. - confieso mientras reviso el filo de mi espada por enésima vez en el día.

Una de ellas me atrae por la pasión que muestra al actuar, es alguien que no conoce límites e inhibiciones y si la sigo podría llegar a desarrollar todo el potencial que tengo sin limitarme de forma alguna. - digo con cierto brillo de malicia y ambición en mis ojos.

La otra, pues la veo como un faro de luz, alguien que puede ayudarme a afirmar mis pies en el sendero correcto, incluso olvidar el odio que cargo dentro. - dejo escapar un suspiro.

Sin embargo, hay un ligero problema, la primera de estas perspnas está interesada en alguien más y la otra sólobme ve como una cara bonita. 

Vaya mierda, en verdad no séque cojones hacer, crei que si al menos una de ellas tuviera alguna clase de interés de que formara parte de su vida, sería más sencillo para mi elegir un camino, pues de momento, la autodeterminación no es opción. - añado cabizbajo

- La gente es... - dejó las palabras en el aire unos segundos, encogiendose de hombros mientras buscaba las palabras correctas para seguir la frase. - ...así. - concluyó finalmente. Como le dió la sensación de que la explicación era terriblemente incompleta (que lo era), carraspeó para dar a entender que le daría una explicación algo más... completa. Según se le fuera ocurriendo. - Bueno.... a ver... - movió las manos mientras buscaba la forma de explicarse. - Creo que el problema reside en que la gente está más pendiente de otros temas que de la misión que tenemos entre manos. Y necesitamos ser un grupo más unido y responsable si queremos llevar a cabo nuestra misión. - Resopló, asintiendo ligeramente con la cabeza, mientras añadía una frase más. - Nos estamos comportando como críos, en amplio resumen. - Sentenció, mientras ponía la mano en el hombro de Ruby, dándole un suave apretón en respuesta a su última frase dirigida a él.

- Yo también disfruto mucho de tu presencia y compañía. - le halagó, mostrándole una amplia sonrisa (lo que en su caso era una amplia hilera de afilados dientes) mientras por su parte se mostraba contento con el comentario de ella. Apreciaba aquellos comentarios positivos. No era él una de esas personas cuya autoestima estaba determinada por las palabras de los demás, pero si había que reconocer que un caramelo de vez en cuando no amarga a nadie.

Pero aquella conversación terminó al irrumpir en el piso. Quizás era culpa suya, que razas menos peludas necesitaban las palabras clave "hola" o "buenas" para que los incluyera en los saludos. Dejó la gabardina y la parte superior del uniforme que llevaba sobre la mesa, así como el uniforme nuevo. Dayka se acurrucó sobre la gabardina, y Darius no tardó en abandonar la lanza apoyada en la pared para acto seguido cruzarse de brazos.

Le dejó hablar, que pudiera explicarse y cuando este terminó, el Ronso lanzó un largo y pesado suspiro, a la par que llevaba la mano al hombro de Ruby, dándole un pequeño apretón para que le dejara hablar a él. Conocía a la chica, y sabía que acabaría soltando alguna burrada. - Si quieres mi humilde opinión. - comenzó a decir, apartando la mano del hombro de Ruby para iniciar la marcha a lo largo de la sala. - No puedes "quedarte" con la que muestre interés por ti simplemente porque muestre interés en ti. El "Amor" es la fuerza más poderosa y extraña que hay, pero si algo de especial tiene esa fuerza es que eres tu quien debe blandirla, y no dejar que otro u otra lo haga por ti ¿Entiendes? No importa si no muestran interés, o si están interesadas en otras personas. - golpeó el puño contra la palma. - Decidete y actua en consecuencia. - bajó las manos, mientras sacudía ligeramente la cabeza haciendo tintinear los abalodrios que colgaban de las trenzas bajo el mentón.

- En cuanto a la decisión, debes valorar que aportará más y mejor a tu vida. Quien te hará más feliz, a quien harás más feliz. Con quien ves pasando el resto de tus días, pase lo que pase. Y si quieres mi opinión, alguien que traiga luz a tu vida siempre será mejor alguien que te empuja a una espiral donde no sabes donde terminarás. - reconoció, encogiendose ligeramente de hombros. Estas cosas siempre eran... complicadas. Aunque al menos, Darius, tenía más o menos claro que quería en su vida.

- En resumen... decide quien te hará más feliz y trabaja para ganarte su afecto. Y si no, la soltería tampoco es algo tan malo... Yo estoy soltero y sin compromiso. - Algo que hizo que Dayka protestara, levantandose y quedando sentada sobre la mesa, mirando a Darius. - Dayka... hablamos de "otro" tipo de "compromiso". - le pidió a la dragona, que pareció bajar la guardia después de lo escuchado, y volver a tumbarse.

El pequeño se quedó algo descolocado cuando escuchó la pregunta, pero se recompuso rápidamente y con gran seguridad asintió. - Tan bien como tocar el violín.- Afirmó esperando que eso fuese suficientemente convincente. - ¿Ha pasado algo? 

La respuesta llegó sola pocos segundos después cuando Aura abrió la puerta y vio a la dhampir con el hombro herido. Seguramente la situación de ver a Euphemia con la única ayuda de una toalla para cubrirse hubiera puesto como mínimo nerviosos al resto de sus compañeros, pero lejos de mostrar reparo Tempi puso boca abajo el cesto de la ropa y lo colocó junto al vater para acercarse a observar mejor la lesión.

- ¿Puedo? - Preguntó acercando la mano al hombro de Euphe, aunque sin esperar respuesta pasó la mano suavemente por la zona inflamada. - ¿Que ha pasado? -  Preguntó con interés ante de echar otro vistazo. Tras unos pocos minutos de observación por fin contestó a la pregunta de su amiga - Mi magia curativa es bastante simple, aunque usada de manera adecuada y con un poco de ayuda de medicina tradicional debería servir. Por lo menos para dejarla en una lesión sin importancia.

Miró a las dos chicas orgulloso de su diagnóstico y rebuscó unos segundos en su morral sacando un pequeño saquito. Metió la mano en él y sacó un puñado de semillas tendiéndoselas a Euphemia. - Tómatelas, son semillas de lino, irán bien para reducir la inflamación y calmar el dolor.- Si las tomaba pondría sus dos manos a escasos centímetros de su brazo preparado para lanzar su hechizo, pero antes miró a la dhampir con su enorme sonrisa. - ¿Preparada? - Parecería una tontería pero no le gustaba usar magia sobre otros sin un consentimiento expreso.

Tu evaluación te permite determinar que la dhampir tiene la clavícula y el humero fisurados, una mala manipulación de la articulación y uno de los huesos terminaría por fracturarse.

Es evidente que tu magia puede tratar sin problemas una lesión así, sólo hay un problema, la magia sacra, si bien puede curar a Euphemia, no lo va a hacet de gratis, pues la fisiología de la dhampir se va a resentir ocasionándole bastante dolor mientras sus lesiones sanan.

La medicina tradicional puede llegar a ser más efectiva en este caso pero un tanto más lenta y menos dolorosa.

La cara de molestia de Euphemia fue más que evidente cuando Aura hizo mención de su abuelo y su madre, no había cosa que más indignada a la dhampiro que la mención de su familia, sin embargo era tan extraño que alguien mencionara a Emilia, que casi sintió añoranza de poder hablar más de ella, conocerla aunque fuese en fotografías o a su padre; así que Aura solo recibió una chasqueada de lengua tras ese comentario. De ser otra persona la que trajera a colación a su abuelo o a su madre, seguramente la dhampiro se hubiera puesto de pie para marcharse.

Aura continuó con su reprimenda, aunque algo de razón había encontrado en Euphemia, no en el intento de asesinato, pero sí en el hecho que la semiaven eran un problema al que había que ponerle término. En su familia, personas así eran erradicadas, pero no quiso hacer mención de eso, que justificaba más su actuar, pues consideró que la chica menos lo comprendería. Pocas personas podrían comprender ciertos aspectos de Euphemia y eso hacía que volviera aún más complicado tratar con la joven que se empecinaba a ser alguien hermética y desagradable. Sin embargo, y a pesar de ser así, ya había llamado la atención de dos chicos, aunque uno de ellos estaba interesado en Aura y el otro, ¿en Isabeau?. Maldita sea, se dijo, esa idea realmente le molestaba, no como con Eladamri, quien se había fijado en alguien cómo Aura, de hecho, cualquiera se podría fijar en ella, incluso la misma Euphemia. Esa idea encendió los mofletes de la chica, que no pudo replicarle nada a la semi elfa porque justo tocaron a la puerta y la dhampiro se extrañó, ¿acaso habían invocado al pequeño. 

Aura hacía esfuerzos por cubrir los pechos de Euphemia y ella le decía que debería mostrárselos, tenía curiosidad por saber si el pequeño podía sentir ese tipo de sensaciones, pues seguía pensando que era demasiado pequeño e infantil, incluso para ser SeeD, sobre todo para ser Seed, pero Aura no sucumbió a las malas intenciones de la peliblanca y terminó cubriendo su delantera y Euphemia, más bien resignada, sujeto con su brazo bueno la toalla. El momento de sinceridad de Euphemia había terminado con la entrada de Tempi, aunque su sarcasmo y odiosidad natural, debieron esperar, pues Tempi puso sus manos y eso acalló cualquier intento de broma de la dhampiro, la que arqueó la espalda y contuvo las ganas de llorar.

— No... no me curé del todo de lo de ayer — mintió derechamente, no tenía ganas de explicar la forma escupida por la que había terminado herida y prefería que fuese así, de ahí lanzó una mirada de súplica a Aura,  casi un puchero como si le pidiera consuelo, aunque no lo reconocería así jamás. Ahí vinieron las semillas y Euphemia, con ayuda de Aura que sostenía la toalla, tomó lo que le daba el pequeño no sin antes olisquear aquel remedio, no se lo tragaría sin saber si no estaba envenenado o algo, costumbres de su casa. Al final se tomó las semillas y volvió a lanzar esa mirada de gatito abandonado a Aura.

— Vale... estoy lista... — esperaba que no le doliera, mientras el demonio se regocijaba de saber que Euphemia estaba sufriendo. 

Habiendo preparado la toalla antes de que a Euphemia le diese el adecuado tiempo para decirme que no le daba vergüenza que la viese Tempi, cuando el muchacho entra no tengo claro si sostener la toalla o no, pero es ella la que la sujeta con el brazo bueno, quitándome esa duda. Viendo cómo el dolor la recorre, sujeto su mano y acaticac ligeramente su pelo mientras le voy hablando.

- ¿Sabes que esta espada era de mi padre? -le pregunto a Euphemia, haciendo un gesto con la cabeza hacia el pomo de la misma- Los mandobles élficos eran así antes, no terminaban en punta, para que no se hundiese en tierra y aprovechar su longitud y flexibilidad para saltar... -comienzo a contarle con tranquilidad.

En realidad, no me importa un pimiento que no se quede con lo que le voy contando, pues detrás de eso le hablo un poco sobre mi gusto por la ropa o sobre unos zapatos negros que me quiero comprar en el futuro. El objetivo no es otro que distraerla del reconocimiento médico de Tempi en tanto este no le pregunte nada, en cuyo caso me callaría en el acto, pero por suerte no es necesario.

Cuando finalmente Tempi concluye la parte "mecánica", le dedico una sonrisa a Euphemia y luego a él.

- ¿No es maravilloso este chico? -pregunto a la dhampir- No solo es adorable en aspecto y personalidad, sino buen mago, más listo que nadie, y toca que da gusto. -enumero- No te culparía si te enamoras.

Como suele ser habitual en mí, ahora que la atmósfera ha cambiado ligeramente, trato de impregnarles un poco de ánimo y buen humor, aunque no hace tanto se me notaba cuánto me está costando toda esta misión.

Para cuando quise contestar a Darius, ya habíamos entrado en la habitación y teníamos a Eladamri delante nuestro, así que me tuve que limitar a asentir y a hacerle un gesto de "sobre eso ya hablaremos después que vas a flipar" que además se vio interrumpido por aquella segunda afirmación que hizo que se me escapara una sonrisa tontona, la misma con la que Eladamri me encontró cuando salió a nuestro encuentro.

Y una vez más, pasó lo mismo, y sólo me saludó a mí... ¿pero qué le pasaba a la gente? Aunque claro, cuando disparó todo lo que llevaba dentro, la teoría de Darius fue ganando más y más peso en mi cabeza.

De hecho, llegué a mirar a ronso de reojo, asintiendo con un gesto de "pues mira tu qué cosas", para después centrarme en el "problema" del elfo. Y menos mal que Darius me conocía lo suficiente como para frenarme antes de que abriera la boca porque no hacía falta ser un experto asesor en el amor para saber a quién se refería y, claro, no era yo una persona de andarme con eufemismos, ni que tuviera demasiado tacto.

Así que fue todo un alivio que Darius comenzara a hablar primero. Bueno, a decir verdad, un alivio y una sorpresa. Y es que jamás habia escuchado a nadie hablar de una forma tan profunda ni tan bonita ni tan convencida sobre el amor. De hecho, y por un momento mientras hablaba, me quedé ensimismada, mirándolo fijamente, concentrada en cada una de las palabras que iba diciendo. Y llegué a pensar que sólo alguien que sentía algo tan profundo era capaz de expresarse así... hasta que remató su discurso con su "Yo estoy soltero y sin compromiso", como si fuera feliz así y no buscara nada más porque no había nadie en su vida que lo llenara hasta ese punto.

O esa, al menos, fue la pájara que me monté yo en mi cabeza, vaya.

En conclusión, aquella última frase fue quizás lo único que evitó que acabara poniéndome moñas y diciendo alguna cosa que no debía, o que pudiera traer consecuencias para mí. Vamos, que la cara me cambió de repente, y me sentí desubicada, como perdida, y sin saber muy bien qué decir entonces. Y así, me obligué a apartar la mirada de Darius, algo esquiva ahora, como si acabaran de lanzarme un cubo de agua fría encima, y la dirigí a Eladamri, haciendo lo mismo que hacía siempre: improvisar y dejarme llevar.

-Darius lleva razón. - resumí, en tres palabras, pensando en cómo decir las cosas para que sonaran medianamente bien- Si quieres un consejo de tía, y de eso sí que sé un poco, hay gente a la que le gusta sentirse el centro de atención y que todo el mundo le mariposee alrededor diciéndole lo maravillosa que es, y cuánto le encantaría estar con ella. - comencé a decir, más atropelladamente de lo que me hubiera gustado- Vamos, que como a todos nos gusta que nos rieguen la oreja, pues hay quien tontea con uno, y con otro, y con otro... porque es genial sentir que para alguien eres especial. Aunque claro, para mi lo que también es genial es tener en cuenta los sentimientos de otro... - resumí, sin saber muy bien si me estaba liando yo sola.

-En conclusión, que como dice Darius, si alguien te gusta, o sientes algo por ese alguien, pues ve a por esa persona y dalo todo. Y no tengas miedo porque creas que le puede gustar otra persona, o porque las cosas sean difíciles... Un viejo amigo mio siempre decía que las cosas que más cuestan son las mejores, y que nunca nada que merezca la pena es sencillo - dije, esbozando una media sonrisa al recordar al viejo. - Asi que aclárate, sé sincero contigo mismo y ve a por quien creas que merece más la pena... Y sobre todo... no dejes que jueguen contigo. - le dije, encogiéndome de hombros, para acabar por mirarlo con curiosidad- ¿Le has dicho ya algo a alguna de ellas?

Pues la verdad sí y con ningún efecto positivo es por eso que estaba aquí reflexionando sobre que hacer a futuro, aunque eso trajo algo bueno, vuestra presencia aqui.

¿Saben algo? Estoy cogiéndoles mucho aprecio, pues al menos con ustedes puedo sincerarme sin miedo a ser juzgado o  cuestionado.

Gracias por el consejo chicos, voy a tratar de seguirlo, pondré en orden mis ideas y actuaré en consecuencia, por ahora mantendré mi distancia de ambas y cuando me decida por una de ellas, pues iré a por todo. - digo bastante más animado.

Miró con dudas a Euphemia al escuchar su escueta explicación sobre el origen de la lesión, no quiso decir nada al respecto pero tenía claro que no le estaba diciendo la verdad. Tal vez a cualquier otro le hubiera pasado desapercibido, pero a él que llevaba toda la vida interpretando papeles era muy difícil engañarle

El Taru-Taru sonrío para sí al escuchar la conversación superflua de Aura, la conocía lo suficiente como para saber que solo quería alejar el pensamiento de Euphemia de los dolores; la dejó continuar centrándose únicamente en la inflamación.

No pudo evitar reír tontamente al ver a la dhampir olisquear las semillas - Solo es lino, no solo sirve como antiinflamatorio, también es bueno para la piel y el pelo.- Agregó tratando de disipar las dudas de Euphe. Entonces vinieron los halagos de Aura por su trabajo y Tempi no pudo evitar ponerse rojo; levantó la mirada hacia las dos chicas y una sonrisa tonta se instaló en su cara. - Solo hago lo que puedo, además, creo que ese privilegio ya lo tiene alguien más.- Dijo inocentemente.

Volviendo rápidamente al tema que les ocupaba las manos del pequeño comenzaron a brillar ahora que tenía la confirmación de Euphemia. - Esto va a doler un poco, pero no te preocupes.- Avisó antes de que un primer pulso de luz curativa iluminase el hombro herido. Esperó a ver la reacción de Euphe antes de continuar si no se había arrepentido después del dolor que conllevaba.

 *- Por cierto, está bien que no quieras decirme que ha pasado realmente, pero no se puede engañar a un actor. Ya te lo dije el primer día, si quieres clases de interpretación.- Esta vez era él quien trataba de distraer a su paciente para que no pensase en el dolor, y de nuevo, esta vez de improvisto, otro pulso de luz salió de sus manos terminando así el tratamiento.

Se bajó de un salto del improvisado escalón y estiró los brazos orgulloso. - Ya está. Es posible que durante un par de días notes molestias, si es así pídeme más semillas de lino, o puedo prepararte una infusión de romero si lo prefieres.

Mientras Tempi usa su magia, todos los presentes escuchan un fuerte crujido, señal inequívoca de que los huesos de la dhampir vuelven a su lugar y estado primigenio.

El tratamiento es totalmente efectivo, pero la magia sacra cobra su cuota pues provoca un terrible ardor en el cuerpo de la dhampir, el mismo que convierte sus huesos en dos carbones ardientes.

Si bien es cierto, la magia sacra no la daña, el dolor y ardor que le produce es atroz.