Partida Rol por web

Está bien saber que has vuelto por necesidad no por preocupación - comenté con ironía.

Linnet como siempre actuando de por libre, a la suya. Qué le íbamos a hacer si la chica era así. Al menos teníamos información de lo que había tras las puertas, aunque la perspectiva de enfrentarme con unas sombras no me atraía demasiado.

¿Las sombras han matado a Malizia? Alguien está interesado en borrar las huellas que va dejando por ahí. Así será difícil descubrir algo. No tengo mucho interés en enfrentarme con sombras, pero tendríamos que registrar más a fondo el sitio. Tal vez haya alguna pista dentro. ¿Alguien sabe algo sobre sombras?

Parfemius se puso tenso al escuchar el relato de Linnet. Su descripción de las sombras le recordó su estancia en el plano de oscuridad, y unas gotas de sudor nacieron en su frente, las cuales secó con la roída manga de su túnica.

-Lo que me-me-me temía. Están jugando con poderes muy pe-pe-peligrosos. Déjame echarle un ojo a esas pi-pi-piedras y esa pócima...

La mención de las sombras hizo que apretara su espada con fuerza mientras ojeaba el túnel por el que la mediana había llegado. No tenía idea de cómo acabar con una sombra, a menos que sea utilizando luz, dudaba que su espada pudiera dar donde una maga no pudo. Al menos Linnet había salido ilesa de su imprudente incursión.

-Nunca me topé con sombras, ni siquiera estoy seguro de si podremos hacer algo con esto- alzó ligeramente su arma-. Pero si solo había un camino, vamos a tener que derrotar a esas sombras- porque desistir ahora traería terribles consecuencias-. ¿La luz no servirá?

-Creo que po-po-podría ser bueno descansar un poco aquí. A-a-así examinamos mejor los objetos, tratamos las heridas y además yo-yo-yo puedo recuperar algo de mi esencia mágica.

Miré con curiosidad la puerta por la que había desaparecido y vuelto a aparecer Linnet.

De acuerdo, descansemos un momento. Pero creo que deberíamos prepararnos para entrar por allí. Algo me dice que encontraremos respuestas tras las puertas defendidas por las sombras.

No podíamos quedarnos trabados allí sin avanzar ahora que teníamos una posibilidad delante. Busqué un rincón cómodo en la sala y me senté. Miraba la puerta desde allí, intentando pensar como esquivar a las ssombras si fuera posible o como destruirlas si tuviéramos que enfrentarnos a ellas.

Parfemius imitó a Threkor. Se acomodó en un espacio, cruzándose de piedras y cerrando los ojos para captar la esencia mágica y reponer energías. Una vez hecho esto probaría una gota de la poción, con la esperanza de poder averiguar más sobre esta.

Dejo mis cosas en el suelo y me descalzo sacudiendo la bota izquierda, hasta que caen un par de guijarros - ahí estaba, ya sabía yo que se me había colado alguna mierda en la bota.

Dejo la bota a un lado y aún descalza me acerco a la puerta mirando por el agujero por donde he salido con la esperanza de ver que hacen las sombras dentro, - a ver si veo algo..., sin apenas haber tenido tiempo de ver nada me vuelvo para ver a Parfemius probando la poción, tuerzo la boca con cara de asco, con el color que tiene ese brebaje, yo no se si me atrevería a catarlo.

Me paseo por la sala hasta acercarme a los restos del monstruo de piedra y pateo las piedrecitas aburrida. No tardo en aburrirme de ese improvisado entretenimiento y comienzo a mirarme las posaderas - voy a necesitar comprar tela en cuanto pueda, necesito remendar estos pantalones con urgencia o sino el día menos pensado, voy a enseñar algo mas de lo que me gustaría, me vuelvo señalando a Arbahin y a Threkor con el dedo, - pero menos de los que os gustaría a vosotros dos... para romper después en una carcajada

Limpió sus armas, meditó y se mantuvo expectante mientras duraba ese corto descanso. No había necesidad de curas para nadie, gracias a los Dioses, pero aún le daba vueltas al asunto de las sombras. Las extrañas palabras de la mediana le sacaron de sus pensamientos y el que estuviera señalando su trasero no hizo más que confundirle.

-¿Necesitas curación?- porque no entendía por qué ella estaría en esa posición y luego reiría como una lunática. Se la quedó mirando enarcando una inexistente ceja, esperando alguna explicación.

Tras pedirle a la mediana la daga que ha encontrado, me dirijo hacia un rincón de la sala y comienzo a examinarla. Deseo ver si está bien equilibrada y afilada antes de devolvérsela. Que el Parfemius se encargue de las cosas mágicas. Lo mío son las armas.

Al probar la poción sientes como una oleada de energía recorre tu cuerpo, inundando tu mente con el conocimiento de cuáles son sus efectos. La pequeña granuja ha encontrado un poción de resistencia al fuego¹

Sientes también como, al repasar tu libro de conjuros, tu mente se calma, haciendo que los conjuros que has preparado para el día de hoy aparezcan en ella de forma clara y concisa² . Esto hace, además, que recuerdes cosas sobre las sombras, muertos vivientes conectados con el plano de la energía negativa, plano en el que estás especializado³

Al examinar el arma observas que está finamente trabajada en un acero de una inmejorable calidad. Un tenue brillo parece rodear a la hoja. La pequeña granuja ha encontrado un arma mágica ¹

Parfemius aprovechó todo lo que pudo el tiempo de descanso. Durante un rato meditó susurrando palabras extrañas, y otro tanto estuvo repasando sus libros de magia y anotaciones. También probó la gota de poción y, por su expresión, parecía haberle gustado.

-Te-te-tengo una noticia buena y una mala. La bu-bu-buena es que esta es una poción de resistencia al fu-fu-fuego. Podría sernos útil. La mala es que estoy pra-pra-prácticamente seguro de la naturaleza de esas sombras. Son seres no muertos tan peligrosos co-co-como me temía. El daño radiante es especialmente e-e-eficaz contra ellos. Pero son inmunes al daño necrótico y a los ve-ve-venenos. Aunque lo peor es su ataque. Arrebatan la fu-fu-fuerza vital de sus víctimas. Si no andamos con cuidado pu-pu-pueden atraparnos y consumirnos...

El mago meditó un momento.

-Las únicas opciones que se-se-se me ocurren son: O bien nos enfrentamos a ellas; o lanzo in-in-invisibilidad sobre alguien, del grupo o mi familiar, y que investigue la es-es-estancia iluminada. El problema es que no sé si son ca-ca-capaces de ver criaturas incluso aunque estas sean invisibles.

- Qué voy a necesitar Arba... nada, nada, solo era una broma, quería dar a entender que... me fijo entonces en la cara del dracónido, - ... mira déjalo o mejor te lo explico en otro momento

Guardo silencio un instante tras escuchar las palabras de Parfemius, para alzar los brazos mientras comienzo a hablar atropelladamente,  - estábien, estábien, me siento en el suelo quitándome la otra bota, y dejo mis cosas a un lado para llevar la menor cantidad de cosas posibles y no hacer ruido, ajusto una daga en mi cinturón y tras ponerme en pie doy unos saltos comprobando que está todo en su sitio y que no se cae nada.

- Ya está, anda, ya puedes... haz uno de tus trucos esos para volverme invisible, y los demás vigilad bien mis cosas. Ahora te digo, mas te vale poder volverme luego visible, que no quiero pasarme lo que me resta de vida desaparecida. Me muevo hacia Parfemius respirando profundamente.

- Si pasa cualquier cosa, salgo por patas o gritaré para que vengáis a ayudarme. Me froto debajo de la nariz aguardando, - ¿tengo que notar algo raro cuando desaparezca?... y nada de intentar colarme que tengo que estar en ropa interior para que surta efecto el truco, que me las se todas. Voy, miro, y si hay algo interesante lo traigo.

Dejó pasar el asunto del trasero de Linnet para concentrarse en la tarea que tenían frente a ellos. Entrar en el peligroso túnel, evitando o acabando con las sombras.

-Puedo imbuir mi arma con fuego o gastar un sortilegio y hacer daño radiante en esas cosas- dijo pensativo, pensando que podría ser útil contra las sombras. Se levantó de donde estaba sentado, listo para ayudar en donde sea necesario-. Estaré pendiente de ti.

- Enhorabuena, pequeña. Has encontrado un arma mágica - digo, mientras le devuelvo la daga a la mediana - No dudes en utilizarla si te ves en apuros, ¿vale? -

Después, dirigiéndome al resto del grupo, digo:

- Estoy lista. Terminemos con esto de una vez -

Parfemius, tras pronunciar unas cuantas palabras en un idioma que sólo él, Arbahin y Threkor entienden, la mediana desaparece. Ha llegado la hora de ponerse en marcha.

Al atravesar el hueco existente entre las puertas accedéis a una sala rectangular amueblada con varias estanterías vacías, una mesa y una silla. En el centro, tirado sobre un charco de sangre, se encuentra el cadáver de la mida que os comentó Linnet. Veis también que, tal y como os dijo la ladrona, hay numerosos fragmentos de cristal diseminados por el suelo, como si un juego completo de espejos hubiese sido destruido de manera violenta. Al fondo de la sala hay una abertura natural que da paso a un pasillo. Al final de dicho pasillo podéis ver una potente luz de color azulado. De momento, no hay rastro de las sombras.

La pequeña cámara circular a la que accedes se encuentra cubierta de una luminiscencia azulada, que emana de un extraño portal situado en el suelo. Una extraña maquinaria arcana, distribuida por toda la sala, parece alimentarse mediante cuatro cristales también de color azulado. Levitando sobre el portal, una tenebrosa criatura de energía se alza amenazante, sosteniendo un duelo de voluntades con lo que parece ser un agotado mago.

- Claro, sonrío a Daphne, - cuando vuelva de ahí dentro, digo señalando el agujero con la daga, - tuya es.

Me vuelvo a mirarlos, - no os preocupéis demasiado, solo lo justo. Volveré antes de que me echéis de menos.

Dicho lo cual, desaparezco de nuevo por el agujero

Entro en silencio, intentando hacer el menor ruido posible. Finalmente llego a una sala circular donde me quedo obnubilada contemplando un portal y una extraña maquinaría, no tardan en atraer mi atención unos cristales que parecen alimentar la máquina y mis ojos se abren desmesuradamente tratando de calcular el valor de los mismos mientras esbozo una tenue sonrisa y en mis pensamientos comienza a formarse una idea mientras paseo la mirada de los cristales al mago y a la oscura criatura... seguramente si ayudo al mago con la criatura, me recompensará con alguno de los cristales.

Me vuelvo hacia atrás valorando la otra posibilidad, podría volver y avisar al resto, pero si lo hago seguro que pierdo un tiempo precioso y quizás cuando consigamos acabar con las sombras* y llegar hasta aquí, ya sea tarde para el mago, y los preciosos cristales seguro que estallan como los de la otra sala.

Hago mentalmente acopio de valor y sosteniendo la daga mágica con fuerza me aproximo por la espalda de la criatura de energía con intención de atacarla