Partida Rol por web

Este es un mensaje genérico para explicar el funcionamiento de esta escena.

Bienvenid@. Esta sección será la sección personal de tu personaje. Nadie sabrá tu historia o lo que sabes (O no) hacer, a menos que tu mism@ lo digas in-rol. 

La partida en gran parte se basa en el misterio, en que un recuerdo de una persona puede llevar a otro recuerdo de otra persona que está vinculada con el anterior. Es por eso que es clave intentar no comentar nada sobre la historia del personaje mas que en lo necesario o mas que lo que se sepa dentro de la propia partida.

Procedamos a explicar la razón de esta escena, es muy sencillo: Debido a que los fragmentos de historia pueden ir y venir, y que la historia no se va a mostrar pública, colocaremos aquí la historia del personaje que recuerda, esos "Fragmentos", que en primera instancia son meramente narrativos, pero que en un futuro incluso pueden dar bonificadores a las pocas tiradas de dados que necesitamos. Pero, sobre todo, como se dice en el sistema, serán meramente narrativos.

Así pues, en vuestro primer post en esta escena, debéis colocar la historia que recordáis del personaje, así como su nombre, si lo recordéis.

Tras ello, en el avance de la historia, podéis encontrar mas fragmentos de memoria, e incluso completar las memorias que ya teníais. 

De esto trata Fragments. De una aventura por recordar, la lucha por recuperar los fragmentos perdidos de la memoria, de discernir qué sucede, envuelta en acción e investigación.

Así que este será el centro neurálgico de cada personaje. Podemos decir que este es el "Cerebro" de cada uno de vuestros personajes.

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---Introduzca sus fragmentos aquí.

VERANO

La cometa volaba por el cielo azul. A mi memoria venía el sonido de las olas rompiendo contra el acantilado y la voz infantil de mi hermana que gritaba mi nombre, Natsumi, como si fuera una llamada al mar de un tiempo que terminaba, dejando que se perdieran las palabras en el viento, como lo hacían los días de ese verano. Al borde del abismo, el vestido flotaba y la vi venir, a mi dulce flor de Primavera. Era pequeña, apenas cinco o seis inviernos había visto pero su mirada se guardaría en mi interior para siempre. Ni siquiera se si existía el mar, si lo he llegado a conocer en mi vida, pero se que Haruka era verdadera. La fruta en la pechera de su vestido blanco, las risas ahogadas sobre el césped y el olor a salitre.

¿Qué habrá sido de mi pequeña?

Vuelvo a despertar en el mismo lugar en el que ayer me acosté. O eso creo. Ya nada de lo que hay en mi cabeza es verdadero o nada es falso. ¿Cómo saber qué es la realidad? Al mirarme al espejo, toco mis propios rasgos en la imagen que el cristal me devuelve de mí. ¿Y si miente?

Huele a verano. Huele a salitre. Algo se acerca y cambia.

OTOÑO.

Otro día más en este lugar. Ayer encontré un medallón entre mis cosas con un retrato y un grabado. Ni siquiera reconozco la imagen que hay en él, y las formas en relieve me son extrañas. Una vida que no es recordada, es una vida no vivida.

Ya deben haber caido las flores de Sakura en el lugar que conocí en algún momento. El viento las levantará en el acantilado y encontrarán un camino distinto blanqueando el horizonte a su paso. Lejos. Como yo.

¿Quién eres?

INVIERNO

El fuego crepitaba en la pequeña chimenea de piedra, mientras en el otro lado de la pared de papel de arroz las figuras discutían.

“Natsu-su ¿qué pasa?”

Ya no eramos niñas, pero vi su miedo reflejado al pronunciar mi nombre. Los gritos eran fuertes en personas acostumbradas al silencio. Algo grande pasaba. Abracé a mi hermana besando su frente. No pasará nada, me prometí y le prometí mentalmente, arrodilladas en el tatami

“Ella no, no puede ser. Es joven aún, no la podemos sacrificar. Y no me digas que es lo que se debe hacer”

Aún con el calor de la lumbre, el frío se metía en mis huesos y en mi alma. Algo no iba bien y lo sabía. Las sombras gesticulaban, lloraban y se sacudían impotentes.

“Te quedará aún otra”

Pero otra no es la una.

PRIMAVERA.

Se había caído mi primer diente y lo enseñaba con orgullo mientras escuchaba el ir y venir dentro de la casa. El ambiente olía a promesas y caramelo, mientras Nana (¿quien es Nana?) peinaba mi pelo junto al melocotonero.

Era primavera y esperaba algo. Algo iba a venir y cambiaría el mundo. Mi mundo.

Las gallinas corrían libres por entre las flores del porche. En el acantilado, la brisa movía las flores recién abiertas.

Flor de primavera.

Siempre la cuidarás ….¿Por qué? …Escuché un llanto y Nana tomó mi mano dejando que mis pequeños pasos se adaptaran a la tierra del campo mientras yo llevaba el diente en la mano.

Ya era una niña grande. Por eso Nana puso el relicario en mi cuello. “¿Mira Natsumi, no es hermosa esta Flor de Primavera?” Pero yo no veía ninguna flor en sus brazos, solo veía un bulto berreante. “Algún día sereis muy importante la una para la otra. ¿Prometes que la cuidarás?” El bulto estaba húmedo por la parte donde lo sujetaba y al acercarlo recuerdo sus ojos, azules como el cielo.

Entonces se hizo el silencio, sonrió y tomó mi dedo. Yo le devolví el gesto “Si. Siempre. Me gustan las flores”

Haruka.

VERANO.

Huele a verano. Huele a salitre. Algo se acerca y cambia. En el recuerdo, la ausencia.

¿Dónde estás, mi niña?

*NOTA: En Japonés, Haruka significa Flor de Primavera y Natzumi, Mar de Verano

FOTO: Natzumi

La mujer corría, avanzaba hacia algún lugar dentro de aquella prisión. No había camino, pero se vio a si misma cruzando el lugar, esta vez, hacia el interior de la celda, en vez de hacia el exterior. Parecía fuertemente convencida de ello. ¿Porqué marcharía hacia ese lugar? ¿Porqué habría entrado?

Recordó recorrer aquello, sola. Aquel camino, a la luz de la luna en aquel instante. En su mano derecha, una especie de guante un tanto diferente... Parecía incrustado a ella, formaba parte de la misma. La sentía como uno en comunión con ella... 

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Memoria actualizada.

Recordó recorrer aquello, sola. Aquel camino, a la luz de la luna en aquel instante. En su mano derecha, una especie de guante un tanto diferente... Parecía incrustado a ella, formaba parte de la misma. La sentía como uno en comunión con ella... 

Vio a Verónica, encargándose de aquella parte, mientras ella tomaba otra dirección.

No... No tomaba dirección a la prisión. Iba a otro lugar.

Era una de aquellas balizas. Estaban numeradas. La I78. ¿Qué tenía de especial?

Un fogonazo hizo desaparecer de nuevo la imagen.

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Memoria actualizada.

Recuerdo parcial: ¿?  Desbloqueado.