Partida Rol por web

Suspire de manera exasperada al ver como mi hermano era derribado de un solo golpe.

---El viejo te pegaria una paliza sí viese la deshonra que has provocado en este combate...- mascullo mientras me acerco a Yuri y comienzo a golpearle en la cara dandole palmaditas para ver sí reacciona- Eh, "hermanito" levantate de una vez que todavia tengo  yo que hacer mis cosas y sí por tú culpa no puedo hacerlo me aseguraré de que te arrepientas...

-Lo es, Nerine es una chica estupenda. -Agrega con apatía mientras continúa avanzando con torpeza entre la multitud de cachivaches y mamotretos. -Y se preocupa demasiado por todos, sí.
Parece que fuera a decir algo más, pero calla.

Entre la penumbra disgingues sobre una pila de libros de bolsillo uno con el título "Historia de la Pirotecnia", tan cubierto de polvo como el resto. Por allá hay otro con el nombre en otro idioma, y en la tapa hay una imagen de un aborigen de Nanwe con una corona de plumas, sosteniendo una lanza y un escudo hecho con cuero de animales. La cantidad de pilas de libros que hay por los rincones es mucha, suficiente como para llenar una estantería pequeña o dos.

-Aquí.

Cross se detiene, señalando el piso. Al apuntar allí con las linternas de los teléfonos, ven un nicho en la pared a la altura del suelo. Es una pequeña grieta formada por el desgaste. Pero qué desgaste? Aquí, aunque esté todo sucio y cubierto de polvo, está todo en buen estado y sin deterioro alguno. Que haya un agujero en este sitio resulta extraño.
Y no solo eso, en el momento en que te has acercado allí notas un ligero escalofrío recorrer tu espalda. Es el mismo que sientes cada vez que Remiel efectúa algún conjuro, una especie de sexto sentido que te permite sentir que hay cierto grado de poder zeónico a tu alrededor. -Crees que podrías sacarlo de allí? -Pregunta, pero no está claro si se dirige a Remiel o a ti.

Hay otra cosa digna de mención: si supuestamente Cross estuvo aquí cuando cayó en el vestíbulo, debería estar el agujero que hizo, pero el suelo está entero en cualquier parte que mires.

Yuri no despierta. Le sangra la comisura de la boca y respira con dificultad.

-Es posible que el golpe le haya causado hemorragias internas, fue demasiado bruto. -Ifi ha abandonado su actitud jovial y relajada y ahora está innaturalmente seria.
Se dirige ahora a Wil. -Aquí estamos para aprender, no es un campo de batalla. Aprende a contenerte o te las vas a ver conmigo.

-Pero si me estaba conteniendo! Pensé que él podría defenderse de eso! Sé perfectamente que esto es práctica!

-No te he dado permiso para hablar.

Wil se calla al instante, y con una expresión sombría (o más bien desesperada) en su rostro se pone a practicar en silencio con su shinai a toda velocidad, mirando hacia otro lado.

-Llévate a Yuri a la enfermería para que lo vea mi marido, y no olvides decirle que venga a verme en cuanto pueda levantarse, que es algo importante.

Estás sentado contra la pared. Tu vista es un poco borrosa, pues acabas de despertar de una siesta y estuviste hasta babeando. Tu cuerpo es el de un niño de unos diez años, con el cabello plateado. Te has dormido abrazando esa espada.
A tu alrededor ves la usual habitación en que recibes lecciones diarias, allí están los demás niños del orfanato, ves a Kogoro Katsura sentado más adelante sobre su cojín, atentamente leyendo en su cuaderno, y a Umenosuke en el otro rincón, haciendo lo posible por prestar atención, con el codo sobre la mesita y el moflete apoyado en la mano, algo aburrido.
Estás soñando? Pero todo se ve demasiado real. Aunque estás seguro de que a estas personas no las conoces. O tal vez sí? Pero es obvio que no tienes diez años, ni que vives en un orfanato.
Se oye de fondo la voz de una persona por la cual sientes un aprecio enorme. Allí de pie vestido con kimono y un haori, ambos blancos, con su librito abierto, su sonrisa, su cabello largo y liso de color gris ceniza.

Todo transcurre con la misma normalidad de siempre, y eso te da sueño, así que vuelves a cerrar los ojos. Recuestas la cabeza en esa espada, como si fuera tu almohada.

¿Sacar... el que?- Pregunto con incredulidad mientras me agacho a mirar a través del agujero. Poso mi mano en el suelo con cuidado e inclino la cabeza para intentar avistar a través del agujero. Remiel revolotea por encima de mi hasta posarse en el suelo y mirar conmigo.

El agujero permanece en oscuridad y no se ve el fondo ni iluminándolo con la pantalla del móvil.- ¿Que se supone que tiene que sacar? ¿Y donde esta? No veo nada dentro...-

Antes de que pueda decir nada Remiel empieza a caminar hacia el agujero sin temor iluminando a su alrededor el hueco por el que discurre.- Seguro que una vez dentro se distingue que es el objeto, ahora vuelvo.

Miro con incredulidad una vez mas la inconsciencia de remiel para afrontar situaciones. Antes de que pierda de vista la lucecita me agacho y grito por la apertura de la ranura.- Ten cuidado, noto algo... mágico.- No sabia para que avisaba de ello a Remiel, muy probablemente ella ya se hubiese dado cuenta también.

Me levanto mirando a Cross.- Espero que no sea peligroso...- Es una frase soltada al aire, pero en mi tono, por extraño que pareciese, parecía haber una pequeña parte de amenaza.- Se supone que estuviste antes aquí ¿no? ¿Donde esta el suelo que cedió?

Observé durante unos segundos el cuerpo inerte de mi hermano ¿como iba a mover este tio? Yo era mental, no físico. Suspiré y miré a la pareja, estuve tentado en pedirles ayuda pero finalmente cambié de opinión y me agaché donde mi hermano.

---Bueno, prueba número uno....- digo mientras lo agarro con firmeza y me lo llevo a la enfermeria como buenamente puedo.

-Fue por ahí. -Señala Cross el suelo. -Pero en este rato ya debió haberlo reparado Diotrephes.

-El túnel se hace más espacioso hacia el final. Será un escondite para guardar revistas guarras?- Se oye la voz apagada de Remiel desde el interior del hueco. -Veo una planta...
-..Momento... una planta? Por qué hay una planta aquí?

-No es una planta. Bueno, más o menos. Crees que puedes quitarla con cuidado?  -Se sienta junto al hueco apoyando la espalda en la pared. Revuelve entre los libros de una pila que tiene al lado, mirando los títulos, pero sin prestarles mucha atención. -Diría que la quemes, va a ser imposible sacarla de allí de cualquier otro modo y no me agradan esos bichos, pero ya ves, si la matamos nos quedamos sin tarta de durazno. -Mientras habla su mirada se pasea por los diferentes cachivaches que decoran este poco espacioso lugar.

 -Es verdad, tiene patas, creo.... ah...

Se hace visible un fulgor amarillo desde lo más profundo del agujero y la voz de Remiel deja de oírse. Cross en ese momento da un largo suspiro y se quita los lentes para limpiarlos usando el borde de su camisa.

Pasa un rato y no hay respuesta de la sheele.

-Se la va a comer. -Espeta así sin miramientos. -Hanako, se te ocurre alguna idea interesante?

-Wil, por qué no vienes a echarle una mano a tu compañero? -Ifi vuelve a poner su sonrisa gentil, pero por alguna razón sigue sonando intimidante y perturbadora.

El joven se te acerca rápidamente, soltando el shinai y pasando un brazo de Yuri por encima de su hombro. -Venga. -Pone una mueca y al tener su cara cerca notas algo de sudor en su frente y la mirada algo perdida. -Creo que no me hará mal un descnasito.

Con más prisa de la necesaria Wil se aleja llevando a Yuri a la enfermería contigo detrás.

-Creo que voy entendiendo por qué esta mujer no tiene alumnos. -Comenta Wil cuando ya van bastante alejados del dojo. -Ese instinto asesino no es normal. No lo sentías?

En la puerta de la enfermería ven salir de allí a una sylvain muy bonita. Parece conocer ya a Wil, a quien saluda con una sutil reverencia.

-Ah... Le ha pasado algo otra vez? -Se lleva las manos a la boca cuando ve a Yuri inconsciente siendo sostenido por ustedes. -El señor Kamigawa no está, pero... -Se hace a un lado, pero no parece estar segura de si dejarles pasar o hacerlos esperar fuera.

¿Aparte de golpearte?- Pregunto incrédula mientras le miro. Ni si quiera se había dignado a responder que se suponía que Remiel tenia que sacar. Si había algún peligro tendría que haberlo avisado antes. Cerré el puño con ganas de pegarle intentando calmar mi mente.

Sabia perfectamente que Remiel en un espacio tan cerrado no podía recurrir a su verdadera forma y por tanto estaba casi indefensa. Tenia que hacer algo para sacarla de allí rápido y ahora. Me mordí el labio inferior de forma nerviosa llegando a provocar que saliera una pequeña gotita.  Mire a mi alrededor intentando idear algo que hacer con aquellos objetos de la habitación, pero nada se me ocurría.

De pronto una idea me salto a la mente, seria difícil a la par de dolorosa, pero haría lo que fuera por Remiel...  Me quite la chaqueta del uniforme y empecé a rodear con ella mi brazo derecho un poco mas abajo de mi hombro mientras empezaba a murmurar de una forma tenue casi inaudible. Estaba casi segura de que eran las palabras que me había enseñado Remiel, no podía equivocarme.

Tarde poco en terminar de anudar mi brazo con la chaqueta y remangarme la camisa larga que llevaba mientras dejaba ver el brazo con las cicatrices de unas quemaduras muy antiguas. Finalmente me tire  al suelo introduciendo mi brazo derecho en la apertura e introduciéndolo todo lo que pude hasta que la chaqueta hizo tope con el agujero. Parecía que había sido suficiente, las proximidades del agujero quedaban tapadas por la chaqueta anudada a mi brazo. De aquella forma el calor no saldría del agujero, lo recorrería hasta donde estuviese Remiel.

Termine de decir las ultimas palabras mientras abría la palma de la mano que tenia en el interior del agujero haciendo que empezara a brotar calor de ella.

Aquello haría exactamente un trabajo de purga, todo lo que hubiera en el interior del agujero seria sacudido por n calor asfixiante. Sabia que Remiel no seria dañada por ese calor, pero confiaba en que lo que fuese que la había atrapado si lo hiciese. Gire mi cabeza hacia el lado opuesto en el que se encontraba Cross. No quería que viese como mis ojos derramaban lagrimas.

Había sido una boba, ¿pretender hacer amigos? En que había pensado, siempre había sucedido lo mismo, aun no sabia como había podido confiar en el. Estábamos Remiel y yo solas. Siempre lo habíamos estado. Aun no comprendía lo que me había llevado a intentar relacionarme. Tenia que sacar de allí a Remiel y tan pronto como lo hiciera no volvería a dirigir la palabra a Cross.

---Gracias- digo dandole a él la tarea de llevarlo- dudo mucho que hubiera podido llevarle hasta la enfermeria...y si, lo sentí, no soy ningun experto en las artes del combate pero si lo suficientemente perspicaz como para notar esa ahora asesina...

Tras poner en situación a la enfermera dejo una nota a mi hermano junto al Bokken para que vaya a ver a la instructora cuando se despierte, tras esto, me despido de Wil y me dirijo hacia la biblioteca para bscar la información que me pidió aquel viejo Taotista

Se siente el ruido sordo del fogonazo dentro del pequeño túnel, y de pronto unos chillidos muy agudos de dolor. Esperas un rato que se cocine todo, y tras quitar el brazo de ahí sale una lapsia, una araña verde con una extraña flor por abdomen, completamente encendida y chillando con todo su poder.

El arácnido empieza a trepar por la pared a toda velocidad y cuando menos te lo esperas se abalanza sobre ti. En ese preciso instante ves a Cross sacando de la nada algo que parece un arma, una espada muy fina de color plata oscuro cuya empuñadura tiene forma de cruz, y que a grandes rasgos parece simplemente una, solo que muy estrecha y acabada en punta. La espada va apareciendo del aire vacío como si la estuviera desenfundando, y pese a suceder todo en fracciones de segundo tienes tiempo de observar como si fuera en cámara lenta. El muchacho se impulsa hacia delante y ensarta en medio de su recorrido por el aire a la lapsia. El impacto es tan contundente que la abre por la mitad, salpicándolo un poco con un líquido verde. Lo que queda del bicho cae al suelo, chamuscado.

Al rato sale del agujero Remiel, con los ojos muy abiertos mirándote. No levanta vuelo, te observa desde el suelo.

-... -Está sin un rasguño, completamente ilesa. Mueve la boca como para decir algo, pero no sabe lo qué.

Se produce un silencio incómodo durante un momento. Remiel es la primera en hablar, aparentemente muy sorprendida por todo. -Me... has salvado la vida. Tú a mí.

Caes en la cuenta de que es la primera vez que tu sheele está en problemas de vida o muerte y eres tú la que la rescata.

-Ha...hana... -Remiel sigue balbuceando, su fanfarronería parece haberse ido a otra parte y ahora está sin palabras. -Gracias.

Dentro del silencio denso del lugar, el ruido de un pasar de páginas te indica que Cross debe haber tomado un libro y lo está ojeando.

-No entiendo medio cuerno lo que dice, pero trae imágenes divertidas. -Pasa otra página. Es el libro que en la portada tenía una ilustración de un aborigen con una lanza y un escudo.

Remiel no dice nada más. Se eleva lentamente y se posa en tu hombro, balanceando las piernas y pensando.

En menos de cinco minutos llegas a la biblioteca preguntando cómo, los alumnos te responden alegremente y de manera servicial, ya sea por tu atractivo o tu manera de ser, parece que le caes bien a la mayoría.

La biblioteca queda tras dos grandes puertas dobles de madera que se encuentran una en cada piso al final de un pasillo. La que te queda más cerca es la del piso superior, y lo primero que ves al abrirla es una enorme sala circular, de más de veinte metros de diámetro. El suelo es de mármol y hay en él un dibujo muy pintoresco y aparentemente antiguo de una rosa de los vientos. Es precisa, su norte está efectivamente señalando el norte.
Alrededor no hay ninguna pared libre, todo es estanterías llenas de libros de todos los tamaños y colores, y te empieza a doler el cuello de tanto mirar hacia arriba tratando de descubrir el techo, pues el sitio es tan alto que allá arriba no se distingue bien.
En dos puntos diametralmente opuestos correspondiendo al este y oeste hay dos entradas de escaleras en espiral, la del este va hacia arriba y ves que pasa por toda la pared circular, y se pierde junto con todo lo demás. Cada varios metros hay balconadas con mesas, sillas y sofás de aspecto antiguo que hacen juego con la sala.
La otra escalera va hacia abajo, posiblemente al primer piso, pero eso es algo que aún no podrías asegurar, pues... este sitio da un aire completamente diferente al resto de la mansión, es extraño. Viste bien cuando llegaron cómo era el edificio por fuera, y en ningún momento viste que hubiera una torre así, que debería tener como mínimo unos cien metros de alto, y quién sabe cuantos hacia abajo.

Tus pasos resuenan en la enorme sala, que está en absoluto silencio. La puerta se empieza a cerrar despacio cuando la sueltas.

Despiertas en una de las camillas de la enfermería, otra vez. El sueño que tuviste mientras estabas inconsciente todavía ronda por tu cabeza; esas personas, ese lugar, sientes como si se trataran de amigos muy cercanos o incluso familia. Pero tu familia es la Ishikawa y ellos no lo eran. Aunque sus nombres eran sin duda de Lannet.

Sentada junto a ti está Nerine, con la mirada fija en el suelo y aparentemente nerviosa. -Ah, despertaste al fin. -Apenas levanta la cabeza para verte. -Cómo te encuentras?

El dolor ha desaparecido y te sientes estupendo. Debe de haber usado su magia otra vez. -Qué bueno que el profesor Taisei no ha llegado aún, te gritará mucho si se entera que otra vez no has tenido cuidado...

Antes de que Remiel intente decir nada en cuanto veo que intenta pronunciar mi nombre la agarro y la atraigo hacia mi para darle un abrazo. De mis ojos se pueden ver como caen pequeñas lagrimas. Había pasado miedo, no miedo por ser dañada, si no por perder a Remiel. Ella finalmente me da las gracias, algo bastante extraño ante lo cual la suelto con ternura y dejo que flote y se coloque en mi hombro.

Miro a Cross que después de ensartar a aquella araña o lo que fuera se había vuelto a poner a leer, en mis ojos se puede distinguir ciertamente parte de rencor y sin mediar ninguna palabra empiezo a caminar hacia la salida de aquel sitio. Me daban igual cuales fueran sus razones, no estaba bien poner en peligro a otras personas y mucho menos sin avisarlas.

Me fui decidida hacia la sala de profesores a por el papel que había venido a buscar en primer lugar.

Al ver que te vas sin decir ni una palabra ees él el que rompe el silencio. -No olviden la tarta de durazno, se la merecen. -Saca de su bolsillo un lápiz y un pequeño frasquito de vidrio del tamaño de medio pulgar. Con el primero recoge una muestra de la viscosidad verde que le cubría la manga derecha y la guarda. Hace rodar el frasquito por el suelo para que llegue hasta ti. -Me está esperando en el salón 3-C, si le llevas esto seguro te dará la tarta, pero no le digas que maté al bicho, mientras tanto trataré de conseguir otra igual para sustituirla. -Sigue sentado dándole más atención al libro que a ti. Respira un poco agitado, lo habrá fatigado eso que hizo? -No digas tampoco que estoy aquí, que no tengo ganas de ir a clase y si ven que no estoy se van a poner a buscarme.
...
-Por cierto, no te llama la atención ese hueco? Es imposible que la lapsia lo haya hecho.

Con la ayuda de la linterna del celular avanzas entre cosas y cosas hasta salir y ver un sitio más amplio y más iluminado, que es el pasillo. Te duele la vista durante un segundo mientras tus ojos se acomodan a la luz normal y sientes un aire menos viciado.

Para llegar a la sala de profesores basta con bajar la escalera que tienes a tu lado y avanzar un poco más hasta el fondo, donde está el letrero indicando dicho lugar.
De momento solo ves a Dorian, sentado en uno de los escritorios frente a un ordenador con la cabeza apoyada en una mano y una taza de algo calentito que podría ser café en la otra. Y sigue sin peinarse.
Al asomarte pasa a tu lado Hogan, el profesor que mide dos Hanakos de alto y más o menos cinco de ancho.

-Hm? Czy mogę Panu pomóc? -Se detiene probablemente preguntándote la razón por la que has venido aquí.

No habría que ser una persona muy social para notar el indicio de que había decidido ignorar a Cross, deje el frasco en el suelo hasta donde había llegado y me fui de aquel lugar alumbrando con mi móvil.  Remiel dio un vistazo atrás para mirar el pequeño frasquito, pero en ese momento parecía que no estaba de humor para discutir.

Mientras caminaba por el pasillo fui desanudándome la chaqueta del brazo para ponérmela de nuevo, parecía que no había llegado a quemarse pero estaba bastante caliente… y arrugada. Di un suspiro. “Y el día acababa de comenzar.”

Finalmente llege a la sala de profesores, alli estaba el profesor Dorian, del cual actualmente no tengo muy buenos recuerdos respecto a su clase de ese juego de móvil. Es el único que se haya allí, voy a dirigirme a preguntarle cuando Hogan, otro profesor, se cruza conmigo y me… pregunta algo? No entiendo el idioma que ha usado así que me limito a negar con la cabeza.- Perdón, no entendí… venía a por una solicitud del club de literatura. Nerine me comento que aquí podría conseguirla.- Formulo las palabras con poca seguridad, no sabia si me estaba entendiendo, pero aparte de eso mientras formulaba las palabras estaba teniendo ciertos pensamientos contradictorios, posiblemente causados tras los últimos hechos con Cross.

-Aquí, aquí, ven. -Dorian te hace señas para que te acerques y le explica algo a Hogan en su idioma, el cual se encoge de hombros y va a su escritorio. Apenas cabe en la silla.

-Así que eres amiga de los libros, eh? -Abre y cierra cajones, buscando entre ellos, y cada uno está más desordenado que el anterior. Finalmente encuentra una copia de esos formularios y te lo da. -Tienes lapiceras ahí.

En el formulario tienes sitio para poner el club, tu nombre, tu clase, información personal y un espacio para escribir el motivo por el cual estás interesada en unirte al club.
Dorian casi vuelva su taza sobre el teclado cuando la va a tomar y se le escapa un leve "mier..." entre dientes. La coge y le da un sorbo. -Cuando lo termines déjamelo que lo archivo. -Ves que en el pc está jugando algo parecido a pacman, pero con inquisidores en lugar de fantasmas y la cabeza de un sylvain como jugador, todo muy pixelado, pero notas las cruces y las orejas picudas respectivamente.

---Una cosa más para añadir a la caja de preguntas- digo en voz baja mientras contemplo el lugar, es bonito, no voy a negarlo,  pero es enorme, sin duda alguna, tratar de conseguir información del Kami, sí es que lo había, iba a costarme lo suyo, debía averiguar primero como está organizada la biblioteca, comienzo a caminar mientras mis ojos  recorren las distintas estanterías buscando alguna referencia para orientarme y también algún encargado que pueda ayudarme... 

¿Que idioma habla?.- Pregunto por curiosidad al ver como Dorian le habla a Hogan en su mismo idioma.

[…]

Mas bien mi vida son los libros.- Digo confiada cuando el profesor me pregunta. Finalmente cojo una la las hojas de inscripción y empiezo a buscar en mi cartera un bolígrafo para rellenarla. Antes de que termine de buscarlo Dorian me informa de donde hay lapiceros. Cojo uno y empiezo a rellenar la ficha apoyada en la mesa. Cuando acabo de rellenarla me acerco a Dorian para entregársela y me fijo en el juego.

“Woah, esta pixelado, pero el modelo me parece bastante cruel” Mis pensamientos se distraen un momento al ver la pantalla pero rápidamente vuelvo en si misma.- Ya lo he rellenado profesor Dorian, Se lo dejo aquí.- Le informo mientras dejo la hoja cerca de el pero lo suficientemente lejos de su taza como para que no peligre.- Muchas gracias por todo, nos vemos en clase.- Digo mientras hago una breve inclinación a modo de despedida y dando las gracias.-A usted también profesor Hogan.- Agrego antes de salir haciendo una nueva inclinación.

Finalmente abandono la sala de profesores y saco mi móvil para mirar la hora. Aun quedaba rato, pero la verdad es que después de como había comenzado el día no me apetecía hacer mucho mas por el momento. Con paso cansado y con una gran cantidad de ideas en mi cabeza comencé a andar hacia la clase. Siempre podía leer durante un rato antes de que empezara el horario lectivo.

Empiezas a subir por la escalera hasta la primera balconada y allí no te encuentras a nadie. Varios sofás, sillas y mesas vacíos. Puede deberse a que aún es muy temprano, o tal vez los empollones estén más arriba o más abajo, después de todo este sitio es inmenso.

Te toma un tiempo recorrer solo esa sección, en la que descubres ejemplares típicos de una biblioteca de instituto. Transcurren varios minutos mientras ojeas las estanterías, todos ordenados según el tema y también el idioma, pues no solamente están en latín. Y finalmente das con lo que buscas, un tomo bastante viejo, de tapa marrón con el título en yamato. Es una enciclopedia de kamis de Varja. Si bien no trata el tema que te pidió Wong en profundidad, es un buen sitio por dónde comenzar.

Dice lo básico sobre Ryuujin, cosas que ya sabes, y aquí parece haber suficiente material como para elaborar un informe sencillo para Wong. Pero en el pie de página hay una cita que te llama la atención de manera considerable: uno de los textos de la bibliografía del capítulo se llama "elfos en Varja", la fecha de su publicación es anterior a la guerra de Dios. Dedicas varios minutos más para buscarlo, sin embargo este otro libro no aparece.

Cuando miras el reloj de tu celular descubres que ha pasado algo más de media hora.