Partida Rol por web

El tramo de las escalericas fue demasiao pa los que estaban bajando al lao del Herculano, y uno tras otro cayeron de boca dejando la narís y los dientes, y un hombro. ¡Claro! Si es que ese tramo era mu difícil.

¡Pero no pal Chato! El Chato los esquivó a tos y bajó las escaleras saltando como una cabra con to la maestría de un maestro. ¡Míralo cómo vuela! ¡Pájaro! ¡Que se tenía escondía esta habeledá que nandie se losperaba!

De mientras, el Tony Hawk había recuperao terreno y bajaba más rápido que un gran águila pa comer alpiste.

Y se puso al lao del Herculano mientras seguían bajando.

– ¡Detente, anciano! ¡Demuestras valía pero tu juego se acabó, lastre del pasado! ¡Tus huesos crujen como viejas ramas de ucorno! ¿Acaso quieres morir?

Delante de ellos venía un giro en la cuesta to prenpendicular, asín de 90 grados. ¡Eso si que era curva cerrá!

Heculano ya iba to motivao. Sabía que iba a ganar y que el Tony Hawk, el pipiolo, no tenía na que hacer. Herculano activó su visión de tunel. Que basicamente era que con la velocidad y los vinicos que llevaba encima, solo veia la partelmedio de la carretera. Y quien dice activar disque que llevaba asín desde levantao.
Bueno, que me lio, la cuestion es que Herculano iba a ganar, vio la curva de 90 grados y le entró la rision. La iba a superar pero de golpe...nadie sabe que paso, o si...

Un dientico salio dispediu hacia la grada. Herculano antes de caer le parecio ver a la Japuta aplaudiendi, con sus carnacas al viento, ¿sería un sueño? Bueno, a lu que iba, quelostion del Chato fue grande, que digo grande, inmenso. Que digo inmenso, increible. Que digo increible, fue ¡¡Épico!!

Cuando abrió los ojos miro al suelo y vio un reguero de sangre. Herculano se asusto, pero porque lo confundio con vino derramao. ¡¡Y eso si que no pudia ser!!

Ya poco se podía hacer. Todo lo que podía hacer se había hecho, incluso habían pegado al enano con la boina. Solo quedaba una cosa si quería llegar a la vez que el Cagapinos y el Crisantemo. Y era apretar el culo y tirar con más fuerza y con más cojones.

Así que Gromenauer apretó el culo, y tiró del arado como si no hubiese mañana. Echándole borriquería, cojones y mala baba a partes iguales

- ¡Bue! S'acabó lu que se daba.- Dijo la Japuta, mientras veía al pobre Herculano masticando tierra.- ¡Menuda potra ha tinío el cabrón hasta ahora!- Así que, levantándose alegremente, se giró pa otear entre el público y a bastonazos sacó de al muchendumbre dos agerríos mozuelos.- A ver, Venancio, Herminio, sus ha tocao ser voluntarios. Agarradme esa banqueta, cargad al Herculano encima y me lo lleváis al bar.-

- Pero, Japuta... - se atrevió a preguntar el Herminio. - ¿No habría que ir primero a la enfermiera, pa que lo cosa?-

- ¿LA ENFERMIERA? ¡Ande vas a ir, deslustrao! ¡Tú me quieres matar al Herculano! No, primero al bar, pa que se cure. Luego si eso y hay tiempo ya lo llevamos a la enfermiera pal papeleo.- La Japuta sabía mu bien cuáles eran las prioridades del Chato.-

Rodeao de charcos de mierda del Chispas por tos laos, el pobre Crisantemo ofreció resestencia a caminar por premera vez. Los purines eran tan tósicos que en sus vapores parecían salir caras fantasmales. Pero el Cagapinos sabía manejar a los borricos mejor que naide, y llevándose los deos a la naris para tapásela, acarició el lomo del caballico y lo tranquilizó.

– ¡Tranquilo! Nada temas de las Ciénagas de los Muertos, querido amigo, pues las caras que ves no pueden tocarte. ¡No las escuches! ¡No las sigas! Noro lim, Crisantemo, noro lim!

Y así el Crisantemo cogió el valor que nicisitaba pa enfrentarse a los horrores oscuros. El Cagapinos se puso to disno, sacó pecho y junticos araron lo que quedaba de camino pa acabar la carrera, haciendo la mejor de toas las rondas que había hecho. ¡Le habían tocao la moral!

– Ni las trampas de la oscuridad ni el desatino de los que juegan sucio podrán con la justicia.

Los dos hicieron una reverencia al público. ¡Pero qué marequitas los dos, por tos los istari!

De mientras, los otros tres siguían con su mal día. El Terrones tiró palante a su bicho, pero con tanta mala leche quel animal tiró palante acojonaico y to la labrá quicieron salió mu mal, mu mal. Y el Tuco y el Briense se quedaron los dos atascaos, que no consiguían arrancar a sus animales que se habían parao a ver flores. ¡Mal criás estas bestias! ¡Menúo espetáculo taban dando este año! ¡Si es así no pué de ser!

¡Y el Sinpán! ¡Que labraba el solico! Bien guiao por Jondere, que sabía lo que sacía, y abanicao en la cara con los boinazos de la Lore, el enano borracho cumplió el tercer tramo sin desviase. ¿Le estaría bajando el nivel de arcol? Por en delante solo tinía el últimico tramo de ná. ¿Empataría con el Ismael el Cagapinos? ¿O ganaría?

To parecía que iba a ir bien por los cojones del Herculano y hasta la gente empezó a emocionarse y to al vélo haces verguerías asín con la carretilla, dejando atrás a tos los demás y su reguero de piños rotos. Hasta el Tony estaba impresionao con la habeledá del Chato pa tirarse pabajo.

Y cuando vino uno d elos últimos tramos de la cuesta del Elfo Muerto, y tol mundo sestaba preparando pa ver desde arriba el quiebro que iba a dar el Herculano el la curva cerrá, va el Herculano y se quiebra to él. ¡Como un lapo escupió contra la paré! ¡Pa velo! Que disquen que se quedó aplastao como una chapa durante un segundico, antes de caése al suelo rebotao.

Tol mundo se llevó la mano a la boca, asustao. Y entonces dinmediato se pusieron a ríse como como borricos, a bocabierta, a llorar, a dolor de juntura, a mease.

– ¡Aaaaaah! JAJAJAJAJAJAJ! ¡GELIPOLLAAA! ¡TONTOLPIJOOOOO! –gritaban de risión. No por insultar, sino porque asín son las cosas. Hay que ríse de los hostiacos ajenos, de los maricones y de los tontos, es la ley.

El Herculano sabía llevao una buen hostión y la gente ya bajaba por la cuesta pa no perdese al Tony haciendo su carrera él solico, que eso era cuestión de llegar vivo abajo del tó. La Japuta llegó donde estaba el Chato muriéndose en el suelo, porque se había esnafrao pero bien esnafrao.

Ya estaba to'l pescao vendío. El Cagapinos había llegao a la meta el primero. ¡Pero mi fiel montura le había estrozao parte de lo arao! ¡Qué listo que era mi gorrino, copón!

Así que no tenía que quedarme ahí tirao en medio pensando en mis cosas. Tenía que seguir arando, que no me quedaba na. ¡Tenía que demostrar que era digno de ser el hermano mayor de San Isildur Labraor!

¡Como iba a correr la limoná y las rosquillas del santo como ganase la competición! ¡Menuda fiesta del copón!

La gente iba bajando por la cuesta con cuidaico, recogiendo a los esnafraos y dándoles palmadicas en la espalda. Tos estaban mu rotos y mu sonrientes con sus bocas nuevas con menos dientes, ¡pero había mericío la pena! ¡Claro!

La Japuta se llegó hasta donde estaba el Chato esnafrao, con su palomo Pitiflu caminando por su cara haciendo glo glo glo, y algunos de Bree sinteresaron por él. Unos le daban con el bastón pa ver si estaba vivo o se quejaba de vicio, y unos mozos llegaron con un capacho de agua que le tiraron por encima pa espabilálo. ¡Agua frejca! ¡Lo peor pa la salú! ¡Que se te coge al pecho y luego coges algo malo y vas pal hoyo!

El Herculano se espabiló y lo sentaron en un poyete, lo encendieron un pitillo y lo arrimaron una botellica de anís del Gondor, pa recostituíse y quitáse el sustico de la bajada, que tenía que tiener el corazón dando patás, que el Herculano es mu viejo y mu poca cosa, que na más hay que velo que es to huesos.

¡Copón bendito! ¡Contra to ponóstrico el Sinpán llegó a la vuelta en segundo puesto! ¡Arrastrando él mismico el arao! Eso sí, tol mundo sabe que sin la ayudica de la Jondere que guiaba la máquina no subiera consiguío na de na. ¡Vamos, hombre!

Los jobis del Sinpán se acercaron pa darle la enorabuena.

– ¡Qué chévere, patrón! Hase de mula mejor que la malparida de la Jondere del diablo. ¡Tantitos años queriendo ser labrador y su problema es que estaba en el ladito equivocado, nomás! –miró a la Jondere–. ¡Aprende, malparida!

El Tuco llegó tercero y asín se cerró la cumpetición. Entonces fueron los del jurao, con el granjero Maggot a la cabeza, a revisar lo labrao, a ver quién lo había hecho más mejor y quién más de peor. Hubo munchas descusiones porque no estaba claro que lo que había hecho el Chispas fuera juego limpio. Limpio no era, en eso taban tos de acuerdo al ver la ciénaga de mierda. ¿Pero era culpa del Gromenauer? Unos dicían que sí porque el Chispas era su montura. Otros dicían que no porque el Sinpán estaba arando a lo suyo y no era riesponsable de lo quiciera el Chispas, que era uno de los kelvar con utonomía y reciocinio, y la misma nobleza, porte y perstancia que Gwaihir, el rey de las águilas.

El Cagapinos estaba que no cagaba, indisnao por lo que estaba pasando. ¡Cómo era posible que estuvieran dudando de que el Chispas había sio un agente del Mal! Dicía que había atuao con permeditaci predem predemit a posta y alegosía, con mala saña y malas artes, con resquemor pa hacer daño. De lejos se podía ver al Chispas revolcándose panzarriba en la tierra, a lo suyo, pataleando con sus paticas con una mariposa, pasando de to, y la gente dudaba que un animal de aspeto tan inocente y juguetón estuviera metío en malas artes.

Además, algunos dicían que si alguien tinía culpa de algo era la Lore, que esa sí que menejaba los hilos del Chispas. ¡Cuidao con la Pellegrina!

Lo único questaba claro era que el Sinpán había hecho cuatro tramos muy bien tramaos. Y que el Cagapinos estaba entre tener cuatro perfetos, o tres por culpa del Chispas. Entonces, pa quitarse el marrón, el viejo Maggot dijo que dicidiera la Puri, la Retrasá. Que pa eso era la reina de las fiestas y era la que debía entregar la insínnia de San Isildur Labraor al campeón de esa prueba. Era la tradición que la reina estuviera allí mesmo pa eso, pa entregale la insínnica a pie de campo. Pa hacer bonico, entregar premios, saludar con la manita de paloma y dar besicos a los niños y los campeones.

Ahora bien, ¿dónde está la Puri? ¿No tenía que estar allí mesmo ya? Tol mundo se puso a mirar a denrededor.

– ¿Onde pollas está la Puri? –dicían.

– ¡Ya no mames! ¿Dónde se metió la señorita Puri?

– ¡Iaaaaaaaa! –dijo Jondere, y se rió la mu japuta.

El Chispas levantó la cabeza panzarriba, preguntándose por la Puri y golisqueando el aire.

– ¡Oiiink! ¿Oiiink?

La verdad es que no le faltaba ni mijitica de razón al Chispas.

Copón bendito. ¿Y quién va decidir ahora el ganador de cumpitición de labrar?

COLEGA, ¿DÓNDE ESTÁ MI PURI?

Pues estaba la Lore tan contenta porque el Sinpán había quedao to bien en la prueba que cuando la gente se empieza a preguntar por la Puri me resbala bastante, al menos hasta que hace mención el Chispas.

- Eso, onde está la malparida, que pa una cosa que tié que hacer la muy chula y no es capaz de estar onde tié que estar.