Partida Rol por web

La línea de meta estaba en una carretera rural que pasaba junto a un granero de aspecto abandonado. Allí había un par de observadores con unos prismáticos y un cacharro que parecía una cámara con trípode y un láser, para medir a ciencia cierta el tiempo de llegada de cada conductor.

El mano a mano entre Queen y Gao dejó paso a otros competidores. El rubio, como ella lo llamaba, había remontado posiciones y pasaba al chino en el tramo final de la carrera. Justo por detrás, Gao maldijo a sus ancestros cuando pasó la línea de meta tercero, una humillación que pocas veces había sufrido. Escocía especialmente por que repetía posición con respecto al amistoso. Pero ahora ella había ganado.

Entre las posiciones 4 a 6, la lucha fue feroz. Contra todo pronóstico, Viktor se colocó cuarto tras una increíble remontada, seguido ahora de cerca por la loca homicida, que había hecho una conducción magistral en ésta última parte de la carrera. Para Trevor, su gozo cayó en un pozo. Tanto es así que no sabía muy bien si quedarse en la fiesta o marcharse por ahí a tomarse unas birras en un bareto de moteros en mitad de la nada. Pero las putillas rusas daban, aún en la distancia, cantos de sirena.

Aminoraron, pues ya no competían y no convenía atraer las miradas de la policía. Entraron por carreteras transitadas, y el GPS les guió a través de un pueblo. Queen se frotó los ojos, pues nunca había estado ahí. Parecía una aldea danesa de cuento de hadas, con las tiendas de dulces, las tabernas, pastelerías, tiendas para turistas, hoteles... Todo estaba lleno de florecillas, pintado con colores alegres. Oh Dios. Tenía que ir ahí con Golan. Seguro que celebraban octoberfest, navidad y todo eso... Tenía que estar precioso. Se puso a mirarlo todo como una niña curiosa. De hecho tenía ganas de zascandilear por el pueblo, y pasar de la fiesta. Desafortunadamente, a esa hora la mayoría de tiendas cerraban, y solo quedarían abiertos bares y restaurantes.

El GPS les guió hasta un hotel. Uno de los más grandes en el pueblo, el Holstein Loungue & Spa. Tenía un espacio para aparcamiento privado (y vigilado). Gente del equipo de Raúl esperaba en la puerta para guiarles hasta la zona reservada para la fiestuqui, informándoles de que había habitaciones libres para los que desearan pernoctar en el sitio. Además, venían con descuento especial.

El sitio molaba, por que era una mezcla entre spa rústico, con restaurante, zona de bar y coctelería, una piscina interior enorme y varias zonas de patio con jacuzzi, o pequeñas piscinas. Para la fiesta habían reservado los patios y una de las salas para bar y coctelería. Se servían canapés y porciones de las que podían comerse de pie con tenedor o palillos, mientras sonaba música europea de dj.

El ambiente de siempre, con los invitados, la droga y el alcohol. Las chicas iban uniformadas al estilo de las torvas que solían verse en los pit lane de la fórmula 1, solo que en éste caso demás te las podías follar contra la pared y ese tipo de cosas. Sin embargo, le sorprendió que en la liga la gente se "comportara más". No se las triscaban allí mismo, aunque hubiera manoseo, si no que tenían intención de llevar la orgía a sus habitaciones. Las fiestas de fin de carrera se entendían mejor así: duraban toda la noche, y al día siguiente, domingo, se recogía cada uno al ritmo de su propia resaca.

Cuando apareció la gente enloqueció. Lo habían estado siguiendo todo por unas pantallas, sus móviles y tabletas mediante una aplicación por la que habían pagado un pastizal los organizadores, y que había que ir rentabilizando con muchas carreras. Inmediatamente, confetti y globos al aire, aplausos palmadas en la espalda.

-¡La ganadora de la primera carrera! -dijo, sonriente.

Se acercó a decirle algo al oído. Olía a ginebrazo.

-Ya te ingresamos la plata en tu cuenta, felisidades.

Como sabía que no había nada que rascar con ella, tras el preceptivo apretón de manos se puso a saludar al resto de participantes conforme iban llegando. La noche era larga, y siempre caía alguna de las rubias, que lo tenían aborrecido. Pero él pagaba, y no podían negarse. De hecho se tiraban el moco, como que las ponía muy cachondas. Una forma de márketing muy astuta.

Entró y la miró. No tenía ojos para otra mujer más. No en ese momento. Quizá las drogas, el alcohol y la presencia de aquellas putas le consolara más tarde. Pero ahora solo pudo acercarse a ella y sonreír, satisfecho.

-Felicidades. Nunca me habían ganado tan limpiamente. Voy a tener que entrenar más, está claro que ésto va en serio.

Parpadeó de forma inquietante.

-Ésto va en serio... ¿Quieres una copa?

Entonces alguien atrajo su atención, y se retiraron un momento a hablar de otros negocios.

El ruso se secó el sudor con una servilleta, y después de tirarla, se acercó a estrecharle la mano. Era la primera vez que lo veía sonreír.

-Mala carrera hoy, no me tengo que acostumbrar a la cuarta posición. Todo lo que decían de ti era cierto.

Se dió cuenta de algo, algo importante.

-Por cierto... Llámame un día de éstos -dijo, anotando su número en un papel- Hablaremos de negocios, y de nuestros adversarios comunes. Do svidaniya.

Le guió un ojo y se marchó con copa de champán a otra parte.

Se tropezó con ella casi sin querer. No iba vestida como una de aquellas zorras rusas, si no como a ella le daba la gana, lo cual también era harto provocativo. La reconoció casi enseguida, y sonrió encantada.

-Ay, eres tú, la misteriosa chica de las carreras. Jijiji.

La saludó al estilo ruso, dándole un beso en la mejilla.

-250.000, con eso puedes comprarnos muchas cosas. Espera...

Hizo un gesto para que su novio, que se estaba magreando con una de las putas, se acercara. A ella le daba igual eso, era quid pro quo. Aquellas fiestas eran el putiferio máximo, y eso les gustaba a ellos. La pareja liberal por excelencia.

El ruso se acercó con un cubata en la mano y una tía bajo el brazo, contento como un niño con unos zapatos nuevos.

-Eeeeyyy. Perro si es mi cliente -dijo, señalándola con el meñique del mismo dedo donde tenía el vaso- Hasía tiempo que no te veía, pero tu amiga mexicana se pasarr por la tienda otrro día. Una lástima ese amigo tuyo asiático no se haya pasado más. Irrina le tiene echado el ojo, es una buena piesa.

Parecía un poco encocado.

-Tengo materrial nuevo, cuando tu quierras pasa a mirrar. Cosas interesante, si. Lo que tu querer, yo pedir. Pero ahorra fiesta, ¿Da? Bailarr y aserr el loco.

-SEEEEH!-
Brincó en el asiento satisfecha por el resultado –YIIIIIIIIIIIIIJA! Gracias papá- dijo lanzando un beso al cielo.
El pueblo la dejó impresionada y de no ser porque luego entró en el hotel y vio que tenía habitaciones y esas cosas hubiera pensado que era todo un decorado. Por el camino se le fueron los ojos por los bulevares de tiendas y cafeterías, un sitio ideal para pasar unos días en familia ¡Oh Dios! Ya se había mentalizado de lo de tener críos!!! Bueno, sin prisa, también podían venir con su hermano pequeño…

“Mujer prevenida vale por dos” por eso había echado al maletero una bolsa de viaje con muda de ropa y un neceser, pasaba de pillar un resfriado y rodearse de hienas con la camiseta pegada marcando pezones. Así, con esa maña que solo tienen las mujeres, se cambió hasta de bragas sin que nadie le viera nada y salió del coche como la dama cool que era*. No tendría ganas de codearse con esa gente pero había una mascarada que continuar y un par de copas las podía soportar. Sonreiría, seguiría con su rollo deportivo, saludaría, se haría la guay, algún comentario sibilino y se daría el piro, a comer.

Raúl se cuidó muy mucho de tocarla más allá de levantarle el brazo en plan campeona y salió por patas, había aprendido la lección.

Queen por su parte lucía una sonrisa esplendorosa, como una niña en un cumpleaños, el entusiasmo no era del todo fingido ¡Había ganado joder! Es más, los había dejado a todos con la boca abierta “Aquí esta vuestra reina, podeis arrodillaros y besarme los zapatos” pero allí todo el mundo tenía sus grupipandis y ella no solo había ido sola si no que no tenía pene así una vez pasada la ovación de bienvenida la peña fue a lo suyo y ella a la mesa de canapés. Puso cara de poco entusiasmo, necesitaba comerse una vaca, no una espuma de salmón al toque de cúrcuma sobre crujiente de soja ecológica aromatizada con una nube de cabernet sauvignon… iba a preguntarle a un camarero si estaba abierto el restaurante cuando sintió un frío sobrenatural subiéndole por la columna “Gao…”, se giró con un ademán copiado directamente de una de sus divas de cabecera, la Garbo, y le dedicó su bonita sonrisa como si estuviera encantada de verle “Esto va en serio…” habría jurado que le vio sacar una lengua bífida con toda la intención de lamerla “Pues iba a tener razón el frijolito…” nunca una libido le había inquietado tanto. Tenía que responder que sí pero la suerte quiso que lo apartaran de ella, se hizo la sorprendida –Oh vaya… pero lo prometido es deuda- había dicho que le esperaría para brindar, no le quedaba otra… y que cojones! Iba a disfrutar viéndole brindar por su victoria otra vez y que el champan le supiera a veneno. Inclinó la cabeza como solía hacer “¿Dónde estará Parker?...” eso no le gustaba un pelo.
El pelopaja, muy guapete por cierto para ser eslavo (es que a ella le iba el rollo morenazos), la sacó de sus sospechas respondiendo al fin a su deportividad y dándole una grata sorpresa –Habrá oportunidad de desquitarse- dijo aparentemente trivial pero con mirada significativa.
Suspiró sintiéndose un poco descolgada e incómoda, echaba de menos a Golan y… de que servían los triunfos si no los podías celebrar con los tuyos? Quiso encontrar al resto de su grupo del helicóptero pero no vio a ninguno ¿Tanto les había cabreado perder? ¿O quizás la feminazi y el garrulo estarían descargando tensiones? Pensaba volver a su intención de preguntar a un camarero y al girar se chocó con una chavala… “¡Coño! La novia de Mirko!” parpadeó divertida -¡Ey! Que sorpresa!- y al momento apareció el hombre bien acompañado y ya… medio servido. Lo raro hubiera sido que no andaran por allí tratándose del tipo de evento y fauna que se trataba –Bueno, bueno, bueno… mis armeros favoritos! Hmmm dicen que mi primo está bien dotado pero… no se que dirá Mary, hablad con ella JAJAJAJAJAJAAJAJAJA- rio –por supuesto que os haré una visita…profesional eh?- especificó, que con esos dos… más valía prevenir –tengo algunas ideas locas y no se me ocurre nadie mejor que vosotros. Pero ahora nada de negocios ¡A divertirse! Y yo a comer, que estoy muerta de hambre!- se frotó el estómago y se despidió con la mano para luego echar mano al bolsillo y sacar el móvil, escribía mientras masticaba un canapé

Guassup para “grupo taller”:
-Good news everyone!
-Lo hemos petado!!!!
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJA

Guassup para Mary:
-M acabo d cruzar cn Mirko y la novia
-L tienn l ojo echado a Hwo
-JOJOJOJOJOJOJOJOJOJOJOJO

Guassup para Golan:
-HE GANADO!!!!!
-Miss U
-:(
-T aburrs mucho?
-Stams n un pueblo wapisssim
-Tienes q venir
-T mando location
-TQTQTQTQTQTQTQTQTQTQTQ
-X ciert
-Raul n is acerca
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Suspiró, pasó un camarero a su lado con una bandeja llena de copas, tomó una de vino blanco y por fin pudo hacer la pregunta –Disculpe, aún está abierto el restaurante?-

Grupo taller

César: Oleeee.
Dwayne: No te pierdas por ahí, mañana tienes que estár en la fiesta.
Jethro: ¿Quien lleva la birra?
Dwayne: Nosotros, ¿Quién si no?
César: Hay que comprar la carne en lo del matadero, que sale más barata.
Truth: Yo llevaré una buena provisión de gominolas. Si me las aceptas, jovencita.
Zero: Ya está todo listo, solo faltan un par de tonterías a primera hora mañana.

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Mary: Pues que se lo quiten.
Mary: Ese hombre es mío.
Mary: Y esa rubia es una sorra.
Mary: Aunque, bueno, yo también lo era. ¿No?
Mary: Me estoy convirtiendo en mi madre, carajo.

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Golan: Está en el quinto pino, niña :(
Golan: Tardas menos tu en venir aquí.
Golan: Pero si estás muy cansada quédate allí a dormir.
Golan: Mañana creo que se va a liar una gorda. Jejejeje.
Golan: Pero iremos, parece un sitio bonito. Pintoresco. Mola.
Golan: Yo también te echo de menos.
Golan: Hace bien en no acercarse, si no tendrá un problema conmigo.
Golan: Bueno, te dejo que he aprovechado para bajar a San Fierro y tengo que coger el coche para volver al hotel.
Golan: ¿Necesitas algo de la ciudad?

La camarera era una señora de cuarenta y tantos con aspecto de saludable matrona danesa. La acomodó en una de las mesas pequeñas y trajo la carta. No era barato, y todo tenía unos nombres muy raros. Así que estuvo preguntando media carta, y la señora muy pacientemente y con una sonrisa respondió a todo.

Al final, la mesa se le llenó de platos de las viandas más dispares que pudieras imaginar. Eran productos frescos, buenos, de la huerta o el mar, cocinados a la manera danesa, que era como para tipos que medían dos metros y pico. Así que descubrió que era un tipo de cocina que le iba como anillo al dedo. La cerveza también era muy buena, tipo alemana, que siempre le había gustado.

Se puso hasta las trancas.

El elegante competidor que la había sorprendido llegó al comedor, no para cenar allí, por que no pensaba quedarse en la fiesta ni el hotel. Para buscarla a ella. Pidió una cerveza en la barra, y cuando se la sirvieron se acercó a ella.

-Un brindis. Por una liga prometedora -dijo.

Alzó la copa y la chocó con la de ella.

-No se preocupe, no tengo hambre. He comido bastantes canapés. Además, quiero salir por ahí, a los pubs de éste pueblo y probar lo auténtico. La superficialidad de las fiestas fin de carrera me parece... asquerosa. Sobre todo por la prostitución. No veo necesidad de ello, la verdad.

Bebió un poco de la cerveza, reflexivo. Se permitió el lujo de sentarse al otro lado de la mesa, aunque no con la intención de quedarse.

-Me ha impresionado, francamente. Ha conseguido sacar de sus casillas al señor Gao, lo cual creía casi imposible. Así que debo prevenirla contra él. Se que no se llevan bien, pero me temo que ahora no quiere acabar con usted. Al menos no físicamente. Y lo que tenga pensado me parece mucho más aterrador, sinceramente.

Parpadeó, mirándola con interés.

-Tengo una pregunta para usted. ¿Hasta cuando quiere seguir con ésta charada? Hacer como que las carreras le importan. Me he fijado, y les mira con esos ojos...

No dijo nada más, pero era obvio que estaba bien informado. La gente tan rica y poderosa se termina enterando de todo. Especialmente de lo que está interesada en saber.

-¿Que quiere demostrar?, ¿que puede vencerle? Déjeme decirle... sin afán de incomodarla, que ya lo hecho. Y por partida doble. Juraría que intenta ganar tiempo. ¿Una guerra entre familias? Apostaría por ello. Sin embargo, creo que su familia puede ir por el buen camino. Por una vía legal, con negocios de futuro. Quizá lo que quiere es una oportunidad. Y quizá yo pueda ayudarla.

Sacó una tarjeta con un nombre. "Toreno". La tarjeta le quemó en las manos.

-Tenemos amigos comunes. Pero a diferencia de usted, yo si puedo llamarles "amigos". Así pues, la liga se antoja ahora un fin más claro para usted... Perdone si peco de inmodestia. Pero déjeme hacerle una oferta. Participe en el pentatlón que estamos preparando, y asegúrese de quitarme de encima a Wu, para que yo pueda ganar. Aunque sea "torciendo un poco las reglas". Si hace eso por mi, puedo convertir su lucha cotidiana en algo mucho más sencillo. Menos sangriento. ¿Que le parece?

Guassup para “Grupo taller”:
-Trankis
-Nseguida m las piro
-Toy cenando fuera d la fiesta
-Paso de pijos :P

Guassup para Mary:
-Si q t a dado fuert
-Ya m contaras…
-jurjurjur
-Tu zorra?
-Entonces yo q?
-JAJAJAJAJAAJAJJAJAAJAJAA
-Calla calla, no ments al diablo
-Sorry xq s tu mama
-Pero…
-Jodó

Guassup para Golan:
-No!
-Si decía d venir otro día
-N plan finde
-Seguramnt m vuelva sta nuit
-Llevo unas cervezs artesans q hacn aki
-Necesitar?
-Mmmm…
-A ti
-:P
-T veo luego, ten cuidado :)

Cenó con parsimonia, descubriendo los sabores de Dinamarca. Como persona que disfrutaba de la comida y, además, miembro de la industria alimenticia, estaba siempre abierta a descubrir nuevos ingredientes, recetas y maneras de cocinar esto o aquello. Como estaba cansada y era propensa al pesimismo, cuando la gente dejó de responder al guassup porque tenían planes o se recogían, para no pensar demasiado se puso una peli en el móvil.

No había terminado de comer cuando apareció el pijo con su pinta de anuncio de Tony Highfiger, parpadeó intrigada. En pocos segundos averiguó la cuerda del chaval quedando terriblemente decepcionada, los discursos que empiezan con flores solo intentan disimular el olor a mierda. En fin, el equilibrio universal.
Muy educadamente pausó la peli, tiró del auricular en su oído y dejó de comer para escucharle con propiedad.
Bebió.

-Señor Vanderbilt- sonrió –tiene usted buen instinto, sin duda es digno heredero de las virtudes de su apellido, mens sana y corpore sano, llegará lejos pero, y lo digo sin ánimo de ofender, le falta algo que Toreno tiene en abundancia: Información- pausó observándole igual que lo haría con Gao, pues era otro príncipe heredero como ellos –Se equivoca si piensa que las carreras no me importan. Amo los coches, la velocidad, el riesgo y la competición, necesito retos, adrenalina. Las fiestas… me dan igual, ya lo está viendo. Estaré encantada de participar en ese pentatlón, pero solo si hay garantía de fair-play, y que gane el mejor- humedeció los labios con un trago fugaz –Agradezco sinceramente su preocupación y ofrecimiento pero me temo que nos encontramos ante el clásico conflicto, no, conflicto es una palabra muy fea… choque cultural oriente-occidente- dejó el cristal sobre la mesa –se tiende a pensar en el mundo empresarial que los negocios se rigen por las mismas normas a nivel mundial, pero los orientales seguimos nuestras propias normas. Somos confucianistas, nos debemos a nuestros feudos y a la palabra dada. Wu y yo ya hemos elegido nuestros caminos y establecido las reglas del juego- “no tienes ni puta idea blanquito” ese iba a ser su nuevo mote –esto va más allá incluso de él o yo, esto va del dragón chino contra el tigre coreano-  le devolvió la tarjeta pinzada entre el índice y el anular -¿Sabe que me gusta mucho el cine?- cambió radicalmente de tono, charlando como la chica pizpiretilla que solía ser –Estaba viendo una de mis pelis favoritas cuando usted ha llegado, Conan ¿La ha visto? Me la se de memoria, de hecho hay un diálogo que me encanta…- trasteó el móvil para poner el trozo exacto.

–De modo que debo declinar la oferta, es una cuestión de honor… y satisfacción personal- se encogió de hombros de forma tan mona que debió darle la impresión de ser tan perturbada como el propio Gao.

Escuchó lo que le decía con cierta decepción. No le gustaba tener más "enemigos", competidores, por así decirlo. Afortunadamente, ella siempre pertenecería al mundo de los "nuevos ricos", y por lo tanto, vivían en mundos diferentes, aunque colindantes.

Se limpió los labios con una servilleta, reflexivo. La referencia a Conan le pareció burda, pero acertada. Era la esencia de la competición. Ahora sabía que ella iba en serio, y aquello tenía su parte positiva. Que ganara el mejor.

-Entiendo. No lo comparto, pero lo entiendo. Tiene sus principios, eso la honra.

Se levantó, despacio, recogiendo la tarjeta para guardarla de nuevo en su cartera de carísima piel.

-No hay problema. Nos veremos en las carreras, le deseo buena suerte en ellas. Hable con Raúl para lo del pentatlon. Que disfrute de su cena.

Apuró la cerveza y la dejó en otra mesa que estaba vacía, marchándose del lugar.

Ah! la aristocracia, que insoportable se hace y que estúpida es a veces, el blanquito tenía mucho ego y se lo tomó por lo personal "Cariño, el mundo no gira alrededor de tu ombligo de porcelana, tú no estas en este juego, asúmelo" pero de que serviría decirle algo así? seguramente pondría gesto horrorizado por su falta de modales y seguiría sin entender una mierda así que continuó encantadora y amable hasta que se fue. Por lo menos había logrado colarse en el pentatlón.
Mantuvo el tipo durante unos minutos después de que se marchara luego lanzó la servilleta a un lado con fastidio, le habían amargado la cena, hasta le subió la bilis.
Se cruzó de brazos y notó como se le encendían las mejillas, contuvo el llanto. Estaba hasta los putos cojones de que todo el maldito mundo quisiera algo de ella.

Hizo un sencillo gesto de mano para atraer la atención de la camarera -La cuenta por favor- a continuación mensajeó a Raúl: 
-Apuntame al pentatlón
-y despídeme de Gao
-el brindis queda pendiente

No tenía el chichi para farolillos

La ruta 101 de sur a norte del estado. Una vieja conocida, que cada día disfrutaba menos. La artería que conectaba Los Santos con San Fierro y hacia el norte pasando por todos los estados y capitales de la costa oeste. Para mucha gente, un camino familiar y habitual en el trabajo o las vacaciones. Para ella siempre significaba regresar a "casa", o más bien, a su exilio.

Lloró un poco, no pudo evitarlo. Se detuvo en una tranquila área de servicio para camioneros, y apoyada en el lateral de su coche deportivo, miró las estrellas, pensando en qué se había convertido su vida. En la vorágine de muerte, alianzas políticas y riesgo. Cada día, nuevos frentes se abrían, como un árbol que se ramificaba. A pesar de su intención de "seguir pegada al tronco", la multiplicación de los problemas amenazaba con abrumarla en cualquier momento. La gente la veía como una persona fuerte, por que tenía carácter, pero en realidad era tan frágil como cualquier otro humano. Una bala perdida, un accidente estúpido o un mal paso en el camino podían acabar con ella. Cerró los ojos, respirando hondo. Sintió un escalofrío, y una intensa melancolía sumada a una sensación de desasosiego.

Volvió a montarse en el coche, quería volver a casa cuanto antes. A casa. ¿Cuál era su casa?, ¿su piso en Seúl, su antiguo piso en San Fierro, la casa de sus padres en las colinas? Todos ellos le resultaban lugares extraños. Sin embargo, algo la impulsaba a regresar. Algo que le brindaba paz y una sensación de bienestar.

Pisó el acelerador, sin importarle mucho que pudieran captarla las cámaras. Llevaba una matrícula falsa, y tenía una troqueladora para hacer más. Adelantaba a los coches, casi jugándose la vida en algunos tramos. Tenía prisa, quería abandonar la carretera y la frialdad de la noche.

Abandonó la 101 entrando en el apacible mundo rural que iba a convertirse en su nueva base de operaciones. Los urbanitas adoran la tranquilidad del campo, mientras que los habitantes de éste lugar ansían las comodidades de la ciudad. Uno siempre quiere lo que no tiene.

No tardó más de tres horas en llegar a Harmony desde que había salido de Daneborg, batiendo algún récord de imprudencia al volante. El motel, la luz encendida. Giró la llave, entró en la habitación. Había flores encima de la cama, y el ambiente era cálido. El sonido de la ducha, unos bombones sobre la mesa. Cerró la puerta, por que el gato tenía ganas de explorar el mundo exterior. La tele estaba encendida, pero ni siquiera la miró. Se fue desnudando de camino a la ducha, dejando las prendas tiradas por la habitación.

Se metió en el plato de ducha sin preguntar, y él la saludó con una sonrisa. Le abrazó fuerte, se besaron. Ahora lo entendía. Estaba en casa.

Amaneció el gran día, un día sin móvil y sin despertador. Estaban tirados en la cama, con las sábanas desordenadas y el gato sobre ellas, durmiendo plácidamente. El primero en levantarse fue Golan, por que tenía ganas de ir al baño. Eso la hizo removerse y mirar la hora en el despertador de la habitación. 11:45, no estaba mal.

Se levantó para beber agua y lavarse los dientes, mirando el móvil que tenía enchufado en el baño. Silencio, excepto por un mensaje de Zero. "ETA, 13:00". Hizo cosas impropias de una señorita en la taza del váter, y tomó un "brunch" consistente en un cartón de zumo de naranja (entero) y unos brioches de bollería industrial. Golan terminó de hacer las maletas, tan apañado como siempre, metiéndolas en el maletero.

El último en entrar fue Shirkan en su transportín. No le gustaban mucho los viajes en coche, aunque éste iba a ser corto. Recorrieron aquellas carreteras rurales tan desapacibles debido a las autocaravanas roñosas que se apiñaban en algunos puntos formando asentamientos improvisados, los edificios viejos y una comarca deprimida que vivía generalmente de la agricultura o los pocos negocios locales. Sin embargo, era el escondite perfecto. El culo del mundo. Nadie te buscaría allí.

Entonces llegaron al lugar, pero había una novedad. Muchas. La primera y más evidente era la tapia de ladrillo y la puerta de acceso. Eso no estaba antes, tampoco entraba dentro del "presupuesto". Comenzó a olerse que alguien había puesto dinero. Que la habían ayudado para que su refugio estuviera completo en el menor tiempo posible. Tuvieron que bajarse del coche y mirar el buzón, donde habían metido el sobre con las llaves de esa puerta (podía abrirse con un motor y un mando a distancia).

Entraron dentro del área delimitada por la cerca, y vieron que ya había coches aparcados allí. Habían pintado unas rallas, tipo aparcamiento, y unas señales muy graciosas decían "Cuidado, loca suelta". Algo que le llamó la atención es que habían construído el helipuerto, si, pero no en el tejado, si no en aquel lugar. Era más barato, y así pudieron colocar junto a él un cobertizo estilo hangar para guardar sus... ¿Futuras aeronaves?

El área que antes ocupaba la antena y el edificio anexo ahora era una zona ajardinada con unos columpios. El edificio se había convertido en "anexo de invitados", y también centro de control del dispositivo de seguridad, que estaba bien camuflado. Cámaras, sensores de movimiento e infrarrojos, y hasta lo que parecía un "radar" (una antena que giraba sobre el edificio) para detectar la presencia de coches e incluso de aeronaves sin identificar. Curradísimo.

La zona ajardinada, por así decirlo, era grande. Por eso se habían tomado la molestia de poner en ella un firme, donde estaban pintadas las líneas para un campo multiusos para practicar varios deportes (había una red de ténis plegable y unas canastas de baloncesto). Madre mía. ¿Cuánto había costado todo eso?

Zero estaba allí con su novia, que al fin conoció (era blanca, menuda sorpresa), y también estaba Truth un poco a su rollo en el balancín. Le enseñaron el resto de la casa, el piso propiamente dicho. Lo que habían hecho allí era más o menos lo pactado, pero con unos detalles de calidad. La calefacción radiante que salía del suelo, la zona chill-out del tejado con piscina mejorada, la enorme pantalla de plasma con sistema home cinema, los cristales blindados y aislantes...

Entre los extras más celebrados estaba "la habitación de Batman", como la llamó Zero. Se accedía a ella por un panel de seguridad con lector de huella dactilar y reconocimiento de voz. Dentro, no era muy grande, estaba bien organizado todo el material bélico del que disponía, sus armas, paracaídas y demás pamplinas. Y el póster, por supuesto. No se habían olvidado del póster, por que estaba allí.

El resto, era una casa acogedora, con un estilo muy moderno, llena de arte en forma de pintura (las paredes estaban pintadas temáticamente por grafiteros, aprovechando los huecos que dejaban los muebles, con composiciones muy artísticas) o escultura, pero incluyendo las propias lámparas o el mobiliario. Molaba cantidad. Que digo cantidad, molaba mil.

Una de las habitaciones en la primera planta se suponía que era la de "invitados vip", pero estaba un poco sin amueblar, en espera del niño, o los niños. No habían querido meterse en eso. Sus pinturas eran alegres, con unicornios, tigres y osos vacilones al estilo rapero.

En la planta de abajo había varias zonas principales, con salón de estar/comedor, zona de estudio/ordenadores, cocina con barra al estilo japonés y nevera adicional empotrada para las bebidas, cuarto de limpieza/lavadora, baño grande y lujoso, con mampara separadora (curiosa forma para crear dos espacios de baño, de chico y chica, para evitar peleas por el uso del baño). En fin, era una casa donde daba gusto estar. Una casa donde pasar el resto de tu vida, y criar a tus hijos. Justo lo que necesitaba.

Volvieron al salón, aunque por alguna razón él insistía en salir fuera. Los demás estaban por llegar, y ya era la una de la tarde.

-Bueno, ¿Que te parece? Antes de que me pegues, tu tío insistió en poner algo. De hecho, todos hemos puesto algo. Es "nuestra casa", por así decirlo. Eso si no decides mandarnos a la mierda y no dejarnos entrar, claro.

Sonrió, despacio.

-No me eches la bronca. Ya no los devolverás. Mi cumpleaños es el día 14 de octubre, te lo recuerdo por si acaso. Además, te hemos llenado la nevera con algunas cosas, para que tires éste fin de semana.

Estaba sonriendo desde el detalle del póster. A veces la miraba a ella, risueño. Nunca había conocido a una fan de aquel calibre, y eso le hacía gracia. Las vueltas que da la vida...

-Es todo horroroso, de verdad. Tenéis un gusto pésimo -bromeó, hubo risas- No, en serio. Sois cojonudos. No conocía el significado de la verdadera amistad hasta que os he conocido. Sheon es muy afortunada de teneros, de verdad.

Sonreía, algo nerviosa. Siempre estaba un poco en tensión antes de saber si sus conceptos gustaban o no. Eran originales, y por eso, no eran aptos para todos los gustos. A veces debía diseñar cada mierda para adaptarse al cliente... Encargos así, sin embargo, suponían un desafío a su creatividad. Un desafío excitante.

-Había buen material. Es un sitio especial, creo. Lo hemos conseguido. Una porción de glamour y civilización en medio de la naturaleza más árida. Era la idea general que me dió Vince -llamaba a Zero por su nombre de pila- Me alegro que os haya gustado. Es un sitio que me encanta como ha quedado. Me dáis envidia... me encantaría vivir aquí, de no ser por que mi casa es mucho mejor.

Arrugó la nariz en plan vacilón, pero de broma. Hubo risas. Entonces, sonó el cláxon de un vehículo en la verja exterior, y abrieron para ver de quién se trataba.

La puerta se abrió y llegaron los coches, que eran dos. El de su hermano Hwo con Wook, y una versión 2.0 de la nave nodriza. Había pasado a mejor vida, así que ahora comenzaba un nuevo concepto: la mystery machine. La máquina del misterio, nombre apropiado para el JJ Benítez de San Fierro.

Los chicos bajaron de ella, desembarcando material de barbacoa, palés con cerveza y cajas con carne y otros alimentos para aquella inauguración.

Bajó y la levantó con un abrazo, como si fuera una niña que pesaba como una adulta.

-¡Mira que casaza! ¿Estarás contenta, no? En comparación, mi piso es un cuchitril, tía.