Partida Rol por web

-Oh!-
No pudo disimular, le brillaron los ojos, sonrió. Sin el maquillaje y el look de tipa dura resultaba tener un aspecto adorable y pizpiretillo.
-Emmm no, no es eso, es que pensé que…- viendo lo que había en la mesa y lo entusiasmado que parecía con el festín cayó en la cuenta de que quizás… volvió a sonreir mirándole –Bah! Nada… no quería molestarte, por si tenías que hacer cosas y tal... - .
Se peinó un mechón tras la oreja, y tras un balanceo nerviosillo se sentó frente a él, todo tenía un aspecto suculento, todo –La que está de vacaciones es mi amiga- soltó la perla como si nada. Bailoteaba los ojos indecisa por que probar primero, tenía un hambre de caballo pero delante de él debía comportarse como una señorita, en la medida de lo posible. Abrió el bote de café y asomó la naricilla –Hmmmmmmmmmmm nada como el olor del café por las mañanas- Queen había pillado al vuelo que Golan la estaba sondeando y este esperaba con las cejas arqueadas la respuesta. Con parsimonia mientras preparaba un café bien cargado pensaba que decir –yo… soy la hija pródiga que regresa al hogar- no se la notaba muy entusiasmada al decirlo – Caray… se me habían olvidado los desayunos americanos… ¿Y todo esto lo has preparado tú?-  finalmente echó mano de un gofre al que propinó un enorme bocado –Mmmmm!queico…tienefcafnela!!- farfulló saboreando a carrillos llenos –habría matado por uno de estos en el ejército- meneaba el cachito que le quedaba entre los dedos –todos los días “kimchi”, que está muy bueno pero… acabas harto- acabó con el gofre, apuró hasta los posos el vaso de zumo y decidió probar las tortitas. Estiró el brazo para coger el bote de sirope de arce -¡Me encanta!- de repente cesó su glotonería y miró a Fehr arrugando el entrecejo, tardó unos segundos en hablar –Espera, espera, espera… ¿Ahora es cuando descubro que ocultas un gemelo maligno en la buhardilla al que alimentas con chicas guapas y por eso me estás cebando, verdad? ...- había follado, dormido, se había duchado y estaba comiendo, los efectos del jet-lag desaparecían por momentos, por eso bromeaba, por eso y… porque no sabía como actuar en esa situación, nunca se le había dado.
Sacó morros al estilo chica coreano, inflando un poco los mofletes, fingiendo ponerse seria ¿Se había notado mucho que había cambiado de tema?

Fueron caminando calle abajo, pues no estaba muy lejos de allí. Hablando chorradas, por que así parecerían menos sospechosos. Aunque sin meter mucho escándalo, para que no se pensaran que eran borrachos y les diera por asomarse a la ventana.

Cerca del objetivo, la conversación cesó. La casa le era familiar, claro. Había estado allí hace media hora. El coche seguía en la puerta, bien aparcadito. Había gente que se tomaba su tiempo al aparcar. Gente mañosa o especialmente maniática. Aquel parecía de los segundos, pues lo había dejado equidistante a ambos lados de la calzada. ¿Mera casualidad?

Bueno, en realidad no sabía que coño hacía pensando en esas gilipolleces, si estaban allí para robar el coche. Así que prestó atención a lo que decían los negros. El bajito sacó unas herramientas que tenía en la chaqueta, mientras Leroy le hizo un gesto.

-Los dos por el mismo lado, a la de tres... Una, dos... arriba.

Y levantó el coche de abajo a arriba, desde el guardabarros.

La observó comer con cierto interés. Normalmente podías saber que clase de mujer era con la que estabas tratando, solo viéndola comer. Y normalmente lo que veías era una maniática soplapollas con 200 particularidades y manías que para ella eran super importantes, desde crudiveganas de nivel 20 a aquellas que solo comían productos naturales de huerta. En fin, mujeres tipo con sus tonterías tipo.

Pero mucho más infrecuente era ver mujeres que, como esa, comieran con auténtica gula y sin tapujo. Mujeres-tío, las llamaban algunos. Las mejores. En serio. Las manías están muy bien, pero normalmente no te dejan vivir. La vida ya te plantea los suficientes problemas como para encima crear los tuyos propios, en base a situaciones totalmente normales, simplemente por chorradas y pajas mentales de tu manera de ver el mundo. ¿Se notaba mucho que acababa de salir de una relación con una petarda tipo? Eso le hacía apreciarla mucho más.

-Jajajajajajajajaja. Si, claro -repuso- Además tengo un gemelo deforme encerrado en el armario, al que alimento a base de latas de gato y sobras de las comidas.

La miró con otros ojos después de que dijera eso: "hija pródiga que vuelve al hogar". Al hogar, a San Fierro. El corazón le latía a 2.000 por hora. Pero tenía que ser prudente, ir pasito a pasito.

-Tu amiga iba a por todas. Imagino que habrá pasado una noche de escándalo. Dicen que la Mirage es insaciable. Pero todos tenemos nuestros apetitos particulares.

Dicho lo cual, sacó de la nevera otro cartón de zumo exprimido. Por que estaba claro que la jarra que había llenado se la podía meter ella muy tranquilamente en el cuerpo. No le importaba.

-Nunca he estado en Corea, y eso que he viajado mucho. Me gustaría ir algún día. Dicen que está muy bien, aunque es casi tan caro como ésto.

Volvió a sentarse y comió de su plato. Shirkan entró en escena, saltando en la mesa, y él lo empujó para que cayera.

-Tienes tus galletas, no seas cabroncete -le dijo.

El gato maulló con cierto desafío, y él se lo quedó mirando en plan "te esperas". Al final se fue con un trote muy digno.

-Así que eres de aquí. Ya decía yo por el acento. Bueno, vivías aquí. Yo tampoco soy de aquí, pero vivo aquí. La vida da muchas vueltas.

La miró significativamente.

-Por ejemplo, me ha hecho conocerte. Oye, ¿Como te llamas? Con los nombres asiáticos no me aclaro. No se si Choi es un nombre o un apellido...

Los negros estaban acostumbrados a la vaina, pero para mí no era lo usual así que estaba un poco inquieto aunque hacía porque no se me notase. Estaba harto de sacar cuatro perras; quería hacer pasta y por algo había que empezar. 

Me enciendo un cigarrillo. (A ver si me relajo un poco, estos negros saben lo que hacen)

Llegamos a la casa. Ahí está el buga. Me dan instrucciones y me pongo a ello. (Si nos damos prisa no deberían pillarnos).

(Pesa de cojones la mierda esta)

Entre ambos, levantaron el coche sin problema. También es verdad que la mayor parte del peso la levantó Leroy, que estaba hecho un toro. Hubiera podido levantar el coche solo, en realidad. Él hacía poco más que sujetar el otro lado, para que se levantara de manera uniforme.

The Bee se metió debajo, y comenzó a trastear en la zona del motor. Donde estaban los cables que daban energía desde la batería al bloqueo electrónico del salpicadero.

Entonces, pasó algo que nadie esperaba. La puerta de la casa se abrió, y vieron salir a un tipo de espaldas, con las llaves de un coche en la mano. Venía de espaldas por que seguía hablando con la gente que estaba dentro de la casa.

-Voy a por unas botellash, tiosh. Que no decaiga la fiestha sin mi.

Se entretuvo un rato más.

-¿Que dicesh tía? Jajajajajajaja. ¿El repartidor? Eresh un putón. Mira que te gushta el tema. Jajajajajaja.

Calculó mentalmente si su primo podía sobrevivir en el espacio de los bajos del coche, pero que no había mucho tiempo para pensar. Se le había ocurrido una idea, y esperaba que él fuera el propietario del coche.

-Deja el coche en el suelo, con cuidado, pero rápido -dijo en voz baja.

La abeja intentó salir de allí, pero no pudo. Estaba metido hasta la cocina en el motor, agarrando unos cables.

-Negro no me dejes aquí... -susurró en un tono más alto- No me dejes aquí encerrado mamón.

Pero el coche cayó sobre su posición original. Ahora solo había que esconderse y emboscar al conductor, con rapidez. Mucha. Si se daba la vuelta de repente, los pillaría.

-Pues parecen buena gente ¡Invítalos a desayunar! Te aseguro que sería una reunión mucho más civilizada que una de mi familia jajajajajaja- se rio tapándose la boca de un modo muy girly oriental –Perdona, es que… no estoy acostumbrada a tanta cortesía, normalmente… todo el mundo quiere algo a cambio- se llevó a la boca el primer “trozaco” de tortita empapado en sirope intentando disimular un ademán triste,  abrió los ojos como platos –Mmmmmmmmm!!!- tenía los carrillos llenos como un hámster –si los angeles sudan tiene que saber así- apretó los párpados muy expresiva teatralizando que contenía las lágrimas de gusto. Visto y no visto, la tortita desapareció y la bajó a base de café.
-Wook, es verdad!- Apoyó la cabeza en la mano despeinándose un poco (más) –Pfff, debería mirar el movil, fijo que me ha llamado “to Dios”- miró al solícito Fehr que tan sutilmente había dejado claro que él y la Mirage no tenían nada -Meh, ya lo haré luego- le sonrió encantadora. Insólito, ella declinando coger el móvil, algo estaba pasando…
En su foro interno tenía la certeza de que en cuanto mirara los mensajes o cruzara la puerta de la calle la realidad regresaría contundentemente, quizás por eso dentro del piso de Golan, Golan mismo y cuanto le rodeaba, era una burbuja que la protegía de ese destino aciago, un regalo del universo antes de darle de palos hasta en el carnet de identidad. Y pensó si él se merecía que trajera el caos a su vida, por primera vez pensaba en alguien que no era ella misma. Muchas cosas se estaban revolviendo desde su regreso, desde su encuentro, mucho en que pensar y demasiado por venir...
Sin querer había quedado tan inmersa en sus pensamientos que dejó de comer y con la vista baja en un punto indefinido de la mesa. Volvió en sí cuando el gato se le cruzó por delante y Fehr se hizo un simpático lío con las palabras, ver para creer, aquel monumento viviente, ese ídolo de mujeres, famoso, maduro, centrado, intentaba ligar con ella, una trashy total, con requiebros de adolescente. En ese momento habría llorado “Dios, Queen que cojones te está pasando!?”
-Jeje, sí…- hizo un gesto muy cuki –Ya ves, una coreana y un israelí, desayunando en san Fierro. Con lo grande que es el Mundo! Y aquí estamos…- hubo un cruce de miradas significativo.
Queen debía tomar una decisión, era el momento de cortar el rollo o seguir, porque estaba claro que él quería conocerla. Se mordió el labio inferior
…
-Choi es el apellido, los coreanos somos confucianistas, por eso lo ponemos primero, la familia es muy importante y fuera de ella lo formal es nombrarnos por el apellido… Yo me llamo Seondeok- decidió cruzar el umbral –Se-on-de-ok- se lo escribió con sirope sobre una tortita –como es difícil de pronunciar le digo a la gente que me llamen “Queen”. Seondeok de Silla fue una reina muy famosa de la historia de Corea, todos decían que una mujer no podía dirigir un país, pero ella lo hizo. Al ser la primogénita mis padres me pusieron ese nombre para que fuera decidida e inteligente- decir eso le dio que pensar (más aún) –Así que si tuviera fans… supongo que se les podría llamar… Seonistas*… no?-  sacó la lengua por aquel juego de palabras pensado especialmente para él.
-Y… tú? Quiero decir… ya se que eres actor y todo eso pero…- y aquí la nena se tiró a la piscina –me refiero a ti, a la persona- giró la cabeza mirando a su alrededor –se ve que no eres el típico imbécil cabezahueca y tampoco eres un shomer shabbat… ¿O sí? No estoy muy puesta en judaísmo. Lo único que se es que con eso del "kosher" no podeis comer casi nada de nuestros restaurantes- cogió el cartón de zumo y, dándose cuenta de que estaba tragando como una bestia, antes de servirse le ofreció a él -¿Quieres?-  

Parecía que la Abeja sabía lo que hacía, pero cada segundo con el coche levantado era un segundo de más. En cualquier momento podría vernos alguien. Escucho la puerta de la casa abrirse y veo salir a un pavo dobladísimo de beber y con las llaves en la mano.

(¡Venga ya!)

Hago caso a Leroy y suelto el coche tan suavemente como la situación lo permite y me escondo tras un seto.

- Leroy, este pavo va que se cae. No podemos dejarle conducir... Por su propia seguridad - susurro con una sonrisa maliciosa - sígueme y, cuando yo haga algo, tú tápale la boca. Solo eso.

(Bueno; yendo como va, esto no va a ser difícil)

Asintió a la clase de dicción coreana con una sonrisa. Mirándola mientras escribía su nombre en una tortita. La chica le estaba cautivando por momentos. Era tan lanzada, directa, al grano. Eso le gustaba. Estaba cansado de las chicas que no sabía que coño querían, aparte de vaciarte la tarjeta con compras sorpresa, que en eso están todas de acuerdo y es cosa de admiración.

Le hizo aquellas preguntas mientras él seguía comiendo, y luego se limpió la boca con una servilleta y sonrió. Aquello era un halago, y había que valorarlo como tal.

-Me educaron bien -sonrió- Gente estúpida y superficial ya hay bastante. Si me quedara en eso, mi vida sería la típica basura de drogas y juergas. Como otros famosos, que se pasan de rosca enseguida. Para mi el trabajo de actor es una forma de ganarme la vida como cualquier otra. Antes trabajé de otras cosas. Hasta conducía un autobús en Gaza.

Señaló la vitro con la que había cocinado.

-No te dejes engañar. No soy judío. En Israel no solo viven judíos, aunque mucha gente piense que eso es así. Mi familia procede de Siria y somos drusos. Aunque yo no soy demasiado observante. Ya ves que bebo alcohol y todo eso. En realidad esas normas de comportamiento son un poco tontas, pero los judíos las respetan casi todas. Yo no como cerdo ni bebo durante los días santos. Aparte de eso... soy bastante normal.

El negro se acercó con él, y se preparó para taparle la boca mientras él le sujetaba. Luego pensó que tenía una llave inglesa de su primo en la mano, y le dió un estacazo al chaval en la nuca. El tipo rebotó contra el capó y cayó al suelo perdiendo el conocimiento.

-Métodos de barrio, tío.

Miró alrededor, tenso.

-Coge las llaves y abre el capó. Hay que sacar a mi primo antes de que se de cuenta nadie.

(Este negro es subnormal)

Miro alrededor. Parece que no hay moros en la costa.

- Joder, macho. Qué sutil... - digo mientras recojo las llaves.

(A ver si Bee sigue en su sitio)

- Eh, ingeniero. ¿Sigues vivo o qué? - me dedica una mirada acusatoria; obviamente no le había hecho ni puta gracia quedarse ahí - date prisa, que la cosa se ha complicado.

(Al final estos negratas me van a dar la noche)

Cagadón! Y que cojones era un druso?
“Mucho estabas tardando en meter la pata nenica”
Ocultaba la vergüenza mirando al gofre que había decorado multicolor con sirope y mermelada, no tanto por la equivocación como por el retrato a medida que acaba de hacerle sin saberlo

-Hehehe…- rio nerviosilla –Bueno… no hace falta ser famoso para llevar esa vida…- hizo una pausa –por eso me madaron a Corea, a ver si el ejército me metía en cintura… tú lo has dicho, te educaron bien, mis padres estaban tan ocupados que solo me hacían caso para decirme “niña no hagas esto, niña no hagas esto otro…” y claro la nena hacía todo lo contrario…-
“¡PERO TU ESTÁS GILIPOLLAS! Desde luego como publicista eres una mierda, cambia de tema, cambia de tema yaaaaaaaaaaa!”

-Seguro que había muchas abonadas a tu línea- bromeó volviendo al tema del autobús –te lo dice una que se ha visto “Gigoló” 50 veces solo para verte el culo- abrió los ojos de par en par ¿Había dicho ella eso? Se atragantó y empezó a toser con la bola de gofre atascada en la glotis hasta que tragó dolorosamente. Maldijo en coreano, algo que sonó realmente feo aun cuando Fehr no tendría ni puta idea de que significaba.
Alzó los ojos tímida continuado por un facepalm de manual, suspiró y negó con la cabeza –Esta bocaza mía… vale ya que estoy lo suelto- habló exteriorizando su discurso interno aunque sin atreverse a mirarle directamente, exhaló –de adolescente estaba loquita por tus huesos y de hecho aún conservo un poster tuyo, muy cutre, en mi taller. Ala, yastá ya lo he dicho…- respiró como si acabara de quitarse un peso de encima –pero no te pienses cosas raras, que lo de anoche fue pura casualidad, yo de hecho iba a darme el piro porque estaba siendo una mierda, me intentaron atracar nada más bajarme del avión… movida en casa…  me encontré con mi ex… no… no se ni porqué me colé en la fiesta- suspiró otra vez –la he cagado patéticamente verdad?- se bajó del taburete compungida dispuesta a vestirse e irse en silencio, pero… puso los brazos en jarra y giró la cara en un gesto contrariado y divertido

-¿Y mi ropa?-

Cuando su primo abrió el capó, parecía una culebra encajada entre las piezas del motor. Su mirada era de rencor.

-Hijo de perra. Ésta te la guardo, cabrón.

Se deslizó con sorprendente habilidad por un espacio tan pequeño, a pesar de que tenía el culo regordete como una espuerta. Y eso que los motores de hoy en día venían todo en un bloque central, y de él salían los tubos y cables. Pero el caso es que lo consiguió. Aunque salió manchado de aceite y otras mierdas.

Milagrosamente, nadie de la casa había salido. La música y la conversación de la fiesta tapaban los ruidos de aquellas conversaciones suyas, y de la caída del pijo. El negrata le echó la mano al bolsillo y le robó 200 pavos que llevaba en ella. La tarjeta de crédito no la robaba, por que la poli te pillaba enseguida. Pero se quedó con la cartera para tirarla a un triturador de basura o algo así.

-Éste cabrón nos va a pagar a todos el Clukin' Bell.

Se montó en el coche con su primo.

-Llévame al parque, y luego quiero esas llaves.

Cuando encendió el motor, rugió como una panterilla. Apenas se notaba la vibración del encendido. Los coches avanzaban que era de admirar.

La escuchó hablar con interés. Quería conocerla, más allá de la fachada..Conocer a la persona. Y estaba conociendo a la persona por momentos. Estaba nerviosa, se le notaba. Una cosa era la vorágine de la fiesta, y otra estar sentados tranquilamente desayunando, con el silencio de fondo.

Dejó que hablara hasta que preguntó lo de la ropa. Mientras, la miraba con una mezcla de curiosidad y fijeza, que ella interpretó como enfado. Pero lo que él hizo fue reírse. No de ella, claro, si no por la situación.

-Así que eres una fan. Bueno, no pasa nada. Me creo que digas que fue casualidad. ¿Te colaste en la fiesta? -sonrió.

Negó, despacio.

-Me atrajiste por que parecías una chica de armas tomar. Y veo que no estaba equivocado. Me he cansado de corderitas norit que te sacan las tripas por la espalda, petardas supuestamente "en la honda" y chicas "normales" que no saben que coño quieren, más allá de joderte la vida y hacerte perder el tiempo.

Sonrió, acariciando la cabeza de su gato que se había acercado.

-Esta mañana he movido tu bolso y se han caído unas cosas, que he recogido. Lo siento, ha sido un accidente. Pero he visto que tenías una pistola, y ninguna placa.

Hubo un momento tenso, de silencio. Pero él seguía sonriendo.

-Pero aquí estamos, yo haciéndote el desayuno y tranquilamente. Y eso que no me gustan las armas, ¿Sabes? Terminé un poco harto de ellas en Israel. Allí las chicas que hacen el servicio militar tienen que pasear el m-16 allí por donde van, aunque estén en ropa de calle. Responsabilidad ciudadana, y todo eso. Así que no prejuzgo a la gente armada. Hay gente armada que es encantadora, y otros que son unos cabrones.

Bebió un poco de zumo de naranja.

-No, yo te quiero conocer a ti. Tranquilamente. Sin prisa pero sin pausa.

La miró a los ojos.

-Estoy hablando de salir. Si tu quieres.

La situación era, vista en perspectiva, bastante hilarante. Aunque cuando eres un negrata enano todo lo que te pasa tiene gracia.

(Voy a intentar no reirme, que va a ser peor)

Arranco el coche, miro por el retrovisor e inicio la marcha atrás. El parque está cerca así que conduzco sin pisarle mucho.

(Da gusto conducir esta mierda. Vaya asientos suaves como el culo de una zorra)

- No exageres, negro, que no ha sido para tanto. - digo en tono jocoso

Otra vez la montaña rusa, primero pena, luego enfado, después halago… la rojéz de su cara iba in crescendo hasta que de repente se volvió blanca como la leche y no precisamente de incandescencia, era esa lividez del bajón de tensión repentino. Fue mentar la pistola y la impresión la hizo desconectar sin escuchar parte de lo que decía “knock, knock tu vida llamando a la puerta. Estúpida ¿Pensabas que se la ibas a colar?”
Arrimó la cadera al brazo de un sofá cercano autoabrazandose para paliar el sudor frío que le había subido por la espalda.

-Estoy hablando de salir. Si tu quieres-
…

BOOOOOM! Toma bombazo
Se quedó de piedra, tanto que tardo como varios segundos en hacer un giro completo de la cabeza para mirarle, si abría más los ojos se le salían de la cara.
Varias veces movió los labios como si fuera a decir algo pero el cerebro aún estaba procesando y no salía nada, bueno sí, solo una cosa, el corazón por la boca. Algunos movimientos rápidos y entrecortados de las manos reflejaban como los pensamientos pasaban a la velocidad del rayo por su mente.
-A ver…-
Hizo una pausa, con un brazo en jarra sobre el muslo y el otro apartándole el pelo hacia la coronilla.
Se humedeció los labios, tragó saliva. Le debía una explicación. Respiró hondo
…
-¿Sabes? Hace un momento, cuando me has preguntado mi nombre, pensé “Corta el rollo, este tío es legal, no se merece que vengas tú a joderle la vida con tu mierda”… pero has puesto esa cara… como si te interesara lo que te estaba contando  y anoche fuiste tan…- suspiró como si la hubieran derrotado –eres muy dulce y yo… pues ya ves… una niñata a la que le va el desparrame y el peligro. Antes era un juego estúpido de rebeldía adolescente, ahora… está en juego el sustento y el nombre de la familia, han intentado ser legales pero nunca se escapa del todo de la mafia. Así que he vuelto y me toca sacar la basura, porque todos los demás miran a otro lado, como si así el problema fuera a desaparecer…- le miró significativamente, seria, serena pese a todo –sí, hay una pistola en mi mochila, pero en mi casa y mi taller hay hasta explosivos, documentación falsa y un buen puñado de pasta y matrículas falsas. Lo básico para empezar a hundirme en la mierda hasta las orejas- se pinzó el puente de la nariz, la debilidad del bajón ya se le había pasado así que se puso en pie y caminó de regreso a la mesa -¿Quieres conocerme? Aparte de eso me encanta bailar, comer, las pelis en blanco y negro, el sexo y la velocidad y tengo una nota final mejor que buena en gestión y dirección de empresas- miró hacia arriba dejando caer las hombres, exhaló haciendo memoria  -Me colé en la fiesta… no se, por aburrimiento, para olvidar, como siempre, resulta que la tal Peggy Perrins es vecina de mis padres, por eso llevaba esa mierda de pinta. Carácter tengo para dar y regalar, soy insufrible, y no soy ninguna groupie! (esto lo dijo con cierta molestia) es solo que… estas muy bueno, pero no tengo ni puta idea de tu vida ni voy como una loca a los estrenos de tus pelis, de hecho creo que… solo he visto 4 tuyas… - bailó los ojos tratando de recordar. Apoyó un brazo sobre el tablero –el caso es que… eres un tío que merece la pena, me gustas… mucho… de la hostia, nunca pensé que fueras así ni me habían tratado como tú lo has hecho, pero… (y esto le dolió en el corazón decirlo) te mereces algo mucho mejor que yo- abrió los brazos para luego desplomarlos –Y creo que eso es todo… te haría la broma de “ahora tendré que matarte” (fingió un tono grave de voz) pero creo que no es el momento. Estoy en tus manos… en cualquier caso gracias, te has portado como un caballero- tamborileó los dedos inquieta esperando un chaparrón.

De vuelta al parque. No tardaron mucho. Nada, a decir verdad. En coche se llegaba en unos instantes, cosa que caminando se traducía en minutos. Hwoarang detuvo el coche junto a su moto de reparto, y la abeja se bajó del coche, acercándose a su ventanilla.

-Me voy a dar un paseo con esa mierda. Diría de echar una carrera, pero... Jejejejejeje. Que gilipollez.

Estiró la mano para que le diera las llaves.

-Nos vemos en el garaje de Doherty. Mi primo sabe llegar. No le pises mucho, ¿Eh? El coche tiene que llegar sin un puto arañazo, o nos pagan la mitad.