Partida Rol por web

Enarco una de mis cejas en cuanto Hunter dictamina lo que cree que tengo que hacer. Considero las probabilidades de exito de aquella táctica. Me llevo la mano al mentón y asiento, mostrándome de acuerdo con su "plan".

Escucho de pronto las réplicas de Cagalli, comprendo sus dudas, despues de todo si vemos el historial no estan muy infundamentadas.

- Consideremos además que no esperan nuestra llegada. Piénsalo Cagalli, querida, ¿cuántos estan lo suficientemente lunáticos y cuentan con los suficientes recursos para haber logrado parlamentar con los lobos y entrar hasta aquí?

Me cruzo de brazos

- Bien, sea así entonces- empiezo a alistarme mientras remuevo mi presencia del derredor, como si me fundiera con la noche- Oh por cierto, antes de lanzarme. Siempre podemos armar alguna distracción para caerles por la retaguardia mientras miran al otro lado. Ductus, tu eliges el tipo de cuchillo. ¿burocrático o teatral? -insinúo refiriendome a tirarles encima alguna distracción pública sutil que los mantenga ocupados, o preparar algun jaleo rompiendole la mano a un par de chicos idiotas.

Lo importante es que miren hacia el otro lado al que vamos.

La idea de Cagalli disfrazada de Steff no esta mal.

- El cambio de identidades también los despistaría, si... -me quedo callado de súbito. A ver si tengo que estar atento a levantar el telefono y hacer una llamada o no.

- Esta mierda de coche es lo más puto incómodo en lo que me he sentado en lustros -

Evidentemente la amortiguación del viejo vehículo no ayuda en absoluto a mejorar mi sensación de incomodidad al encontrarme tan apartado de mi entorno natural.

Una vez nos acercamos a nuestro destino me alegro al pensar que por fin podré bajarme de la caja de vibraciones en la que estamos trasladándonos como sardinas en lata por un camino de cabras.

Tras bajar del coche estiro complacientemente las piernas mientras escucho atentamente el plan, las réplicas y las contraréplicas.

Cualquier plan tendrá pegas. Eso es más que evidente. Y al fin y al cabo, cualquier plan siempre es mejor que ningún plan 'at all', así que asiento a la ordenación final de la estrategia.

Aunque cierto es que la idea de quemarlos a todos es algo que calienta mi sombria alma. A fin de cuentas, ¿cómo se saca a una serpiente de su agujero? Con fuego y humo. Pero estas serpientes son algo más astutas, e hijasputas, que sus homónimos ofídeos.

- A mi me parece un buen plan. - Comento finalmente - Especialmente la parte de 'matarlos a todos'. - digo con una sonrisa maquiavélica mientras en mi cabeza circulan imágenes del ataque sufrido recientemente.

El Sacerdote permanece en un segundo plano todo el tiempo, incluso llegáis a olvidaros de él, hasta que, mientras debatís el plan de acción, se aparece a la siniestra de Steff observando el lugar con su pétreo rostro sin expresión.

Oh... hermosos los tiempos en que el asalto a una fortaleza enemiga se hacía derribando las puertas, pasando a los defensores por la espada mientras se prendía fuego al paso de los invasores, las hordas arruinaban el lugar y los capitanes iban tras ellos a caballo... -El rostro monstruoso del Tzimisce esboza una sonrisa, como si estuviera recordando algo alegre- Un vozd como ariete, unos cuantos slaztchas bien armados y un caballo ghoul alterado desde el que divisar la gran obra a tu paso ¿Se puede pedir más? Una lástima no haber tenido tiempo para preparar esto un poco más ¿sí? Por cierto ¿asumís que nos conocen, que nuestras identidades tienen algún sentido para ellos?

Hunter se mantuvó en silencio, escuchando a sus compañeros...

"¿Les preocupa que les reconozcan? Pero... ¿No se trata de eso? De que se sepa que somos nosostros, la Cofradia del Corazón Ensangrentado, los que no toleramos que se juegue con nosotros... ¿Estos son los Sabbats que han tomado al asalto Bilbao, arrebatandoselo a la Camarilla de las cenizas de sus vástagos y chiquillos?"

El antitribu Gangrel apretó los puños, tensando los musculos de su cuerpo y haciendo que las costuras de su camiseta crujiesen ligeramente...

"Si nos reconocen, nos ahorraremos las presentaciones... Estamos aqui para lanzar un mensaje claro... Con nosotros no se juega..." Hunter se expresó con furia apenas contenida, dejando claro que no entendía el porqué de esa reluctancia. "Me extrañaria que no pudieraís solventar ese detalle, gracias a los dones de Cain, ¿No os parece?"

El sarcasmo rezumaba entre los colmillos de Hunter, carente de todo humor.

"Jules y yo nos encargaremos de distraer a los guardias, si se diera el caso... Cortaremos la retirada de cualquiera que crea que puede escapar a nuestra ira y contribuiremos a vuestros esfuerzos para acabar con ellos."

Hunter giró la cabeza hacia Luigi, clavandole una mirada dura...

"¿Alguna sugerencia de última hora, hermano?"

"Coincido en que los vigilantes pueden suponer un problema... Pero confio en que juntos podamos encargarnos... Rápida y expeditivamente, ¿verdad?"

Sonrío a Peludo.

Creo que tus gustos son ligeramente distintos a los míos y, por tanto, asumo que los serán nuestros métodos. - hago un gesto con la mano enguantada, para quitarle importancia.

No soy un tipo sutil aunque trataré de cubrirte la espalda. - le guiño un ojo, juguetón, como el que hace un rato guiñé a la Barbie.

Hunter sonrió a Jules, extrañado, tratando de asimilar que queria decir con aquel comentario sobre los gustos... Y lanzando sendas miradas fugaces a las feminas del grupo. Con un encogimiento de hombros que podía significar "Tú mismo", el antitribu Gangrel dió por zanjado el asunto, antes de responder al desafio de Jules.

"No pido más, Jules."

Guiñó un ojo a su compañero, siguiendo con la broma, aunque el ojo centelleó mostrando muy poco humor.

"Lamentaré tener que matarte si nos la juegas..."

"Bien... Si Luigi no quiere añadir nada más, repasemos el plan otra vez..."

El cazador hizó una mueca y trazó el boceto de su plan de ataque ante las miradas, más o menos atentas de sus camaradas. Lo hizó acuclillado, como correspondía a ese consejo de guerra y a la importancia de la tarea.

"El señor Koldolak, acompañado por Steff y Cagalli entrará primero. Cualquiera de ellos puede entrar sin levantar sospechas, ¿verdad?" Hunter enarcó una ceja y continuó, señalando a los dos varones que tenía a su derecha. "Luigi y Albret serán los siguientes... Una pareja de guapos y atractivos jovenes... Destacarán y pasarán desapercibidos a la vez..." De nuevo, hizó una pausa para dejar que digirieran el plan. "Jules y yo entraremos por detrás... Uno entrara por el sotano y otro lo hará por el balcón, aprovechando que están a la misma altura..."

Una vez concluida la exposición, el antitribu Gangrel apoyó los antebrazos sobre los muslos y paseo la vista por el crupo.

"Una vez dentro, vosotros mismos... Hemos venido a arrasar, ¿no?"
 

Cagalli niega con la cabeza y dice:

- No termina de convencerme, creo que deberiamos hacer mejor uso de nuestros dones de Cain, a fin de cuentas no somos bestias como esas alfombras que nos han escoltado hasta aqui verdad?

Tras esto da algunos pasos para colocarse un poco mas cerca del lugar, siempre procurando guardar la suficiente distancia como para no ser vista y añade:

- Si quereis hacerlo asi mejor nos vamos y se lo dejamos a los perros que en hacer las cosas de esa manera son mejores que nosotros, mientras hablais y decidis creo que voy a ver un poco los alrededores ya que es algo que deberiamos haber hecho antes de plantearnos atacar ese edificio y no lo hemos hecho

Tras esta declaracion comienza a caminar para hacer lo que ha dicho

Observo a la niña apartarse de la manada. Hace que recuerde el motivo por el que vine a Bilbao, la necesidad de protección en el entorno de una manada, una Cofradía. He vivido solo demasiado tiempo ¿sí? Con aliados y un maestro, con sirvientes y objetos de estudio. Pero no con una manada. Y ese fue el problema desde un principio ¿sí? Pero la manada no sirve de nada si no está unida, si los eslabones de la cadena no se mantienen cerrados unos sobre otros.

La niña se está convirtiendo en un lastre ¿sí? -Digo con una sonrisa, mientras me despojo con facilidad de las ropas que cubren mi esquelético y asexuado cuerpo. Pronto no me servirán de nada, y no tengo necesidad de romperlas y dejarlas inservibles. Aún conservo algo de civilización, y deseo regresar a nuestro territorio con ropa sobre mi carcasa temporal.

En cuanto las ropas descansan en el suelo, invoco a la sangre de mi patria, el linaje de mis ancestros. recuerdo los tiempos en que solo se necesitaba la fuerza bruta para crear tu propio reino en la tierra. Ser un buen general y rodearte de soldados convenientemente armados y alterados. Y pasar por la espada a quien se te cruce por delante. Eso representa esta forma, la que comienzo a adoptar. Ante las atónitas miradas de mis hermanos, comienzo a crecer, lentamente, hasta alcanzar los dos metros y medio de alto. Mi piel se transforma en una costra verde grisácea o gris oscura, mis brazos se hacen largos y nudosos, en mis manos antes huesudas crecen unas grandes garras y mi rostro se retuerce hasta hacer desaparecer su sonrisa de piraña y parecer algo salido de una pesadilla. De la columna vertebral surge una hilera de pinchos óseos y el caparazón exterior exuda una sustancia de un hedor que quizás ellos consideren insoportable. Es mi forma Zulo, la forma de batalla de mi clan.

Y a la batalla acudimos ¿sí?

No puedo evitar mantener un rostro despreocupado, miro la hora en el costoso bulgari de oro que descansa sobre mi muñeca sin pulso. Ha pasado un rato y seguimos como si estuvieramos saliendo a un soiree en lugar de a una matanza.

Quito el polvo de mi traje, por costumbre a la impolutez más que por lógica, es obvio que terminará hecho un trasto pronto. Me detengo para escuchar la rememoranza en voz alta de nuestro sacerdote, no puedo evitar sentir melancolía y afinidad por sus palabras.

Hay un... no se qué...

Vuelvo a mirar el reloj, mientras Hunter, Jules y Cagalli llevan un pequeño intercambio de palabras que no me es más interesante que sus primeras propuestas. Seguimos perdiendo un tiempo muy preciado y me gustaría contar con la cabeza sobre mi cuello esta noche y así en el futuro.

- Ante las palabras de Koldolak, he de declinar de la anterior idea. Hagamos como dices Hunter -respondo a Hunter, distraído mirando como la pequeña y curvilinea figura de Cagalli se aleja de nosotros. Me permito una ligera inclinación, admirado ante la forma de guerra de nuestro sacerdote, me excuso caminando hacia donde va Cagalli y me interpongo en su camino, con elegancia y agilidad, como un gato negro que de pronto observa al ratón caminar fuera de su rango de visión.

Mis manos reposan sobre sus hombros, soy más alto que la menuda mujer, pero igual mi mirada ahonda en la suya. Recojo un mechón de su cabello y lo llevo tras una de sus propias orejas.

- Cagalli... -pronuncio su nombre con mi  caracterísitico tono de voz de barítono, profundo, suave pero firme. Quiero que me escuche, quiero que me vea. - Por supuesto que puedes hacer uso de tus dones de Caín ¿Quién se atrevería a decir lo contrario? -sonrío, explayando mis blanquísimos dientes- ¿Sabes que realmente nos diferencia de ser las bestias que dices parecemos ahora? -dejo unos pequeños segundos para que piense en la respuesta. Tengo en claro que a pesar de nuestra civilidad y conveniencia, somos monstruos de la noche. Y unos magníficos especímenes - Se que parece perfectamente claro para ti, y a lo mejor para mi, verificar la zona. No obstante, quisiera desalentarte de hacer tamaña cosa. Primero porque somos una manada -señalo al resto- nuestra supervivencia se basa nuestra capacidad para actuar juntos. Si te pillan, y no es que dude de tus habilidades -la miro descaradamente de pies a cabeza- los pondrás en alerta y nos pondrás en la mira de nuestros enemigos arruinando en el proceso todo el plan.

Continúo mirándola a los ojos y esta vez una de mis manos acarician su barbilla y la elevan suavemente hacia mi, hasta que casi nuestras narices rozan- Segundo, porque el quorum determina que no haremos tal cosa. Y déjame decirte preciosa, que ir contra los deseos de tu manada podría decantar en un pronto funesto final que lamentaríamos sumamente y en el cual, a pesar de lo mucho que me agradas, no podría intervenir. -acerco mis labios a una de sus orejas y susurro y la verdad, me gustaría contar con tus cuantiosos talentos asesinos en esta manada. -sonrío y tras darle una última mirada divertida me alejo de ella soltándola con suma suavidad dejando el rastro de mi perfume en el aire.

- Porsupuesto, no puedo obligarte a nada. Y jamás me atrevería a ordenarte que hacer -me doy la vuelta otra vez, con esa gracilidad característica- Piénsalo

Regreso hacia el resto me acomodo el traje por última vez y extiendo una de mis manos hacia la entrada del club. ¿Como ir en contra de los deseos de nuestro sacerdote cuando ya ha expresado su decisión tan claramente? -acoto divertido- Caballeros ¿Qué esperamos?

No podía intervenir más por Cagalli, la assamita debía decidir si quería vivir o morir.

Cagalli mira y sonrie levemente a Luigi, antes de que se marche responde:

- Parece que te has dado cuenta, y creo que eres el unico a fin de cuentas, bueno tendre que obrar mi magia en otra ocasion.

La vampiresa sonrie mientras piensa.

- Bien, creo que es el unico que ha pasado mi prueba, el resto, bueno, ahi siguen

Camiando con tranquilidad observa al sacerdote en su nueva forma y dice:

- Tenia que verlo, se me habia olvidado que contabamos con alguien como nuestro sacerdote y siempre es un espectaculo ver a un Tzismice luchar, entonces

Saca la navaja y comienza a juguetear con ella en al mano

Hunter siguió con la mirada a la temperamental asesina vámpira. Una sorda colera se apoderó de su alma, y sus manos se crisparón en garras, mientras unos colmillos de buenas proporciones aparecierón como por arte de magia. Mientras se alzaba, un gruñido furibundo escapó de entre sus labios, dando alas a una sucia maldición eslava.

El antitribu Gangrel respetaba a los angeles de Caín como todo autentico sabbat que hubiese sobrevivido unos pocos años hacia. Cagalli tenia alma de Bravo. Hunter lo notaba en los huesos. Más alla de toda esa pose, la chica no era una vulgar cabeza de pala... -Si simplemente pensase antes de actuar, la Espada de Caín no podría ser más afilada...- Comprendía los impulsos combativos de la indomita muchacha, porque el tambien los sentía en ocasiones. La diferencia estribaba en que él preferia acechar y perseguir, postergar el golpe si era necesario. Él cazaba y, a su manera, honraba a su presa.

Cagallí se limitaba a descargar su ira contra aquello que la hubiese provocado, ya fuese real o figuradamente. -Quizás hubiese sido mejor que se convirtiera en un Jinete-.

Hunter se irguió mientras miraba como la antitribu Assamita echaba a andar. Su mirada saltó de la glacial mirada Steff a la vacua del señor Koldolak. -Si solo se controlasen un poco, ninguno de los Ducti del Sabbat tendría un estilite tan afilado... Hay demasiada ira en ese pequeño cuerpecito... Si no sé modera, arderá como un maldito Fénix, asandonos en sus alas de angel...-

En el preciso momento en que se iba a lanzar en pos de la discola vampira, la frase del sacerdote de la Cofradía clavó al cazador en el sitio, mientras un súbito temor asomaba en lo más profundo de sus ojos. Hunter se notó encoger y como su Bestia escondía el rabo entre las piernas, rebullendo en las sombras de su alma. -¿Acaba de sentenciarla a muerte? Joder... Estamos a punto de saltar en pedazos-

Como si quisiera confirmar los peores temores del antitribu Gangrel, el Tzimisce empezó a cambiar antes sus ojos, desplegando la majestad de la forma de combate definitiva...

-Zulo.

La mirada de Hunter se clavó en la espalda de Cagalli, tratando de capturar en su memoria los que bien podrían ser los últimos momentos de la vampiresa... O los del silencioso antitribu Setita que, sorprendentemente, se despoja de su normal introspección para alcanzar a Cagalli y hablar con ella.

-Quizas sea eso lo que necesita... Que la traten con justicia, como lo que es... Un Angel de Caín... Una autentica Sabbat.

La Barbie decide actuar por su cuenta, demostrando una vez más que esta manada parece más una banda de paletos americanos que se han juntado para ir a cazar patos que una verdadera manada de La Secta.

Mi mirada pasa por los miembros integrantes, viendo como cada uno piensa en una dirección y sigue intentando tirar hacia ese lado, sin una mano firme que tome las riendas y dirija a los hijos de la noche.

En ese momento, asisto a un precioso espectáculo, el cuerpo del Sacerdota comienza a mutar, sus huesos estirarse, su piel romperse, dando lugar a una forma que suele ser la que muchos enemigos ven por última vez.

Mi mirada, que no oculta su fascinación, recorre embelesada los pinchos que surgen a través de la piel.

Solo salgo de este estado de admiración hacia el custodio de las tradiciones cuando unas palabras del Bola de Billar llegan a mis oídos y golpean mi cerebro.

porque el quorum determina que no haremos tal cosa

¿Quorum? - murmuro en un tono que asemeja un escupitajo mezclado con rabia, sorpresa e indignación.

Pero mantengo mi posición, a medio camino entre Hunter y el Sacerdote, supongo que he debido moverme unos pasos hacia él instintivamente tras su espectacular transformación.

Hay cosas que uno no vé todos los días.

La aurora boreal en el cielo estrellado de Akureyri, una avalancha en las faldas del Jungfrau, una crecida del Elba, el último atardecer antes del abrazo, un Tzimisce en su forma Zulo.

No puedo evitar dejar de mirar con cara de aprobación la transformación de Koldolak, mi gesto y expresión transformados en el rostro de Chuck Norris en ese famoso meme y gif que circulan por internet.

- No está mal. - Murmullo - Nada mal. -

Desde mi posición, apoyado en el capó del coche con los brazos entrecruzados sobre mi pecho a la espera de que alguien por fin dé la orden de avanzar, contemplo con las cejas arqueadas la fuga y regreso de Cagalli.

No soy quién para criticar actitudes en contra de la unidad de esta hermandad. Al fin y al cabo, todavía tenemos un asunto turbio pendiente de resolver en un par de días por una actuación mía del mismo estilo.

No. Ni siquiera voy a ponerme a pensar en ello ahora.

Ahora sólo quiero centrarme en lo que nos ocupa. En derruir hasta los cimientos este nido de vívoras.

Me inclino hacia Steff y le pregunto con voz queda.

- Mi Ductus, cuando gustes empiezo con el espectáculo de 'luces' - comento irónicamente en referencia a la cobertura de sombras que habrá que crear para cubrir nuestro avance por los pasillos y salas del local.

Me cansan, les mando a la puñetera mierda y que hagan lo que les salga de las puñeteras narices.
He dicho en el hotel algo, hacen lo que les da la gana.

Tener que cambiar mi ropa con la niñata esta, encima me preguntan que  como vamos a entrar ¿para que si ya habeis decidido que lo vais a quemar?  ¿que nos conocen? ¿que nos disparan? mejor asi me olvido de algunas tonterias y de los problemas que causan.

Mas que un lastre, que espero que esta noche desaparezca. Transformaciones, quejas, estupideces. Estoy por gritar que hagan lo que les salga de sus malditas pelotas muertas hace mucho tiempo. 
¿Como lo hacen otros ductus? asi matando al rebelde delante de todos  y luego tirando la cabeza frente a ellos. 
Me muevo con rapidez poniendome delante de Cagalli.

Vuelve con los demas ahora mismo. Es una maldita orden, cria insensata. 

Hunter, Jules, asaltad por la parte de detras, Acabad con los guardias y centinelas con la pulcritud que os puede caracterizar.  

Koldolak, adoro esa forma y si tienes razon en pensar entrar como si fueramos un tanque. Pero para eso podriamos usar a las alfombras  con pelo que nos acompañan. Creo que ayudar a nuestros hermanos en el exterior y entrar por la azotea. A los tres os esperaremos dentro en cuanto Cagalli haga lo que tiene asignado.

Luigi, vas con Albret, sois un par de amigos que van buscando juerga. Os acompañara Cagalli.
Rompo con la navaja de mis botas mis pantalones y el jersey que llevo para aumentar el escote. 

Ajusto la gabardina para mostrar un generoso escoque. Suelto mi pelo alborotandolo. 

Mi arma por favor. Digo tendiendo la mano, para guardarla en uno de los bolsillos interiores de la gabardina.

Cuando estemos dentro,Cagalli se movera hasta los pisos inferiores para inutilizar las salidas de emergencia. Albret se ocupara de hacer que sea mas interesante y la oscuridad se ocupara de los de dentro.
Luigi te ocuparas conmigo de los guardias que pueda haber dentro. 

¿Alguna duda? pues moveros. guardo la navaja en su lugar sin que se vea.

Estaba seguro de que el sacerdote se adelantaría en su forma de guerra, pero no sucedió así. Primero porque nuestra Ductus finalmente abrió esos labios para poner orden, esta vez de manera más efectiva. Aunque no comprendo enteramente la orden de volver que le da a Cagalli, cuando ya la había persuadido yo de volver. De cualquier manera, me siento por fin conforme con lo claro que se ha tornado el panorama para la manada.

Bravo. Fa caldo qui, o è perchè ci sei tu?

- ¡Bellissima Ductus!, ti mangerei -respondo en forma aprobatoria a las órdenes que da la rubia. Continúo oyendo el resto de detalles- Ninguna duda, todo esta claro - En el acto me sitúo junto a Albret, dejando el espacio suficiente en el medio para la menuda figura de Cagalli.

Cuando estuvieron listos me dirigí con ellos hacia la entrada del lugar, ofreciéndole mi brazo a la asesina.

Asiento a las palabras de la Ductus, aunque hayan llegado demasiado tarde, y me dirijo al maletero del coche para echar un vistazo a los juguetes que Bola de Billar y compañía adquirieron anoche en Sestao.

Saco un pitillo y comienzo a fumarmelo mientras abro el maletero y, después, las bolsas donde el chicano les entregó la mercancia.

Mientras decido mi elección, apoyo la bota sobre el maletero y saco un cuchillo de dentro de mi bota, que pasa a ajustarse en mi cinturón.

Cagalli escucha lo que dice Steff mientras piensa en que ya era hora que actuase un poco y diera algunas indicaciones, al menos le dejaran tranquila cuando esten dentro y podra actuar a su antojo, la cainita guarda la navaja y se dirige al coche segun recuerda le habian comprado un cuchillo junto con las armas de fuego y realmente eso es lo que a ella le interesa.

Una vez revisado y todo guardado se coloca entre sus compañeros y en un tono jovial dice:

-Empecemos la noche, chicos porque no me invitais a una copa en ese tugurio de ahi mientras bailamos un poco?

Hunter hizó crujir las vertebras de su cuello, aliviando la tensión de sus musculos, mientras el resto de sus camaradas se armaban y equipaban. Se hizo notar con un bufido disgustado antes de añadir -"Vamos, Jules." Con paso tranquilo, el cazador se internó en el bosque.

"Maldita sea... Soy un urbanita, no un pueblerino... No hay farolas, no hay esquinas ni cubos de basura... Solo piedras sueltas, ramas y panochas, que crujen en cuanto me acerco... Mierda..."

A pesar del cuidado que empiezaba a poner al desplazarse, las recias botas de Hunter hacian ruido, arrancando muecas a cada paso. El cazador maldecia entre dientes, antes de concentrarse en la tarea. Dió un rodeo hasta un pino centenario, de tronco grueso envuelto en musgo y, aprovechando el efecto optico, desapareció.

"Los mal llamados dones de las Tinieblas... Serán muy útiles para acercarnos al local... Solo espero que Jules tenga Disciplinas similares... Si no, no saldra de este bosque ni verá el proximo anochecer..."

Hunter dejó de divagar y se concentró en no perderse en el bosque. Sabía que no estaban demasiado lejos pero, sin las referencias habituales, el antitribu Gangrel temía despistarse o descubrirse. Se movia todo lo rápido que se atrevía, lanzando fugaces miradas al cielo nocturno y a las profundidades del bosque, buscando los reveladores reflejos de los neones del local o de las armas de los centinelas.

"Esto se esta eternizando..."

Tomo del coche un par de revolveres grandes, ajustándolos a la parte trasera de mi cinturón, y después, tranquilamente, un pistola de gran tamaño, como la que he usado varias veces en los Estados.

Sonrío mientras veo un silenciador y comienzo a enroscarlo tranquilamente mientras hago un gesto de despedida con la cabeza a la manada y salgo en pos de Peludo.

Sé que voy a hacer más ruido que él, por lo que dejo que se adelante un poco, hasta que veo que desaparece detrás de un árbol y me detengo, tratando de buscarle.