Partida Rol por web

¿Alucinante? ¿Enseñarte el que?  No había vuelto a pensar en el asunto de la Animagia desde el incidente del tren. Quizás le daba poca importancia, o simplemente no sabía de lo que estaban hablando. Así que mire a Duncan, alzando ambas cejas, con un gesto facial más que interrogativo, cuando Eve también añade lo de la comida. Ya sospechaba desde hacía años algo así... Tendré que sobornarlos, para que os dejen las sobras a vosotros.  Comento, riéndome, mientras tomo asiento junto a Laura, no sin antes darle un pequeño apretón en los hombros, cariñoso.

Depende del tipo de tortura...  Acabo por reír, aunque que Eve también se uniera a las preguntas, me dejaba algo descolocado. ¿De qué quieren hablar? ...porque si es matándome de hambre, hablare como si no hubiera un mañana.  Bromeo, sirviéndome comida, mucha. Como si fuera a comer por dos o tres comensales. Y sobre todo, sirviéndome pastel de carne, patatas, y en general, todas aquellas cosas que no se recomiendan para cenar.

Y, comenzando a comer, mientras puedo sentir las miradas a mi alrededor, hago una pausa, masticando, y parando poco a poco de masticar, hasta tragar, y mirar a mis compañeros. Con tranquilidad y paciencia, me quito las gafas, colgándomelas de la camisa, y pasándome los dedos índice y pulgar por el puente de la nariz. Vale, lo he pillado...

Veamos... ¿Sobre el tema del León, no? Sabía que estas preguntas vendrían. Veamos... Comenzad a disparar, pero de uno en uno, y me guardo el derecho legitimo. Levanto el dedo, con una media sonrisa.  De si me preguntáis, después de contestaros, haceros yo una pregunta ¿Si?  Y por la sonrisa que pongo, no auguro nada bueno.

Me sorprendió que Leonard no se diese cuenta al instante de a qué nos referíamos, o sino se estaba haciendo el loco. ¡Ser animago era sorprendente y nos enterábamos así, de repente! ¿Y aún se preguntaba de qué hablábamos? Finalmente nos dio cuerda, aunque "negoció" un trato de "respuesta a cambio de pregunta".

- Está bien, puedes preguntar algo si nos das respuestas. Acepto el trato. Ahora dinos: ¿Desde cuándo y quién te ha enseñado? ¡No te hagas de rogar! Eso sería una crueldad... - le dije mientras le robaba un par de patatas, pues había dejado la bandeja más cercana vacía.

Acabo por tomar asiento junto a Leonard, tras dedicarles a todos una cariñosa sonrisa, mientras asisto, divertida, a todo aquel bombardeo de preguntas hacia Leo, completamente lógico por otra parte.

Así que me sirvo algo de las diferentes bandejas, mientras los observo, con una sonrisilla divertida, todo aquel espectáculo, y acabo por agarrar a Leo del brazo, dándole un achuchón, entre risas:

-No te quejarás, cariño, te ha salido club de fans... - río, al ver el interés que ha despertado en todos- Aunque he de decir que si que ha sido una pasada, ¿eh? ¡Hay que repetirlo!

Lo cierto es que la idea de tener a Leo liándola por el colegio en forma de león me parece de lo más atrayente. Y, ese pensamiento, hace que acabe riendo, irremediablemente. No, definitivamente creo que no voy a ser una buena prefecta.

Eso... son dos preguntas.  Contesto a Eve con mi mejor y más encantadora sonrisa, mirándola de reojo e inclinando la cabeza hacia ella, riéndome. Acto seguido, mueve la mano sobre la mesa, mientras entre cierro los ojos, buscando con la mirada algo. Zumo de calabaza. No me apetecía. Zumo de Arándanos. Demasiado para cenar. Agua. El agua para los peces. ¿Sabéis? Deberían traer alguna de esas bebidas muggles que tienen burbujas... Comento, acabando por coger el zumo de calabaza, y sirviéndome un poco, dejando los aspavientos sobre la mesa.

¿Desde cuándo? Pregunto de forma retorica, para que sepan a que me refiero Bueeeno.... Veamos.... ¿Respuesta rápida? Segundo curso. ¿Respuesta larga? Bueno, en segundo curso me interese y comencé a... investigar. Estar mucho tiempo castigado en la biblioteca aburre a cualquiera. Pero hasta principios de quinto no conseguí transformarme... y hasta finales de quinto no conseguí hacerlo de una manera automática y natural.

Miro a Kaitlin, cuando habla. Le sonrío, encogiéndome de hombros. Repetirlo será fácil, solo tienes que convencer a Eve de que suelte a Bikkel estando el conejo ese de Carrie suelto por aquí... Rodeo la cintura de Kaitlin con el brazo, abrazándola, y me giro hacia Eve.

Y no, no respondo a quien me ayudo, dando un nuevo trago a la copa con zumo de calabaza. Eso lo dejaré como segunda pregunta. Bueno Eve... Me toca... Uhm... Miro hacia el techo, pensando unos segundos, sobre que puedo preguntarle.

¿Te has sacado novio ya? Pregunto, con una amplia sonrisa, mirándola ahora.

El inicio del discurso de McGonagall fue coreado por la mano de Carrie imitando una boca al hablar, mientras sus labios formaban en silencio las palabras "bla, bla, bla". A pesar de su gesto aburrido no le pasó por alto las dos nuevas incorporaciones. Un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que parece incapaz de hacerse respetar y uno de Transformaciones que va a producir una cantidad indecente de babas en la mayoría de las alumnas. Una sutil sonrisa se perfiló en sus labios. Bien, bien, muy interesante, se me ocurren infinidad de cosas por hacer. En cuanto al nuevo ayudante de la enfermera le parecía alguien demasiado insignificante como para siquiera quedarse con su nombre. 

Lo único de interés en el tedio de la selección fue la perdición definitiva del hermano pequeño de Deirdre, algo que para ella había sido obvio desde el principio.

- No te preocupes, Deirdre, ya haremos algo con él si quieres - su voz dulzona se elevó entre la multitud, sin perder la expresión estática de su rostro ni su mirada glacial mientras le acariciaba suave y lentamente la espalda a su amiga.

Mientras lo hacía, se dio cuenta de que Oliver la observaba. Inexplicablemente, las comisuras de sus labios se elevaron de forma casi imperceptible en un amago de sonrisa mientras mantenía la vista clavada en el chico.

Escucho sin demasiada atención el discurso de Mac Gonagall. Comienza presentando a las nuevas incorporaciones lo que me lleva a pasear la vista por la mesa de los profesores. El nombre de ambos me es familiar pero tardo unos segundos en situarlos como dos de los defensores de Hogwarts unos años atrás. Al mirar más detenidamente al primero, Cedric Diggory, caigo en la cuenta de que no es la primera vez que le veo. Estaba tan concentrado en la persecución que no me había dado ni cuenta de que el profesor que acompañaba a Eve y Kaitlin no era parte de la plantilla habitual. 

Mientras dura la selección de los nuevos alumnos, me dedico a juguetear con una moneda que llevaba en el bolsillo de la túnica. La hago rodar entre los huecos de mis dedos manteniendo la vista en un punto fijo de la pared del escenario, como hipnotizado. Finalmente, le llega el turno al hermano de Kaitlin. Haciendo desaparecer la moneda en mi bolsillo, centro mi atención en el pequeño O'Hare. Realmente estoy interesado por saber el veredicto. Enarco una ceja cuando veo que el sombrero se toma su tiempo en responder.

- ¿Pero qué tiene que pensar? - mascullo por lo bajo. Está claro que va a acabar con los Gryffindor. No pueden tener una versión masculina de Dreide en la familia. Sonrío cuando veo cumplido mi pronóstico. Lo cierto es que no conozco al pequeño irlandés, pero tengo la intención de defenderle como si se tratase de mi hermano. 

Eve empieza a comentar algo sobre la transformación de Leo, lo que me hace mirar en dirección a la mesa de Gryffindor buscando a la pareja. Extrañado al ver que no están ahí, me dispongo a hacer un comentario cuando una presencia a mis espaldas me lo impide. Me doy media vuelta para sonreirles a ambos, al tiempo que les abro un hueco en el banco para que puedan sentarse. 

- ¡Tío, eres un fiera!- exclamo, sacudiendo la cabeza en gesto de incredulidad.- ¿Cuándo pensabas contárnoslo?

Observo divertido la fingida sorpresa de Leo. Como si no supieras a qué nos referimos... Cuando por fin se digna a dejarnos preguntar, abro la boca inmediatamente, como si de esa información dependiera mi vida, pero mi mandíbula cae repentinamente al escuchar la condición de Leo. Me mantengo en silencio, esperando que no se me pida una opinión con respecto a eso y siento un pequeño alivio interior al ver que Eve acepta el trato, seguro de que bastará con lo que ella pregunte para enterarme de todo lo que quiero saber. Mientras ella haga las preguntas, será ella la que tenga que cargar con las consecuencias.

Sacudo la cabeza en gesto de comprensión. Si empezó en segundo, normal que no me lo hubiera dicho. No es que nos llevásemos muy bien en esos tiempos. Joder, pero aún así, podría haber confiado en mi después. Le habría guardado el secreto... No comento nada, pues prefiero que la atención de Leo siga centrada en Eve. 

La pregunta de Leo me hace gracia, pues me recuerda a un pequeño comentario en el tren, ante el cuál no recuerdo si Leo estaba presente. Esbozo una sonrisa pícara y miro a Duncan de reojo, esperando su reacción. 

Deidre se sirvió un poco de pastel de carne aún con cara de pocos amigos.

- Está claro que le hace falta un pequeño empujón. Ha pasado demasiado tiempo con Kaitlin y sus tonterías. Y entre ellas está claro que meto a ese... Leonard.

Mira hacia la mesa de Ravenclaw donde se han reunido todos, quizás para charlar y burlarse de la elección de Patrick, como si realmente tuvieran algo que celebrar.

No le pasó desapercibida la sonrisa de Leonard y es por ello que se le quedó mirando unos instantes, augurando peligro.

Veremos quién ríe el último, Leonard...

-En realidad es técnicamente una pregunta, pero con dos vertientes.- contesté con una sonrisa.

Escuché con atención la explicación y asentí. Así que desde segundo estudiándolo y desde quinto convirtiéndose... No había dicho quién le había ayudado, pero aun así el hecho era impresionante. Yo estaba interesada también desde que lo descubrí, pero había tantas cosas que me interesaban que no tenia tiempo para ninguna al final.

Noté el color subiéndome a las mejillas ante la inesperada pregunta de Leonard. Intenté evitar sonrojarme bajo todos los medios posibles pero sabía que había perdido la batalla, así que bajé la mirada y jugueteé un poco con la comida.

- Pues por supuesto que no... Me paso el verano en medio del campo rodeada de libros. A no ser que los chicos estén hechos de papel, no hay mucho donde elegir...- finalicé en un tono casi inaudible.

Señalo a Kyle con el dedo índice, riéndome. ¡Eso también es una pregunta! Digo, bromeando, entre risas. Y acabo por guiñarle el ojo a Kyle, con una amplia sonrisa, cuando vuelvo a la carga, acuchillando el pastel de carne y usando el tenedor con destreza para llevármelo a la boca. Esta que te cagas de bueno... No puedo evitar comentar, con la boca llena.

Técnicamente, una pregunta con dos vertientes son dos preguntas camufladas en una sola. Inclino la cabeza hacia Eve, con una sonrisa divertida. Pero os diré que fue la directora la que me ayudo... Me pillo intentándolo por mí mismo, y además de advertirme que si lo hacía y me pillaban, acabaría en una bonita celda con vistas al mar, en Azkhaban. Así que me hizo prometer que si me ayudaba, me sacaría la licencia. Miro a Kyle ahora. Por eso estaba esta mañana en el ministerio. Y vuelvo la vista hacia Eve. Y... os lo iba a decir hoy, pero no me dio tiempo. Me habría gustado decirlo antes, pero habría acabado cambiando de forma, y una promesa es una promesa. Así que... no fue falta de confianza, más bien una cuestión de mantener una promesa.

El gesto de Eve ahora sí que me dejo descolocado. ¿Por qué se ha sonrojado así? ¿Tan cerca estuve de acertar en algo gordo? Me quedo mirándola, descolocado. Me quedo dudando durante unos segundos, pero decido ir a por todas, como siempre. ¿Por qué te has puesto roja? La señalo con el tenedor, mirándola, alzando la ceja, sorprendido.

Mujer, quizás has estado... Pensando en alguien, o... alguien ha ido a visitarte, o querías que alguien te visitara, o querías visitar a alguien... O... no sé... las posibilidades son infinitas...

Fruncí un poco el ceño sin levantar la vista y me encogí de hombros a modo de respuesta.

¿Qué porqué me ponía roja? Pues era obvio, al menos para mí. Una pregunta tan privada, dando la respuesta libremente en voz alta para cualquiera que estuviese cerca y con una indirecta escondida entre lineas: No, no tenía novio aún, cómo nunca lo había tenido, con lo que estaba más verde con los chicos una calabaza en junio.

Miré de reojo a Kaitlin y Laura: seguro que ellas me entendían mejor, pues eran chicas de mi edad al fin y al cabo. Los chicos de nuestra edad parecían estar en otro planeta respecto a estos temas.

- No...ninguna visita. Lechuzas y más lechuzas, eso ha sido todo, cómo siempre. Pero leí un libro muy interesante sobre los usos de la sangre de dragón cuyo co-autor era el anterior director, Albus Dumbledore. Lo leí una docena de veces. Creo que casi me lo sé de memoria... - empecé a explicar con emoción hasta darme cuenta de que yo era probablemente la única tan entusiasmada sobre algo así. 

Carraspeé un poco y disimulé poniéndome a comer, esperando que alguien me sacase del pozo de la vergüenza.

Miro a Leo, con una mueca de sorpresa, cuando pregunta a Eve por el tema amoríos. Y río por lo bajo, mirando a Eve de reojo. Y es que tengo una ligera idea de lo que puede pasar por su cabeza.

-Oh, vamos, Eve... En serio, si lo llego a saber me planto en tu casa a medio verano con Leo y te sacamos de alli a rastras... ¿De verdad llevas entre libros todo el verano?

Nosotros hemos pasado un verano de lo más entretenido y divertido, muy a pesar de la maravillosa Deirdre. Y, obviamente, mi concepto de diversión no pasa por leer libros y más libros. Y, entonces, de repente, mi mirada se posa en Duncan, señalándolo con mi propio tenedor, mientras doy cuenta de mi almuerzo.

-¿Y tú sabias esto? - le digo, sabedora de que habrían estado manteniendo correspondencia todo el verano- Porque como lo supieras y no hayas ido a rescatarla de entre todos esos libros es para matarte... - río finalmente, y a quien dedico un guiño imperceptible es a Eve. Quizás para que no me mate por el comentario... o puede que sea como gesto de que puede que esté tramando algo más. En cualquier caso, sigo comiendo, como si nada, divertidisima con la situación.

Somos una mierda de amigos. Sentencio mentalmente, agradecido de que el tema del León por fin quede en segundo plano. me siento mal, pensando que podríamos haber visitado a Eve este verano, como cuando visitamos a muchos de nuestros otros compañeros. Habría que compensar por el verano donde mas allá de una carta cada tres días escrita conjuntamente entre Kaitlin y yo, no habíamos hecho mucho mas. Y es que pensaba que tendría una vida más social, o que tendría visita de otra persona. Pues estas navidades habrá que ponerle remedio. Sentencio, como si fuera una obviedad lo que estaba pensando. Estas Navidades, te vienes con nosotros a casa a celebrar las vacaciones ¿Si? Y... tú, tú y tú también.  Señalo a Laura, Duncan y Will. Va a ser genial, ya veréis.

Decidí cambiar de tema cuando vi a Eve tan emocionada con los libros. Libros. Bueno... Ahora no nos dejes con la duda... ¿Y para qué sirve la sangre de Dragón? Solo un par ¿Eh? Y cuando Kaitlin pregunta si fue o no fue a rescatar a Eve, ato cabos rápidamente, mirando ahora a Duncan, esperando una respuesta por su parte, con cierto interés.  La cosa se había puesto interesante, todo sea dicho.

- Pero si yo disfruto entre libros... - musité casi inaudiblemente. Me gustaba pasar tiempo con ellos, pero igual podía disfrutar un día con la nariz entre las páginas que con Kaitlin en los jardines o con el grupo en la taberna de la Señora Rosmerta en Hosgmade. 

Iba a empzar a enumerar emocionada las propiedades y usos que más me habían llamado la atención cuándo Kaitlin irumpió como un tornado en una tienda de porcelana. La miré con los ojos casi desorbitados cuándo lanzó esa pregunta tan directa a Duncan. ¿Se le había ido la pinza? Ahora Duncan empezaría a pensar cosas raras y no querría pasar tiempo conmigo a solas, con lo que me iba a quedar sin compañero para prepararme para las pruebas de Quidditch entre otras cosas.

- ¿Alguno sabe lo que es el baseball? - pregunté de repente, cambiando de tema. - En el pueblo de al lado, el muggle, este verano ha habido una especie de campeonato. Tiene algunas cosas cómo el Quidditch, ¿sabéis? Un tipo con un bate tiene que darle a una pelota que otro le lanza, pero no es para dar al resto de jugadores como los Golpeadores hacen, sino para intentar colarla en los huecos libres de los defensores. Los defensores llevan un guante enorme y tienen que coger la pelota para eliminar al que batea, y hay 4 bases y tienes que correr...obviamente los muggles no vuelan... - me callé pensando que tal vez estaba confundiendo mucho a la mitad de los presenten, criados en ambientes mágicos. Duncan era mestizo, tal vez él sí sabía algo al respecto. Y con suerte había desviado el tema, además...

Duncan parece tan sorprendido como Eve. Hasta se ha puesto recto en un instante y mantiene una mirada algo nerviosa.

- ¡No tenía ni idea! ¡Yo...!- intentó explicarse pero la nueva interrupción de Eve le para por completo, lo que hace que Laura alce una ceja, atenta a todo detalle, ya sea grande o pequeño, y dibuje una ligera sonrisa de complicidad y divertimento aunque no diga nada-Sí... cuando era pequeño jugué al baseball. Aunque por aquel entonces el bate pesaba más que yo casi. Es un juego divertido, aunque no tiene tanta acción como el quidditch.

Silencio incómodo. Laura le da un pequeño codazo amistoso a Kaitlin.

- Se me ocurren varias cosas que le harían entrar en razón si crees que es necesario - por el tono de voz empleado por la slytherin cualquiera diría que era incapaz de entender por qué era importante para la pelirroja, pero estaba claro que la chica no rechazaría la oportunidad de pasárselo bien. Con elegancia, empezó a comer el salmón marinado que se acababa de servir en el plato, mientras se lamía con la lengua la sala que le quedaba en los labios, con una sensualidad de la que ni siquiera era consciente. Finalmente, se llevó una punta de la servilleta a la boca y se empezó a dar delicados toquecitos en la comisura para limpiarse los restos -. Ah bien, miradlos charlar - dijo señalando al grupo que se había reunido en la mesa de Ravenclaw -. ¿Podéis creer que sean tan poco disimulados? Son demasiado pueblerinos... Si el Señor Tenebroso aún estuviera vivo ya estarían muertos.

-¡Eh, Leo! Eso es una gran idea... Y seguro que mi madre se pone contentisima de tener la casa llena por Navidad... - le digo, asintiendo, efusiva. Lo cierto es que desde lo de mi padre, las navidades nunca han sido como antes en casa, y la posibilidad de hacer algo diferente que pudiera alegrar a mi madre lo cierto es que es de lo más atractiva.- Le escribiré luego y se lo diré... Así que ya sabéis... ¡No hagáis planes! - les digo, sonriente, ilusionada con la idea de pasar las Navidades con todas las personas a las que quiero.

Miro entonces a Duncan y he de decir que me sorprende. Y es que sí que esperaba poner nerviosa a Eve pero... ¿A Duncan? ¿Significaría eso algo? Alzo una ceja, con aire interrogante, aunque decido callarme de momento. Ya ha sido suficiente artillería para la primera vez, así que decido sumarme a lo del Baseball y negar, con una expresión de extrañeza- ¿Base... qué? No, no he oido hablar  de él nunca... ¡Podriamos jugar algún día!

La perspectiva de probar a hacer cosas nuevas me llamaba la atención, especialmente si esas "cosas" me alejaban de Quidditch y de los malos recuerdos- ¿Qué decis?

Una sonrisa apareció en mi cara, pero mantuve la mirada baja, al imaginar a un "mini-Duncan" con un bate gigante. 

"Serás tonta, Eve."

Sin embargo me permití relajarme y recuperar la compostura cuándo vi que el tema había sido olvidado y la conversación seguía vertientes mucho más relajadas y con perspectivas más divertidas (al menos para mí, tal vez para el resto viendo sus miradas, era más divertido seguir metiendo cizaña). 

- ¿Navidad en tu casa, todos? ¿Seguro que a tu madre no le importará? - Recordaba haber pasado unas navidades con Kaitlin, hacía años, y su familia era toda un amor (excepto quién todos sabían). Por norma general pasaba las navidades aquí, había muchos otros que hacían lo mismo. Duncan, por ejemplo, sin ir más lejos, o Kyle.

Empecé a cavilar sobre el baseball cuándo Kaitlin se mostró tan interesada.

- Necesitaríamos material, pero supongo que para una versión "de estar por casa" nos podríamos apañar. - ¿Tal vez un engorgio en unos guantes normales y un refuerzo cosido entre los dedos indice y pulgar? ¿Un conjuro de dureza en un bastón? - ¡Sería muy divertido! Tal vez antes de que el otoño se nos eche encima.

El comentario de Carrie hace que no pueda evitar girarme hacia la mesa de Ravenclaw. Eso sí, despacio y de la forma más disimulada, como si se tratara de un giro casual. No tengo ninguna intención de darles el gusto a esos inútiles de sentirse el centro de atención.

- Y yo se lo agradecería - añado a la frase de mi compañera. Pero, a pesar del desprecio que albergan mis palabras, acabo levantándome y alejándome unos centimetros de la mesa de Slytherin. Antes de separarme por completo me giro hacia Dreidre, asintiendo ligeramente con la cabeza. - Me encargo de esto. Sin decir nada más, tan solo deteníendome un momento en Carrie, me alejo en dirección a la mesa de ravenclaw.

Observo divertido las reacciones de mis compañeros de casa. No sé quién me da más pena, si Eve o Duncan. Pobrecillos... En un ataque de locura, algo muy propio de él, Leo invita a todos a ir a su casa estas Navidades. Su mirada recorre las caras de Laura, Duncan y Will pero no la mía. Frunzo el ceño y frunciendo un poco el ceño como un niño al que le acaban de negar un caramelo, intervengo. 

- ¡Eh! ¿Y yo qué? ¿No estoy invitado?

En ese momento, Eve decide salirse por la tangente intentando que el resto se olvide del tema "Duncan". El tema que escoge me sorprende. Béisbol...creo que desde mi época en el orfanato no había vuelto a oír hablar de aquel deporte...

- ¿Sabes jugar?- pregunto emocionado. - Yo...lo intenté, pero vamos....que no se puede pedir mucho de un crío de cinco años. - Tras escuchar la sugerencia de Kaitlin, asiento con la cabeza y añado.- Me parece genial. Va a ser la hostia.