Partida Rol por web

Alza de nuevo la varita para hacer aparecer más datos en esa pizarra invisible sostenida sobre ellos.

-Se encuentra en los bosques más profundos y salvajes... en nuestro país hay pocos bosques así, por eso tenemos que cultivarlas y hacerlas crecer en los invernaderos o en lugares dedicados a eso. El veneno no se puede contrarrestar con un hechizo... se han hecho pruebas y parece que las lágrimas de fénix son capaces de despertar la conciencia de las personas que han sucumbido al Sueño de la Doncella. Dicen que sufrir un dolor terrible también puede despertar a alguien bajo el efecto de este tóxico.

De nuevo mueve la varita y aparecen dibujos de animales.

-Los dragones pueden comer esta flor para caer en un sueño profundo. Lógicamente, su magia es más fuerte que la nuestra y por tanto no pueden morir al ingerir la planta, al contrario que con los humanos. Otros animales pueden comerla, pero no tiene efectos prácticos.

Alex tomó nota mental sobre las lágrimas de fénix, aunque probablemente todo lo demás se le olvidase, si bien lo de los dragones tenía su gracia recreando mentalmente la escena.

Estrechó los guantes, ciñéndolos, y se puso manos a la obra, sin más. A trasladar de un sitio a otro aquella inductora de pesadilla. Era mejor que las clases de Fiore, desde luego. Un trabajo mecánico y simple le ayudaba a distraer la mente y pensar en cualquier otra cosa, que era lo que el chico necesitaba. Distanciarse un poco de todo.

Entonces un buen motivo era que servía de sedante para criaturas mágicas con resistencias altisimas, pareció quedar satisfecha con la respuesta. Comenzó a remover la tierra con sumo cuidado, a pesar de lo que pudiera decirse de su condición social, no parecía hacerle ningún asco a elló.

Era una tarea bastante tranquila, así que aprovechó para aplacar sus peores miradas con la planta, y no con la profesora de la proxima clase.

-Bien chicos! - dice cuando sueña el timbre - acabad de cubrir de arena las plantas y el próximo día las abonaremos y las adecentaremos ya que solo tenemos un día.

Hace aparecer unos estantes en un lado del invernadero.

-Muy bien, dejad las macetas en esa estantería, con cuidado, y ya os podréis marchar. Nos veremos el viernes.

Alex se puso dos dedos, índice y corazón, aún con los guantes de dragón, entre la sien y la frente. Los meció en un saludo militar muggle, despidiéndose a labios mudos, marcando la palabra. Recogió sus cosas y salió de allí a paso generoso. No tenía ni idea de qué hacer en ese momento, pero algo se le podría ocurrir. Tenía el mundo a su alcance con los medios de que disponía.

Una idea le rondaba especialmente la mente, forzándole a sonreír, pero le sabía hasta mal confesarla. También debería hablar con Alana, pero no. Quizás más adelante.

Alana acomodó su planta con cuidado, recelosa de sus espinas. Tras sacarse los guantes de piel, se frotó los ojos, con un gesto de fastidio. Rearmó con cuidado una de las coletas para guardar sus cosas, y salió caminando a paso lento. A medida que se acercaba al castillo de vuelta, su semblante iba tornandose mas ceñudo.

Suspiró resignada.

MAO

El reloj da la hora de comienzo de la clase de Manejo de las Artes Oscuras. El aula se encuentra situada en una de las torres, en lo más alto, elegida especialmente por el profesor para desesperar a los alumnos que llevan todo el día estudiando y practicando.

A través de las ventanas se ven las estrellas que comienzan a brillar con la puesta del sol.

Alex entró en el aula con lo justo y necesario. La varita, tinta, pluma, papel y el libro de la materia. Tras tantos años había terminado por cogerle el punto a la asignatura, así que el opresivo miedo se había convertido en una extraña mezcla de respeto y aceptación, muy distópico con su filosofía particular.

Esta vez, lejos de ocultarse entre las masas, se sentó en primera fila, en el asiento ante la alzada mesa del profesor. Aquellas horas de calma le habían permitido despejarse, así que estaba ya preparado para lo que le viniese encima. Ciertamente, casi sentía curiosidad por ver qué tramaba El Basilisco en aquella ocasión. Casi.

Alana entró con relativa desgana a la materia, dejando los asuntos que atendía y que consideraba infinitiamente mas importantes que estar allí.

No tengo tiempo para esto...

Sin embargo, se armó de paciencia. Sus otros asuntos podían esperar un poco, pero no le gustaba perder tiempo. Halló consuelo pensando en que quizá aprendiera algo útil en la clase, el hechizo de la ultima vez era bastante curioso, pero nada del otro mundo.

Lissy entró en la clase con todo el material necesario para la clase en una mochila que llevaba al hombro. Buscó a sus compañeros de casa, el único que había llegado fue Alex, desgraciadamente había escoido sentarse en las primera fila... bueno... se sentara donde se sentara era difícil escapar a la aguda mirada de Basilisco, así que se armó de valor y se sentó junto a Alex.

Lo saludó con un movimiento de cabeza y sacó sus cosas, dispuesta a realizar lo mejor posible aquella clase.

Totalmente erguido y con el grueso tomo en la mano entré en el aula. Me encaminé, mientras echaba una mirada de soslayo a toda el aula, hacia el pupitre junto al de mi compañera de casa, Alana. Dejé el libro en la mesa y me senté, apartando en silencio la silla. Después coloqué la pluma y el tintero sobre la mesa y abrí el libro, ojeándolo mientras venía el profesor.

- ¿Qué tal? - Pregunté a mi compañera desviando por un momento la mirada que mantenía posada en el libro.

Llegué al aula con porte despreocupado pocos segundos antes de las ocho, aunque por fortuna al Basilisco todavía no se le ve por el Aula. Sin embargo el llegar de las últimas tiene consecuencias, y ya solo quedaban libres los peores sitios: En primera fila o al lado de Serpens. Con resignación me dirijo hacia el asiento libre de la primera fila, el que está junto a Lissy. Bueno, puede que esté en primera fila, pero al menos no tendré que soportar a Serpens por dos horas.

Saludo a Lissy, mientras me dedico a sacar el libro y buscar por donde nos quedamos

-No exactamente complacida de estar aqui, de momento.

Sacó una lima de uñas de entre sus cosas, y con relativa arrogancia comenzó a limarse, aparentemente sin nada mejor que hacer hasta que el profesor entrase en el aula. Se notaba que aparentemente tenía espectativas de una clase magistral, o deun fracaso total. Sin puntos medios.

- ¿Y dónde quieres estar? No se qué podemos esperar de esto. - 

Dije mientras continuaba ojeando el libro con mayor o menor interes mientras dedicaba alguna que otra mirada de soslayo a las compañeras que iban entrando. Después a Alana de nuevo mientras le hablaba y luego otra vez al libro. El profesor no daba aún muestra de presencia y eso era sin duda impropio de él ¿Prepararía una entrada espectacular o escalofriante? A saber.

Entra en clase y se relaja al ver que el profesor aun no ha llegado así que se acerca a las mesas vacías de delante y se sienta al lado de Alyssia que parece que también ha llegado justo unos momentos antes.

-Uff... menos mal que no ha llegado el profesor... si no creo que nos habría sacado como 500 puntos...

Saca sus cosas de la mochila, aunque seguramente la cosa será más práctica que otra cosa.

Parece que el absentismo también esta presente en los profesores porque el Basilisco no hace acto de presencia así que los alumnos parecen libres de la clase y pueden hacer lo que quieran. Si ha pasado una hora sin que el profesor aparezca, seguramente tampoco lo hará la otra hora de clase.

Algunos alumnos plantean el irse ya de clase para no estar perdiendo el tiempo con cosas que no tocan.

- Creo que me quedaré un rato más- declaró Alex a sus compañeros de casa en las inmediaciones-. El Basilisco podrá no haber hecho acto de presencia sin avisar, pero es como todo. Él puede permitirse ese tipo de cosas, nosotros no. Si aparece y no estamos la culpa, encima, será nuestra.

Relajó la postura, apoyando la cabeza sobre una mano. Miraba a sus compañeras de reojo, aumentando un rostro de desconcierto.

- Lissy, ¿sabes algo de Logan?- preguntó. Si alguien tenía información sobre él tenía que ser ella, y de alguna forma tenía que dejar pasar el tiempo.

Lissy miró a Alex cuando manifestó su intención de permanecer en el aula, en cierta medida tenía razón, si el Basilisco decidía aparecer a última hora podría penalizarlos como quisiera y era mejor no dar motivos. Con respecto a Logan... no pudo evitar torcer el gesto en señal de desagrado.

- ¿Por que iba a saber yo donde está ese crio?- era increible Logan sólo era su amigo y ya todo el mundo daba por echo que se iban a casar y tener niños, no entendía como en esos tiempos la gente seguía pensando como hacía 500 años, además Logan ni siquiera le gustaba-Fue expulsado del colegio o al menos eso fue lo que me dijo Myrtle la llorona... o la cotilla de Howgarts, según se mire... le faltó tiempo a la muy fantasma para decírmelo, se pensaba que iba a salir corriendo detrás de él o montar un espectáculo.

Miró a su compañero con más seriedad, se acercó a él y le susurró cerciorándose de que aquellas palabras sólo las escuchara Alex.

-Logan no hacía más que alardear de su oposición a Slytering... ¿No te acuerdas de lo que dijo en el vagón del expreso? Estaba tan seguro de sí mismo que no se molestaba en tomar ningún tipo de precaución ni en medir sus palabras. Traté de hacerlo entrar en razón. Pero oye cada uno elige su camino. Espero que todo haya quedado en una mera expulsión, no he querido indagar más... es peligroso. No me considero una cobarde, tu sabes que toda mi familia pertenece a Slytering o a Ravenclaf-aquello le produjo una punzada de dolor, pese a todo seguía queriendo a su padre, había pasado de ser la niña de papá al bicho raro-Pero en esta vida hay que saber cuando y como actuar en cada momento para conseguir nuestros objetivos.

Abrió el libro de conjuros.

-Yo también me quedo. No tengo otra cosa mejor que hacer, además me gustaría que me ayudaras un poco con los conjuros he estado ausente últimamente...