Partida Rol por web

Por mi experiencia diría que los momenos felices no se buscan, suceden de repente, sin darte cuenta.- le contó Henri. - Puedes permitirte ser feliz cuando quieras, Chris, no hace falta esperar a que todo esto termine. Tal vez eso es lo que nos diferencia del director y los suyos, nosotros podemos sentir amor y felicidad mientras que ellos no.

Se quedó unos segundos mirándola, con lgo de tristeza, no estaba nada bien que alguien no pudiera ser feliz, o pensará que no debía o merecía serlo.

Creo que hay una forma para poder ver de nuevo a mi primo, haría casi cualquier cosa por saber que está bien, que no le han hecho nada malo o saber donde se encuentra.-le dijo cuando volvió a hablarle- pero una de las cosas que tengo que hacer está entre esas pocas que no haría y creo... sé que puedes ayudarme sin tener que hacer algo incorrecto.

Algo decepcionada con el resultado final de la primera sesión oficial, Scarlet baja su varita y la guarda suspirando. Esperaba un poco más de ella misma, últimamente nada le salía tan bien como debería... tal vez fuera por todo lo que había pasado durante el verano, que afectaba directamente a su vida y por lo tanto, a sus resultados académicos. Pero la chica tenía la esperanza de que tarde o temprano se recuperaría de aquello. 

Cuando recuerda que tiene Manejo de las Artes Oscuras, no puede evitar estremecerse en un temblor que la recorre de arriba a abajo. Cruza ligeramente los brazos, cogiéndose los codos a la altura de la barriga, como si estuviera abrazándose a sí misma. Coge sus cosas con lentitud, no tenía ninguna prisa por llegar. 

-Yo al menos espero re-recordar el final de la cla-clase...-murmura recordando como sintió que el hechizo la petrificaba y después despertar a la mañana siguiente en su cama, sin ningún tipo de recuerdo sobre lo sucedido. Al menos lo dice con un ligero tono de broma, intentaba tomarse las cosas con un poco de humor... aunque aún se sienta confundida por no saber qué ocurrió.

-Hasta lu-luego y gracias, profesor.-se despide cuando éste va a salir por la puerta, mientras espera a sus compañeros.

- Sé bueno, William- espeta Alex con una sonrisa como despedida al profesor. No hacía falta ser un lumbreras para entrever que ese hombre estaba haciendo tanto como quería aparentar-. No se recoge ni se deja de recoger. La sala cambia sin más en base a nuestros deseos, recordadlo- puntualizó al grupo que debatía sobre aquello-. Queda pendiente solucionar el asunto de los galeones. A ver si para la próxima reunión lo conseguimos.

Entrelazó los dedos de la mano, formando el eslabón de una cadena. Tiró, sin separarlos, indicando la naturaleza de su relación como hermandad.

Tras ello, a la espera de que el grupo comenzase a diluirse lentamente, comenzó a desviar sus actos hacia asuntos más personales, valga la obviedad por los hechos.

- ¿Scarlet olvidando algo?- dijo girándose hacia la joven-, eso sería una novedad.

Siguió hablándola en un tono más bajo, hasta que frunció el ceño y se giró hacia Ashton, inquieto.

- ¿No tenías algo que decirme?- comentó en tono interrogante de pasada, dubitativo-. Ya sabes, la morena.

Posó los ojos en Henri. Él también estaba al tanto de eso, ¿cierto? Fue él, de hecho. Sí, ahora lo recordaba.

Alex pegó un pequeño codazo a su compañera, amiga, amante, querida o amor platónico, lo que quiera que fuese Scarlet. Sonrió con cara de circunstancias, leyendo el descontento a través de las cascadas de cabello moreno. Era obvio que el león estaba muy pendiente del águila, y no le gustaba verla así.

- Terminará saliéndote- la increpó con un tono firme-. Eres pura luz, un patronus no es nada para ti.

Redobló la sonrisa. Era obvio que mentía, pero el mensaje seguía siendo cándido, mezclando el aliento de la esperanza un par de halagos bien colocados. Valiente zalamero.

- Mañana por la noche, después de cenar- inquirió el chico en relación a lo anterior. Era la hora ideal en el mejor día de la semana para quedar con Scarlet-. Y cuando tengamos huecos en el fin de semana. No pienso parar hasta conseguirlo.

Alex de verdad parecía tomarse como un desafío personal el patronus. Pero si sólo se tratase de eso no hubiese querido compartir el momento con Scarlet.

Al principio Henri no sabía de que estaba hablando Alex, pero luego lo recordó, lo había sacado de la sala común de Griffindor con la escusa de ayudar a una damisela en apuros justo antes de la hora de comer.

La morena no necesita nuestra ayuda urgentemente, puede esperar hasta mañana, no hay prisa. Es más como una ayuda a largo plazo.- le dijo- Y también era una forma de intentar hablar contigo a solas para ver a que hora habíamos quedado.

Suspira con satisfacción, pensando en que sería capaz de intentar practicar el hechizo aún cuando no se reuniesen en aquella sala. Recoge lo que fuera que se había llevado a la sala, como la mochila, por ejemplo, y se dirige a la salida. Esa clase había cambiado muchas cosas, en muy poco tiempo.

Aguarda a Ashton y a Henri en la salida, aunque se retira al ver que se quedan hablando con Alex. Tenían asuntos que tratar, y lo mejor era no interferir.

- Nos veremos pronto, espero - se despide de los allí presentes - Tened cuidado

Sonríe por los ánimos que intenta darle Henri, a pesar de saber que el también lo está pasando mal, como muchos de los alumnos del colegio. Pero ella no puede permitirse ser feliz en ese momento... lo único para lo que vive desde hace mucho tiempo es el derrocar ese mal que ha infestado el mundo de la magia.

-Nadie puede asegurarnos que no vayamos a hacer algo incorrecto, pero trataré de evitar que vosotros lo hagáis... trataré de ayudarte.

Al fin y al cabo, ha dicho que tomará toda la responsabilidad y en eso también entra los futuros acontecimientos.

Vale, esto es confidencial.- le dice a Chris cuando le ha dicho que le ayudaría.

Hay una poción que me permitirá ver a Hugo. Para fabricarla hace falta disponer de un sitio tranquilo durante al menos cinco días. Un sitio como este- dice señalando a su alrededor- Pero quien me lo contó tiene vetada la entrada a esta sala. Él sabe que soy tan bueno en pociones como amaestrando dragones y me ha encargado que busque el lugar para hacerla.

No pienso traicionar la confianza de Alex ni la tuya trayendo a Spe... trayendo a mi amigo aquí, pero necesito encontrar una sala o pasadizo que no se use Chris, necesito ver a Hugo, - Henri le coge de las manos a la griffindor y le mira a los ojos- por lo menos saber que aún vive, que esa gente no le ha hecho nada malo. Lo necesito.

Tú conoces a algunos elfos- continua tras unos segundos- igual ellos saben de algún sitio que no esté en uso. Yo no conozco ninguno, solo esta sala y no puedo usarla.

Henri suponía que Spencer podría localizar la sala de los menesteres sin su ayuda directa. Él y Madelain ya tenían ciertas sospechas sobre las extrañas reuniones y bastarían un par de "descuidos" para que alguno de los dos la encontrara.

Pero para Henri aquello había sido una prueba, tenía el poder ver a su primo Hugo al alcance de la mano, bastaría una palabra dicha a destiempo o no prestar atención a quien te seguía cuando caminabas por los pasillos para obtenerlo. Sería tan fácil, no haría daño a nadie, se llegó a decir. Pero la había superado, sabía que traicionar a sus amigos estaba mal y había descubierto que si tenía que luchar en la guerra que se estaba preparando lo haría con todas sus fuerzas, pero cuando por fin terminara, él no lo haría convertido en un monstruo.

Suspira con sus palabras. No hace falta que diga el nombre de Spencer, ya sabe quien es su amigo... y sí, esa persona no entrará en esa sala mientras ella esté al "mando" de la orden, básicamente por principios. Ese tío sería capaz de mirar a todo el mundo por encima del hombro por no saber hacer un hechizo... a todo el mundo que no fuese ni Henri ni Scarlet... y si se encuentra a Clare ahí, se puede liar hasta una guerra interna.

-Existe un sitio... pero no se si bloquearon el pasadizo secreto que lleva hasta él... No le puedes decir a nadie como sabes la existencia de ese lugar, vale? Si alguno de los profesores llegase a enterarse acabaría cerrándolo... si está abierto aun, claro. Lleva a la Casa de los Gritos. Las raíces del sauce boxeador esconden la entrada y para detener al árbol debéis apretar un nudo del tronco. Esto lo hago por ti, no por él... él me cae mal. No se como puedes ser su amigo... te acabará utilizando.

Christine aún no había terminado de hablar cuando Henri la abrazó, la levanto en volandas - Gracias, gracias, gracias- le dijo desbordante de alegría por estar un poco más cerca de su primo antes de darse cuenta de lo incomodo de la situación y dejarla nuevamente en el suelo con la cara ligeramente roja.

No diré nada, puedes estar segura.- le dijo después, ya no sabía muy bien que más decir, había vuelto a bloquearse delante de la pelirroja.

-Henri!

Le toma por sorpresa eso de que la levanta en volandas. Se nota que es un chico fuerte porque no es que pese una tonelada, pero tampoco es que sea pequeñita que digamos, se nota que es del equipo de quidditch y seguro que podría practicar cualquier deporte muggle si se lo propusiese.

Una vez en el suelo y sintiéndose más segura con los pies tocando tierra firme, la escoba no es uno de sus transportes favoritos, se arregla un poco la túnica y sonríe.

-Usa bien ese lugar... pasaron cosas importantes allí. Y no te fíes de Spencer!

Tendre cuidado, no te preocupes- contestó a la chica sin decir si no pensaba estropear nada o era que tendría cuidado con Spencer. A Henri no le gustaba pensarlo y mucho menos lo reconocería en público, pero últimamente la actitud de Spencer con sus compañeros de clase no le estaba agradando demasiado. Por un momento incluso había pensado que lo estaba usando para encontrar la sala de los menesteres, pero los amigos no hacían esas cosas y Spencer era uno de sus mejores amigos ¿No?

Se hacía tarde, era hora de cenar.

Tengo que marcharme o llegaré tarde a clase del Basilisco.- dio un paso hacia la puerta pero se lo penso mejor y volvió junto a la Griffindor- ¿Sabes una cosa? Hoy has hecho feliz a un pobre hufflepuf. Gracias Chris. - le dijo justo antes de darle un beso en la mejilla.

Alex se rió tras el saludo y dio unos golpecitos sobre el libro, tocando "madera", y quizás, si sabía lo que había dentro, animándola a tener mesura para no acabar castigada por leer alguna otra prohibida de tantas que había.

- Me alegra que estés mejor- dijo para acto seguido tirar de ella hacia el salón de entrenamiento.

Abrió la Sala de los Menesteres una vez en el tercer piso, revelando, para variar, una amplia estancia llena de cachivaches, mesas, sillas, y una zona despejada en el centro. Con dos pasos de baile animó a la chica a seguirle al centro. El chico, sin pensárselo demasiado, saltó sobre una mesa y conjuró con la floritura pertinente.

- ¡Expecto Patronum!- gritó, pero de su varita sólo salió indiferencia, para no perder la costumbre cuando se trataba de ese conjuro.

Quien triste es, triste se queda. Al menos con el recuerdo de un "te quiero" ya explotado y relamido durante la noche y la larga y tediosa mañana. Alex necesitaría bastante más que eso para sacar a su pequeña bestia de plata al exterior.

Miró a Scarlet y negó con la cabeza con cara de suficiente, haciendo un teatral gesto con el pelo como si acabase de hacer una proeza alucinante. Desde luego Alex sabía cómo darle la vuelta a una tortilla.

- ¡Ni se te ocurra reírte!- la ordeno con una sonrisa de oreja a oreja, conteniendo una carcajada-. Ha sido lo más alucinante que has visto en tu vida, ¿a que sí?

Se bajó de la mesa con otro salto, encaro a Scarlet y le pego los labios a la oreja.

- A Henri y Ashton ni palabra de esto, ¿eh? Que te como- rodeó con los dientes el lóbulo de la chica y, antes de hacer presión, la soltó, separándose a zancadas hacia detrás para dejarle espacio de conjuración-. Dale caña, morena. Enséñale a un Blair qué sabes hacer- hizo una pausa antes de añadir con una sonrisa-. Con los conjuros, conjuros.

Cuando el chico golpeó el libro antes de guardarlo, la chica se mordió ligeramente el labio inferior con nerviosismo, como si fuera una niña pequeña que sabe que está haciendo una travesura, pero que no por ello dejará de hacerlo. Sin más, parte rumbo a la gran sala junto con su amigo.

Scarlet llegó junto a Alex, entre risas y miradas cómplices. Entró y cerró la puerta tras ella, no sin antes asegurarse de que no los habían seguido hasta allí. Una vez seguros en la sala de entrenamiento, deja que el chico se encarame a una mesa y realice el conjuro, no sin demasiado éxito. Contuvo una gran risotada al ver sus florituras y sus gestos dramáticos, siempre la hacía reír. 

Cuando le ordena con una sonrisa de oreja a oreja, Scarlet, con el cuerpo temblando por la risa, recorre sus labios en horizontal como si de una cremallera se tratara, aún sonriente. 

-Cualquier cosa que haces, consigues que sea alucinante.-le dice risueña, mirándole a los ojos antes de que él decida morder suavemente su oreja, haciendo que el corazón de la chica lata con fuerza y se le escape un suave suspiro entre sus labios, los cuales no puede mantener sellados tal y como dijo antes. 

Sacude la cabeza ligeramente cuando se separa de ella y saca su varita, alzándola en el aire. Escucha los ánimos de Alex y sonríe, está a punto de realizar el hechizo cuando el chico puntualiza que se refería a los conjuros. ¡Claro que se refería a éstos! ¿A qué si no se iba a referir? Lo mira extrañada, pero se encoge de hombros y vuelve a concentrarse, atrayendo a su memoria los recuerdos más felices que podía tener, estando sus padres y Alex presentes en casi todos. 

-¡Expecto Patronum!-pronunció con voz firme. Un cosquilleo agradable recorrió a la chica de pies a cabeza, dirigiéndose entonces a su brazo derecho, que era donde sostenía su varita. De ésta, comenzaron a salir unas hebras plateadas que formaron lentamente la pequeña figura de una golondrina plateada. 

El animalillo plateado revoloteó por la sala, alrededor de la chica y de su acompañante, dejando una estela plateada tras su cola ligeramente más oscura que el resto. Scarlet alzó la mano izquierda para que el ave se posara sobre ésta. Una golondrina. Su llegada significaba la alegría, el calor y el color de la primavera y el verano. Tal vez no fuese tan imponente como una gran bestia... Pero eso no iba con Scarlet. Lo que ella buscaba en su vida era precisamente eso: calidez, colores vivos y alegres, luz. 

El animal se fue desvaneciendo en el aire poco a poco, dejando tras de sí una neblina plateada. La chica sonrió ampliamente y miró a su amigo, completamente emocionada, orgullosa de sí misma. Se acerca a Alex con paso rápido y le toma de las manos, apretándolas con fuerza.

-¿Lo has visto? ¿Lo has visto?-exclama, en una explosión de alegría contenida en su pequeño y delgado cuerpo.-¡Lo he conseguido! ¡He podido!-ríe y de la alegría que siente, besa los labios de Alex, rodeando su cuello con los brazos y con una sonrisa dibujada en su rostro. Se separa de él, pero no deshace el lazo que forman sus brazos.-Gracias.-le dice. Al fin y al cabo, él había sido motivo de muchísimas alegrías en este último tercio de su vida.

Alex no era precisamente estúpido, pero aquella situación le sobrepasaba con creces. Raras veces, por no decir nunca, era posible verle con tal cara de pasmo. Verle hacer un Patronus a Henri le había impresionado, pero lo había asumido con entereza. Se lo esperaba venir, y el chico lo había practicado mucho. Scarlet lo había intentado una vez. Una. Y a la segunda había conseguido un Patronus definido y solido, con forma física de animal.

Así que cuando Scarlet le besó él tenía los labios entreabiertos, con la mirada clavada y congelada en el punto donde el Patronus había desaparecido. En una parte de Scarlet. Cuando la chica terminó el se quedó así, en shock, durante uno segundos antes de componer una risilla nerviosa.

- De nada- soltó con una mezclade sinceridad y confusión, incapaz de terminar de crearse que parte de la inspiración de aquello fuese suya-. Lo he visto, claro, y eso sí que ha sido alucinante- añadió en referencia a lo que Scarlet había dicho antes sobre él, pero que ahora quedaba a la altura de las baldosas-. Yo... no tengo palabras.

Así que la besó. La rodeo por los brazos con los suyos y tiro hacia arriba, levantándola un par de palmos del suelo para dejarle el rostro a la altura del suyo propio. Tras unos segundos besándola, los brazos del chico temblaron por la tensión, así que la soltaron y la abrazaron, estrujándola.

- Lo que acabas de conseguir, Scarlet....- comenzó, pero no supo qué decir-. Estoy muy orgulloso de ti. No sabes cuanto. Ahora mismo eres, con diferencia, una de las personas más importantes de mi vida- no podía olvidarse de su familia, por supuesto-. Por el amor de Dios, ¿lo has visto bien?- señaló el aire en relación al patronus-. Algo así podría vaciar todas las celdas de Azkaban.

Le pegó un pinchazo en el pecho al recordar esa palabra, pero lo obvió.

- Siempre supe que tenías potencial, pero lo de ahora mismo ha roto el marcador- añadió antes de, sin dejar de abrazarla, volver a besarla.

Atrajo una mesa a su posición con la varita, y se sentó sobre la misma, quedando él sentado y la chica entre sus piernas, de pie. Así tenían la cara a la misma altura.

- ¿En qué has pensado?- preguntó con interés sin dejar de besuquearla, más como premio y por la efusividad del momento que por verdadero deseo-. Para hacer el Patronus. Un Patronus sencillamente perfecto al segundo intento.

Por el amor de Dios, ¡eso no lo había conseguido ni Harry Potter en persona! Scarlet, sí.