Partida Rol por web

-Las llevaremos a revisar lo ocurrido rapidamente y si hace falta operar, segun lo que dices, se operará para extraerle la bala. -te dice la recepcionista.

El compañero de esta llama a otro joven que le ayuda a llevar la otra camilla. Luego se dirigen a una puerta doble para llegar a un pasillo.

Los dos jovenes abren la puerta y avanzan por el pasillo hasta girar a la izquierda donde pierdes a las dos chicas de vista, Dan.

-Si no le importa espere aquí hasta nuevo aviso. No puede ir con ellas. -te dice la recepcionista.

-¡Eh! ¡Aquí queda otro! -dice el piloto refiriendose a Andrue.

Otro medico se dirige a el helicoptero y lo transporta en una camilla llevándoselo tambien.

Veis como vais cruzando varios pasillos hasta llegar a una bifurcación donde os separais las dos. Ambas llegais a una sala (cada una a salas distintas) donde hay un gran foco de cirugia enganchado a una camilla. Sabeis claramente que es el quirófano. Muchos medicos se os amontona alrededor y os clavan una jeringa con un líquido que posiblemente sea anestesia. Antes de que os deis cuenta ya estais fuera de si.

Despertais en una sala muy iluminada por dos ventanas que dan afuera. Las dos estais en la misma sala en camillas separadas con instrumentos medicos por alrededor. La habitación os causa tranquilidad por toda la iluminación.  Solo estais vosotras dos y una enfermera que os mira alternando.

-Todo ha salido bien. -os dice con una sonrisa en su rostro.

Tras esperar bastante rato un enfermero abre las puertas y se dirige a ti.

-Ha ido bien. Están descansando en la habitación 56,  en la segunda planta. Les hemos extraido las balas con éxito. Ahora se están recuperando. Puede ir a visitarlas si quiere. Pero ese amigo suyo... no ha podido.

A esto que estais hablando entra el piloto en la recepción.

-Fui a explicarle lo que ha pasado al cuartel. Todavia no se que hacía yo allí. Oye, ¿como ha ido todo?

Escuchaba voces a mi alrededor, sin duda era la de Dan, me percataba de su impaciencia, pero al parecer todo había terminado y quizás habíamos salido victoriosos.

El sabor cobrizo en mi boca comenzaba a molestarme nuevamente y punzadas de dolor recorrian mi cuerpo, siendo el pecho el núcleo. Me dolía respirar e intentaba abrir los ojos pero era imposible. Los alientos de mi compañero me mantenían conectada al mundo, aferrada a no caer nuevamente en la oscuridad de la inconciencia; debía permanecer despierta.

Al fin sentía como levantaban mi cuerpo. ¿Cuanto tiempo había transcurrido desde que había recibido aquel impacto? si me preguntaban diría que días, pero sinceramente había perdido la noción del tiempo.

Despacio y con cuidado eran palabras que pasaban por mi mente al tiempo que me ponían en la camilla y si tuviera fuerzas, les gritaría a los camilleros, aunque sabía que intentaban tratarme con cuidado.

Ruidos, sirenas, voces y gritos era lo que ahora escuchaba ¿Un hospital? eso esperaba y sabía que mi rumbo era el quirófano. Tras unos minutos puedo sentir una luz penetrante e intensa en el rostro y un pinchazo, luego solo sentí tranquilidad y paz ¿Acaso habría muerto?.

Me costaba abrir los ojos, sentía como si estuviesen pegados con cinta o incluso pega, además que mi cuerpo pesaba, lo sentía aperezado, pero ya no había dolor, sin duda, había muerto.

Aquella voz de mujer interrumpió por completo mi sueño y en ese instante abrí repentinamente los ojos, percatándome que aún vivía.

Luces intensas bañaban la habitación; miro a la mujer y no sabía quien era, por su vestimenta era una enfermera ¿Acaso no se daba cuenta que moría de sed? abro ligeramente la boca y de ésta solo sale un murmullo, similar a un gemido de dolor.

Durante todo ese tiempo estuvo en un descanso plácido, pero enrarecido. A veces se le antojaba que se estaba ahogando en su sueño, y otras que su cuerpo se estaba deshaciendo, su mente estaba en blanco, pero el ahogo era una sensación desagradable por lo cual, intentaba manotear en aquel mar invisible e intanguible para mantenerse a flote y no respirar líquido. Entre estos delirios, que tenían parte de verdad (si se cuenta que estuvo ahogandose en su propia sangre debido a que esta se fue acumulando en el pulmón en aquellos instantes caoticos, además de la operación) pasó a estar durmiendo y durmiendo durante todo aquel período* de curación.

Despertó apenas, aunque no era consciente de ello. Era un estado de semi-inconsciencia, por lo cual intentó dormir un poco mas, agena a todo. Tardó cuarto de hora en empezar a tomar plena conciencia de que estaba en una camilla, con algún leve dolor en la zona que, aunque no lo supiera, había sido el objetivo de los bisturís.

Giró la cabeza a los lados para apreciar mejor aquella habitación, y susurró con voz seca y queda:

-¿Y...esto...?

Empezó a hacer memoria...

Suspiro aliviado al recibir las noticias sobre las chicas.

- Parece que va bien -le contesto al piloto- les han extraído las balas.

Vuelvo a mirar al enfermero - ¿Puedo ir a verlas? -le pregunto ansioso aunque ya me haya dicho que sí- ¿por dónde se va a su habitación?

Estoy que no me lo puedo creer; estaban medio muertas y ahora hay esperanzas de que todo tenga un final feliz.

La enfermera mira a la primera chica que se despierta, Sophia.

-¿Que ocurre? ¿Necesitas algo? -te dice la enfermera.

Entre las dos camillas hay una mesita en la que hay dos vasos llenos de agua.

Luego se fija en Luna que se acaba de despertar.

-Recibiste un balazo en el pecho. Ya está todo solucionado. Te enredaste en el asunto ese de el atentado que pretendian hacer ¿no? Hemos recibido algunos pacientes mas con cosas por el estilo.

-Sube por el ascensor o las escaleras de aquí delante hasta la tercera planta. Solo sigue los números de las habitaciones hasta llegar a la suya.

-Oye chaval, -te dice el piloto- me tengo que ir a el cuartel. Luego posiblemente lleguen polis a preguntaros sobre lo sucedido. ¡Os deseo suerte!

Dicho esto se larga.

Asiento a las palabras del piloto. Sé que tarde o temprano habrá que explicarlo todo, pero ahora hay otras cosas más importantes que hacer. Me despido de él y del enfermero e, incapaz de esperar a que llegue el ascensor, me lanzo escaleras arriba rumbo a la tercera planta.

Abro con cuidado la puerta de la habitación 56; la espera ha sido larga hasta que me han dejado entrar. Allí dentro está la enfermera y las dos chicas, que están despiertas. ¡Qué alegría verlas así!

- Buenos días ... -saludo a todas. No sé muy bien que decir. Hace unos días no las conocía de nada, y ahora, después de haber vivido todas aquellas situaciones límite y volver a encontrarme en un entorno normal, me siento confuso.

- Hola Luna ... -es lo único que se me ocurre.

La luz del sol entra claramente por entre las cortinillas de las ventanas y, de repente, me siento terriblemente agotado. Me gustaría sentarme en el sillón y quedarme, poco a poco, irremediablemete dormido...

-Ah...si eso, no recordaba...que coñazo, sigo viva...

Movió algo las piernas.

-No estoy paralítica...-tras mover los brazos algo, y un poco el cuello- ni paralizada de por vida...-respiró profundamente-Ay, esto aún duele...

Se percató de que alguien había entrado al cuarto, aún andaba muy atontada como para tener los reflejos a flor de piel.

-¿Hmm? Ah, hola Dan. ¿Cuanto tiempo he dormido? Parece que Sophia aún esta algo hasta el cuello de calmantes. Ugh...que hambre, que sed -miró a la enfermera- quizá algo de comer esté bien. Pero siempre escuché que la comida del hospital es horrible, deje, ahora mando a este que acaba de entrar a buscar coca-cola y hamburguesas, ha de haber algun carro ambulante que las venda cerca espero. O algo...

Volvió a mirar a Dan, impertinente, como si este ya hubiese aceptado la idea.

-Que estas esperando, ¡ve! Que tu pareces estar bastante bien por suerte, ya puedes hacernos de mandadero. Tengo tanta hambre que creo que ese balazo me agrandó el estómago y necesito nutrirme bien para salir pronto de aqui -por fortuna o por desgracia, el balazo no le había matado la falta de tacto, ni el mal caracter, ni su habitual temperamento.

Miro a la enfermera y ésta mueve la cabeza, negativamente.

- Me parece, Luna, que tendrás que esperar aún unos días para darte un banquete -le contesto- Veo que ya te encuentras mejor.

Luna no ha perdido su encanto tras bordear las fronteras de la muerte. Mi corazón se acelera al mirarla.

Después me vuelvo hacia a Sophia, que está con los ojos abiertos, pero con la expresión de estar completamente narcotizada. Me acerco a su cama y le pregunto:

- Y tú, ¿qué tal te encuentras, Sophia?

Miro hacia los vasos con agua, luego a la enfermera -a... a... a... agu...a...- murmuro, mi voz era algo ronca y me costaba levantar el brazo, aún me sentía debil y con un ligero dolor.

No prestaba atención a la conversación de Luna y Dan, pues, estaba concentrada en los vasos. Fruncía el ceño y su tuviera fuerzas, le habría gritado a la enfermera por el pésimo servicio.

-Ouch...- me quejo cerrando los ojos, al parecer, enfadarme no me sentaba bien. Suspiro y abro un ojo para mirar a Dan ¿Que como me sentía? creo que mi rostro miserable lo decía todo. Le dedico una sonrisa torcida y fingida, claro. Le debía mi vida, pero primero necesitaba remojar mi garganta para agradecerle.

-Venga, que al final y me voy a morir de inanición -suspiró, aunque con cuidado porque cualquier respiración mas allá de la normal le era una molestia.

-Hmm, además parece que Sophia también apoya la moción. Le caería mejor un refresco que un poco de agua, estoy segura...

Se quedó contemplando al muchacho unos largos instantes, como si fuera a reprocharle algo. Luego añadió, altivamente.

-Tienes mas orejas que mi tío, que trabaja en el turno nocturno de vigilancia de un supermercado. ¿No has dormido? Ya vete a dormir entonces, que si te mando así quizá y tiras la comida antes de que llegue aqui. Ya te revisaron y eso, ¿no? Ten un poco mas de cuidado contigo mismo. Y vuelve luego, que sino me aburriré bastante aqui.

Queda claro que Luna está acostumbrada a mandar, y a que le hagan caso.

-Ya he llamado a mis tíos, de aquí a un rato vendrán a buscarme. (*) -le respondo cuando me ordena que me vaya a descansar.

Recuerdo cómo pude convencer a la recepcionista de que me dejase llamar a casa, ya que no tenía ni teléfono móvil ni una miserable moneda para llamar yo mismo.

- Creo que desde el propio hospital se han puesto en contacto con vuestras familias también -les comento a Luna y Sophia.

Decido sentarme a esperar a mis familiares en el sillón de la habitación. La verdad es que ningún médico me ha mirado, pero tampoco me parece que me ocurra nada grave. Simplemente estoy... terriblemente cansado.

- Tendremos que explicarlo todo ¿no? -le digo a Luna desde ahí- A la policía, quiero decir. Lo del laboratorio, lo de Alen, todo... Habrá un juicio y todo eso. Quiero decir que..., bueno, supongo, que nos volveremos a ver...

O si no, yo..., bueno, mañana... volveré por aquí a ver cómo estáis... ¿vale?

-Si bueno, mas te vale. Aún quiero un café irlandés desde que nos despertamos, y recuerdo que también querías de eso. Con algo de suerte y hago que me lo invites, ¿no?

Si bien seguía con su gesto brusco, estaba mas suavizado con...¿sociabilidad? Se acomodó bien en su lecho.

-Pues supongo que si...lo que me pregunto es porque el cabrón dijo que había ganado, estaría delirando digo yo...Oye...¿y Andrue? ¿Esta en una habitación separada? Hay que admitir que el casanova se portó bastante bien, aunque a lo último se durmió antes que nosotros.

Menudo subidón, tomar un café con Luna.

- Eso... eso está hecho... conozco una cafetería estupenda que preparan unos irlandeses geniales.

Esa perspectiva borra de mi cabeza las pesadillas vividas y me devuelve a una feliz realidad.

-Esto, Andrúe... sí, creo que es justo decir que en gran parte estamos vivos gracias a él pero ... -hago una pausa triste- ... bueno, cuando lo cargamos en el helicóptero, ya estaba muerto.