Partida Rol por web

El animal no aguanta más tiempo vivo y de un último grito agonizante, cae muerto.

Pero antes de que el ánimo por la victoria os llene, sentís unas miradas y nos pasos sigilosos que se dirigen hacia vosotros.

De entre los árboles, se empiezan a materializar varias figuras femeninas. Se acercan lo suficiente para que podáis verlas a la perfección.

Altas, rubias y delgadas, con orejas picudas. No os hace falta mucho para daros cuenta que son elfas del bosque.

No van armadas, sus rostros son serenos y os hablan con calma

No venimos a pelear. Venimos a saber. ¿Quién sois? ¿Por qué os habéis internado en este bosque? Corréis mucho peligro. Esos pequeños osos lechuza no son nada comparado con lo que os podéis encontrar aquí

Esta zona se mantiene a salvo gracias a nuestra magia. Pero por desgracia, se nos acaba.

Esperaremos a vuestros compañeros para hablar del Señor del Castillo. Mientras tanto, ¿queréis comer, beber? Si estáis heridos, lamento decir que no podemos usar nuestra magia para sanaros, no tenemos suficiente.

Hemos ido a vosotros porque un peligro os rodea. Algo os está acechando, y me temo que el Señor sabe que vais en su busca

Estuve pendiente de lo que nos rodeaba y no noté ninguna presencia acechando, y créeme, pocas cosas se me escapan. ¿Puede que el Señor del Castillo use la magia para acecharnos?

Sarita parece ser que el señor del castillo debe controlar los animales y las plantas, así como todo el bosque. Supongo que cada paso que damos es avisado. 

Si esto es así, como decís, es probable entonces que vosotras esteis ahora en peligro. ¿No creeis?

¿Quiénes sois bellas damas? -empezó diciendo Kalehid ante la repentina aparición de aquellas mujeres. -Estamos aquí para derrotar al Señor del Castillo que tiene atemorizado a la Aldea del Loto. Sabemos que el camino no será fácil pero no podemos dejar a sus pueblerinos a mercer de tal mal Señor. Yo, Kalehid, príncipe de Romualda, defenderé a éstos pobre indefensos en su lucha contra el mal. -añadió con voz de interesante, haciendo énfasis en la parte de sus  títulos.

Morgana se sienta a esperar, golpeandose el brazo con la puntas de los dedos con impaciencia.

Adélaïde desmonta del caballo y lo deja pastar en unas hierbas de al lado mientras espera en silencio a que lleguen los demás.

La cosa se ponia interesante por un lado, pero aburrida por el otro. Estaba lleno de mujeres hermosas en medio del bosque, pero faltaba la emocion de la batalla. Mucho blablabla y de aquello nada, pensaba un poco tacirtuno Kalalo. 

Quizas los extraños Etelminas y Valanoseque la estaban pasando de maravilla con la rebelde Elnora y el aqui, viendo tanta comida y pasando hambre. 

De todas formas habia algo que no le terminaba de gustar al guerrero. Asi que pidio permiso para ir a mear debajo de algun arbol y trato de espiar a sus nuevas "compañeras" elfas... 

Una de ellas se adelanta y toma la palabra

Somos elfas del bosque, druidas que cuidan a las criaturas. El bosque nos informó que unos extraños habían entrado. Y teníamos que comprobar si erais enemigos o amigos.

Acompañadnos a nuestra aldea. Habéis dicho que venís a combatir al Señor del Castillo. Creo que allí os podrán contar algo de él.

Además, vuestros compañeros están allí esperándoos. Adélaïde con su hermoso caballo, Enya, ahora transformada en rinoceronte, el guerrero Kalalo, más interesado en nosotras que en cualquier problema, la joven y tosca Morgana y la bella y desconfiada Sarita.

Queremos hablar con vosotros e indicaros el camino para llegar al castillo, pues el bosque puede ser mortal para aquellos que no lo conocen.

¿Venís? Seguidnos

Las elfas se dan la vuelta y con pasos sutiles y sencillos comienzan a caminar. La naturaleza parece apartarse a su paso, facilitando vuestro caminar.

Tras lo que os parece un camino largo, llegáis a un lugar lleno de magia. Veis a otros elfos caminando de un lado a otro, todos con sus compañeros animales. La naturaleza allí es impresionante de lo bella que es.

Estamos en el corazón del bosque, nuestro hogar. De momento, es el único lugar que no está corrupto por el Señor del Castillo

Y allí, como os habían dicho las jóvenes elfas, están vuestros compañeros

Despues de seguir durante unos caminos que, sin la ayuda de las elfas, hubiésen sido casi impracticables llegaron a su hogar.

Kalehid impresionado por la belleza del lugar queda paralizado unos segundos. Entonces con un movimiento rápido le ordeno a sus subditos que guardásen las armas y esperásen su regreso. Dudo que sean bienvenidos aquí. pensó para sus adentros mientras empezaba a andar, detrás de las elfas, hacia sus compañeros.

Veis cómo llegan el resto de los compañeros. Todos volvéis a estar juntos de nuevo. 

Os agrupáis y una elfa comienza a hablar

Gracias por estar aquí. Es hora de hablar del Señor del Castillo.

Hace tiempo, nuestra comunidad era libre. Todo el bosque era nuestro hogar, nuestra casa. Nosotros cuidábamos al bosque, y el bosque nos cuidaba a nosotros.

Tiempo después, los humanos llegaron y rodearon nuestro bosque. Teníamos miedo por lo que pudieran hacer a nuestro hogar, así que enviamos mensajeras a cada uno de los pueblos. 

Nos trataron bien. Buscaban madera y alimentos. La madera les dijimos que los viejos árboles se la entregarían ellos mismos, y así hacían. Cada mañana, encontraban cerca de sus puertas, a los pies del bosque, la madera que necesitaban.

Por los alimentos, les permitimos cazar, pero sin penetrar nunca en nuestro hogar. Todas nosotras tenemos un compañero animal, no podíamos permitir que les ocurriera algo malo...

Acarició a la pequeña ardilla que llevaba en el hombro.

Pero no todos los humanos siguen los pactos. Uno de ellos entró en las profundidades de nuestro hogar. Uno de nuestros compañeros estaba allí, jugueteando con su compañero. Era un pequeño tigre, de una piel muy bella.

El humano era muy codicioso. Sacó una flecha y disparó... Atravesando la garganta del animal. Nuestro compañero lloró, pero sus lágrimas eran de furia y dolor. Alzó las manos y utilizó su increíble poder mágico contra el humano, que se deshizo sin dejar rastro.

Nuestro compañero volvió abatido al corazón del bosque. Intentamos consolarlo cuando nos contó lo ocurrido, pero su pena era demasiado profunda.

Antes de que nos dieramos cuenta, le habíamos perdido. Su corazón se tornó negro como la maldad. No quiso tomar un nuevo compañero y comenzó a usar magia que nosotros desconocíamos...

Hasta que un día, desapareció. Pudimos seguir el rastro hasta ese castillo, antiguamente abandonado. Al entrar, nos atacó con fieras salvajes del bosque. Perdimos a algunos compañeros

Una pequeña lágrimas surcó su mejilla.

Desde entonces, nos ha estado atacando. Hemos tenido que concentrar nuestra magia para levantar un escudo defensor, pero no nos queda mucho poder

- ¿Pero su ira no es contra los humanos? ¿Porque es hostil contra vosotros tambien?

Humanos, elfos, son todos igual, nunca te puedes fiar de una criatura inteligente, y menos si utiliza magia.

La verdad es que se agradecía estar en un lugar seguro... aunque solo fuese en apariencia... y la apariencia de aquellas mujeres no estaba nada mal. Iba junto a Kalehid, pero los ojos se le desviaban.

Y allí estaba el resto del grupo, al menos todos estaban bien.

En aquel momento, una elfa se dirigió a ellos y les explicó la situación. Ni siquiera se presentó, sin duda por los nervios que debía estar pasando.

Etelimas observó un momento a Elnora cuando soltó su falacia... ¿Problemas con magos en el pasado? Luego se dirigió a Morgana.

-Probablemente vuelque su odio por igual tanto a los humanos como a aquellos que les permitieron acercarse al bosque.

Sea lo que sea el trauma que tiene el Señor del Castillo ese, está causando mucho mal en esta tierra, y haciendo sufrir a mucha gente. Estoy segura que a nuestras anfitrionas le interesará contratar nuestros servicios para erradicar el mal que las aflige.- Sarita puso la mejor de sus sonrisas cuando dejó caer su sutil propuesta

Fuimos su familia. Nos pidió venganza contra los humanos y nos negamos. El error de uno no debe ser pagado por todos dijo la elfa

Ante la ocurrencia de Sarita, la elfa se sorprendió

¿Contratar? Somos elfos del bosque, no hemos salido de aquí. Vivimos por y para la tierra que nos rodea. ¿Cuál es tu idea para que te paguemos? ¿Oro? Me temo que no tenemos. ¿Tierras? No nos pertenecen, no son nuestras. Son de la naturaleza.

Para llegar al castillo os podemos indicar caminos que son ocultos, pero llevan directamente hasta allí. La última vez que lo comprobamos, estaban libres, no había peligros, pero no podemos asegurarlo ahora

Pues a que estamos esperando, vayamos a patearle el culo a ese "Señor del castillo". - dijo Adélaïde mientras montaba de nuevo en su caballo.

Sarita se encogió de hombros...había que intentarlo.- pensó.

Indicadnos el camino entonces