Partida Rol por web

Vundav permanecía callado. La situación de Arden era estable, pero al brujo le preocupaba su compañera.

Esta criatura tenía algún tipo de pacto con alguien, tal y como posiblemente en breve él mismo tendría que hacer. Un pacto es algo sagrado para los brujos y él no estaría dispuesto a que se rompiera así como así.

Además, tenía un conjuro de área. Por muy invisible que fuera se vería afectado por el mismo. Pero no quería ser agresivo, de alguna forma habían abandonado a la criatura y eso era impensable desde su punto de vista.

- Yo no te voy a engañar - se decidió el brujo al final a decir - soy estudioso de los pactos con criaturas y aquí hay algo que no me cuadra. Si conseguimos el contrato te prometo ver las condiciones en las que fue estipulado y en función de ello tendrás toda mi ayuda, pero sin saber más no sería honrado por mi parte prometerte nada más.

- ¿Sabes el nombre de la persona que te ató y las condiciones?

Después se dirigió a sus compañeros.

- Quiero volver a ver los papeles que encontramos ¿los tenemos por aquí?

- Juro que buscaré a los magos que dices siguiendo cualquier pista que obtenga de este lugar o cualquiera que los haya conocido, y que si encuentro ese contrato será tuyo siempre y cuando no nos perjudique... a cambio de que nos dejes ocupar este lugar y elimines el veneno de la sangre de nuestra amiga.

- Aparte, deseo que seas libre si esa es tu voluntad, no dudes que te ayudaré a ello si eres recíproco con nosotros.

No le caía mal la criatura, solo la había escuchado hablar pero había algo en ella que le resultaba gracioso. Su situación también era de lo más peculiar, atada a este lugar por un contrato. No querría estar nunca en una situación así, pero parecía encajar a la perfección con ese ser.

Mishima trataba de seguir la pista de la criatura mientras hablaba, pero no era fácil. Escuchó también a sus compañeros como aceptaban, en mayor o menos medida, pero lo cierto es que no estaba muy de acuerdo con ello.

Si te han atado a este lugar habrá sido por algo ¿no? Aunque no sé como se hace no creo que sea algo fácil, y por lo que sabemos de la gente que habitaba el lugar antes creo que deberían tener una buena razón para ello.

Se inclinó en la dirección que creía haber escuchado por última vez a la pequeña.

No te voy a dar ninguna promesa. Pero sí tienes mi palabra de que si encontramos esos papeles los estudiaremos, y si veo que eres una criatura benigna haré lo posible por ayudarte.
Mientras tendrás que ser una con el cosmos y confiar en que ahora mismo nos viene bien una asociación y que nos ayudemos mutuamente.

Sonrió.

Y lo cierto es que no tienes mucho donde elegir. Después de todo, aunque este sitio nos viene bien, siempre podemos irnos a otro y dejar que vengan a buscarte personas menos amables y comprensibles que nosotros.

A Nikkha nunca le había supuesto un problema dar su palabra. al fin y al cabo era una palabra y ella tenía muchas en su interior asi que una más no era un problema y la gente se quedaba muy tranquila cuando la obtenían. Así pues, la joven semielfa los usaba como las herramientas de un ladrón, para abrir puertas que habitualmente el honor mantenía cerradas. Sin embargo, también sabía que determinadas palabras tenían Poder, como podía ser el nombre de algunos seres, los canturreos de un mago o sus propias Odas y en ese momento se estaba hablando de "ese" tipo de palabras. 

-Es decir... que si no hemos jurado nada ahora ¿podríamos irnos como dice nuestro compañero y dejarle caer esa información a la guardia o al alcalde ¿no?- Optó por apoyar la premisa del monje- Mira ¿por qué no nos llevamos bien y cada uno se mete en sus asuntos? Con buena voluntad y sin obligaciones las amistades florecen mejor... y los amigos se ayudan unos a otros. No queremos causarte daño, pero NECESITAMOS este sitio y todos necesitamos mantener las narices de la guardia fuera de aquí.- La bardo dejó unos momentos de suspense para aumentar el drama antes de continuar- Tal y como yo lo veo una simbiosis nos resultaría muy beneficiosa y créenos, aquí nadie te va a atar a nada- finalizó para que la criatura estuviera tranquila. Ellos no iban a ser como aquellos que la habían hecho firmar ese tratado, estaban allí para romper las cadenas de la opresión no para crearlas. 

La voz de la criatura seguía escuchándose de arriba, esta vez se tomó unos segundos para pensar, rumiando lo acontecido tantos años atrás, sintiendo el pasar del tiempo lento, allí en el establo maloliente. Aunque no se la podía ver, negó con la cabeza.

- De acuerdo, ese es el trato, podréis quedaros aquí si buscáis el contrato y me lo entregáis. El contrato me ata a este lugar y si no cumplís vuestra parte preferiré destruirlo todo que permanecer aquí engañada.

Se escuchó un manojo de paja desplazarse en lo alto, la figura se había detenido ahora dejando otra vez que el silencio se apoderara de ella. Vundav se dedicó a dar alguna vuelta en su cabeza a la idea de los documentos, estaban en posesión de Rexus, que pensaba dedicarse a su estudio y desencriptado. El noble se había quedado atrás, en el Nido de Avispas, la base de operaciones del recién nacido grupo de rebeldes.

Un poco después, la elfa volvía a sentir su cuerpo, liberándose de la pesada sensación, había notado como si se encontrara anclada al suelo, con un gran peso inhabilitándola por completo. Ahora respiró profundamente, llenando de aire los pulmones: podía moverse de nuevo.

El silencio se hizo opresivo mientras nadie decía nada. La misión había sido un éxito, pero la segunda parte empezaba ahora. Los fugitivos estarían en busca y captura durante un tiempo y posiblemente tanto Evram como él también lo estarían por ser familia directa de uno de los encausados.

Y, al menos de momento, no podían ni pensar en acercarse a su casa. Tenían que confiar que las mujeres estuvieran bien.

- Hay que pensar los siguientes pasos. Los fugitivos no pueden, de momento, salir de aquí. Estarán buscandoos y tienen vuestra descripción. Evram y yo podríamos con un buen disfraz, pero es arriesgado.

- Lo ideal sería usar la ruta de escape - ante desconocidos, Vundav prefirió no nombrar diréctamente la posada - para sacarlos de la ciudad, pero tendrá que ser en uno o dos días, hoy es muy arriesgado.

- Necesitamos comida, bebida y un mínimo para pasar la noche, mantas y similares. Propongo que los que menos se hayan dejado ver vayan por suministros.

- Y quisiera también que alguien se ponga en contacto con nuestro amigo que se llevó los papeles - intencionadamente omitió el nombre de Rexus - y le indique que buscamos un contrato. Yo buscaré por aquí y en el sitio donde estaban los otros papeles.

Se dirigió también al ser que custodiaba el local.

- Sería bueno que te dejaras ver y me ayudases a repasar todo el local, tenemos tiempo de sobra ya que yo me voy a quedar de momento.

El cabeza de familia de los Thell miraba alrededor desconfiando de ese lugar, notándose además a disgusto. El propio olor era difícil de soportar y la visión sólo arrojaba imágenes de suciedad.

- Creo que lo mejor es que la familia abandone la ciudad hasta que vengan tiempos mejores. No va a servir el ofrecimiento de Vela, pues ella vive aquí. Nos alejaremos para ponernos a salvo y lograremos que el inquisidor se marche, pues eso permitiría nuestra vuelta.

Dirigió la mirada a su hijo mayor, quien iba a tener que ayudarles en la tarea.

- Hemos de ayudar a estas personas, juntos hay que enfrentarse a ese loco que quiere aferrarse al poder.

Evram se mostraba conforme y contaba a su vez con la ayuda de Vundav. En los pocos meses que había estado aquí se había forjado una buena relación entre ellos que ahora crecía incluso más.

La joven extranjera observaba y trataba de entender todas las palabras que los demás compartían. Su marcado acento difería bastante del común aunque en cierta manera era también muy musical.

- Quieren luchar, yo ofrezco mi espada si se me paga, de hecho debo comprar armadura, espada y escudo pues he quedado desarmada.

Era más bien bajita y no llevaba equipo, lo que no ayudaba a determinar lo bueno que podría ser su aporte.

Elías mostró una expresión algo disgustada por la aportación de Itzá, no parecía entender lo que se jugaban, o no le importaba en absoluto. El guerrero por su parte semejaba dispuesto a echar una mano y aunque no decía nada, se le veía más atento y en posición más cercana a los demás, interesado y tratando de ser partícipe.

Era Jacob quien se mantenía más distanciado y disconforme con la situación, su mirada era fría, alejada, no parecía querer saber nada de todo ese asunto.

Vraris recogió el guante que lanzaba aquella exótica mujer, lanzado anteriormente por Vundav. Reconocía el ímpetu de la juventud en varios de los presentes y en estos tiempos era necesario que gente como ellos empujara en la dirección correcta.

- Yo aportaré dinero para que podáis trabajar en buenas condiciones.

No tardó en poner a su disposición otro de sus recursos, ya no era sólo su propio hijo sino que pondría a disposición de aquél grupo las monedas suficientes como para mantener la infraestructura. En su oferta parecía incluído el coste del equipo que pudieran necesitar los otros prisioneros.

- Te pagaré ese dinero, muchacha, si trabajas para mi hijo a partir de ahora. Le guardarás las espaldas, si aceptas esa responsabilidad podemos seguir hablando.

Itzá asintió a aquellas palabras, a sus oídos estaba recibiendo un trato que podía ser interesante.

La figura invisible no respondió a las palabras de Vundav, seguía fuera de la vista, protegida por sus habilidades arcanas.

Había aumentado el número de los que formaban la resistencia gracias a los prisioneros rescatados, e incluso el grupo tenía a dos nuevos miembros con Evram y la extraña mujer que ahora trabajaba para él gracias a su padre.

- Está bien, si vos os encargáis de hacer lo posible desde fuera nosotros lo haremos desde dentro. Respecto a ese "duende" si encontramos su contrato usaremos este lugar para ocultar temporalmente a cualquiera que lo necesite. Quizá también tenga escondidas algunas sorpresas pues fue refugio de Cuervos hace tiempo.

- Estamos en un punto muerto, salvo lo que descubran los hermanos que encontramos acerca del nuevo alcalde no disponemos ya de ninguna pista a seguir. Será mejor que aprovechemos este tiempo para reponernos y afrontar con más energías nuetros siguiente paso.

Ya cuando nadie lo podía escuchar salvo sus compañeros, propuso.

- Sería buena idea enviar a alguien a la posada para ver qué sabe Laria. Allí corren las noticias y seguro que la calle sabe cuál será el siguiente paso de los Thurne.

Finalmente se llegó a un acuerdo con la diablilla aquella. No era el mejor, pero tampoco el peor. Podía conciliar aquello. Como no había mucho más que hacer el monje se dejó caer del altillo al suelo como el que baja un escalón, más o menos.

Se acercó a Arden la cual ya se empezaba a mover de nuevo. Aliviado por ello escuchó a Norwind.

Supongo que Arden, Nikkha y yo somos los más discretos. Podríamos acercarnos y averiguar si se cuece algo. Además seguro que a Arden le viene bien tomar el aire.

Por no hablar de alejarla de la pequeña criatura al menos hasta que se le pase el comprensible enfado.

Vundav asintió pero no parecía muy convencido.

- De acuerdo. - Y ya dirigiéndose directamente a su padre y su hermano - ¿Le decimos algo a Vera? No deberíamos salir, pero tenemos que hacerle ver el peligro que están corriendo. Si las toman como rehenes no tendremos opción.

Nikkha se alegró al escuchar que tenían nuevos contactos pero para la joven se hacían aun pocos. Estaban intentando derribar a al tirano de una ciudad entera cuyos rejos probablemente se extendiesen más allá de la misma, necesitaban apoyos y sitios en los que pudieran esconderse. 

-Me parece bien ir a preguntar que es lo que se está cociendo pero deberíamos aprovechar para explorar un poco en busca de más contactos y refugios en los que poder preparar la resistencia contra el tirano- propuso mientras sacaba su kit de disfraz. un mendigo llamaría mucho menos la atención que una bella semielfa parlanchina. Y también le serviría para escuchar conversaciones sin que nadie sospechase

Miré a Mishima, agradeciéndole el comentario, y asentí mientras me dirigía al exterior. No pude evitar una mirada de rencor por encima del hombro hacia donde suponía que se encontraba la criatura que me había dejado paralizada. Si no estuviera mágicamente oculta tal vez habría reaccionado de otra forma, pero dadas las circunstancias, lo mejor era irse lo antes posible.

- Sí, de todas formas yo tengo que empezar mi nuevo trabajo en la posada de Laria - les recuerdo mientras abro la puerta con un poco más de fuerza de la estrictamente necesaria, no tanto por el enfado como por la necesidad de probar mis músculos ahora que puedo volver a disponer de ellos.

El enorme guerrero escuchó los planes que iban debatiéndose entre los miembros del grupo. Estaba claro que Vundav tenía razón, no podían salir ahora. Los guardias de la ciudad seguramente estarían como locos buscándoles, si abandonaban el refugio estarían suicidándose.

 -Yo me quedo. A diferencia de muchos de vosotros, soy lo contrario a la discreción. Los guardias no tardarán nada en reconocerme y venir a por mí, por lo que creo que será mejor que me quede con el resto de los fugitivos.

Además, así podría protegerlos en caso de que vinieran enemigos, ya que la mayoría de los prisioneros liberados muy guerreros no eran. La única que parecía saber dónde estaba parada en cuanto a peleas era la muchacha extranjera. Erik se acercó a ella y dijo:

 -¿Qué tal se te da manejar el arco, muchacha? Yo tengo uno que te puedo prestar por el momento. Después ya veríamos cómo abastecerte de armas y demás equipamiento.

Eso si la chica resultaba de fiar. Habría que procurar no perderla de vista si al final le prestaba algún arma.

Todo parecía por ahora en orden, los nobles pensaban en sus propios planes para abandonar temporalmente Kintargo, algo que no tendría porqué afectar a Vera aunque sí a Evram cuya intención iba a ser alojarse junto a Vundav en el nido de avispas.

Itzá miró al guerrero mezclando diversión con un deje de maldad, indicando que el arco le parecía buena arma. No tardaría en equiparse y andar también dentro de la base de los nuevos rebeldes, en tanto que Elías por ahora permanecía en el establo.

Al llegar a lo que era su base de operaciones, Rexus era el único que se encontraba abajo, repasando los documentos con la ayuda de unas velas. Los textos le parecían una extraña mezcla de diferentes idiomas, resultando que conociéndolos todos era posible encontrar algún primer patrón. Había apartado la factura de la compra de patatas, que era el único legible pero demasiado mundano. Aún así, no lo tiré pues existía la posibilidad de que ese papel pudiera contener alguna clave útil para el desencriptado.

El sonido sobresaltó al noble, quien se acercó al grupo al momento.

- Bienvenidos de nuevo, espero que todo fuera bien. He estado observando los papeles mas por ahora no consigo gran cosa. Veo que para la encriptación han usado varios lenguajes eso sí, por suerte mi educación me facilita la comprensión de todos ellos. Incluso con eso las frases no tienen sentido de manera que tendré que dedicarle más tiempo.

Se fijó en Evram.

- Te conozco, joven Thell, siento curiosidad por saber qué circunstancias te han traído hasta aquí.

Estrechó la mano del otro noble.

- Lo que sí estoy seguro es que esos documentos pertenecen a los Cuervos Plateados y espero que puedan resultar de alguna ayuda. Es posible que nos permitan seguir sus pasos.

Indicó con claro interés en la historia de aquél antiguo grupo que se resistió exitosamente a los Thrune durante largo tiempo.

Tras dejar atrás a algunos de los prisioneros liberados, regresaron al nido de avispas. Aunque Vundav seguía sin confiar en la criatura las circunstancias mandaban y tuvieron que dejarlos a su cargo.

Rexus seguía trabajando con las diversas notas, no había perdido el tiempo pero tampoco había conseguido grandes avances.

- Rexus, necesitamos encontrar algo parecido a un contrato de vinculación. - Como brujo era algo que estaba estudiando. Aunque aún no había podido hacer el suyo, cada vez estaba mas cerca de conseguirlo* por lo que quizás, aunque no entendiera el lenguaje, podría identificar algún símbolo en alguno de los papeles que le permitiera identificar el contrato.

- Sería genial disponer de algunos libros y continuar los estudios... - se lamentó, no quería dejar de estudiar, necesitaba conseguir la vinculación que le daría acceso a su poder verdadero.

Se preparó para ayudar a Rexus.

- ¿Sabemos algo de Evan y Aila? Quedaron en que nos ayudarían con funciones de reconocimiento y ahora sería un buen momento.

Vundav quería saber que tal le iba a los hermanos.

Una vez todos en el Nido de Avispas Mishima se dispuso a descansar un rato, tras asegurarse de que Arden estaba bien del todo. Él no había sido herido en el combate, sobretodo prque fue bastante corto aunque intenso, pero siempre venía bien aprovechar los momentos tranquilos para hacerlo.

Escuchó de fondo tanto a Rexus como a Vundav, pero lo cierto es que lo suyo no era de leer montones de papeles que seguramente ni entendia. Y no quería volver a salir estando la liberación de prisioneros tan cercana. Así que si tenía que quedarse allí encerrado prefirió no molestar. Buscó una esquina no muy sucia y se sentó con las piernas cruzadas y cerró los ojos, aunque no parecía dormir.

El noble prestó atención al joven rubio de facciones angelicales, le hablaba acerca de seguir sus estudios algo que veía con buenos ojos aunque no entendía los detalles que habían detrás, pues Vundav seguía unos pasos complejos y peligrosos que no eran para cualquiera.

- Quizá alguno de esos papeles sea un contrato pero lo firmaran encriptado también.

Comentó como una de las opciones aunque la criatura del establo no había hecho alusión a un detalle como ese.

- Me temo que no sé nada de los hermanos, se marcharon para hacer algo así que si vuelven será ya para dormir.

Rexus había estado absorto en los papeles y el resto del mundo no le había interesado en ese tiempo.