Partida Rol por web

Seguía con la espada en alto cuando el enano cayó al suelo, no sabía si estar mas sorprendido por lo que había pasado o por la tranquilidad del gnomo que se había tomado la situación de la forma mas natural del mundo, como si esas cosas pasasen todos los días. Viendo que Ugrum parecia encontrarse bien se relajó un poco no sin antes echar un vistazo al rededor para comprobar que todo estaba en orden y sin mas fantasmas -Algún día sir Crooding tendrás que contarnos lo mucho que pareces saber sobre fantasmas-

Corrí de nuevo hasta las letrinas para avisar a Níniel y Jaskier.

 ¡Es uno de ellos!¡Uno de los siete enanos! - Exclamo emocionado. - Lo he visto todo ¡TODO! Y no era un sueño… ¡Por Moradin que no era un sueño! – Poco a poco me voy dando cuenta de lo que supone todo esto, un verdadero privilegio - ¡Una verdadera bendición! - Vivir en primera mano un episodio tan importante de la historia enana… Los ojos me brillan de la emoción. – Yo era él… ¡No! Él era yo… No, bueno, lo mismo da que da lo mismo. Perdonarme, es que estoy muy emocionado. – Me levanto del suelo y empiezo a buscar en el techo, por donde el clérigo Kerrin me dice que ha desaparecido el espíritu. - ¡Gracias!¡Gracias! – Grito al aire dejándome llevar por la emoción del momento. - Sabio Kerrin, el es uno de los siete enanos que murieron matando a la dragona liche, aunque había muchísmos más, cienes y cienes de enanos muertos esparcido por este mismo lugar. Llevaba consigo una caja, todos los enanos le jaleaban e indicaban el camino hacia la dragona. El corría y corría… llevaría días corriendo. – Mi tono de voz va pasando de alterado a épico a medida que continúo el relato. – Allí estaba ella, la dragona. Nuestra raza apenas podían contenerla. Intentaban someterla atándola con cadenas pero ella se resistía como el diablo que era. Otros tantos la golpeaban con escasos resultados. - Llegado al climax del relato, tengo que hacer verdaderos esfuerzos para evitar que salte una lágrima tonta. - ¡OH! Fue tan valiente enano… Una clériga le señala a donde tiene que ir: Justo debajo de la dragona. Allí yacía ella: la joya. Y fue, y fue. Consiguió ponerse justo debajo, coger la joya y…– Me paso el brazo por los ojos, había sido tan intenso todo. De alguna manera yo había muerto con él. – Fue lo último que hizo. Mientras la dejaba caer sobre la caja, las terribles garras de la dragona le traspasaron como a un muñeco de trapo... – Niego con la cabeza tristemente y vuelvo a buscar en el techo, lamentándome. -  Terrible suerte la del enano. Podía sentirlo… El sabía que iba a morir… Y lo hizo. Solo un enano noble, como los de su clase, señor Kerrin, sería capaz de ese sacrificio.

El clérigo se queda quieto un momento intentando entender todo lo que el explorador cuenta - Evidentemente habeis vivido la muerte del fantasma - asegura sin saber si es cierto, pero suponiéndolo - La caja... la joya... recordais exactamente como eran? quizás esa sea la ayuda que nos quería brindar - comenta pensativo, acariciándose la barba

Kerrin esta contento con estas nuevas pistas, aunque no sabe como utilizarlas - Y el lugar... decís que era "aquí". Era exactamente "aquí" - golpea con su recia bota el piso - o otro sitio dentro del enclave? quizás exactamente en ese lugar deberíamos buscar... si esa caja y esa joya... Ya se! - exclama al atar cabos - Esa joya era el alma del dragón... claro! había que destruirla para matarlo! pero... entonces... no lo se... no entiendo nada - finaliza el enano, con sus capacidades deductivas agotadas.

 ¡Oh, no! De ningún modo…– Me sorprendo ante la ocurrencia del enano. – ¿Como iba a caber aquí todo un dragón entero? No. Estaba bajando unas escaleras, detrás de las puertas negras, muy muy abajo. – Un escalofrío recorre mi cuello al recordar la batalla. Ese terrible crepitar de hueso de la dragona… – Murieron tantos enanos… ¡Debemos acabar cuanto antes con esa bestia, por todo lo sagrado! -

Antes de que Jureb hablara, volvió a aparecer Eyholf con el semblante pálido como la luna. Venía jadeando y con los pelos de sus sienes algo encrespados...como si...como si hubiera visto un fantasma. Jureb cerró sus labios al ver aparecer a Eyholf en la sala común, quizás se demoraría algo más la entrada a las denostadas letrinas. Jaskier, que permanecía atento a los sonidos que pudieran venir del Templo, pudo discernir las voces a gritos de Úgrum; no apreciaba sus palabras, pero sí su entonación: eran voces de júbilo y de emoción las que el enano explorador estaba profiriendo; entonces ¿A qué tanta preocupación tanto en la llamada de Ator como en la cara de Eyholf?

Con la mano en el quicio de la puerta y sosteniendo firmemente el hacha con la otra, el joven trató de modular su voz para evitar que los prisioneros captasen más de la cuenta, aún cuando hablara en élfico.

Esto es de locos... al llegar al templo encontré a Ugrum suspendido en el aire y con los ojos ardiendo desde dentro con un fuego sobrenatural. Mi primera reacción habría sido la de asestarle un hachazo si no hubiese visto al gnomo con un cucharón en la mano y charlando tranquilamente con el enano.

Lo... lo se. Es de locos... pero os juro que esto es lo que he visto. No se que demonios a ocurrido pero el viejo enano a vuelto a la normalidad en un instante y Kerrin y Ator hablaban de un fantasma. Creo que deberíamos volver con nuestros amigos.

Tal vez la voz mostrase normalidad pero el rostro del joven evidenciaba más de lo que él hubiera deseado.

Permanezco prácticamente encima del cuerpo del enano mientras se recupera de su fabuloso transito en el mundo de los espíritus benignos, ¡envidiada existencia la suya! Sus primeras palabras me desconciertan, parece que no recuerda nada, pero yo no esperaba esto, sino un relato épico que encandilase a las masas fervorosas esperando un discurso alentador en sus pobres vidas monótonas. Durante unos momentos dude a cerca del poder de la negociación enana, un buen puñetazo podría aclararle las ideas y decantarlas hacia mi historia, pero por suerte para mis nudillos, (todo el mundo sabe que los huesos de un enano son suficientemente resistentes como para que te hagas mas daño que ellos al golpearles), su mente recuerda lo acontecido y sus palabras comienzan a fluir con emoción de entre sus barbas.

Lo sabia... dejando espacio para que se ponga de pie y pregunte por su espíritu poseedor, dejo la cuchara de palo en la mesa de madera y comienzo a dar saltos atolondrados mientras repito la tonadilla de la canción de los enanos. Valerosos enanos que partieron y dejaron su propia vida de lado para salvar el continente. Ugrum habéis pasado por una de las experiencias mas envidiadas en la vida de todo bardo, poder asistir a los acontecimientos en persona para después poder narrarlos con mas entusiasmo. Abrazando al enano por el cuello le estrecho mientras con un suspiro ensoñado pienso en voz alta como me hubiese gustado ir con vos en esa aventura.

Escuchaba atónito las palabras del gnomo -pues yo la verdad prefiero tardar en encontrame entre los espiritus-, dijo con respeto a las palabras del bardo, el problema ahora es que yo si que no entiendo nada, el enano se metió debajo de la dragona para coger la joya pero esta le mató, entonces al final donde esta la dichosa joya, ¿nos hace falta?-

Si no hubiera sido por la palidez del rostro de Eyholf y la tensión de sus rasgos, hubiera pensado que les estaba tomando el pelo, pero no, había visto a Úgrum levitando, estaba claro. Exhaló el aire con fuerza y, antes de que hubiera terminado de digerir la noticia o empezado a preocuparse en profundidad por el explorador, llegaron hasta ella los gritos de júbilo del enano en cuestión. Fuera lo que fuese, parece haberse solucionado… murmuró en élfico, mirando a Jaskier asombrada, no tenía ni la menor idea de lo que estaba ocurriendo, pero todo el asunto al completo resultaba de lo más confuso.

Acto seguido, desvió la mirada hacia los soldados, ciertamente había uno en bastante mal estado, pero los tres parecían necesitar curación, aunque Jureb no la hubiera pedido para él, quizás sea mejor que nos acerquemos junto con los prisioneros para que puedan beber el agua de Moradin o a que los curen en la forma que sea, si el clérigo se ponía testarudo o se negaba, se dio cuenta de que ya a esas alturas daba lo mismo, habría que bregar con ello sobre la marcha o recurrir al gnomo y su varita. La situación se había complicado lo suficiente como para acelerar el proceso, pero no parecía haber peligro, con lo cual no había motivo para retrasar el compromiso adquirido.

Después se giró hacia Eyholf, de paso veríamos qué demonios está sucediendo, además de relatarles la información que hemos obtenido…

El enano se sorprendió a si mismo asintiendo a las palabras de Ator Quizás no es tan inconsciente como pensaba se dijo a si mismo antes de agregar en voz alta - La puerta negra... parece que terminará siendo nuestro objetivo... - sin embargo, Kerrin tenía sus prioridades - pero después que acabemos con esa dragona... espero que los elfos vengan de una vez... deberíamos descansar y hacer planes para eliminarla -

Con algo de reticencia agregó - Además quizás entre todos podamos sacar algo más claro de la ...eh... experiencia de Ugrum. Está claro que esa caja es importante... incluso quizás más que la joya... pero donde estará? - meneando la cabeza cabeza, confundido, terminó dirigiéndose al gnomo para hablar de algo que entendiera - Y vuestra comida... le falta mucho? -

Eyholf asintió a Níniel.

Yo llevaré a este, dijo acercándose al más herido y colocándose el hacha a la espalda.

Al acercarse miró a los ojos al soldado .- Tranquilo... solo voy a cogerte y llevarte a un lugar donde sanar tus heridas. Con cuidado pero con suma facilidad, el joven levantó al soldado como quien porta a un bebé, tratando de acomodarlo de forma que sufriese lo menos posible.

Yo ya estoy.

Me siento raro sufriendo el abrazo del gnomo sobre mí. Es la primera vez que me pasa esto, estas muestras de afecto espontáneas no se dan entre los de mi raza. Aunque por suerte he tenido la oportunidad de observarlas en algunos tipos de mamíferos. - Errr, si. Es… Es-tu-pen-do. – Si lo rechazara puede que se lo tomara mal. Será mejor seguir la corriente y esperar que acabe su pequeño ritual. Me limito a permanecer totalmente rígido, con los brazos pegados a los costados, mientras me aprieta. Creo que sonreír ampliamente también ayuda, así que estiro mi sonrisa todo lo que puedo. – Si lo vuelvo a ver le pediré que te haga lo mismo. –

Oh, no. – Respondo a Ator. – El enano si cogió la joya y la metió dentro de la caja. Claro que entonces ya tenía una garra del dragón atravesando su cuerpo.

Si, sabio Kerrin.- Coincido con su opinión. – Lo primero es lo primero y es acabar con ese maligno ser. Pero encontrar la caja también debe ser objetivo prioritario. Si nuestras sospechas, y las leyendas, son ciertas, es lo único que puede detener a esos malvados dragones liches. Moradin no lo quiera, pero si aquí han estado criando un dragón puede que en otro lugar… -

Jaskier estaba atónito ante las palabras del semielfo y el eco de la voz de Ugrum que parecía corroborar aquella increíble historia, pero qué no lo había sido desde que llegaran a aquel asentamiento. Algo estupefacto, sólo reaccionó al escuchar las palabras de Níniel dirigiéndose hacia él, parecía igual de impresionada, pero al menos tenía la rapidez mental para reaccionar. Encogiéndose de hombros volvió a la realidad, como habían dicho podrían comprobar lo que estaba sucediendo en breve, de manera que de nada servía hacer estúpidas conjeturas. - Jureb debes acompañarnos, son el resto de nuestros compañeros quienes pueden tratar vuestras heridas y seguro que encontraremos un lugar más apropiado para que podáis descansar.

Dicho esto el pícaro se apartó para dejarles pasar, dejando de lado las palabras de Eyholf, le preocupaba mucho más la reacción del resto del grupo pues aunque Níniel se había mostrado reticente en un primer momento, era una persona que sabía escuchar y actuar en consecuencia a su situación, incluso el bárbaro le había sorprendido, pero ambos a fin de cuentas portaban sangre élfica, desgraciadamente no era el caso de los enanos, en especial Kerrin, pues el explorador seguiría los edictos del clérigo y este era difícil de convencer cuando no imposible. Sobre el resto no pensó en demasía, pues Sir Crood con su inusual forma de ser seguro que no tendría reparos en conversar animadamente con los prisioneros, mucho más interesante sería observar la reacción de los otros humanos.

Mientras cavilaba vio como su compañero alzaba al humano maltrecho, bajo la atenta mirada de Jureb y la desconfiada atención del otro soldado. - Níniel avanza por delante con Eyholf, yo iré atrás cerrando el grupo.- Al decir esto y girarse vio de nuevo el pasillo que salí de la habitación, aquel camino que tendrían que recorrer antes o después para enfrentarse a la dragona, si aquellos soldados lo supieran no dudarían en llamarles ilusos suicidas y él no podría reprochárselo.

Sacudiendo la cabeza alejó aquellos pensamientos, debía centrarse ahora en los soldados, cada acto tenía su momento y lugar, si quería sobrevivir no debía tratar de abarcar todos los problemas a la vez o sucumbiría al peso de estos, de uno en uno era mucho más sencillo. Tratando de recuperar el ánimo sonrió a Níniel y Eyholf. - Espero que os hayáis hecho a la idea de la regañina que nos va a caer por parte de Kerrin cuando nos vea aparecer acompañados.

La primera en aparecer por la puerta del templo fue la elfa, seguido de Eyholf que llevaba entre sus brazos a uno de los prisioneros semidesnudo y sin grilletes; su aspecto moribundo y débil llama la atención y es por ello que quizás el bárbaro haya tomado la determinación de portarle. Tras Eyholf aparecen los otros dos prisioneros aún arrastrando los pies por las cadenas que llevan en pies y manos. Uno de ellos es jóven de piel blanca y pelo oscuro como el azabache. Su semblante es más tranquilo, pero serio y firme en el gesto; el otro mira con desconfianza a todos los presentes y se junta aún más al chico joven al ver a los ocupantes del templo. En último lugar aparece Jaskier que tras aparecer en el quicio de la puerta, buscaba con los ojos los de Kerrin.

- Pero que... - Kerrin se sorprende al ver la escena y pregunta - Porque los liberaron? Después de todo se supone que son enemigos... o no? -

El rostro demuestra sus dudas ante la decisión de sus compañeros, aunque en un principio parece que la acepta... sobre todo al ver que dos de los tres siguen esposados. Con calma, intentando, por una vez, no hablar antes de tiempo espera que le respondan antes de reaccionar.